Construyendo un puente con Engativa

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CONSTRUYENDO UN PUENTE CON ENGATIVÁ



El 4 de mayo pasado recibimos un mensaje de urgencia de la Empresa de Acueducto de Bogotá, a través de Inés Marcela Romero, en el que solicitaban el apoyo de los Amigos de la Montaña para la emergencia en la que se desbordó el Humedal Jaboque y aguas del Río Bogotá inundaron un barrio y las casas de cerca de 500 familias de la localidad de Engativá. Además de lo dramático que significa estar inundados de aguas residuales y quedar sin un lugar en donde dormir, muchas de estas familias, de muy bajos recursos, perdieron sus cobijas, colchones, ropa, zapatos, etc.


El Hotel Sofitel, un grupo de estudiantes del Liceo Francés y los Amigos de la Montaña unimos esfuerzos y entre todos compramos una cantidad importante de cobijas. Muchos caminantes, los empleados del hotel y vecinos del edificio donde vivo se acercaron a los puntos de acopio con mercados y con ropa en muy buen estado que ya no estaban utilizando, así como con dos camas, varios colchones y otros elementos que podían ser de utilidad. El camión que destinó la Empresa de Acueducto para recoger las cosas y llevarlas a Engativá iba lleno hasta el techo.


En total se atendieron 70 de las familias en difíciles condiciones económicas y que habían sido más afectadas por la inundación. Se debe destacar el trabajo realizado por la Empresa de Acueducto de Bogotá y un equipo de funcionarios liderado por Inés Marcela Romero, personas con un corazón inmenso que hicieron un maravilloso acompañamiento a estas familias en tan difícil situación. Trabajando en llave con los líderes de Acción Comunal del barrio, Inés Marcela y su equipo hicieron un censo muy juicioso de las familias más necesitadas: ubicación exacta de cada casa, grado de afectación de la vivienda, número de miembros de cada familia,


edades, tallas de los niños, etc. En esa forma toda la ropa donada y todos los elementos pudieron distribuirse de acuerdo con las necesidades y características de cada familia. Los elementos se empacaron en bolsas azules grandes de plástico, muy bien presentadas. Uno de los niños al verlas se puso feliz porque sentía que les estaban dando unos regalos. A cada bolsa se le escribió el número de la familia correspondiente para facilitar su entrega. Todas las familias escogidas fueron citadas a las 9:30 de la mañana del jueves 12 de mayo, en la parte de afuera del salón comunal de un barrio vecino que no había sido afectado por la inundación, y, lista en mano, un funcionario del Acueducto las iba haciendo pasar a recibir su paquete.


Las bolsas quedaron bastante pesadas, y cada una llevaba aproximadamente tres cobijas, la ropa escogida para los miembros de esa familia y un mercado pequeĂąo. Algunas de las familias salieron ademĂĄs con un colchĂłn o una cama.



Aún habiendo ido hasta el lugar es muy difícil imaginarse la dimensión de la tragedia para estas familias. Aunque la Empresa de Acueducto esté haciendo todo su esfuerzo para sacar el agua del barrio con motobombas, estas no alcanzan pues el nivel del rio no ha bajado lo suficiente, y la única manera como las aguas negras y lluvias que vienen de la ciudad pueden salir es a través de los sifones de las casas. Un señor me contaba como en esos días en que su casa estaba inundada le había llegado el cobro del impuesto por valorización. “Y toca pagar”, expresaba. En algunos de los primeros pisos de las casas ubicadas en la zona más baja del barrio, las familias se han preparado colocando arrumes de ladrillos para subir el nivel de sus camas y de los


muebles para que cada vez que llueva y las aguas residuales vuelvan a salir por los sifones, estas puedan pasar por debajo sin dañar los colchones y las cobijas. Aunque con motobombas, baldes, escobas y traperos vuelvan a sacar el agua, el mal olor permanece, y con cada nuevo aguacero la historia vuelve a repetirse. En un recorrido que hicimos por la zona pudimos ver también uno de los colegios, manejado por Colsubsido, que según nos contaban, también se había inundado. Las canchas de futbol son hoy lagos de aguas negras de los que solamente sobresalen las porterías. También en esa zona se ha creado una pequeña calle del cartucho de personas que por no tener una casa no habían quedado dentro


del censo y que tuvieron que ubicarse contra el río que al desbordarse se había llevado las pocas pertenencias que tenían. Allá llegaron al salón comunal y afortunadamente les pudimos entregar algunas bolsas que todavía no habían sido asignadas. Quedaron varias bolsas por distribuir para las familias de otro barrio también afectado, cuyos líderes no alcanzaron a llegar a tiempo para hacer el censo con Inés Marcela y su equipo, ayudas que en estos días se están entregando. Tanto las familias beneficiadas como los líderes de la comunidad nos pidieron transmitir su agradecimiento a los Amigos de la Mon-



taña, al personal del hotel Sofitel, a los estudiantes del Liceo Francés, a los funcionarios de la Empresa de Acueducto, a los vecinos de mi edificio Nueva Granada II y a todos los que de alguna manera participaron de este esfuerzo colectivo. Así como las familias, al expresar su gratitud por los elementos donados, agradecían también el que alguien se hubiera acordado de ellos en tan difíciles circunstancias, los Amigos de la Montaña también queremos agradecer a la Empresa de Acueducto y en especial a Inés Marcela Romero el que se hubiera acordado de nosotros dándonos la posibilidad de contribuir con nuestros pequeños aportes que son también un pretexto que permitió la construcción de este oportuno puente con Engativá, otra comunidad de nuestra querida Bogotá.


Amigos de la MontaĂąa Quebrada La Vieja, BogotĂĄ, D,C. Mayo 16 de 2011


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