MIDDLE FINGER RESPONSE #2

y caerse de culo ahí mismo. Yo mismo podría suicidarme si me diera la santa gana con tan solo masticar unas pocas de esas flores. Luego me metería en el baño y no saldría en varias horas y creéis que alguien me echaría en falta? Por eso me gusta este lugar. ¿Sabéis? El director fue un conocido anti psiquiatra. Siempre ha buscado nuevos métodos, nuevos ámbitos. Terminó por aborrecer la política y comenzó a llevar una vida menos sistematizada. Si a uno hay que darle una ostia de vez en cuando, se la da. No se anda con chiquitas. Esto es como el patio de un colegio, si se te suben a la chepa terminan por devorarte la cabeza, aquí casi todos hemos sido atrapados por las drogas y el alcohol.

Es un sitio distinto, no te meten arengas, no te sueltan el rollo de que las drogas son malas, te enseñan a aprender de ellas. Te enseñan a desarrollar tu lado creativo. El Rododendro es nuestro símbolo de confianza, cualquiera podría masticar aquí las flores pero nadie lo ha hecho. El Rododendro es nuestro cobijo, aquí sabemos que en realidad, si el sufrimiento resulta insoportable, no tienes más que masticar las flores. Hoy me he levantado extraño ¿sabéis? Poco me importa el mundo exterior, aquí dentro hay un universo entero para examinar. Y eso hago. Lo examino todo tan concienzudamente que casi consigo meterme dentro de las cosas. De pronto siento que poseo un zoom, un telemacro interior. Siento que mi visión se transforma. Ejercito mis ojos ¿sabéis? Ejercito mi visión. Hago documentales constantemente, como en el cine ojo de Djiva Vertov. Yo soy la cámara y también soy un comentarista, un comentarista silencioso, dirijo la cámara pero no desvelo el contenido de cuanto hay porqué lo que hay, se descubre por sí mismo. Sigo el recorrido de una abeja, con mi macro visión, puedo captar la imperturbable oscilación de las alas porqué capto el momento preciso en que el vaivén se transfigura en un hecho, un hecho exacto. La imagen que todo lo conforma, imágenes que todo lo son y que son poco menos que nada. ¿Habéis mirado la bóveda celeste? Muchas de las estrellas que veis, no son en realidad estrellas, son satélites que rondan el espacio, circundan nuestra realidad y lo van grabando todo. Cada cosa de nuestro planeta queda registrada en el gran súper computador donde se organizan las coincidencias. Cada acto, cada gesto, cada pedo que te tiras por la mañana ya ha sido registrado, ya ha sido efectuado anteriormente, ya era antes de ser en el ahora. ¿Y quién creéis que organiza todo ese entramado incomprensible? ¿Creéis que son los agentes de alguna organización secreta? ¿Creéis que es algo que forma parte de un plan perfectamente estructurado? ¿Creéis tal vez que es un hombre barbudo metido en un triangulo que todo lo ve? ¡Sí!

Por supuesto, es la gran filmadora que ilumina todos los actos, que ilumina la Cosa en Sí, que deja constancia del Todo, que difumina la verdad para que nos topemos con ella en un concurrir del ojo verdadero, en la desfocalización de la etapa drástica de la conciencia en que emerge la visión olvidada del tercer ojo, mostrando la realidad que hay detrás y delante de la nuestra, arriba y abajo e incluso adentro. El gran ojo insertado en el triangulo que oscila y pende sobre nuestras cabezas no está ahí para castigarnos en el caso de que caigamos en el pecado, la gran cámara no es el fruto de una política que todo lo quiera controlar, la gran cámara es aquello que nosotros mismos hemos creado para dejar constancia de nuestra propia existencia para que en el momento del gran colapso podamos recordar e invertir el proceso de la desmemorización al que estamos sujetos. No importa que la memoria sea un continuo e irremediable movimiento hacia delante o hacia atrás. Lo que realmente importa es que el proceso está en marcha y que nosotros formamos parte intrínseca de él. Cuando nosotros nos introducimos en una toma de conciencia, cuando nuestra mente capta con claridad, el organigrama se dispara y comienza a describir nuestras constantes con tal histérica meticulosidad que en un plazo imperceptible de tiempo, otro ser humano queda automáticamente 1