Darse un gusto. LONELY PLANET

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téxyxyxyxyxyxyxy en BUENOS AIRES

darse un gusto

El invierno es la estación ideal para disfrutar de una buena taza de té. Una recorrida por opciones en diferentes barrios para ir más allá del típico cafecito porteño.

texto: florencia goldsman | fotos: enrico fantoni

La propuesta del hotel Arroyo Sofitel, que incluye té en hebras, champaña, selección de scones, y madeleines y bombones, entre otras delicias para degustar frente al hogar.

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ARRIBA: La vajilla no es un dato menor a la hora de tomar té; unas buenas hebras se preparan en tetera con filtro. ABAJO: Arroyo Sofitel se destaca por lo sofisticado de su merienda, ideal para ir con amigos.

n el país de la canción “Estamos invitados a tomar el té” ir a recorrer las calles en búsqueda de casas de té era, en el pasado reciente, un mal sueño. Pero, como canta otra melodía popular: “cambia, todo cambia”. Hoy saborear un té y paladear sabores sutiles es una experiencia ritual que crece. Además, es una excelente opción para cuando las bufandas no alcanzan y las narices se congelan por el viento helado porteño que te roza. Los tradicionales cafecitos de Buenos Aires “tienen ese no sé qué”, y de a poco se animan a ofrecer tés. Tea Alberti, sommelier de té, autora del glamoroso teaandco.com, amante de la Camellia sinensis (una de las 50 hierbas principales usadas en la medicina tradicional china), afirma que el té crece como tendencia en la Argentina, en especial para el consumo gourmet. “Muchos se están animando a probar el té en hebras, distintos tipos de tés y reemplazar el cafecito”, señala, mientras se enfría su taza de earl grey. Sin embargo, añade: los argentinos suman el té a su serie de bebidas diarias, pero aún no desplazan su café o el mate. Así y todo, nuevos aires acompañan cambios, y Buenos Aires se sube a una tendencia mundial que incorpora a los amantes de la cultura del té y abre espacios de goce, aprendizaje e intercambio del mundo de las hebras. En este último año, producto de esta tendencia, abrieron muchos Teashops en la Argentina. “Se han sumado cursos de Tea Sommelier con certificaciones internacionales, capacitaciones, viajes temáticos y degustaciones; todas estas actividades hacen que el té en la Argentina siga creciendo y aliente a sus productores de Misiones y Corrientes, quizás en un tiempo no muy lejano a tener plantaciones ortodoxas de té”, augura Alberti. De bonsÁis y karate kid En la novela “Mil grullas”, del escritor Yasunari Kawabata, la ceremonia del té tiene un lugar principal mientras se libran amores tormentosos entre jóvenes damicelas y hombres moribundos. En estas páginas retorna una y otra vez la elegancia de las casas privadas de té. El rol del anfitrión de esta práctica es cultivar el estilo refinado y la gracia de movimientos, así como sorprender a sus invitados con la sabiduría que atesora el líquido que cabe en un cuenco. Ashna Moon es la creadora de Sacred House, una casa en San Marcos La Laguna, Guatemala, y aporta: “Cuando hacés una ceremonia se trata de crear una cierta atmósfera, guiarla, y una de las formas de organizarla es planificar los temas de los que vamos a hablar. Algunos se relacionan con el arte, la belleza, la vida en general. Hay temas que son positivos y animados, que pueden llevar tu estado de ánimo hacia un lugar muy hermoso, entonces hay una cierta atmósfera. El lugar en el que se ubica cada cosa es muy importante en las ceremonias japonesas. Tenés que lavarte los pies antes de entrar en una pequeña sala de espera. Después, entrás a la sala principal, que es muy simple, porque su diseño fue influenciado por el estilo del budismo zen, y hay mucha atención puesta en cada detalle, los que vienen de la naturaleza, cómo te sentás, los gestos de tus manos,

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cómo mirás a los demás... Todo es un arte”. Valorar lo pequeño y detenerse en lo sutil es una de las lecciones del té. “Mucha gente no está acostumbrada a tomar té en estas tacitas tan pequeñas, entonces la idea es que cada uno pueda sacar el componente meditativo de cada taza y sentir el sabor. No estamos acostumbrados a los sabores sutiles de esta bebida”, añade Ashna. La temperatura del agua también es importante. Para la preparación de té blanco o verde se usa agua que no llegó a su punto de ebullición. Los tés negros y también los oolongs precisan agua con una temperatura mayor. Asimismo, la persona que está dirigiendo la ceremonia del té tiene que transmitir y enseñar la relación entre el agua y el tipo de té. “Hay tés que pueden costar 100 dólares por onza, diferentes calidades, algunos tienen 50 años de antigüedad... hay que aprender a saborearlos y disfrutar de la historia ligado a cada uno”, subraya esta especialista. Por último, Tea Alberti comparte su know-how sobre tés y lo traduce en una guía para iniciados: “Podés encontrar un lugar soñado para tomar tu té, tener las mejores hebras, la mejor pastelería… pero si el agua no tiene la temperatura adecuada, no tenés la vajilla y los accesorios necesarios para preparar tu té en la mesa, o si nadie sabe explicarte las variedades de la carta de tés o cuál es el tiempo adecuado de cada infusión, es muy probable que esa pausa se transforme un momento que no quieras recordar, y prefieras ir a un bar ¡y pedirte un cortado!”.

Tecitos porteños Recoleta: opciones de luxe No es noticia que en el barrio de la Recoleta se puede encontrar algunos de los mejores sitios para cumplir con el ritual del 5 o´clock tea, y mimarte con lo mejor de la pâtisserie de estilo parisino. Si subís por la calle Juncal te vas a encontrar con Chez Pauline - Maison de Thé, creada por sus dueños con la voluntad de importar a Buenos Aires un poquito del espíritu francés. Este rincón parisino se destaca por su decoración: piso en damero, mesas redondas de mármol y hierro forjado, columnas de madera, afiches de lugares míticos de París y de los grandes clásicos e imperdibles del cine francés. En la carta el toque galo tiñe todas las opciones, mientras suenan Édith Piaf, Carla Bruni o Serge Gainsbourg, elegís cómo vas a pecar: croissants, brioches o pain-au-chocolat. Ahora sí: preparate para elegir entre las 50 variedades de té que su dueña eligió desde su Francia natal. Podés llevarte alguna de esas pócimas a tu casa si escogés de las delicadas latas que delatan a curiosos en el mostrador. Chez Pauline te anima a sentirte como Amélie Poulain con su naricita curiosa entre hojitas de té. Otra de las opciones es visitar el Café Arroyo, del hotel Sofitel, y dedicar unas horas al goce en “La Bibliothèque”. La señorial combinación de los muebles de lujo francés con toques art-decó en el

ARRIBA: Porota ofrece mermeladas caseras y pan recién tostado; en Recoleta, Chez Pauline parece un escenario de la película “Amélie“. Se puede elegir entre decenas de variedades de té en hebras, para disfrutar ahí mismo o llevarse a casa.

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xyxyxyxyxyxyxy el Club del Progreso. Lo define como un lugar “bastante escondido, pero bellísimo” en el que realizan catas de té, con cuidados maridajes de quesos, y respetan los valores de los sabios de las hebras: puntualidad, cortesía, respeto y cuidado de la naturaleza. Los eventos que tienen lugar en este salón proporcionan la oportunidad de probar tés únicos por su combinación de hebras, antigüedad o exotismo. Para quienes quieran saber de la versión china de la ceremonia del té, pueden hacer un viaje a un mini-Hong Kong en tierras porteñas. Royal China, en Puerto Madero, ofrece la ceremonia tradicional oriental. Con varios toques modernos, este restaurante tiene un subsuelo con lounge, pantalla y hasta karaoke. Sin embargo, a la hora del té, se ofrece en este espacio una típica ceremonia que se abstrae de la aggiornada decoración y se remonta a las épocas de la dinastía Han Oriental (años 25-220 de nuestra era), en que esta infusión se consumía como una especia muy apreciada y se le atribuían también propiedades medicinales. En la senda del té porteña encontrás una buena mélange del nuevo espíritu del té en San Telmo Fileteados Bar. En este café tradicional del pintoresco barrio, degustá uno de los tés orgánicos preparados con hebras nacionales por Elisa Seresi y cumplí con el ritual bien porteño de acompañarlo con una infalible medialuna. Es un bar chiquito ¡que tiene fileteado hasta en el baño! y atrae tanto a turistas como a oficinistas de la zona por igual. Pero si estás por el barrio y querés saber más del ceremonial originario del té, apuntá Furaibo en tu cuaderno. Templo budista, restó y casa cultural en donde el primer miércoles de cada mes la sensei Arimuzu Emiko (maestra de la escuela Urasenke de Japón) brindará una exhibición de la ceremonia del té ideal para aprender de qué se trata. Variedades de tés verdes interesantes, actividades culturales y muy buena comida. Por último, un clásico de la Avenida Corrientes: El Gato Negro. Café notable de la Ciudad de Buenos Aires, invita a dejarte llevar por los perfumes de la canela en rama, de los curries o del azafrán, entre otros cientos de especias resguardadas en los imponentes frascos de vidrio. Fundado en 1926 como almacén de especias, hoy los paladares porteños y extranjeros pueden encontrar allí exóticos y refinados sabores de todo el mundo. Pero hoy también puede adquirirse blends de tés, semillas aromáticas, hierbas, frutas secas y condimentos especiales.

más lujoso de Latinoamérica, visitá el Alvear Palace Hotel. La historia de este edificio de lujo al estilo francés se remonta a 1932; hospedaje de la creciente cantidad de visitantes europeos que por esa época llegaba a Buenos Aires, hoy fascina con sus jardines de invierno y los aires de palacio de sus salones. Este té con guantes blancos se disfruta todas las tardes desde las 16.30 hs. en el distinguido salón L’Orangerie, con una selecta carta, que recorre una variedad de cosechas limitadas y aromáticos tés verdes, negros y blends. Si el refinamiento de sus columnas y espejos te convierte en un asiduo del Alvear, probá su propio té: el “Blend Alvear”, con hebras de té negro de las hojas más nobles de cada planta, almendras, cítricos del Mediterráneo y pétalos de rosas. Sumergite en esa Buenos Aires europea y viví una tarde realzada por exquisitas tortas, mini-pâtisserie, tarteletas de frutas frescas y memorables scones tibios preparados por el Chef Pâtissier.

interior de este espacio en el lobby se magnifica con la propuesta de té. Probá el “digestivo nacional” con hierbas de la Argentina: cedrón de La Rioja, poleo de la Provincia de Buenos Aires, marcela del Litoral y otras 5 hierbas digestivas típicas de diferentes provincias. Para golosos sirven la opción Vanilla Ceylon: té negro de Ceilán y vainillas de Bourbon con un toque de cacao y caramelo, entre otros blends de Arkadia seleccionados por la marchand Liliana Pagnotta. Las irresistibles opciones del chef Olivier Falchise se traducen en una memorable torre de tres pisos en la que con minitortas, jugos naturales y muffins la mesura se vuelve un desafío. Quizá la porcelana antigua y el brillo de la delicada platería te ayuden a mantener una prudente conducta respecto de este pequeño banquete. Estate atento a los eventos de la tarde en este café con aires de librería: quizás puedas participar de un té temático. Por otra parte, en el Palacio Duhau del Park Hyatt Hotel podrás hacer un viaje a las épocas de la alta sociedad porteña. Servido en los salones del Piano Nobile, la hora del té remite a las reuniones de la clase alta con aires europeos de la Buenos Aires de los años ‘30. La propuesta, diseñada por el chef italiano Fabio Brambilla, combina delicados scones, sándwiches y pastelería con una selección de dulce de leche artesanal, crema chantilly y mermelada. Una amplia selección de tés y una copa de espumante forman parte de una experiencia de cuentos antiguos. Como frutilla del postre, y si querés conocer el hotel 108

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Palermo: modernidad y colores Si tu senda del té se distancia de las arañas de cristal y los sillones estilo Luis XV, podés dar una vueltita por Palermo. Este barrio combina las últimas tendencias gastronómicas con un presupuesto más friendly que las opciones del barrio de Recoleta. Además, vas a ponerte al día con lo considerado cool en B.A. En la encrucijada de una de las esquinas que mayor oferta gastronómica reúnen en los últimos años, está Porota (cocina de herencia). Este localcito con nombre de tía abuela te espera con cupcakes y cookies para dar pelea al frío. Así que ocupá una mano con un muffin de avena y mandarina mientras te detenés de a sorbos con algún blend preparado por uno de los más reconocidos distribuidores de té en la Argentina: Teeson. Las casas de té y restós en Palermo se caracterizan por la originalidad de sus nombres, aunque a veces rocen lo absurdo. Efímero Festín, por caso, incumple (afortunadamente) con la promesa de su rótulo. En este espacio, situado en otra calle típica de Palermo, Uriarte, podés tentarte con tés orgánicos y nacionales de la línea YVY. Con una cálida iluminación, invita a acomodarse en un sofá y expandir los sentidos con blends como “Nat”, con cáscaras de naranja y flores de azahar; o “Lem”: una mezcla sutil de menta, melisa, burrito, cáscara de limón y eucalipto. Si te das cuenta de que ya tuviste suficientes muffins, apostá por un cheesecake de chocolate blanco y maracuyá, quizá acompañado por “Hall”, un blend especial con hojas de llantén, hibiscus y fruto de aguaribay. O uno más digestivo, como el “Vaz”, de té verde, zanahoria y anís. Para aquellos que busquen el espíritu del Lejano Oriente, amen los espacios verdes y la puntillosidad japonesa dedicada a la Madre Tierra, un paseo por el Jardín Japonés de Buenos Aires responderá esas demandas. Este clásico que ofrece exquisita comida tradicional japonesa, ofrece para la merienda excelentes opciones de té, así como masas típicas de porotos aduki. San Telmo y Microcentro: lo ecléctico Victoria Bisogno, sommelier de té y creadora del Club del Té, sabe de qué habla cuando recomienda

IZQ.: Cocina a la vista en Porota. DERECHA, DE ARRIBA HACIA ABAJO: Calidez en Recoleta; el Alvear ofrece uno de los mejores tés de Latinoamérica; ceremonia del té en el restó y templo budista Furaibo. El Jardín Japonés es un clásico para ir de paseo; después del frío al aire libre, nada mejor que entrar al restaurante y probar un té con masas típicas.

"el jardín japonés, ideal para degustar té con masas ante un paisaje que tranuiliza"

Zona Norte: distinción Otra opción única es visitar Villa Ocampo, en la histórica casa de la escritora Victoria Ocampo. Podés pasar la tarde ahí o participar de actividades culturales, los domingos hay un brunch, y los verdes parques de esta finca auguran un día inolvidable. Con una selección de Tealosophy, por Inés Bertón, tal vez entre estos parques y las tazas de porcelana china aún se pueda percibir la inspiración de las liberales mujeres artistas de los ‘30 en la Argentina. Auspiciado por la UNESCO, queda muy cerca de la Capital, en la paqueta Zona Norte, cerca de San Isidro. LP

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