Sexualidad del Futuro Primitivo

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SEXUALIDAD DEL FUTURO PRIMITIVO SEXUALITY OF THE PRIMITIVE FUTURE

Rafael Roldán Tevar1, Maite Azanza Azanza, Carmen López Sosa, Itziar Alonso Arbiol.

1 Centro de Salud de Arévalo (Ávila) España Tfno: +349203066 e-mail: rroldant@wanadoo.es


"Estudia el pasado si quieres pronosticar el futuro". Confucio (551-479 a. C.) "El

pasado

me

ha

revelado

la

estructura

del

futuro".

Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955)

SEXUALIDAD DEL FUTURO PRIMITIVO

Las manifestaciones iniciales de nuestros antecesores en la prehistoria, desde el origen de la humanidad y aun antes, se caracterizan por ser expresiones que son simultáneamente artísticas, religiosas y sexuales. El sexo y la sexualidad es una de las primeras preocupaciones de los seres vivos y la base que sustenta la expresión de sus inquietudes. Las manifestaciones se caracterizan por ser inicialmente abstracciones de la realidad, con una esencia no dual, sino integral donde se manifiestan simultáneamente los opuestos, lo dinámico y lo estático, la vida y la muerte, lo masculino y lo femenino. Desde una expresión inicial por colores, aun sin formas donde el ocre rojo es su base y claro símbolo de energía vital, continuando por los primeros balbuceos dinámicos de las estrías y “griboullis” se evoluciona a la representación y adoración del sexo, de la genitalidad, como agente vehiculante de la vida, todavía con un alto grado de abstracción

que

permite

con

una

misma

figura

representar

ambos

sexos

simultáneamente, para posteriormente naturalizarse en genitales diferenciados primeramente y después corporalizarse en diosas y dioses.


Estas manifestaciones, aunque si tienen distinta antigüedad de sus inicios, no son consecutivas, sino que coexisten en el tiempo unas al lado de las otras. El ciclo de las vidas conlleva el retorno repetido al punto de origen, por ello no es descabellado pensar que las claves para entender nuestro fututo estén en nuestros orígenes.

El homo, animal depredador de todo lo que se pone a su alcance, para subsistir ha tenido que desarrollar habilidades de observación, para obtener la captura de sus presas debe saber ver e interpretar las huellas que estas dejan y recurriendo a sus técnicas vamos a seguir su pista.

La primera huella que encontramos del homo (concretamente del Homo ergaster) es el color, con una antigüedad de 1.500.000 años a de C. Se han documentado en Olduvai (Tanzania) y más posteriormente en Europa desde el 730.000 a de C. En Isernia (Italia), el color rojo proveniente del oxido de hierro comienza a ser usado por el homo2, generalizándose en todas las culturas prehistóricas a partir del paleolítico medio3. Ocre es el nombre que reciben comúnmente la limonita, la goethita y los hematites, minerales de hierro fuente de los pigmentos amarillo, pardo y rojo. Involucrado en los orígenes de la conducta simbólica, del arte y de la propia religión, usado como protección contra el sol y los insectos, mezclado con grasa y aplicado al cuerpo; también tenia usos medicinales por sus cualidades antisépticas y hemostáticas. El color rojo empleado

2 Rodríguez, P. Dios nació mujer, Barcelona, Ed B, 1999. p.117 3 Ripoll Perelló, E. Orígenes y significado del arte Paleolítico, Madrid, Silex, 1986. p.37


por el Homo como primer signo reconocido de expresión ha tenido diversas interpretaciones. Leroi-Gourhan decía en 1964: Se ha hablado mucho sobre los colorantes y en particular sobre el ocre rojo en el Paleolítico superior: materia de las pinturas pariétales, considerada como habiendo servido para colorear las tumbas, para pintar el cuerpo de los vivientes, para simbolizar de forma general la sangre y por consiguiente, la vida, en especial la del muerto. Pepe Rodríguez sin embargo en 1999, dice: El hombre en un primer estadio del proceso simbólico, no creaba símbolos, sino que se relacionaba simbólicamente con su entorno. La sangre (el rojo) sustituía a la destrucción de la vida, a la muerte. Y: La mayoría de los expertos interpretan la presencia del ocre rojo como un símbolo de la sangre con su equivalencia con la vida. Aunque recuperar la sangre / vida, según podría auspiciar el sentido ritual del color rojo, equivaldría a una regeneración. Que no son incongruentes en cuanto el significado se refiera al continuo vida / muerte, (tener sangre / no tener sangre), y no como opuestos, sino como complementarios que no pueden existir el uno sin el otro. Desde el punto que para valorar la muerte es preciso la existencia de vida y esta lleva en si el germen de la muerte, creándose un ciclo de vida – degeneración – muerte – regeneración. Que por analogía con los ciclos naturales observables día / noche, vigilia / sueño, lleve al pensamiento de existencia de mas vidas, de algo mas allá de la vida y la muerte como patrón de valoración de la propia existencia. Yo soy mi vida y mi muerte,


pero al acabar mi muerte comenzara otra vida y otra muerte sucesivamente. Un concepto del yo cíclico, evolucionando en el tiempo hacia la eternidad. Que permite crear un puente entre la muerte y la vida, entre lo inexistente y lo existente, entre la vigilia y el sueño, entre los estados alterados de consciencia y la percepción rutinaria, entre lo real y lo imaginario, entre la vida percibida y la vida soñada. ¿Germen de creencia primigenia en el más allá? La siguiente huella es probablemente la primera de practicas funerarias rudimentarias del Homo antecessor en la sima de los huesos de Atapuerca (Burgos) datada en 300.000 años a de C4. Y entronca con las prácticas funerarias del homo neardentalensis entre los 80.000 y los 50.000 a de C. Ya ritualizadas5, donde el ocre rojo6 aparece en torno al cadáver en los enterramientos desde antes de la aparición del Homo sapiens Las practica funerarias son consustanciales con lo human, ninguna otra especie animal entierra a sus individuos muertos, y el que en sus enterramientos aparezca el ocre rojo, bien como lecho donde se aposenta el cuerpo del difunto, bien coloreando sus huesos, o la laja de piedra que los recubre, o rodeando sus restos, como una especie de amuleto protector contra la muerte implican una creencia en el más allá y unos ritos que pueden ser considerados ya como un inicio de religión basadas en la creencia del ciclo vida / muerte. Y estos ritos funerarios sean una manera de propiciar la continuidad del ciclo y el nacimiento de la nueva

4 Arzuaga, J.L., Martínez, I. La especie elegida. Madrid, Ediciones temas de hoy.1998. pp. 242-245 5 Rodríguez, P. Dios nació..., citado. pp.116-117. 6 Ripoll Perelló, E. Orígenes..., citado. pp.47-48


vida, una religión originalmente sin dioses, atea, donde lo único que se venera es una realidad valorable, la vida. En un principio, las practicas funerarias son tan solo la introducción de los cuerpos en cavidades naturales (cuevas, simas) como la sima de los huesos en Atapuerca, como un regreso al útero generador a través de la oscuridad de las vaginas de la Tierra, esas hendiduras cálidas, húmedas y oscuras, que por similitud con las de sus hembras, tienen que dar a luz también vida. Resulta curioso constatar que los restos de la sima de los huesos en Atapuerca, pertenecen solo a adolescentes y adultos jóvenes y que en los enterramientos neandertales es significativo el porcentaje mayoritario de niños y adolescentes. Okladnikov considera que este hecho no es debido a la elevada mortalidad infantil, sino que el enterramiento y los rituales se debían a un interés por asegurar el renacimiento de los niños muertos. En los enterramientos neandertalenses como en el de la cueva de TeshikTash, en el sureste de Uzbekistán, aparecen ya ofrendas, lo que nos indica claramente la existencia de un ritual. Estas ofrendas van desde objetos como punzones, partes de animales (cuernos), objetos triangulares de silex, a la altura del corazón como en Dederiyeh (Siria), hasta las flores en el enterramiento de Shanidar, todas de plantas medicinales como el nazareno, el malvavisco, el senecio, la milenrama, la centaura y la efedra, con un propósito reparador, (recuperador de salud) o utilitario para la otra vida.


Recientemente se ha encontrado en el enterramiento de la sima de los huesos de Atapuerca un útil tallado al que se ha denominado como “Excalibur” y que se ha interpretado como ofrenda mortuoria Y cuando estas no se encuentran, creando estos úteros artificialmente, colocando en él, el cadáver en postura fetal y rodeándolo con la sangre de la madre tierra, el ocre rojo como placenta nutricia. Y posteriormente acumulando tierra sobre el enterramiento para formar tumulos, como vientres hinchados, que prometen la gestación de la vida Las practicas de inhumación (meter dentro del humus, de la negra tierra fértil) el cadáver como simiente que genere nueva vida por comparación con los ciclos reproductivos vegetales, fácilmente observables por el observador Homo es otra de las interpretaciones que se pueden leer en esta huella, pero posiblemente será más compatible con sociedades mas evolucionadas, que dominan ya el ciclo agrícola La expresión de esta religión de la vida toma su palabra en el arte con los balbuceos del arte prefigurativo, donde lo que primero que encontramos son las estrías, que F. Bourdier interpreta: La estría pudo tener un sentimiento de presencia, de posesión, sugerido por los zarpazos de los osos sobre las paredes de las cavernas El abate Breuil: Fue este el camino que tomo nuestro arte de las cavernas: primero huellas positivas o negativas de manos, meandros y arabescos <<macarrónicos>>, trazados sobre la arcilla o sobre roca (con los dedos), en medio de los cuales nacen las más antiguas figuras del arte libre.


Obermaier también opinaba que el gesto grafico, el hombre lo había imitado del oso de las cavernas, el cual, como es sabido, desgastaba sus uñas sobre las paredes de las cuevas durante su invernada. Mientras que Vaquero Turcios opina: Trazar una línea con el dedo en la arcilla blanda, es una de las expresiones plásticas más espontáneas que pueden producirse, casi un acto reflejo. Lo mismo puede decirse de arañar o rascar el suelo o la superficie de una roca con una piedra o un palo. Ambas acciones nacen automáticamente, con una facilidad que no necesita segundas intenciones. Hay en ellas una inmediata gratificación táctil y óptica. Los gribouillis, esos arañazos iniciales del arte, esos balbuceos de mensajes espontáneos o conscientes, con sentido de marca de propiedad o sin ella, en el fondo siempre son el testimonio de una acción dinámica y el fruto directo de ella. La primera expresión de la dinámica (vida), en cualquier dirección que aparecen en las paredes de las cuevas, sin embargo da un resultado de lectura estático, son estáticos en si mismos, la dualidad del continuo Dinámica / Estática, equiparable por sus propiedades al de vida / muerte, tiene aquí su continuidad. El pensamiento dual y ambivalente tiene su expresión también de doble significado. Los macarronis, esos trazos paralelos primeramente manuales y mas tarde realizados con útiles, una especie de tenedor de palo, no son mas que un avance en el desarrollo de la elaboración de los mensajes, si a los trazos paralelos iniciales se les puede seguir considerando aun dentro de


la categoría de espontáneos o no intencionales, los zigzag nos transmiten un intencional aumento de la dinámica. El Homo ha logrado una manera más elaborada de expresar en el tiempo lo que le preocupa, la vida.

XI – Macarroni en Altamira Curiosamente estos trazos en Zigzag se han interpretado a veces, como representaciones figurativas esquemáticas de olas (agua), o serpientes y las dos interpretaciones tienen también relación directa con la vida. El agua, la humedad imprescindible para la vida, característica en los genitales que producen vida, que acompaña al nuevo ser en el parto, que hace que germinen las semillas y crezca lo plantado, cuya ausencia total conlleva la muerte, y cuya dinámica viene expresada por las ondulaciones de las olas de el/la mar (principio dual y andrógino que se ha conservado en el lenguaje castellano hasta nuestros días). ¿Impronta evolutiva del origen del Homo?.¿Recuerdo del mar, generador de vida, de donde surgen nuestros antecesores a poblar las tierras?. Y la serpiente, símbolo de dinámica vital y de regeneración, símbolo de la inmortalidad del renacimiento tras la muerte, de la muerte no permanente, de la no-muerte, de la vida. Al observar en las primaveras (estación de la vuelta a la vida, vuelta del calor y la dinámica) y tras la hibernación (estación del frío, y predominio de la rigidez, de la estática,


de la muerte) su renovación de si mismas a través de la muda de su piel, que siempre queda como testigo de su anterior manifestación corporal. Posteriormente en culturas ya patriarcales con una significación fálica, aunque originalmente no sea así, sino andrógina con una visión mas integral y menos parcializada del fenómeno. Esta religión vital primigenia, atea y sin dioses, donde la vida / muerte es lo único que precisa de rituales y liturgia propiciatoria y donde su expresión ha venido definida por la dualidad ambivalente de los conceptos, dentro de un razonamiento cíclico apoyado en la observación de la naturaleza, va evolucionando en el tiempo y en sus expresiones, de la abstracción inicial donde el significado era portado por el color y/o la huella del gesto, llegamos a la representación cada vez mas realista, de aquello que para los human representa mejor la vida. La observación del nacimiento de un nuevo ser, de una nueva vida, lleva a la asociación de estos con los genitales y asimilarlos como fuente generadora de vida y comenzar a representarlos y a valorarlos en un plano superior en relación con el principio vital y posteriormente a idolatrarlos deificándolos, es el paso que se da en el Paleolítico superior, 30.000 años a de C. Durante el Auriñaco-Perigordiense comienzan a aparecer las primeras vulvas ovaladas, localizadas en el sur de Francia en abrigos como los de Blanchard des Roches (Sergeac)7 las mas antiguas y Tito Bustillo en Ribadesella (Asturias) fechadas en 15.000 a de C.

7 Gimbutas, M. El lenguaje..., citado p.99.


XIV- Vulvas de la sala Camarín en Tito Bustillo Estas vulvas primigenias se han interpretado como tales, quizás por el sesgo evolutivo de conocer lo que vino después, las Venus y la deificación de lo femenino. Pero si observamos bien estas supuestas vulvas y no nos dejamos llevar en la interpretación por aromas evolutivos posteriores e interpretamos utilizando el pensamiento dual que hasta ahora hemos observado que utiliza el homo, las representaciones tanto pueden ser de una vulva como de un glande. Con la sorpresa de que el primer Dios del que tenemos imagen, las vulvas ovaladas son las primeras muestras de arte parietal que conocemos, es un Dios generado también genitalmente, que a su vez y por su genitalidad tiene capacidad de creación. Y este Dios genital, bisexual, hermafroditico, que tanto representa a los genitales femeninos como a los masculinos y al mismo tiempo, fiel reflejo de la dualidad de razonamiento. Que es la esencia de la abstracción de la genitalidad agenérica, precursor del mito del andrógino, que tan larga representación va a tener posteriormente en la mitología clásica, llegando a impregnar hasta el cristianismo primitivo, así San Pablo en su carta a los Galatas 3,28 llega a afirmar: No has de ser varón ni hembra, todos sois uno en Cristo, base de la que parte muchas creencias gnósticas para proclamar la andróginia de Cristo. Posiblemente


tan solo sea un reflejo de la sociedad human que lo creo y en esta, la armonía entre lo femenino y lo masculino fuera la pauta. La equivalencia de los complementarios y necesariamente diferentes, no iguales, es la base social que da lugar al nacimiento del primer Dios. Con una antigüedad de 15.000 y 13.000 a de C. Se encontró en la cueva de le Placard, (Carente) una figura antropomorfa, abstracta, esculpida en asta de reno, que muestra una vulva prominente y un largo cuello falico8. Estas fusiones de Falo con genitales femeninos en un solo cuerpo claramente andrógino comienzan a presentarse en el Paleolítico superior y se extienden hasta el Neolítico (5.000 a 3.000 a de C.) Gimbutas lo explica como el resultado de la existencia de una creencia en que la combinación de la vulva y el falo en una sola imagen fortalece la fuerza vital.9

XV - Pendant de Ivory Nada mas claro, de la abstracción del dios andrógino, donde en las piezas vienen representados al tiempo los caracteres sexuales masculinos, pene y testículos; junto con los femeninos, triangulo pubico, vulva y mamas. Y si estas representaciones son contemporáneas de las “vulvas” más primitivas, existen elementos de apoyo para que la conceptualizacion 8 Gimbutas, M. Ibidem. Pp. 231-232. 9 Gimbutas, M. El lenguaje..., citado. p. 102.


solo como vulvas y no como elemento andrógino vulva / glande, sea debido tan solo a estrechez de miras. Las primeras manifestaciones genitales del dios vital, no simples combinaciones de genitales, sino una divinidad en sí Andrógina. ¿Pero, porque nace Dios?.¿ Si lo human ha vivido años sin él, porque lo crea en estos momentos?. Lo Human valora lo que conoce y lo que desconoce, pero de lo que conoce sabe bien como le va a responder, como se hace, que respuesta va a tener ante un estimulo determinado, lo puede asimilar a sí mismo. De lo que desconoce, es ignorante, no sabe cuál va a ser su respuesta y si esta puede ser agresiva o peligrosa para su vida. (De hecho la respuesta animal ante lo desconocido es un aumento hormonal que favorezca la agresión, la defensa). Por ello y para apaciguar el estrés emocional de enfrentarse a lo desconocido, comienza a ofrendarle presentes, que le ganen su amistad, que permitan un intercambio, que genere un conocimiento y por lo tanto una asimilación que anule la agresión. Posiblemente esta necesidad de apaciguar el temor a lo desconocido, sea una de las fuentes generadoras de la necesidad de la representación de un Dios a quien ofrendar regalos, para propiciar el conocimiento, la relajación, el bienestar y la vida. Claro producto de la ignorancia original, son los dioses monoteístas, que no ocultan su origen, son los innombrables, los que no tienen nombre, o su nombre esta prohibido (Yahvé), o por el contrario tienen mil nombres (Aláh) que es tanto como no tener ninguno. ¿Porque como podemos nombrar lo que ignoramos?


Así, este Dios producto de la ignorancia a quien representa y que es su esencia, va cambiando formalmente en el tiempo y realizando su propio ciclo evolutivo, creciendo desde la genitalidad original a una cada vez mayor corporalidad (Expresiones dinámicas, genitales indiferenciados, triángulos púbicos, venus primigenias, diosas nutricias, dioses mitológicos, dioses monoteístas) Hasta disolverse de nuevo en la incorporalidad y en la nada para cerrar / iniciar su ciclo El estadio de equilibrio inicial entre los sexos “gylania” propuesto por Riana Eisler como definición de la estructura social en la que los dos sexos son iguales10 y usado por Marija Gimbutas para denominar a la cultura no violenta y centrada en la tierra protegida por la benevolencia de “La Diosa” y asimilada al matriarcado, a mi parecer pertenece mas bien a un estadio previo a la aparición de la separación de los sexos divinos. Esta equivalencia de poder de los sexos ocupa el espacio de tiempo en el que el culto es más abstracto y menos corporal, en el que al dios se le comienza a vislumbrar, pero todavía no se le ve y por lo tanto no se le puede definir. Al periodo de tiempo del dios pansexual, masculino y femenino al tiempo, identificado con todo el poder generativo, el autentico Pantocrátor. Con la elevación a lo sagrado de la genitalidad, se rompe el equilibrio human (masculino / femenino) con la relación con su cuerpo, al valorar mas la genitalidad, ya no se ven de la misma forma los genitales que otras partes del cuerpo, su endiosamiento hace que no puedan estar expuestos, deben estar protegidos de agresiones, de sacrilegios, y así los 10 Gimbutas, M. El lenguaje de. . , citado. p. xx.


genitales se van ocultando, haciéndose no visibles, divinizándose a semejanza de su origen oscuro y desconocido. Con el endiosamiento genital se comienza a perder la plenitud sexual al restringir su uso y disfrute para la función divina asignada: la procreación. Así los human comienzan a sacrificar el placer y el bienestar personal en aras del sagrado dios procreativo, la dictadura del instinto de supervivencia de la especie sobre el individuo en la que aún vivimos. Este desequilibrio se acentúa aun más cuando el dios comienza a tomar cuerpo, al valorar más a la fuente visible de la vida, al lugar de donde salen a la luz los nuevos seres, el genital femenino, manantial final evidente de vida. Prescindiendo de las fases previas al nacimiento en la generación de vidas nuevas, y por lo tanto colocando en un plano secundario, menos valorado a su necesario complementario en la generación de nuevas vidas, el genital masculino. Así cuando la tribu human precisa tener dioses más concretos, los crea a su imagen y semejanza corporal, izándolos en una genitalidad visible en la que encarnarlos, y que mejor para encarnarlos que en similitudes. Una necesidad generada por lo desconocido, por lo ignorado, que mejor genitalidad puede acogerlo que la no evidente, la oculta (Si algo define la sexualidad masculina es la externalidad y la evidencia, mientras que a la femenina lo define, lo interno, lo oculto lo no evidente). Nada pues más misterioso y adecuado para albergar al dios (desconocido) que lo que no se ve, lo oscuro. La vulva y el genital femenino. Este desequilibrio por valoración de un sexo sobre el otro, da lugar a la rotura del equilibrio Gylandrico y estas Puti ( en la protolengua Puti,


tiene el significado de “vulva” se ha encontrado en los grupos lingüísticos Níger-kordofaniano (butu, vulva), nilo-sahariano (buti, vulva), afroasiático (pot, vulva), uráliko-yukagir (puti, recto), dravídico (puti, vulva), áustrico (puki, vulva), amerindio (puta, agujero; petu, vagina; poita, vagina) e indoeuropeo ( en francés putain y en castellano puta)11 endiosadas hacen que se pase a un desequilibrado matriarcado y como reacción posteriormente al también desequilibrado patriarcado. Si suponemos que el estadio Gylanico comienza con el grupo africano, origen de la humanidad moderna (100.000 a de C.) El periodo Matriarcal comenzaría entre la aparición de las primeras venus (25.000 a de C.) y los triángulos como signos (15.000 a de C.) el Patriarcado en la vieja Europa comienza entre el 4.300 y 2.800 a de C12. Podemos asignar al estadio Gylanico una duración aproximada entre 75.000 y 85.000 años, bajo el influjo de los dioses vitales y andróginos, al Matriarcado entre 22.200 y 12.200 años bajo el influjo de las Puti y las diosas madres y al Patriarcado entre 6.300 y 4.800 años de duración bajo las divinidades fálicas. Este desequilibrio oscilante que conlleva una lucha de sexos por el poder y un debilitamiento de las potencialidades human, no parece por el momento que tienda a un equilibrio dinámico, sino a perpetuarse en cambios alternantes de poder y signos de estos cambios son la actual crisis de identidad masculina, prolegómeno de un nuevo periodo matriarcal. El primer periodo Matriarcal comienza con la aparición de las diosas. Durante el periodo Auriñaco-Perigordiense entre los 30.000 y los 20.000 11 Rudgley, R. Los pasos..., citado. pp. 58-74 12 Gimbutas, M. El lenguaje.., citado. p. xviii.


a de C. Una de las primeras es la Venus de Laussel, o Dama de la cuerna, de una antigüedad atribuida entre los 25.000 y los 20.000 a de C.

XVIII – Dama de la Cuerna / Venus de Laussel Con similar antigüedad esta también la famosa venus de Willendorf, tomada como arquetipo por Alexander Marshak13, quien considera además que posee “la vulva más realista y más cuidadosa y exquisitamente esculpida de todo el paleolítico superior europeo”

XIX – Venus de Willendorf Estas venus esteatopigias, en las que se remarcan sus senos, caderas, vientres, con sus genitales edematizados, resaltando la gestación, son ya diosas ritualizadas (la estatuilla de Willendorf esta cubierta de originariamente de ocre rojo), mas que encarnar una divinidad femenina, encarnan un fenómeno divinizado, la fecundidad, la gestación como preámbulo al nacimiento de vida. Y coincido con Richard Rudgley en 13 Rudgley, R. Los pasos.., citado. pp. 288-293.


que: “en el paleolítico el cuerpo femenino era un símbolo que se utilizaba para expresar numerosos temas”. La Diosa Puti y el comienzo de la divinización femenina, es más clara en el Magdaleniense con la aparición de los triángulos pubicos. En el complejo Kárstico de Ojo Guareña, en la sala de las pinturas encontramos estas representaciones triangulares, con el vértice hacia abajo, rellenos de pintura negra y con el lado superior curvo, mas o menos cóncavo y los lados laterales rectos o convexos14. Pero aun coinciden en la misma cavidad, grabados de vulvas / glandes que sugieren que en un tiempo también coincidieron las divinidades indiferenciadas, con las ya plenamente orientadas hacia el sexo femenino.

XX - Triángulos de la sala de las pinturas. Fotografía de M. A. Martín Merino. Archivo del grupo espeleológico Edelweis

14 Ibáñez Pérez, A. La pintura rupestre en Ojo Guareña. Burgos. Caja de ahorros municipal de Burgos.1980. p.36.


XXI - Posible vulva de la sala de la Fuente. Fotografía de M. A. Merino. Archivo del grupo espeleológico Edelweis.

BIBLIOGRAFIA: AAVV. Historia de Castilla y León – La prehistoria del valle del Duero. Valladolid, Ámbito, 1985. Arsuaga, J.L. y Martínez, I. La especie elegida – La larga marcha de la evolución humana. Madrid, Ed. Temas de hoy, 1998. Cencillo, Luis. Historia sistémica de los dioses. Madrid, Ed Fundación, 1998. Cordón, Faustino. Cocinar hizo al hombre. Barcelona, Ed. Tusquets, 1980. Deschner, Karlheinz. Historia sexual del cristianismo. Zaragoza, Yalde, 1989. Esteban Pellón, Urbano. El toro solar. Barcelona, Ed. Obelisco, 1991. Gimbutas, Marija. El lenguaje de la diosa. Oviedo. Dove. 1996. Grupo espeleológico Edelweiss. Kaite, Monografía sobre Ojo Guareña. Burgos, Ed. Excma Diputación provincial de Burgos. 1986. Ibáñez Pérez, Alberto C. La pintura rupestre en <<Ojo Guareña>>. Burgos, Caja de ahorros municipal de Burgos, 1980. Leroi-Gourhan, André. Las religiones de la prehistoria. Barcelona, Laertes, 1994. Kryvelev, A. Historia atea de las religiones. Madrid, Ed. Jucar, 1982. Mac Cabe, José. El simbolismo sexual en las religiones. (Los elementos fálicos en la religión). Valencia, Cuadernos de cultura, 1932.


Perea, Sabino. El sexo divino. Madrid, Aldebarán, 1999. Ripoll Perelló, Eduardo. Orígenes y significado del arte Paleolítico. Madrid, Ed. Silex, 1986. Rodríguez, Pepe. Dios nació mujer. Barcelona, Ediciones B.1999. Rudgley, Richard. Los pasos lejanos – Una nueva interpretación de la prehistoria. Barcelona, Grijalbo, 2000. Vaquero Turcios, Joaquín. Maestros subterráneos – Las técnicas del arte paleolítico. Madrid, Ed. Celeste, 1995.



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