Revista 431 septiembre 2016 apertura

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REVISTA CREA - N.ยบ 431 Septiembre 2016 - Ejemplar en la Argentina $40-

N.ยบ 431 Septiembre 2016 - Ejemplar en la Argentina $40-


Sumario

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La potencia innovadora del campo Una nueva plataforma busca promover emprendimientos que evidencian el valor generado por la fusión de diversas disciplinas con el agro.

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La innovación como oportunidad Un cambio disruptivo puede transformar por completo el negocio. El modo en que se lo enfrente será determinante para la supervivencia de la empresa.

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Una agricultura intensiva en el uso del conocimiento El futuro de la actividad según la visión de sus referentes.

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No hay provincias inviables, sino esquemas perimidos El Estado no puede seguir siendo la principal fuente de empleo.

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Dos realidades diferentes Resultados del Sistema de Encuestas Agropecuarias de CREA.

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“La situación está muy lejos de los números dulces que aparecen en algunos informes” Entrevista al diputado Juan Casañas.

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Pautas para maximizar rindes en maíz Ensayos en la zona Norte de Buenos Aires.

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Cómo resguardar la calidad de la semilla de soja Recomendaciones prácticas.

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control de enfermedades de fin de ciclo Experiencia en el sur cordobés.

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Análisis estadístico de una base de datos sojera Recomendaciones por tener en cuenta al planificar la siembra en la región CREA Oeste

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Recría de terneras sin sobresaltos Experiencia en campos naturales entrerrianos.

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La clave: reconocer la demanda Los trabajadores exigen condiciones de trabajo acordes a los tiempos que corren.

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La metodología CREA no tiene fronteras La experiencia de Francisco Ferreira en Sierra Leona.

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Noticias de empresas

SECCIÓN ECONÓMICA 84

El precio de la tierra

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LO AYUDAMOS A PRESUPUESTAR

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APUNTES


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CREA

La potencia innovadora del campo Una nueva plataforma busca promover emprendimientos que evidencian el valor generado por la fusión de diversas disciplinas con el agro

El Movimiento CREA nació para crear una red generadora de conocimiento en el ámbito agropecuario. Con el tiempo, esta se fue extendiendo de manera espontánea hacia otras disciplinas. Es precisamente en ese marco que surge CREAlab, una plataforma potenciadora de innovaciones relacionadas con el sector agropecuario que será presentada en el Congreso Nacional CREA que se realizará el 21, 22 y 23 de septiembre en la ciudad de Buenos Aires. Los desafíos que el agro tiene por delante para mantenerse en carrera son tan complejos que se requiere el aporte coordinado de investigadores, profesionales y empresarios provenientes de otras actividades. La innovación se gesta en las diferentes miradas que pueden surgir de un mismo acontecimiento; nunca del pensamiento único de un sector. Por lo tanto, todo lo que contribuya a potenciar el crecimiento de las innovaciones orientadas a generar valor en el agro es un aporte para mejorar (y en algunos casos transformar) su competitividad. Por ese motivo, CREAlab tendrá un espacio destacado en el Congreso CREA 2016 a través de la presentación de diferentes casos, algunos de los cuales ilustramos a continuación.

Los integrantes de NeoGram: Pedro Duarte, Anabella Fassiano y Camila Petignat.

Un desafío académico que se transformó en empresa Anabella Fassiano y Camila Petignat estaban cursando las últimas materias de la licenciatura


en Ciencias Biológicas de la UBA, cuando el profesor Alejandro Mentaberry (actual coordinador ejecutivo del Gabinete Científico Tecnológico del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva) propuso a sus alumnos que como trabajo final, armaran un proyecto biotecnológico orientado a resolver un problema presente en el sector agropecuario. “Cuando terminamos la carrera nos preguntamos: ¿por qué no desarrollar el emprendimiento? La inconsciencia nos ayudó a empezar, porque entonces no conocíamos todos los inconvenientes que habríamos de encontrar en el camino”, comenta Anabella. Así, sumaron un socio más –Pedro Duarte– para crear la start up biotecnológica NeoGram. Por medio de la técnica de mutagénesis inducida –consistente en provocar modificaciones en los genes de una planta mediante la adición de un químico–, los investigadores lograron seleccionar una nueva variedad mejorada de Grama rhodes. “Concluimos el primer año de ensayo a escala de campo con muy buenos resultados: el desarrollo mostró un aumento promedio de la digestibilidad del 12%, comparado con las variedades comerciales utilizadas como control; esta mejora representaba un impacto potencial de 37% de aumento en productividad ganadera”, explica Anabella. El lanzamiento comercial del nuevo cultivar estará disponible en un plazo estimado de tres a cinco años. Otra línea de desarrollo consiste en la creación de un cultivar de Grama rhodes transgénico por medio de la incorporación del gen 6SFT –donado por el INTA–, proveniente de un pasto patagónico (Bromus pictus), para mejorar el valor nutricional de la especie forrajera subtropical. Al tratarse de un evento transgénico, el desarrollo –además de ser oneroso– exige cumplir diversas etapas regulatorias que demandan varios años. Desde el año 2011, el emprendimiento participa de IncUBAgro, la incubadora de empresas de la Fauba que impulsa nuevas oportunidades de desarrollo tecnológico.

La cadena de valor que nació de un conflicto Luego del “conflicto del campo” (2008), la familia Meichtry –propietaria de Arrocera San Carlos, una

empresa ubicada en la localidad chaqueña de La Leonesa– comenzó a recibir, por parte de grupos ecologistas, acusaciones de contaminación con agroquímicos. Entonces, Martín le propuso a su padre iniciar la producción de peces para demostrar que el uso adecuado de fitosanitarios no genera un impacto nocivo en el ambiente. Inicialmente, la idea parecía descabellada, pero luego se demostró que era posible rotar arroz con pacú. Además de tener una conversión muy Lo que se inició como una eficiente, el pacú se alimenta de caracoles, aventura –no había expeuna plaga importante del cultivo de arroz. riencias sobre el tema– terminó con la generación de una cadena de valor que incluye la producción de juveniles de pacú, recría, engorde con alimento balanceado propio, faena, industrialización y comercialización de muchos alimentos, entre los cuales se incluyen filetes congelados de pacú sin espinas y bocaditos tipo nuggets. “Empezamos a comercializar los productos de pacú en septiembre de 2013, y al finalizar ese año habíamos vendido 25 toneladas; en 2014 el volumen creció hasta las 240 toneladas, para superar las 480 en 2015”, indica Martín. “Este año esperamos alcanzar las 550 toneladas”, añade. La empresa cuenta con locales propios y con franquicias en las cuales se comercializan los productos elaborados con pacú. También se distribuyen en la red de carnicerías de Friar (grupo Vicentín), en restaurantes, hoteles, pescaderías y en Carrefour. Además de tener una conversión muy eficiente (1,6 a 1,9 kilos de alimento por kilogramo de carne producida), el pacú se alimenta de caracoles, una plaga importante del cultivo de arroz. “El pacú se alimenta desde septiembre hasta abril, porque cuando la temperatura del agua desciende en otoño-invierno, pierde el apetito. En ese período, la planta de balanceados se


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dedica a producir alimento para perros, cuya preparación incluye subproductos del pacú”, explica Martín. Gracias al crecimiento de la cadena de valor promovido por el pacú, la empresa emplea actualmente de manera directa a 130 personas, además de generar trabajo para muchas otras que se dedican al transporte y a la comercialización de los productos.

Ahora sí: quesos 100% argentinos La mayor parte de los quesos que consumimos los argentinos es fabricada con quimosina, una enzima que aunque se encuentra naturalmente presente en el estómago de los rumiantes, es elaborada con bacterias recombinantes (modificadas genéticamente). La mayor parte de ese insumo se importa. Pero ahora eso cambiará, porque pronto la Argentina comenzará a producir quimosina bovina a escala industrial. La noticia es que la “fábrica” de la enzima estará constituida por plantas de cártamo transgénico diseñadas por Indear (una empresa de Bioceres en alianza con el Conicet). Esta es la primera experiencia a nivel mundial de elaboración de un insumo alimentario por medio del uso de plantas como biorreactores (molecular farming). “Las plantas presentan varias ventajas en comparación con los sistemas actuales de producción de moléculas recombinantes: muy bajo costo de producción, reducción del consumo de energía, sistema amigable con el ambiente, ausencia de patógenos y simplicidad de escalado”, explica Martín Salinas, gerente de Ingeniería y Procesos de Indear. Bioreces, empresa fundada por empresarios agropecuarios –muchos de ellos integrantes del

La “fábrica” de quimosina estará constituida por plantas de cártamo transgénico diseñadas por Indear.

Movimiento CREA– en sociedad con Porta Hnos. (uno de los principales accionistas de Bio4), construyó en Córdoba la planta que se dedicará a sintetizar la quimosina a partir del cártamo modificado. Con unas 2000 hectáreas del cultivo –sembradas en diferentes provincias para asegurarse la producción ante un evento climático desfavorable– se puede abastecer toda la capacidad instalada anual de la planta industrial. “Cuando la fábrica esté operando a su máxima capacidad, será posible abastecer toda la demanda interna de quimosina e incluso cubrir parte del mercado internacional”, explica Martín. La tecnología empleada en el cártamo con el transgén de la quimosina bovina es sólo el primer paso: tienen muchos otros proyectos en carpeta. El próximo es la elaboración de enzimas que permitan transformar la celulosa en glucosa para elaborar bioetanol de “segunda generación” a partir de biomasa (como residuos forestales o bagazo de caña).

Un informante automatizado que nunca descansa Se conocieron en la Facultad de Ingeniería Electrónica de la UBA. Trabajaron en empresas argentinas que realizan desarrollos para compañías de robótica de Silicon Valley. Y un día decidieron armar su propia firma al descubrir que había un segmento del mercado inexplorado por otras compañías. “El foco de nuestra empresa está en brindar soluciones a problemas concretos por medio de programas alimentados de manera automática e inalámbrica con datos provistos por sensores remotos”, explica Sebastián García Marra, uno de los cuatro socios fundadores de la start up tecnológica Less Industries. Entre los productos desarrollados por la empresa se incluye un dispositivo –una “lanza”– que se coloca en silobolsas para medir temperatura, humedad y nivel de dióxido de carbono, de manera tal que en caso de detectar una anomalía, el productor reciba un alerta en su celular, además de tener la posibilidad de verificar regularmente (los datos se actualizan cada cuatro horas) la evolución de los granos almacenados. También diseñaron sensores remotos de humedad en suelo y temperatura ambiente que envían datos de manera automática a un programa que puede vi-


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Entre los productos desarrollados por Less Industries, se incluye un dispositivo que se coloca en silobolsas para medir temperatura, humedad y nivel de dióxido de carbono. sualizarse en computadoras o celulares. El sistema es empleado por viñedos de Cuyo y de Chile para evaluar si el riego aplicado es el adecuado y estar alertas ante la aparición de una helada intensa. “Los dispositivos son fáciles de colocar, tienen baterías con una autonomía de 8 a 12 meses y están diseñados para trabajar en zonas rurales con bajos niveles de conectividad”, explica García Marra. El uso de sensores remotos como recolectores de datos de uso agronómico, además de liberar al trabajador rural de tareas rutinarias, permite homogeneizar los parámetros de toma de datos, recibir alertas inmediatas en caso de urgencias y hacer un seguimiento histórico de la información.

animales que se pesan solos Dos años atrás, mientras estaba de vacaciones en Pinamar, Esteban Fernández –integrante del

CREA del Tuyú– comentó a su cuñado (ingeniero electrónico) los problemas que estaba teniendo para lograr datos confiables de pesajes de vacunos en un plazo adecuado. Esa conversación fue el disparador de un emprendimiento (NobisAgro) que se propuso eficientizar los sistemas agropecuarios por medio de la automatización de procesos. Uno de los desarrollos de la firma es, justamente, un sistema de pesaje autónomo de animales en sistemas pastoriles por medio de la implementación de una balanza colocada estratégicamente en los accesos a las aguadas, la cual toma el peso individual de los animales cada vez que estos la atraviesan. “El sistema fue probado con éxito en un rodeo de 200 animales”, comenta Fernández, uno de los cuatro socios de la empresa, junto a Matías Schweizer (administrador de empresas), Juan Matus y Mathias Angelico (ingenieros electrónicos). Sensores de ultrasonido identifican si al momento del pesaje automático, se encuentra más de un animal en la balanza para proceder a desestimar la toma del dato. El sistema permite hacer un seguimiento prácticamente diario del peso de cada uno de los animales que integran un rodeo bovino. Con esa información, es posible, por ejemplo, descartar ejemplares que no demuestren buenos índices de conversión y homogeneizar con mucha precisión las diferentes tropas. “Estamos en pleno desarrollo de plataformas digitales, vía web o por celulares, que permitan acceder fácilmente a los datos de ganancia de peso de cada uno de los ejemplares de un rodeo pastoril; el siguiente paso será validar el sistema para feed lots”, comenta Fernández. f CREA


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