4. El poder de un abrazo Antes de tener hijos, tenía seis teorías sobre su crianza; ahora tengo seis hijos y ninguna teoría. l o r d
B
r o c h e s t e r
asta mencionar la educación de los niños para que Eric empiece a hablar de su infancia. Se crió, el tercero de ocho hermanos, en un barrio
suburbano de gente acomodada en lo que parecía ser un hogar modelo. Su padre era médico y devoto hombre de familia. Todas las tardes a la misma hora dejaba su consultorio para volver a casa, y raras veces salía los fines de semana. La mamá, tan dedicada a la familia como el padre, estaba en casa todo el día. Pero Eric y sus hermanos y hermanas siempre se sentían incómodos, sobre todo en presencia del padre. Nuestro hogar funcionaba a las mil maravillas, pero sólo en apariencia. En realidad lo gobernaba el miedo. No es que mi padre nos golpeara, aunque de vez en cuando nos daba una paliza o una bofetada. Pero, ¡ay de ti si lo provocabas! Nunca se sabía qué castigo impondría… Papá era experto en disciplina, y nos mantenía a raya, aplastándonos con una continua sensación de terror. Una noche de verano, sorprendió a mi hermano mayor Jack en el momento en que se escapaba por la ventana para