Julian Jayo, pintor limeño

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JULIAN JAYO: PINTOR LIMENO

Por Raúl Adanaqué Velásquez Uniaersidad N acianal May or de San Marcos

El P. Rubén Vargas Ugarte S.J. (1947:314) afirmó que Julián Jayo "era natural de Chilca y algunos han escrito su nombre Fayo y otros Jayo". Al parecer copió a Riva-Agüero (1935X1) quien refiriéndose al "Arte Peruano Colonial" dijo que la general decadencia del siglo XVlll transcendió a la pintura "viniendo a mayor endeblez y abatimiento, (apareciendo) en Lima los pintores José Bermejo, Trujillano, Julián Jayo, del pueblo de Chilca al sur de Lima, y los limeños Díaz y Rojas" (1968, T. Vl:406). Por otra parte, Flor de María Rodríguez (1969,Ne'l9:222) se limita a transcribir lo que Rubén Vargas Ugarte dijera de Julián Jayo. Por último, Bernales Ballesteros (1979:61) modificó el tefio de Vargas Ugarte, empero, sin suerte alguna. Se refirió de la siguiente manerar "Jayo parece que fue natural de Trujillo, aunque también se cree que nació en Chilca; es probable que fuese un artista mestizo y permaneció activo hasta 1811, según las noticias que proporciona el padre Vargas Ugarte". Craso error pues en el texto que sirvió de fuente a Bernales, Vargas Ugarte señaló que en 1818 Julián Jayo, hizo un retrato de cuerpo entero de doña Micaela Barba de Cabrera, abadesa de la Concepción de Lima. En ningún momento dice que "permaneció activo

hasta

181 1".

Luego de la reseña con respecto

al lugar de nacimiento del pintor Julián Jayo, hoy tenemos la cerleza que su tierra natal fue Lima. Efectivamente, en el Archivo General de la Nación (A.G.N.) se custodian los siguientes documentos: el primer testamento fechado el 23 de diciembre de 1809 (AGN. Prot.281, fol. 138v.), un codicilo del 29 del mismo mes de 1809 (AGN. Prot.281 , fol.141v.) y el segundo testamento fechado el 23 de junio de 1817 (A.G.N. Prot. 551, fol.366). Estos documentos señalados servirán para la presente nota.

EL PERSONAJE

Julián Jayo Taurichumbi Sabá Mango Capatinga (o Cápac Inga), natural de la ciudad de Lima, fue hijo legítimo de Fernando Jayo Francisca Taurichumbi Sabá. Al parecer casó en 1779, en primeras nupcias con María de la Encarnación Caballero. Matrimonio que duró el lapso de 4 años, pues Julián Jayo fue abandonado. Su cónyuge a pesar de haber ido al matrimonio sin dote alguna, lo dejó sin tener en qué sentarse y "con las paredes de mi casa limpias", decía en su testamento el pintor. Cumpliendo con la lglesia, destinó 2 reales a las mandas forzosas y 2 reales a los santos lugares de Jerusa-

y

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lén.

En la disposición testamentaria mencionó por sus hijos naturales con Manuela Garrido, a Juliana, Luisa, Eduvigis y Eusebia Jayo Garrido. Heredó el cacicazgo de Lurín y Pachacamac por cláusula del testamento de su prima hermana Manuela Taurichumbi Sabá, como cacica principalque era del lugar. Asimismo, heredó una casita en el pueblo del Cercado (se entiende la fábrica más no el suelo que le pertenecía al pueblo) con el cargo de decir 6 misas anuales a razón de un peso cada una. Además recibió "un pedazo de sitio" que lo había adquirido su prima en 15 pesos.

Tenía pleito pendiente en la Junta Superior de Gobierno con los naturales de Lurín por unas tierras inmediatas al cacicazgo y que estaban arrendadas a favor de dichos indios. Se trataba de las tierras ubicadas en la hacienda del curacazgo donde había una viña de 30 pies (raíces, montes, guarangos, cañaverales, tapiales y otros anexos) y que la distribución hecha por la Junta Superior de la Real Hacienda fue arbitraria, por ello, Julián Jayo pidió que se deslindara con arreglo a la antigüedad del goce que tuvo su prima. En el codicilo afirmó otorgar a Josefa Sabá y Atienzia, su prima tercera, el cacicazgo de Lurín y Pachacamac en razón de no tener heredero legítimo. Julián Jayo al momento de iniciar la causa judicial no contaba con los recursos económicos necesarios. Fue habilitado en 400 pesos por el comerciante limeño, José Correa. El compromiso de devolución sería con el arrendamiento de las tierras en litigio. El dinero lo recibió en cuatro partidas y en la última el acreedor le otorgó una esquela. A otra persona "que mis alba74

ceas conocen" también le era deudor de 440 pesos, por el mismo motivo. En su segundo testamento deque ya tenía en su podei las claró tierras en litigio. Así entonces, le debían por arrendamiento de las tierras que poseía como cacique: Tomás Villanueva Chumpitaz 25 pesos, Mariano Rodión 50 pesos, José Salinas 25 pesos, José Lescano 45 pesos, Zenón Godines 35 pesos (de los potreros de Villena), Vicente Robles 20 pesos, Faustino Chacón 35 pesos, entre otros. También fue poseedor de dos esclavos herederos de su prima Manuela. El primero Cayetano Sabá, debió ser vendido según la disposición del segundo testamento ('1817), para pagar el funeral y los costos de la redacción testamentaria. La segunda, María del Rosario, no debía de ser vendida en más de 300 pesos.

EL PUEBLO DE PACHACAMAC

El pueblo indigena de San Salvador de Pachacamac fue fundado en 1573 como consecuencia de las ordenanzas de Francisco de Toledo, para reducir a los indígenas en lugares donde se les podía tener al alcance y ser utilizados como mano de obra disponible en las distintas actividades económicas impuestas por los españoles De acuerdo a las referencias de los cronistas elvalle de Lurín, donde se encuentra ubicado el pueblo de San Salvador de Pachacamac, fue conocida en la época preincaica con los nombres de lzma, lrma, Ychma o Ychima. Espinoza Soriano (1964, Ne3:132) dice lrma, mientras que Rostworowski (1972, Ne13 cit. en 1989:72) dice Ychma. Los estudios arqueológicos actualmente muestran períodos de ocupación más tempranos. El A.G.N. conserva, entre otros


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documentos, el testamento del cacique principal del repartimiento de Pachacamac Alonso Sabá, firmado en 1584 y un padroncillo de indígenas del siglo XVl. Estos documentos, sirvieron a Waldemar Espinoza Soriano (ldem.) para su estudio sobre el valle de Lurín y el pueblo de Pachacamac, del que extraemos las siguientes líneas. Se mencionan como naciones diferentes a los Pachacamac. a los Caringas, a los Manchais y a los Quilcaicunas, gobernadas todas por una sola dinastía de caciques: la de los Sabá. Los Pachacamac eran los que vivían alrededor del pueblo antiguo; los Caringas poblaban las lomas; los Man-

chais en la parte alta del valle; los Quilcaycunas vivían, probablemente, algo más al sur que los Caringas. Actualmente viven g familias de apellido Sabá en el lugar denominado Los Almácigos. Uno de los miembros de estas familias salió a establecerse en Antioquía (Huarochirí) (Matos Mar, et. al. 1963). Hacia 1576 el territorio gobernado por el Cabildo de Lima comprendía el valle de Lurín. Posteriormente, Toledo dispuso que el valle de Pachacamac formara parte del Corregimiento de la Villa de Cañete. Por último, el 30 de mayo de 1600, el virrey Luis de Velasco (15961604) dispuesto que el valle de Pachacamac pasara a formar parte de la Provincia delCercado, situación que ha permanecido invariablemente hasta la actualidad.

Lima que representan escenas de la vida del fundador de la orden de San Pedro Nolasco. Comenzó en 1783 y lo terminó en 1788 a juzgar por la firma que ostenta uno de los lienzos todavía en 1792 continuaba la tarea. Ayudóle en ella Juan Mata Coronado (...) En la casa de ejercicios de los descalzados de Lima, hay un San Francisco que fue pintado por él en 1793" (9a731Q. Bernales Ballesteros (1979:6063) afirma que la serie dedicada a la vida de San Pedro Nolasco contiene algunas composiciones inspiradas en grabados, como por ejemplo "La aparición de la Virgen a San Pedro Nolasco Enfermo", asimismo, mezcla tratamientos naturalistas con otros de fantasía, como lo señala Sarmiento (1973: 77, cil. por Bernales). El estilo de Julián Jayo era algo ornamental -continua Bernales- y de ciertas ingenuidades en la estructuración de sus cuadros, pues mantiene un tono suave que transmite estados emocionales llenos de delicadeza. Aunque no militó el academicismo no fue ajeno a ello. Otros lienzos pertenecientes al pintor conservados en el convento de la Merced son "La aparición a San Raimundo de Peñafort" y "La aparición de la Virgen en el coro a los frailes mercedarios", este último de los más interesantes por los intentos del pintor por lograr posturas de recato y naturalismo, con la incorporación quizás de algunos retratos y por los tonos sienos y rojizos que predominan en todo el lienzo. Lamentable

SU OBRA ARTÍSTICA Rubén Vargas Ugarte se refiere de la siguiente manera: "Bajo la dirección de Fray Gabriel García Cabello, pinté los cuadros murales del primer claustro del convento de la Merced, en 75


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mente esta ser¡e fue restaurada con poca fortuna en 1914. También pintó para el gabinete de la marquesa de Guirior, esposa del virrey Manuel de Guirior (1776-1780), un cielo raso con figuras femeninas casi desnudas (HartTerré 1 963, T.XXVIl:87).

Era poseedor de dos cofradías. Una de a medio de San Juan de Dios y la otra de a real de Nuestra Señora de la Soledad.

En relación a su oficio, era acreedor de 200 pesos (de resto) de cierta cant¡dad por su trabajo personal que realizó en la casa del real coliseo de

Nombró como sus albacea a su hija Luisa Jayo conjuntamente con su esposo Mariano Bravo. Declaró por sus herederas a sus hijas naturales "por carecer de heredero forzoso en línea ascendente o descendente". Al parecer nuestro pintor murió en relativa pobreza. Según se puede colegir de los insertos en sus disposiciones testamentarias. Es posible que encontremos el inventario y tazación de sus bienes, los cuales nos darán más luces en cuanto a su oficio de pintor. Aunque estos datos nos muestran que también pintaba mamparas, cajas de los coches, conjuntamente con los lienzos y murales, temas estos últimos, tratados por los historiadores del arte.

comedias, como comisionado en

Ia

refacción de dicha casa. El maestro carpintero Pedro (?) le debía la cantidad de 24 pesos por un catre que le mandó hacer y que hasta el momento de la redacción del primer testamento (1809) no lo había entregado.

En cambio, tenía una caja de perteneciente coche almarqués de San Miguel pa'a pintarla a razón de 25 pesos (ya cancelado) pidiendo que se le devuelva, al marqués, 6 pesos. Y, unas mamparas pertenecientes a Remigio Castro para pintarlas habiendo

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recibido a cuenta del trabajo 14 pesos,

de los cuales pidió se le restituya 4 pesos al dueño de las puertas de cristales.

NOTA

1) Discurso de presentación del Dr. José Gabriel Navarro en la Sociedad "Entre Nous", el 17 de febrero de 1935. Apareció en El Comercio y en La Prensa, de Lima, en la p.6 de la edición del 20 de febrero de 1935; y en Por la Verdad, La Tradición y la Patria (Opúsculos), Lima, 1938, T.ll, pp. 283-291.

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