Raúl Álvarez Alejo
Curso 2012/2013
5) Nuestros amigos los legionarios de Cálandor continúan en el jardín de Albon disfrutando de sus maravillas y descubriendo los secretos guardados del mismo. Todo es maravilloso y mágico, pero no terminará así la historia de hoy. ¿Quieres saber qué pasa? ¡Lee con atención el nuevo capítulo y lo descubrirás! El Reino de Cálandor (capítulo 8) 118
El jardín de Albon estaba lleno de colores y olores diferentes. Jazmines, violetas, rosas, alegrías, amapolas… Todas las plantas que existían en el planeta estaban en alguno de los lugares de este inmenso jardín. Y habitando este peculiar lugar, existían multitud de animales e insectos que vivían en armonía, con una gran peculiaridad: todos ellos podían hablar. Si antes nuestros amigos estaban asombrados, ahora todavía más. Eran capaces de saber lo que pensaban insectos y animales que nunca pensaron poder escuchar. A su lado se posó una preciosa mariposa que les dijo que ella se posaba en la gente para poder animarles un poco el día, y que no entendía por qué mucha gente les intentaba golpear para que se fuesen de allí. Esto dejó atónitos a nuestros amigos y les hizo preguntase qué más cosas podrían llegar a pensar los diferentes animales de sus actuaciones cuando intentaban espantar un mosquito, hacían rabiar a sus perros, pinchaban a sus caballos para que corriesen más, etc. Esto les abrió un montón de incógnitas nuevas y por un momento se olvidaron del motivo por el que se encontraban allí. Pero para olvidarse más aún de todo ello, Albon les mostró una nueva peculiaridad de su jardín. En el existían los famosos unicornios, seres mitológicos que nunca habían imaginado poder ver. Allí se encontraba un grupo de esbeltos y dulces unicornios con su cuerno central característico que relucía más que otra cosa. Se acercaron poco a poco a los unicornios para poder contemplarlos y disfrutar con ellos, cuando de repente….
Raúl Álvarez Alejo
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