Arquitectura popular dominicana

Page 17

al homenaje que hacen los autores de este libro al Arq. Martínez por esa labor magisterial tesonera que llevó durante años, creando conciencia y formando profesionales que, como los autores, han sabido ir más allá de los elementos formales de la arquitectura. En esa misma época, en 1973, para ser preciso, hice una investigación con mis estudiantes de la UASD para determinar la situación que se daba en las edificaciones del batey del Ingenio Catarey en el kilómetro 28 de la autopista Duarte que, todavía hoy, está dividido en dos por la autopista, aunque la conformación de las edificaciones ha cambiado. En aquel entonces, de un lado estaban las casas en hileras construidas por el Ingenio para sus trabajadores permanentes y del otro los barracones para los trabajadores transitorios que, en realidad, permanecían allí, a veces hasta años, en condiciones infrahumanas. De este último lado estaba la escuela pública, los comercios y, también, las casas de prostitución. En el estudio, encontramos una situación similar a la de El Abanico. Los residentes permanentes, con mejores condiciones económicas, se quejaban de que sus hijos tenían que ir a la escuela bajo un doble peligro, cruzar la autopista y codearse con gente indeseable. Estas diferenciaciones de clase que, normalmente, se dan entre los poderosos y los sometidos, también se dan entre los menos pobres y los más y ha influido en la características de la arquitectura popular, en su significado y en la necesidad de su análisis y reconocimiento. Los arquitectos Durán Núñez y Brea García, autores de este libro, hacen una “Introducción” en la que trazan la manera en que la arquitectura popular, hasta hace poco totalmente menospreciada por los profesionales de la construcción, los arquitectos e ingenieros dominicanos, va poco a poco tomando valor hasta convertirse en una de las vertientes principales en la actual agenda del diseño arquitectónico profesional. Los autores se refieren, por supuesto, a soluciones que se han dado a edificaciones tan importantes como la terminal del aeropuerto de Punta Cana, en el Este del país, con techos de cana, un material que se mantenía relegado a las casas de la gente más pobre, y a las características de algunos conjuntos turísticos, sobre todo los que corresponden al turismo ecológico, donde se utilizan materiales, características y técnicas de construcción provenientes de la arquitectura popular. En la primera parte del libro, el trabajo titulado “Arquitectura popular dominicana”, los autores aclaran las diferencias en los nombres que se dan “a una misma realidad”. Arquitectura primitiva, espontánea, anónima o sin arquitecto, nativa, autóctona, criolla, folklórica, tradicional y vernácula son denominaciones que, de alguna manera, enfatizan una característica particular de la arquitectura popular. Para los autores, el término arquitectura popular es el más representativo, por “tratarse de la relación de un pueblo con su manera inmanente de hacer su arquitectura”. Después de esta definición, los autores nos introducen en el mundo de la tradición arquitectónica dominicana, de las arquitecturas precolombina y colonial española y francesa en suelo dominicano y de la influencia que tuvo en la

Arquitectura popular dominicana

17


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.