Rodolfo Popoca Perches.
JANIS JOPLIN: ENTERADA VIVA EN EL BLUES.
Recuerdo la primera vez que la vi cantando en la televisión, era un programa especial en el que se transmitía el Festival Pop de Monterey, California, ella estuvo ahí, en aquel verano del '67, el verano del amor, claro, ya la había escuchado anteriormente, su música ha sido uno de los acontecimientos musicales más grandes en mi vida, pero nunca la había visto en un concierto, y menos en uno tan grande como Monterey. Recuerdo cómo golpeaba con sus pies el entarimado del escenario, cómo se aferraba del micrófono, como desgarraba con su voz aquel blues, cómo dejaba el alma en cada nota que cantaba. Era 1978, yo sólo tenía 15 años de edad y estaba en esta etapa en la que uno descubre cosas nuevas, algunas de ellas marcan tu vida para siempre, te dejan tatuado, y una de esas marcas imborrables para mi fue Janis Joplin. Por alguna razón que si me lo propongo no es difícil de explicar, siempre he visto la historia de la música en general, y la del rock en particular, a retrospectiva, d i f í c i l me n t e h e vi vi d o mi generación, siempre con la mirada hacia atrás, porque atrás, en el tiempo, están las cosas que me interesan, claro, hay cosas en la
actualidad que gustan mucho, por ejemplo, los Foo Fighters y el p r o ye c t o a l t e r n o d e e s ta agrupación "Them Crooked Vultures", cómo no iba a ser interesante un grupo en el que se unen tres luminarias del rock, como es el caso del bajista de Led Zeppelin John Paul Jones, el baterista de Nirvana y de Foo Fighters David Grohl, y el guitarrista de Queens of the Stone Age Joshua Homme, también me guistan los Red Hot Chili Peppers, su producción más reciente, de este 2011 es muy interesante, se llama "I'm With you", mantienen su sonido funk, pero con guitarras más melódicas, en fin, hay cosas muy buenas en estos años, eso es
inobjetable, pero en términos generales, prefiero el sonido clásico del rock, a estas alturas del partido ya entendí que el rock es algo más que pintarse la cara, pararse con el compás de las piernas abierto y los brazos cruzados, y ver la cámara con mirada desafiante, eso me queda muy claro. En fin que en 1978 la gran Janis Jolpin tenía 8 años de muerta, cuando ella murió, el 4 de octubre de 1970, yo tenía siete años, todavía escuchaba a Cri Cri y veía todas las tardes al Tío Gamboín, ni me imaginaba que durante los años sesentas existió una mujer nacida en Port Arthur, Texas que le
espectáculos había dado al blues una nueva forma de exprsipón, que era de raza blanca, pero sentía y, consecuentemente, cantaba como negra, con ese sentimiento que es solamente perceptible en los afroamericanos y en los que como ellos, sienten la vida con inexplicable intensidad, y digo inexplicable, porque hace falta ser esclavo y trabajar en los campos de algodón de Georgia, Alabama, Lousiana, y Mississippi de sol a sol, hace falta que te prohíban la entrada a ciertos bares y restaurantes por el color de tu piel, hace falta ver desfilar afuera de tu casa a un grupo de extremistas con capucha y largas túnicas con letreros que digan algo así como: "Keep Alabama White" o tonterías por el estilo, hace falta que quemen cruces en tu jardín, entonces la vida resulta inexplicable para quienes no padecemos ese racismo, por eso, si un blanco canta el blues, no lo podrá hacer a menos que su empatía con el afroamericano sea honesta y, por qué no, visceral. Janis Joplin vivió otro tipo de discriminación, el acné que padecía le ganó el apodo de "pig face", le costó trabajo hacerse un lugar en su comunidad.
Continúa...