La Voz De Dios, Cindy Jacobs

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14 había escuchado en mi corazón cuando estaba sentada en la roca en Prescott, Arizona, cuando tenía nueve años. «Cindy», dijo, «quiero que tomes tu cruz y me sigas. Te estoy llamando a llevar el evangelio a las naciones del mundo». Sinceramente no le puedo decir que estaba emocionada. Con toda seguridad no había entendido. Él debía haber querido decir que era Mike quien debería ir. Intenté negociar. Usted conoce el antiguo «Heme aquí Señor, envía a otro> >. Bien, ofrecí enviar a Mike en mi lugar y yo sería su mejor intercesor. De ninguna manera. ¿Se ha dado cuenta de cuan persistente puede ser Dios? Me habló de nuevo: «Cindy, no le estoy pidiendo a Mike. Te lo estoy pidiendo a ti. Te estoy llamando a ti como llamé a Jeremías a las naciones». ¡Fue como una bomba! Luché por espacio de dos años mientras caminaba, llorando noche tras noche. El pasaje de Mateo 10.37-39 sonaba constantemente en mi cabeza: El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. Durante esa época de lucha, me di cuenta de que una cosa era decir sí al llamado de Dios y otra abrazar ese llamado. Al fin, una oscura noche grité: «Señor, ¿por qué a mí?» La respuesta vino cuando abrí en el pasaje de Joel 2.28, 29. Con anterioridad di el cumplimiento del pasaje en Hechos 2.17, pero no lo completé. En la parte siguiente se lee: «Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne (...) Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días» (Joel 2.28, 29). « Cindy», dijo suavemente la tranquila voz de Dios, « si esa profecía se va a cumplir, necesito algunas siervas (o criadas, como se traduce algunas veces) y te he escogido a ti». De alguna manera el Señor tiene la habilidad de eliminar todos nuestros temores y dudas. Esa noche caí de rodillas y declaré lo que había dicho cuando tenía nueve años: «Heme aquí Señor, envíame. Seré tu criada para las naciones».

LA RESPUESTA AL LLAMADO Hablé de esta experiencia con Mike y oramos mucho juntos. Él escudriñó las Escrituras, estudió y me bendijo. En un corto período las puertas se abrieron para el ministerio. Desde entonces he tenido el privilegio de viajar por muchos países del mundo, predicando y profetizando a las naciones. Mike y yo hemos aprendido muchas lecciones grandiosas con el paso de los años. Él es mi protección y abrigo. Algunas veces bromeamos acerca de que escribiremos juntos un libro sobre nuestro caminar. A través de este libro hablaré con más detalles de mis altibajos, errores y bendiciones en cuanto a aprender a profetizar. Cuando empecé a escribir este capítulo me maravillaba de cómo a otros se les dirigió o llamó al ministerio profético ¿Tuvieron comienzos proféticos cuando niños? Mientras investigaba varias voces proféticas, me di cuenta de que sus historias eran tan variadas como las de los profetas de la Biblia. La conversión de Bill Hamon Hoy día, una de las voces proféticas de primera línea es el doctor Bill Hamon. Mientras lo entrevistaba pude notar una risita en su voz cuando le pregunté si había o no profetizado


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