El Exodo Aplicado - Las alas del Espiritu

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El ÉXODO

EL ÉXODO APLICADO

El Evangelio del Antiguo Testamento “Las Alas del Espíritu” Raúl Marcos Mazza

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Raúl Marcos Mazza Psicólogo Social

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EL ÉXODO APLICADO Las Alas del Espíritu

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INDICE

PROLOGO-------------------------------------------------------------7 NOTA DEL AUTO----------------------------------------------------9 INTRODUCCIÓN AL ÉXODO : CAPITULO 1 - Historia de dos Naciones ----------------------13 CAPITULO 2 – El Éxodo - Moisés y Faraón---------------------30 CAPITULO 3 – La Marcha a través del desierto---------------50 CAPITULO 4 – La Alianza del Sinaí--------------------------------61 CAPITULO 5 – La Organización del Culto -----------------------74 CAPITULO 6 – Ruptura y Renovación de la Alianza-----------83 CAPITULO 7 – La Conclusión-------------------------------------104

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Dedicado a todos aquellos que hacen del diario vivir, una aventura del espĂ­ritu.

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Agradecimientos • Fundamentalmente agradezco a todas las personas que consciente o inconscientemente actuaron como Maestros, aportándome enseñanzas invalorables. • A mi esposa Elena que siempre me da su aliento y acompañamiento. • Muy especialmente a mi hijo Mauro, compañero de largas charlas y que es mi mayor deseo que el contenido de este libro sea una guía en su vida.

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Prologo La idea del Éxodo aplicado comenzó a gestarse la de noche de Navidad de 2009 cuando encendí el fuego para hacer a la parrilla unas truchas frescas que con mi hijo Mauro habíamos elegido para cenar. Mientras la comida se hacía lentamente, iniciamos una de las tantas y largas conversaciones que solemos tener. Temas como la economía, Mauro está finalizando su carrera en la Universidad, la política y también la religión han sido siempre nuestros temas favoritos. En esta oportunidad y quizá por la importancia de la fecha, la religión fue el tema que surgió casi sin darnos cuenta. Recuerdo que hablamos de muchas cosas, siendo el eje de la conversación el versículo de Jeremías que da a conocer y además explica la existencia del Dios interior. Luego de intercambiar diferentes puntos de vista, de alguna manera apareció la historia del Éxodo de Israel, cuando por la acción de Dios salió de la tierra de Egipto, de acuerdo con el relato Bíblico. Mauro es un joven, muy apasionado y desafiante, que defiende con uñas y dientes sus posturas al punto de cerrarse muchas veces, aunque casi nunca sin un análisis de su parte, pero por alguna razón, esta vez el tema elegido le despertó curiosidad. Seguramente le llamó la atención un comentario acerca de que a mi juicio, la Biblia no era solamente un libro histórico y sagrado, sino fundamentalmente un verdadero compendio de enseñanzas, que representan en muchos casos una guía práctica, para tener una buena calidad de vida. Siendo entonces el Éxodo un ejemplo muy didáctico de esta mirada, digno de ser estudiado. Surgió entonces la pregunta de Mauro ¿qué tiene que ver un hecho histórico y a su entender bastante dudoso, con nuestra vida actual. Traté entonces de explicarle, que el viaje de Israel a través del desierto, era un camino de iniciación y de formación para un pueblo que había sido elegido, nada menos que para escribir una nueva historia.

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La humanidad había ya atravesado muchas etapas, pero en ningún caso, el mismo Dios en persona, se había hecho cargo de la situación. Él habla con el pueblo cara a cara por medio de su representante Moisés y además en muchas ocasiones hacía oír su propia voz. El periplo de Israel a través del desierto es mucho más que eso, es una experiencia de vida, junto con la eterna lucha por el sustento diario y en la constante búsqueda de una identidad que lo definiera. A partir de esto, la pregunta de Mauro comienza a tomar forma, acaso la experiencia del pueblo judío es muy distinta a la nuestra? Nos pasamos toda nuestra vida buscando el sustento y buena parte de ella tratando de encontrarnos a nosotros mismos, buscando nuestra propia identidad? La noche ya había llegado y el pescado puesto a las parilla ya nos entregaba un rico aroma que nos invitaba a cenar. Mauro que había permanecido callado al final se decidió a hablar, pero esta vez no para dar su opinión, sino para lanzar el desafío, ¿papá porque no escribís lo que estás diciendo, parece interesante? Me gustaría mucho ver como articulas el relato del Éxodo con nuestro diario vivir. El desafío había sido lanzado y más viniendo de mi hijo, no podía decir otra cosa que sí. Debo confesar que por un instante sentí en mi interior como una especie de briza fresca que me lleno de vida. Nacía así mi segundo libro y una aventura, que me haría vibrar en cada paso que daba Israel en el desierto. En más de una vez me vi con ropa de la época, sometido a las inclemencias del tiempo y a las circunstancias de la vida, pero buscando mí libertad. A veces con mucho miedo y otras con decisión y valentía. En algunos momentos con pocas esperanzas y otros sostenido por mi fe. La vida se mostraba entonces como una inmensa escuela, donde cada uno de nosotros, somos alumnos elegidos para escribir nuestras propias páginas en el libro de la vida y así ser una pequeña parte de la historia universal.

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Nota del Autor Desde pequeño me sentí muy atraído a leer la Biblia y si bien no lograba entender mucho lo que se expresa en ella, me resultaban fascinantes sus relatos. Siempre me he preguntado sobre la veracidad de sus escritos, ya que muchos de ellos sencillamente rozaban lo fantástico. Solamente pensar que el Espíritu de Dios sobrevolaba todos sus contenidos desvaneciendo la frontera entre el mundo material y el espiritual era ya todo un desafío. Entonces me preguntaba, acaso ambos mundos son diferentes, son disociados? o es que uno no puede existir sin el otro? A mi entender se complementan, dándole sentido a la vida, convirtiéndola en un viaje lleno de pasiones y de luchas que nos dan frustraciones y satisfacciones y que nos nutren en un constante proceso de aprendizaje. Leer la historia de Israel y la elección por parte de Dios como el pueblo elegido, captaba fuertemente mi atención. La Biblia se transformaba entonces en una máquina del tiempo que me transportaba hacia el pasado, haciendo muy vivencial su lectura y generándome un efecto muy especial de disfrute.

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Si bien el Nuevo Testamento, resultaba más accesible para mi incipiente entendimiento aunque, me costaba entender porqué Jesús debió sufrir tanto, el Antiguo Testamento era mi libro favorito, ocupando el relato del Éxodo un lugar preferencial. Surgían entonces algunos interrogantes, ¿Porque había un pueblo elegido? ¿y porque el pueblo elegido debía deambular y sufrir esclavitud?, era solo por su desobediencia al mandato y la guía divina, o había algo más? ¿Además, a qué se debía esa desobediencia? Pero un interrogante aún inquietud.

más profundo me provocaba mayor

¿Existía alguna relación entre el relato del Éxodo y las posteriores enseñanzas del Maestro Jesús alrededor de 1400 años después?. ¿Sería todo parte de un proceso, que comenzaba con el llamado al patriarca Abraham y terminaba con la llegada de Jesús a este mundo? Tendrá el Éxodo alguna relación con nosotros? Estas y otras preguntas me acompañaron durante muchos años de mi vida, una lectura y el estudio más profundo del Éxodo y de relatos similares de otros pueblos a lo largo de la historia universal, el buscar respuestas en otros libros sagrados de diversas religiones y el prestar atención a experiencias propias y ajenas, fueron dándome una serie de parámetros que, poco a poco se transformaron en pilares de mi formación. El relato del Éxodo es mucho más que la historia de libertad del pueblo judío del yugo y la opresión egipcia, representa la historia por la libertad humana en sí misma. Pero esta libertad no debe entenderse como una libertad política solamente sino como la libertad espiritual del Hombre sin la cual ninguna otra expresión de libertad sería posible.

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Estamos hablando de la libertad como totalidad, es decir aquella que contiene el concepto del Libre Albedrio, pero en su más pura expresión. La libertad que es innata a nuestra propia esencia aquella que encarna las Alas del Espíritu y que solamente los elegidos se animan a desplegar. El Éxodo nos muestra la historia de Israel, el pueblo elegido, pero también es la historia de todos nosotros, más allá de cualquier época, credo o religión. El desierto es el lugar donde se desarrolla esta historia y no es casual que así sea, no es solo una cuestión geográfica sino que es el lugar designado por Dios para librar la primera gran batalla en la historia del hombre, la lucha por la supervivencia material y el crecimiento espiritual. El desierto con su aridez y clima implacable son un escenario propicio, como una fragua donde el gran herrero, parece moldear golpe a golpe y palmo a palmo su obra final, nada más y nada menos que el HOMBRE con mayúsculas, capaz de alcanzar el autoconocimiento, dando como resultado un ser integro de libre pensamiento y fuertes convicciones que le permitirán un tránsito seguro por este mundo y aún más allá. El Éxodo es también la historia de Moisés un hombre común, que como todos los hombres comunes son capaces de trascender, cuando se lo proponen. Moisés, un hombre de pueblo nacido de una familia israelita y criado por una familia egipcia, nada menos que por la propia hermana del Faraón, conserva la semilla y la síntesis de un líder capaz de enfrentar al jefe de nación más poderosa de la tierra y conducir a su pueblo de origen hacia la Libertad, caminando a través de las arenas del desierto. Amado y respetado por ambos pueblos, cambio a un dios terrenal por un Dios Total generando en sí mismo la fortaleza necesaria para la enorme tarea que le esperaba. Presentamos aquí estimado lector, una mirada diferente sobre el Éxodo. La idea es acercarnos a este extraordinario acontecimiento, dejando de lado las interpretaciones convencionales. No es una mirada religiosa, tampoco científica, pretende ser una mirada que acerque estos hechos a nuestra vida cotidiana, haciendo del Éxodo un instrumento de aprendizaje y crecimiento personal.

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Ver cada paso dado por Israel, como si fueran nuestros propios pasos. Hacer del proceso de purificación del pueblo elegido, nuestra propia purificación. De su opresión, nuestra opresión, de su dolor nuestro sufrimiento, de sus miedos, nuestras angustias, de sus alegrías nuestra risa. Ver su contacto con Dios, como nuestra completud cuerpo- mente - alma y espíritu y de su LIBERTAD, nuestro nuevo AMANECER. El Éxodo deja, como legado para la posteridad de las naciones, la incansable lucha por la libertad y la dignidad del individuo. Algunos seguramente opinarán que esta propuesta es delirante y fantasiosa, pero preferimos considerarla atrevida y llena de vida, donde la imaginación será una herramienta indispensable para purificar nuestros corazones y desplegar así las Alas del Espíritu. “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” Jesús – Mateo 5-8. La Biblia

Estimados caminantes, los invito entonces a subir a la máquina del tiempo, viajar hacia los comienzos de la historia y acompañar al pueblo israelita en su salida de Egipto a través del desierto, en busca de la Tierra Prometida.

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“HISTORIA DE DOS NACIONES”

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Introducción al Éxodo HISTORIA DE DOS NACIONES Para comprender un poco mejor en qué contexto tuvo lugar el Éxodo, narrado en los libros de La Ley o Pentateuco en el Antiguo Testamento, es decir, Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, es importante hacer una breve historia de las dos naciones involucradas en este evento. Una, la más poderosa de la tierra, donde vivían una serie de dinastías, “dioses terrenales” denominados Faraón. La otra una nación en formación constituida por doce tribus correspondientes a cada uno de los hijos legítimos de Jacob, patriarca hijo de Isaac y Abraham. Todos ellos hombres sencillos, que cada uno en su momento fueron escogidos por Dios para organizar y guiar al Israel, el pueblo elegido, hacia su destino. Sumergirnos en el inicio histórico de ambas naciones, en forma pormenorizada, nos demandaría muchas páginas y citas de innumerables historiadores incluso de ambas partes, esto debido a que los comienzos de Egipto e Israel se pierden en las nieblas del

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tiempo con multiplicidad de fechas y acontecimientos en algunos casos comprobados y otros en proceso de discusión, dificultada su resolución, debido a la muy fina brecha que separa la historia de la religión. De todas maneras cada vez se echa más luz, gracias al aporte de las recientes investigaciones arqueológicas y las nuevas tecnologías.

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EGIPTO La obtención de una cronología exacta del Antiguo Egipto es una tarea problemática. Existen desacuerdos entre los mismos egiptólogos, con variaciones de algunos años en el último período, convirtiéndose en décadas al principio del Imperio Nuevo, y casi en un siglo para el comienzo del Imperio Antiguo. Las evidencias encontradas indican que la civilización egipcia comenzó alrededor de seis mil años a. C., durante el periodo denominado Neolítico, cuando se estima que se asentaron los primeros pobladores, en torno al cual se establece la población, ha sido la línea de referencia para la cultura egipcia desde que los primeros nómadas cazadores, recolectores comenzaron a vivir en sus riberas durante el pleistoceno. Los rastros de éstos primeros pobladores quedaron en los objetos y signos grabados en las rocas a lo largo del valle del Nilo y en los oasis. De acuerdo con el relato bíblico, Génesis X , Cam uno de los tres hijos de Noé, tuvo a su vez varios hijos que poblaron diferentes regiones , dos de ellos, fueron Mizraim y Patros. Uno pobló la zona del delta, el otro la tierra más cercana a las misteriosas fuentes del “canal” (heb. SHEOR, “corriente”), como los antiguos se referían al Nilo; esto es, que desde antiguo se reconocía la dualidad entre el Bajo y el Alto Egipto. En el 3300 a. C., momentos antes de la primera dinastía, Egipto estaba dividido en los dos reinos mencionados y la frontera entre ambos se situaba en la actual zona de El Cairo, al sur del Delta del Nilo. La historia de Egipto como estado unificado comienza alrededor del 3050 a. C, El rey Menes* fue el que realizó la reunificación del ambas partes de Egipto. La cultura y costumbres egipcias fueron notablemente estables durante casi casi 3000 años, incluyendo la religión y la expresión artística así como también su arquitectura y estructura social.

*Nemes, ver Namer

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PERIODOS DE LA HISTORIA DE EGIPTO

Periodo Predinástico (5500 a.C. - 3200 a.C.) Se sabe por los restos arqueológicos, que antiguamente el actual desierto del Sahara tenía un clima mediterráneo más húmedo que el actual. En los macizos del Ahagar y el Tibesti había abundante vegetación. Para aquellos pobladores, el Sáhara sería una extensa estepa con grandes herbívoros que cazar. Las culturas saharianas son, en gran medida, desconocidas, pero no por ello inexistentes. Las sucesivas fases del Neolítico están representadas por diferentes culturas hacia el 4000 a. C. Todas ellas conocen la piedra pulimentada, la cerámica, la agricultura y la ganadería. La base de la economía era la agricultura que se realizaba aprovechando el limo, fertilizante natural, que aportaba las anuales inundaciones del río Nilo.

Periodo Protodinástico (3200 a.C. - 3100 a.C.) Este periodo es considerado la fase final del periodo predinástico, también es conocido como dinastía cero, o predinástico tardío. Este periodo está regido por gobernantes del Alto Egipto que residirán en Tinis, y su base de adoración será Horus. En este periodo surgen las primeras auténticas ciudades, además de la ya nombrada Tinis, aparecen Nubet y Nejeb, entre otras. Son típicos de esta época los magníficos vasos tallados en piedra, cuchillos y paletas ceremoniales, o las cabezas de mazas votivas. Narmer* pudo ser el último rey de esta época, y el fundador de la primera dinastía.

*Narmer unión del Bajo y Alto Egipto – Paleta de Narmer

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Periodo Arcaico (a.C. 3100 - 2700 a.C.) A finales del periodo predinástico, Egipto se encontraba dividido en pequeños reinos; los principales eran: el de Nejen, en el Alto Egipto y el de Buto, en el Bajo Egipto. La tradición egipcia atribuyó la unificación a Menes, quedando esto reflejado en las Listas Reales. Este personaje es, según Alan Gardiner, el rey Narmer, considerado el primer faraón, del cual se tiene constancia que reinó sobre todo Egipto, tras una serie de luchas, tal como quedó atestiguado en la paleta de Namer. Este periodo lo conforman las dinastías I y II.

Imperio Antiguo (a.C. 2700 - 2250 a.C.) Bajo la dinastía III la capital se estableció definitivamente en Menfis, de donde procede la denominación del país, ya que el nombre del principal templo, Hat Ka Ptah "casa del espíritu de Ptah", que a su vez en griego se menciona como Aegyptos, (Egipto) con el tiempo designó primero al lugar en el que se encontraba, luego a toda la ciudad y más tarde al reino. Es la época de la construcción de las pirámides y monumentales conjuntos en piedra, fue durante las dinastías de Seneferus, Keops y Kefren, cuando se construyeron las mayores pirámides. Sin embargo, el esfuerzo y recursos invertidos en ellas determinó que el poder absoluto y prestigio del faraón se resintiera. La V dinastía se produce el ascenso del alto clero y los influyentes gobernadores locales (monarcas), viene luego un período de fuerte descentralización. El Imperio Antiguo comprende las dinastías III a VI.

Primer Periodo Intermedio (a.C. 2250 - 2050 a.C.) Fue el período donde se consolido la descentralización del estado egipcio. Esta época se destacó por un gran florecimiento literario, con textos doctrinales o didácticos, que muestran el gran cambio social. El importante cambio de mentalidad, así como del crecimiento de las clases medias en las ciudades originó una nueva concepción de las creencias, reflejándose en la aparición de los denominados Textos Sarcófagos.

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Osiris se convirtió en la divinidad más popular. Este periodo corresponde a las dinastías VII a XI.

Imperio Medio (a.C. 2050 - 1800 a.C.) Se considera que se inicia con la reunificación de Egipto bajo Mentuhotep*. Es un periodo de gran prosperidad económica y expansión exterior, con faraones pragmáticos y emprendedores. Este periodo lo conforma el final de la dinastía XI y la XII. A mediados de 1800 a. C., los hicsos vencieron a los faraones egipcios; lo que comenzó como una migración paulatina de libios y cananeos hacia el delta del Nilo, se transformó con el tiempo en conquista militar de casi todo el territorio egipcio, originando la caída del Imperio Medio.

Segundo Periodo Intermedio (a.C. 1800 -1550 a.C.) Durante gran parte de este periodo dominaron Egipto los gobernantes hicsos, jefes de pueblos nómadas de la periferia, especialmente libios y asiáticos, que se establecieron en el delta, y tuvieron como capital la ciudad de Avaris, los dirigentes egipcios de Tebas declararon la independencia, siendo denominados la dinastía XVII. Proclamaron la "salvación de Egipto" y dirigieron una "guerra de liberación" contra los hicsos. Fueron las dinastías XIII a XVII.

* Mentuhotep III, el sexto faraón de la dinastía XI de Egipto; gobernó unos doce años, de c. 1995 a 1983 a. C 19


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Imperio Nuevo (a. C. 1550 - 1070 a. C.) Es un periodo de gran expansión exterior, tanto en Asia (donde llegan al Éufrates) como en Kush (Nubia). La dinastía XVIII comenzó con una serie de faraones guerreros y bajo el reinado de Amenhotep III* se detuvo la expansión y se inició un período de paz interna y externa. Después de un período de debilidad monárquica, llegaron al poder las castas militares, la dinastía XIX que, fundamentalmente bajo Sethy I y Ramsés II, se mostraron enérgicos y expansionistas. Posteriormente siguieron los reinados de Merenpath, sucesor de Ramsés II y Ramsés III, quienes gobernaron aproximadamente hasta el año 1070 a. C. El antiguo Egipto

* Amenhotep III También es conocido como Imenhotep III, Amenophis III, Memnon * Merenpath fue el cuarto faraón de la dinastía XIX de Egipto

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Hasta aquí una breve reseña de la historia de Egipto, ya que en este periodo tiene lugar el Éxodo motivo de nuestro análisis, pero es bueno destacar que posteriormente tienen lugar sucesivos periodos que culminaran con el Periodo Romano en el 640 d. C. Los últimos vestigios de la tradicional cultura del Antiguo Egipto, finaliza con los últimos sacerdotes de Isis, proscribiéndose entonces todo culto pagano.

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ISRAEL Para ponernos en contexto con el relato y estudio del Éxodo, tomaremos como guía la historia de Israel contada en la Biblia. Para ello presentamos un resumen desde la descendencia de Noé hasta la llegada de Israel a Egipto, lugar donde ocurrirá uno de los episodios bíblicos más importantes y apasionados de la historia, el Éxodo. Los hijos de Noé que salieron del arca fueron, Sem, Cam y Jafet. Cam es el padre de Canaán y a partir de estos tres hijos de Noé se pobló toda la tierra. Sem tenía cien años cuando comenzó su descendencia dos años después del diluvio, siendo su último hijo Téraj de quien desciende Abram, quien a su vez con su padre y esposa Sarai salieron juntos de Ur de los Caldeos para dirigirse a Canaán, pero al llegar a la localidad de Jará Abram pudo proveerse de ovejas, asnos, y se estableció allí, lugar donde termino sus días Teráj.

El llamado de Dios: El Señor dijo a Abram: “Deja tu tierra natal y la casa de tu padre y ve al país que yo te mostraré. Yo haré de ti una gran nación y te bendeciré, engrandeceré tu nombre y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan y por ti serán bendecidos todos los pueblos de la tierra. ” Génesis 12 - 1 He aquí el comienzo de la historia del pueblo elegido, con la salida de Abram, su esposa Sarai y su sobrino Lot hacia la tierra de Canaán ocupada entonces por los cananeos. Nuevamente El Señor le dijo: Yo daré esta tierra a tu descendencia. Luego Abram plantó un campamento y desde Betel fue avanzando hasta Negueb.

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El relato bíblico menciona una hambruna que azotaba al país, lo que obligo a Abram a bajar a la tierra de Egipto, donde fue muy bien tratado debido a la belleza de Sarai su esposa, a quien presento como su hermana por temor a ser muerto por los egipcios. Abram fue provisto de ovejas, vacas, asnos, esclavos y alimentos, mientras que su esposa fue llevada a palacio con Faraón hasta que fue descubierto el engaño y Abram y su gente fueron expulsados con su familia y todos los bienes adquiridos regresando nuevamente a la tierra de Negueb. La Biblia en el libro del Génesis relata varios acontecimientos ocurridos desde la salida de Egipto, entre ellos, la separación de su sobrino Lot, las batallas de los cuatro reyes, el encuentro con Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, quien lo bendice recibiendo todo esto en un marco de nuevas promesas divinas. Sarai esposa de Abram no le había podido dar un hijo, pero ella tenía una esclava egipcia llamada Agar, la cual dio a su esposo para que tuviera descendencia. De esa unión, nació un hijo, pero sucedió que estando Agar embarazada, se burlaba de Sarai por su esterilidad, lo que a la postre generó que Sarai con el consentimiento de Abram la humillara al punto que Agar con su hijo huyeron de su presencia. Narra el Génesis que el ángel del Señor se le presentó a Agar, la reconforta y le pide que regrese y se someta a su dueña, prometiéndole que multiplicaría su descendencia hasta que sea incontable. Regresó entonces Agar y dio su hijo a Abram y este le puso por nombre Ismael. Abram contaba entonces con 86 años. Cuando Abran tenía noventainueve años, Él Señor le propone una alianza anunciándole una muy prolifera descendencia: “Esta será mi alianza contigo: tú serás padre de una multitud de naciones, Y ya no te llamarás más Abram, en adelante tu nombre será Abraham, para Indicar que Yo te he instituido en padre de multitud de naciones.”

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Dios promete a Abraham, una alianza eterna para su descendencia y le promete toda la tierra de Canaán donde en ese momento era extranjero. A cambio le pide la fidelidad de sus futuras generaciones, quienes tendrán como signo de la Alianza la circuncisión, la cual deberá ser aplicada para los nacidos en la casa así como también los extranjeros comprados, decretando la expulsión de aquel que no cumpla con el ritual transformándose en un circuncidado. La comunicación entre Dios y Abraham vuelve a manifestarse cuando le anuncia: “A Sarai tu esposa, no la llamarás más así, sino que su nombre será Sara yo la bendeciré y te daré un hijo de ella, al que también bendeciré.” Muchos acontecimientos pasaron posteriormente incluida la destrucción de las ciudades de Sodoma y Gomorra, hasta que nació el hijo prometido, Isaac, quien fue circuncidado. Ocurre entonces un hecho importante, Dios nuevamente le dice a Abraham que bendecirá a sus dos hijos, pero con Isaac establecerá su alianza. Tiempo después tiene lugar un hecho estremecedor de acuerdo con Génesis 22, Dios le pide a Abraham que ofrezca en sacrificio a su hijo Isaac, quien a pesar del dolor que tal hecho representa accede al punto tal que solo la intervención del ángel del Señor puede evitarlo. La alianza divina se va consolidando y comienza a formarse un incipiente pueblo, bajo el liderazgo firme y fiel del patriarca Abraham. Años después, y luego de la muerte de Sara, Isaac conoce y se une a Rebeca hija de Betuel. Va a comenzar entonces una nueva etapa de la Alianza, Abraham siendo un hombre de edad avanzada tuvo otra esposa, con quien tuvo otros hijos, a quien dejo diferentes regalos, pero siempre buscó alejarlos de Isaac, a quien dejó todos sus bienes.

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Abraham falleció a la edad de ciento setentaicinco años siendo enterrado por sus hijos Isaac e Ismael en la caverna de Macpelá*. Isaac se caso con Rebeca a la edad de cuarenta años, quien era estéril, pero nuevamente gracias a la intervención divina quedo embarazada de dos mellizos, fue entonces cuando consultó a Dios quien le manifestó que en su seno llevaba dos naciones, dos pueblos separados en sus entrañas, uno será más fuerte que el otro, pero el mayor servirá al menor de ambos niños aún en el seno de Rebeca, Dios diría yo amé a Jacob y odié a Esaú. El que nació primero era velludo y le puso por nombre Esaú. El segundo al nacer tenía su mano tomada del talón de Esaú, por eso se le puso por nombre Jacob. Mientras ambos hermanos crecían, Esaú, el mayor era claramente el más fuerte, pero Jacob era el preferido de su madre Rebeca. Cuando llego Isaac al final de sus días era la costumbre bendecir al primogénito, fue entonces cuando Rebeca organizó un engaño que luego de la muerte de Isaac separaría durante muchos años a los hermanos. El engaño consistió en entretener a Esaú con un guiso de carne, su comida preferida, mientras que Jacob entraba primero a la tienda de su padre, cubierto con piel de cabros para engañar a Isaac quien estaba casi ciego, recibiendo la bendición como si fuera el primogénito. Este hecho aseguraba la posibilidad de que Dios continuara su alianza con Jacob. Al descubrir el engaño, Jacob debió huir de la ira de Esaú, viajando al entonces al país llamado de los Orientales llegando al la casa de Laban, hermano de su madre, quien tenía dos hijas, Lia la mayor y Raquel. Ambas fueron esposas de Jacob, y ambas le dieron hijos, pero su verdadero amor estaba con Raquel, quien era estéril, aunque de acuerdo con el relato bíblico Dios abrió su seno y pudo al final concebir.

*La Tumba de los Patriarcas está considerada como el centro espiritual de la antigua ciudad de Hebrón, al sudoeste de Cisjordania, en el corazón de la antigua Judea.

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Las 12 Tribus de Israel

Jacob fue padre de doce hijos y una hija de nombre Dina, pero no solamente de sus esposas sino también de las esclavas de ambas y sus nombre fueron: Rubén, Neftalí, Gad, Aser, Isacar, Zabulón, José (el primer hijo de Raquel), Simeón, Levi, Judá, Dan y el menor Benjamín, también hijo de Raquel. Todos ellos formarían las doce tribus de Israel, que más tarde conformarían una nación.

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Regresando Jacob de la casa de su suegro Laban con toda su gente, preparándose para el reencuentro con su hermano Esaú, acampo cerca de las estepas de Edóm. Este es un momento trascendente en el relato bíblico, Génisis 32, Aquella noche Jacob se levantó, tomó a sus dos mujeres, a sus dos siervas y a sus once hijos, (todavía no había nacido Benjamín) y cruzó el vado de Laboc junto con todas sus posesiones. Entonces un hombre lucho con Jacob hasta el alba. Al ver que no podía con el lo golpeo en la articulación del fémur dislocándolo. Jacob entonces lo tomo y le pidió su bendición a pesar de que el extraño quería partir de se lugar antes de que amaneciera. Fue entonces cuando el extraño preguntó: ¿Cómo te llamas? “Jacob” respondió, entonces el extraño le dijo, “en adelante no te llamarás más Jacob, sino que tu nombre será Israel” porque has luchado con Dios. Jacob pregunto su nombre, pero el dijo, como te atreves a preguntar mi nombre, entonces lo bendijo y se fue. Jacob llamó a ese lugar Peniel* por que dijo “He visto a Dios cara a cara” Tiempo después y siguiendo el linaje de Abraham e Isaac, Dios renovará su alianza con Jacob, prometiendo nuevamente una gran descendencia, una asamblea de naciones, de donde saldrán reyes de sus entrañas. Ya llegando al final de nuestro resumen sobre la historia de Israel, debemos detenernos en la historia de José, quien era muy amado por Jacob no solo porque fue el primer hijo de Raquel sino porque ya era un anciano cuando José nació. Esto había generado un gran celo de parte de sus hermanos quienes en una oportunidad, mientras pastoreaba ovejas lo atacaron y vendieron a una caravana de mercaderes que viajaba hacia Egipto. A su regreso le contaron a su padre que José había muerto en manos de una bestia del campo, lo que provocó una gran tristeza a Jacob. Ya en Egipto, José fue comprado por Putifar, un funcionario de Faraón. Tiempo después José quien era de buena presencia impresionó mucho a la esposa de Putifar y le pidió que se acueste con el, José se negó por que consideraba ese pedido como una afrenta grave. *El es una palabra semítica del noroeste, que tradicionalmente se traduce como ‘dios

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Al sentirse desairada lo acuso ante su esposo por acoso y este lo envió a la cárcel. José no solo era de buena presencia, sino que resultaba agradable a las personas y se ganó rápidamente la confianza de su carcelero. José era un joven que contaba con el favor de Dios y tenía el don de interpretar los sueños, ya lo había hecho con mucha precisión con los sueños de unos compañeros de celda, hasta que un día ocurre un hecho muy importante en su vida, los sueños de Faraón. Estos sueños son muy conocidos, puesto que han sido parte de la historia popular por generaciones y pueblos, la historia de las siete vacas robustas y las siete vacas flacas junto al Nilo. Lo mismo que el sueño acerca de las espigas de trigo fuerte y grandes y luego las espigas delgadas y quemadas por el sol. Faraón llamó entonces a sus magos e intérpretes pero estos no hallaron ninguna respuesta que satisficiera a Faraón. Debido a su fama de intérprete, Faraón mando a llamar a José, quien interpretó sus sueños explicándolo como siete años de abundancia y siete años de sequías y hambre que azotarían a la tierra de Egipto. Faraón, no solo se sorprendió con la interpretación dada por José sino que además lo nombró primer ministro, poniéndolo al frente de Egipto solo por debajo de Faraón, para organizar el país de manera de hacer frente a lo porvenir. Su trabajo fue muy exitoso y la población egipcia no padeció hambre, dando de comer incluso a los pobladores de las tierras vecinas. La sequía y el hambre también azotaban a la tierra de Jacob quien ante esta situación envió a sus hijos a Egipto en busca de alimentos y al llegar y hacer su petición, se encontraron frente a frente con el primer ministro sin saber que se trataba de su hermano José. Pero el los conoció y les tramó un ardid acusándolos de espías enviándolos después de un tiempo de nuevo a la tierra de Canaán pero les dijo que para demostrar que eran hombres honrados y buenos debía traer a su hermano menor, ya que estos le había manifestado al primer ministro que su padre había quedado solo con su hermano menor. Solo así recibirían la ayuda solicitada.

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Después de contar estos acontecimientos a su padre, estos regresaron con mucho temor a Egipto llevando a consigo a su hermano menor Benjamín y estuvieron nuevamente ante la presencia del ministro quien conmovido no pudo aguantar más y se dio a conocer como quien era realmente, el hermano José. Transcurrido un breve lapso de tiempo José envió nuevamente a sus hermanos para buscar a su padre para traerlo a Egipto, ayudado por los carros enviados por Faraón para facilitar el traslado de Jacob y su gente. Israel partió hacia la tierra de Egipto con la promesa de Dios que haría de el una gran nación. A partir entonces, el encuentro de Jacob y su gente con José y el buen recibimiento por parte de Faraón comienza una nueva etapa en la historia de Israel.

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“EN CADA GENERACIÓN DEBE UNO CONSIDERARSE A SÍ MISMO COMO SI HUBIERA SALIDO DE LA TIERRA DE EGIPTO”

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EL ÉXODO Moisés y Faraón “Conoced la verdad y ella os hará libres” Jesús

El Éxodo según algunos estudios, tuvo lugar aproximadamente en el año 1400 a. C y se lo ubica geográficamente entre dos puntos precisos, Egipto y el Sinaí. Allí se desarrollaron los acontecimientos que hicieron de Israel el pueblo elegido de Dios, destacándose la salida de Egipto, el paso por el Mar Rojo y la Alianza del Sinaí, estos tres acontecimientos, quedarán para siempre grabados en la memoria colectiva de Israel, convirtiéndose en el fundamento de su Fe y a la postre y por extensión al Cristianismo. Este es quizá el principal motivo por el cual el libro del Éxodo, ocupa un lugar relevante entre todos los libros de la Biblia, de ahí que se lo considere el Evangelio del Antiguo Testamento. El Éxodo de Egipto es sin duda el acontecimiento que más se menciona en la Biblia Hebrea y es recordado en los rezos diarios que ora cada judío, pues conforma el sostén de toda la cosmovisión hebrea. Solo el hombre plenamente libre, podrá aceptar el desafío de ir en búsqueda de su hacedor.

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La esencia del relato se basa fundamentalmente en la visión de lo humano, que Dios quiere dejar grabada en la conciencia del pueblo elegido con el que ha concertado un pacto de fidelidad mutua, el cual se refiere a la sublime condición de cada individuo, a la libertad y respeto, que le debe ser conferido y por el que deberá luchar. En el relato también se deja más que claro que se aborrece a los líderes omnipotentes, como es el caso de Faraón, que esclaviza física y espiritualmente a multitud de pueblos. El ideal para el pueblo hebreo, es que Dios sea su líder. Moisés es el elegido para que lo sea. Pero Dios no resigna su propio papel cuando dice clara y repetidamente “Yo Soy el Señor tu Dios y sobre todas las deidades de Egipto habré de juzgar”.

Posibles rutas del Éxodo

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A continuación presentamos a los lectores un trabajo de interpretación sobre el significado del Éxodo, que como ya manifestamos es una historia de libertad, una gesta realizada por el pueblo israelita, el pueblo elegido, pero que nunca podría haber sido posible sin el aprendizaje y esfuerzo individual de cada uno de sus miembros. Por eso no es nuestra intención contar como fue el Éxodo sino analizar su relato, articulando los hechos con nuestra propia historia cotidiana y personal. Ahora bien, para llevar a delante semejante epopeya, el pueblo israelita contó con la ayuda de un gran líder, Moisés quien no solo enfrentó a Faraón, sino que puso en peligro su propia vida para cumplir su misión, aunque ello representara cometer errores que al final de su viaje no le permitirían ver la Tierra Prometida. La propuesta es entonces transitar el Éxodo caminando a la par del pueblo hebreo y quizá al final del relato descubramos que también, cada uno de nosotros, transita por este mundo su propio Éxodo.

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ÉXODO: 1 y 2 EL CRECIMIETO DE ISRTAEL Y LA OPRESIÓN El pueblo de Israel se multiplico de gran manera por todo el territorio de Egipto y fue creciendo cada vez más, siguiendo los lineamientos establecidos en la Alianza entre Dios y sus patriarcas. Esto fue considerado peligroso por Faraón quien estableció una serie de órdenes que representaban la opresión del pueblo israelita, quien clamó a Dios por su ayuda. Entonces Dios se acordó de su promesa y les dio un libertador, Moisés. Ya hemos ubicado el relato del Éxodo, en el marco material historia de dos naciones. Ahora para comenzar nuestra interpretación, es necesario ubicar en un contexto espiritual a Egipto, Israel, Faraón y a Moisés: Egipto: Representa lo material, lo terrenal, lo físico, el lugar donde habita Israel. El cuerpo. Israel: Representa lo espiritual, el que busca la libertad. Las alas del espíritu. Faraón: Es como un dios terrenal representa al ego, que cuando adquiere una situación dominante esclaviza. Moisés: Representa la transición entre el ego y nuestra esencia más pura, es parte de nuestro ser interno. Es el vehículo para la transformación y la liberación.

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ÉXODO: 3 y 4 EL LLAMADO DE DIOS A MOISÉS El nacimiento de Moisés de una familia levítica y su posterior crianza por la hermana de Faraón, es una historia más que conocida. Fue parte de la familia real hasta la edad adulta, pero se vio obligado a huir a Madián, al verse envuelto en el crimen de un egipcio que golpeaba a un israelita y una posterior discusión con algunos hebreos. En una oportunidad, mientras apacentaba las ovejas de su suegro, llevó el rebaño más lejos de lo normal hasta el lugar llamado Horeb. Allí se le apareció el Ángel de Señor en una llama de fuego que salía de una zarza. Al acercarse a ella sitió una voz que le llamaba “Moisés, Moisés”, y él respondió “Aquí estoy” la voz le dijo entonces “No te acerques y quítate las sandalias, porque el suelo que pisas es tierra santa. Yo soy el Dios de Abraham, Isaac y Jacob y he escuchado el dolor y el clamor de mi pueblo. Ahora ve pues yo te envío ante Faraón, para saques de Egipto a mi pueblo israelita.” Pero Moisés dijo a Dios, “Quien soy yo para presentarme ante Faraón y sacar a Israel de Egipto? Dios respondió, “Yo estaré siempre contigo y una vez que saques al pueblo de Egipto, todos me adorarán en este monte”. Moisés entonces volvió a preguntar “Señor si me presento ante los israelitas, me preguntarán cuál es tu nombre”, Dios respondió “YO SOY EL QUE YO SOY” ese es mi nombre por siempre. El diálogo entre Dios y Moisés continuó en medio de las dudas de este, no solo de ser creíble, sino de sus propias habilidades para desempeñar tan importante responsabilidad. El Señor consciente de lo que sentía Moisés y de la dureza de Faraón, le explica que Él extenderá su mano, realizando una serie de prodigios que dañarán severamente a la tierra de Egipto, hasta que Faraón deje salir al pueblo elegido.

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El llamado de Moisés

Moisés estaba en un momento muy difícil en lo personal, generado por la ruptura en su relación con Faraón y la huída de su corte, el asesinato de un egipcio y la seria dificultad que experimentaba, para comunicarse con su pueblo de origen. Hasta que ocurre algo impensado para él, un encuentro con Dios. Todos nosotros en nuestras vidas nos hemos sentido en algún momento como Moisés, quizá no porque hayamos matado a nadie, pero seguramente nos hemos sentido aislados o atrapados entre nuestro pasado y futuro, sin comprender muy bien que nos pasa en el presente. Moisés era un hombre de dos mundos el de sus orígenes y el de su crianza, por un lado el pueblo elegido, por el otro el pueblo de sus afectos donde se crió y que esclavizaba a sus hermanos. Dios le propone un desafío que da significado a toda su existencia, sacar a su pueblo de la opresión. Egipto como ya dijimos, representa lo físico, el cuerpo, la potencia terrenal, mientras que Israel al Ser el pueblo elegido, representa en esencia el Espíritu. Es entonces el momento de preguntarnos cuál es nuestra posición ante este relato, lo vemos como un hecho histórico o lo interpretamos como una enseñanza. Acaso cada uno de nosotros no somos también seres de dos mundos? ¿No somos acaso espíritu dentro de un cuerpo físico, como vehículo necesario para vivir en este plano de existencia?

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También sería bueno preguntarnos, si alguna vez hemos tenido un encuentro con Dios, seguramente muchos dirán que no o que por lo menos si lo tuvieron no se dieron cuenta. En este punto es importante detenernos por un instante y meditar sobre este tema. Los encuentros con Dios son generalmente sutiles y sin público, profundos, que necesitan de nuestra atención, no necesariamente de intermediarios humanos. Él se manifiesta de muchas maneras a veces de la forma menos pensada y fíjense que interesante, en el caso de Moisés, Dios que tiene muchos nombres, se da a conocer con su nombre más profundo. Decimos esto porque el nombre YO SOY EL QUE YO SOY es, primera persona del verbo SER, es decir Dios en mí. Él muchas veces, se presenta como una entidad externa para generar un efecto de atención y asombro en nosotros pero a través de su nombre estamos unidos interiormente a toda la creación. En este punto recurrimos al profeta Jeremías quien muchos años después de estos acontecimientos, nos presenta al Dios interior de una manera que no deja dudas y que debemos tener en cuenta para transitar con éxito nuestro propio Éxodo: “Pondré mi Ley en su interior y la escribiré en sus corazones, yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ya no tendrán que enseñar unos a otros diciendo, ven conoce a Dios, porque todos me conocerán del más pequeño al más grande. Yo perdonaré su inequidad y no me acordaré más de sus pecados” Jeremías 31 – 33 y 34. La Biblia. Dios se presenta entonces, como un SER interior y comprometido, dispuesto a ayudarnos con todo su poder cuando sea necesario, más allá de cualquier obstáculo. El Dios interior sería entonces esa fuerza, a veces incontenible e incomprensible, que emana de nuestra esencia, atraviesa nuestra piel y nos permite afrontar las pruebas y enseñanzas que en cada paso nos propone la vida.

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ÉXODO: 5 y 6 MOISÉS Y FARAON Previamente al encuentro con Faraón, Moisés se encontró con su hermano Arón quien lo acompaño a hablar con los israelitas, quienes a su vez escucharon el mensaje de Dios pero no creyeron sin antes ver, algunos prodigios que se hicieron con la venia del Señor, fue entonces cuando ellos se postraron y creyeron en el mensaje. Ocurrido esto Moisés y Arón se presentaron a Faraón y dijeron: “Así habla el Señor, el Dios de Israel, deja partir a mi pueblo, para que celebre una fiesta en mi honor. Faraón contestó “ Quien es el Señor para que yo le obedezca dejando partir al pueblo? Yo no conozco al Señor y no dejaré partir a Israel”. Fue entonces cuando Moisés y Arón le dijeron a Faraón que debían ir al desierto para hacer sacrificios al Señor y que si no lo hacían así, un gran castigo caería sobre la tierra de Egipto. Faraón les manifiesta entonces que no permitirá que el pueblo se aparte de sus tareas, ordenándoles que vuelvan al trabajo que se les había impuesto, enfatizando a sus capataces para que fueran más duros con los trabajadores israelitas, esto a pesar de las quejas de los representantes hebreos, quienes no eran tenidos en cuenta. Moisés elevó entonces una oración a Dios para que interceda debido a la represalia de Faraón, quien prometió castigo por la orden de Faraón. Dios después de recordar nuevamente su alianza, con los padres fundadores le ordena a Moisés que se presente de nuevo ante Faraón, pero Moisés duda de sus propias habilidades para comunicarse y manifiesta su dificultad de palabra para expresar adecuadamente lo ordenado por Dios. Esto para Moisés significaba estar en desventaja ante Faraón.

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Moisés ante Faraón

Dios envía a hablar a Moisés para que convenza a Faraón, de manera que deje salir a Israel de la tierra de Egipto, pero la misión es más que difícil y el principal escollo que se presenta en primera instancia es la propia inseguridad del enviado. Convengamos que seguramente cualquier persona en el lugar de Moisés se sentiría igual o peor. Ahora bien imagínense ustedes enfrentándose a su propio ego, queriendo cambiar sus vidas, tratando de romper con sus rutinas diarias, buscando alejarse de aquellos usos y costumbres que los dañan. Se sitúan frente a un espejo y se miran a sí mismos y que es entonces lo que ven? exactamente la imagen de lo que quieren dejar, pero eso es imposible sin un proceso previo de transformación. Ese proceso es fuertemente impulsado, cuando nos damos cuenta y cuandosomos advertidos por nuestro SER interior, nuestra esencia cósmica, que a su vez es fuertemente resistida por nuestro ego, es decir nuestra personalidad terrenal. Faraón pregunta quién es Dios para que yo le obedezca, yo no le conozco, además expresa que hay un status claramente establecido, yo mando, Israel obedece. Se preguntaron alguna vez que es lo que piensa y siente su SER interno?, lo conocen ?, hablaron alguna vez con Él ? o quizá debamos preguntarnos , saben ustedes que existe un SER interno? ¿sabemos de qué trata su reino o solamente conocemos el mundo que creamos a través de nuestra mente terrenal ? ojo porque esa es la región donde reina únicamente el

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ego y su mensaje en muchas ocasiones es más que claro, yo (ego) mando y el resto de tu ser obedece. Entonces es comprensible que estemos inseguros ante nuestra imagen en el espejo, no es fácil enfrentar a ese poderoso rey que ordena y parecería que nuestro cuerpo, nuestra alma y nuestro espíritu no tendrían más remedio que obedecer.

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ÉXODO: 7 al 13 LOS MAGOS DE EGIPTO Y LAS PLAGAS Nuevamente por mandato del Señor, Moisés y su hermano se presentan ante Faraón, pero esta vez para hacer una serie de prodigios que se manifestarán a través de la vara de Arón. Dichas manifestaciones eran igualadas una a una por las artes secretas que dominaban los magos de la corte de Faraón. Ante estos hechos, tal como lo había predicho el Señor, Faraón endurecía más y más su corazón. Fue entonces cuando el Señor envió a Moisés nuevamente para advertirle a Faraón que enviaría una serie de terribles plagas hasta que su voluntad sea quebrada y deje salir a Israel de la tierra de Egipto. 1ª Plaga: La vara del Señor se extiende sobre los ríos, canales y depósitos de agua los cuales se convierten en sangre. Plaga de sangre

2ª Plaga: El Nilo sufrirá una invasión de ranas, que cubrirán tu palacio y las casas de todos tus servidores.

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Plaga de las ranas

3ª Plaga: La vara del Señor, golpeo el suelo polvoriento de Egipto y el mismo se transformo en una intensa nube de mosquitos que cubrió toda la tierra de Egipto. Plaga de los mosquitos

4ª Plaga: Faraón, sus servidores y las casas de los egipcios fueron atestados de tábanos, muy parecida a la de los mosquitos. Faraón llamó a Moisés y le dio permiso a Israel para que saliera al desierto para orar al Señor, quien hizo desaparecer esta plaga, pero Faraón al ver que la plaga ya no estaba, volvió a endurecer su corazón y cancelo el permiso de salida del pueblo Hebreo.

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5ª Plaga: Por tu persistente resistencia a dejar salir a mi pueblo, enviaré una peste mortal que afectará a todo el ganado del pueblo de Egipto. Mortalidad del ganado

6ª Plaga: Que Moisés, recoja el hollín de los hornos y los arroje al cielo, este se convertirá en un polvo que generará úlceras y tumores al pueblo de Egipto y sus animales. Faraón seguía endureciendo su corazón y no hacía caso a semejantes calamidades. Las úlceras

7ª Plaga: Moisés extiende tu vara hacia el cielo y caerá granizo sobre el todo Egipto, los animales y su vegetación.

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El granizo

8ª Plaga: ¿Hasta cuándo resistirás la liberación de mi pueblo? Moisés extiende su mano sobre el cielo para que una plaga de langostas ataque toda la tierra de Egipto y devore la vegetación que no destruyó el granizo. Las langostas

9ª Plaga: El señor, manda a Moisés que extienda nuevamente su mano hacia el cielo y suma a la tierra de Egipto en una profunda oscuridad. Faraón llega entonces a expresar su máxima dureza, amenazando a Moisés a retirarse de su presencia y a no volver, bajo pena de muerte.

Moisés le dice “tú lo has dicho no me volverás a ver”

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Las tinieblas

10ª Plaga: El Señor avisa a Moisés que enviará una calamidad más a la tierra de Egipto y después los dejará partir y querrá echarlos definitivamente. Entonces ordena a Moisés que reúna todos los objetos de oro posible, mientras que el Señor saldrá hacia la media noche a recorrer la tierra de Egipto, causando la muerte de todos los primogénitos egipcios.

La institución de la Pascua Este mes será para ustedes el mes inicial, el primero de los meses del año. El diez de este mes digan al pueblo de Israel que consigan un animal de ganado menor, uno para cada familia, podrá ser cordero o cabrito. Luego de inmolarlo tomarán un poco de su sangre y pintarán los dos postes y el dintel de cada casa de los hijos de Israel, para evitar la muerte de sus hijos. Esa misma noche comerán su carne asada con pan sin levadura y verduras amargas. Cumplido esto el Señor pasó a la media noche exterminando a todos los primogénitos de Egipto incluido el hijo de Faraón, sin tocar a nadie de su pueblo Israel.

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Muerte de los primogénitos

Fue una noche terrible para el pueblo de Egipto. Accedió entonces Faraón a dejar salir de su tierra a Israel para que adoren a su Dios con todos sus bienes y pertenencias. Israel estuvo en Egipto por cuatrocientos treinta años y justo ese día abandonaron la tierra de Faraón por eso ese día deberá ser recordado por el pueblo hebreo en honor al Señor. Se celebró entonces La Pascua con la promesa de consagrar a todos los primogénitos hombres y animales de Israel una vez que lleguen a la tierra de Canaán, la tierra prometida a sus padres. Salió entonces Israel de Ramsés en dirección a Sucot y desde allí a Etám al borde del desierto, el Señor iba al frente de ellos, de día en una columna de nube, para guiarlos por el camino a seguir mientras que durante la noche la columna era de fuego para iluminarlos, de manera que pudieran avanzar de día y de noche. Ambas columnas la de nube y la de fuego nunca se apartaban del pueblo. Moisés, no se siente preparado para enfrentar nada menos que a Faraón, por aquel entonces el hombre “dios” más poderoso de la tierra. Para ello requiere de una gran ayuda de parte de Dios, quien lo envía junto a su hermano para que lo acompañe mientras desarrolla una serie de prodigios para ablandar el corazón de Faraón.

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Es ahí donde muchas veces presenciamos milagros incluso cotidianos, pero a los que no le prestamos atención porque pensamos que son cosas naturales, de la ciencia o simplemente cosas que ocurren por azar. Entonces igual que Faraón ni siquiera nos inmutamos ante los prodigios de la vida. También muchas veces sin saberlo estamos acompañados por algún hermano, que puede adoptar diferentes formas, un hermano real, un familiar, un amigo, un maestro, un libro o quizá un desconocido que en algún momento se cruza en nuestro camino para acompañarnos durante un tiempo y que de alguna manera nos ayuda con sus enseñanzas o simplemente, con su compañía. El ego es terrenal, a veces muy fuerte y se endurece cuando se siente seguro, desarrollando una personalidad que se protege detrás de una muralla que el alma y el espíritu no pueden franquear. Cuando esto sucede es que no vemos más allá de lo que los ojos humanos nos pueden mostrar. Vivimos entonces en un mundo finito con una conciencia acrítica hacia adentro, pero crítica hacia afuera. Creemos que somos felices porque todo está en orden en nuestro universo, se siente como una sensación de omnipotencia, de que todo se puede manejar pero en realidad, lo que sentimos no es felicidad sino una falsa tranquilidad porque tenemos la ilusión de que todo lo que nos rodera está bajo control. Sin darnos cuenta esa sensación de poderlo todo, va minando nuestras energías provocando un estrés que poco a poco va ir dañando nuestra mente y cuerpo. Nos sentimos muy agotados, fatigados, pero seguimos adelante a pesar de los avisos de todo nuestro SER. Surgen entonces una serie de molestias o enfermedades como plagas una tras otra, que parecen no terminar nunca, hasta que ya no podemos más y es entonces cuando tomamos conciencia de que debemos hacer un cambio en nuestras vidas. Preocuparnos más por nosotros mismos, dejando salir nuestro espíritu interior, poniéndole límites al reinado de nuestro ego.

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El análisis de las plagas que azotaron la tierra de Egipto, lo dejaremos para los religiosos y los científicos, quienes seguramente harán un importante esfuerzo por tratar de explicarlas. Pero en todos los casos las plagas, desde nuestro punto de vista., son una formidable advertencia física, mental y espiritual que no debemos desoír. Ser observadores de nuestra vida, nos dará la oportunidad de aprender de ella y por ende, podremos renovarla y transformarla. La decima plaga, la muerte de los primogénitos, nos sugiere, la muerte de una parte de nuestra identidad terrenal. Nuestros hijos representan no solamente la prolongación de la existencia, a través de la descendencia sino también la trascendencia por medio de nuestra identidad. Ahora bien, se puede trascender de muchas maneras y seguramente podremos ver con el tiempo, como nuestros hijos más allá de su libertad de elección, en muchos casos serán como nosotros. De ahí la importancia de esta plaga. Dios está dispuesto a llevar nuestras vidas, al límite que representa la muerte de lo más preciado para nosotros, si eso sirve para transformarnos. En este punto quizá sea necesario puntualizar que no hablamos de nuestros seres queridos, sino de la muerte de una parte de nuestro ser inferior y de nuestra identidad, pero aquella que se emparenta más con lo artificial que con lo Real. El ego como basamento de la personalidad, mientras estemos en este plano de existencia, es una parte indisoluble de nuestra totalidad, pero nunca desde una posición de dominio, sino de acompañamiento. El ego y el espíritu son compañeros de viaje, pero solo el espíritu nos permite volar. Dios se dirige una vez más a Moisés para decirle que el día de la salida de Egipto debe ser recordado y glorificado al Señor, a lo largo de las generaciones futuras, celebrando para ello la fiesta del Pesaj o Pasaje como recordatorio de la inmolación de un cordero joven, la misma noche en la que Dios pasó por la tierra cumpliendo la plaga de los primogénitos.

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Esta conmemoración será instituida como la Pascua que Israel glorificará año tras año hasta nuestros días. Quizá los hebreos no hayan, en un principio, tomado debida nota de la importancia de este suceso. Inmersos en el dolor de la opresión de Faraón y la necesidad imperiosa de salir de Egipto. Por eso el mandato divino para recordar y celebrar ese día, de manera que les sirviera de recordatorio cuando sientan que pueden caer nuevamente bajo el dominio de alguna otra tiranía. Seguramente a nosotros, nos podría pasar algo similar y poco tiempo después de liberar nuestro espíritu para cambiar nuestras vidas, nos olvidemos de los sufrimientos pasados y caigamos nuevamente en los brazos de nuestro ego, para volver a repetir un proceso que nos resultará cada vez más doloroso. Dios acompañaba y guiaba a Israel, de día y de noche, con columnas de nube y de fuego, que nunca se apartaba del pueblo. Esta parte del relato puede dar lugar a variadas interpretaciones, pero para nosotros no es otra cosa que una fuerte renovación mental, con la cual comenzaremos un proceso de transformación cuyo punto de partida es el reconocimiento de la existencia de nuestro SER interno, el cual se encuentra iluminado y envuelto por la llama del Poder, el Amor y la Sabiduría. Potenciar esta llama generará un intenso resplandor que nos servirá de guía iluminándonos con el fuego del autoconocimiento y del Espíritu. “Seréis Transformados, por la renovación de vuestras Mentes”. Pablo. La Biblia.

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“CONTARÁS A TUS HIJOS QUE ESCLAVO FUISTE EN LA TIERRA DE EGIPTO Y DIOS TE SACÓ DE AHÍ”

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III

La MARCHA POR EL DESIERTO “Si escuchas realmente la voz del Señor, tu Dios y practicas lo Que es recto a sus ojos, no te infligiré las calamidades que envié a Egipto porque yo el Señor soy el que da salud”. La Biblia-Éxodo 15 - 22

ÉXODO: 14 y 15 EL CRUCE DEL MAR ROJO Y EL CANTO DE MOISÉS El Señor hablo nuevamente a Moisés ordenándole que Israel acampe entre Migdol y el mar, haciéndole creer a Faraón que el pueblo vaga sin rumbo y el desierto les cerrará el paso. Le explica que Él, endurecerá aún más su corazón para que salga a perseguirlos y se glorificará a expensas del poder egipcio.

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Faraón informado de la salida del pueblo hebreo se dio cuenta de su error, ya que pensaba que había perdido una cantidad importante de servidumbre, ordena entonces perseguir a Israel con todo el potencial de sus tropas. Los israelitas al ver llegar al ejército egipcio entraron en pánico e inmediatamente acusaron a Moisés por haberlos sacado de Egipto, primero ellos suplicaron a Moisés que interceda ante Dios para salir de la opresión y luego le gritan a su líder que quieren regresar, ya que ellos estaban más tranquilos sirviendo a Faraón, y que preferían esto antes que morir. Moisés les dice entonces que mantengan la calma y que vean lo que Dios es capaz de hacer por ellos. No volverán a ver a esos egipcios que os persiguen, les dijo, Dios combatirá por ustedes.

Cruzando el Mar Rojo Entonces el ángel que caminaba delante de Israel como columna de nube y de fuego, giró y se ubicó en la retaguardia entre Israel y los egipcios. El pánico ahora también hizo presa de los hombres de Faraón quienes gritaban que Dios combatía por los hebreos y querían huir, pero la orden de Faraón era irreductible, aniquilar a Israel. Fue entonces cuando Dios ordenó a Moisés extender su brazo sobre el Mar Rojo, el cual se abrió formando dos enormes paredes de agua que flanqueaban el camino para que Israel lo atraviese hasta la otra orilla. Faraón ordeno a sus tropas seguir y masacrar a los israelitas, pero llegando estos al otro lado del mar, Moisés extendió nuevamente su brazo y cerro el mar arrasando con todos los egipcios quienes más tarde, yacían muertos flotando en el mar. Entonces el pueblo se lleno de gozo, y creyó en el Señor y su servidor.

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Moisés abre al Mar Rojo

Israel cruza el Mar Rojo

Cierre del Mar Rojo

El Canto de Moisés Entonces los israelitas entonaron un canto al Señor que relata el cruce del Mar Rojo y la derrota de Faraón y su ejército. “El Señor es mi fuerza y mi protección. El Señor es un guerrero. La mano del Señor resplandece. Aplastaste a nuestros enemigos. Tiemblan los pueblos al oír la noticia. El Señor reina eternamente”

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Canten al Señor que se ha cubierto de gloria. Y todo el pueblo era una fiesta. Posteriormente, Moisés hizo partir a los israelitas hacia el desierto del sur, caminando tres días sin encontrar agua, llegando a Mará hallaron agua , pero esta era amarga ( Mará significa agua amarga ). Nuevamente el pueblo increpo a Moisés y este rogó a Dios, quien proveyó agua dulce para que bebieran. Fue entonces cuando el Señor impone una primera legislación, diciendo que si se escucha su voz y se siguen sus preceptos, jamás enviará las plagas y enfermedades enviadas a Egipto, ya que Él es el dador de salud.

El cruce del Mar Rojo He aquí un hecho por demás significativo en el relato del Éxodo, seguramente como es el caso de las plagas, el cruce del Mar Rojo está lleno de misterio y hasta hoy se discute si existió o no tal cruce. Seguramente se pueden ensayar innumerables interpretaciones en un abanico de variadas posibilidades, pero nuestra intensión es ver a Israel cruzando el Mar Rojo como una más de las grandes aventuras, de la que es capaz el ser humano cuando se hace uno con su SER interno, su esencia más prístina y se deja llevar por las Alas del Espíritu. Israel se muestra lleno de temor y pierde toda confianza, pero Dios combate por el, esa es su promesa, estará con su pueblo de día y de noche. El Ángel del Señor como columna de fuego, le corta el paso al ejército egipcio, poniéndole límite a su avance demoledor. He aquí un punto muy importante, podemos hacer una analogía con respecto a este párrafo y entonces nos preguntamos ¿Dios, lucha por nosotros?, si es así ¿de qué manera y en qué momento lo hace? Bueno, es evidente de que estamos hablando de un estado de conciencia. Definitivamente podemos decir que el Señor lucha por nosotros, cuando lo reconocemos en nosotros y cuando nos reconocemos en Él.

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Esto que parece un juego de palabras representa una pérdida del poder del ego en favor del Espíritu y nótese que siempre escribimos esta palabra con mayúscula, esto es debido a que no hablamos del espíritu de lucha humano, sino el Superior que nos lleva a estadios elevados de conciencia. Hay momentos en nuestras vidas que por alguna razón, buscada o no, llegamos a un punto de encuentro en nuestro interior. Es el punto donde nos unimos al SER interno, en un instante que, nos sitúa fuera del espacio tiempo. Donde lo finito se hace infinito, donde todo nuestro SER, queda inmerso en medio de la llama interior de Poder, de Amor y Sabiduría. Ocurre entonces una transformación, dejamos de actuar como normalmente lo hacemos, desaparece el temor, la angustia, el odio y aparece la respuesta del Espíritu. No nos vemos reflejados en la llama interior, sino que ella se refleja en nosotros y todo lo que nos rodea, toma nota de ello. El Espíritu está presente en manifestación, en acción, por dirección y en conciencia. En este punto podemos decir sin temor a equivocarnos que donde uno está también está Él, YO SOY EL QUE YO SOY es la respuesta. Sin separarse permanece, incrementando su Luz con su resplandor, con la plenitud del Amor, de la Sabiduría y Poder, que nos eleva, en alas de ascensión de victoria que han de retornarnos al lugar donde ocurre un insight, un darse cuenta de que la voluntad del Espíritu y la nuestra son una sola. Si logramos percibir lo expresado hasta ahora, y seguramente será bueno ejercitarlo, podremos extender nuestra mano y apartar de nuestras vidas las aguas del Mar Rojo, es decir cualquier obstáculo que se interponga en nuestro camino. Recurramos a la ayuda del nuevo Testamento: “Si tuviereis Fe del tamaño de un gramo de mostaza, le diríais a este monte, córrete y échate al mar” Jesús. La Biblia

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El cruce del Mar Rojo, más allá de cualquier especulación, está cargado de una gran dosis de simbolismo. Un Israel desesperado no sabe bien qué hacer, pierde conciencia de sí, dejando de lado sus creencias y valores, siendo capaz de retornar a su estado de sometimiento. Pero Dios acude en su ayuda, cumple la promesa hecha a sus padres y pelea por su pueblo. Tal vez podemos preguntarnos, qué pasa con nosotros cuando nos sentimos desesperados y sin capacidad de repuesta, superados por las circunstancias. Seguramente nuestra actitud no será muy diferente a la de Israel. Ambos casos se parecen mucho y la mayor similitud estará dada por la firmeza de nuestras convicciones. En el caso de Israel, aún sabiéndose un pueblo elegido llega a este momento desbastado por el sometimiento de Faraón, se pregunta entonces, ¿esto es lo que quiere Dios para su pueblo? ¿Por qué nos hace pasar por esto? En nuestro caso quizá no sepamos que también somos parte del pueblo elegido, esto a partir de la llega del Cristo, el hijo de Dios quien nos enseñó que todos somos parte del Todo. Pero así y todo muchas veces preguntamos ¿dónde está Dios?, sin darnos cuenta que al igual que Israel estamos frente a una prueba de fe, donde las circunstancias que nos tocan vivir son solo un instrumento de aprendizaje. ¿Y que sería lo que tenemos que aprender? Fundamentalmente a descubrirnos, respetarnos y valorarnos a nosotros mismos. Debemos comprender que nuestra principal misión en este mundo es alcanzar el autoconocimiento, como paso indispensable para llegar a la conciencia Cósmica, es decir hacernos uno con el SER interno.

El Canto de Moisés Una vez finalizado el cruce del Mar Rojo, la escena es una mezcla de desolación y alegría. Faraón es derrotado y su ejército aniquilado. Israel es puro gozo y alcanza su punto de mayor cercanía a Dios.

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El canto de Moisés glorificando al Señor y acompañado por el pueblo, es la lógica consecuencia de haber salido triunfante de una situación extrema. Es un canto de liberación, no es el Moisés terrenal el que canta sino su Espíritu y el Espíritu de todo Israel. Solo basta imaginar la escena, la tierra y todos sus elementos son testigos de tan maña hazaña, Faraón y el ejército más poderoso del mundo son derrotados, en singular combate. Sin disparar una sola flecha, sin lanzar una sola lanza, sin desenvainar ni una sola espada, solamente con la fuerza y el poder de la Fe. Seguramente cada uno de nosotros sienta un estado de alegría similar cuando salimos de situaciones comprometidas. Sentimos una gran satisfacción ya sea por el deber cumplido, o por haber salido airosos de un momento difícil. El ego se infla y siente orgullo, en cambio el Espíritu, cata y baila y siente que ha crecido, que ha dado un paso importante en su proceso de liberación, sabedor de que el ego tarde o temprano, aceptará ser su compañero de viaje y no su opresor. Cuando esto ocurra, nos daremos cuenta que hemos cruzado nuestro propio Mar Rojo.

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ÉXODO: 16 al 18 EL MANA Y LA INSTITUCION DE LOS JUESES Moisés y los israelitas partieron desde el Mar Rojo en dirección al desierto sur, donde luego de caminar tres días sin agua y faltos de alimento, llegaron a un lugar llamado Mara, que significa aguas amargas. La imposibilidad de beber el agua de ese sitio originó una nueva protesta de Israel. Fue entonces cuando Moisés por orden de Dios, cortó un trozo de un árbol del lugar y lo hecho en el agua haciendo que esta se vuelva dulce. Dios entonces amonesta al pueblo y manifiesta nuevamente, a modo de prueba “si realmente escucharas la voz del Señor y practicaras lo que es correcto antes sus ojos, nunca serás afligido con las plagas que envié a Egipto, porque yo soy el que da salud” Continuando su viaje por el desierto de Sin, ubicado entre Elim y Sinaí siguieron los permanentes reclamos pero esta vez por la falta de alimento lamentándose haber salido de Egipto, donde el alimento no faltaba, aún bajo la opresión de Faraón. Nuevamente Dios atiende el reclamo del pueblo y lo alimenta con codornices y con un alimento que cae desde el cielo y al que denominan maná el cual deberá ser recogido seis días a la semana a excepción del sábado que quedará oficialmente instituido como día de descanso. Posteriormente Israel librará su primera guerra en su periplo por el desierto contra los amalecitas. En este hecho como en todos los acontecimientos Moisés es el instrumento principal. En la batalla cuando él elevaba sus brazos al, cielo Israel ganaba en la batalla, cuando se cansa y deja caer sus brazos Israel pierde en la batalla.

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Moisés con ayuda de sus seguidores más cercanos mantendrá en alto los brazos inclinando el triunfo definitivamente para el pueblo israelita. Israel era un pueblo numeroso y generaba un sin número de conflictos que a su vez, eran atendidos personalmente por Moisés. En un encuentro con su suegro Jetro, este le hace ver la necesidad de nombrar ayudantes para que resuelvan grupalmente los conflictos cotidianos. Designa entonces un grupo de ayudantes a los que denomina jueces delegando responsabilidades para resolver los problemas más comunes reservándose para su resolución los conflictos más graves. Era evidente que en la medida que Israel se adentraba más y más en el desierto, se agudizaban también sus necesidades y reclamos, en definitiva sus conflictos, veía peligrar sus necesidades básicas y además su seguridad, ya que comenzaba a librar batallas con sus pueblos vecinos. Es imposible no trazar un paralelismo con nuestras vidas cotidianas, sobre todo cuando hemos decidido cambiar el rumbo de nuestras vidas, salir del yugo que impone la rutina e iniciar un camino que nos lleve a otro lugar. Un lugar de encuentro con uno mismo. Claro pero esto no es fácil, Israel tiene la promesa de Dios, pero su travesía se torna muy dura, además es fácil imaginar lo que se preguntaban en sus reuniones nocturnas junto a sus familias y amigos, ¿a dónde vamos? ¿Para qué vamos? ¿Qué será de nosotros y de nuestros hijos? ¿Que nos espera en la supuesta tierra prometida? Estas y seguramente otras preguntas aplican también para nosotros en nuestro viaje hacia un cambio de vida. ¿Que representa este cambio para nosotros?, hice bien en comenzar ahora? ¿Servirá de algo o voy a terminar peor de lo que estaba? ¿Qué seguridad tengo de que me va a ir bien? Aparecen entonces los inevitables conflictos internos, nos arrepentimos de haber iniciado un cambio, lo que teníamos no era

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lo mejor, y no nos gustaba, pero conocíamos el terreno que pisábamos y podíamos sobrevivir aunque supiéramos que se trataba de un falso ambiente de comodidad y seguridad. El cambio de vida se transforma entonces en nuestro proyecto, con sus dificultades, con sus luchas, pero también con esperanza. Nosotros al igual que Israel comenzamos a transitar un camino y aunque todavía no se tenga verdadera conciencia de lo que esta travesía representa, viajamos hacia el estado más elevado de la condición humana, como lo es la Libertad, para ellos, para nosotros y para toda la humanidad. Nuestro SER interno nos habla y nos guía desde lo más elevado de nuestra conciencia. Si lo escuchamos atentamente seguramente pisaremos sobre un terreno más firme y nuestro viaje será más seguro. Por otro lado es muy importante escuchar también a los que nos apoyan no solo desde lo práctico sino también desde lo afectivo. Ellos serán nuestro soporte en todo momento y nos brindará la confianza que necesitamos siendo de gran ayuda en los momentos más difíciles. Es aquí donde podemos darnos cuenta de la necesidad e importancia de delegar algunas de nuestras funciones, no es necesario que estemos en todo y para todos. Esto es a todas luces una forma omnipotente de vivir nuestras vidas, aunque algunas veces nos parezca que es una forma de ayudar y servir a los demás. El delegar funciones y o responsabilidades, nos traerá el gran beneficio de la confiabilidad en nuestra vida relacional, trayéndonos alivio y tranquilidad, logrando un mayor equilibrio entre nuestro ego y el Espíritu. El no hacerlo nos traerá agotamiento, perdida de confinaba y credibilidad por parte de los demás sumándonos inestabilidad emocional y sus consecuencias físicas, afectando nuestra salud. Si miramos bien a nuestro alrededor, nos sorprenderemos al darnos cuenta que no estamos solos, no solamente el SER interno nos guía, si nos animamos a compartir, encontraremos compañeros de viaje que serán mucho más que una compañía.

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“LA ALIANZA”

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IV

LA ALIANZA DEL SINAÍ “Yo vendré a encontrarme contigo en medio de una densa nube, para que el pueblo pueda escuchar cuando yo te hable, así tendrá en ti una confianza a toda prueba.” La Biblia- Éxodo 19 - 9

ÉXODO: 19 LA LLEGADA AL SINAÍ El primer día del tercer mes, después de la salida de Egipto, los israelitas llegaron al desierto del Sinaí, estableciendo su campamento frente a la montaña del mismo nombre. Dios hablo con Moisés y le pidió que transmitiera al pueblo el siguiente mensaje: “Ustedes han visto que los traje hasta mi desde la tierra de Egipto. Si observan mi alianza estarán conmigo y serán para mí un reino de sacerdotes y una nación que me estará consagrada”.

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El pueblo respondió su acuerdo con el Señor y Moisés se lo comunicó a Dios quien a su vez le manifiesta que desde ahora en adelante el vendrá sobre una nube para comunicarse con él delante del pueblo, de manera que los israelitas incrementen su confianza en su líder. También le ordenó a Moisés que fuera al pueblo y le ordenara hacer un proceso de purificación de dos días, ya que al tercer día, el Señor descenderá en la montaña y nadie, absolutamente nadie debería traspasar los límites del monte, bajo pena de muerte. Deberían además, durante la purificación abstenerse de tener relaciones sexuales. Dios descendió sobre la montaña en forma de fuego con una inmensa columna de humo. Por primera vez, Israel agrupado al pie de la montaña, se encontraba con su Dios. He aquí un momento visara en el relato del Éxodo, Dios decide no solo manifestarse sino presentarse ante Israel, claro que bajos sus reglas. Aparecerá inmerso en una densa nube y desde allí dirigirá su palabra a Moisés ante la presencia de su pueblo. Cuál es el objetivo de este proceder? claramente sellar una alianza con Israel, el pueblo elegido. Por eso este acontecimiento debía ser espectacular, y la única forma de garantizar que así fuera, era presentarse ante Moisés y el pueblo, con la única condición de que ninguna persona, ni siquiera los sacerdotes deberían cruzar el límite donde se encontraba la nube. Dios no podía ser visto sino solamente a través de su ley y sus actos, pero si se podía escuchar su voz y su mensaje. ¿Creería Israel después de semejante demostración, realmente cual sería su destino y si así fuera lo aceptaría? Había tomado nota de que Dios posó su ojos en este pueblo desde el mismo momento que llamó al patriarca Abraham? Estaba atento Israel a la importancia de estos acontecimientos? Estas preguntas aplican perfectamente en nuestra situación individual.

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Inmersos en la vida cotidiana, preocupados no solamente por las necesidades básicas de todo ser humano, sino por una búsqueda constante de superación, que nos permita mejorar nuestra calidad de vida, nos volvemos un poco sordos y ciegos para observar lo que nos rodea. Ignoramos muchas veces acontecimientos a los que les damos la mínima importancia, pero que si meditamos un poco muchas veces serían extraordinarios. Por lo general se dice que podemos hablar con Dios, a través de oraciones, decretos, confesiones o por medio de intermediarios como ser sacerdotes, independientemente de que creencia o religión se trate. Pero ojo resulta muy difícil decirle al mundo que Dios nos hablo. Se imaginan, no solamente seremos el hazme reír de todos, sino que además nos tildarán de locos y si por alguna razón llamamos demasiado la atención o alguien nos cree, en seguida se pone en funcionamiento una serie de investigaciones donde expertos y eruditos religiosos, buscarán pruebas que seguramente nunca encontrarán, no porque no existan, sino porque no deben existir. Imaginen la escena, el pueblo todo reunido al pie de la montaña, escuchando la voz de Dios, instruyéndolos, guiándolos, fortaleciéndolos, en definitiva preparándolos para un evento de máxima magnitud, que aunque ellos no lo supieran, de sus entrañas nacería y se manifestaría al mundo un hombre que alcanzaría el más alto rango de la evolución espiritual, que se pueda alcanzar en este planeta, un Cristo, es decir un faro de luz, capaz de vencer a las tinieblas. Cabe entonces preguntarnos, ¿prestamos atención a lo que nos rodea? somos capaces de entender lo que nos pasa? escuchamos esa voz interior que muchas veces nos previene y en otras oportunidades nos amonesta o nos guía? Nuestro SER interno es el pasaporte que tenemos para sentirnos parte del universo. Ahora imaginemos esta escena, estamos al pie de la gran montaña de la vida, inmersos en nuestras dificultades cotidianas cada uno con sus cargas, sus sueños y expectativas y de repente sentimos esa voz interior que emergen desde lo más profundo del SER.

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Una voz que nos propone una alianza que seguramente cambiará nuestras vidas y para ello solo es necesario escuchar con atención dejándonos guiar por ella. Ahora bien, he aquí un punto interesante, el SER interno no solo habla sino que también escucha, dándonos la posibilidad de entablar un diálogo interior. Si somos capaces de lograr esto, nos iremos convirtiendo poco a poco, logro a logro, luz a luz en un faro capaz de vencer a las tinieblas.

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ÉXODO: 20 LOS DIEZ MANDAMIENTOS Entonces Dios pronunció estas palabras: - Yo soy el Señor que te sacó de la esclavitud de la tierra de Egipto, no tendrás otros dioses delante de mí. - No te harás ninguna escultura o imagen de lo que hay el cielo, en la tierra o debajo de ella. No te postrarás ante ellas ni le rendirás culto, porque Yo Soy el Señor tu Dios, un Dios celoso que castigo la maldad de los padres y sus hijos hasta la tercera y cuarta generación si me aborrecen, pero puedo tener misericordia por mil generaciones si me aman. - No pronunciarás en vano el nombre del Señor tu Dios. - Acuérdate de santificar el día sábado, trabajaras seis días, pero el séptimo día será de descanso en honor del Señor tu Dios. Tampoco trabajará nadie de tu familia, ni esclavos, ni extranjeros, ni siquiera los animales. - Honrarás a tu padre y a tu madre. - No matarás. - No cometerás adulterio. - No robarás. - No darás falso testimonio contra tu prójimo. - No codiciarás la casa de tu prójimo, su mujer, sus esclavos, sus animales ni nada que le pertenezca. Entonces Dios que hasta aquí se había expresado con una voz como de trueno , le hablo a moisés para que les dijera a los israelitas que edificaran altares en su nombre y le brindaran sacrificios, de manera que Él venga y los bendiga donde quiera que se recuerde su nombre.

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Dios había hablado a Israel exponiendo su máxima autoridad, bajando su LEY, acompañada de la promesa de hacerla cumplir con la máxima rigurosidad, pero también con la promesa de estar donde se recuerde su nombre, lo que equivale a decir donde se recuerde su Alianza. Si observamos con detenimiento los tres primeros mandamientos veremos que la frase Yo Soy el Señor tu Dios se repite en cada uno de ellos, es decir tres veces. Esto no es casual, es una ley cósmica significa que es ley en los tres planos es decir el físico, el mental y el espiritual. Dios se presenta como creador, como ley y como Yo Superior, de cada uno de nosotros, es cuando reconocemos y nos hacemos uno con nuestro SER interno.

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Egipto como ya lo hemos mencionado, es el símbolo de la materia, del hombre primitivo que todavía no ha podido alcanzar el grado de comprender el concepto de un solo Dios, que también se manifiesta como SER interno, único e invisible. Los egipcios adoraban a muchos dioses, que tenían forma y eran visibles. Podemos decir entonces: Yo Soy Dios, que te extrajo del concepto material, por lo tanto no atribuyas poderes a otra cosa que no sea Yo. No te forjes imágenes mentales, no les temas ni las respetes y por lo tanto no te formes juicios por lo que veas a tu alrededor, ya que el universo te retribuirá lo que generes. No pronunciar en vano el nombre del Señor, se refiere directamente al respeto que debemos tener del SER interior, que no es otra cosa que respetarnos a nosotros mismos. No auto condenarnos, no auto castigarnos, mi mala menoría, mi enfermedad, mi pésima vista, etc. Recordemos siempre que cualquier imagen mental que creemos, se convertirá en una manifestación y si esta es negativa y no la corregimos se transmitirá de generación en generación, como un preconcepto, un prejuicio, ya que las formas de pensamiento se cristalizan con el tiempo, haciendo más difícil su dilución. Corregirla significa transmutar su energía convirtiendo una imagen que fragmenta en una imagen que integra. Obsérvese que la mayoría de los mandamientos se inician con el vocablo “No” , que no tiene la misma connotación que las prohibiciones que normalmente conocemos, no pase por este lugar, no fume, y otros, que si se pueden hacer pero que por respeto y convivencia no debemos hacer. El “No” de los mandamientos significa “No puedes” por más que lo intentes. No lo intentes porque no lograrás. No podemos matar, robar, adulterar, codiciar, mentir, dar falso testimonio y salir bien librado de estas situaciones, quizá al principio, pero tarde o temprano las leyes cósmicas nos devolverán lo que hicimos.

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Hay algunos dichos populares que dan testimonio de esto, “ojo por ojo”, “el que a hierro mata a hierro muere” no son mitos o simples dichos, son fáciles de comprobar, solo es necesario que hagamos un examen de conciencia y seguramente recordaremos episodios en nuestras vidas o de personas conocidas, donde veremos el cumplimiento de estas leyes. Los mandamientos sobre la observación de guardar el descanso del sábado y santificarlo a Dios, así como también el honrar al padre y a la madre, no son prohibiciones, sino recomendaciones. Adorar al Dios padre – madre (alfa y omega – Apocalipsis) no solo como divinidad espiritual, sino también como manifestación física en nuestro prójimo y en especial con aquellos que nos han traído a la vida, nuestros padre – madre familia. El descanso del sábado puede verse también al tiempo que sería bueno dedicar a la meditación, entendida como un encuentro personal con el SER interno. La meditación nos permite escuchar nuestra voz interior, analizarnos y sacar provecho de nuestras buenas y malas experiencias. Los mandamientos vienen a poner orden en una población israelita mayoritariamente ignorante, para ello era absolutamente necesario, que las leyes no fueran dictadas por los hombres sino por Dios, como la única manera de darle un marco mayor de cumplimiento. No solo a Israel, sino a la humanidad toda le ha costado innumerables golpes aprender a convivir y a crecer en un marco de amor y respeto.

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ÉXODO: 21 al 24 LEYES – DEBERES – CANAÁN - LA ALIANZA En este punto del relato del Éxodo, Dios da a conocer una serie de normas y leyes a los israelitas y lo hace con referencia al tratamiento a dar a los esclavos, al homicidio, al derecho de asilo y el mal trato y agresión a los padres. También se legisla sobre las agresiones corporales entre y hacia las personas y animales. Aparece una larga e importante referencia a los delitos contra la propiedad, dándose a conocer una serie preceptos con respecto a las viviendas, campos y animales, fijándose diferentes indemnizaciones según sea el delito cometido. Otro bloque de leyes y normas se refieren a lo moral, lo social y dentro del marco religioso incluido las fiestas y rituales litúrgicos. Se instituye el concepto del año sabático y la obligatoriedad del descanso sabatino. Todo esto fue comunicado por Moisés y aceptado por el pueblo.

Instrucciones sobre la entrada a Canaán “Enviaré un ángel delante de ti, para que te proteja en el camino y te conduzca hasta el lugar que te he preparado, respétalo y escucha su voz, no te rebeles contra él, porque no les perdonará sus transgresiones, ya que mi nombre está en él” Israel, entrará en una tierra hostil, donde viven varios pueblos que seguramente lo combatirán además se los insta a no adorar ni postrarse delante de sus dioses ni relacionarse con estos pueblos, para evitar sus rituales. Dios promete poco a poco expulsar a estos pueblos de manera que Israel se adueñe de la tierra dada por Dios.

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La conclusión de la Alianza Dios pide a Moisés que suba a la montaña, junto con Arón y los ancianos de Israel, quienes acamparon a los pies de la gloria de Dios que se veía como un inmenso fuego abrazador. Transcurrido siete días en la montaña, Dios llamó a Moisés quien ingresó a la nube y permaneció en ella cuarenta días y cuarenta noches. Moisés recibiría las tablas con la ley y mandamientos con los que se instruyó a Israel. Ser el pueblo elegido, evidentemente no es poca cosa, implica una serie de compromisos a cumplir, siendo que el juez en este caso, es nada menos que Dios. Aquí no hay arreglo, aquí no se puede comprar la voluntad o la justicia de un ser humano, Dios no negocia. Las leyes dadas a Israel, eran leyes iniciáticas, necesarias para la formación de una nación y no cualquier nación, sino que de ella nacería mucho tiempo después un SER, que sería clave para toda la humanidad. Las leyes dadas a Israel, también son leyes iniciáticas para cada persona y aunque parezcan ser normas duras y de difícil cumplimiento, no son para nada imposibles de llevar a cabo. Estas leyes, fueron dadas, para cumplir preceptos básicos de respeto y amor hacia el prójimo, desde lo personal hasta su propiedad material, mental y espiritual. Esto es respetar la vida en todas sus formas y manifestaciones, política, social y religiosa siempre que ello esté de acuerdo con dichas leyes. El fin de este proceso es el amor, el amar al prójimo como así mismo sería enseñado, muchos siglos después, por el maestro Jesús. Este amor debe entenderse como la base para la convivencia, partiendo de la empatía, es decir no solo tratar de ponerse en el lugar del otro, sino en tratar de entenderlo, aunque no estemos de acuerdo con su forma de ser y pensar.

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Un elemento más que importante a tener en cuenta, es la capacidad de perdonar, que está decididamente ligada a nuestra capacidad de perdonarnos. Al “ama a tu prójimo como a ti mismo”, podemos adicionarle, “perdona a tu prójimo como a ti mismo”. Ahora bien, es importante tener en cuenta que no estamos solos en este proceso, un ángel caminará delante de nosotros. Ese ángel, será nuestra guía y en muchas ocasiones nuestro maestro. Un viejo axioma reza, “cuando el alumno está preparado aparece el maestro”, que como ustedes se imaginarán puede adquirir diferentes formas, un libro, los hijos y compañeros de ruta en el camino de la vida. Ellos de una forma u otra, estarán marcando el camino, mostrándonos no solo los errores, sino también la forma de corregirlos. Seguir los preceptos sagrados, significa no solamente llevar una vida sana, lejos de los vicios y adicciones, sino también mantenernos alejados de las personas que nos dañan. Significa no postrarse o ser serviles a falsos “dioses”, que nos muestran una vida fácil, seguramente en alguna oportunidad escuchamos frases como; “para que estudiar, para que sacrificarse, si en este mundo nadie te reconoce ni te agradece nada”. Si caemos en esta forma de pensar o de actuar, es porque seguramente estamos siguiendo a falsos profetas, falsos guías, personas frustradas y resentidas, que piensan que su paso por este mundo es solo un viaje de ida. Es inevitable seguir relacionando este párrafo del éxodo con las enseñanzas de Jesús, “no sigan a hombres ciegos, dejen que los ciegos, guíen a los ciegos y que los muertos entierren a sus muertos”. Esta frase es casi un clamor, un llamado al despertar de la conciencia. El ángel nos guiará y estará siempre con nosotros, pero ojo, tenemos que estar dispuestos a combatir si es necesario, fundamentalmente con nosotros mismos, luchando contra viejas ideas y preceptos arcaicos que nos alejan del sendero. Nuestra fortaleza interna, será una gran barrera de protección para las pruebas que nos presente nuestro mundo externo.

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Poco a poco, nos iremos adueñando del territorio que pisamos, un territorio de conciencia que lentamente iremos transitando desde un desierto iniciático, árido e inhóspito hacia una tierra fértil de autoconocimiento, llena de vida y esperanza. Las leyes dadas, deberán ser grabadas a fuego en la piedra basal, de una nueva forma de pensar, sentir y hacer, que no solo nos asegure el ingreso a la tierra prometida, sino hacia la construcción de un Hombre Nuevo imbuido de autoconocimiento, cuyas raíces son la VOLUNTAD, el AMOR y la SABIDURÍA.

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“PARA QUE TODOS LOS DÍAS DE TU VIDA TE ACUERDES DEL DÍA EN QUE SALISTE DE LA TIERRA DE EGIPTO”

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LA ORGANIZACIÓN DEL CULTO “Me harán un santuario y yo habitaré en medio de ellos” La Biblia 25 – 8

ÉXODO: 25 al 27 EL SANTUARIO Y EL ARCA El Señor, ordena al pueblo a través de Moisés que prepare una ofrenda, la cual servirá para construir un Santuario, en cuya morada habitará su presencia. Ordena también la construcción de un arca, con unas medidas específicas y que deberá ser recubierta de oro puro por dentro y por fuera, además tendrá todo lo necesario para ser trasladada. Su tapa también será de oro puro y en sus extremos se forjarán dos querubines con sus alas extendidas hacia arriba.

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Esta arca sería la portadora de las tablas de la Ley que el Señor les dará. Donde este el arca, será un lugar de encuentro entre Dios y Moisés y desde allí, se comunicará los preceptos y leyes para los israelitas. El Señor, también da instrucciones muy precisas acerca de cómo construir también con oro puro una mesa y un candelabro, sobre el cual brillarán siete lámparas. También explica detalladamente como se deberá construir una morada, lugar donde se instalará el Arca de los Testimonios. La morada será también el lugar donde se construirá un altar donde se realizarán los holocaustos. Las instrucciones son tan precisas que hasta el tipo de aceite, oliva, a utilizar en los candeleros es establecido por Dios. Estas instrucciones marcan claramente el inicio de una nueva era para Israel, la organización del culto. Estos primeros capítulos van codificando la liturgia a seguir de ahora en adelante y por generaciones, algo que se irá consolidando en los capítulos siguientes del Pentateuco. Nacía la necesidad de un culto, de un nuevo orden religioso y para ello era necesario construir un santuario y un irrestricto cumplimiento de las leyes establecidas. En el plano físico, el santuario es el lugar donde se guarda lo sagrado, es el lugar del Arca que da testimonio de la Sagrada Alianza, iluminada por la luz del candelabro, es el lugar donde mora el Espíritu del Altísimo. Es también el lugar donde se encuentra el altar de los holocaustos, como parte del ritual al servicio del Señor. La Alianza es entre el Señor y su pueblo, es entre Él y cada uno de los israelitas, pero también es la alianza primordial que posteriormente y Jesús mediante en la última cena, se beberá el vino y se comerá el pan que representa su sangre y su cuerpo como sello de la Alianza nueva y eterna renovando una vez más el Divino Pacto.

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Que significa esto? que nosotros por extensión y a lo largo de los siglos somos parte de dicha Alianza, por lo tanto el Espíritu mora en nosotros, convirtiendo a nuestro cuerpo en un verdadero Santuario. Recurrimos como ayuda para entender este tema a una nota aparecida en la revista Utopía 1994. Uno de sus editores público un poema atribuido a Maimonides, médico filósofo, teólogo sefardita que nació en Córdoba, España en 1135 y murió en Egipto en 1204 y cuyo nombre significa Moisés Ben. Presentamos aquí su primera estrofa, ya que nos sirve de soporte para nuestro análisis. “En el camino del Tao Iluminado por Amón – Ra Jehová engendró al Cristo: Para que el PUEBLO ELEGIDO SEAN TODOS LOS PUEBLOS” El Libro del éxodo, redacta detalladamente como debe edificarse el Santuario, con minuciosa precisión, cuidando medida por medida, detalle por detalle, desde la calidad de la madera, las cortinas de lino y el oro a utilizar, todo lo expuesto, habla claramente del Orden, la Limpieza, la Belleza y la Paz, que debe ser propia de la morada del Altísimo. El desafío entonces es empezar por reconocer que nuestro cuerpo es un Santuario cuyo orden limpieza y belleza debemos procurar. Reconocer esto nos permitirá diseñar y ejecutar una conducta que ordene nuestros pensamientos, orientándolos hacia otros modelos que incorporen técnicas de meditación, relajación y esparcimiento, como un complemento de nuestra vida laboral, haciendo más equilibrada nuestra vida cotidiana. El equilibrio al que hacemos referencia no es posible completamente sin una alimentación sana.

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Este tema tiene y ha tenido mucha preeminencia, a partir de innumerables dietas ofrecidas y explicadas por los más diversos medios, que en un principio solo apuntaban al cuidado de la silueta, pero de apoco el cuidado del cuerpo en función de la salud se fue haciendo cada vez más importante. La sana alimentación acompañada de técnicas de meditación y relación son más que una muy buena protección para combatir el estrés que nos genera nuestra vida cotidiana. Lograr el equilibrio bioquímico de nuestros cuerpos mediante una alimentación del tipo vegetariana, macrobiótica, u otras similares, es fundamental para mantener limpios nuestros canales energéticos y por ende, nuestro Santuario. Lo expuesto hasta aquí, requiere de un gran esfuerzo personal, que comienza indefectiblemente por la búsqueda del autoconocimiento. Este proceso nos hace ver la vida y el universo de una manera diferente. Cuanto más nos conocemos más claro tenemos lo que somos y lo que podemos llegar a ser si nos lo proponemos. Por lo tanto si somos capaces de vernos y sentirnos de una manera diferente, podemos ver también de una manera diferente a los demás. Al internarnos en nuestro mundo interior podremos alcanzar y ver la belleza del Alma. Se dice que en ella existen plantas y flores exóticas que conforman, un bellísimo jardín, que actúa como una puerta cósmica que nos conecta a otros universos, de los cuales también formamos parte a pesar de nuestra vida terrenal. Con esta alegoría, queremos decir que a la par de la conciencia terrena, coexisten otros estados de conciencia más elevados, desde donde nos guía y nos enseña nuestro SER interno. La belleza interior una vez descubierta, actúa como un disparador para la belleza exterior, la cual no se evalúa solamente por los rasgos físicos, sino por las acciones de las personas. Esta belleza, se funda principalmente en la capacidad, que cada uno de nosotros tiene para amar al prójimo. Seguramente, luego de haber iniciado el tránsito a través de estos procesos, nos sentiremos cada vez mejor con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea.

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Sentiremos que una sensación primero de seguridad y luego de Paz comienza a llenar nuestras vidas, entonces nos daremos cuenta que hemos dado un paso hacia adelante en nuestro camino. Nuestros cuerpos físico, mental y espiritual, es decir nuestro Santuario, ya están listos para convertirse en una morada divina. Es el momento entonces de hacer uso del altar interior ofreciendo al SER interno, los sacrificios que sean necesarios como pruebas de Fe, quemando en el fuego del Espíritu todos nuestros preconceptos, prejuicios, malos hábitos, sistemas de creencias y todo aquello, que sea un límite para nuestra libertad y crecimiento.

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ÉXODO: 28 al 31 EL SACERDOTE Dios sigue organizando el culto del pueblo elegido, ya dio las directivas para la construcción del Santuario, ahora es el turno del Sumo Sacerdote que será el encargado de llevar adelante el culto y ser su máxima autoridad, Arón y su familia son los elegidos. Seguidamente el Señor da las instrucciones para la confección de las sagradas vestiduras, con las que será ataviado el Sumo Sacerdote. No es mi intención entrar a detallar cada una de las prendas y vestidos que conforman dichas vestiduras, las cuales al igual que el Santuario son descriptas teniendo en cuenta hasta su más ínfimo detalle. Luego vendrán también otras indicaciones referidas al altar de los inciensos, el óleo de la unción y la elección de los obreros que deberán tener el conocimiento y el espíritu para la construcción de la obras requeridas por Dios, es decir todo lo que involucra la construcción del Santuario. Más adelante el Señor hablará a los israelitas, diciéndoles que nunca dejen de observar el descanso del sábado, bajo pena de castigo, ya que es considerado un signo sagrado entre Él y su pueblo, es el símbolo de la Alianza. El Señor hizo el cielo y la tierra en seis días, pero séptimo día descansó y retomó aliento. Todo esto fue dado por el Señor a Moisés en la montaña del Sinaí, y al finalizar sus palabras, le dio las dos tablas del Testimonio, ambas tablas eran de piedra, y estaban escritas por el dedo de Dios. Esta parte del relato del Éxodo, deja bien claro que en la organización del culto, el Señor no dejaba nada libreado al azar y al igual que en el caso de la construcción del Santuario, elegir al sumo sacerdote y su vestimenta no escapaba a las mismas reglas quedando exenta de toda improvisación.

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Arón, el hermano de Moisés y su familia eran los elegidos, para ocupar el cargo de custodios del templo y del nuevo culto que nacía. Esta elección no era para nada caprichosa, Arón había acompañado a Moisés desde el comienzo de los acontecimientos relatados, no solo brindando su apoyo, sino también enfrentando junto a Moisés al mismísimo Faraón y posteriormente colaborando estrechamente en la guía del pueblo en su recorrido a través del desierto. Se daba inicio de esta manera a una línea sacerdotal a la que se sumarían diversas familias con el correr de la historia y que seguiría por todos los tiempos hasta nuestros días. Como explicamos anteriormente, nuestro cuerpo, el Santuario, también necesita de la presencia de un sumo sacerdote que lo cuide y que además administre sus leyes espirituales. Nuestro sumo sacerdote no es otro que el SER interno, ángel y Cristo a la vez, encargado del Santuario con el cual nos movemos en este plano terrenal. Él también será paciente con nosotros esperando en su larga vigilia nuestra madurez y a partir del mismo momento en que comencemos a transitar el camino hacia el fuego del Espíritu que arde en la cámara secreta del corazón, comenzará a tejer la túnica sagrada del Cristo. Vestimenta energética sin costura que será nuestro atuendo hasta el encuentro definitivo con el Señor en el monte de la conciencia más elevada que los hombres pueden alcanzar. Para ello el Señor, pondrá en nuestra mente y corazón las tablas de la Ley, para que nuestras manos y convicciones las sostengan. Ellas son muy pesadas cuando sus mandamientos son considerados una carga difícil de cumplir, esto debido a la tendencia que tenemos a preferir los placeres mundanos, que en apariencia nos dan disfrute. Decimos en apariencia, porque es solo un placer temporal, del cual podemos disponer, pero que actúa como una trampa ya que lenta pero constantemente nos aleja de nuestro SER real. No cumplir las Leyes dictadas y enseñadas por el Señor, nos asegurará una existencia dura en el desierto que nos toca transitar.

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Las tablas de la Ley, son el símbolo del recordatorio de la presencia de Dios en nuestras vidas, las cuales debemos cuidar celosamente, son las leyes que con su cumplimiento nos distinguirán como pueblo elegido, permitiéndonos hacer de nuestro cuerpo un Santuario, además de conocer y relacionarnos con nuestro sumo sacerdote, guía y amigo en el Sendero de la vida. Moisés porta las tablas con la firmeza y la convicción de estar haciendo lo correcto, es absolutamente consciente de lo que representan y eso le da la fuerza necesaria para cumplir el mandato. Seguir el ejemplo de Moisés es demostrar Sabiduría, una de las tres fuerzas sagradas que están encendidas en el altar de nuestro corazón, junto al Poder y el Amor. La Trinidad del Padre (Poder, Voluntad) del Hijo (Sabiduría Divina) y del Amor (Espíritu Santo). Estas tres fuerzas en equilibrio, serán los pilares que sostendrán firme y brillante nuestro Santuario.

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“RUPTURA

Y RENOVACIÓN DE LA ALIANZA”

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RUPTURA Y RENOVACION DE LA ALIANZA “El Señor dijo a Moisés: Baja enseguida, porque” tu pueblo, el que hiciste salir de Egipto se ha pervertido” La Biblia 32 – 7

ÉXODO: 32 EL BECERRO DE ORO Cuando el pueblo vio que Moisés se demoraba en bajar de la montaña, se reunió alrededor de Arón, para decirle que fabricarían un dios, para que vaya enfrente de ellos en su viaje por el desierto, ya que no sabemos si Moisés regresará. Entonces con acuerdo de Arón, construyeron con el oro de las joyas de sus mujeres un becerro de oro y lo pusieron por dios de Israel erigiendo luego un altar y el posterior anuncio de una fiesta en honor del nuevo señor. Y comieron, bebieron y se divirtieron.

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El Becerro de Oro

Fue entonces, cuando el Señor dijo a Moisés que bajara porque su pueblo, que había salido de la tierra de Egipto, se había pervertido. Ellos se habían apartado rápidamente del camino que se les había señalado. Manifestó entonces el Señor su ira contra el pueblo, pero Moisés trató de aplacarla, recordándole su pacto con Abraham, Isaac y Jacob, logrando que el Señor se arrepienta, dejando la situación en manos de Moisés, quien emprendió el descenso de la montaña, llevando consigo las dos tablas del Testimonio, grabadas sobre la piedra por el mismo Dios. Ya en el campamento al ver al pueblo bailando alrededor del becerro de oro, arrojó violentamente las tablas asiéndolas añicos al pie de la montaña.

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Las Tablas de La Ley

Luego tomo al becerro, lo quemó y trituró, recriminando al pueblo y a su hermano Arón por lo sucedido. Posteriormente lanzó un llamado a todos los fieles a Dios, agrupándose todos los hijos de Leví, ordenándole que cada uno tome una espada y vayan puerta por puerta matando a los infieles sin importar de quien se trataba. La Biblia relata que cerca de 3000 personas murieron esa noche. A la mañana siguiente, Moisés subió nuevamente al monte para encontrarse con el Señor a quien rogo por el perdón del pueblo. Dios pidió entonces que guiara al pueblo al lugar ya establecido, guardándose el momento en el cual Dios castigaría al pueblo por su pecado.

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Este capítulo es una verdadera revelación de lo que no se debe hacer cuando la angustia y el temor nos invaden. Israel angustiado por la tardanza de Moisés, quien se había ido para encontrarse con el Señor, se sintió abandonado y en lugar de apoyarse en su fe y en la promesada dada, decidió echar su suerte a un dios inexistente. Es difícil encontrar una explicación lógica a este acontecimiento, más teniendo en cuenta los hechos y maravillas que Dios había manifestado. Parecería que nada de lo que se había realizado para el pueblo era suficiente, Israel era como una dura cerviz, que sistemáticamente se negaba a inclinarse ante Dios, quien de una manera épica lo había rescatado de la tierra de esclavitud. Elevados montos de ansiedad y de angustia suelen ser comunes en la vida. Cada uno de nosotros en su periplo por este mundo, muchas veces atravesamos situaciones difíciles. Mareas de ansiedad inundan las playas de nuestra mente provocándonos una terrible sensación de ahogo. Nos sentimos atrapados por angustiosos pensamientos que nos hacen actuar muchas veces de una manera regresiva. Cuando esto sucede, es bastante probable que experimentemos una pérdida de la perspectiva, desaparecen de nuestra escena mental los buenos momentos, las alegrías, lo que hemos aprendido aún para superar estos estados. El miedo se apodera de nuestro centro y dirige nuestra mente hacia acontecimientos pasados que nos han causado dolor. Cuando esto sucede, se vuelve casi inevitable dejar de pensar en el presente y la posibilidad de cambio para saltar a un futuro emparentado con el pasado y por ende también lleno de temor. Buscamos entonces vías de escape, que no siempre son las más aconsejables, llenando nuestra mente de imágenes apócrifas y fantasmales, que no son otra cosa que falsos dioses, que solo logran con nuestra anuencia, retrasar nuestra posibilidad de crecimiento y disfrute personal.

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Ahora bien, estas cosas no suceden porque sí, en algún punto, hemos violado alguna o varias leyes naturales, que nos han llevado a la situación existente. Esta ruptura de la ley, puede tener su origen en un mal manejo de nuestras expectativas. Si estamos saliendo o hemos salido recientemente de una situación dolorosa, es muy probable que, ansiedad mediante, pretendamos en un corto tiempo estar de la mejor manera. Suele suceder que para olvidar rápidamente, algo desagradable que nos perturbó durante mucho tiempo, intentemos saltearnos etapas, para llegar lo antes posible a un estado de mayor bienestar. Quizá podamos hacerlo, pero es bueno estar advertidos, que si no se dan los pasos necesarios para ir transmutando cada situación, lo que logremos no será perdurable debido a la fragilidad de su construcción. Una manera recomendable de salir de situaciones traumáticas, es tomarnos un tiempo de reflexión, que primero nos permita reconocernos, es decir reconocer nuestra esencia, seguidamente podremos reconocer nuestros errores y si logramos esto, estamos listos para tomar la decisión de cambiar nuestras vidas. Seguidamente se recomienda ingerir como medicamentos, una buena dosis de entusiasmo, que nos haga sentir protagonistas principales de nuestro destino. A continuación y para evitar que el entusiasmo se apague, debido a lo relatado anteriormente, es bueno tomar cantidades importantes de constancia y paciencia. Solo así podremos divisar nuevamente nuestros principios, ocultos detrás de la niebla de la angustia y el temor, de manera que actuemos conforme a ellos de la mejor forma que podamos, sin desesperarnos por los rápidos resultados. Seguir estos pasos, nos permitirá administrar más sabiamente nuestras energías, es como si nos volviéramos empresarios líderes de nosotros mismos, es decir estar atentos para saber distinguir cuáles son nuestras oportunidades de mejora y cuál es el momento justo para llevarlas a cabo.

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Esto sumado a un espíritu crítico, el cual podemos ejercitar observando nuestro comportamiento y esfuerzo, nos asegurará una mejora en nuestras vidas, basada en una construcción más sólida. Creo conveniente en este punto, agregar a este tema que la mente, al igual que los metales y los elementos, puede ser transmutada, de estado en estado, de grado en grado, de condición a condición, de polo a polo de vibración en vibración. La verdadera trasmutación es mental. Este esfuerzo personal de trabar y trabajarse, paso a paso, con entusiasmo y constancia, dejando fluir la vida eligiendo nuestras mejores oportunidades, hará que no sea necesario crea nuestro propio becerro de oro. Poner nuestra fe en el SER interno ya restablecido y dejar que su luz y amor nos guíe, reconstruir y sostener nuestro proyecto de vida, será la base para perdonarnos a nosotros mismos, tal como Dios trató permanentemente de enseñar a Israel.

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ÉXODO: 33 al 36 LA PARTIDA Y LAS NUEVAS TABLAS

Entonces Dios ordenó a Moisés que reinicie la marcha hacia la tierra prometida, enviando un ángel delante de Israel, prometiendo destruir a todos los pueblos que se crucen en su camino, para que el pueblo elegido pueda entrar en la tierra que emana leche y miel, tal cual lo prometido, pero con la advertencia de que Dios no entrara con ellos debido a la obstinación y falta de compromiso que habían manifestado durante la travesía. El pueblo al oír la advertencia estuvo de duelo y nadie se puso sus adornos. Seguidamente Moisés armó una carpa y la ubicó a cierta distancia del campamento. Se llamaba la carpa del encuentro, donde Dios se comunica con Moisés. En uno de esos encuentro Dios le dice al Moisés que talle dos tablas iguales a las anteriores, donde Él escribiría lo mismo ordenándole subir nuevamente a la montaña y quedando a su disposición. Una vez allí El Señor vuelve a acordarse de su sagrada Alianza y del concepto de no pactar con ningún otro pueblo para no contaminarse con Dioses ajenos ya que él se llama a sí mismo como Celoso. Le hace notar también la importancia de mantener los rituales y fiestas establecidas, ya no como una norma sino como una costumbre cultural de Israel. Cuando Moisés bajó nuevamente de la montaña, portando en sus manos las tablas nuevas del Testimonio, no sabía que su rostro lucia radiante, algo que fue notado rápidamente por el pueblo y se sorprendieron al verlo. Posteriormente hablo al pueblo y le transmitió lo expresado por el Señor.

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Hablando al pueblo, Moisés convoca a los Israelitas para iniciar la construcción del Santuario y seguidamente dictará una serie de instrucciones para la realización de esta tarea. Poniendo especial atención en cada detalle desde la elección de los obreros y descripción de sus tareas, hasta el velo del Santuario y las características de su entrada. El Santuario y la Morada eran una carpa y un conjunto de finos cortinados que podían ser transportado durante el viaje.

A pesar de las penurias y de la ira de Dios, por la forma en que se comportó Israel, Moisés reanuda su marcha, pero al mismo tiempo para conversar con el Señor arma una carpa alejada del pueblo, de manera que el contacto con Dios esté imbuido de intimidad. Al mismo tiempo Dios da una nueva señal, un volver a empezar, cuando le pide a Moisés que talle nuevamente dos tablas de piedra donde volverá a escribir la Ley. Posteriormente la carpa se convertirá en un santuario móvil y una serie de cortinados de fina calidad serán el habitáculo íntimo donde tendrá lugar cada encuentro.

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Cual sería entonces el mensaje de esta parte del relato, sin duda alguna la posibilidad cierta de un empezar de nuevo. Podemos hacer lo que queramos siempre, pero lo único que no podremos hacer es evitar las consecuencias, sean buenas o malas. Unas nos darán satisfacción y otras seguramente frustración, pero en todos los casos sería bueno hacer un ejercicio de reflexión. Para esto, nosotros también podemos armar nuestra propia carpa, construyendo una morada interna, que nos permita encontrarnos con nuestro propio SER y meditar acerca de nuestras vivencias y experiencias. La morada interna, no es otra cosa que nuestra mente, nuestra verdadera y única casa. Es nuestro primer y último refugio, en ella nadie entrará jamás a menos que se lo permitamos, ella es nuestra habitación de máxima seguridad e intimidad. Muchos años después del Éxodo, el maestro Jesús enseñará a sus discípulos a orar, explicando que no debían hacerlo en los primeros asientos de las sinagogas para ser visto de los hombres, llenando esa acción con una buena dosis de hipocresía. En cambio cuando desearan orar, les dice que deben retirarse a su habitación (la mente), cerrar la puerta, es decir concentrase y no permitir ningún tipo de interrupción o interferencia, y rezar al Padre que está en lo secreto. De manera que el Padre que ve en lo secreto, dará su recompensa en público. Todas las mañana, más allá de lo sucedido en el día anterior, debemos nuevamente ponernos de pié incluso haciendo nuestro máximo esfuerzo si fuera necesario, esto dicho en forma genérica, ya que no nos referimos a una acción física solamente sino a poner en marcha todas las energías disponibles para seguir marchando por la vida. Esto aunque parezca un hecho voluntario y cotidiano, es como si fuera un mandato divino, ya que es poco menos que imposible alcanzar la meta soñada o prometida, si nos quedamos estancados en un lugar o simplemente paralizados por determinadas circunstancias.

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Dentro de este contexto de un volver a empezar y caminar, Dios requiere nuevamente de la presencia de su patriarca, para volver a escribir la Ley en las tablas de piedra. Es indudable que para seguir adelante es absolutamente necesario mantener vivo el contacto con nuestro SER interior. Él nuevamente escribirá su Ley sobre la fortaleza y la perseverancia en nuestras convicciones, nuestra roca. La piedra estará siempre presente en los relatos bíblicos, en frases como, “sobre esta piedra edificaré mi iglesia”, al referirse a Pedro cuando lo convocó para que lo siga o en aquella frase del Sermón de la Montaña cuando dijo que el hombre sabio siempre edificará su casa sobre la roca. En todos los casos, la piedra está presente como un sostén fundacional, cuya estructura de soporte es en esencia la Ley. El camino a seguir entonces de ahora en más, es aquel que estará alimentado por la voluntad de seguir adelante, regidos por la Ley y enmarcado en periodos de encuentros íntimos con nuestra esencia interna, mediante el ejercicio de la reflexión y la meditación. Esos encuentros con nuestro SER interno, pondrán en acción altamente vibratoria cada átomo de nuestros cuatro cuerpos inferiores, esto es el mental, el emocional, el etérico o de la memoria y por proyección toda esa energía se reflejará en nuestro cuerpo físico. Se fortalecerán nuestras convicciones de crecimiento personal y espiritual, reflejándose no solo en nuestras ideas, sino también en nuestro aspecto exterior. Seguramente luciremos una presencia más iluminada, ya que nuestro cuerpo se llenará de paz, energía y alegría, tal cual se lo vio a Moisés cuando bajo de la montaña, luego de su encuentro con Dios.

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ÉXODO: 37 Y 38 LA CONSTRUCCIÓN DE LA MORADA Un orfebre llamado Besabel, fue el encargado de hacer el arca, de madera de acacia. Sus medidas, ciento veinticinco cm de largo por setenta y cinco de ancho y setenta y cinco de alto, recubierta de oro por dentro y por fuera rodeado de una moldura de oro. El arca era transportable y su tapa tenía dos ángeles querubines de oro forjado, ambos tenían sus alas extendidas hacia arriba, uno frente al otro con sus rostros vueltos hacia ella. Seguidamente construyó una mesa, también de acacia y al recubrió de oro con medidas específicas y también transportable. Sobre esta mesa se colocaría la ofrenda de los panes de ácimo y para ello también se construirían los utensilios necesarios, también de oro trabajado. Posteriormente construyó un candelabro de oro, el cual contaba con siete lámparas también de oro todo finamente trabajado. Luego hizo el altar de los holocaustos de la misma madera, el cual era hueco por dentro y estaba hecho de tablas. También al igual que todo lo demás era transportable. Una fuente de bronce, la construcción de un atrio y un fino cortinado de entrada daba el toque final a la construcción de la morada. Todo el metal oro, plata y bronce utilizado en diferentes partes del trabajo, fue fruto de las ofrendas del pueblo. Besalel, hijo de Uri de la tribu de Judá, hizo todo conforme a lo solicitado por Dios.

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El Arca

Solamente un orfebre podía ser el elegido para la gran tarea de hacer el Arca y otros componentes del Tabernáculo de Dios. El Arca era un habitáculo de oro cuya misión era guardar las tablas de la Ley o del Testimonio, ya que el viaje a través del desierto, debía hacerse con la Ley a cuestas, ese era el mandato. Una mano experta debía hacer el trabajo, solamente un gran hacedor podía agregarle perfección y belleza al lugar elegido para encontrarse con el Señor. Cada uno de nosotros es portador de un tabernáculo interior, que también contiene elementos similares a los del relato bíblico. No similares en su forma física, pero si en su función. Somos herederos eternos de la gran Alianza Sagrada, en nuestro viaje por el desierto de la vida, viajamos para el gran encuentro interior, con nuestra propia esencia, mientras que la experiencia, nuestro gran hacedor nos va moldeando y perfeccionando.

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Somos portadores de la Ley, diría más somos el fruto mismo de la Ley, a pesar de que todavía hoy, más de tres mil años después de aquel hecho histórico y épico, nos cuesta trabajo cumplir. Heredamos la Ley, pero por alguna razón también heredamos la resistencia a cumplirla. Nosotros también somos como un pueblo de dura cerviz, nos cuesta aceptar que podemos vivir dentro de un marco de paz, convivencia y crecimiento sin peligro de perder nuestra identidad y libertad. Podemos considerar a nuestro corazón como el arca sagrada donde está escrita La Ley del amor, mientras que nuestra mente es la habitación sagrada no solo donde ofrecemos en sacrificio viejas ideas, modelos de pensamientos, preconceptos, angustias y miedos, sino que además es la puerta de entrada a nuevas posibilidades. Esas nuevas posibilidades, si están dentro del amparo de la Ley, serán guardadas en el arca del corazón y nos acompañaran y guiaran en nuestro camino. El candelabro de siete lámparas, representa no solo un poderoso foco de luz, sino también un maravilloso flujo de energía, representado por los siete centros energéticos del cuerpo, también denominados Chacras. Por ellos fluye la luz y la energía que atraviesa y rodea a nuestros cuerpos, el físico y los energéticos. Es la energía que da vida y nutre nuestra morada interior, siendo nuestra responsabilidad, mantenerla viva y limpia de manera que incluso pueda ser vista por los hombres, ese sería el mejor espejo en el cual nos podemos mirar, para saber cómo estamos transitando nuestro propio Éxodo.

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ÉXODO: 39 LAS VESTIDURAS SAGRADAS

El efod, es un vestido utilizado por los Sacerdotes judíos desde sus comienzos. Estaba hecho de oro, púrpura, violeta, escarlata y de carmesí de lino fino. Contaba también con finas láminas trabajadas de oro y también dos hombreras doradas. Para completar la vestimenta, hicieron un pectoral trabajado artísticamente y con los mismos materiales y telas utilizados para el efod. Consistía de un cuadrado central, el cual llevaba engarzadas en oro 12 piedras de diferentes colores que simbolizaban a cada una de las tribus de Israel. Dichas piedras, tenían grabado el nombre de una tribu como si fueran un sello representativo de su identidad. El orden y tipo de piedra eran como se indica a continuación:

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El Pectoral

Tenía las señales distintivas de cada príncipe y cada uno tenía un color identificatorio, representado por las piedras del pectoral que debería portar Arón. Esta forma de identificación, sería posteriormente imitada por los gobiernos, quienes usarían este ejemplo, para proveerse de banderas de diversos colores. La vestidura también contaba con un manto, de color violeta, el cual era utilizado para las funciones sacerdotales. Seguidamente se confeccionó una túnica de lino fino y finalmente forjaron una flor de oro puro, como signo de consagración donde grabaron la siguiente inscripción: “Consagrado al Señor”.

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Con la confección de la ropa sacerdotal, se dio por finalizada la obra completa del Tabernáculo, la cual fue presentada a Moisés, quien al ver que se había realizado conforme a lo establecido por Dios, se sintió satisfecho y procedió a bendecirla. Las vestiduras sagradas, no eran solamente un detalle estético, en el armado del culto, en el cual se iniciaba el pueblo elegido, puesto que cada una de sus partes estaba confeccionada de finas telas y una ornamentación especial, constituían en conjunto, todo un símbolo, tal como lo fue el armado del efod, con sus piedras preciosas. Estas piedras simbolizaban a cada una de las casas o tribus de Israel con el nombre de cada príncipe y el color con el que se identificaban. De alguna manera, las vestiduras del sumo sacerdote están directamente relacionadas con nuestro cuerpo energético, con el que, naturalmente se encuentra ataviada cada persona. Estamos hablando del aura humana, un halo de luz y color que nos rodea, de arriba hacia abajo y a nuestro alrededor, hasta una distancia cercana a un metro. Esta aura se encuentra alimentada por la energía que circula a través de los centros energéticos o chacras, quienes a su vez se pueden identificar también con diferentes colores y maestros ascendidos que representa distintas cualidades que si cultivamos diligentemente podemos desarrollar y alcanzar. El sumo sacerdote, completaba su vestimenta con una túnica de color violeta, que se utilizaba fundamentalmente para realizar las funciones propias de su cargo. No es casual tampoco el color violeta de la túnica, ya que este representa la transmutación de lo pesado en liviano, de lo negativo en positivo, del error en virtud. Podemos ver que este color también es utilizado en los sacerdotes de algunas religiones actuales como una prenda o una estola que se la utiliza en el acto de la confesión y perdón de los pecados.

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Siglos después, Jesús lucirá una túnica, en este caso blanca que según cuenta la tradición fue confeccionada sin ninguna costura, ya que se decía que había sido tejida de una sola vez. Como vemos siempre se consideró como importante el tema de la vestidura, ya que ellas no solo protegen de alguna manera nuestra intimidad, sino que también son una de las formas con las que nos identificamos. Es importante lucir limpios y bien vestidos, por una razón de salud física y estética, pero es más importante lucir nuestra aura, brillante, ya que cuando ella luce de esta manera es porque está sana nuestra alma.

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ÉXODO: 40 LA CONSAGRACIÓN DE LA MORADA

La Carpa y La Morada Finalmente, en el segundo año, el primer día del mes, se procedió a levantar la Morada. Moisés asentó sus bases, colocó sus bastidores y columnas, extendió la carpa, tal como el Señor se lo había indicado. Seguidamente tomo las tablas del Testimonio y las puso dentro del Arca y sobre ella instaló su tapa. Seguidamente armó y colocó todos los demás componentes. Entonces la nube cubrió la Carpa del Encuentro y la gloria del Señor cubrió y lleno toda la Morada. En todas las etapas del camino cuando la nube se alzaba, alejándose de la Morada, Israel levantaba campamento, pero si la nube no se alzaba el pueblo no se movía.

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Durante el día, la nube del Señor estaba sobre la Morada y durante la noche, un fuego brilla en ella, a la vista de todo el pueblo. Este proceso sucedía en todas las etapas del camino. En este punto hemos llegado al final de una etapa, si bien el viaje continúa, hasta aquí parece haberse llegado por fin a un acuerdo entre Dios e Israel, el pueblo elegido. Dos años habían transcurrido desde la salida de la tierra de Egipto, dos años de idas y venidas, de marchas y contramarchas, con momentos de fe y convicción y otros de desesperación. La alegría y la ira han danzado su baile contradictorio sobre las arenas calientes del desierto. Hasta aquí a Israel le ha costado inclinarse ante el Señor, el mismo que los sacó de la tierra de esclavitud, para dirigirlos a la tierra prometida, de la cual, cuenta la tradición emanaba leche y miel, como una forma de simbolizar a una tierra propia, no exenta de problemas pero promisoria. Dios a través de su ángel, se manifiesta como una nube de día y una columna de fuego durante la noche, su presencia es permanente y contundente, ya que se preocupa en ser visto siempre. Esto quizá se deba a que el Señor haya decidido mostrarse de esa manera, debido a que Israel, renuente a seguir las reglas que le garanticen un camino seguro hacia su meta, al ver su presencia constante, se mantendría más atento, concentrado y seguro para lograr su objetivo. Esto era muy importante para Israel, tal como lo es para nosotros, lograr y sentir una comunión interna con nuestra esencia, nos hace sentirnos seguros de nosotros mismos, dándonos seguridad en nuestro viaje por la vida. La Morada Sagrada ya estaba instalada con todos sus elementos, era el lugar sagrado de Israel. También nuestro lugar sagrado puede estar instalado, cuando somos capaces de construir a nuestro alrededor un mundo lleno de amor, compresión, fe y esperanza y eso solo podremos lograrlo, si somos capaces de dar lo mismo o más de lo que esperamos recibir.

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La Morada Sagrada era una construcción externa, cuya finalidad era llegar al interior de cada uno de los israelitas, buscando la unión del alma con el espíritu. En cambio nuestra Morada Sagrada es por el contrario una construcción interna, que busca exteriorizar la Luz de nuestra esencia, para que se manifieste en el mundo de la forma. En ambos casos, el desafío sería entonces tender un puente entre ambas moradas, entre ambos mundos, un puente que se hace difícil de distinguir y que solo puede ser visible desde las alturas, algo que solo puede ser posible cuando nos atrevemos a desplegar las Alas del Espíritu.

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“UNA EXPERIENCIA PERSONAL”

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VII

LA CONCLUSIÓN Las Alas del Espíritu

Luego de peregrinar, algunos estiman durante cuarenta años, muchos no llegaron a la tierra prometida, pero para los que si llegaron, esta travesía pudo haberles parecido como un sueño. Si consideramos esta posibilidad, podemos decir que el camino de los sueños apunta a la maduración psíquica y al despertar espiritual. Y el pueblo elegido más allá de cualquier ilusión onírica, debió atravesar ese proceso de evolución y aprendizaje. Así como el camino de los sueños está sembrado de misterios y simbolismos, la travesía de Israel por el desierto no fue muy diferente. Desde el mismo momento en que se encontró Moisés con Faraón, se desplegaron un sin número de eventos que muchos podrán considerar al borde de la fantasía y la ilusión, pero lo que nadie podrá negar es que esos hechos fueron forjando el alma y el espíritu del pueblo elegido y de su líder Moisés

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quien por una extraña jugada del destino, había quedado atrapado entre un Dios benigno pero rígido y un pueblo rebelde que se movía entre un estado de sumisión y otro de rebeldía, hasta el punto de reemplazar al Dios espiritual y salvador por un dios material y ficticio que en el fondo no era muy diferente Faraón. Ahora bien, el relato bíblico del Éxodo, va demostrando paso a paso que para cumplir su plan divino, Dios necesitaba contar con gente que fuera capaz de seguir y enseñar sus mandamientos. Esta idea ya había sido puesta en práctica en otros momentos de la historia, pero por diversas razones no se había podido llevar a cabo, quizá por la gran diversidad de las incipientes civilizaciones de la época. De ahí la decisión de empezar de cero, Abraham, Isaac, Jacob, llamado posteriormente Israel, fueron dando forma y origen a una nueva cimiente poblacional que debía ser moldeada y preparada para servir al Señor, sin que sufriera ningún tipo de filtración o contacto con personas de otras naciones, su sangre limpia y pura, no podía ser mezclada, dado que esa era condición básica para mantener la consagración. Es decir trabajar en la formación de una nación consagrada a Dios que creciera y evolucionara con el fin de traer al mundo hombres y mujeres imbuidos de un estado de conciencia superior capaz de trascender hacia lo universal. Un pueblo que había contado con grandes patriarcas desde sus orígenes, debía contar con un hijo dilecto que fuera el fruto de la evolución mental y espiritual cuya misión sería nada menos que ser un faro de Luz para el mundo. De ahí la necesidad del Éxodo, sacar a Israel del sometimiento era el primer paso y el desierto era la fragua perfecta. Es verdad que en ese lugar geográfico no había muchas opciones, pero el desierto del Sinaí era el lugar indicado. El gran hacedor forjaría la simiente de ese pueblo con duros golpes de martillo que irían dando forma poco a poco hasta alcanzar un alto estado de purificación en un muy duro proceso de aprendizaje. Pero el resultado final bien valía la pena, la Ley divina garantizaba al pueblo escribir la historia y trascender en el tiempo.

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El Éxodo del pueblo elegido, no es otra cosa que un viaje iniciático, su relato es casi una crónica de la vida cotidiana, no muy distinta a la que cualquiera de nosotros puede experimentar. Nuestro viaje por la vida es también una iniciación y desde el mismo momento en que hacemos presencia en este mundo, se inicia la Alianza Sagrada, la misma que Dios selló con Israel en los inicios de la historia. Una Alianza automática que ha pasado de generación en generación a través del tiempo, pero que llega a toda la humanidad y hasta nuestros días, gracias a la inflexión histórica de Jesús. Él es el gran articulador de ambas historias entre el principio y el fin, entre lo viejo y lo nuevo. Abraham había recibido la promesa de Dios de que multiplicaría su descendencia haciéndola tan incontable como las estrellas del cielo, dejando de alguna manera establecido que su compromiso, en algún momento de la historia, trascendería más allá del pueblo elegido. Hoy a tres mil cuatrocientos años de aquel hecho histórico, podemos decir, que cada uno de nosotros es un heredero natural de la Alianza que sello Dios definitivamente con la humanidad. Por ende nuestro trayecto por la vida es en esencia un viaje iniciático, nuestro paso por el desierto. Ahora bien en el relato del Éxodo se explica detalladamente cual fue la experiencia de Israel en el desierto del Sinaí, pero la pregunta es ¿Qué representa hoy el Éxodo para nosotros? Hay alguna similitud con nuestra vida actual? Que tenemos que ver nosotros con aquel acontecimiento? Algo que parece tan distante y que está lleno de acontecimientos, en muchos casos de difícil comprobación, parecería algo demasiado lejano y perdido en el tiempo, además de ser un hecho que solamente atañe a los comienzos del pueblo judío. Si bien hay bibliografía al respecto e incluso películas, para el hombre moderno el Éxodo no representa más que uno de los tantos relatos bíblicos, que solo tiene una significancia religiosa, especialmente para los hebreos.

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No es así para nosotros, de ahí que a cada una de las partes de este relato, hemos agregado una interpretación hecha con mucho respeto, y con cierta dosis de audacia, pero al mismo tiempo con la idea de trazar un puente de más de tres mil años, para relacionarlo con nuestra vida cotidiana en nuestro tránsito por la vida. Resulta muy difícil separar nuestras experiencias personales, de los israelitas de aquel tiempo, con la experiencia del pueblo elegido en su peregrinar por el desierto. Hay una relación muy íntima entre aquel peregrino israelita y cada uno de nosotros. Los tiempos han cambiado, la mirada sobre las religiones han cambiado, la humanidad ha cambiado. Pareciera ser que Dios, ya no se manifiesta públicamente a través de sus prodigios. Pero hay algo que aún no ha cambiado y quizá nunca lo haga, nos referimos al proceso de aprendizaje que cada persona debe atravesar para alcanzar su individuación, como la llamó Carl Jung integrando a cada una de nuestras partes con el Todo para luego alcanzar la completud. El Éxodo es en sí mismo, un proceso de transmutación alquímica, donde el pueblo judío, el elegido, debía transitar el camino que lleva desde la experiencia material a la espiritual, esto es desde lo físico al espíritu, como un proceso necesario para que pudiera acceder a la tierra prometida. Estaba claro, que Dios no iba a permitir que Israel ingresara a la tierra de su heredad, con sus errores, sus vicios, ya que esa nueva tierra solo podría ser habitada por un pueblo obediente a sus mandamientos y leyes. Pero en nuestro tiempo cual es esa nueva tierra? Para nosotros sin duda alguna es un estado de conciencia más elevado, al que no podremos acceder sin atravesar un proceso de aprendizaje y purificación, no exento del dolor y el sufrimiento que ello implica. Este proceso no es fácil y quizá su principal obstáculo, sea el admitir íntimamente que debemos y podemos transitarlo. La verdadera iniciación es interna y solo recién de transcurrido un cierto tiempo de trabajo de transmutación mental, comienza a manifestarse externamente.

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Se trata de un proceso alquímico donde todo lo pesado de nuestro ser, modelos de pensamiento, prejuicios, preconceptos y todos los pre o preposiciones que nos atan y nos esclavizan, deben ser transmutados en energías más positivas y reparadoras. La liberación de estas cargas se refleja en nuestro cuerpo como un estado de mejoría o de mayor bienestar y en el rostro se puede apreciar una especie de brillo especial, nos vemos como más luminosos. Es lo que se conoce como el brillo de Dios. Se trata de un cambio de vida que busca integrar todas las partes fragmentadas de nuestro ser, desde nuestro cuerpo hasta nuestra conciencia. Eso es la alquimia, la relación armoniosa entre el todo y cada una de las partes que lo integran, de esta forma podremos convertir a la liviandad de la luz, el peso de la carga que nos impone la sociedad más allá de cualquier época, esto sin perjuicio de las imposiciones propias que asumimos en la creencia de que es la única forma de forjarnos un porvenir. Por supuesto que todo crecimiento, implica un gran esfuerzo y sacrificio, nadie dijo que sea fácil, pero la tarea es hacerlo de una forma que también nos permita alcanzar niveles de disfrute. Cada paso que damos en la vida es un paso que damos en el desierto, cada encuentro que Israel tenía con Dios, es un encuentro con nosotros mismos, cada vez que renunciamos a dioses ficticios es una victoria personal. El Éxodo es en sí mismo el experimento alquímico más grande de la historia, de proporciones cósmicas, donde el mismo Dios en persona desciende a los niveles más bajos de la conciencia humana y se pone a la par del hombre, para explicarle detalladamente la importancia de este proceso de transmutación mental, que indefectiblemente lo llevará a la tierra prometida que nos es otra cosa, que el único y verdadero cielo, la conciencia Crística Universal, hogar de los dioses y morada final del Hombre

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Desde el microsegundo inicial en que todo comenzó en el universo, hasta la aparición del hombre y todo lo que vino después, no es más que un viaje desde lo material a lo mental, desde lo mental a lo espiritual y desde ahí hasta los confines más elevados de la conciencia. Mil cuatrocientos años después, con la irrupción histórica y espiritual de Jesús, el experimento alquímico se extendió a toda la humanidad. Dios hace efectiva la promesa que le hizo a Abraham cuando dijo que haría su descendencia más numerosa que las estrellas de los cielos. Nosotros herederos de esa promesa, somos parte de este proceso, que no finalizará, hasta que el último de los hombres habite en la tierra de la cual emana leche y miel. Ese es nuestro destino y es algo que solo podremos lograr si somos capaces de desplegar con toda la fuerza del corazón, con toda la fuerza del alma y con todo nuestro SER, Las Alas del Espíritu.

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Nª ISBM 978-987-33-1664-7

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El Éxodo aplicado es una mirada distinta a las realizadas hasta ahora sobre este evento tan trascendente. Se trata de un análisis de los pasos dados por Israel en el desierto, luego de su salida de la tierra de Egipto, equiparando este viaje a nuestro trayecto por la vida. Es un viaje iniciático que nos muestra paso a paso el nacimiento de una nación, compuesta por un pueblo elegido por Dios, quien se ocupa personalmente de su formación, guía y protección. Es el más grande experimento alquímico que jamás se haya realizado. Un trabajo de transmutación mental, del cual sin darnos cuenta somos parte indisoluble y que estudiarlo nos permitirá ver cómo nos formamos y crecemos como personas. Despleguemos las Alas del Espíritu y afrontemos con alegría y compromiso el maravilloso proceso de la Vida.

Raúl Marcos Mazza

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