También los jabalíes enloquecen (Alberto Muñoz)

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De También los jabalíes enloquecen.(1998)

EL OJO EN LA MUERTE EL VELATORIO DE LOS DONIZETTI

El olor de la carne viene de los Donizetti. La abuela Aurora ha muerto ha fregado la sábana con un vómito azul no le han podido cerrar la boca ni abrir la mano donde esconde una nuez el velorio es a la vieja usanza en la pieza en su casa en su vida. Distribución de familiares vecinos allegados e incómodos: sobre la izquierda un pequeño grupo de mujeres de agua hablan en voz muy baja y mueven apenas los brazos para no hundirse. Están vestidas calcáreamente con hojas de la orilla. Las más jóvenes son menos materiales la roca les ha enviado un angélico talco son de un suspenso inevitable como un polvillo de hostia 2


evaporan sus ojos de pan ázimo cuando miran. Las menos jóvenes de cola oceánica viven en un labio de la lluvia cálida dos mojadas dos secas han sido dichosas en el diente del animal esposas en el caracol presentidas en la memoria de las húmedas flores flotan todas ellas junto al cajón de la Osa mayor la abuela la muerta. Se miran dos miran con naturaleza y dos con el ánimo una lleva la ansiosa expedición del azul en los ojos la otra aire de plantas van de las Antillas a la corona de calas de la boda luminosa a la calle del ataúd emiten el olor de la tierra en la tormenta miran desplazar la bandeja con café y anís toman una copa de anís de agua y vuelven a mover los brazos para no hundirse. Sobre el ala derecha del velorio los hijos: uno es murciélago el otro espiral y el tercero botella de caña. Murciélago Donizetti es pequeño 3


tiene un arte burlado en las orejas se ha casado con una mujer cruel que canta vive donde no hay humo. La muerte de su madre Aurora le ha quedado como un tesoro hundido en el ruido ¡justo a él! ¡hecho de silencio! ¡de sombras de entrepiso de silencio! ¡de insectos populares narradores de silencio! Las mujeres de agua lo miran lo invitan a sus brazos a nadar. el cauce de sus pechos de concilio miran su sistema de antenas sus pelos familiares la dulzura y la maldad de sus ojos que miran a su madre deshecha en el lodo de la luna hinchada. El otro hijo de la muerta Espiral Donizetti liviano y poco sagrado como un látigo el hijo poderoso adinerado que no convidaba alfajores siendo niño y huía de las marchas huelguistas lleva el aire del piretro la rienda circular en los anteojos 4


no habla el castellano enamorado nacido para ocupar un contoneo en la eternidad. El velorio de su madre Aurora Cecilia de Donizetti cumple ¡lo que es capaz de hacer la muerte con aquel que se atraganta de avellanas nueces frutas secas! Una de las mujeres de agua (la mojada) se acercó para tenderle la voz. Espiral tuvo el círculo del beso el hechizo como la extensión de aquella palabra descalza que llevó su corazón a enamorar a las monedas montado sobre la música del ojo de su madre que mira el agua del caer en Espiral. ¿Piensan los muertos? El ojo aprende que no cabe mirar los ojos de Aurora no dicen intuir la corbata de sus hijos ¿Saben los cadáveres que son fósforo y no luz de la fijeza? Huye el pabilo del párpado para siempre. Llora Espiral 5


en el dinero de su antiquísimo deseo una voluta plástica lo llama desde el borde del cajón es el costado eléctrico de su madre que despide se ven las horas en un cable de misterio la carne cristiana la vegetación. Las mujeres de agua vuelven al anís se derrama una taza de café en la bandeja de plata. Espiral mira a su hermano que lo mira: Botella de Caña. Botella de Caña Donizetti es de vidrio y relojero. Palpa el adulterio de las agujas con tanta facilidad que los números fijan su destino atados a un juramento de lujuria el tres con su teta de muñeca el seis bebiendo santidad el uno con su negro manto del ponto el número perdido el instante el único esplendor es el instante. El instante la habitación del instante la casa del instante la caja de madera de la madre del instante. ”Has visto m’hijito (Aurora es su madre en el recuerdo) te has pinchado un dedo con la aguja, te has tragado una ruedita, 6


has perdido el péndulo y la llave.” El instante su madre viva no está viva su muerta no es su madre ve pasar las copas de anís vacías mira a su hermano que mira a las mujeres de agua mirarse el agua en los vestidos es inútil huelen a carne los Donizetti sacada del fuego.

EL OJO EN EL PAISAJE. SALVO LA MUERTE EN EL CAMPO ARGENTINO DE CARRETAS Un perro mira la voz de una perra amarilla atada a su amo por piedad su hombre es dueño de una carreta. El perro mira oliendo la carne conyugal el jugo de su obesa hembra sagrada: los pelos son de la tormenta. La perra huye debajo de la carreta 7


el viento mueve el cencerro el cencerro al buey el buey a la carreta el eje a la rueda la rueda al polvo el polvo al ojo del amo que mira caer un instante de Dios en las patas del buey. La carreta parte entre glicinas al desierto los perros detr谩s asustados sienten pr贸ximo a un animal sin gente: de la maleza avanza el matrimonio de la sangre la cabeza de un delirio: un puma. 驴Un puma o una ciudad? El puma mira mira un objeto familiar a la p贸lvora: un arma un arma que lleva una mira para que el ojo sea un testigo blando que acierta 8


en otro delirio que no es un caballo sin embargo rompe un ramaje afuera o adentro es la misma maravilla partiéndose en la lengua del aire. El arma apunta y el ojo del puma va a descansar en la muerte del ojo del buey. El hombre que dispara es un asesino de detalles cazador. El puma obedece a la muerte que lo roza la sangre salta como si un niño pateara un tintero el ojo del cazador es una miniatura una sombra adelantada. El cazador deja su ojo en la mira y se lleva el otro a su casa que mira a su mujer preparando un guiso sobre las hornallas una olla hierve pedazos de carne y papas. Es habitual que la mujer pregunte por el día: ¿hay viento? ¿hay caza? 9


El cazador deja la escopeta sobre la mesa y el ojo de la mira mira a la mujer y apunta no dispara porque al igual que los ojos del buey necesita de las manos de los hombros del cazador la mujer mira con un solo ojo el otro ha entrado en el vacío del ojo del cazador come un trozo de carne sazonada y negra. La mujer sale al llano sus dedos conocidos se tocan el cabello una estrella cae a lo lejos y ella pide un deseo la estrella también cuando ve caer su mano de la cabellera nada se cumple salvo mirar. Esa mujer ha tenido alguna vez un amor que se repite un amor que dice: en ti soy del mismo modo. ¿Qué es volver? Nada se cumple salvo mirar. El cazador es un hombre que no ha tenido otro tiempo que el suyo seguido de su arma que se repite: en ti soy del mismo modo. Volver sobre el ojo se cumple. 10


Un ojo anda en el llano el ojo de nadie por el campo en la noche argentina unos ĂĄrboles quemados por el rayo el ojo pasa por encima de las plantas por las moscas pegadas a la cabeza deshecha del puma por el perro que husmea en el desierto argentino oliendo la muerte perdido bajo la lluvia todo ha terminado por esa noche todo ha terminado. ÂżHabrĂĄ maĂąana una perra debajo de las carretas?

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EL OJO EN LA FE QUIEN. (ISAAC) Padre me has abandonado. Quién está ahí alzando sobre mi cabeza la misma cuchilla con que mi madre corta los panes corta el queso de las cabras. Dónde estás padre que en este abandono veo caer la ira del dios que no tiene fe en mí me has abandonado por el Señor tu padre. Soy el hijo 12


del corte la cuchilla de mi madre sin fe soy el hijo de las cabras.

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