Entrevista Efraín Recinos

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SIGLO.21 DOMINGO 9 DE OCTUBRE DE 2011

EN SUS PALABRAS La Guatemalita* “Esta es una de la Guatemalita, el personaje que yo he hecho. Y Belice está detrás. Lo que pasa es que el viento movió la cabellera de la Guatemalita. Si viene un beliceño diciendo ¿dónde está mi pueblo? Está detrás. El viento, al mover la cabellera de la Guatemalita, tapó momentáneamente a Belice. Está ella y los ángeles malos que surgieron dos segundos después del big bang. Explotó el Universo, empezó a, crearse y toda la onda. Pero a los dos segundos ya habían nacido los ángeles malos, que son esos que están ahí con ametralladoras tipo los gangsters de Chicago. Hay ángeles buenos que están arriba. La única manera en que se puede controlar a los ángeles malos para que sean medio buenos es con la música. Y por eso la Guatemalita está haciendo música todo el tiempo para que los ángeles malos ya no sean malos”.

El Colerato* “Este es el Colerato para cuando uno tiene una cólera. ¿Qué hacer para controlar esa cólera? El señor éste se coloca ese aparatón ahí, luego se pone un punche de boxeador en la parte de abajo y va dando puras patadas ahí, en ese mecanismo... que al final se transforma en unas manitas que le hacen cariñitos. Entonces, ya se tranquiliza y ve la vida color de rosa”.

Los cuentos de Efraín Recinos Florencia Goldsman invita al lector a que elija su propia aventura, de abajo hacia arriba, viceversa o sólo la que más le interese.

A mediados de julio tuve el honor de entrevistar a Efraín Recinos en el Teatro Nacional. Antes de entrar, un poco nerviosa por conocer al mito viviente del arte chapín, di un paseo por el museo. Los colores de las paredes, las plateas doradas de la sala principal y la propuesta estética general del espacio me sacudieron: una vez más Guatemala, la impredecible. Cuando comenzó la entrevista, que fue en realidad una cordial charla, jamás imaginé que Recinos nos abriría su carpeta de trabajos ni que hablaría con nosotros por casi tres horas. En un momento me animé a preguntarle si conocía la Argentina (de donde soy originaria), y mientras bajábamos una escalera me confirmó que en una de sus aventuras como atleta viajó a la ciudad costera de Mar del Plata allá por los años 50. Los senderos de la vida de Efraín Recinos se caracterizaron por las bifurcaciones. Apasionado, creativo e impredecible como una narración con múltiples finales posibles. En esta entrevista realizada para la revista quetzalteca Temática, Efraín mostró una de sus últimas pasiones: la escritura. En una mesa larga, sobre la que se desplegaban montañas de dibujos, diapositivas y marcadores de colores, confesaba: “Es interesante hacer algo que uno nunca ha hecho.

No soy escritor ¡pero qué divertido es!”. Y, generoso, compartió más de 10 narraciones con sus respectivas ilustraciones. Los laberintos de su imaginación y su genial sentido del humor lo pintan como un artista con una clave vital. Esa que nos permite desdramatizar, enfocarnos tercos hacia nuestros objetivos y reírnos del absurdo de las cosas. Sus cuentos bien podrían entretejer los hilos que hilvanan su fantástica biografía. Según el orden en que se los lea, nos invitan a conocerlo de manera lineal o de modo fragmentario. Aquí, entonces, compartimos las versiones que el maestro regaló una mañana nublada en su estudio, con los árboles

“No soy escritor, pero ¡qué divertido es!”. Efraín Recinos

de fondo y algunos de sus personajes preferidos espiando por las ventanas. Para despedir al maestro, más vivo que nunca en su obra, invitamos al lector a que elija su propia aventura (o leer este artículo desde aquí hasta el fin, de manera lineal). A medida que nos iba señalando sus ilustraciones, iba relatando estas historias.


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Una del espacio exterior* “Esta es una de extraterrestres (no sé por qué dicen que últimamente vienen a destruirnos ¿De dónde lo sacan? ¿Por qué no pueden venir a ayudarnos?). Entonces, ahí están, lo único es que ellos tienen cinco ojos, cinco bocas y cosas por el estilo. Nos observan y dicen ‘los terrestres están mal porque sólo pueden ver para delante y si alguien los va a atacar por atrás no saben ¡ellos no tienen ojos atrás!’. La versión de los extraterrestres que llegan a visitar nuestro planeta no sólo tiene cinco pares de ojos sino cinco pares de bocas y brazos, y aparatos para ver, como los observatorios astronómicos. ¡Superequipados! Y, además, tienen varias bocas. Podés hacer un discurso con esta boca, platicar con alguien de esta otra boca o besar con esta otra. Implica una superioridad enorme. Entonces, qué lástima que los terrestres sólo tengan una boca. Ellos, los extraterrestres, pueden dar discursos y besar por otra parte. Así que son extraterrestres verdaderos”.

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El Estornudomóvil* “Este es un invento muy especial que lo tengo patentado, El Estornudomóvil. Porque la energía de nuestros vehículos segrega mucho anhídrido carbónico que es venenoso para nosotros. En cambio, con la energía de un estornudo no se está segregando nada de esto. El cuate este va ahí metido, flotando en el aire, conectado a 26 narices alrededor y atrás... y con un alergizante bueno, puede estornudar cuando le dé gana. Pero si el estornudo se transforma 26 veces, eso hace que se levante en el aire. Como la gravedad siempre existe (según el peso del cuate, porque las narizotas son de plástico y no pesan nada), cuando va en contra de la gravedad en el siguiente estornudo, en lugar de subir, avanza. Y así, camina como 20 km por hora o a la velocidad de un maratonista. Entonces, el estornudomóvil es para caminar en una ciudad sin contaminarla. En el cuento se explica qué es lo que pasa con los automóviles”.

nocer su lado romántico, lea Una piedrita.

Las nueve musas* “¿Y cómo es eso de que los griegos no tenían musas? ¡Ni musa para el cine! Pero eso es natural porque en tiempos de Grecia no habían inventado el cine. Así que, a la musa de la arquitectura le coloqué este edificito que está por ahí (se distingue en la ilustración la fisonomía del Teatro Nacional). Eso es casualidad, pero ni cuenta me di (risas). Las nueve musas tienen sus nombres Plateia, Cateia... ¿se fijaron que a veces las bocas son los ojos y al revés? Hay una que está haciendo ojo pache...” Las mujeres en la obra de Efraín Recinos son una constante. Tal vez como un exorcismo, dibujándolas o esculpiéndolas para intentar descifrar el códice secreto femenino o elevarlas y rendirles un merecido homenaje. Así también el maestro Recinos se atrevió a representar a Guatemala sin sumisiones ni miradas esquivas. Guatemalita es una mujerona con el cabello al viento, con una boca con mucho para decir y mirada alerta.

Las musas de Efraín Cuenta la biografía, que don José Recinos Arriaza no envió a Efraín, primogénito de tres hermanos, a la escuela. Quizá no consideró necesario que el niño de 5 años --que ya sorprendía con mano precisa dibujando monstruos, batallas y guerras-- encorsetara su creatividad en un pupitre escolar. Tal vez por eso uno de sus pri-

Una piedrita* “Esta es la historia de una piedrita, ¿Vieron en las playas del Pacífico donde el mar vive tirando piedritas y más piedritas? Aquí se trata de una piedrita que quería regresar al océano porque estaba enamorada de su gran caudal ¡Locamente enamorada de su océano! Pero como había llegado a una playa, ahí pasaba siglos --pobres piedritas--. Entonces, ¿qué hacer? De repente apareció una pareja de traiditos en la playa paseando y vieron la piedrita. ¡Ah! Qué piedrita más linda, parece un platillito volador, pero no nos la debemos llevar a la casa para tenerla ahí. Ella pertenece al océano. Deberíamos regresarla al océano”. Y ¡plup!. Unidos los dos la lanzaron y ¡plup, plup, plup! siete veces, porque cuando hay marea baja y uno tira una piedra de regreso, tal vez hace ¡plup, plup, plup...! en marea baja. Pues ella se echó siete. Era la fuerza del amor. Su mano, mucho más fuerte. Entonces, ella era feliz porque cada plup era un beso que le daba el océano y esa es toda la historia. Ahí está el océano y ellos que se van a besar. ‘Tan sin oficio’, como decía mi mamita”.

meros cuentos se basa en las musas. Estas féminas inspiradoras intimidantes, parecen más fieras de colores estridentes y miradas desafiantes que ingenuas sirenitas. Conozca su percepción de estas inspiradoras en Las nueve musas. Amor en retratos La semblanza de Recinos señala que mientras transitaba por su adolescencia, entre 1946 y 1950, trazaba los retratos de jovencitas de quienes se había enamorado. Declaraba su amor en fragmentos de papel que entregaba a las damas de sus sueños. Dicen por ahí que, pese a su maestría con los trazos, no era tan eficaz como la flecha de Cupido. La suerte, esquiva, cambió el día que conoció a Elsa, la joven de quien se enamoró a los 17 años y con quien se casó años después. Para co-

(*)Aclaración. Los cuentos que aquí se reproducen fueron narrados por Efraín Recinos a la cronista de la revista Temática (tematicalarevista.com). Se respetaron, entonces, de manera casi literal las versiones que el maestro compartió con el equipo periodístico.

Planeta Recinos B2012 José Pepo Toledo, artista y escultor guatemalteco, no da rodeos y lo define como un marciano: “Una nave espacial lo depositó en Xela en 1928. Es ingeniero, urbanista, pintor, escultor, muralista, escenógrafo, ajedrecista y conocedor de música, cine y letras; no por ser chivo es vegetariano; fue corredor olímpico, profesor de matemáticas, de construcción y de una carrera que no existía en Guatemala: la arquitectura. Aprendió a tocar la marimba, el violín y la mandolina”. Efraín, hiperlúcido y conectado, sentía empatía por esos seres desconocidos de supuesta inteligencia superior. Si quiere volar de la mano del maestro Recinos a otra galaxia, salte hasta Una del espacio exterior. Si, por el contrario, quiere conocer alguno de sus sesudos inventos, pegue el salto a El Colerato o asómbrese con El Estornudomóvil. La máquina de la ficción En las ciudades que se imagina Recinos abunda la contaminación y la ira (cualquier coincidencia con el presente es pura casualidad). Por eso, urge una solución original. ¿Quién más que el maestro para dar una vuelta de tuerca y proporcionar artefactos únicos para curarse del mal del ceño fruncido? El polifácetico Recinos nos deja un legado de inventos con los que transformar la energía mala en buena. T. Florencia Goldsman florcitag@gmail.com F: Archivo y cortesía Edgar Monzón emonzon@pixelprofesional.com


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