Trenes (Alberto Muñoz)

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A MODO DE PRÓLOGO

Estas piezas fueron compuestas durante el año 2003 y principios del 2004. Obedecen a recuerdos infantiles de mis primeros viajes a Bella Vista para visitar a la abuela Mercedes. Algunos episodios fueron tomados del personal ligado a los Ferrocarriles Argentinos; otros fueron soñados en las islas del Tigre; en cualquier caso responden al deseo de tratar a los trenes como a esa parte del día y de la noche que se mueve de manera diversa en un mismo recorrido. Instrumentos de viento. A.M.

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“Como quilla en el agua, tampoco las locomotoras dejan huellas en los rieles” Joseph Brodsky, Fin de la Bella Epoca

“Las letras tienen el poder de transmitirnos en silencio los dichos de quienes están ausentes” Isidoro de Sevilla, Etimologías

“¿Qué ocupaba el lugar de las estaciones en nuestros sueños antes de que se construyeran las líneas del ferrocarril?” John Berger, 2/Aquí

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TREN CRUZANDO EL PUENTE DE HIERRO Por el río Las Conchas llegábamos a Bella Vista. Cruzábamos el puente de hierro tragados por un palacio de canciones y gritos. Sólo el olor a huevo proveniente de la canasta de mi madre me devolvía a las ropas: el vagón se movía como una yegua nerviosa en las murallas del tábano. Nadie soportaba el olor del río Las Conchas cambiaron su nombre por el de Reconquista. El puente de hierro separaba el cuarto de los nenes de la habitación de la abuela que durante la luna se levantaba en camisón para rezar y orinar. La luz exterior vivía de los curiosos y de las oraciones amarillas flotando como abejas en la palangana de metal. Viajábamos los domingos. No había obreros colgados de la caldera sólo mujeres gordas con crisantemos arrastrando por los vagones criaturas y periquitos. Mis padres discutían el arte de Virgina Luque el derecho del matrimonio a no levantar una roca insólita la manera en que los días se parecían a los clavos. Nadie soportaba a Las Conchas. El olor provenía del río Reconquista. Yo llevaba mi nombre atado a una hebilla por temor a que hicieran con él los mismo que habían hecho en el bautismo del Reconquista. Que de pronto papá o Lorenzo dijeran Antonio o Ferdinand 4


y mi cabeza girara llevándome indefenso como un pescado o como un rey turbado por el acero que le acercan a la garganta. Oh el olor a huevo crudo de la canasta de Amelia me devolvía al vagón de madera. “ Comamos”- decía mi madre- improvisando un mantel de mármol sobre sus rodillas tomates partidos a la mitad y agua de lluvia para que los soldados abandonen sus supersticiones: madre si venimos de Las Conchas por qué Dios me dijo una vez cruzando el Reconquista: “ Yo soy el camino”.

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CODIGO MORSE

No fue culpa mía haber tardado tanto en leer tardado en escribir. No es mi culpa que bellota no vaya con v corta como varrera varita vastón. El abuelo sabía el código Morse y nos escribía a todos el nombre en el aire. Yo me llamaba: tac tac tac tac tac Aprendí a leer con el oído golpes en el aire o gallinas con las uñas sobre las valdosas: tac tac tac tac el nombre de mi hermano. 6


Las pelotitas de los árboles sobre las chapas de zinc haciéndole levantar las orejas al perro Qué culpa tengo yo de que Banesa mi prometida me corrija las iniciales en la costra de los árboles que va con v corta y yo la pongo como Bictoria que fue la anterior y que perdimos un hijo que se iba a llamar toc toc toc toc toc como el abuelo que era un hombre del ferrocarril del cual heredo ese amor por el bicho carpintero que escribe de corrido todo lo que quiere en vez de bolar.

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SORDOS Y CIEGOS Abuela te estás quedando sorda. Estás mucho más sorda que el año pasado. El año pasado te pude decir que le cagaste la vida a mamá pero vos llegaste a escuchar solamente “la vida a mamá” y contestaste: “Sí, me sacrifiqué”. Este año te volví a decir lo mismo pero tu oído más deteriorado que el del año pasado registró solamente “a mamá” y contestaste desde tu paraíso de tapia: “...cuidarla, como yo cuidé a la tuya” Ahora abuela te lo estoy gritando No está pasando un tren, soy yo el que ruge tu nieto de molicie tu maldito perro inacabable. Tengo la boca abrochada a tu oreja te grito como si cayera de un piso veinte te estoy gritando frente a mamá que no puede ver lo que hago.

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LOS DÍAS PERDIDOS Al mirar una locomotora vemos una máquina Singer al mirar una Singer vemos la rueda de hierro la rueca al burro girando alrededor del molino levantando agua. al ver el agua vemos el aljibe con su roldana giratoria al ver el giro de la roldana escuchamos el canto del óxido al escuchar cantar tocamos el hombro de la amada tocamos la curva del pez tocamos la seda. Al tocar el hombro vemos el hilo de las despedidas al escuchar el adiós oímos el golpe del viento en las velas al ver la nave escuchamos la tierra girar en su canto de óxido. Al oír el giro de la tierra movemos un asno alrededor del molino al mirar el aspa levantamos el agua y oímos las velas al oír la nave tocamos el hombro de los peces tocamos la curva del tren tocamos la seda.

Alberto Muñoz. De Trenes. (Ediciones en Danza).

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