Revista 425 marzo 2016 apertura

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Sumario

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La Argentina en emergencia agronómica por malezas Los relevamientos realizados en campos CREA dan resultados alarmantes.

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Tres claves para volver al negocio Praderas para aprovechar cañadas, encadenamiento de verdeos y silaje de maíz para aumentar la producción de materia seca en la actividad ganadera.

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Suplementación otoño-invernal de novillos en pastoreo Estrategias para el mejor uso de granos, silajes de maíz y de sorgo, y sorgos diferidos

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Autoconsumo de silaje embolsado Alternativas para diseñar instalaciones que reduzcan los desperdicios.

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Una cadena de valor ganadera El programa CarneCREA cumplió una década en uruguay.

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El trigo aún está lejos de ser un buen negocio Luego de una campaña con buenos rindes y baja calidad, los precios no alcanzan los valores de paridad.

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Campaña fina: pautas para diseñar un planteo óptimo Resultados de ensayos en la zona CREA Norte de Buenos Aires.

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Cebada cervecera: poca proteína y bajos precios Balance de la campaña 2015/16.

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El compromiso en primera persona Qué implica asumir un cargo público.

SECCIÓN ECONÓMICA

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El precio de la tierra

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LO AYUDAMOS A PRESUPUESTAR

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APUNTES


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La Argentina en emergencia agronómica por malezas Los relevamientos realizados en campos CREA dan resultados alarmantes La Argentina se encuentra en emergencia energética, estadística y de seguridad publica. Pero también –aunque no con tanta prensa– se encuentra en emergencia agronómica: en la mayor parte de las regiones productivas, el crecimiento explosivo de las malezas, además de restar productividad a los principales cultivos, encarece cada vez más los costos en una fase de precios decrecientes de los granos. Los encargados del proyecto Malezas del Movimiento CREA realizaron un relevamiento para identificar –por medio de un muestreo representativo– el porcentaje de lotes afectados por malezas problemáticas. Los resultados obtenidos son alarmantes tanto por la cuantificación de la superficie afectada por las principales malezas problemáticas como por el avance de diferentes especies que podrían colonizar nuevas áreas en los próximos años. Las regiones CREA Este (de Buenos Aires), Semiárida (La Pampa y oeste de Buenos Aires) y Litoral

Norte (Corrientes y Misiones) son las menos afectadas por el problema, mientras que Mar y Sierras, Sudoeste y Sudeste (de Buenos Aires) enfrentan una afectación grave de rama negra (Conyza spp.) y podrían eventualmente registrar en el futuro inconvenientes crecientes con raigrás resistente a glifosato. En el resto de las zonas relevadas, la batalla contra las malezas es mucho más ardua: existen al menos dos malezas problemáticas, y se agregan otras más al portfolio de eventuales dolores de cabeza futuros (ver gráfico 1). Allí las malezas van uno o dos pasos más adelante que los contrincantes humanos: cuando aparece una solución, nuevas malezas –o las mismas, pero mucho más potentes– generan más desafíos por resolver. “En los departamentos cordobeses de Juárez Celman y Río Cuarto, pasamos de un manejo simple a tener que hacer frente a la rama negra y en menor medida a la parietaria; cuando pensábamos que ese era el mayor problema y que lo

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estábamos controlando, irrumpió el yuyo colorado resistente a glifosato (Amaranthus palmeri y A. hybridus), que de alguna manera sobrepasó todo lo anterior”, comentó Matías Campos, asesor del CREA Alejandro-Chaján. En la campaña 2015/16, los empresarios agrícolas de la zona que sabían o sospechaban que la maleza estaba en sus lotes, junto con los que prefirieron prevenir su aparición, utilizaron combinaciones de herbicidas preemergentes, como flumioxazin + acetoclor (o s-metolacloro), sulfentrazone + acetoclor o sulfentrazone + metribuzin. “Esas estrategias de control dieron buenos resul-

tados, en general. En algunos casos se necesitó hacer repasos –dependiendo de la carga original de yuyo colorado del lote– con fomesafen o lactofen + s-metolacloro, y benazolin + fomesafen. Esta última combinación mostró mejores controles, incluso en yuyo colorado grande, y menos fitotoxicidad en el cultivo”, apuntó Campos. Los productores que no tomaron conciencia del problema o que prefirieron ignorarlo se encontraron, ya en diciembre, con nacimientos de yuyo colorado en sus sojas nacidas y con pocas herramientas para controlarlo efectivamente. “A eso se sumó que cuando se decidió que había que hacer algo, la maleza ya había sobrepasado los 10 centímetros de altura, con lo que su control fue mucho más difícil; en esos casos las combinaciones de herbicidas posemergentes mostraron menor eficiencia”, indicó el asesor. En cuanto al maíz, en los estadios iniciales del cultivo, los controles con atrazina o s-metolacloro, y hormonales fueron generalmente efectivos, pero a medida que las intensas lluvias diluyeron el efecto de los preemergentes, comenzaron a verse nacimientos de Amaranthus (especialmente en cabeceras de los lotes). Las gramíneas resistentes o tolerantes, como Eleusine o Cynodon hirsutus, también causaron inconvenientes. “Hemos observado problemas de fitotoxicidad y errores de aplicación, especialmente los causados por hormonales en maíz, como 2.4 D, cuando se hicieron controles más allá de V6 y con altas dosis y en lotes con alta tasa de desarrollo”, relató Campos. Empresarios integrantes del CREA Monte Maíz también registraron algunos escapes de yuyo colorado en lotes tratados con preemergentes (lo que obligó a realizar repasos con benazolin + fomesafen). “Todos los años nos vamos encontrando con nuevas sorpresas en lo que respecta a malezas. Este año algunas empresas tendrán en soja costos adicionales de 30 a 80 U$S/ha a los presupuestados a comienzo de la campaña”, señaló Luciano Ascheri, asesor del CREA Monte Maíz. “Afortunadamente fue un año benévolo en cuanto a presión de plagas y enfermedades, lo que permite compensar un poco el enorme gasto que estamos teniendo con las malezas”, añadió. En el CREA Bragado no se presentaron mayores problemas de malezas. La especie más problemática –rama negra– viene siendo controlada


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Las recetas no sirven Inicialmente, los problemas de malezas se presentaron en las regiones productivas del norte argentino, mientras que en la zona central del país, si bien había inconvenientes, no se percibían como algo grave. Pero en muy poco tiempo eso cambió: las malezas problemáticas se expandieron a una velocidad enorme. En el sector sur de la región pampeana, cuando a mediados del año pasado pusimos en marcha los ensayos locales, muchos técnicos indicaron que el foco debía estar puesto en rama negra (Conyza bonariensis). Pero actualmente observan que el principal problema que viene en camino es el raigrás resistente a glifosato. Todo cambia extremadamente rápido. En EE. UU., Canadá y Europa, los principales problemas se presentan con malezas de hoja ancha y, por lo tanto, los mayores esfuerzos de las compañías de agroquímicos están dedicados a esas especies. Pero en la Argentina, probablemente por la presión que durante muchos años hicimos con el glifosato en cultivos de soja, en muchas zonas productivas también tenemos grandes inconvenientes con gramíneas de verano, tales como Echinochloa o Eleusine. Eso implica que no se están realizando grandes esfuerzos en el mundo para combatir gramíneas y que el problema lo tenemos que resolver con nuestros propios recursos. Es todo un desafío. El fuerte crecimiento del consumo de graminicidas registrado en el mercado argentino en los últimos tres años no es una casualidad. La cuestión es que muchas de las soluciones agronómicas diseñadas en los últimos años para controlar las malezas de hoja ancha son incompatibles con las creadas para luchar contra las gramíneas. La pregunta entonces es: ¿qué pasará en aquellas zonas que en algún momento pueden llegar a tener problemas graves de ambas? Esta es una amenaza que tenemos en el horizonte. Los sistemas productivos, en las nuevas circunstancias, van a ser cada vez más complejos, y aquellos que tengan la capacidad para adaptarse van a contar con importantes ventajas comparativas respecto de los que no la tengan. El escenario generado por la expansión de las malezas problemáticas es dinámico, y como tal, las recetas de hoy pueden ser inútiles mañana. Los que se aferren a modelos fijos van a restar más valor del que suman. El nuevo contexto requiere predisposición al cambio, trabajo en red y una gestión agronómica profesional.

sin mayores problemas. “La clave del control de rama negra es dar el primer golpe en el momento oportuno: aplicamos Paraquat + 2,4-D + Spider justo antes de sembrar la soja para que el cultivo arrancara en igualdad de condiciones con la maleza; con eso el nivel de escapes es muy bajo”, explicó Gerardo Chiara, asesorde los grupos CREA Bragado y Alberdi. “En el CREA Alberdi, en cambio, el problema de yuyo colorado nos desbordó. La maleza sobrevivió en muchas situaciones a los controles tradicionales y empleamos posteriormente posemergentes, que tienen una efectividad limitada”, apuntó Chiara. “En la próxima campaña tendremos que reformular las estrategias de control. Con la rama negra, un adecuado esquema de rotaciones era la solución para resolver buena parte del problema, pero con yuyo colorado el tema es mucho más complejo”, agregó. En el CREA Gral. Arenales la lucha contra las malezas problemáticas incluye a rama negra, yuyo colorado y raigrás resistente a glifosato. “Esta

campaña tuvimos que usar herbicidas posemergentes con resultados erráticos”, comentó el asesor del grupo, Pablo Bressa. “Para la próxima campaña, vamos a establecer protocolos para realizar controles con herbicidas residuales en barbecho y emplear rotaciones de principios activos. El cultivo de soja, además de encarecerse, se está tornando muy complejo, porque las diferentes malezas aparecen en momentos distintos del año con una agresividad creciente”, apuntó Bressa. Tres años atrás, la vida de los empresarios y técnicos integrantes del CREA La Paz –en el norte de Entre Ríos– cambió para siempre cuando comenzó a extenderse la Echinochloa resistente a glifosato. “El costo de control de malezas pasó de un promedio de 65 a 90 U$S/ha, por efecto de la Echinochloa, algo que nos pega fuertísimo con precios tan bajos de la soja”, comentó el asesor del CREA La Paz, Francisco Taquini. “El problema nos obligó a modificar sistemas de producción, además de promover rotaciones de diferentes principios


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activos para evitar la aparición de nuevas resistencias”, añadió. “Incorporamos, además de la combinación de distintos herbicidas, diferentes herramientas de control, tales como modificación de las distancias entre surcos, adelantamiento de las fechas de

siembra, cambio de rotaciones e intensificación; por ejemplo, ya no sembramos más maíz tardío si no viene detrás de un verdeo. Con todo el conocimiento generado, hoy podemos controlar bien la maleza, pero con un costo económico mayor”, explicó el asesor del CREA La Paz. f CREA

Fernando García Frugoni Coordinador del Proyecto Malezas de AACREA

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