La Voz De Dios, Cindy Jacobs

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145 Dios entraba donde él estaba y lo llamó por su nombre. He descubierto que ciertos ángeles parecen ser mensajeros que anuncian mensajes de Dios. Es interesante observar que aunque Cornelio era un hombre temeroso de Dios, no era cristiano. Las visiones y sueños dados a los incrédulos han sido un factor poderoso para que muchos lleguen a Cristo. Los intercesores de todo el mundo están orando y pidiendo a Dios que revele su Hijo a los grupos de gente que no se han alcanzado. Puesto que muchos de estos grupos tienen pocos o ningún cristiano que testifique, se debe tener intervención sobrenatural para que se vuelvan receptivos al mensaje del evangelio. La siguiente historia se tomó de la edición de septiembre/octubre de 1994 del periódico Fuera de vista de las Anglican Frontier Missions [Misiones Anglicanas de Fronteras]. El título del artículo es: «Los quashqui, ¡ya no son los menos evangelizados!» y narra una emocionante historia ocurrida en Irán: Durante un estudio semanal del Corán (como nuestros estudios bíblicos), un grupo de personas leía un pasaje que hacía frecuentes menciones a Isa (Jesús). En realidad, Jesús aparece en el Corán con más frecuencia que Mahoma. En este pasaje particular la frecuencia llamó la atención de esas personas. «Saben», se dijeron, «el tal Jesús aparece con tanta frecuencia en este pasaje, que deberíamos conocer algo de Él. ¿Hay alguien aquí que sepa quién es?» Nadie pudo dar una luz sobra El. Esa noche uno de los hombres soñó que alguien le decía: «Quiero que conozcas más acerca de Jesús. Si vas al puente del camino, sobre la montaña, tendré literatura para ti que te explicará quién es Jesús». Mientras tanto, dos misioneros llegaron a Shiraz, una ciudad cercana a las montañas donde viven los quashqui, para distribuir literatura cristiana. De manera inusitada, en esa ciudad nadie estuvo interesado en tomar la literatura, por lo que decidieron salir y dirigirse a otra ciudad. Ya en el camino, cuando cruzaban un puente sobre un río de la montaña, el jeep se detuvo. Trataron todo lo que pudieron, pero no lograron arrancarlo de nuevo. En determinado momento miraron por debajo de la capota y vieron a un hombre que descendía de la montaña. Era tan ágil que supusieron que se trataba de alguien de la localidad quashqui. Cuando el hombre llegó hasta donde estaba el vehículo dijo: «Vengo a llevar la literatura acerca de Jesús a mi villa». Después de entregarle la literatura y de observarlo mientras ascendía fácilmente la montaña, volvieron al vehículo e intentaron prenderlo. El motor de arranque funcionó y continuaron el camino alabando a Dios y diciendo algo como: «En alguna parte hay personas orando para que los quashqui reciban el evangelio de Jesucristo». Una visión interna es la que describí cuando oré por mi pasaporte perdido. No era muy fuerte, y se dibujó en mi mente de manera diferente a la visión manifiesta, en la que siento que veo en verdad algo que parece tan real como todo lo que hay a mi alrededor. Hechos 10 muestra ejemplos de una persona que tiene una visión y de otra que cae en trance. Un trance es una experiencia más profunda que una visión. Parece que cuando Dios ocasiona que alguien caiga en trance, esto reemplaza a todo lo demás. En efecto, la palabra griega que se usa para trance, en el versículo 10, significa un desplazamiento de la mente o «éxtasis».


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