Contexto Ed. 57

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PERIODISMO UNIVERSITARIO

ISSN 1909-650X

El periódico de los estudiantes de la Facultad de Comunicación Social-Periodismo Medellín, Dic. 2016 - Ene. 2017 No. 57 Distribución gratuita

Foto: Paulina Tejada Tirado.

EN LA MACARENA, META, EL TURISMO ILUMINA EL FUTURO Los habitantes del departamento del Meta, más precisamente en las inmediaciones de Caño Cristales, están encontrando nuevas alternativas de futuro, gracias al turismo que atrae el patrimonio natural que se encuentra en la zona y, que a su turno, los colombianos estamos apenas conociendo, ahora que territorios como estos dejan de estar franqueados por el fragor de la violencia armada. En esta edición de Contexto, se presentarán postales e historias del presente, desde un patrimonio inmaterial de la humanidad. Conozca la historia de un exmilitante del ELN que, a pesar de haber librado su revolución sin armas, también reconoció los

cambios profundos de su regreso a la vida civil, en tiempos en que no se hablaba de paz y desmovilización. Lea la historia de un poeta que tiene su estudio en una de las esquinas más tradicionales de Medellín, a la sombra del famoso edificio Coltejer. Conozca algunos aspectos de la historia del vallenato en nuestra ciudad, los detalles del oficio de adivino y del trabajo de los blogueros de moda. Descubra el mérito de las Tucanes, las mujeres que llevaron el rugby colombiano a los Juegos Olímpicos.

Lea en Contexto

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Este tiempo

La lucha por ser alguien en el país de los nadies Defensores de derechos humanos

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Este tiempo

Territorio de agua y paz que dejó las calles Agua en el posacuerdo

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Este tiempo

400 Años de inmortalidad Shakespeare y Cervantes


OPINIÓN

Foto: Medellín, Ciudad Inteligente

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Dic. 2016 - Ene. 2017

EL PERIODISMO, MÁS ALLÁ DE LA SIMULACIÓN

El periodismo es una disciplina que tiene como ingredientes clave la curiosidad y el conocimiento. Es una manera particular de la modernidad de narrar la vida de los otros, sus tragedias y felicidades, en situaciones que deben ser contextualizadas, siempre arraigadas en lo que se denomina la realidad (cualquier cosa que esto signifique), en la que, por encima de cualquier interés particular, los importantes son los demás y sus circunstancias. El reportero, más que preguntas a los otros, es alguien muy singular que se formula interrogantes sobre el mundo y sus conflictos. Frente a los órdenes impuestos o “naturales”. Es, en medio de la perplejidad, un buscador de lo que no se ve a simple vista, uno que va más allá de las apariencias, para explicar y dar respuestas a otros. Para auscultar las causas de los fenómenos e interpretar sus consecuencias. Además de curioso, el periodista es —o debe ser— alguien preocupado por la cultura, de la que bebe sin saciarse, para dar cuenta de un universo cada vez más complejo y, si se quiere, más injusto y dominado por minorías, que son las que dictan y controlan, como titiriteros siniestros, el destino de multitudes, en un orden mundial, en el que el sujeto está cada día más cerca de su extinción. El periodismo es un oficio en el que hay que estar dispuestos a aprender cada vez más, acerca de las sociedades y sus urdimbres. Más del hombre y sus quehaceres. No es solo una técnica, una colección de manuales (y hasta manualidades) y maneras de hacer, sino, sobre todo, una parte de lo que en el Renacimiento se llamó el humanismo y en el Siglo de las Luces, la Ilustración. Ser periodista es estar dispuesto a entender el espacio y el tiempo de los otros, para ponerlos en evi-

Reinaldo Spitaletta / reinaldo.spitaletta@upb.edu.co

dencia con antecedentes y demás conexiones. Cómo viven y mueren los otros y en qué circunstancias, forma parte de los principios del periodismo, de su objeto de conocimiento. Sensibilidad y razón, en una mezcla en la que las proporciones no están determinadas, son elementos de la composición “alquímica” de un reportero. Tal vez por estar conectada con todo, con lo vivo y lo muerto (con la historia), no sea fácil el ejercicio de una profesión que, cuando está bien concebida y estructurada, entra en choque con los poderes. Nació como una voz alternativa de aquellos a los que les prohibían gritar, voz de los silenciados a punta de opresiones. Y de los olvidados y excluidos. Se tornó farol y estrella polar de los que caminaban en la oscuridad. Hoy, sin embargo, en un país de espantosas diferencias sociales e inequidades sin cuento, el periodismo se ha vuelto más adulador y entibador del régimen, sustento de los poderosos y, en sus contenidos, sirve un plato deleznable, mezcla de frivolidades e irrespetos a la lengua y a la dignidad. Quizá por este y otros factores, cada vez sea más dificultoso enseñar periodismo, porque no lucen en la palestra, en cuanto a medios masivos se refiere, paradigmas y gratos ejemplos de lo que debería ser el “buen periodismo”. Envilecidos en forma y contenido, los medios de información en Colombia, digo los tradicionales, cada vez están más emparentados con la propaganda y el incienso para los oficiantes del poder. En algunas de las reflexiones que Ryszard Kapuściński hizo acerca del periodismo, advirtió que cuando los reporteros dejan de elaborar contextos y explicar lo que sucede, los diarios se vuelven aburridos, monótonos y sin paisajes. Puede ser una de las

Envilecidos en forma y contenido, los medios de información en Colombia, digo los tradicionales, cada vez están más emparentados con la propaganda y el incienso para los oficiantes del poder. ESTAMOS ABRIENDO LA RED.

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causas de sus exiguas ventas. Así que cuando uno está al frente de una audiencia de muchachos que aspiran algún día a ser reporteros, que es una de las más altas maneras de ser algo en la existencia, más bien los periódicos y medios locales sirven como ejemplos negativos de cómo no hacer periodismo. En mis clases en la UPB me emocioné, casi hasta el éxtasis, al narrar sobre grandes periodistas de aquí y de allá, al pasearme por los ámbitos siempre venturosos y aventureros del periodismo literario, del periodismo “gonzo”, de las investigaciones como las que hizo en las postrimerías del siglo XIX, una chica como Nellie Bly, con su reportaje Diez días en un manicomio o las denuncias de Upton Sinclair, acerca de las condiciones de miseria y opresión capitalista de los trabajadores de Chicago. No sé si logré enamorar a algunos estudiantes del reporterismo y del periodismo como disciplina ilustrada y humanística. Pero de lo que sí estoy seguro, es que no claudiqué en las intenciones de transmitir a los otros las ganas de ser periodista, de estar con la gente, sobre todo, con aquella olvidada de la fortuna y víctima del poder y de la injusticia. Y de amar las palabras, la lengua y enamorase de la ciudad y sus peripecias. Cada vez, me parece, es más compleja la enseñanza del periodismo. Sobre todo, cuando hay tantas expresiones apocalípticas sobre el presunto final de un oficio, que puede que no sea el más bello del mundo (¿o sí, Albert Camus?), pero que sin duda, es uno de los más emocionantes y en el que no hay lugar a los aburrimientos. Y porque, no falta la ligereza en las esquinas ni en las academias, ha hecho carrera una frasecita desechable: “periodista es cualquiera”. Cuando en el mundo lo que se estila ahora es la parcelación del conocimiento, la “especialización” (especialista es aquel que sabe menos de las cosas, de la cultura), el periodista tiene el reto de ser culto, de saber de artes y de ciencias y no perder —qué objetivo utópico— su aspiración renacentista. ¡Ah, y de no cejar en la capacidad de indignarse frente a tantas tropelías, que en el planeta pululan! El periodismo, ya lo dijo el autor de Ébano, ocupa toda nuestra vida. Día y noche. No hay otro modo de ejercitarlo. Estudiar y aprender siempre: he ahí la consigna. Mi tía Betsabé lo decía con guasa, al referirse a las tres “p”: “Hay tres oficios que parecen fáciles y son de lo más difícil: panadero, periodista y puta”. No les digo cuál de esas “p” ejercía ella.

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Estamos en contacto, estamos en contexto

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EDITORIAL

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USTED TAMBIÉN ES DEFENSOR DE LOS DERECHOS HUMANOS periodico.contexto@upb.edu.co

Desde antes de que se anunciara el primer acuerdo con la guerrilla de las FARC en La Habana, las amenazas e intimidaciones a quienes, en razón de su actividad cívica y comunitaria, se les conoce como defensores de derechos humanos, hacían un ruido que impedía establecer la confianza para que guerrilla y Gobierno llegaran a consensos, sobre la terminación del conflicto. En el mes de agosto, pocos días antes de la firma del primer acuerdo con las FARC, la organización Somos Defensores publicó un informe que daba cuenta de 35 asesinatos, 232 amenazas y 13 detenciones arbitrarias, entre otras hostilidades. Como antecedentes recientes, estos hechos ponían grandes interrogantes sobre la viabilidad del retorno a la vida civil, de los excombatientes dispuestos a la actividad política, para defender las posturas, que antes argumentaban con las armas y, por eso, resultó decisivo el trabajo de las comisiones técnicas integradas por militares y comandantes guerrilleros, que establecieron protocolos y mecanismos para evitar amenazas violentas, sobre quienes quieren optar por la vida política y el trabajo comunitario como alternativa, después de la vida armada. Pero esa resulta ser solo una faceta de la trascendencia que tiene la vulneración de las garantías fundamentales, de quienes asumen el trabajo y la vocería en la defensa de intereses públicos en sus territorios. Otra de las caras de ese fenómeno es la cantidad y diversidad de asuntos públicos, de proyectos de beneficios comunes, que quedan trastocados y truncados por esos episodios de violencia. No solo son amordazados por la fuerza quienes encienden alarmas por la violencia que se ejerce contra otros: asesinatos, intimidaciones o desplazamientos, incluso, dentro de nuestra propia ciudad, como lo cuenta un reportaje sobre el tema que incluimos en esta edición de Contexto; también están siendo atacados quienes propenden por el desarrollo de proyectos productivos agrícolas, quienes se oponen a obras de infraestructura, explotaciones mineras y de recursos naturales, que ponen en riesgo la sostenibilidad de los ecosistemas, en una muestra de la agenda que compondrá el tan mentado posconflicto.

El periódico de los estudiantes de la Facultad de Comunicación Social - Periodismo

Una muestra patética del fenómeno es el asesinato de cuatro líderes políticos comunitarios y campesinos, en el fin de semana del 18 al 20 de noviembre pasado; pero no se nos puede olvidar el drama de los líderes, que en nuestra ciudad conviven, con la necesidad de buscar soluciones para las carencias de sus vecinos y la mordaza de quienes se lucran y benefician de ellas. Lo que han vivido recientemente las comunidades de Caquetá y Meta, por ejemplo, se ve también en nuestras comunas y barrios: en Buenos Aires, en La Sierra, en Manrique y Castilla, también en Laureles y El Poblado. En todos esos territorios, en toda nuestra ciudad hay defensores de los derechos humanos. Ese es precisamente el papel que asume un líder que llama la atención sobre los niveles de ruido, que no dejan descansar a sus vecinos en zonas residenciales depredadas por el turismo y el lucro irresponsables; ese es precisamente el papel de un grupo de vecinos que recupera un parque, para el uso comunitario con huertas y actividades de integración; ese es el papel de un vecino que llama a la línea de emergencias para denunciar la violencia en la vivienda vecina; ese es el papel del pasajero que cede el puesto a quien lo necesita en el transporte público. Los discursos propios de nuestros conflictos violentos han incluido el título de defensor de derechos humanos, bien sea por aquellos que lo usan para señalar un objetivo de su estrategia militar, o hasta por delincuentes confesos que buscan en el mismo una redención. De ese modo, la defensa de los derechos humanos se ha cargado con prejuicios de los cuales, por comodidad, preferimos alejarnos. Se nos olvida que, lo que hay en realidad detrás de ello es la búsqueda del bien común, del cuidado mutuo, sobre todo este último, rasgo fundamental de nuestra condición de seres humanos. Es por ese lugar que le hemos dado a la defensa de los derechos humanos, que se nos vuelve normal que alguien nos pida una dádiva política a cambio de un cupo escolar, que debamos comprar un ficho para tener acceso a un servicio de salud. Al contrario, nos parece sospechoso que alguien se decida a reclamar del Estado, lo que por ley es su derecho: la salud, la educación, la vida y un ambiente sano.

Conducir con prudencia, es defender la integridad propia y la de los demás en la vía; usar responsablemente los bienes públicos, es garantizar para los demás el mismo derecho a la recreación que queremos reclamar; respetar a nuestros pares, establece como norma el respeto que queremos para nosotros mismos. De manera que, los derechos humanos no son una retórica relajada de nuestro día a día y el reto de defenderlos no es de ningún modo ajeno. Valga desde aquí el llamado a la defensa de los derechos humanos, un llamado que puede sonar manido, pero que no lo es tanto, si pensamos que comienza con cada una de nuestras acciones en comunidad; una de ellas, concretamente: el desmonte de los prejuicios hacia quienes abanderan ese propósito con más vehemencia que nosotros, con un valor civil escaso en estos tiempos y que es un ejemplo, que nos debe motivar.

CODA #Elfútbolestádeluto En medio del doloroso episodio del accidente del avión que transportaba a los jugadores, directivos y periodistas, que venían a nuestra ciudad a jugar la final de la Copa Sudamericana de Fútbol, la nota destacable la puso la solidaridad, no solo de los organismos de socorro y autoridades llamadas a intervenir ante los hechos, sino, también, la disposición del equipo anfitrión y hasta de sus aficionados, incluso, en el lugar del siniestro. El vacío dejado por los jugadores de Club Chapecoense de Brasil en los juegos finales de aquel torneo continental, demuestra que el fútbol es una verdadera fiesta, si de ella hace parte el rival. Valga para pensar sobre la relación tantas veces violenta entre adversarios, que hoy parece caracterizar nuestro fútbol en las canchas y, sobre todo, fuera de ellas.

Miembro de la Red Colombiana de Periodismo Universitario • Rector: Pbro. Julio Jairo Ceballos Sepúlveda / Decano Escuela de Ciencias Sociales: Ramón Arturo Maya Gualdrón / Directora Facultad de Comunicación Social-Periodismo: María Victoria Pabón Montealegre / Coordinador del Área de Periodismo: Juan Manuel Muñoz Muñoz / Dirección: Joaquín A. Gómez Meneses / Fotógrafas: Paulina Tejada Tirado • Margarita María Restrepo / Redactores en esta edición: Ana Isabel Loaiza Ramírez • Natalia Tamayo Gaviria • Juliana Gil Gutiérrez • Paulina Tejada Tirado • Mateo García Agudelo • Yorley Ruiz • Cristian Camilo Bolívar • Miguel Osorio Montoya • Carolina Benjumea / Foto portada: Paulina Tejada Tirado / Diseño: Estefanía Mesa B. • Carlos Mario Pareja P. / Diagramación y corrección de textos: Editorial UPB / Impresión: La Patria // Universidad Pontificia Bolivariana • Facultad de Comunicación Social - Periodismo / Dirección: Circular 1ª Nº 70 - 01 Bloque 7 Oficina 401 / Teléfono: 354 4558 / Twiter: @ pcontexto / Correo electrónico: periodico.contexto@upb.edu. co / ISSN 1909-650X.


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OPINIÓN

Palabras más, palabras menos Andy Arley Arrieta Isaza / andy.arrieta@upb.edu.co

Desde el fracaso en las predicciones de las empresas encuestadoras, hasta el rechazo de multitudinarios grupos de poblaciones, las elecciones presidenciales del país más “democrático” del mundo, pusieron sobre la mesa, quizá los temas más discutidos del año. Los escrutinios más recientes han dado como ganadora, en cuanto a número de votos, a Hillary Clinton; sin embargo, por un anticuado y nada favorecedor sistema de elección centrado en la votación del Colegio Electoral, el empresario más mediático de los Estados Unidos se ha quedado con el puesto de la Casa Blanca,

La movilidad comienza caminando… y en cicla, si se anima Juliana Gil Gutiérrez / juliana.gil@upb.edu.co

Sobre infraestructura vial y actores de la vía, aún hay mucho que decir. Más cuando vivimos en una ciudad donde se construyen nuevas calles del sector urbano, que se amplían dando más espacio a los motorizados y menos al peatón, sin contar con las tantas que se hacen y rehacen por errores en su construcción, como las obras viales de valorización en El Poblado. Sí, se siguen construyendo más vías y, mientras más existan, más vehículos particulares aumentarán el parque automotor. Por eso, es que cada que hay una nueva vía o un nuevo puente (como el de la 4 sur), a

Borrando huellas Olga Lucía Pérez Molano / olga.perez@upb.edu.co

Diseño: Mateo Sepúlveda

Entré a la biblioteca de mi casa y comencé a buscar, dentro de los libros de ciencias sociales del colegio, sobre Colombia. Como lo temía, la información registrada allí sobre la historia del país, comienza en 1492, en el momento en el que Cristóbal Colón llegó a América y empezó un proceso de Colonización; de hecho,

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con críticas, propuestas severas y un enérgico apoyo, incluso, de sectores que –supuestamente- apoyarían de manera arrolladora a la representante demócrata. Lo cierto es que Donald Trump es una persona impredecible y astuta, que sabe muy bien lo que hace, por lo que puede darnos a todos grandes sorpresas durante su mandato; será un líder duro y no se andará con rodeos de ningún tipo. Pero, como “perro que ladra no muerde”, muchas de las polémicas propuestas de su candidatura serán solo eso, polémicas propuestas. Estados Unidos es un circo mediático y el escenario político, un espectáculo más. Como si fuera un capítulo de uno de sus reality shows, la campaña de Trump tuvo palabras agresivas, términos peyorativos y escándalos de aspectos de su vida privada como el centro de atención. El magnate es un empresario que ha logrado construir su fortuna desde sus innegables habilidades para los negocios y, como todo estratega, no da un paso en falso, contrario a lo que muchos podrían percibir de su comportamiento errático. Su estrategia no apuntó a convencer a las personas, sino a generar respuestas en la gente, movilizarla y generar interés y preocupación, por aquellas ideas descabelladas de este personaje. Donald Trump es un personaje capcioso, de un país sumamente contradictorio: la Na-

ción con más muertes por tiroteos, en la que las armas son legales; el sistema de salud, por el que millones de personas empeñan sus propiedades para pagar medicinas y tratamientos; además de ser el segundo país desarrollado más ignorante del mundo, según investigaciones hechas en 2014, por la organización europea Ipsos MORI. Muchos somos los latinos preocupados por las políticas que implementará Trump en cuanto al sistema migratorio, que seguramente será sumamente estricto para evitar el ingreso de extranjeros al país, pero, ¿qué se puede esperar de alguien que prometió un muro, que ahora será una valla? (En palabras del candidato después de ser elegido). El discurso va cambiando. Bien sabemos en Colombia, que una cosa es el político en campaña y otra muy diferente, después de ganar las elecciones; principio por el cual no me sorprendería que ni el polémico muro fronterizo ni la deportación masiva, que quiere hacer el magnate, sean propuestas reales o que decida hacer, teniendo en cuenta el costo-beneficio, pues, en conclusión, así como el caso del personero del colegio: hay mucha disposición de hacer, mucho apoyo para gestionar, pero a la hora de la verdad, poca posibilidad de ejecución.

los meses se considera que ya no da abasto. A esto se le llama demanda inducida y es una teoría de movilidad, que poco se está teniendo en cuenta; más espacio para actores motorizados traerá más carros particulares y motos a la vía; más vías, más carros; más puentes, más carros; más ampliaciones… más carros… Es un ciclo de no acabar. Por el contrario, menos espacio para los autos particulares creará la necesidad de usar el transporte público, andar en bicicleta o caminar. Estos dos últimos son los modos de transporte más amigables con el medio ambiente y buenos para la salud, pero el problema está en que aún la ciudad los considera como “alternativas” de movilidad, cuando son –realmente– su solución. Sin embargo, en Medellín hay un déficit de andenes y ciclorrutas, que no permiten que más personas salgan a moverse por la ciudad, usando su corazón y pulmones como motor, sin contar con la falta de educación para respetar a los actores, que están en la parte superior de la pirámide invertida de movilidad. Iniciativas excelentes, como EnCicla, lograron que muchos adultos jóvenes se bajaran de su vehículo o del bus, para recorrer distancias cortas. Y es que, ¿para qué llevar carro a la universidad o al trabajo, si solo una persona estará montada en él? El espacio que

ocupa un automóvil en la vía, puede ser reemplazado por cinco personas en bicicleta o, mejor aún, más de 10 caminando. Por otro lado, en instituciones como el Área Metropolitana se comenzó a implementar la Ley 1811 de 2016, que compensa con medio día de trabajo, a quienes va en cicla a la oficina. ¡Esas son buenas prácticas con la movilidad y el medio ambiente! Pero, no hay que olvidar a quienes tienen dificultades para moverse por su cuenta y sí necesitan un vehículo particular o taxi: ellos sí tienen un argumento para quedarse con el motor (eléctrico, a gas o gasolina). Entonces, para dejar de hacer más vías que llamen más carros en la zona urbana, comencemos a construir más ciclorrutas, que ocupen tres metros de ancho y no uno, como la mayoría de las que hay en el Valle de Aburrá. Más cicloparqueaderos en las empresas y universidades, menos espacios para vehículos privados-particulares y así mejoraremos la calidad del aire y, de paso, la salud pública. Está claro que hay vías que se deben hacer, porque ya están en el contrato o de verdad son necesarias, pero muchas otras solo responden a los caprichos de la minoría de la población, que se mueve en carro particular que es, según la Encuesta Origen Destino de 2012 (la más vigente que hay), solo el 17 % de la población.

los sucesos son descritos de una forma somera, lo que impide una buena comprensión, a menos que el estudiante comience a indagar por su cuenta y eso no sucede frecuentemente. Los conocimientos que se están adquiriendo en los colegios y las universidades provienen de una visión netamente occidental, en los que se enarbola la idea de que la llegada de los españoles a las tierras americanas fue la mejor opción para los indígenas analfabetos y sin alma. No tienen en cuenta que están prescindiendo de más de 11 000 años, desde el momento en el que los seres humanos comenzaron a asentarse en las terrazas del río Magdalena. Considero que las instituciones académicas colombianas deberían desvincularse de discursos que no les pertenecen y educar desde los ancestros, desde las memorias recolectadas como documentos, piedras antiquísimas, además de otras herramientas, que se encuentran almacenadas en museos, en los que no parece haber mucho interés.

Lo más grave de la ignorancia sobre los antepasados, es que los elementos prehistóricos están siendo eliminados por personas que no le encuentran ningún uso ni aprovechamiento económico. En un encuentro sobre memoria ancestral, un antropólogo expuso que en Sonsón, los pantágoras y otras tribus dejaron marcas con figuras en cuevas como La Gruta y el Caimán, las cuales fueron declaradas patrimonio; sin embargo, algunos visitantes como Ricardo, Susana y Ana marcaron con pintura sus nombres, además, algunas personas enamoradas quisieron escribir mensajes a sus amados, quizá para demostrar que el amor era más grande que pinturas rupestres de muchos años de antigüedad. Todo esto, gracias al poco o nulo sentido de pertenencia hacia nuestro pasado. Me deja una tristeza profunda que paulatinamente estamos borrando las huellas, que aún se conservan de los antepasados, llamando al “progreso”, todo por el interés del dinero y porque nunca logramos aprender la historia completa de nuestro país.

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ESTE TIEMPO

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Defensores de derechos humanos

LA LUCHA POR SER ALGUIEN EN EL PAÍS DE LOS NADIES Ana Isabel Loaiza Ramírez / ana.loaiza@upb.edu.co

“Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada. Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos”, escribe Eduardo Galeano. Víctimas de agresiones, amenazas y hostigamientos, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas, campañas de desprestigio e impunidad. Nadies que dejaron de ser alguien, porque el amor por la vida de los otros era superior a la propia, porque luchar por los demás era el sentido de su existencia. La ONG Somos Defensores nombró su informe sobre Agresiones contra defensores y defensoras de derechos humanos en Colombia, para el período de enero-junio de 2015 como Los Nadies, en honor al poema de Eduardo Galeano. La organización explicó que tales versos son pertinentes para describir lo que significan en el país los defensores asesinados, “un país indolente que no se inmuta ante el perverso sacrificio diario de estos hombres y mujeres, quienes, a pesar de ser anónimos para la opinión pública, eran de gran valor para sus organizaciones, comunidades y familias”. Los Nadies pertenecen a uno de los países de América, en donde más se agrede a los defensores y sindicalistas, según la Organización de Estados Americanos (OEA). En un contexto de Acuerdo de Paz, el Nodo Antioquia de la Coordinación Colombia-Europa-Estados Unidos advirtió que, para septiembre de 2016 habían sido asesinados 49 defensores en el país. Además, el departamento donde más se atacaron activistas entre julio y septiembre de 2016 fue Antioquia, con 11 casos; según advirtió Somos Defensores. Es que las noticias sobre Los Nadies casi nunca las da la prensa. Poco se habla de su valentía, más se hace de la forma en que los asesinaron. “No figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local”. Así se mueren y se olvidan a “Los Nadies, que cuestan menos que la bala que los mata”. Pero ni los altísimos riesgos que implica velar por los derechos en Colombia, ni la falta de apoyo y reconocimiento, han logrado detener a todos los activistas. Julio Rengifo, vocero de derechos humanos de Medellín, pertenece al municipio más violento del Valle de Aburrá, donde, según la Unidad de Víctimas, se registraron 23 908 afectados en el 2015. Además, la Personería de Medellín indicó que en ese mismo año fueron asesinados seis líderes comunitarios y que se presentaron siete casos de agresión contra activistas y defensores de derechos humanos, entre los cuales se incluye a Rengifo. Este licenciado en educación religiosa, sicólogo y magíster en trabajo con jóvenes, ha dedicado más de 22 años a la protección de la juventud de la ciudad, especialmente, de la comuna 16, donde vivió gran parte de su vida.

El liderazgo en la defensa de los derechos humanos supone riesgos tanto para los defensores como para quienes tienen como trabajo velar pos su integridad. Ilustración: Sara Fernanda Serna Loaiza.

Allí le tocó ver cómo crecían los niños, que más tarde se convertirían en cabecillas de bandas criminales del barrio. Ellos me decían: “Julio, nosotros tenemos ordenes de matarlo y nos han ofrecido hasta cinco millones de pesos; pero no somos capaces de hacerlo, porque lo conocemos”. Incluso, estos mismos personajes han llegado a avisarle que su vida corre peligro. Pero a un defensor de derechos humanos que denuncia sobre desplazamientos y actos ilícitos, no todos quieren mantenerlo con vida. En el 2015, 323 personas fueron víctimas de desplazamiento forzado intraurbano en la comuna 16, incluyendo a Rengifo. Asimismo, él y su familia llevan seis años amenazados. Sus seres queridos han llegado a pedirle que abandone las actividades, pero ha continuado, porque considera que es su misión. Aunque Julio siente miedo, es capaz de hablar. Incluso, muchas personas acuden a él para denunciar y hacerle saber lo que sucede. “No podemos quedarnos encerrados ni dejarnos callar. No es mi intención ser mártir y yo sé que los defensores somos enemigos de la delincuencia, pero mi pasión hace que quiera ayudar a la gente más vulnerable”, afirma Rengifo. Sin duda, es una paradoja que a las personas que luchan por defender los derechos humanos, se les vulneren especialmente sus propios derechos. Teniendo en cuenta que defender los derechos también es un derecho, organismos internacionales como las Naciones Unidas o la OEA han exigido a los

diferentes países, que velen por la protección de estos activistas. Reconociendo el peligro que corren personas como Julio César Rengifo, el Estado colombiano tiene un organismo llamado: Unidad Nacional de Protección (UNP), que se encarga de garantizarles seguridad. Santiago* es un hombre de protección con 12 años de experiencia, que pertenece a la UNP y brinda acompañamiento a diferentes personas, incluyendo a Julio César. Para él, su carrera consiste en proteger tanto la vida ajena como la propia, pues sabe que acompañar a personajes en riesgo, pone su vida en juego. “Yo tengo que tratar de que no los maten y, a la vez, no dejar que me maten”, sostiene. En una democracia y Estado Social de Derecho, los mismos ciudadanos reconocen que el papel de la Fuerza Pública es fundamental para la garantía de los derechos humanos. No obstante, la Personería de Medellín identifica que la garantía del derecho a la vida de los ciudadanos, se hace cada vez más difícil, pues “la reacción policial es lenta, la actuación de los organismos de investigación judicial prácticamente no existe y la oferta institucional para las víctimas de este flagelo, se queda en una mera expectativa”. Así, mientras que los defensores continúan luchando por el bienestar de las comunidades, le manifiestan su compleja situación a la Nación. En junio de 2016, más de 30 organizaciones defensoras de derechos humanos presentaron un documento, que probaba

la falta de garantías reales por parte del Estado, para ejercer la labor de promoción y defensa de los derechos humanos y la veeduría ciudadana frente a la distribución de recursos en Medellín. A pesar de que para muchos sean Los Nadies, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, diversas ONG y los propios defensores reconocen la importancia de su labor. Julio Rengifo admite que el trabajo social y comunitario no tiene mucha gratitud, pero que no es una excusa para dejar de seguir luchando. “La misión que me puso Dios es salvar vidas. Hemos logrado quitarle niños y jóvenes al conflicto armado y eso es ganancia para la sociedad y repercute en su integridad”. Como afirma el Nodo Antioquia de la Coordinación Colombia-Europa-Estados Unidos: “Un país en transición hacia la paz no puede permitirse que se continúen asesinando hombres y mujeres que buscamos aportar a la democracia”. En un proceso de paz, las personas que arriesgan y entregan sus vidas por la protección de los Derechos Humanos deberían ser protagonistas. Dejar de ser Los Nadies, para convertirse en mucho más que un alguien. Porque no basta agradecerles ni reconocerles su labor, sino, también, brindarles herramientas para que continúen con su obra.

En el 2015, 323 personas fueron víctimas de desplazamiento forzado intraurbano en la comuna 16, incluyendo a Rengifo. Asimismo, él y su familia llevan seis años amenazados. Sus seres queridos han llegado a pedirle que abandone las actividades, pero ha continuado, porque considera que es su misión.


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ROSTROS

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En tiempos de guerra y polarizaciones, el perdón y el amor son manifestaciones revolucionarias

REVOLUCIÓN SIN ARMAS Natalia Tamayo Gaviria / nataliatamayogaviria@gmail.com

Más de 50 años en guerra han demostrado que ni la revolución armada ni la de los delfines, para conservar el poder en las mismas manos, han sido exitosas. Como nunca antes, la paz es el ideal que los 47 millones de colombianos buscan que se materialice, pero esa paz debe de emprenderse más allá de unos papeles legales, esa paz debe comenzar como una revolución individual. Esta es una historia que lo demuestra. La búsqueda de ideales es un factor en común de la naturaleza humana. Maquiavelo resumió con su frase célebre: “El fin no justifica los medios”, el actuar de quienes, sintiendo el vacío político en los campos, debido al centralismo desde las ciudades, justificaron así la revolución armada, como el medio para alcanzar sus fines: redistribución de la pobreza, igualdad en oportunidades, entre otros. Años de combate y plomo con el Ejército, miles de muertos y secuestrados, daños ambientales de gran impacto, tomas de municipios o lugares emblemáticos, como el Palacio de Justicia en Bogotá, son hechos dicientes que, con el tiempo, demuestran que la “muerte nunca es la solución”, ni la guerra, ni las armas. Después de entender esa lógica y de demostrar una genuina voluntad de paz, que ya no busca imponer su idiosincrasia con el fuego, sino desde la legalidad y la palabra, con los alzados en armas. hoy se dan espacios de diálogo para hallar una solución. Desde el gobierno de Belisario Betancur hubo acercamientos con las FARC y otros grupos guerrilleros, en 1984, pero estos no tuvieron la fuerza estructural y metodológica necesaria que demandan estas estrategias. Las desmovilizaciones que surgieron, luego de una eventual firma, dieron lugar a la creación del partido Unión Patriótica, para que “la guerrilla se fuera incorporando paulatinamente a la vida legal del país” según relata el portal oficial del partido. El efecto de las negociaciones fue más una salida política al conflicto, que terminó en años posteriores con la aniquilación de los principales líderes, como el candidato presidencial Jaime Pardo Leal, a manos de paramilitares, narcotraficantes y miembros de seguridad del Estado

El proceso de entrada Pablo*, exmilitante del Ejército de Liberación Nacional (ELN), ingresó a esa organización con solo 16 años. Para ese año, en el 75, tanto el “Che” Guevara como el cura Camilo Torres habían

muerto, pero sus ideales y discursos, no. Sus palabras calaron en una juventud contestataria, que se cuestionaba sobre cómo los mismos de siempre gobernaban, la desigualdad en la distribución en la riqueza, la acumulación de los medios de producción y las condiciones tan pésimas de trabajo; las mismas premisas que Karl Marx le criticó al capitalismo, proponiendo las bases para un nuevo modelo económico y político. “Hay una diferencia entre lo que era ingresar a un grupo de esos en esa época, a lo que es ahora. En ese tiempo era más romántico y eso, digamos, cautivó a la juventud de ese entonces. Y lo que más atraía en ese momento, era el recuento histórico de la experiencia de vida por parte del padre Camilo Torres y por el que llamaron el ‘Che’ Guevara”, explica Pablo. Él tenía claro por qué se unía a un grupo al margen de la ley y eso lo notaron los reclutadores del ELN. Lo llamaron cuando estaba en grado once en el Colegio Santander en Bucaramanga y lo invitaron a hacer parte de la organización, por su actividad con todos los movimientos estudiantiles universitarios. La vinculación que se permitía era de colaborador o militante. Pablo entró en un período de prueba como colaborador, por tres años. Su papá, quien era liberal y quien nunca le impuso una ideología política, nunca se enteró, pero sí le enseñó algo que marcó el porqué de su forma de pensar: Colombia ha sido gobernada por los mismos de siempre y la violencia permanente es el medio en que los políticos lograron mantenerse en el poder. Con 16 años, a Pablo le correspondía guardar la propaganda, cuidar a enfermos, esconder a alguien que lo requiriera o transportarlo, entre otras actividades secundarias. Después lo ascendieron y su responsabilidad con el grupo fue mucho mayor. Su nuevo rol era el de instructor político a campesinos en proceso, para ser colaboradores. “Hacía instrucción política muy rudimentaria, se basaba sobre la instrucción política marxista. Era explicar la existencia de una clase dominante, dueña de los medios de producción y unos asalariados, que eran desproveí-

Con 16 años, a Pablo le correspondía guardar la propaganda, cuidar a enfermos, esconder a alguien que lo requiriera o transportarlo, entre otras actividades secundarias.

Por décadas, células urbanas del ELN han llevado a cabo actividades proselitistas en los barrios periféricos de Medellín, la imagen corresponde a la última de la que se tiene noticia en agosto de 2014. Foto: captura de Youtube.

dos de esos medios y eran los esclavos del nuevo mundo. A partir de ahí, motivaba a los asalariados a una participación más decisiva en el cambio del sistema económico social”, relata Pablo. Esa actividad lo llevó a trasladarse de un sitio a otro: Bogotá, zonas rurales de los Llanos y la Costa Atlántica. Nunca se armó, en apariencia nunca incurrió en un acto delictivo. Sin embargo, desde que entró, lo hizo cuestionando sobre la forma cómo operaban dentro de la organización hacia la búsqueda de sus ideales y por eso lo llamaban “Mamerto” y “Revisionista”. Llegó a una revolución en la que más adelante se revolucionó a sí mismo. Actitudes como el rechazo de los viáticos mensuales daban visos de su permanencia efímera dentro del grupo.

Adiós a la guerrilla Pablo habla de tres fases antes de tomar la decisión de su retiro. La primera, a principios de los 70, como su encuentro con la motivación y experiencia de Camilo Torres y el “Che”, lo que lo llevó a dar más oportunidades a los desfavorecidos, por medio de la lucha insurgente; la segunda, en 1981, cuando se cae el modelo socialista y comienza la desintegración de la Unión Soviética, porque los vicios que se le criticaban al capitalismo, los estaba practicando el comunismo, no hubo un verdadero cambio y, por último, en 1986, con 27 años, se desvinculó del todo del ELN. “Asumí una vida normal, como cualquier colombiano, es decir, tenía que trabajar, estudiar, sostener un grupo familiar y vivir dentro de las normas y leyes de la República Colombiana. Y lo asumí”, señala Pablo.

Comunicó su decisión y el ELN no tuvo ningún reparo en retenerlo. A pesar de que en el 84, se firmó en La Uribe un acuerdo de paz entre Gobierno y grupos guerrilleros como las FARC, ADO (Autodefensas Obreras), EPL (Ejército Popular de Liberación) y el M19, las condiciones de desmovilización eran sujetas a los pactos a los que estaban adscritos. Pablo no se acogió a ninguna ruta de reintegración, pues estas apenas se crearon en el 2011 en el gobierno de Santos. No tuvo cargos de conciencia y comenzó su vida proveyendo a su familia desde el oficio que le enseñó un amigo de causa: durante cinco años, mantuvo a su esposa y dos hijos como carpintero, hasta que comenzó a estudiar. Es administrador público, con una maestría en Medio Ambiente de la Universidad Nacional. Ahora, cursa estudios doctorales en la misma institución y se dedica a la vida en el campo. Lo más difícil que tuvo que asumir como ciudadano de a pie fue la frustración por no haber logrado los cambios que buscaba la organización: la redistribución de la riqueza y la igualdad en oportunidades. Y entendió que los verdaderos héroes son quienes buscan a diario la subsistencia. Sus 11 años dentro del ELN le proporcionaron un estado de consciencia en que obvió la mente dual. “No se puede odiar y amar al mismo tiempo”. El amor fue su elección y la consecuencia: encontrar un estado de paz consigo mismo. Con los acuerdos actuales, tanto entre las FARC y ELN, coincide con Cicerón: es mejor una paz imperfecta, que la más perfecta de las guerras. “La paz es mucho más fructífera que un estado de conmoción”.


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Agua en el posacuerdo

TERRITORIO DE AGUA Y PAZ Juliana Gil Gutiérrez / julianagil95@gmail.com

La potencia hídrica del país está en nuestros ecosistemas y la sostenibilidad en la futura gestión de estos. Colombia es un territorio de agua. Su geografía —lindada por dos mares, atravesada por 12 ríos principales y decenas de afluentes más que nacen de ellos, conectan ciudades y permiten al agua fluir entre páramos, montañas, y humedales— y hace que el territorio que le correspondió al país, por suerte, sea un lugar estratégico para la conservación de los ecosistemas o la explotación de los recursos naturales. Entre corrientes, cauces, embalses y quebradas, el agua es un elemento que atraviesa comunidades, enlaza culturas y transporta todo lo que el hombre ponga en su rambla: desde el mercurio que llega a ella por la minería, hasta peces ornamentales de exportación. El Estudio Nacional del Agua es claro con sus cifras: el rendimiento hídrico del país equivale a seis veces el promedio mundial y a tres veces el de Latinoamérica. Además de reservas de aguas subterráneas, que triplican esta oferta y se distribuyen en el 74 % del territorio. En otras palabras, el país tiene el agua de la que otros carecen. No obstante, el estudio señala que la distribución del agua es desigual para las diferentes áreas hidrográficas, porque en zonas como Magdalena, Cauca y Caribe —lugar donde se asienta el 80 % de la población nacional y se produce el 80 % del Producto lnterno Bruto (PIB)— se estima que está solo el 21 % de la oferta total de agua superficial. Toda esa potencia hídrica que nos caracteriza convoca a la reflexión en el escenario de los posacuerdos. No en vano, en el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, que se está replanteando luego del Plebiscito, la Reforma Rural Integral y el acceso al agua potable fueron puntos clave, para pensar la nueva gestión del territorio. “El agua está íntimamente relacionada con la tierra. Justamente, el conflicto armado nace por un problema de inequidad en el acceso y distribución de la tierra, una distribución que hasta la fecha todavía presenta una fuerte concentración en manos de muy pocos”, afirma Denisse Roca Servat, asociada a la Alianza Justicia Hídrica e investigadora de la Escuela de Ciencias Sociales de la Universidad Pontificia Bolivariana. Roca resalta que la paz tiene que ver con justicia social, pero también con justicia hídrica, teniendo en cuenta, además, que Colombia tiene una posición de privilegio, pero también de responsabilidad.

Conflictos socioambientales, paz y el modelo extractivo Naciones Unidas, en su investigación Consideraciones ambientales para la construcción de una paz territorial estable, duradera y sostenible en Colombia reconoce que, “Es indispensable considerar la actividad extractiva y sus implicaciones en la construcción de paz, con el fin de evitar que haya una migración de conflictos socioambientales hacia zonas con potencial minero”. Pero, ¿cómo deben entenderse los conflictos socioambientales? La Universidad del Rosario los define como situaciones que, “Involucran a las autoridades encargadas de otorgar las autorizaciones para la realización de los proyectos, además de las comunidades y organizaciones locales, a los pueblos indígenas, a las comunidades negras, a los dueños de los proyectos (empresas), a las organizaciones no gubernamentales e, incluso, a los grupos al margen de la ley”. La explotación petrolera por parte de la multinacional Hupecol, a un par de kilómetros del Parque Nacional Tinigua y a 65 kilómetros de Caño Cristales, que fue suspendida luego de la movilización social en contra de las intervenciones, es, por ejemplo, un conflicto socioambiental; también

En zonas inundables como las de los Llanos Orientales o las sabanas de Antioquia limítrofes con Córdoba y Sucre, el agua ha sido factor de conflictos asociados a la tierra. Foto: Paulina Tejada Tirado.

todas las luchas de Ríos Vivos ante la construcción de hidroeléctricas que desplazan comunidades, como se hizo referencia en ediciones pasadas de Contexto, respecto al caso Hidroituango. Todos los conflictos socioambientales tienen un elemento en común: agua. Ya sea por la minería, el petróleo o represamiento, porque necesitan de ella para su desarrollo. Danilo Urrea Camargo, integrante de CENSAT, facilitador regional de Amigos de la Tierra de América Latina y el Caribe y representante de esta organización ambientalista en los diálogos con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), explica que en Colombia se construye un proceso de paz neoliberal, que implica el fortalecimiento de un modelo económico extractivo: “La inversión extranjera que se busca atraer para el posacuerdo está muy enfocada a las necesidades de explotación. Pero, sin la participación social no será posible un modelo de inversión económica extranjera, en la que resulte beneficiado el ambiente en Colombia”. Además, considera necesario reconocer a la naturaleza como otra víctima del conflicto, porque “no puede haber reparación integral de hombres y mujeres, sino hay reparación de la naturaleza que le dio formas de subsistencia a las personas ante los conflictos”. Con la reparación, los campesinos retornan al campo del que una vez fueron desplazados, hay una nueva gestión del territorio y se repiensa el uso de la naturaleza. Para el biólogo David Vanegas Giraldo, el país está en un momento crucial, para decidir qué tipo de conservación del agua implementará y opina que la respuesta está en la conservación y aprovechamiento sostenible del recurso, porque, “Lo que no se usa no se siente, claro está, respetando los ciclos hídricos que mantienen la agricultura y salud alimentaria del país”.

Gestión del agua y territorios con potencia hídrica Para las Naciones Unidas, la implementación de la Reforma Rural Integral es un reto, porque “Debe tenerse especial cuidado en la vocación natural de los territorios para su uso en el posacuerdo”. Hablar de tierras cam-

pesinas significa estudiar qué actividades se han desarrollado y pueden desarrollarse en cada zona del país y cuáles de esas labores respetan el ecosistema que se está habitando para evitar, así, una destrucción del patrimonio natural que nos correspondió por suerte. Páramos y humedales son dos ecosistemas ricos en agua del país. De los primeros, hay 35 complejos en todo el territorio nacional, están ubicados en la alta montaña (muchos de ellos en los Andes) y sus plantas tienen la capacidad de absorber la neblina para convertirla en agua; de ellos se desprenden quebradas que forman ríos, que luego alimentan embalses e irrigan los territorios del agro. El libro Colombia anfibia, producto de una investigación del Instituto Humboldt y el Fondo para la Adaptación, por su parte, define a los humedales como “Ecosistemas que, debido a condiciones geomorfológicas e hidrológicas, permiten la acumulación de agua temporal o permanentemente y dan lugar a un tipo característico de suelo y/o a organismos adaptados a estas condiciones”. 26 % del territorio nacional es humedal y en gran parte de estas zonas está asentada la población y la actividad económica. “Hay que aceptar que el territorio de agua necesita una gestión diferencial. No puede tenerse una gestión única para todos los humedales”, afirma Úrsula Jaramillo Villa, bióloga e investigadora del Instituto Humboldt. Además, resalta que hoy algunas de estas “zonas bien inundadas” se utilizan para la minería, agricultura, ganadería, industria petrolera o vivimos en ellas. “En esas áreas se deben fomentar estrategias de desarrollo que permitan mantener las actividades que ya están ahí, pero reconociendo que son humedales”, concluye Jaramillo. Hablar de agua y territorio significa una reflexión para la sostenibilidad y el desarrollo a largo plazo, más en un país biodiverso como el nuestro. Está claro que la economía del país depende de la explotación, pero esa posibilidad que permite el escenario de los posacuerdos (porque se trata de más de un proceso de paz) da una oportunidad para repensar los ecosistemas –su posibilidad de resiliencia para renovar la oferta natural– y entender que Colombia sí tiene muchos recursos, pero son limitados.


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Caño Cristales

LAS AGUAS DEL REALISMO MÁGICO Paulina Tejada Tirado / paulina.tejada@upb.edu.co

El arcoíris se mudó al río. Se aburrió de la quietud de las nubes y se fue a nadar con los peces, a danzar entre las estrechas cascadas y acariciar las rocas que fluyen con el agua. Decidió atravesar como un lienzo todo un pedazo de Colombia, ese país que tiene cara de realismo mágico y que, desde entonces, en su corazón brota un río de cinco colores. Tremenda sorpresa se llevó el aviador Aldo Leonardo, en 1950, mientras sobrevolaba la Serranía de La Macarena, cuando sus ojos vieron que la selva estaba pintada de rojo, amarillo, azul, verde, y negro. Esa misma sorpresa la siente cada turista que visita Caño Cristales por primera vez, pues además de ser el punto de encuentro entre tres de los ecosistemas más poderosos del planeta -los Andes, la Amazonía y la Orinoquía-, es un paraíso que respira vida y colores, a pesar de todo. Hoy, después de más de tres décadas de convivencia obligada con las FARC, que controlaban casi la totalidad de las zonas rurales del departamento del Meta, los habitantes de La Macarena tienen cientos de historias por contar y un futuro que se ilumina gracias al turismo. Ellos, a pesar de haber visto más guerras que el coronel Aureliano Buendía, no sufren de la peste del olvido y sueñan con convertir su tierra en un paraíso de nuevas oportunidades. Raúl Moreno, profesor de la única escuela del municipio y líder de la comunidad, afirma con la entonación, la pertenencia y la esperanza de un joropo llanero que, “En Colombia somos más los buenos que los malos y tenemos que entender que de la guerra solo quedan las muertes y la destrucción, en cambio de la paz y la reconciliación quedan oportunidades para la juventud y la niñez. Nosotros somos la evidencia”. Y es que, como lo recuerda Marinelda Hernández, guía turística, madre de tres hijos y técnica en Manejo Ambiental, por mucho tiempo, “los de botas de caucho, sudaderas negras, camisas de esqueleto y grandes armas”, entre ellos, el Mono Jojoy, bajaban del monte a presidir la Junta de Acción

Paradójicamente, ese velo de miedo e inseguridad que cubrió al municipio por tantos años, también protegió los colores de Caño Cristales.

Comunal del pueblo, acompañados de bellas mujeres en lujosas camionetas, volviéndose el ejemplo a seguir para los muchachos, que crecían en un rincón olvidado por el Estado. Las familias, por su lado, comenzaron a ver en los cultivos de coca una fuente de ingresos segura y fue la única manera en la que el pueblo pudo encontrar tenues visos de desarrollo en infraestructura, salud y comunicación. Sin la economía del narcotráfico y la presencia de las FARC, no existiría la iglesia del parque ni varios hoteles, puentes rudimentarios y pequeñas vías, de las que hoy el turismo se alimenta. Paradójicamente, ese velo de miedo e inseguridad que cubrió al municipio por tantos años, también protegió los colores de Caño Cristales y todo el ecosistema que rodea la Sierra de La Macarena, de posibles explotaciones petroleras y mineras, pues esta zona, es una tierra rica en hidrocarburos, minerales y crudo. Precisamente, en abril de este año, la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, ANLA, otorgó una licencia a la empresa estadounidense Hupecol, autorizándola para realizar una exploración de hidrocarburos en cerca de 150 puntos diferentes, alrededor de 30 000 hectáreas de la zona. A pesar de que dicha concesión haya considerado territorios que están a una distancia considerable de Caño Cristales, según Javier Parra, representante de Cormacarena, la autoridad ambiental del departamento del Meta, “Igualmente hace parte de un mismo ecosistema que se vería directamente afectado”. La ciudadanía ejerció presión a través de marchas comunitarias y movilizaciones por las redes sociales, para impedir dicho evento, sin embargo, según Parra, además de estas protestas, “Fue un estudio técnico elaborado por Cormacarena, basado en el Plan de Manejo Ambiental de estas zonas, que decía que era desfavorable la intervención en esta área y que contemplaba restricciones sobre ciertas actividades, como la otorgada por la ANLA, el que ayudó a que dicha entidad se echara para atrás con el proyecto”. Y, aunque la licencia se encuentre actualmente en apelación, el funcionario afirma que, “Todavía pueden existir más bloques susceptibles a este tipo de concesiones, pues lastimosamente en Colombia hay cientos de territorios que no cuentan con estudios que los protejan”. Sin embargo, los habitantes de La Macarena saben lo que tienen y ha-

Caño Cristales es el único río del mundo en el que crece la Macarenia Clavigera, una planta acuática que lo tiñe de múltiples colores, convirtiéndolo en un gran atractivo turístico. Foto: Paulina Tejada Tirado.

rán todo lo que esté en sus manos para preservarlo; desde gestos como el de Marinelda, que siempre destina un bolsillo de su mochila para guardar toda la basura que encuentra en el camino, hasta la charla ambiental obligatoria de inducción para todos los visitantes, en la cual se comunican las condiciones y restricciones, que exige la entrada al parque natural, por ejemplo, no pisar la planta acuática o no utilizar protector solar ni insecticidas. Así lo expresa orgullosamente Mari, como le gusta que la llamen, “La naturaleza es la materia prima de este municipio y debemos cuidarla con cada uno de nuestros actos”. De esta manera, solo con un compromiso colectivo entre turistas

y locales, este pulmón, no verde, sino multicolor, seguirá pintando de sueños toda una región. Además de esto, La Macarena es uno de los cinco municipios pilotos en el plan del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, Turismo, paz y convivencia, cuyo propósito es desarrollar territorios para el turismo, a través de una cultura de trabajo comunitario y prácticas sostenibles. Para Raúl Moreno, profesor de la escuela y gestor cultural de La Macarena, “La conservación ambiental, la participación de la comunidad y el intercambio cultural son los tres ejes del ecoturismo que queremos llevar a cabo aquí”. Es gracias a esto, que las 35 familias que de alguna manera se


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beneficiaban del turismo en el 2008, se han multiplicado y ahora son más de 550 familias, cuyo trabajo gira en torno a esta actividad. “El 80 % de los prestadores de servicio son jóvenes en acción y constructores de paz, como me gusta llamarlos. Son artesanos, cocineros, transportadores fluviales y terrestres, guías turísticos, bailarines y emprendedores, los que están gestando el desarrollo de esta región”, manifiesta Moreno. Los visitantes, por su parte, también responden a este proceso comunitario. En el 2010, según las estadísticas llevadas por Cormacarena, llegaron 1 545 turistas. En el 2015, la cifra subió a 12 282 y para el 2016 se esperan más de 16 000 visitantes. Así como la macarenia clavigera, la planta que florece bajo el agua de Caño Cristales, vuelve de los fuertes periodos de sequía, que entre enero y junio azotan la región, La Macarena renació después de haber sido golpeada por la guerra y hoy el panorama es distinto. Los nuevos retos del municipio consisten en que los locales asistan a clases de inglés durante la temporada baja, en que los niños, como el hijo de Mari, se conviertan en talentosos bailarines de joropo, para las muestras culturales de las que disfrutan los turistas o en que los estudiantes de la escuela reciban cursos sobre gestión ambiental, para convertirse en los nuevos profesionales de la región. Caño Cristales está lejos de Macondo, pero bajo su sol también se respira realismo mágico y, con la excusa de un arcoíris que se fue a bañar en el río, desde allí se están pintando los colores de un nuevo país.

Los nuevos retos del municipio consisten en que los locales asistan a clases de inglés durante la temporada baja.

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La tonalidad magenta de las plantas se debe al constante contraste entre las aguas lluvias y de los rayos del sol. Foto: Paulina Tejada Tirado.

La Sierra de la Macarena no solo conquista a los turistas con su emblemático río de los cinco colores, sino también con variedad de senderos ecológicos, imponentes cascadas, refrescantes piscinas naturales y selvas que resguardan todo tipo de fauna y flora tropical. Foto: Paulina Tejada Tirado.

Solo en invierno, cuando la cantidad del agua impide que el sol seque las plantas, los colores del río pueden apreciarse en su máximo esplendor. Foto: Paulina Tejada Tirado.


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Carlos Ossa

EL POETA DE LAS ESCALINATAS Mateo García / mateo.garcia@upb.edu.co

Hace más de quince años que Carlos Ossa abrió una oficina en el edificio Coltejer. El poeta llega hasta allí todos los días para pensar y escribir. Entonces, se armó de valor y le preguntó, dejando todo prejuicio a un lado, lo que se había cuestionado desde que se sentó a su lado. No entendía cómo alguien podía vivir de la literatura sin ser un escritor famoso. —¿Y vos de qué es lo que vivís? —Preguntó el joven periodista sin pudor alguno. El poeta lo miró y calló por unos segundos, el ruido de los carros que pasaban por la avenida La Playa desapareció. Todo fue silencio, silencio que fue interrumpido por la risa del poeta, que se echó a reír y miró al periodista, que tenía cara de ingenuo, y sostenía firmemente una pequeña libreta azul, que perfectamente podía cargar en su bolsillo, y un lapicero Bic, a la espera de la respuesta para escribir rápidamente, con una letra que solo él entendería. —¿Que de qué vivo?, pues de milagro —respondió, y los dos comenzaron a reír sin importar nada de lo que pasaba a su alrededor.

Primera escena Al periodista le contaron sobre un hombre que era poeta, que tenía una oficina en el edificio Coltejer y abría todos los días de diez de la mañana a cinco de la tarde. Llegó a él, luego de que le mostraran una carta que había escrito sobre el cierre de la librería Nueva, en julio de 2015, que titulaba: “Cerrar librerías, ¡qué vergüenza social!” y estaba firmada por un tal Carlos Ossa. Se la había dado un viejo librero de La Bastilla, don Augusto, quien le dijo que ese hombre se la pasaba todos los días ahí, pensando, escribiendo, conversando, viendo pasar la ciudad, que esa era su oficina y ahí lo podía encontrar. “El hombre tiene una prosa muy interesante, vale la pena conocerlo y, por supuesto, vale la pena leerlo”, aseguró don Augusto. Le pareció una historia llamativa, un poco loca, pero que valía la pena conocer al poeta. Además, ¿cómo dudar de la palabra de don Augusto?, si este se la pasaba leyendo todos los días y había recorrido las líneas de las obras más importantes de la literatura universal.

Segunda escena Pasaron los días y fue a conocer a Carlos Ossa. Era casi mediodía y hacía calor, las calles estaban llenas de transeúntes, que no tenían tiempo de mirar lo que pasaba a su alrededor, todos tenían afán. Llegó al edificio y comenzó a mirar las caras, pero ninguno tenía cara de poeta. “¿Cómo es una cara de poeta? ¿Acaso todos eran como Gonzalo Arango o León de Greiff?”, se preguntó, pero no tenía ni idea, siguió mirando las escalas del Coltejer, las que dan con Junín, al frente de la difunta Nueva, pero no había ningún hombre con cara de poeta. Decidió ir a las que dan con la avenida La Playa y tampoco vio alguna cara de poeta. En ese momento dijo, que si Carlos Ossa existía, seguramente debería de estar escribiendo o leyendo, eso quería decir que no estaba. Caminó hasta La Bastilla, pasando por la calle del Tuvo (le dicen así, porque todo el que está ahí alguna vez tuvo mujer, tuvo casa y tuvo plata), para ir a hablar con don Augusto, solo él le podía dar razón del poeta. Nada pasó, el librero no estaba, quedó en las mismas.

Una postal que para muchos desaparece en la rutina del Centro: Carlos Ossa en su escenario de trabajo. Foto: Mateo García Agudelo.

Dio una vuelta por Junín, para matar el tiempo, pero no encontró nada para hacer. Volvió a las escalas, las que dan con La Playa y vio a un hombre que no estaba la primera vez. Estaba sentado de carrizo y miraba atentamente todo lo que pasaba a su alrededor, se notaba que no se le escapaba ningún detalle. “Ese debe ser”, exclamó. Tenía que estar seguro, no quería hablar con la persona equivocada. Se acercó a un vendedor de lotería y habló con él. —Buenas señor, le pregunto, estoy buscando a un tal Carlos Ossa, él es poeta y me dicen que se hace aquí todo el día. —Ese es que está allá sentado —dijo el lotero, mientras señalaba al mismo hombre que el periodista había observado. Se dirigió lentamente hacia el poeta y mientras subía las escalas, preparó la presentación. —Buenos días, ¿Carlos? —Mucho gusto, Carlos Ossa. —Mucho gusto, soy periodista y don Augusto, de La Bastilla, me habló de usted, me dijo que usted era poeta. —Eso dice la gente, dicen que yo soy el poeta de las escalinatas —respondió el poeta mientras se reía. —Es para ver si me da una entrevista, me contaron sobre usted y quiero escribir su historia.

El poeta volvió a reírse, miró a su alrededor, miró los carros que pasaban, los vendedores ambulantes y exclamó: “Pues bienvenido, sentate”. De inmediato el periodista tomó asiento, se puso cómodo en la oficina y sacó de su bolsillo una libreta y un lapicero.

Tercera escena Era 1960 y seguramente, en Puerto Berrío hacía calor. Carlos Ossa, que nació en Remedios hace 73 años, llevaba algunos años viviendo en este lugar y la relación con la literatura se hacía cada vez más estrecha. Carlos vio la necesidad de escribir inspirado por las lecturas que venía haciendo. El reposo del guerrero, de Christiane Rochefort, fue una de estas. “Cuando uno se integra con la lectura, aparece el deseo de escribir lo propio”, comentó Ossa. Y así fue, el deseo se convirtió en realidad y comenzó a escribir, sin dejar a un lado la lectura. Por esa época fue que se conformó el Grupo Puerto, unos amigos medio bohemios y medio intelectuales, que deseaban ser escritores.

Cuarta escena Puerto Berrío, Antioquia, enero de 1964. Al caluroso Puerto llegó el fundador del Nadaísmo, Gonzalo Arango. Estaba de paso, pero se quedó cuando le contaron que existía un grupo de muchachos afiebrados por la literatura. Para entonces, el Grupo Puerto, lo único que había hecho era un manifiesto en rechazo a los que comentaban que eran los loquitos del Puerto. Eso llamó la atención de Gonzalo.


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Carlos recuerda que era un hombre muy generoso en todo sentido, además, “no hacía alarde de nada, parecía como uno más de nosotros, nos hacía sentir bien”. Hablaron de poesía y literatura, ellos estuvieron muy emocionados, pues, “nosotros los leíamos mucho a ellos —a los nadaístas—, comprábamos todos los suplementos, para saber qué estaban haciendo”. Gonzalo Arango los leyó y les dijo que iban por buen camino, los animó a escribir. El poeta nadaísta “fue un azar maravilloso, de esos regalos que da la vida, porque con eso no contaba nadie, ni él ni nosotros. Nos estimuló mucho, que siguiéramos escribiendo, que veía talento en todo el grupo”. Finalizaba la década del 70 y Carlos Ossa, a sus 35 años, llegó a Medellín. Las posibilidades económicas en el Puerto estaban ahogadas y en la capital paisa podía encontrar algo mejor, además de mejores posibilidades en cuanto sus aspiraciones literarias. Si había vivido por la literatura, ahora quería vivir de la literatura.

Quinta escena Encontró trabajo como revistero, pero no aguantó tanta presión. Para lo único que ha servido toda la vida es para escribir, por eso declamó alguna vez: “Soy un fracaso en los aspectos prácticos de la vida”. Fue heladero, revistero, bibliotecario y otros oficios relacionados con el arte de escribir. Él es un trashumante de los oficios. Ha publicado más de 23 títulos, siete de poesía, siete de narrativa y otros que no tienen un género definido. Su primera publicación fue Poemas del Grupo Puerto, en 1980, desde ahí no dejó de hacerlo, todos los hace por su cuenta, los vende él mismo y unos amigos libreros le ayudan.

Sexta escena La llegada a la ciudad le permitió hacerse un espacio como escritor. Comenzó a colaborar con algunos medios, como el suplemento de El Colombiano y la Revista Universidad de Antioquia, pero la cosa no terminó muy bien.

Séptima escena Conoció una Medellín bohemia, la ciudad de la noche que lo fue arrastrando lentamente, trago tras trago. Tal vez ahí terminaron todas sus posibilidades, porque desapareció del mapa literario de la ciudad. Llegó a raspar hielo, para pagar un cuarto en el que vivía.

Era 1960 y seguramente, en Puerto Berrío hacía calor. Carlos Ossa, que nació en Remedios hace 73 años, llevaba algunos años viviendo en este lugar y la relación con la literatura se hacía cada vez más estrecha. Carlos vio la necesidad de escribir inspirado por las lecturas que venía haciendo.

Octava escena Dejó la bohemia, esa vida quedó atrás y volvió al arte de escribir. Tal vez era demasiado tarde. Casualmente por esos mismos años, terminando el siglo, llegó por azar al edificio Coltejer. Y ahí estaba él, más de 15 años después, hablando con un periodista sobre literatura y poesía. —Entonces, ¿vos cómo definís la poesía? —Preguntó el periodista. — Siempre he dicho que definir ha sido de dioses y si hay algo difícil de definir es la magia. Cualquier atrevimiento que uno intente con la definición se quedará corto, y no solamente corto, sino que no da la idea exacta de lo que es esa realidad poética —dijo el poeta de una manera muy romántica.

Novena escena Una mañana cualquiera, el periodista lo fue a buscar. El poeta no estaba, pero sabía exactamente en qué lugar se encontraba. Fue al viejo Club Unión y lo encontró en la cafetería escribiendo. No lo quiso saludar, no podía interrumpir su trabajo, mejor se fue a andar por ahí, para luego ir a visitarlo a la oficina. Y es que Carlos escribe en el Centro Comercial Unión, aproximadamente dos horas diarias. A las ocho en punto está ahí, es un lugar tranquilo, silencioso. “Porque todo sueño, el más desatinado, el más fantasioso, el más inverosímil, es siempre una realidad que espera su turno”, escribió alguna vez.

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Décima escena Más de un año había pasado desde su primer encuentro; los dos, por azar de la vida, se siguieron viendo cada vez que el periodista iba al centro, las escalas del Coltejer se volvieron una parada obligada para él. Era una tarde de noviembre de 2016 y hacía calor. El periodista llegó a buscar al poeta, pero no lo encontró. No sabía qué hacer, se sentó a esperarlo, la oficina todavía no cerraba sus puertas y había posibilidades de tener un encuentro con el poeta. Al frente de esta se gritaba a todo pulmón: “Siete maduros por dos mil, traídos desde Armenia”. Esos gritos se combinaban con la voz de Rodolfo Aicardi, que sonaba a lo lejos, anunciando que diciembre estaba a punto de llegar. Pasó media hora, el sol se vio amenazado por una leve llovizna, que obligó a los transeúntes a sacar sus paraguas y justo cuando se iba a marchar, apareció el poeta. R —Mi querido periodista —exclamó alegremente. —Carlos, ¿cómo va todo? Hablaron unos momentos de la vida, de la ciudad, del periodismo, de literatura, de Roberto Bolaño. El periodista debía romper el hielo, para poderle decir cuál era el verdadero motivo de su visita. —¿Cómo te parece que voy a volver a escribir sobre vos? —No jodás hombre, ¿otra vez?, ¿qué más vas a decir? —dijo el poeta con una voz burlesca. —Algo me inventaré.

Epílogo (o continuación de la introducción) Las risas terminaron, los dos se pusieron serios. Otra vez imperó el silencio, los carros dejaron de pasar. El poeta miró al periodista y exclamó, o declamó: “aunque parezca irreal, vivo de la literatura, gracias a algunas colaboraciones que me generan un salario… pero, un salario de poeta”. Las risas volvieron y ahí comenzó la historia. El periodista se marchó y el poeta se quedó, porque apenas era mediodía y la oficina no se cierra hasta las cinco de la tarde.

En nuestra web, colaboración de la Red Colombiana de Periodismo Universitario, capítulo Antioquia:

SEGÚN ESTUDIO DE ORGANIZACIÓN NO GUBERNAMENTAL MEDELLÍN, TERCERA CIUDAD CON MÁS CASOS DE MATONEO ESCOLAR Después de Barranquilla y Bogotá, Medellín es la tercera ciudad con más casos de matoneo escolar, afirmó la Fundación Amigos Unidos. Psicólogos, organizaciones sociales y escolares y profesionales de las ciencias humanas han expresado su preocupación por el aumento de este fenómeno entre los jóvenes. Por Isabel Cristina Eusse Cardona / isabel.eusseca@amigo.edu.co Periódico Sextante, Universidad Católica Luis Amigó. Encuéntrelo en periodicocontexto.wix.com/contexto, sección Este tiempo.


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Shakespeare y Cervantes

400 AÑOS DE INMORTALIDAD Yorley Ruiz / yorley.ruiz@upb.edu.co

Shakespeare y Cervantes, dos autores que aún viven junto con sus personajes en el mundo actual. Después de 400 años de la muerte de ambos, desde diferentes escenarios culturales, se celebra la existencia de estos grandes, que llegando al corazón de lo humano han roto las fronteras del espacio y del tiempo, convirtiéndose en las principales influencias para escritores contemporáneos. Ambos habitaron épocas decisivas para la cultura de su tiempo. William Shakespeare nació en Inglaterra en 1564, de su biografía se conoce muy poco, incluso, su identidad ha sido tema de discusión para muchos estudiosos, pues algunos creen que se trata del seudónimo de uno de los escritores de renombre de la época. En Inglaterra, el arte dramático se comenzaba a convertir en un espectáculo, del cual la gente del común podía hacer parte, no solo la nobleza. Se construyeron edificaciones poligonales que constituyeron el Teatro Isabelino. Por otro lado, Cervantes habitó el Siglo de Oro, época esplendorosa para España, sobre todo, en las artes y las letras, donde le tocó compartir época con Fray Luis de León, con Lope de Vega, Calderón de la Barca, Francisco de Quevedo, Luis de Góngora y Argote y con los místicos más sobresalientes de la lengua hispana, Santa Teresa y San Juan de la Cruz. Aunque hoy se le reconozca por sus grandes aportes al español, Miguel de Cervantes Saavedra fracasó varias veces como dramaturgo, su vida fue llena de infortunios, su familia tuvo que convertirse al catolicismo para evitar la expulsión, fue herido en la batalla de Lepanto contra los turcos, en 1571, fue exiliado en 1569 y participó luego en siete batallas marítimas, donde los turcos lo retuvieron por cinco años, después trabajó como recaudador de impuestos. Por un desfalco, en el cual se dice no tuvo nada que ver, lo metieron a la cárcel en 1598; allí comenzó a escribir el Quijote, que terminó en 1604. Y murió, al igual que Shakespeare, en 1616.

Visionarios de su lengua

Tanto Shakespeare como Cervantes hicieron grandes aportes a sus lenguas; Shakespeare al inglés y Cervantes al naciente español. De Cervantes Saavedra logró imitar, dentro de su obra, el lenguaje de arrieros, de galeotes, logró incorporar expresiones que desafiaban el estilo barroco propio de su época, a partir de una narración más ligera, sencilla y menos rebuscada. Él logró llegar al corazón de las palabras y así, a partir del sentido de las mismas, lograr ese sentido del humor que caracteriza los relatos de el Quijote. Juan Carlos Vergara, dentro de un análisis para la revista Con-Textos de la Universidad de Medellín, explica cómo la palabra parecer dentro de la obra del Hidalgo, permite un juego entre el mundo real y el mundo virtual de este personaje; para demostrarlo usa expresiones como: “Con este pensamiento

Músicos, escritores y editores se encontraron en la pasada Fiesta del Libro y la Cultura para reconocer la obra de Shakespeare y Cervantes. Foto: Yorley Ruiz.

guío a Rocinante hacia su aldea, el cual casi conociendo la querencia, con tanta gana, comenzó a caminar, que parecía que no ponía los pies en el suelo”. Otro de los aportes que hizo fue desde la creación de la novela. Reinaldo Spitaletta, en el prólogo del reciente libro Gigantes de las Letras, lanzado en la Fiesta del Libro y la Cultura de 2016, expresa: “El concepto de héroe, que los griegos llevan a sus expresión más alta con Odiseo, se transforma. Ya el protagonista no es un ser casi invulnerable, triunfador, invicto, sino, que sufre y padece desdichas y puede ser herido y perseguido. Puede ser un rey de burlas. No es personaje de epopeya”. Con esto da paso a la novela moderna, con una narrativa más compleja, donde hay gran variedad de personajes con voz propia y donde la espacialidad y la temporalidad, incluso, la realidad y la imaginación tienen una breve frontera.

Conocedores del alma humana

No solo el aporte a sus lenguas particulares ha sido lo que les ha permitido llegar a nuestros días con tanta vigencia, sino, también, los temas de sus obras y los personajes que padecen dichas situaciones, que al parecer no son tan lejanos a nuestra época. Shakespeare, desde su obra contrapone temas complejos como el

amor y el odio, triunfos y derrotas, alegrías y tristezas, lealtades y traiciones. Shakespeare dentro de sus obras hace reflexiones sobre la sociología, la ética, la política y demás temas relacionados con lo humano. Para Shakespeare no hay distinción entre vida y muerte, no encuentra barreras para sacar a sus personajes, uno de esos ejemplos está en Hamlet, donde uno de los personajes es un espectro, con esto rompe paradigmas tradicionales. Dentro de la obra de Cervantes, la libertad, según el análisis que hace Alberto Velásquez para el libro Gigantes de las letras, de la Editorial Universidad Pontificia Bolivariana, expresa que Saavedra “defendió con terquedad la libertad”, dentro de su novela desafía las autoridades de la época, se burla de la razón desde la locura. Su lectura profunda de la época que habitó, no solo le permitió dominar su lengua, sino meterse en el corazón del ser humano y retratarlo, desde sus más íntimas y delirantes situaciones.

Antioquia y Cervantes

La universalidad de estas obras ha tocado el suelo latinoamericano, entre las innumerables traducciones de estos grandes, ha influenciado a autores como García Márquez, Cortázar y Borges. En Antioquia existió un grupo de escritores que se declaró cervantista, que siguiendo el cuidado por la lengua española, se convirtieron en perpetua-

dores de la obra de Cervantes en este contexto: José Restrepo, Tomás Carrasquilla y León de Greiff, entre otros. Reinaldo Spitalleta explica que leer el Quijote de La Mancha es para los antioqueños de suma importancia, debido a que hay muchas cosas de esa España antigua, que aún hoy habita en nuestros días. Conciertos de cámara, obras de teatro, adaptaciones, homenajes, extensos estudios y demás actividades y productos, que tuvieron como motivo a estos dos escritores, muestran que su legado está vivo entre nosotros. Sus personajes parecen habitar las calles y la memoria de la gente, es una inmortalidad que hasta ahora cumple 400 siglos y, por su vigencia, parece joven.

No solo el aporte a sus lenguas particulares ha sido lo que les ha permitido llegar a nuestros días con tanta vigencia, sino, también, los temas de sus obras y los personajes que padecen dichas situaciones, que al parecer no son tan lejanos a nuestra época.


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Un oficio que es tendencia

LA MODA DE BLOGUEAR Cristian Camilo Castro Bolívar / cristian.castro@upb.edu.co

Un blog, conocido también como weblog o bitácora, es un sitio web que recopila cronológicamente textos o artículos de uno o varios autores. Habitualmente, los lectores pueden escribir sus comentarios y el autor darles respuesta, de forma que es posible establecer un diálogo. Los blogs y las redes sociales constituyen uno de los fenómenos que ha acompañado a la proliferación del uso de las tecnologías de la información y la comunicación, en especial, el avance de internet como medio masivo de comunicación. Los medios tradicionales han ido perdiendo fuerza como referentes de información, opinión e interacción, especialmente, para toda una generación de jóvenes, que ha crecido conectada a la red, conocidos como “nativos digitales” y su capacidad de influencia se ha visto sustituida por la de cientos de miles de usuarios anónimos, que publican sus puntos de vista.

Despiramidación de la información

Las redes sociales modifican por sí mismas los gustos y las modas, influyendo enormemente sobre la percepción de lo que es moda y lo que no. Actualmente, las herramientas web tienen un poder decisivo como forjadores de tendencias. En este sentido, desarrollan un papel crucial los llamados prosumidores, usuarios que se identifican con una marca o idea, de tal forma que se convierten en un efectivo canal de comunicación. Hablando específicamente del tema de la moda, gracias a la incursión de internet y las redes sociales, cualquier persona con un estilo definido y particular, puede convertirse en la próxima inspiración de una colección de moda en cualquier parte del mundo. Si antes las tendencias surgían de la cumbre donde estaban los grandes diseñadores, hoy la dinámica es más horizontal que vertical. El fenómeno de los blogs de moda es un buen ejemplo de esta revolución de la información, a lo largo de los últimos años han ido creciendo en número, popularidad e influencia, hasta convertirse en una referencia para los consumidores, que los consultan en busca de consejos y criterios de estilo, pero también, para las marcas, que cuentan con ellos para dar a conocer sus productos y novedades. En Colombia, el auge de los blogs de moda inició en el 2012, principalmente en Bogotá y Medellín. Aunque no se sabe realmente cuál fue el primer blog de moda en el país, el blog Criollo Glam es considerado el primero en hablar de moda en el 2007. Andrés García, quien es comunicador social periodista y creador del blog de moda masculina Sttylista, el cual inició en el 2013, considera que dentro de las características que debe tener alguien para ser denominado como bloguero de moda en Medellín y en cualquier parte del mundo, es la buena documentación en cuanto al contexto de moda nacional e internacional, para que este tenga unas buenas bases a la hora de escribir. También considera que es importante tener una buena relación con diseñadores, marcas y agencias de relaciones públicas, para estar siempre conectados con todo lo que pase en torno a la moda de manera local. Además, considera importante que tanto la persona que esté a cargo del blog como el blog tengan una imagen definida, saber cuál es su estilo, el tono a la hora de escribir y el tipo de mensajes que quieren transmitir.

Blogueros con gente que los lee

Según Schiffman en Comportamiento del consumidor: “La comunicación digital, hace posible el intercambio interactivo en dos sentidos, en el cual los consumidores responden de manera casi instantánea al mensaje del comerciante”. Pero esto no sería posible si la sociedad no aceptara ni adoptara estás nuevas dinámicas

Kevin López, creador del blog Fabulous Matters, con cuatro años en la Web. Foto: Cristian Camilo Castro Bolívar.

de comunicación e información y, efectivamente, lo están haciendo. El Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, para el año 2015, creó una lista de los perfiles digitales que los colombianos tienen y se determinó que el 33 % son novatos interesados, el 31 % son avanzados digitales, el 19 % son desconocedores, el 12 % son curiosos exploradores y solo el 6 % son apáticos a internet. Lo cual demuestra la fuerza y la importancia de la web en la vida de los colombianos, en donde, dependiendo del perfil, esta herramienta se usa para ponerse en contacto con amigos o familiares y, eventualmente, ver fotos y videos, hasta realizar transacciones bancarias y asuntos que impliquen alta confidencialidad. El prosumismo, como una perspectiva de estilo de vida, se ha ido posicionando cada día más; de esta manera, las nuevas formas de comunicación y de consumo se están instalando en la sociedad de forma rápida y constante, el consumidor de hoy es el nuevo “prosumidor”; sin embargo, con la dinámica constante y variable de la era digital, en un futuro estos pueden cambiar.

Las marcas que adoptan blogueros

Kevin López, estudiante de Comunicación Social – Periodismo y creador del blog Fabulous Matters, el cual lleva cuatro años y con el que ganó el premio a “Mejor Blog Masculino” de los Colombian Fashion Blogger Awards 2016, piensa que las redes sociales y los medios digitales revolucionaron la forma en la que se ve la comunicación y el mercadeo que realizan las marcas, las cuales están comenzando a entender que todos estos influencers, bloggers, instagramers, youtubers, esos personajes “comunes”, que dentro de una red social, en específico, comienzan a ser líderes de opinión; tienen un rol muy importante, porque son

muy cercanos a sus audiencias, las saben entender perfectamente y, por esto mismo, saben qué contenidos entregarles. De esta forma, las marcas ven a estos influencers, especialmente a los blogueros, como un eslabón importante en sus estrategias de mercade, para lograr llegarle de una manera cercana y directa a sus públicos, porque una publicidad en medios masivos no va a ser tan efectiva, como un mensaje semidirecto de una persona con la que fácilmente el usuario se puede comparar. Es muy importante que las marcas busquen a blogueros no solo por la cantidad de seguidores. Específicamente, Levi’s Colombia, desde el área digital, a la hora de buscar un bloguero o influenciador, se fija en que este tenga afinidad con la marca, una buena audiencia, que esa audiencia sea real y que exista una buena interacción con sus seguidores y así lograr que la marca pueda reflejar lo que es su identidad en la persona que la va a representar, llegando a ser una extensión sin necesidad de hacer parte de la empresa. Por esto, en Colombia, marcas como Natura, Inexmoda, Tennis, Punto Blanco, Adidas, Mundo Único, Levi’s, entre otras, tienen como fuerte en sus estrategias de mercadeo a los blogueros de moda, los cuales logran cumplir objetivos y generar cercanía con sus clientes. Muchas más marcas, no solo de moda, están implementando estás estrategias. Los Fashion Bloggers son entonces, una clase de “prosumidores”, con influencia en las redes como: Youtube, Instagram, Facebook, Twitter, Pinterest, etc., que con el tiempo se han ido posicionando, a tal punto de influenciar en las decisiones de compra, actuando como verdaderos altavoces, para dar a conocer productos y servicios. Aunque el blog fue creado en un primer momento como herramienta de expresión ciudadana, los blogs tienen hoy en día un carácter comercial de gran relevancia, para cualquier empresario que pretenda posicionar su negocio en la red. Debido a que un bloguero tiene el poder de esparcir muy rápidamente información.


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Parte importante de la historia musical de la región

EL VALLENATO EN SU ETERNA PRIMAVERA Miguel Osorio Montoya / miguel.osorio@upb.edu.co

Más allá de las ventas de discos, de los éxitos de programación de la radio comercial, el vallenato en Medellín tiene una historia amplia. Como los viejos juglares, Jaime Rodríguez camina por la 70, con la mirada gacha. Al igual que ellos, toca con lentitud un acordeón azul. A diferencia de esos juglares, no deambula por pueblos y caseríos de la costa atlántica. No lleva noticias ni crónicas, como ellos. Jaime camina por una de las avenidas más comerciales de la ciudad. Busca clientes. Se recuesta en un Renault 4, al que llama con cariño “la Limosina”. Y, con total tranquilidad, sentencia: “Yo llegué hace 40 años de Bogotá. Aquí decían que el vallenato era corroncho, de mal gusto”. Aún recostado sobre su carro, respira y termina su sentencia: “Llevo 30 años tocando en la 70, aquí se me fue la juventud”. Termina de hablar y deja salir una risa corta, que se apaga en el ruido de la noche. La música vallenata está presente a lo largo de toda la 70: cerca a la estación del metro está El Templo del Vallenato, un lugar que rinde tributo a esta música originaria del Valle de Upar. En el cruce de San Juan con la 70 está El Cacique, un sitio concebido bajo la figura del cantante Diomedes Díaz. Allí la gente suele pasar y tomarse fotos con un Diomedes de cartón de tamaño real. Los conjuntos vallenatos caminan de arriba abajo en busca de clientes. Y los encuentran, porque el vallenato es mercancía pura en la 70. Pero no siempre fue así. La música de acordeón no fue bien vista en Antioquia en un comienzo. No era fácil para los antioqueños escuchar una música lejana, de una provincia a la que no conocían y por la cual no sentían empatía. La historiadora y profesora de la UPB, Libia Restrepo, dice que: “En Antioquia hemos sido muy regionalistas, muy excluyentes”. Por eso, en Medellín, la música vallenata fue despreciada y considerada, en las palabras de Libia, “Música de negros y de fandango”. Pero, paradójicamente, desde el año 46 se escuchaba música vallenata en Antioquia. Para ese entonces, se comenzaron a escuchar las canciones de Guillermo Buitrago, que eran vallenatos interpretados con guitarra. Esa música de Buitrago tuvo una influencia notable en la música parrandera antioqueña. Reinaldo Spitaletta, periodista y director del programa radial Medellín anverso y reverso, asegura que las élites antioqueñas consideraban que la única música colombiana era la andina. Spitaletta también recalca la influencia que tuvo la música de Buitrago sobre la que se hacía en Antioquia: “En todas partes se va a escuchar la música de Buitrago. Aquí, en las década del 50, se va a crear un género que es el parrandero. Esa música tiene unas letras picarescas e imitan a esos ritmos del paseo, del

son y del merengue vallenato”. Pese a que Buitrago grababa los versos de los compositores de La Provincia y es bien sabido que hasta llegó a parrandear con Emiliano Zuleta Baquero, la música vallenata, como la conocemos, va aparecer mucho tiempo después en la ciudad. El vallenato con acordeón sí va a generar una gran resistencia en el público antioqueño, que estaba acostumbrado a escuchar otros ritmos.

Una música rural en la urbe

La música vallenata tradicional es, ante todo, una música campesina. Es mediante versos que el compositor halaga el paisaje, admira el río diáfano y relaciona la belleza de la Sierra Nevada con la de una mujer. El juglar, muchas veces a lomo de burro, llevaba noticias de un pueblo a otro. Los campesinos se acomodaban para escuchar qué había de nuevo, qué había pasado en tal pueblo y quién había muerto en aquel otro. En su libro 100 años de vallenato, los periodistas Daniel Samper Pizano y Pilar Tafur exponen que hay registro de esta música desde el siglo XIX. Y, aclaran que, “lo curioso es que el auge del vallenato, más allá de sus fronteras regionales es relativamente reciente: no llega a un siglo. En cambio, las raíces de los cantos se hunden en el siglo XIX”. Bastante tiempo tuvo que pasar para que el vallenato se hiciera presente en las grandes ciudades del país. En ese proceso, sin duda, ayudaron las migraciones producto de la violencia en el campo; la conformación del Festival Vallenato, los aportes de la vallenatóloga y ministra de Cultura, Consuelo Araújo Noguera y el auge de los medios de comunicación. Para comprender el fenómeno vallenato en Medellín es indispensable hablar con Marina Quintero, conocida como la embajadora del vallenato en la ciudad. Marina me recibió en su oficina una mañana lluviosa. Ubicada en el primer piso de la Facultad de Educación de la U. de A. y al lado de una venta de libros, en donde se exhiben obras de William Faulkner y Mario Vargas Llosa, la oficina de Marina es el sitio donde puede conjugar sus dos pasiones: la pedagogía y la música vallenata. Antes de la entrevista, hablamos de los versos de Escalona y de cómo hacer un trabajo investigativo sobre vallenato. —¿Tuvo mucha resistencia en la ciudad el vallenato en sus comienzos? —Todavía la tiene. Cuando yo llegué acá, en el año 73 (Marina es

En su agenda, Medellín incluye numerosos eventos masivos que se desarrollan en torno al Vallenato. Foto: Instagram Telemedellín.

ocañera de nacimiento), solo había un programa en que sonaban música vallenata. Se llamaba La hora costeña, en la emisora La voz de las Américas. La gente acá no entiende de lo que yo hablo. Para Marina, a pesar de la acogida que el vallenato tiene en la ciudad, la gente que lo escucha está supeditada a lo comercial. Muy poca gente conoce qué hay detrás de esta música. Lo mismo piensa Walter Villaneda, profesor de Ingeniería Mecánica en la U. de A. en el día y acordeonero en las noches. Walter llegó a Medellín en 1994, proveniente de Cáceres, un municipio del Bajocauca antioqueño. Estando allí, recibió toda la influencia de la sabana. Y, por eso, aprendió a interpretar el acordeón desde los siete años. “El gusto por la música vallenata depende de la formación académica”, dice Walter. Según su experiencia y la de Marina, hay muy poca gente en la ciudad que de verdad aprecia el vallenato. Sobre esto pone una prueba sobre la mesa: “A uno a veces le da rabia cuando lo contratan y le dicen, que toque cualquier cosa, con tal de que haga bulla”. Marina Quintero dirige hace más de 30 años el programa radial Una voz y un acordeón. “Tengo una gran audiencia de profesores, no de alumnos. Tal vez uno que otro me escucha”. El pasado mes de abril estuvo en la Seccional Andes de la U. de A., en un conversatorio sobre vallenato. Con tristeza dice que los jóvenes no acudieron a la charla. A paso seguido, lee unos versos de Gustavo Gutiérrez, que están incluidos en uno de sus libros y comenta: “Los jóvenes de ahora están acostumbrados a otro lenguaje, no entienden la lírica ni la poética de estos versos”. Los jóvenes, en su mayoría, escuchan el vallenato comercial de ahora, que dista mucho del tradicional. La música vallenata es escuchada en Medellín, pero es el impulso co-

mercial lo que la hizo popular. Las casas disqueras también hicieron su parte. En su libro Diomedes Díaz, vivir más no puede, el periodista Óscar Montes relata la historia del primer LP grabado por Diomedes. Lo hizo en la ciudad de Medellín, en los estudios de Codiscos, en 1975. Diomedes estaba tan nervioso que entró al estudio una botella de aguardiente y empezó a beber. Además, se había comido una bandeja paisa que, junto con el aguardiente, le propinó un malestar estomacal. El disco fue un fracaso. Tiempo después, Diomedes pasó a grabar con la CBS de Bogotá, donde se convertiría en el cantante de fama que todos conocimos. En Medellín, las casas disqueras como Discos Fuentes y los medios de comunicación fueron esenciales para propulsar el vallenato. Pero todavía estamos en deuda con esa música: no hay un verdadero estudio de ella, no se mira más allá de una música que sirve para la parranda y el desorden.

El cliente, ¿tiene la razón?

El viejo Jaime Rodríguez sigue en busca de clientes. Es casi la una de la mañana y una brisa fría e intermitente nos acaricia la cara. “Yo me voy a ir para la casa, esto hoy está muerto”, dice Jaime con decepción. A mi lado está todavía Rafael Mora, un cantante de voz prodigiosa y, según dice, primo tercero de Jorge Oñate. Hace nueve años vino de La Paz, Cesar, para “compartir su arte”. “Aquí la música que más nos piden, sin duda, es la de Diomedes Díaz. Pero el cantante que más me gusta a mí es Oñate”, dice Rafael, mientras da un paso adelante. Siguen en busca de clientes. Clientes que ellos no pueden discriminar, así les digan que, “vengan a tocar para que hagan bulla”.


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El poder de lo sobrenatural en un día cualquiera

MAGIA SOBRE PEDIDO Carolina Benjumea Rúa / carolina.benjumear@upb.edu.co

En las concurridas calles del centro de Medellín, se encuentra un mundo que no está escondido, pero sí es poco conocido. Ellos no buscan ser anónimos, buscan ganar más publicidad, repartiendo volantes de “lecturas del tarot”, “lecturas de la mano” y “amarres”, se encuentran los autodenominados “brujos”, que buscan ganar clientes que desconfíen del destino y de su suerte. Caminé por el centro buscando alguno de estos brujos. Algunas personas me dieron consejos como: “Si le van a entregar algo, recíbalo con la mano izquierda, así se cae cualquier brujería que le hayan hecho”; “No juegue con eso, porque puede abrir portales que son muy difíciles de cerrar”; “Váyase con una cruz y una laminita del Sagrado Corazón, para que la proteja”. Algunos inclusive me dijeron: “No le muestre cuánta plata lleva ni el celular, porque ellos lo único que quieren es robarle”. Con tantas advertencias era común sentir nervios. Llegando al parque de Berrío recibí, aproximadamente, cinco volantes que decían “Ligo, atraigo y domino en 24 horas a tu ser amado, no importa edad, sexo o distancia. Retiro toda clase de daños, liberaciones espirituales, rituales para la suerte, retiro huacas. (Absoluta reserva)”. Sin embargo, por la desconfianza que me generaron, decidí ir donde uno que me había recomendado anteriormente alguien, que ya había acudido a sus servicios.

La oficina

En el alboroto característico del centro de Medellín aún se conservan algunas estructuras que lo llenan de armonía. La iglesia de la Veracruz es una de ellas, que entre vendedores ambulantes y comercio, sobresale por su estilo colonial. En esta plaza está el Centro Comercial Las Orquídeas, una vez se entra se siente el olor a hierbas e incienso. Locales de ropa, velas, artículos religiosos, cacharrerías y dulcerías conviven en el mismo pasaje. Cuando se sube al segundo piso, se pueden ver las paredes despintadas, el lugar un tanto desorganizado, los pasamanos de un color marrón quemado, producto de un incendio de hace casi un mes, en el que resultaron afectados algunos locales comerciales y el piso un poco inundado. Entre este lúgubre escenario, en el local 201, sobresale una cortina de color azul, con lunas y soles de color amarillo. Había llegado. En la fila esperé a que el hombre en cuestión saliera, no se podía ver, pero sí se podía escuchar su voz, una voz muy fuerte. Cuando salió, un hombre moreno, de baja estatura, delgado y ya algunas canas, al ver que había un desconocido esperando por él (siendo yo la desconocida), se acercó y me preguntó con voz cortante y seca: “¿Qué hay que hacer?”. Le conté mi situación, sin saber cómo reaccionaría al hecho de que fuera para hacerle una entrevista y no una consulta, lo único que me respondió fue: “Espéreme ahí termino con esta señora y entra usted, vamos a ver qué podemos hacer”. La persona que me dio la dirección de este hombre, lo único que me dijo era que él trabajaba como brujo: “Yo fui un tiempo donde él y me gustó, nunca había ido a algo así, pero cumplió con las expectativas que tenía, si algún día me veo en la necesidad, vuelvo a ir”, pidió que no revelara su nombre ni me quiso dar detalles de los servicios que adquirió de él. Cuando por fin entré, llegué a una habitación muy pequeña, donde solo había una mesa, una cortina al fondo, que tapaba una biblioteca llena de libros, una silla y un ventanal, en el que se podían ver las personas entrando a misa de 6:00 p. m., en la iglesia de la Veracruz. En la mesa estaban las fotos de unos niños, que después me diría eran sus hijos, algunos pasajes de la Biblia y unas cartas. Me entregó su tarjeta, en la que se presenta como “profesor Alirio Dos-Santos, esoterista, radiestecista, cartomántico, naturista, metafísico, soluciones conyugales, quirólogo, enfermedades

en los huesos y de la piel (llagas). Servicio a domicilio”. No cuestiona la labor de los demás, pero al mismo tiempo no comparte su idea de repartir volantes en las calles: “Yo no necesito repartir volantes, el que sabe no necesita venderse, solo se los doy a los que vienen a verme”. Tan seguro está de sus habilidades, que a los 19 años que ingresó a la universidad del CIPAR, se dio cuenta que ya sabía todo lo que allí le enseñaban acerca de curaciones y de psicología (nunca me explicó bien qué estaba estudiando allí). Don Alirio descubrió que podía sanar a los enfermos desde muy joven, pero desde los 15 años, lo empezó a usar como un trabajo al servicio de la comunidad. Empezó en el año 63, cuando a un señor se le cayó su hijo y se quebró la clavícula. “Yo lo vi, puse las manos sobre su cabeza y le curé la clavícula”, asegura Alirio. No es católico, pero sí va a misa; no hace brujería, pero sí sabe sobre esta; y no es un brujo, pero sí tiene poderes difíciles de explicar, que usa para sanar a las personas. Aparte de curar, también lee la fortuna de las manos, lee el tarot y hace amarres, pero todo lo hace en el nombre de Dios, nada contra su ley. Para él, lo más difícil es hacerle creer a los escépticos que su trabajo es real, debido a que hay muchas personas que han dañado el nombre de quienes realizan esta labor, con mentiras y estafas, por esto, a la hora de sanaciones, siempre le pide a sus clientes que le paguen cuando la persona se cure, así está garantizando su trabajo. También afirma que cualquier trabajo sin la presencia de Dios está incompleto, “Yo veo a los doctores y psicólogos, que siempre dicen que curan a las personas, pero nunca les dicen por qué tienen lo que tienen, yo les explico por qué tienen algún dolor o alguna enfermedad”, para él, muchas personas no están enfermas, sino que no están siguiendo el camino de Dios. “Una vez fui donde un padre que se estaba muriendo y nadie sabía por qué, yo hablé con él y le dije que él solo sabía qué tenía, le dije que no podía tener dos vidas, la de Dios y la de la tierra, que escogiera solo la de Dios, el padre después se murió”. Su trabajo es la magia blanca, no está de acuerdo con la magia negra, “es algo peligroso, siempre se usa para hacerle daño a alguien, lo peor es que siempre se le devuelve a quien la hizo”. Cree en los espíritus, de hecho, tuvo un encuentro cercano con uno durante un exorcismo, “Hay muchos tipos de espíritus, todos tenemos uno, que es el que se mueve cuando morimos, pero hay unos que circulan y son malos, usualmente, se le meten a la gente débil” y ahí es cuando llega su trabajo como exorcista, en curar a estas personas que sufren. Realizando un exorcismo en San Antonio a altas horas de la noche, a un hombre que aseguraba haber sido poseído, el espíritu casi lo mata, no quiso dar muchos detalles de esto, pero me recalcó que este tipo de cosas en los que la gente no cree, “son muy reales”. La iglesia siempre se ha declarado escéptica y en contra de la mayoría de estas prácticas, sin embargo, el sacerdote Bernardo Gallego afirma que cualquiera que ayude a otro ser humano, debe ser aceptado, “en el caso de la magia blanca es diferente, si son personas que están ayudando a otras a encontrar paz y reducir un sufrimiento, yo no tendría problema en remitirlo a él”. En cuanto a la magia negra, considera que es deplorable el hecho de que un ser humano le haga daño a otro por cualquier medio, especialmente, que se usen los símbolos sagrados para crear supersti-

Aquí esperan los clientes del profesor Alirio Dos-Santos. Foto: Carolina Benjumea.

ciones, “El mundo de hoy usa los símbolos como bromas, pero no se interesan por buscar a Dios”. En cuanto a los amarres, el tema más popular, me dijo de una forma muy sincera: “Eso es mentira, eso no sirve”, porque a pesar de estar es este mundo tan ilusorio, es muy centrado y no se deja llevar por él. “Cuando la persona viene pidiendo hacer un amarre, primero le pregunto su relación con esta persona y trato de convencerlos de que no es la correcta para ellos, que pueden encontrar a alguien más. Ya si está encaprichada con esa persona, lo hago, pero no se garantiza que funcione, porque si alguien no quiere estar con otra persona, ni siquiera la magia lo puede obligar. Tengo clientes que han venido por seis o siete años a hacerle el amarre a la misma persona y todavía no les funciona”. En ocasiones las personas se confunden y piensan que su trabajo es hacer magia negra, inclusive de las cosas más raras que le han pedido, es que mate a alguien por una herencia, “Óigame, una vez dos hombres me pidieron que matara al hermano, así como si nada, vinieron y me dijeron. Eso nunca lo haría yo, porque Dios todo lo ve”. Una de los principales motivos que tiene para no hacer nada de esto, es por cuidar la vida de sus ocho hijos, “Estos son mis hijos, véalos acá en estas fotos, si yo me pongo a hacer ese tipo de cosas, eso se me devuelve y les pasa a ellos”. Al preguntarle qué tipo de hechizos puede hacer una persona para asegurar que le vaya bien en la vida, lo único que respondió fue: “trabajar. No hay nada que le garantice más su estabilidad y felicidad, que usted mismo luche por ella”. Cuando la fila se creció, me pidió que acabáramos la entrevista, para no seguir haciendo esperar a las personas. Con un “mucha suerte con ese trabajo” y “la próxima viene le hago una consultica” y con la plena seguridad de que no había recibido ningún hechizo de brujería, me despedí, no sin antes pedirle que me hiciera una lectura de la mano, solo por si acaso.


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ROSTROS

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA

CONTEXTO No. 57

Dic. 2016 - Ene. 2017

Volver a los Olímpicos y dejar huella en el rugby colombiano

LO QUE SUEÑAN LAS TUCANES Esteban Arango Escobar / esteban.arango@upb.edu.co

Con apenas dos décadas de haberse establecido los primeros clubes en el país, el rugby colombiano da pasos agigantados. Las Tucanes, abanderadas del fenómeno, en el que se ha constituido la vertiginosa expansión de su deporte, evalúan las claves de los resultados conseguidos y proyectan la ruta de los nuevos objetivos, tras su participación en el torneo de rugby 7’s de los pasados Juegos Olímpicos en Río de Janeiro. Hay deportes profesionales que lideran las listas de los que más dinero producen o de los que realizan los eventos con las mayores audiencias, pero su estatus no corresponde con las exigencias que les imponen a sus atletas, para garantizar una competencia más decorosa y un espectáculo más digno a los espectadores. La disciplina y la integridad quedan subordinadas a la imagen, la popularidad y a otras condiciones, que obedecen a intereses exclusivamente económicos. Sin embargo, en Colombia son más los deportes en los que, sin gozar de tanta fama y sin tener un gran presupuesto o una adecuada infraestructura, los dirigentes, los entrenadores, los atletas y las demás personas involucradas, se las arreglan para seguir subsistiendo o, en el mejor de los casos, para masificar la práctica, desarrollarla y así lograr representar al país en competencias internacionales. Es el caso del rugby, un deporte aficionado, que hasta hace seis años no tenía una federación que lo regulara, pero que, con los esfuerzos de jugadores, que ya llevaban tiempo practicándolo, de foráneos que llegaron al país para contribuir a la formación de los rugbistas y el apoyo de un par de instituciones privadas y públicas, como Gatorade e Indeportes Antioquia, consiguió llevar una selección colombiana a su primera experiencia olímpica. Las Tucanes, como se le conoce al equipo nacional femenino, participaron en el primer torneo de rugby 7’s en la historia de los Juegos Olímpicos. Se clasificaron, luego de coronarse ganadoras del Campeonato Sudamericano en Santa Fe, Argentina, donde vencieron a siete selecciones del continente, incluyendo al combinado local, en el partido que les dio el título y el cupo directo a la competencia en Río de Janeiro. Para Solangie Delgado, quien juega de centro en las Tucanes, la histórica clasificación no fue un acontecimiento fortuito. “Los Juegos Olímpicos son una consecuencia de algo que se

hizo bien; de años de trabajo duro y de un proyecto que se va construyendo paso a paso”, manifiesta. Si bien no lograron los resultados esperados, pues la expectativa era quedar en el noveno lugar, las integrantes de la selección cafetera valoran más el camino recorrido, que el destino alcanzado. “Lo bacano de unos Juegos Olímpicos es ver todo lo que se recorrió, todo lo que se hizo y todo lo que se trabajó para llegar allá”, afirma Delgado, quien también es estudiante de Licenciatura en Educación Física y de Historia. Además, las Tucanes coinciden en que pudieron haberse trepado a una posición más alta en el torneo, pero hubo factores, como la magnitud del evento, la inexperiencia del equipo y el poco conocimiento que tenían de varias de sus contrincantes, que impidieron realizar un mejor desempeño. A Australia, por ejemplo, la seguían por ser referente de su deporte, pero solo habían podido enfrentarla en una ocasión Según Camila Lopera, el equipo estaba haciendo una preparación acorde a las exigencias de la competencia y al nivel de los rivales. “Entrenábamos todos los días, dos veces al día. El gimnasio era inclinado a la competencia y lo hacíamos juntas desde las siete de la mañana”, declara la medio de las Tucanes. Su compañera de selección y del club Athalantas, Nicole Acevedo, explica que la diferencia entre la práctica regular y el entrenamiento preolímpico fue la intensidad. Por lo demás, la estudiante del Instituto Tecnológico Metropolitano, donde también se forma Camila, asegura que se enfocaron en “correr mucho y trabajar la resistencia a la velocidad”. Y en el contacto (tackle), que es lo que ella más disfruta del juego. Entre tanto, José Manuel Diosa, quien viajó a Río como asistente del seleccionador nacional, señala la asesoría extranjera, como uno de los aspectos clave del acondicionamiento de las Tucanes: “Nos acompañó alguien de preparación física y alimentación de la

Las Tucanes reciben el reconocimiento tras su clasificación a los Olímpicos en el estadio Atanasio Girardot. Foto: René Tobón - Federación Colombiana de Rugby.

La delegación de Tucanes en los Juegos Olímpicos Rio 2016. Foto: Federación Colombiana de Rugby.

World Rugby y también otro preparador físico argentino (...). Nos ayudó mucho, porque vimos que el toque estaba en la alimentación. Y logramos que algunas bajaran hasta diez kilos”, cuenta el además entrenador de Solangie, Camila y Nicole en la Selección Antioquia.

Nuevos horizontes para un vuelo que continúa

Más allá de haber vivido una experiencia única, las rugbistas colombianas trajeron de sus tres días de competencia en Río, un aprendizaje valioso, de cara a la planeación de una de sus principales metas: regresar a unos Olímpicos y mejorar la plaza obtenida en su primera actuación. “Lo bueno es que es un ciclo olímpico: se cierra, pero vuelve y se abre; entonces, nuestro objetivo es volver a dar esos pequeños pasos que dimos, desde Bolivarianos, Sudamericanos, Centroamericanos y así sucesivamente, para volver a la cumbre que ya alcanzamos”, indica Solangie, convencida de que van a unos Juegos, debido a que, según ella, van a preparar el cuerpo y la mente con tal propósito. Para entrar al torneo de 7’s en Tokio 2020, las Tucanes cuentan con varias opciones: acceder al único cupo de Suramérica para el Circuito Mundial, porque el otro ya lo tiene Brasil y obtener un buen resultado en dicho certamen, para seguir acudiendo a las paradas. También pueden participar de todos los eventos del ciclo olímpico (Juegos Bolivarianos 2017, Suramericanos 2018, Panamericanos 2019 y el Mundial de EE. UU en 2018) y, por último, pero no menos complejo, repetir la hazaña del 2015 y triunfar en el clasificatorio del continente. Sin embargo, en el calendario aparecen eventos más próximos, a los cuales las rugbistas colombianas tam-

bién planean asistir. “Queremos clasificar a los Juegos Mundiales en Hong Kong y tenemos todas las posibilidades”, es el mensaje de las jugadoras, quienes entienden la necesidad de servirse del mayor fogueo posible, contra las potencias del rugby femenino. La otra gran motivación de las Tucanes es poder dejarle un camino pavimentado a la próxima generación de rugbistas, en un deporte, donde ellas han tenido que andar por mucha trocha. Para Camila, “La idea es que el nivel crezca acá y que crezca también la cultura del rugby. Que haya más jugadores de rugby y que se concienticen con el alto rendimiento”. Diosa ratifica el compromiso de las Tucanes con el rugby cafetero: “Les he escuchado decir que quieren que su proceso se convierta en un legado, para que muchas más chicas sigan su ejemplo”. Son deseos a largo plazo y que demandan sacrificio, pero la consigna para Nicole es clara: “Hay que seguir soñando. Eso fue lo que nos llevó a unos Juegos Olímpicos”. Y si de evaluar a las Tucanes se trata, la autoridad la tiene Laurent Palau, el entrenador que acompañó su vuelo hasta Río. El francés considera que, aunque el equipo no posee una plantilla amplia, juega pocos partidos internacionales y, en general, no cuenta con las mismas condiciones de las mejores selecciones, las jugadoras han demostrado una “buena energía” y han logrado que la empresa privada y los medios se interesen más por el deporte. Palau, quien llegó a Medellín con la intención de enseñar rugby y francés, terminó convirtiéndose en uno de los pilares de las Tucanes, las protagonistas de un boom, que se expande a un ritmo frenético y que instala, en todos aquellos implicados, la ilusión de tener un rugby profesional en Colombia. Sea dentro de diez, veinte o de cincuenta años.


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