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POLISEMIA Socialistas en el Polo Bogotá, 15 de Abril de 2011

Boletín N°9

Los claros oscuros de la Política Exterior de Santos Por: Ricardo Sánchez Ángel * La dinámica exterior del Estado colombiano sigue gravitando en torno a los Estados Unidos. No hay nada que aleje al país de esa relación de dependencia secular convertida en el gobierno anterior en sumisión voluntaria.

Algo inaudito y rechazable, porque viola la aplicación simétrica y de equivalencia al reconocer a Israel y no a Palestina, contra la tradición jurídica de la política exterior colombiana desde 1947.

La llegada de Colombia al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se inauguró con el vergonzoso voto a favor de la guerra de la OTAN y las potencias contra Libia. Colombia no se unió a la decisión de Brasil de abstenerse y la de India, China y Rusia. Era lo realista y lo consecuente, en un contexto de defensa del derecho internacional de la paz, fortaleciendo iniciativas como las de Venezuela de mediar en el conflicto interno de Libia y evitar la intervención genocida de la OTAN en curso.

El presidente Santos perdió la oportunidad de abogar realmente a favor de Haití, comenzando por reabrir la embajada en Puerto Príncipe con diplomáticos afrocolombianos y con una orientación sociocultural. Al contrario abogó por la introducción de mecanismos de privatización en la reconstrucción que ya las multinacionales tienen programada con acento de lucro y dependencia económica. Y no se abogó por algo central: la desmilitarización de Haití.

Al igual es pro-Israel la actitud de la canciller Holguín y del presidente al negarse a reconocer el derecho de los palestinos a constituirse en Estado.

La entrevista de Santos con el presidente Obama para relanzar el TLC va condicionado a la aceptación del tutelaje en materia de Derechos Humanos y laborales de Estados Unidos sobre Colombia. Ambas situaciones

rechazables, en tanto el libre comercio acentuará el modelo sobreexplotador de la economía y porque la vigencia de los derechos debe ser una decisión soberana y verdadera de Colombia.

Está bien que mejoren las relaciones con Venezuela y Ecuador, que se participe en la Secretaría General de UNASUR, que se busque mediar en la crisis de Honduras, pero está mal, muy mal, las distancias frías con el gobierno indígena de Evo Morales y las glaciales con Nicaragua. * Doctor en Historia. Profesor Universidad Nacional

"Dolorosamente sabemos que en este país el gobierno tiene la metralla homicida para los hijos de la patria y la temblorosa rodilla en tierra ante el oro yanqui." Jorge Eliécer Gaitán. Fuente: Memorias del congreso, La Masacre de las Bananeras


N° 9, Abril 15 de 2011—Bogotá, Colombia

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De la Intervención Militar en Libia y otros Demonios Edwin Andrés Martínez Casas* El peor escenario está en curso. Los gobiernos de los Estados Unidos, España, Francia, entre otros, han decidido “aplicar” la resolución de la ONU para la creación de una “Zona de Exclusión Aérea” en Libia, con el fin de “proteger a la población civil” de los ataques aéreos de Muamar El Gadafi. Pero, muy rápidamente han empezado a surgir serias dudas sobre el papel que está cumpliendo el poderío militar norteamericano y de la OTAN. Ya se están conociendo informaciones que sugieren una gran cantidad de muertes civiles como consecuencia de los bombardeos. Ante estas noticias, el Secretario de Estado norteamericano, Robert Gates, ha dicho que los muertos civiles que han aparecido en las zonas de bombardeo han sido puestos allí por las fuerzas armadas libias. Sumado a ello, es claro que la operación no es solo defensiva, es decir, no intenta evitar los bombardeos de las fuerzas leales a Gadafi, sino que han realizado operaciones ofensivas, lo cual ha generado una clara ventaja a los opositores. Ello explica la recuperación de Ras Lanuf (estratégica por la producción de petróleo) y otras ciudades importantes. Todo parece indicar que las fuerzas que han intervenido a Libia están haciendo más de lo aprobado por la ONU. Para el imperialismo, la resolución ha sido un cheque en blanco. En medio de la confusión acerca de lo que realmente está sucediendo en Libia,

muestran los verdaderos intereses que motivaron la intervención militar por parte del imperialismo: i) La intervención no busca proteger a la población civil de los ataques sangrientos perpetrados por las fuerzas de Gadafi; busca simplemente asegurar los intereses norteamericanos y europeos en cuanto al control de la producción petrolera y garantizar la estabilidad política de la zona. No es nada personal, son solo negocios, como en El Padrino. ii) Lo anterior no solo queda claro por la actitud de la coalición hacia Libia; mientras la agresión a este pueblo aparece como la justificación de la intervención, nada dicen los países que participan de esta carnicería sobre el envío de mil soldados saudíes a la isla de Bahrein y por las masacres allí perpetradas. Ese mismo silencio se escucha frente a lo sucedido en Siria, Yemen y Arabia Saudita. iii) Llama la atención la hipocresía de gobiernos como los de Rusia, China, Alemania, al no aprobar la resoluciónla resolución, y al mismo tiempo no ejercer su poder de veto. En la actualidad realizan críticas al manejo y los alcances de los ataques realizados por la coalición en Libia, cuando en su momento tuvieron la oportunidad de evitar lo que está

sucediendo. Además, para ese momento ya estaba circulando la propuesta realizada por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, de crear una comisión internacional que verificara la situación en ese país y que intentara darle una salida política a la confrontación. iv)

El gobierno de Israel ha anunciado una ofensiva contra el pueblo palestino, que incluye ataques y construcción de nuevos asentamientos judíos en la franja de Gaza. Sin duda esta ofensiva se explica en el marco de la intervención militar en la región árabe por parte de aquellos países que en el conflicto árabe-israelí siempre han estado de parte de estos últimos. Los intereses de Israel en la región son los mismos que motivan la intervención militar en Libia.

Hoy es más claro aún por qué resultaba imperioso oponerse a una posible intervención militar en Libia. La situación actual no es mejor para el proceso revolucionario que se vive en la región, frente a la que existía antes de la ocupación. El avance imperialista en la región hoy más que nunca es la contradicción principal.

"Cercano está el momento en que veremos si el pueblo manda, si el pueblo ordena, si el pueblo es el pueblo y no una multitud anónima de siervos." Jorge Eliécer Gaitán.


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El 7 de Abril el pueblo se tomó las calles José Arnulfo Bayona

El pasado 7 de Abril, convocados por el movimiento sindical agrupado en la CUT, el movimiento estudiantil de secundaria y universitaria, la FECODE y sus sindicatos filiales, la Confederación de Pensionados, el Movimiento de Víctimas, trabajadores y trabajadoras de la ETB, los movimientos ambientalistas, los movimientos contra la Ley de Regalías y en general los sectores populares, se manifestaron masivamente contra el gobierno de Juan Manuel Santos, sus políticas neoliberales y continuistas del gobierno de Uribe Vélez. Más de cien mil personas se desplazaron combativa y pacíficamente desde distintos lugares de capital hacia la Plaza de Bolívar que se llenó varias veces. Las movilizaciones también se realizaron en Cali, Medellín, Barranquilla, Bucaramanga, Tunja, Ibagué y otras ciudades de Colombia. La movilización estuvo precedida de campañas de terror y provocación difundidas por los medios al servicio del gobierno alertando sobre “posibles infiltraciones de las marchas por grupos terroristas”. El pueblo no se dejó atemorizar y salió a las calles a expresar su rechazo a las políticas neoliberales y anti populares del presidente Santos y su alianza mayoritaria en el Congreso de la República mal llamada de “Unidad Nacional”.

La nota sobresaliente de esta jornada de resistencia la aportaron las juventudes universitarias y adolescentes de secundaria que salieron masivamente a anunciar que “no permitirán” que se haga realidad la amenaza de privatizar la Universidad Pública agenciada por el presidente y su ministra de Educación. La presencia combativa del movimiento estudiantil copò mas de la mitad de las marchas. ¡La privatización de la universidad pública no pasará¡ fue la consigna que se agitó con la fuerza de las voces juveniles y adolescentes, que ratificaron su compromiso de luchar por su derecho a educarse en las Universidades públicas y a recibir una educación de calidad.

Las maestras y los maestros también hicieron presencia masiva en esta jornada para acompañar la presentación del pliego de peticiones de FECODE ante el Ministerio de Educación, para luego sumarse a la lucha por la defensa de la educación pública y contra la privatización de las universidades públicas; así como por un Estatuto único que dignifique la profesión docente. Lo más saludable de la presencia magisterial fue la notoria participación de los y las docentes nuevos, es decir quienes han ingresado por concurso en los últimos seis años, a pesar de que registran un bajo índice de sindicalización.

Las plazas públicas, y las calles se colmaron de centenares de miles de colombianos y colombianas para develar la máscara de la llamada “Política de Prosperidad democrática” del gobierno de Santos que en palabras de la declaración de los convocantes de la movilización “en nada se diferencia de la política del anterior gobierno de Álvaro Uribe Vélez” y, por el contrario, “pretende satisfacer los intereses del Imperialismo norteamericano, las multinacionales y de la burguesía colombiana quienes son los responsables de la profunda crisis económica, política y social en que tienen sumido al país”. Las luchas de resistencia van en ascenso los trabajadores del Cerrejón, las movilizaciones indígenas, los movimientos de los productores y comercializadores de leche cruda, la gran movilización ciudadana por la defensa del agua y contra la explotación del oro en el Páramo de Santurbán, los movimientos ambientalistas y la gran movilización del pasado jueves ponen de presente que el gobierno de Santos, maquilla con un “cambio de estilo” su verdadero carácter al servicio del gran capital. El primero de mayo debe ser una nueva demostración de unidad y organización para avanzar en esta prometedora lucha.

“Por la restauración moral de la república, pueblo: ¡a la carga!" Jorge Eliécer Gaitán.


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La errática política de alianzas del PDA José Arnulfo Bayona - Miguel Antonio Lasso En la pasada reunión la Dirección Nacional del PDA definió la “estrategia electoral del Polo para las elecciones regionales de Octubre”. En ella se plantea participar con miras a fortalecer el Polo política e institucionalmente al partido, difundir sus aspectos programáticos esenciales y su táctica de oposición al gobierno de Santos, fortalecer la lucha por la democracia y el bienestar de la población y, señala que “el Polo podrá presentar sus candidatos” a las corporaciones, prohíbe que los miembros del Polo puedan inscribirse en listas de otros partidos y enfatiza que “No se aceptará la doble militancia”. De esta manera se orienta la participación del Polo cuando se trate de promover candidatas y candidatos propios. Sin embargo, abandona definiciones centrales del pasado congreso y del congreso fundacional que definieron claramente al Polo como un partido de oposición no solo a los gobiernos neoliberales, sino también al régimen que dichos gobiernos representan. La política definida deja la puerta abierta para que en caso de que no existan condiciones para una candidatura propia a Alcaldía o Gobernación, el Polo pueda respaldar candidatos inscritos en nombre de otras organizaciones, partidos o por firmas”. En este caso no se definen con claridad los límites de tales apoyos, ni se precisa si los políticos del “Acuerdo de Unidad Nacional” pueden ser potencialmente aliados para adelantar campañas alrededor inscritos en nombre de alguno de los integrantes de dicha coalición de gobierno, al cual el Polo le ha declarado su oposición. En materia de alianzas electorales la política definida orienta que “se pacte un acuerdo programático formal entre

el Polo y el candidato de la otra organización o partido” alrededor de “aspectos esenciales de la política social consignada en el Ideario de Unidad”. Luego dice que “sin que sea imperativo, (los acuerdos) pueden contener responsabilidades de gestión y de administración” y proclama que los acuerdos deben ser preferentemente con organizaciones sociales…o “con cualquier partido político”, caso en el cual “el Polo dejará claro que no apoya el programa de Unidad Nacional del gobierno del presidente Juan Manuel santos”. Al tenor de esta ambigua orientación política electoral, algunos aspirantes del Polo han solicitado autorización para hacer campaña, junto con sectores tradicionales, para recoger firmas e i n s c r i b i r s u c a n d i d a t u r a c om o Movimiento significativo de ciudadano, alegando que el desprestigio del Polo no les da la opción de triunfo. Otros aspirantes se sienten autorizados para cocinar alianzas con sectores de los partidos de la llamada Unidad Nacional del gobierno y el Congreso de la República. Con estas prácticas autorizadas por la Dirección Nacional, la prioridad de “fortalecer el Polo”, “presentar candidatos propios” y sobre todo la opción de construir el Polo como alternativa de poder, de Izquierda democrática, es simplemente relegada a un segundo plano y abre paso a que se repitan las experiencias como las de Bogotá en sus dos alcaldías y la de Nariño, en las cuales primaron los intereses personales, caudillistas y de grupo o partidos dentro del Polo usufructuaron las expectativas generadas por el partido, se hicieron elegir para luego hacer pactos secretos de cogobierno con los partidos uribistas.

En nuestra opinión esta política es desastrosa y va a profundizar la crisis que viene atravesando el Polo agravad desde luego con los conocidos escándalos de corrupción en Bogotá aún no resueltos. Una política electoral de Izquierda democrática, como correspondería al Polo debería estar orientada a la construcción de una opinión independiente y crítica, estar basada en acuerdos programáticos y de principios y las candidaturas deberían constituirse en vocerías públicas del partido y no simplemente de las personas, y su actividad electoral debe estar centrada en la educación de las masas, en la organización y el fortalecimiento de la conciencia y la cultura a favor de la causa democrática y de la educación política para la emancipación. Desde el pensamiento socialista opinamos que lo que está en juego es el futuro del PDA, como proyecto político alternativo. O este mantiene su definición programática y su identidad política como partido de Izquierda democrática, o cede al chantaje de convertirse en un tímido partido de oposición, agente de reformas precarias que, para ser consideradas, deberán pasar por el control previo del establecimiento. En esta hora de confusión y escepticismo reinantes dentro de las filas de la izquierda y de los sectores populares, los socialistas consideramos que el Polo no solo debe luchar por su necesaria unidad interna, sino también, y prioritariamente por su unidad con los sectores y organizaciones obreras y populares que mantienen la lucha de resistencia frente a la crisis generada por el modelo neoliberal del gobierno de turno.

"El pueblo es superior a sus dirigentes" Jorge Eliécer Gaitán.


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