Ciudad Informal Colombia

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• Las limitaciones físicas para el crecimiento en el Valle de Aburrá, junto con el impacto de los grandes proyectos regionales y nacionales en marcha, obligan a pensar en una gran región metropolitana con claras relaciones de dependencia y complementariedad, en la cual se resuelvan concertadamente las problemáticas actuales. Sin duda se ha agudizado la especulación del sector financiero y se agotó el modelo de financiación especializada; desde principios de la década de los noventa el crédito hipotecario se ligó a altas tasas de interés, que con la vinculación de la corrección monetaria a la DTF desvirtuaron la UPAC; se restringió el crédito al constructor y creció la brecha entre oferta y demanda efectiva de vivienda social. Disminuyó la inversión social; en Medellín, la participación de la inversión municipal en vivienda fluctuó del 1,47% en 1991 al 3,9% en 1997, y decreció en el último año al 2%. El precio de venta de vivienda de interés social se mantuvo en el tope máximo de 135 salarios mínimos mensuales legales, con baja apropiación de innovaciones tecnológicas, baja productividad, desajuste en los mercados y altos costos de suelo urbanizado que para el caso de Medellín tuvo un peso del 35% en la estructura general de costos, cuando el promedio nacional se situaba en el 24%. Según Camacol, la recesión del sector constructor de vivienda se refleja en la baja ejecución de proyectos habitacionales en relación con la capacidad instalada del gremio, según indicador de metros licenciados y efectivamente construidos, durante 1997, es decir, en la actividad edificadora en Medellín, Itagüí, Bello y Envigado, solo se ejecutó el 37% de lo programado que correspondía a 242.850 m2 (3.700 viviendas).

6.2.4.1. En relación con la ciudad informal La forma de asentamiento desordenado de la población que se ve enfrentada a un problema de pobreza extrema, cuya manifestación más dolorosa es la falta de una vivienda en condiciones de habitabilidad que le permitan su desarrollo físico y mental equilibrado, la lleva a soportar condiciones de carencia de servicios públicos mínimos, cuya consecución se prolonga en el tiempo y les implica, no solo costos y esfuerzos adicionales, sino también una buena dosis de trabajo comunitario y de protesta social. Sin embargo, en algunos casos, el objetivo de sus esfuerzos se desplaza de resolver la carencia del servicio hacia la reducción de costos de las tarifas y la calidad de los mismos. Los barrios de Medellín analizados, si bien ya tenían varios de los servicios públicos domiciliarios, con amplia cobertura y una cierta eficiencia en su prestación, habían tenido que hacer un largo recorrido previo para poder alcanzarlos. En la medida en que la tercerización de la economía se abre paso como economía satélite, desarrollada en gran parte por los microempresarios y trabajadores independientes, se puede abrir un campo de acción para los trabajadores informales conectados con ciertas actividades.

Segunda parte. La ciudad informal colombiana desde los años noventa 137


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