Liahona Noviembre 2004

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“Comenzamos hablando de cualquier problema que tengamos en la familia y de la manera de estar más unidos; después damos un pensamiento espiritual o una lección, y por último, jugamos a algo”. En una noche de hogar reciente, el hermano Abasanta utilizó la revista Liahona para enseñar a sus hijos a pasar menos tiempo viendo la televisión y utilizar ese tiempo en una actividad más productiva, como hacer la tarea o leer las Escrituras. A través de los años, en la noche de hogar se les ha enseñado a los niños a poner en práctica la reverencia. Debido a que han aprendido la reverencia en el hogar, es más fácil para ellos demostrar reverencia en la Iglesia los domingos. Otro ejemplo de su manera de vivir el Evangelio y guardar sus convenios es la importancia que dan al enseñar a sus hijos la seriedad de pagar un diezmo honrado e íntegro. El hermano Abasanta explicó: “Enseñamos a nuestros hijos que la comida que tenemos es el resultado directo de pagar el diezmo. Cuando 94

ellos obtienen un trabajo, nos aseguramos de recordarles que deben pagar el diezmo. Es difícil mantener tantos hijos, pero al pagar mi diezmo fiel y honradamente, no se hace tan arduo; simplemente confiamos cien por ciento en el Señor, y en que, si pagamos un diezmo honrado, podremos comer todos los días”. Recordarán que antes dije que el hermano Abasanta y su esposa tienen 17 hijos. Ahora les hablaré de los trillizos. Son varones los tres. Tienen 19 años. Se llaman Ammón, Omni y Omner. Ustedes ya lo han adivinado. Los tres están sirviendo al Señor como misioneros de tiempo completo, fieles y trabajadores. Ammón presta servicio en la Misión Baguio, Filipinas; Omni, en la Misión Davao, Filipinas; y Omner, en la Misión Manila, Filipinas. No es que quiera darles la impresión de que la familia Abasanta es perfecta. Ninguno de nosotros lo es. Sin embargo, en su sincero esfuerzo por vivir los mandamientos y guardar sus convenios, esta familia disfruta de la bendición del Señor en su vida.

Hermanos y hermanas, todos anhelamos el día en que regresaremos a nuestro hogar con nuestro Padre Celestial. Para poder obtener la exaltación en el Reino Celestial, debemos obtener la confianza del Señor aquí en la tierra. Obtenemos la confianza del Señor cuando nos la ganamos, y eso se logra mediante la forma en que vivimos Su Evangelio y guardamos nuestros convenios. En otras palabras, nos ganamos la confianza del Señor haciendo Su voluntad. Recuerden cuando el Señor advirtió a José Smith en cuanto a los que: “…con sus labios me honran, pero su corazón lejos está de mí” (José Smith—Historia 1:19). Recuerden la admonición de Santiago: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores” (Santiago 1:22). Los hechos hablan más fuerte que las palabras. En realidad, los hechos significan mucho más para el Señor que las palabras. El Señor declaró en Doctrina y Convenios: “Si me amas, me servirás y guardarás todos mis mandamientos” (D. y C. 42:29). Helamán y sus soldados jóvenes son un antiguo ejemplo de las bendiciones que reciben los que guardan fielmente sus promesas al Señor. La familia Abasanta es un ejemplo moderno de una familia que se esfuerza al máximo por guardar sus convenios y vivir los principios del Evangelio de Jesucristo. Todos los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días hemos hecho promesas al Señor. Hemos prometido tomar sobre nosotros el nombre de Jesucristo, recordarle siempre y guardar Sus mandamientos (véase D. y C. 20:77). Los miembros fieles de la Iglesia guardan esas promesas. Es mi oración hoy que todos podamos redoblar nuestros esfuerzos para hacer todo lo que esté dentro de nuestras posibilidades para ganarnos la confianza del Señor al hacer Su voluntad, vivir Su Evangelio y guardar nuestros convenios, en el nombre de Jesucristo. Amén. ■


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