La Voz De Dios, Cindy Jacobs

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115 El don de la profecía se demuestra en el libro de los Hechos. Peter Wagner habla acerca de este don en Lightning the World (Alumbra al mundo], el segundo de sus libros sobre Hechos en tres tomos. Observe sus comentarios en Hechos 11.27, 28, y la diferencia que hace entre el simple don de la profecía y el oficio de profeta: 11.27 En aquellos días unos profetas descendieron de Jeru¬salén a Antioquía. 28 Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu, que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada; la cual sucedió en tiempo de Claudio. 29 Entonces los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar socorro a los hermanos que habitaban en Judea; 30 Lo cual en efecto hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo. Esta es la primera vez que los profetas y el don de la profecía se mencionan en Hechos. Se han presentado muchos otros aspectos del poder del ministerio, sin embargo ahora vemos al Espíritu Santo anunciando mensajes específicos para la iglesia por intermedio de reconocidos profetas. No era que la profecía fuera inesperada. Pedro anunció el día de Pentecostés que se había cumplido la profecía de Joel, parte de la cual era: «En aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán» (2.18). Yo podría imaginar que la profecía era en realidad una parte de la vida normal de esta iglesia primitiva, aunque Lucas posterga hasta ahora el ponerla de relieve. El don espiritual de la profecía se menciona en Romanos 12.6 y en 1 Corintios 12.10, y el oficio de profeta, el cual es sólo un apoyo para los apóstoles, se menciona en Efesios 4.11. Un oficio significa que la iglesia ha reconocido un don espiritual particular en una persona, y que esta está autorizada para comprometerse en abrir ministerios enfocados alrededor del don. Agabo y los otros tenían el don y el oficio porque eran profetas reconocidos. El oficio de profeta está ganando más altura hoy día en las iglesias cristianas de todo el mundo que en el pasado reciente. Particularmente las iglesias postdenominacionales, que representan el segmento de más rápido crecimiento de todo el cristianismo, le están dando nueva eminencia a los profetas, pero no lo hacen muy exclusivamente. Esta profecía de Hechos 11.27,28 es importante para nosotros porque sienta precedentes. Obviamente, el mensaje fue dado en forma colectiva y advertía de algo que iba a suceder en el futuro, entregando instrucciones específicas sobre cómo preparar y proveer ayuda. Los ancianos recibieron el mensaje, y cada uno de los discípulos dio lo que pudo para enviarlo a los hermanos de Judea. Agabo permaneció en el oficio de profeta mientras anunciaba este mensaje a la iglesia. Esto es diferente a lo que le sería dado con el simple don de la profecía. Las profecías anunciadas a través del simple don no serán muy detalladas, y rara vez contienen algún pronóstico: Las simples profecías serán edificantes, exhortadoras o consoladoras, pero no dirán lo por venir. Note que la profecía a través de Agabo no sólo hablaba de una hambruna venidera, sino que también daba instrucciones a los discípulos de enviar ayuda a Judea. Aunque las personas proféticas en ciernes pueden fluir ocasionalmente con mensajes detallados que incluyen pronóstico, esto no los convierte en profetas. El entrenamiento de Dios para sus profetas lleva años. Un líder dijo que creía que se toma unos veinte años de


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