Escuchemos y aprendamos de las iniciativas del pueblo Nuestra Palabra | 17 febrero 2011
Escuchar a la gente siempre es el mejor punto de partida para cualquier iniciativa que se quiera emprender. En las últimas semanas mucha gente de entre el pueblo hondureño ha enviado varias señales a todos los sectores políticos del país; escuchar y atender es señales es un desafío para los gremios, los partidos políticos, empresarios, funcionarios públicos y para el Frente Nacional de Resistencia Popular. En los resultados del sondeo de opinión realizado hace un par de meses por la UCA y el ERIC, el pueblo envía varias señales y mensajes: sus necesidades de empleo y de seguridad, su insatisfacción con la corrupción en el país, su descontento y desconfianza en las instituciones públicas, en los políticos y empresarios. Otros mensajes surgen desde las luchas diarias de la gente con las autoridades municipales. Para el caso desde el municipio de Olanchito la gente se organizó e hizo que las autoridades municipales dieran marcha atrás a un aumento salarial que habían aprobado los regidores y el alcalde; en esos mismos días, en el municipio de Santa Rita, Yoro, un grupo de pobladores se tomaron la municipalidad protestando por el aumento irracional a los impuestos para la operación de negocios; de igual forma un grupo de pobladores del municipio de El Negrito, Yoro, en cabildo abierto hicieron que se modificara el plan de arbitrios municipal, donde le aumentaban los costos de operación para los productores y comerciantes. Detrás de todas estas acciones, se observa en general un cansancio frente a los abusos de autoridad y al mal uso que dan las municipalidades a los bienes de las comunidades. Pero también hay un mensaje de que la luchas nunca deben ir de arriba abajo si no de abajo hacia arriba, desde la suma y articulación de las pequeñas luchas de las comunidades y de sus municipios. En estos tiempos donde frases como “la toma de poder” está tan trillada es importante volver la mirada a las comunidades y junto a ellas ir buscando formas de construcción de poder o de toma de poder, no desde manuales, sino desde sus realidades, sus potencialidades y calamidades. Construir poder desde las comunidades es la más hermosa de las tareas para esta segunda década de nuestro siglo, tarea sin la cual, la lucha por una constituyente o por la refundación estarían vaciadas sin remedio de contenido y de identidad popular.