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NÚMERO

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PERfORMANCE

I S S N 2 0 0 7-2 4 6 5

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NUEVA ÉPOCA AÑO XI AGOSTO DE 2015

INTERPRETACIONES SOBRE INTERPRETACIONES

DESPEDIDA FIN DE PERFORMANCE JOSÉ HOMERO, CONDE DE SAINT GERMAIN, LUIS ENRIQUE RODRÍGUEZ VILLALVAZO

PERIODISMO NO NOS VAMOS A CALLAR, NO NOS RENDIREMOS: RUBÉN ESPINOSA MYLENE MOULIN

ENSAYO LA MUCHACHA DEL VERANO RAFAEL ANTÚNEZ

TABLE JUAN PALO II REGRESA PARA MORIR

DÍAS DE GUARDAR I

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XALAPA COATEPEC VERACRUZ EJEMPLAR GRATUITO


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Karlo Reyes

PERfORMANCE

I S S N 2 0 0 7-2 4 6 5

I

NUEVA ÉPOCA AÑO XI AGOSTO DE 2015

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INTERPRETACIONES SOBRE INTERPRETACIONES

DESPEDIDA FIN DE PERFORMANCE JOSÉ HOMERO, CONDE DE SAINT GERMAIN, LUIS ENRIQUE RODRÍGUEZ VILLALVAZO

PERIODISMO NO NOS VAMOS A CALLAR, NO NOS RENDIREMOS: RUBÉN ESPINOSA

LA MUCHACHA DEL VERANO

MYLENE MOULIN

ENSAYO LA MUCHACHA DEL VERANO RAFAEL ANTÚNEZ

TABLE JUAN PALO II REGRESA PARA MORIR

DÍAS DE GUARDAR XALAPA I COATEPEC I VERACRUZ EJEMPLAR GRATUITO

El PIB [Producto Interno Bruto] no refleja la salud de nuestros hijos, la calidad de nuestra educación ni el grado de diversión de nuestros juegos. No mide la belleza de nuestra poesía ni la solidez de nuestros matrimonios. No se preocupa de evaluar la calidad de nuestros debates políticos ni la integridad de nuestros representantes. No toma en consideración nuestro valor, sabiduría o cultura. Nada dice de nuestra compasión ni de la dedicación a nuestro país. En una palabra: el PIB lo mide todo excepto lo que hace que valga la pena vivir la vida.

Robert Kennedy

Índice 7 8

NO NOS VAMOS A CALLAR, NO VAMOS A RENDIRNOS ANTE NADIE: RUBÉN ESPINOSA MYLENE MOULIN

RAFAEL ANTÚNEZ

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UN NUEVO PAPI JUAN PALO II

LOS HACEDORES: RAMÓN GUTIÉRREZ

NUESTRO ÚLTIMO PERFORMANCE JOSÉ HOMERO

RELATOS DEL TIEMPO: RODRÍGUEZ, OBJETOS Y DESIDERÁTUM OMAR GASCA

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FRAGMENTOS DE UNA VIDA PEREGRINA

EDUARDO SÁNCHEZ RODRÍGUEZ

RAFAEL TORIZ

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DESPEDIDA NO LES DOY

CONDE DE SAINT GERMAIN

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DESPEDIDA LUIS ENRIQUE RODRÍGUEZ VILLALVAZO

NO. 217 SEGUNDA ÉPOCA AÑO XI AGOSTO DE 2015

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Director General José Homero Consejo de Edición Rafael Antúnez Nina Crangle Juan Carlos García José Luis Martínez Suárez Juan Javier Mora-Rivera Diseño Pablo Moya Diseño de portada Jobanni Díaz Arenas A partir de una fotografìa de Rubén Espinosa Formación Jobanni Díaz Arenas Jefa de Redacción Nina Crangle Secretario de Redacción Carlos Romero

LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN ES COMO LA VIDA MISMA JULIO QUESADA

ABANDONADOS POR EL ESPÍRITU RACIEL D. MARTÍNEZ

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Cartelera, redes sociales y promoción Ezra Crangle carteleraperformance@gmail.com Fotografías Jorge Castillo AVC Noticias Gina Collins Administración Susan y Asociados Distribución César Vázquez

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Correspondencia Av. Murillo Vidal 506, tercer piso Fraccionamiento Ensueño 91060 Xalapa, Veracruz Teléfono (228) 8 178 535 editorialgraffiti@gmail.com periodicoperformance@gmail.com periodicoperformance.blogspot.

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PERFORMANCE Interpretaciones sobre interpretaciones, publicación quincenal, agosto de 2015. Editor Responsable: José Homero Hernández Alvarado. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2014091213313400-101, ISSN 2007-2465; ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Número de Certificado de Licitud de Título y Contenido: 16414. Domicilio de la publicación: Murillo Vidal 506, tercer piso, C.P. 91060, fracc. Ensueño, Xalapa, Ver. Tel.: (228) 8 178 535.Impreso por talleres de Diario AZ, 20 de Noviembre 621, col. Badillo, C. P. 91190, Xalapa, Veracruz. Tél.: (228) 8 121 363. Distribuido por Editorial Graffiti. Este número se terminó de imprimir en agosto de 2015 con un tiraje de 5000 ejemplares. Las opiniones expresadas por los autores no reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de José Homero Hernández Alvarado.


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LITERATURA ENSAYO

LA MUCHACHA DEL VERANO (DIVERTIMENTO) RAFAEL ANTÚNEZ

Tengo que hablaros de ella, de su fresca costumbre de ser simple tormenta, rama tierna. Octavio Paz

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Encuentro en el ascensor

n fantasma recorre el verano: el fantasma de una muchacha ante cuya fugaz, inesperada, milagrosa, feliz presencia, podemos encontrarnos una mañana-tarde-noche-alba u ocaso; aunque si atendemos a los anales de la historia, el mejor momento para verla es el mediodía, la luz meridiana parece ser su elemento, y puede verla un hombre joven, o un viejo (el deslumbramiento será el mismo). Se le puede hallar en los bosques, en la playa, por la calle, en Nueva York, en Trieste, Brujas, Praga, La Habana o Xalapa. Los testimonios de su paso abundan y aquí no se pretende agotarlos, sólo mencionar algunos ejemplos. Acudamos al primero, un poema de Eliseo Diego:

Entramos en la cabina y estábamos allí solos los dos. Nos miramos sin hacer otra cosa. Dos vidas, un instante, la plenitud, la felicidad... En el quinto piso ella bajó y yo, que continuaba, comprendí que nunca más la vería, que era un encuentro de una vez para siempre y que aunque la hubiera seguido lo habría hecho como [un muerto, y que si ella se hubiera vuelto hacia mí sólo hubiera podido hacerlo desde el otro mundo. (Versión de Clara Janés)

A una joven que se acerca Tú vienes, tan ligera como el ángel que va de rayo en rayo de sol sobre la hierba, que apenas si se entera cuando ya fue y no está ni es ni era. ¿Y no te vi otra vez viniendo así, aunque entonces bien distinta? ¿O será que tal vez la misma joven pinta su propia luz y siendo ya es distinta? ¿Qué sabemos los viejos de tan dulce, fugaz advenimiento? ¡Quedó todo tan lejos y apenas un momento cruza tu aroma en el temblor del viento! La elección de este poema no es tan gratuita ni caprichosa (aunque este ensayo en general pueda ser juzgado, y con razón, como tal). A más de su belleza y excelencia, tiene la virtud de enumerar muchas de las características del momento en que nos hallamos frente a ella: la ligereza (más que ligereza,su levedad, su leve edad) de la muchacha, la brevedad y la fugacidad del encuentro y, sobre todo, su carácter de irrepetible. Y, por si fuera poco, esa cauda, ligera e inolvidable, de su olor: “cruza tu aroma en el temblor del viento”, penúltimo don del generoso encuentro. El deslumbramiento producido por su imagen, par al de la primera vista del mar o del abismo, produce reacciones de nostalgia, de enamoramiento, de deseo (casi místico) como el que le produjo al colombiano Triunfo Arciniegas, quien la vio y, así fuera por un instante, se sintió redimido, fuera de este mundo, reinstalado en el paraíso:

cielo y ve, como no lo ha hecho en años: las nubes magníficas bogando como lentos y blanquísimos trasatlánticos por el océano de las alturas. Un verde latido golpea su pecho y nace, inesperado, mas bienvenido, el deseo del viaje, de ver una vez más el mar y pisar la arena mojada; hay quien sencillamente piensa en la hermosura y llora un llanto sin penas, tibio y reconfortante, o bien un sentimiento de gozo porque, a pesar de la oficina, de la grisura de sus horas y de sus días, sabe que está vivo. Ese encuentro fugaz se lo ha recordado. Fugaz: no puede, quien la ve, seguirla, sino en el recuerdo. Como todo milagro, es irrepetible, y sólo una vez en la vida nos es dado mirarla. Ir en su busca sería tan inútil como terrible, no hallaríamos sino su ausencia. En Praga, el poeta Vladimir Holan curiosamente no la vio cruzando un parque, una calle... Se la topó en las entrañas de un edificio:

Modelo para el verano

Penitente O como la muchacha que al atravesar el parque es sorprendida por el viento y la visión de sus muslos nos devuelve al paraíso. Estas son algunas de las cosas que también pueden pasar a quien la ve: la sangre se siente correr en tropel y el aire se aligera y se vuelve puro, tan puro que por ese breve lapso duele un poco al respirarlo (y este breve dolor causa placer), otras veces se alza la vista, y pongamos que quien la ve es un hombre que acude a envejecer a una oficina, lleva aferrado un portafolios, quizá para soñar que es una maleta y que no va al trabajo sino que va de viaje, porque no quiere reconocer que va a una oficina, ese lugar triste donde se sienta desde hace años y donde a veces se sorprende pensando en lo feliz que sería si pudiera escaparse a las once de la mañana y pasear por el bosque, oír quebrarse la hojarasca bajo sus pies, el canto de un pájaro y el ruido que hacen los insectos friéndose en el aire caliente del mediodía. Pues bien, ese hombre gris se topa con la muchacha y, en vez de voltear a verla (sabe que no debe hacerlo, que de hacerlo quedaría convertido en estatua de sal), alza la vista hacia el

Pero ¿quién o qué es esta muchacha? Acaso es una de esas “plenas y puras y serenas y felices” visiones de las que habla Platón en el Fedro? O simple y sencillamente una fuerza, una incursión en nuestro mundo de la belleza, manifestándose como un desorden casual, una ruptura en el monótono transcurrir de nuestros días. No una estatua, pues tiene movimiento, no una música, pues la vemos: un cuerpo. Como el que vio el joven Octavio Paz: Un cuerpo, un cuerpo solo, sólo un cuerpo, un cuerpo como día derramado y noche devorada; la luz de los cabellos que no apaciguan nunca la sombra de mi tacto; una garganta, un vientre que amanece como el mar que se enciende cuando toca la frente de la aurora; unos tobillos, puentes del verano; unos muslos nocturnos que se hunden en la música verde de la tarde; un pecho que se alza y arrasa las espumas; un cuello, sólo un cuello, unas manos tan sólo, unas palabras lentas que descienden como arena caída en otra arena... Si, como decía Amado Nervo, lo feo es la materia que sufre, entonces la muchacha es la materia que canta, la materia que ríe, la materia que danza a cada paso, a cada bamboleo de sus caderas... Y sus piernas. ¡Ah... las piernas! Sí, como bien sabía Vinicius de Moraes, las piernas son de vital importancia. Así no lo señala en aquel memorable poema

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el detalle trivial convertido en símbolo prodigioso, lo más delicado y evanescente de un momento importante”. El sujeto que ve, que es bendecido por la visión de la muchacha puede ser un niño o un hombre viejo, cobra conciencia de la belleza, se convierte en un creyente: la belleza existe. Joyce la vio, y la describió así: Una muchacha estaba ante él en medio de la corriente: sola e inmóvil, mirando hacia el mar. Parecía una criatura transformada como por encanto en un extravagante y hermoso pájaro marino. Sus largas piernas desnudas y delgadas eran delicadas como las de una garza, e intactas, excepto en el punto donde una huella esmeraldina de alga era como una señal sobre la carne. Los muslos, más llenos, suaves como el marfil, aparecían desnudos casi hasta las caderas, donde los bordes blandos de los pantaloncitos eran como un plumaje de suave pelusa blanca. Las enaguas de color gris estaban audazmente arremangadas hasta la cintura y colgaban por detrás como cola de paloma. Tenía el seno como el de un pájaro, suave y delicado, delicado y suave como el pecho de una paloma de oscuro plumaje. Pero sus largos cabellos rubios eran infantiles: e infantil, tocado por el milagro de la belleza mortal, su rostro. Estaba sola e inmóvil y miraba hacia el mar; y cuando reparó en la presencia de Stephen y en sus miradas de adoración, volvió los ojos hacia él sosteniendo tranquilamente su mirada, sin mostrar ni vergüenza ni coquetería... ¡Dios mío! –gritó el alma de Stephen en un estallido de alegría profana... Un ángel salvaje se le había aparecido, el ángel de la juventud y de la belleza mortal, un mensajero de las justas cortes de la vida, para abrirle de par en par en un instante de éxtasis las puertas de todos los caminos del error y de la gloria. ¡Adelante! ¡Adelante!

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Octavio Paz esperando ver pasar a la chica del verano

que inicia con una sincera, pero cruel disculpa: “Las muy feas que me perdonen...”, para después enumerar todas las cualidades que a su juicio debe tener la muchacha: ojos, cuello, boca, manos, pies, caderas... y al llegar las piernas, nos dice: Que los miembros terminen como tallos, y bien haya un cierto volumen de muslos y que sean lisos, lisos como pétalo y cubiertos de suavísima pelusa sensibles, sin embargo, a la caricia a contrapelo... No fue, ni por asomo, el primero en reparar en esto. Tampoco el último. Ramón Rodríguez apuntó en su retrato de una deseada/indeseada muchacha que sus piernas “empiezan en el Cabo de Hornos / y terminan en la calle principal de Milwaukee”. Y otro poeta veracruzano, José Homero, nos dice también que: en las calles de incierta geografía dos piernas como torres paralelas de aceite ungidas, por la luz roídas, el cielo nublan, la noche moldean. altas, mórbidas, columnas marmóreas que soportan cúpulas, entreabren grietas; sinuosos caminos que la fronda oculta.

Ah, pero no se crea que todo es, o debe ser, piernas... El rostro, ah, el rostro. Hablemos del rostro de la muchacha, que en la Leyenda Artúrica nos describen alta frente inmaculada y lisa. “Las cejas morenas y de trazo perfecto, de tan bellas diríase que habían sido dibujadas con la mano, ligeramente estiradas hacia las sienes y bien separadas entre sí”. Y qué decir de sus ojos, dueños de una expresión tan sutil, “que la flecha de su mirada habría conseguido traspasar fácilmente el espesor de cinco escudos, alcanzando de este modo el corazón oculto en el pecho”. Ay, pobre de aquel que nunca la ha visto, así sea con el rabillo del ojo cuando, sin saber por qué y poco antes de que arranque un autobús que ha de llevarte muy lejos, ladeas la cara y ahí, tras una lejana, inalcanzable vidriera, la ves apenas unos instantes antes de que el autobús del destino te lleve para siempre lejos de su presencia. Para describirla, James Joyce inventó un género literario: la epifanía. Para los cristianos, la epifanía es la manifestación de Dios, la revelación que Dios hace a los hombres. Pero para Joyce, hombre más carnal que espiritual, la epifanía es, según nos dice Hernán Lara Zavala, la “súbita manifestación espiritual que puede revelarse mediante el lenguaje, un gesto o una frase memorable de la propia mente... es decir, una revelación de la realidad interna de una experiencia acompañada de un sentimiento de júbilo o tristeza tal y como se da en la experiencia mística; es una revelación espiritual, la revelación de un misterio de manera imprevista,

PERFORMANCEINTERPRETACIONESSOBREINTERPRETACIONES

Pero ella, la muchacha pájaro, la muchacha estrella, viento y fuego, ella, la que por naturaleza es fugitiva, al contrario de su recuerdo que, por naturaleza, es permanente, indeleble, siempre camina en dirección opuesta a nosotros, pasa a nuestro lado como la ráfaga de viento más pura, refrescante, vital e inolvidable que nuestra memoria pueda recordar. Y ella pasa, pero su recuerdo camina a nuestro lado y nos sigue, o nosotros la seguimos como un perro fiel o una segunda sombra. Su cabello, casi oro, casi ámbar, casi luz; su minifalda color bronce y su blusa del color del sulfato de cobre… La frente, fenestrada, pulida y refulgente, su cabello atado en una graciosa cola de caballo. Ese fantasma que recorre el mundo es también la línea que divide nuestras vidas en antes y después. Pasado siempre presente. Reinvención que nos reinventa: no tocamos su piel pero sabemos que es suave, no oímos su voz pero juramos que es melodiosa, como rítmico es su andar que mece suavemente sus caderas... su piel sabe a mar y a naranjas... Ya brillante como el verano, ya lánguida como virgen prerrafaelista, ella camina sin pausas, sin prisas, nunca nos ve, acaso porque ella está viva, y nosotros, los que nos creemos vivos, somos los fantasmas. Sí, ella es real, nosotros somos los que no existimos. Yo la vi una mañana de… (en realidad la fecha no importa) con su pelo corto y una diadema lapislázuli y su paso ligero y su pelo castaño y su suéter verde oliva con cuello de tortuga y sus largas piernas. Yo la vi... y el aire olía a duraznos: era ella, la es en sí misma, la que no es moralmente buena ni moralmente mala, sino simplemente bella, del mismo modo que la virtud no es estéticamente buena ni estéticamente mala, sino moralmente buena. Era ella: la belleza pura, completa, egotista y solitaria que, como el sol, no tiene más función que iluminar el mundo de los que yacen a oscuras; ella, la que no tiene otro oficio ni otro valor que el de ser bella... Y el aire olía a duraznos.


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ENTREVISTA PERIODISMO

NO NOS VAMOS A CALLAR, NO VAMOS A RENDIRNOS ANTE NADIE: RUBÉN ESPINOSA El 28 de abril pasado, la periodista Mylene Moulin sostuvo una conversación con su colega Rubén Espinosa, integrante de AVC Noticias –agencia de Xalapa, Veracruz– y fotoperiodista de la revista Proceso y Cuarto Oscuro. Rubén, quien ejercía en Xalapa pero que ante las amenazas había vuelto a su natal Ciudad de México, murió asesinado el viernes 31 de julio en la colonia Narvarte del DF junto con otras cuatro personas, entre ellas Nadia Vera, activista y gestora cultural oriunda de Chiapas pero también antigua residente de Xalapa y asimismo denunciante de acoso de Javier Duarte en un video hoy tristemente famoso. Temiendo por su vida, después de recibir amenazas hacia su persona, Ruben Espinosa se había refugiado en el DF a principios de junio. Estas son sus palabras.

Foto: Sergio Hernández

MYLENE MOULIN

5 ómo se siente ser periodista en Veracruz? Hay miedo. Sabemos que la muerte puede estar presente pero son más las ganas de que esto se acabe, que nos dejen trabajar. No somos delincuentes. No robamos, no hacemos nada malo pero esto te aclara el autoritarismo de unos pocos. Tu vida puede estar en peligro. El malestar es algo obvio. Hay miedo generalizado por parte de todos los compañeros pero a su vez hay mucho coraje. Hay, más bien, una sed de justicia. Y creo que se ve una unión en los compañeros. Todos estamos hartos, todos tenemos miedo. Vivimos la paranoia de pensar que el de al lado te está diciendo algo, que ya no sabes quién es, si te está señalando. El sentimiento es feo. Yo trabajé un año en Veracruz puerto: sufrí dos atentados del crimen organizado, y salí bien. Me fui al DF y después me vine para Xalapa; voy a cumplir siete años. Sé que en todos lados hay problemas, pero en Veracruz... Aún más cuando eres un periodista íntegro. Frente al autoritarismo somos iguales. El miedo existe, y ser uno de los periodistas corruptos no te salva. Por eso vimos a nuestro compañero tirado entre tres periódicos a una semana de haberse ganado un coche en una comida por la libertad de expresión con el gobernador... Nosotros no acudimos nunca a eso. Hay muchos com-

pañeros que por ambición – no se puede llamar necesidad – acuden para quedar bien con el gobernador, para estar bien, y les regalen desde un tostador hasta un coche. Es lo que vale el periodismo para ellos. Llevo doce años en esto y jamás he recibido un peso; y no lo voy a hacer. Porque afortunadamente vengo de un lugar pobre, muy hostil, donde los argumentos no existen. Y de todos mis amigos que recuerdo de la infancia y con los que crecí, sólo tres pudimos salir de allí. Tengo una conciencia clara de inicio de la desigualdad, de los insultos a la pobreza y al pobre, del insulto al valiente o al disidente. No existe libertad de expresión en Veracruz; existen asesinos, gente con la conciencia bastante manchada, y por eso temen a la verdad. La verdad, en todos lados del planeta, duele. ¿Hay que cambiar la imagen del periodismo en la opinión pública? Hay que enseñar otra vez a hacer periodismo. Es necesario ya porque sin periodistas la injusticia crece. La autoridad se cree dueña de todo. Periodistas que en realidad creen y hagan periodismo, que no sean serviciales o servidores del poder, hay pocos. En Veracruz el gremio de periodistas está fragmentado. Es difícil que la gente quiera acudir o participar: en unos casos por miedo, y en otros por dinero. La corrupción es la base del periodismo en el estado: los chayos son comunes. En

Esta zombi se quería comer a Rubén

realidad no se hace periodismo en Veracruz, se hace lo que diga el gobernador. Si revisas las portadas; de 10 periódicos, ocho tienen la misma portada de origen oficial. El problema el periodista no se acerca a la gente y viceversa. El periodista cree que es el cuarto poder; el cuarto poder lo tienen los directores. Hay que sensibilizarnos ante la desgracia para poder explicar bien lo que pasa. Hoy en día, los medios de comunicación son así: ya no dejan al periodista investigar o al fotógrafo poner. Ya no eres dueño de tu trabajo: “hazlo así o no te pago”. Hay compañeros a quienes les pagan quince pesos por nota y obviamente se tienen que ir en chinga a todo. Ya no hay información y la poca que hay, la gente no la cree... ¿Cómo cambiar esto? Hace como un mes [marzo], dimos una plática en Humanidades en la Universidad Veracruzana, y un catedrático preguntó cómo saber que una noticia es verídica. Respondí: lo más apegado a tu realidad. Y la realidad del país está desecha: no puedes creer en algo que te digan. La gente y los periodistas que se lo creen es porque no saben quiénes son sus fuentes. Podría

contarte de compañeros que hacen crónicas sin haber ido a la marcha, sin haber estado allá; desde allí empezamos mal. El periodista debe de darse cuenta en dónde está parado, cuál es su profesión, cuál es la esencia, antes de atreverse a publicar cualquier cosa. Es una lucha eterna. Yo no me voy ni a izquierda ni a derecha. Mi línea es derecha en el sentido que no me voy recto porque si no caigo en lo mismo. Hay que ser ante todo claros en lo que queremos. El periodista tiene que hacerse un nombre, ganarse la credibilidad de la gente; esa es mi postura. Mi trabajo, mi credibilidad, la gente lo sabe cuando lo ve. El medio no hace el periodista. Es al revés. ¿Crees que el ambiente de miedo que hay en Veracruz nació a raíz del asesinato de Regina Martínez? Hace rato fuimos al panteón a visitar a Regina : no es que se te olvide pero lo vuelves a tener palpable. Vuelves a ver su tumba y te das cuenta que esto sigue igual. Después de ella, se empezó a asesinar a más compañeros y hoy en día yo sí quiero decir que el gobierno de Javier Duarte ha sido el peor que me ha tocado vivir a mis


31 años. Es un autoritarismo aquí, para no sacar las desgracias y la verdad del estado. Todos tenemos miedo pero sí creo que la mayoría preferimos morir cobardemente que vivir de una manera cobarde. El miedo, si te dejas y dejas que te domine, no te va a dejar hacer nada, y al final del día, yo creo que si tu muerte... si tú haces las cosas bien en vida, como lo hizo Regina, pues su asesinato en vez de acallarla le dio más fuerza. Mucho más fuerza a nivel nacional y a nivel internacional. No nos vamos a callar. No vamos a rendirnos ante nadie, ni nada.

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¿El asesinato de Regina pudo haber creado una cierta autocensura por parte de los periodistas? Claro. El miedo es una jaula que a todo ser humano paraliza de una u otra manera. Eso es lo que le ha pasado al gobierno. En una de las últimas manifestaciones que se han hecho en el DF por los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa, la policía le pegó a niños, a señoras, a personas, para que cuando regresen a su casa con la pierna hecha una pelota digan yo ya no voy, me van a golpear. Para eso lo hacen. Aquí tuvimos un desalojo el 14 de septiembre de 2013, durante una manifestación de maestros en contra de la reforma educativa. De repente escuchamos la formación de la policía y empezaron a golpearnos a todos. Nos dieron choques eléctricos. A mí me robaron mi tarjeta [de la cámara], los policías me patearon, y cercaron el centro. Apagaron la luz y golpeaban a todos. Nosotros denunciamos: la Comisión Estatal de Derechos Humanos no hizo nada, la Comisión Estatal para la Protección y Atención a Periodistas tampoco obviamente hizo nada, la PGR no hizo nada, la Secretaría de Seguridad Pública, menos. Y las cámaras que se supone tiene el Palacio de Gobierno… pues curiosamente, se perdió el video… Todo esto es una mafia. ¿Qué es lo que hacen ellos? Fraccionan a la gente: estos son disidentes, estos anarquistas, estos estudiantes, estos ambientalistas. Si la gente tuviera una conciencia más clara de a qué punto queremos llegar todos, sería más fácil. Pero no. La justicia no existe. A un compañero no le regresaron su cámara, otro se salió de los medios porque no quiso problemas, y nosotros continuamos. Está el miedo, y está el peligro latente. Mira, la muerte es la muerte. La persona que te mata de la manera que sea. Pero hay gente que te quiere y hay familia también. Te voy a decir algo personal fuera de mi trabajo: si a mí me hubieran matado a mi madre, o a mi hijo, o los desaparecen, para mí romper una pared o un vidrio sería muy poco. Yo creo que tomaría medidas más radicales.

EDITORIAL

NUESTRO ÚLTIMO PERFORMANCE JOSÉ HOMERO

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oan Sebastian sentenció: no hay nada más difícil que vivir sin ti. Como no soy cantautor, diría: no hay nada más difícil que despedirse de un proyecto en el que se han invertido diez años y que desaparece cuando aún podría aportar y generar más y mejores contenidos. Con este número, querido lector, concluimos la aventura que representó editar Performance durante diez años y anunciamos que no aparecerá más. Me gustaría añadir que más que un proyecto se trata de una concepción sobre la cultura; una concepción cimentada principalmente en la crítica y en la divulgación. Un espacio de encuentro pero sobre todo de discusión. Añadiría que ha sido también un proyecto vital; una carta de creencia. Performance nació durante los albores de un sexenio que auguraba cambios. El gobernador anterior, Miguel Alemán Velazco, pese a las expectativas suscitadas, había sido un gobernante gris, indiferente a la cultura y a las expresiones periodísticas locales; desdén propio de un político formado en México y con intereses personales en empresas de comunicación. Fidel Herrera, el gobernador entrante en 2004, pese al turbio proceso en que resultó electo, parecía un político capaz de transformar a Veracruz. Nuestro periódico apareció el 1 de abril de 2005 saludando una exposición de Sebastián. Eran días de esperanza. Hoy, nuestra empresa muere, en días de guardar. Como expresé en el artículo editorial para celebrar los diez años de nuestro periódico –apenas, ¡ay!, unos meses: En una década hemos pasado de la esperanza a la desesperación. El ecosistema cultural de nuevo se redujo. El gasto público ha menguado en más de un 50% comparado con la década anterior. Las instituciones culturales sobreviven gracias a la generosidad de los creadores independientes y a los subsidios federales, los cuales no sólo se emplean con discreción y sin transparencia, sino que asimismo se desvían en el laberinto de esa boa constrictor que es la Secretaría de Finanzas del Gobierno del Estado de Veracruz. Veracruz sobrevive sofocado. Hoy Performance dice adiós y lo hacemos analizando los sucesos recientes que

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han conmovido y cimbrado no sólo a nuestra sociedad, ya tan golpeada y desmoralizada, sino a México y el mundo. Veracruz es actualmente sinónimo en el ámbito mundial de ignominia, de impunidad, de un estado sin Estado. Nuestra despedida coincide con una de las épocas más difíciles para nuestra tierra en años recientes –si no se trata en efecto del peor momento: la crisis de credibilidad que enfrenta el gobernador del Estado de Veracruz: Javier Duarte de Ochoa. Esta crisis es consecuencia de la incapacidad de las autoridades para velar por la seguridad de la sociedad de Veracruz. Crímenes y desapariciones de periodistas, hostigamiento de luchadores y activistas sociales, deudas impagables, recursos federales retenidos por quienes tienen la encomienda de trasmitirlos… La lista podría aumentar. Veracruz es hoy una tierra sumida en la melancolía, esa condición que sucede a una experiencia dolorosa, y sofoca a quien la padece en una depresión continua. Los ciudadanos no vislumbramos expectativas ni muchos menos luz en el horizonte. La violencia, a pesar de las declaraciones o ingenuas o cínicas, no disminuye; tampoco la pobreza. El mismo día en que el gobernador decidió conceder sus declaraciones, en una rueda de prensa espigada y hostigadora, sobre los asesinatos en la Narvarte –donde perecieron además de Rubén Espinosa, la víctima más célebre por el cerco que sufrió en Veracruz, Nadia Vera, promotora y antropóloga egresada de la Universidad Veracruzana, junto con otras tres mujeres– se difundió la noticia de que dos académicos de la Universidad Veracruzana fueron secuestrados por un comando armado. El paisaje urbano de las principales ciudades está colmado de policías, militares y paramilitares de toda laya, armas de alto calibre se ostentan incluso por los agentes viales. Pese a esta parafernalia que atemoriza y ahuyenta al turista, el Estado no es capaz de proteger ni de garantizar la seguridad. Veracruz además de un infierno para la libertad, es una tierra en ruinas. Es lamentable sumar nuestro nombre a las empresas desaparecidas a causa de la ineptitud del peor gobierno que ha tenido Veracruz. Si las crisis en gobernabilidad y en trans-

parencia fueran pocas, los datos difundidos en julio por el Coneval demuestran y corroboran que Veracruz es también uno de los estados que menor crecimiento económico, educativo, tecnológico y social ha tenido. Reitero mi agradecimiento a quienes fueron (son, indeleblemente) parte de esta empresa de navegación. Nina Crangle, responsable de la redacción; Rafael Antúnez, Raciel D. Martínez Gómez, Juan Carlos García Rodríguez y Luis Enrique Rodríguez Villalvazo, quienes además de colaborar aportaron su sabiduría para enmendar los tumbos de esta nave; Ezra Crangle, responsable de la cartelera desde hace más de seis años. Colaboradores fieles y ejemplares: Rafael Toriz, Conde de Saint Germain, Omar Gasca, Juan Javier Mora-Rivera, Eduardo Sánchez Rodríguez, Sergio Raúl López, Arturo Mendoza Mociño, y en la fotografía Jorge Castillo y la solidaridad de AVC Noticias. No son los únicos colaboradores por supuesto pero sí los más constantes. Vuelvo a manifestar mi reconocimiento a Pablo Moya por renovar el diseño, a Carlos Romero por su trabajo en la redacción, a Jobanni Díaz por su pulso firme y su talento como diseñador cotidiano del periódico. A lo largo de esta década publicamos a más de una centena de periodistas, críticos y escritores; a todos ellos, cuyo recuento es en este espacio imposible, mi agradecimiento por su confianza. Gratitud eterna para quienes apoyaronnuestro proyecto y nos permitieron continuar. A Raúl Arias Lovillo, exrector de la Universidad Veracruzana; a Sara Ladrón de Guevara, su actual rectora. A Gladys Aguiar, de Protección Futura; a Jean Luc De France y Concepción Armendáriz, de Posada La Mariquinta, quienes estuvieron en nuestras páginas durante 217 números. Al Congreso del Estado de Veracruz y muy especialmente a su vocera, Victoria Hernández. A todos en suma nuestros patrocinadores que a lo largo de diez años consideraron nuestras páginas como una opción idónea, les transmitimos nuestro agradecimiento. Gracias a todos. Que la vida nos permita ver a un Veracruz libre y feliz.


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TABLE RELATO

UN NUEVO PAPI JUAN PALO II

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picados en los reservados. A veces las bailarinas, y otras veces menos los clientes, piden a gritos que les extiendan el tiempo. Usted tendría que anotar en una libreta el número extra de acuerdo a una relación de bailarinas en orden de lista alfabética. Bartleby ni se inmutó, solamente asintió con la cabeza. —¿No tiene ninguna pregunta acerca de su nuevo trabajo? —En realidad no, gracias. Bueno, una sí: ¿quién me dará Juan Palo II

artleby despertó un día acurrucado al fondo de la zona de los privados del BC. No había rastro de violencia ni líquidos que insinuaran una meada, restos de vómito o el derrame de una bebida. Parecía más alguien profundamente dormido que un borracho con la euforia por los suelos. Bartleby estaba en posición semifetal haciéndose una almohada con las dos palmas de sus manos juntas. El BC lo cierran todo alrededor de las siete y media de la mañana, cuando todas las chicas cobraron su parte y el personal recoge las mesas. Ya por ahí de las cinco de la tarde, llega la primera tanda de empleados que se encarga de limpiar el antro y llevar los insumos del bar. Fueron precisamente ellos quienes encontraron a Bartleby más o menos como a las seis y media de la tarde, cuando un empleado se asomó a los privados y en el último en la tercera fila, estaba Bartleby entregado a sus sueños. Los cadeneros de la entrada juran que no lo vieron entrar. Los meseros tampoco lo vieron consumir. Y el cancerbero de los privados menos lo vio. Se le preguntó a las 14 bailarinas que habían llegado ese martes escuálido de clientes sí, había sido la noche anterior de las peores en el último mes de julio, y ninguna de ellas lo reconoció ni como copa ni como privado. El asunto es que nadie se percató de la presencia de Bartleby. Vestía una camisola amarillenta de franela, tornasolada, que de lado se veía un poco roja. Era blanco y su cabello era completamente gris, peinado de raya a lado. Tenía una nariz prominente y el tabique se apreciaba desviado como producto de una riña. Su mirada era triste y sólo alcanzó a decirles a todos que él se llamaba Bartleby y que era escribiente. A esa hora todavía no había llegado el gerente del BC. Sin embargo el que se consideraba el capitán de meseros, le dijo que tendría que irse del local, porque no se permitía entrar así como así y mucho menos permanecer sin el consumo mínimo, que en realidad no existía porque el único requisito era pagar un cover de setenta pesos. Después nadie te obligaba a pedir una copa o una dama. Como todo lo que ocurre en una ciudad de burócratas y universitarios, los bares de este giro se ven repletos de gente que consume lo mínimo y se la lleva mirando su rededor. Entonces respondió Bartleby: —Prefiero quedarme. La respuesta por supuesto causó asombro entre los empleados, quienes sintieron cierta conmiseración por este hombre maduro que parecía inofensivo. Advirtieron una seguridad tal en sus palabras, que de inmediato los convenció y no tuvieron argumentos posibles para replicarlo. A ninguno se le ocurrió alguna alternativa posible para justificar su estancia en el bar. Fue el gerente quien llegó a las ocho de la noche a quien se le ocurrió una propuesta. —Amigo Bartleby, ya me pusieron al tanto de su caso. Los muchachos dicen que usted parece una gente decente. Por eso le propongo: ¿qué le parece si trabaja temporalmente como asistente del encargado de los privados? En realidad no es mucho trabajo, se trata, por ejemplo, de anotar los privados extra que piden los clientes cuando ya están

la libreta y el lápiz para anotar la relación de privados conforme a la lista de bailarinas? El gerente le devolvió una media sonrisa al estilo de Mona Lisa y le dijo: —No se preocupe, ahora mando a alguno de los muchachos para que le compre su libreta y su lapicero en el OXXO que está aquí a una cuadra. Antes de las once, que es la hora que se empieza a poner bueno, tendrá sus cosas. Ya con sus emolumentos, Bartleby pasó la noche del miércoles anotando con absoluta certeza los privados extras que pedían Camila, Mónica e Itzel, que fueron las que más entraron a los reservados. Es más, luego de una buena ronda de bailes, a Bartleby ya le decían Papi. —Papi, Papi, ponme dos más a la cuenta. Y era cuando Bartleby lucía su impecable ortografía y disciplina para llevar las cosas por buen camino. El encargado de los privados quedó satisfecho de su asistente. Hasta se dio el lujo de hacer relaciones públicas con los clientes para promocionar mesa por mesa las particularidades de cada bailarina, mientras Bartleby registraba el número de privados. Llegó la hora del cierre y las ahora 16 bailarinas cobraron sus copas y privados. Bartleby de manera sigilosa se fue hacia el fondo de los privados y todos entendieron que ahí se quedaría tal y como lo habían encontrado a media tarde del martes.

Bartleby hizo lo mismo el jueves, que se puso bueno porque llegaron los clientes con más dinero, que pedían chicas en sus reservados y compraban botellas de whisky. A Bartleby no le hizo ninguna mella en su actitud el hecho de saber que atendía a clientes delicados en cuanto a sus exigencias por el aire de grandeza que les generaba su crédito malhabido. Eso fue lo de menos, y Bartleby se limitó a su deber y las chicas seguían encantadas con el nuevo Papi. El viernes fue igual, quizás un poco más intenso porque llegaron otro tipo de clientes. Esta vez llegaron un presidente municipal de Pepsihuatlán de Madero, que gastó en copas para invitar a las cuatro bailarinas que lucía alrededor suyo (Claudia, Azul, Brenda y Monse), y un representante del Partido Gris en el Instituto Electoral que estaba enamorado de Paulina y que también derrochaba invitaciones de copa con tres mujeres a la vez. Bartleby cumplía y se dormía, igual, en el fondo de los privados. Lo curioso es que se veía bien, como sí hubiera descansado y sí hubiera comido, no obstante nadie lo vio que se alimentara de las chatarras que vendían al interior del BC ni de las comidillas que llevaban en tóper las propias bailarinas. El sábado en el BC suele ser alucinante. Bartleby se enteró que las chicas tenían que completar un mínimo de fichas que les entregaban por cada privado y copa. Resulta que el límite era de 85 copas, y había bailarinas que no completaban dicha cuenta y en consecuencia no les pagaban el sueldo semanal. Por ello las bailarinas andaban tensas por completar la cuenta, imagínense, por citar un caso, a la propia Mónica que le faltaban cinco copas a las tres de la mañana. Bartleby ni por esa situación perdía la compostura y seguía en su rol de escribiente. Por fortuna la noche que finalizaba la semana formal del BC estuvo muy movida y cada bailarina completó con creces la famosa cuenta. Inclusive, Camila, como siempre, había roto el récord de privados, por eso la bailarina de Sinaloa le dio una propina. -Gracias Papi, ten tu propina. Y le extendió un billete de quinientos pesos y por primera vez Bartleby se salió del guión y le devolvió un buen gesto. —Gracias Camila, eres muy amable. Se guardó el billete en una de las bolsas traseras de su pantalón, tomó su libreta y lapicero del OXXO y se fue, como acostumbraba, al fondo de los privados a descansar de su puntual trabajo. El BC cerraría domingo y lunes, es decir las próximas 48 horas no sabríamos nada de Bartleby. Pero eso como que a nadie le importaba, como que en el ambiente había la plena seguridad que el martes Bartleby estaría allí para seguir el conteo de los privados de Camila, Azul, Mónica, Itzel, Monse y compañía. Lo que sí es que tampoco se enterarían de que Bartleby en 1856 fue escribiente en Wall Street y poco antes empleado subalterno de la Oficina de Cartas Perdidas en Washington. Ahora era un nuevo Papi en el BC. “¡Ay, Bartleby! ¡Ay, humanidad!”, como decía Melville.

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MÚSICA ENTREVISTA

LA LEYENDA NEGRA DE RAMÓN GUTIÉRREZ EDUARDO SÁNCHEZ RODRÍGUEZ

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l tercer día de haber llegado a Xalapa en 1994, y a sugerencia del pintor Luis Rechy, el fundador de La Tasca, asistí al tristemente desaparecido restaurante La Sopa en el Callejón del Diamante, regenteado siempre por Pepe Ochoa, El Negro, a probar sus famosas enchiladas verdes. Al segundo bocado, el pespunteo (ahora sé que se llama así) de un requinto jarocho sonando a mis espaldas hizo que una descarga eléctrica recorriera mi columna vertebral. Era Ramón Gutiérrez afinando. “¿Qué música es esta?”, pregunté. “Son jarocho… tradicional” –recalcó–. Al día siguiente conocí su taller El Pájaro Carpintero, ubicado en el maravilloso Patio Muñoz, y poco después iría con él a su pueblo Tres Zapotes, en el municipio de Santiago Tuxtla, donde por primera vez asistí a un fandango de rancho quedando prendado para siempre a este ritual comunitario del Sotavento veracruzano. Desde entonces, su taller ha sido semillero de incontables alumnos que han hecho suya esta música dando forma al movimiento jaranero de esta ciudad; sin olvidar la gran cantidad de jaranas y requintos allí elaborados. Su agrupación Son de Madera es, sin duda, la más importante de Xalapa y uno de los grupos grandes del son jarocho contemporáneo. Todo esto constata la importancia de sus más de veinte años de labor en esta ciudad. Su última grabación se llama Caribe afroandaluz. Al momento de escribir estas líneas, Son de Madera está de gira en Malasia. ¿Cómo te acercaste al instrumento jarocho? Veía a mis hermanos, a mi papá, a mis tíos, a don Esteban (Gutiérrez, gran músico). Atrás de mi casa había un jaranero llamado Sabino Soto y tenía ilusión de tocar.

¿Él fue tu maestro? Pues varios. No era que se pusieran a enseñarte sino que uno se acercaba y empezaba a aprender, no era como ahora, que dan talleres. Era difícil, la gente no tenía paciencia ni una forma didáctica de enseñarte, pero escuchaba uno y se van quedando los sonidos; así ibas aprendiendo. Era más didáctica la gente de fuera; el que me enseñó realmente a tocar el requinto fue Juan Pascoe, un norteamericano nacido en México. Él tenía la paciencia y la metodología; tenía yo alrededor de diez años. Cuenta la leyenda que exploraste los ritmos negros estadounidenses Eso fue cuando viví en la ciudad de Veracruz, a los quince años. Mi influencia era la música tropical de la época: Mike Laure, el Trío Matamoros, Acapulco Tropical, el danzón; lo que se escuchaba en el radio también fue una influencia. Llegó de Estados Unidos Ruth Bichul, me regaló una cinta y empecé a escuchar bluseros y la música afroamericana; también me gustó la música de Brasil. A lo que se le llama rock ahora es muy genérico, no me gustaba la música sajona. Nunca me gustó Sting, ni los grupos ingleses que a la gente

le gustaban. A mí me gustan Bob Marley, Jimmy Hendrix, y la música ya hecha en América por los africanos. Descubrí a B.B. King. Para mí el rock sí tiene un sentido social, por la cuestión de la esclavitud. Tiene una esencia y un poder de rebeldía que para mí era muy importante, porque ya tenía una ideología sobre lo que significaba tocar el son jarocho, que para ese momento era, como el blues, menospreciado. A diferencia de la mayoría de jóvenes, escuchaba un rock contestatario, rebelde. Y en aquellos tiempos ¿cómo apreciabas los encuentros de Tlacotalpan? Había buenos músicos, estaba Raúl Viscola, el Conjunto Papaloapan, Cirilo Promotor, pero eran poquitos; y la chaviza no tocaba. Algunos dejaron de tocar, otros sí siguieron. Y, aunque Tlacotalpan representa mucho para el son jarocho, el movimiento sucedía sólo en las fiestas de La Candelaria. Volviendo a Xalapa, ¿cómo fue el proceso de transmitir la tradición? Empezamos a dar talleres, y en algunas escuelas como la Xallitic se abre la perspectiva de que viviendo en Veracruz hay que investigar el son jarocho como educación artística. Laura Rebolloso empezó a dar clases y yo también. Ahora –como es muy abierto–, da clases Tacho (Utrera). Y como decía, lo que no pudo hacer la universidad lo hicieron los particulares de forma independiente. Mucho del movimiento de la música veracruzana se ha hecho de manera independiente, y es muy interesante porque el son jarocho no solamente está vinculado a las fiestas y al fandango, también es una conciencia de valores, una conciencia ecológica que se liga por la relación histórica con el campo, el verso donde se habla de la naturaleza y su entorno, formando conciencia política. ¿Cómo nace Son de Madera? Empezamos Laura y yo a tocar en los lugares que mencioné y tuvimos la necesidad de hacer un grupo. Antonio García de León formó un grupo que estaba invitado a La Habana, Cuba; me invitó junto con Patricio Hidalgo y dijo que a ese proyecto le iba a poner Son de Madera. Como no pudimos ir por falta de recursos, le pregunté si podíamos usar el nombre para nuestro grupo pues me parecía muy bonito, y más viniendo de un personaje como él. Se formó con Juan Galván, que estaba muy jovencito, con Yekk Music, Araceli Galván, Darmasio Utrera, Octavio Rebolledo, Rubí Oseguera. Ya después llegó Tereso Vega; él y yo hemos sido la planta original. A la fecha tenemos seis grabaciones. Con más de veinte años de labor en Xalapa ¿cómo ves el movimiento sonero? Es como una plantita que solita ya va creciendo. Tiene, por supuesto, algunos peligros como cualquier planta:

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puede llegar a perecer o puede crecer mucho. Pero es bien importante porque los jóvenes citadinos, llamados por Gilberto [Gutiérrez, su hermano y director del grupo Mono Blanco] soneros de maceta, retomaron esta música; pero lo interesante es que ningún movimiento musical en México creció durante las últimas décadas, y ahora es un fenómeno mundial que los jóvenes, mediante la música tradicional, empiezan a crear música con raíz. Para mí, es más sincretismo que fusión, y más trabajo para que la música llegue a lo más profundo y con más conocimiento, como sucede en el flamenco, la música africana o la de Brasil. Y México era la excepción: estaban los roqueros, los sinfónicos y había mucha división. Creo que en las últimas dos décadas empieza a abrirse el panorama y la gente se interesa por la música mexicana. Y el septeto de Ramón Gutiérrez, ¿cómo surge? Nace porque empezamos, precisamente, a crear música diferente. Empecé a componer y, con Son de Madera, que es un referente de la música, a lo mejor no tradicional pero sí de un grupo que la gente lo relaciona con música de raíz; también contemporánea, moderna, pero con cierta estructura. Alguna vez hicimos algo con saxofones, y a la mayoría le gustó, pero algunos se sacaron de onda porque dice que “para mí, Son de Madera es esto…”. Después de veinte años, como que lo que uno hace le pertenece a la gente. Incluso, cuando grabamos Raíces, un disco súper tradicional, a mucha gente no le gustó, porque lo que buscaban es lo más audible de la música tradicional del mundo, como hace Putumayo. Es música ya con maquillaje. Cuando la gente escucha música tradicional de a deveras puede sonarle atonado, desafinado; no le llega cuando a uno sí. ¿Cómo está el son en el campo? Lo que pasa económicamente nos afecta a todos y como el país no está muy bien, el campo tampoco, y se va a transformar. La influencia de la televisión también cuenta. Háblanos un poco de Caribe, mar sincopado Nuestro último disco expresa mi visión de lo que es el Caribe; porque cuando uno dice Caribe imagina la música sobresaliente: la salsa, el merengue, la música de Las Antillas, que es una música maravillosa. Pero atrás de todo eso hay un Caribe que le dio origen, lo afroandaluz, que tiene que ver con el son jarocho, con la música de Colombia, de Venezuela, y que es una música ternaria, porque el Caribe que conocemos es binario; y lo hicieron así para hacerlo accesible para la gente, porque la música binaria es más “fácil” de oír. Pero el Caribe original es ternario, no binario, y uno puede encontrarlo en ritmos como la cumbia. Ese es el producto y ya está terminado, incluso grabamos una pieza memorable de Lorenzo Barcelata, una que ya no se toca y que es bailable.


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ARTE RODRÍGUEZ

RELATOS DEL TIEMPO: RODRÍGUEZ, OBJETOS Y DESIDERÁTUM OMAR GASCA

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n su célebre libro ¿Cómo nacen los objetos?, luego de hablarnos de la manera adecuada para preparar arroz verde, Bruno Munari refiere la metodología proyectual a la que habrá de enfrentarse un diseñador para resolver un problema que es, a la vez, funcional y estético, y que terminará en una solución material, en un objeto diseñado. Tras esa pregunta, que es retórica –¿cómo nacen los objetos?–, Roberto Rodríguez parece haberse hecho otras: ¿cómo ciertos objetos pasan a ser otra cosa al perder su significación o sentido después de olvidarse su origen o función específica y transformarse por ende en artículos raros, peculiares, coleccionables y decorativos y eventualmente en materia de estudio y de reflexiones de diversa índole, entre otras cultural, social y económica? ¿Cómo es que tales objetos se vuelven depósitos de atributos diversos a partir de las modas, los hábitos y sin duda gracias a una común vocación por explicar, definir, etiquetar las cosas? ¿Cómo se pasa

OBRA DE ROBERTO RODRÍGUEZ de lo utilitario, del uso simple, a la suerte de culto que llegan a merecer objetos que fueron cotidianos al menos en un determinado momento y lugar? A partir de preguntas e ideas semejantes, Rodríguez se impone el reto, que es también juego, de crear contenedores absurdos, ilógicos en virtud de sus incapacidades prácticas, para especular en torno al orden epistemológico que remite a los principios, fundamentos, conceptos y métodos por los cuales nos hacemos de conocimientos y criterios acerca de “la realidad de las cosas”, la cual se justifica desde esa objetividad que se suele explicar como una cualidad independiente de la manera de percibir, pensar o sentir de un sujeto que paradójicamente tendrá, para el efecto, que sustraerse a la subjetividad. Como los de Roberto Rodríguez son objetos que evocan o insinúan otros, aunque intencionalmente divergentes de la lógica y utilidad de ellos, la obra en su conjunto indirectamente construye juicios alrededor de una teoría del conocimiento por partida doble: casi como un pleonasmo adrede, cuestiona la noción del “ser de las cosas” y de paso la objetividad del objeto, por cierto entre hechuras otra vez notables.

Son alrededor de 80 piezas de entre 15 y 60 centímetros de altura, en cerámica de alta temperatura, dispuestas en estantes de madera a modo de una instalación que se intitula Relatos del tiempo y que se exhibe en el Jardín de las Esculturas desde el 12 de agosto. En tanto contenedores inservibles, aquéllas nos recuerdan de nuevo a Munari,

esta vez por sus macchine inutili o máquinas inútiles de 1933, que un día fueron consideradas antecedentes de los móviles de Calder, las primeras en cartones e hilos y éstos con metales y cables. Hay otros paralelos, como con las máquinas de Rube Goldberg, dispositivos absurdos que generalizadamente pasaron a ser cualquier cosa para “llevar a cabo algo, de una manera redundante extremadamente compleja, que real o aparentemente podría ser hecho de una manera simple”, según decía el Webster´s. Están también las máquinas de Pol Bury o de Jean Tinguely y muchos otros casos que remiten a aparatos o cosas que no sirven. Sin embargo, los contenedores de Rodríguez no sólo son inservibles, absurdos e ilógicos sino que son híbridos en que intervienen elementos que provienen de la memoria y de la imaginación, no sin cierta dosis de nostalgia y sobre todo de esa idea que subyace acerca del qué es y para qué sirve, lo que de acuerdo con el autor llega a diluirse con el tiempo y, por supuesto, mucho en virtud del desarrollo tecnológico que inflexiblemente desplaza formas y modos de hacer que fueron típicos. De otra parte, se trata de objetos seductores, atrayentes y en buena medida simpáticos, poseedores de esa gracia invariable que suele tener la obra de este artista cuya tarea habitual es acentuar lo íntimo.

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ENSAYO MODA

FRAGMENTOS DE UNA VIDA PEREGRINA RAFAEL TORIZ

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no de los dilemas esenciales a los que somete la vida nómada, si se cuenta con la posibilidad de no recorrer el globo a la manera de los gitanos y se abominan las prohibitivas y onerosas facultades que acostumbran los diplomáticos, es la incapacidad de cargar en la valija con el guardarropa adecuado para todo tipo de clima: recorrer de norte a sur el continente a una velocidad mayor que la de cualquier otra especie voladora somete el endeble cuerpo humano a las contingencias del tiempo, que cambian abruptamente dependiendo de la distancia con respecto al Ecuador. Señalo lo anterior porque, pensando en qué llevar en mi maleta hace unas semanas, reparé en un detalle aún no resuelto por la industria del diseño

de ropa: la invención de ropa unisex nanotecnológica capaz de aclimatarse a todo tipo de clima y ser lo suficientemente maleable y llevadera para portarse con estilo; de preferencia, a precios moderados. Sometido a calores de más de 40 grados a la sombra en la hermosa ciudad de Mérida hace apenas unas semanas –luego de visitar las entrañas de los cenotes mayas, concretamente aquellos que no han logrado ser envilecidos por las hordas de turistas que han vuelto dichos lugares sagrados balnearios intolerables–, tuve que desplazarme hacia el sur del continente desde la península yucateca hasta uno de los puntos neurálgicos de la Patagonia, en la ciudad de San Carlos Bariloche, un sitio célebre por su belleza y sus reservas naturales, que inclu-

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yen lagos, montañas, bosques y extraordinarios centros de esquí, por lo que la temperatura promedio rodeó, durante la semana que estuve frente al lago Nahuel Huapi, los cinco grados menos bajo cero. Algo debe decirse de la inmisericorde beldad de Bariloche y es que se trata de un lugar labrado para la fantasía. La despótica belleza del lago anega y derrama la mirada con azules metálicos que cambian a lo largo del día, dando la sensación de que uno flota sobre un inmenso lago tornasolado. A pocos kilómetros de la ciudad se encuentra el Cerro Catedral, considerado el segundo mejor lugar del mundo para practicar deportes de invierno, y muy cerca también se encuentra el cerro Otto, donde la vista del lago, los cielos y las nieves perpetuas electriza al caminante. Las bellezas del lugar son incontables, y van desde un pesadillesco bosque de arrayanes hasta la profundidad boscosa de la isla Victoria; lugares a los que se accede desde el mítico Puerto Pañuelo. Todo esto viene a cuento porque, como parte de mi viaje, asistí al desfile de modas Emprendedores de Nuestra Tierra, convocado por el Hotel Panorama como parte de la presentación de Moda 2015, donde pudo verse, además del talento de incontables modistos locales y nacionales, a unas mujeres de fantasía que justamente por su condición entre lo etéreo-urbano-decadente movían más a la reflexión introspectiva de la moda considerada como arte que a la lujuria propia de un sibarita sin opiniones. El desfile fue decoroso, con portentos femeninos que demostraban con cada paso y mirada arrolladora por qué la mujer argentina parte plaza en el mundo entero (Giorgio Agamben, Matt Groening, Al Pacino, J. M. Coetzee, Matt Damon y hasta el rey de Holanda no pueden estar equivocados). Sin embargo, lo que más me llamaba la atención era cómo en ese lugar que en sí mismo era ya un encarnado canto a lo sublime, el ser humano se las arregla para domesticar la agreste poesía del entorno a través de banalidades altamente sofisticadas con la intención de saciar su impulso primigenio de apoderarse a su manera de la combustible naturaleza. Confieso que mi pecho se iluminó con la belleza de las modelos, pero al mismo tiempo pensaba que poner el deseo a la altura del ojo la majestuosidad infinita de la nieve con la frágil belleza de las damas era un intento similar por darle a escoger al espíritu de lo vivo entre la luz de las estrellas iracundas y el fulgor de las monedas que indolentes gastamos en la noche.

MEDIOS

DESPEDIDA NO LES DOY CONDE DE SAINT GERMAIN

Estimado boss:

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o se vale! Justo cuando he hecho mi promesa de ya no fallar con Performance y cumplir puntualmente con mis colaboraciones, me avisan de la redacción que dejará de circular este honorable periódico de las “interpretaciones sobre las interpretaciones”. ¿O sea que sumamos también a la lista de desaparecidos a nuestra publicación? Caso triste en verdad. Aún no digiero bien la noticia mientras tomo lentamente un whisky. Para satisfacer mi ego aventuro a decirme a mí mismo que Performance se fue a la quiebra porque dejé de publicar mis artículos. Como este argumento ni yo me lo creo, llego a la razón fundamental: la falta de dinero. En verdad que ha sido toda una proeza mantener un informativo escrito a lo largo de 10 años. Desde la primera etapa bajo el nombre Grafitti, el proyecto que usted encabeza ha resultado la mejor propuesta de periodismo cultural en Xalapa. El simple hecho de catalogar a la capital del estado de Veracruz como “la Atenas Veracruzana” impone un seguimiento crítico y puntual de las actividades artísticas y culturales producidas o representadas en estos lares. Da pena decirlo, pero no hay periodismo cultural en Xalapa si entendemos al género como el mejor medio para ejercer la crónica, el reportaje, la entrevista, la reseña y el artículo de opinión. Por desgracia la escuela de periodismo veracruzano está cimentada en el boletín, como bien lo ha documentado Juan Carlos García Rodríguez en la pasada edición. A pesar de que hemos tratado de cambiar vía la democracia, en el fondo la estructura del poder continúa siendo obtusa y autoritaria, acumuladora de riquezas económicas para sí misma, depredadora del entorno y corruptora de lo humano. Si en la información política de Veracruz el método de la sobrevivencia en el periodismo es la alabanza y el “portarse bien”, en el área del arte y la cultura definitivamente es más complicado ante el desdén por el tema y al temor de tener un enfoque crítico. No se niega que hay espacios que dan cuenta de la amplia actividad cultural que se desarrolla en Xalapa, pero sólo de eso se trata, de informar lo que se ofrece pero carente de un análisis y de un enfoque crítico, labor que cubría, sin duda, Performance.

Es cierto que todo tiene sus ciclos, pero el proyecto de la Editorial Grafitti debería tener larga vida. Es fácil decirlo y desearlo. Mantenerlo, como lo sabemos, es lo complicado. Por desgracia, Performance desaparece justo cuando vivimos en el tobogán de la decadencia. La impunidad y la corrupción que van de la mano como forma de vida han sentado sus reales y creado una gran metástasis que enferma y hunde a la sociedad en la ignorancia, la pobreza y la violencia. Podría ser una imagen en exceso negativa, pero no recuerdo, en lo que llevo de vida, una época marcada por una decadencia rampante y permanente. Si nos asomamos a los medios de comunicación locales (área que debería de cubrir de acuerdo con sus órdenes de trabajo que me envió, estimado boss), el panorama es triste. La tenebrosa cifra de 14 periodistas asesinados en los años recientes sin que exista un solo consignado por esos hechos lamentables, nos muestra claramente que la muerte tiene permiso y goza de cabal impunidad. Hay espacios que se mantienen al filo de la navaja como Círculo rojo del periodismo en Veracruz, que mantienen Claudia Guerreo, Virginia Durán y Armando Ortiz; o el valiente y útil trabajo que realiza Radio Teocelo. Los esfuerzos por hacer un trabajo diferente en beneficio de la libertad de expresión en verdad son hechos aislados. En Radio Televisión de Veracruz, salvo honrosas excepciones, arriaron las banderas de la producción propia con un sentido de amplitud de la cultura para darle paso al anodino comercialismo fomentado por la escuela Televisa.

De los medios de comunicación de la Universidad Veracruzana, de Radio UV seguimos en la espera de escuchar un proyecto vigoroso a través de su cambio a FM, y TVUV vive entre el universo inmenso de la internet. El panorama que prevalece entre la educación informal de la población está permeado por el estilo Televisa y, por desgracia, por la narcocultura que se extiende y pervive como hidra sin control. Hace diez años, cuando surgió Performance, aún podíamos avizorar esperanzas con la alternancia del poder. Por desgracia nada cambió para bien de la sociedad y sí se pervirtió para nuestro mal. Hoy, en medio del fomento a la ignorancia y la falta de respeto a la vida, cavamos nuestra propia tumba con la singular inocencia creyendo que estamos haciendo nuestro propio túnel de escape. Lo único que hacemos es oscurecer más nuestro pensamiento hundiéndonos en la ignominia. Cierto, ando muy negativo, pero ¿puedo ser positivo ante la desaparición de Performance? Lo dudo. Voy por otro whisky para brindar por usted y su estoico equipo que mantuvieron a lo largo de una década un proyecto que nos permitió la libertad de vivir y opinar el arte y la cultura desde otros enfoques. Estoy seguro que pronto coincidiremos en otros espacios y lugares, por eso despedida no les doy. Un abrazo. Conde de Saint Germain, duque de los Jardines de Xalapa y actor improvisado de Performance.

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PERIODISMO

DESPEDIDA LUIS ENRIQUE RODRÍGUEZ VILLALVAZO

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o recuerdo con exactitud el año en que empecé a colaborar con Performance, por lo tanto no tengo la certeza de haber participado en los diez años que duró la empresa encabezada por José Homero y compañía. Diez años en los que, como escribí en la colaboración para la edición que celebraba el decenio de vida del periódico, hemos sido testigos de la transformación, para mal, de nuestro entorno social, político y de seguridad. En diez años pasamos de la posibilidad de la alternancia en el poder a la fragmentación de una izquierda cada vez más comodina; una derecha voraz y puritana, y un priismo que no olvida su esencia predatoria. Hoy vemos al primer gobernador “independiente”, ajeno a siglas partidistas, pero dependiente de quienes detentan el poder económico de un estado como Nuevo León, donde manda la empresa, no los partidos. En ese mismo lapso, el ejercicio de la cultura en Veracruz si sobresalió fue por iniciativas independientes, dispersas; la parte oficial se mantuvo dentro de la normalidad, con el estigma de haber perdido la posibilidad de que el Hay Festival adquiriera carta de naturalización en Xalapa. El argumento de que el retiro de la sede obedeció a las agresiones a la libertad de prensa en la entidad, me parece más bien la salida “elegante” a la falta de presupuesto para sostener un festival de estas características, pero en realidad pueden ser sólo figuraciones mías. La emergencia de movimientos sociales ha sido tan efímera como inútil; hasta ahora no han logrado transformar la sociedad ni los subcomandantes ni los poetas. Los jóvenes, ávidos de épica, se montan de pronto en olas que sólo les auguran un buen revolcón en la arena y nada de epopeya. Cada día sus expectativas son más cortas y su desencanto más profundo. Su esperanza, su visión de futuro se diluye, nada hay que los aglutine y cuando brota, a la vuelta de unos días se les traiciona y de nuevo la nada, el páramo como visión de futuro. Dejo para el final el estado que guarda la prensa en la entidad, hoy de nuevo foco de atención por el deceso de un repor-

tero en la Ciudad de México, cargado a la cuenta del gobernador Javier Duarte, sea cual sea el resultado de la investigación. He insistido y lo seguiré haciendo, no todos los homicidios de periodistas tienen que ver o son resultado de su trabajo periodístico, ni todos los reporteros por el simple hecho de serlo son santos y ajenos a las debilidades humanas de toda índole. Es curioso como la memoria es corta en estos asuntos. En todas esas marchas y arengas ya nadie se acuerda de la extraña muerte de José Miranda Virgen; la desaparición de Jesús Sandalio Mejía o el homicidio de Raúl Gibb. ¿Será que ellas no afectan la libertad de expresión? Es una lástima, José Homero, que la situación económica –imagino que las razones personales que adujiste al comunicar tu decisión de cerrar el diario son muchísimo más amables– te orille a desistir de seguir conduciendo esta nave a la que gentilmente me convidaste a subir, no sé si hace diez, o nueve u ocho años. Agradezco enormemente aquel encuentro en la calle, porque eso sí lo recuerdo, cerca del mercado de San José, donde me invitaste a colaborar para el periódico, lo cual me dejó sorprendido y con un terror espantoso al no saber en principio qué hacer, qué escribir, y luego no tener la confianza de si mi trabajo tendría la calidad suficiente. Pasé la prueba y de ahí en más mis trabajos fueron bien recibidos en las páginas de Performance. La invitación me llegó justo en un momento en que me decantaba en una profunda crisis del oficio escritural, pues no tenía alicientes ni espacio que me aseguraran la lectura de mi trabajo y lo encontré en Performance. Performance se va en una coyuntura en la que su presencia en la vida social y cultural del estado es muy necesaria ante la carencia de espacios reales para el ejercicio de la crítica, la crítica inteligente, con argumentos, no aquella que apuesta a la diatriba y al insulto por el simple hecho de sentirse iconoclasta. Un abrazo para ti, Homero, y para todo tu equipo, como siempre con el agradecimiento por su paciencia y por su tozudez para mantenerse hasta lo posible.

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ENSAYO LIBERTAD

LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN ES COMO LA VIDA MISMA JULIO QUESADA

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Para Performance: In Memoriam. 10 años al servicio de la vida viva

o acuso” esta situación por la que atravesamos los ciudadanos amantes de la república del Quijote: la posibilidad de que te asesinen, tras ser torturado, por expresar en público tu punto de vista sobre la realidad que vivimos. Sin embargo, por más que se nos amenace, y la historia puede dar cuenta de ello, no obstante sigue siendo cierto y justo que cada persona es un punto de vista completamente nuevo en el mundo. Sólo se puede combatir el gris de las tropas armadas de la Nada a través del ejercicio infinito de la verdad y re-creación de los individuos. Cervantes fundó la novela moderna porque inventó la democracia en la literatura antes de que políticamente fuera posible. Su ingenio consistió en darle voz propia a la pluralidad de voces que es el mundo. Heterología y heterofonía, muchos logos y múltiples, casi infinitas formas de decir las cosas, esa es la “invención”, escribe el crítico teórico ruso Mijail Bajtin, la buena nueva de un género literario, la novela moderna en la que todos los hombres y mujeres, todo el mundo, cuentan en la narración que se va formando, entretejida, gracias a todos los puntos de vista o perspectivas. Por lo tanto, si suprimimos alguna de estas ramificaciones de la vida estamos, como los nazis, suprimiendo, destruyendo una parte fundamental de la vida. La vida es, como se dice en hebreo, los vivos; en este sentido es en el que la pluralidad de la vida se convierte propiamente en lo más sagrado. En otro orden de cosas, pero también dentro del ámbito de la vida como literatura, las lenguas dejan de estar aherrojadas por el monologismo para aprender modernamente que una lengua solamente puede ser estudiada, investigada al trasluz de otras lenguas. De forma que la libertad de expresión es como la vida misma. Su fundamento

late en el propio Universo que, de forma ilimitada, se expande a través de una irreductible variedad de pupilas no fijas sino en constante movimiento. Pero, ¡ay!, suprimida la libertad de expresión, amordazado el reino de Cervantes (Carlos Fuentes) la luz de la vida y la democracia se apagan. Y deviene la oscuridad calculada del terror estatal o privado-estatal, cuyo único fin es imponer descaradamente una visión, una vivencia de la realidad del mundo cotidiano muy parecida a aquellas fotografías trucadas del régimen bolchevique. Falsificaciones mediante las que se racionalizaba históricamente el fin de la democracia y el final de la literatura y de la filosofía. Una insoportable levedad del ser amenaza, cual tsunami encrestado de ilimitada voluntad de poder, con destruir no ya el ágora, sino todo el fundamento moral de la Atenas Veracruzana. Quien tenga oídos, oirá. Quesada Martín. Reconocido filósofo español. Es investigador del Instituto de Filosofía de la Universidad Veracruzana. Su más reciente libro: Cultura y barbarie. Racismo y antisemitismo, publicado este año por Biblioteca Nueva.


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LIBROS HOUELLEBECQ

ABANDONADOS POR EL ESPÍRITU RACIEL D. MARTÍNEZ GÓMEZ

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l glamour maldito con que se enmarca la última novela de Michel Houellebecq pudiera estar empañando el fondo de Sumisión. Recordemos que Sumisión paradójicamente es víctima coyuntural del ataque terrorista a la revista satírica Charlie Hebdo. Se envolvió su aparición en el contexto de escándalo de intolerancia religiosa, que incluía la persecución a Houllebecq, hecho que más acentuó el morbo de su lectura -lo que insistimos contribuyó al eclipse del discurso de la obra con mucho más aristas que un panfleto político. Houellebecq se defendió alegando imparcialidad en su fábula, y remarcó eso precisamente: el carácter ficcional y por tanto lo inocua e irrelevante que puede ser la acusación en contra de una novela por agitar al público de forma unánime y automática. Lo anterior, con todo respeto, es estúpido plantearlo… y no lo dijo Houellebecq. Resaltemos algunos aspectos que nos parecen más distintivos de Sumisión, como por ejemplo, la banalización espiritual. En Sumisión se percibe una clave para deleitarse con la estepa existencial de Houellebecq: la disolución individual se da en el momento cismático de la política. Mientras el ascenso político de una corriente en apariencia aglutinante en Francia, en el experimento interreligioso más importante para domesticar el choque de las civilizaciones, Houellebecq pinta un lienzo cruel, una pieza plástica post El Bosco donde ya no hay quien crea esa atemorizante representación en donde Cristo separa a la cohorte de los elegidos de la legión de los condenados. No, no hay advenimiento como lo imaginamos, pero sí una dolorosa selección espiritual de las especies. Francois, nuestro pecador en Sumisión, se sume en una fantástica inacción. Arrobado, ni siquiera con el síndrome Stendhal en un Rocamadour visiblemente sitio de ensueño, comienza a empequeñecer en la capilla de Notre-Dame frente a la famosa Virgen Negra que tiene una silueta y atmósfera poco habitual para el lenguaje estético cristiano. La descripción de Houellebecq es lapidaria: no hay una retórica sentimental en los rostros de la virgen ni en el niño. El niño ya era rey del mundo, dice Houellebecq, la sensación de poder y de fuerza intangible era aterradora. Francois es resultado de la medianía o grisura del hombre moderno que Houellebecq ha retratado desde Ampliación del campo de batalla, Las partículas elementales y Plataforma. Ese fracaso de la mediana edad en donde el acantilado es tal, que su altura y viento frío calan de una manera que anulan la posibilidad de observar de dónde viene la ominosa soledad. Cuando ocurre el punto de inflexión de Sumisión, los riesgos de una Eurabia y de una simulación moderada de la

tolerancia interreligiosa ganando la presidencia de Francia, son apenas el magma superior de lo que ocurre por debajo a todos los individuos. Lo que le pasa es nada con relación a la reyerta política. Francois: soltero, para empezar, sin familia ni proyecto similar; luego, soltero un poco cultivado; y después, soltero un poco triste, tampoco demasiado, sin grandes distracciones y con una sexualidad que se le acaba de escapar al territorializarse en Tel Aviv: sólo una foto alcanza para satisfacer el hormigueo de la mano masturbadora.

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No, no es la Bruja Cósmica sino Michel Houllebecq, ese Viejo Terrible

El futuro político para Houellebecq es una charada en el más amplio sentido del término. En el pueblo de Rocamadour se dice que la cristiandad medieval pudo haber sido cuna de una gran civilización. Ahí desfilaron reyes de todo tipo que se arrodillaron frente a la Virgen Negra. Y la reflexión apunta a dicho lugar de este misántropo que es Houellebecq: la Revolución francesa ni la República duraron tanto tiempo como la cristiandad medieval y su símbolo pétreo: Rocamadour. Lo que se debate al interior es un simbolismo trascendental: se trata de que el corazón de la devoción no es Jesucristo, ni el padre, sino la mujer, la madre: la Virgen María. Este vuelco político a su vez genera un vuelco en la vida de los académicos de La Sorbona. Pero a Francois poco le importa la perniciosa consecuencia de un gobierno islámico,

que seguro modificaría las prácticas universitarias -de hecho a las primeras de cambio padecerá una jubilación forzosa. Francois comparte, o cree compartir, la misma situación de Huysmans, motivo central de su tesis de doctorado. Las dudas de la conversión religiosa y el deseo desesperado de incorporarse a un rito, sin embargo no tiene paralelo entre ambos. No disminuyo con esto el dolor de los dos: pero mientras en Huysmans esa duda lo hace sufrir como un romántico, lo de Francois acontece en la burbuja de Houellebecq al ritmo misántropo de El mapa y el territorio. Sentado frente a unos muslos de pato -lo que enaltece la identidad turística de Rocamadour-, Francois tiene un ataque de hipoglucemia mística. Regresa entonces para una despedida de Rocamadour y envolverse en la comedia de enredos que ha sido el triunfo islámico: observa Francois a la Virgen Negra que lo esperaba en la oscuridad con la grandeza ya descrita, pero aun así, esa conversión quedó distante mientras el personaje se hunde en la banca, limitado dice Houellebecq, y se va de la capilla con su cuerpo deteriorado, perecedero. Así, abandonado por el Espíritu, como uno de los tantos personajes que el tedio mata en el cosmos de Houellebecq, Francois se disuelve en el permanente relevo de turistas todos un poco diferentes y todos un poco similares. Lo espera en París la conversión por conveniencia: después de una jubilación le condicionan regresar a la Universidad Islámica de La Sorbona con la posibilidad de más salario y tres mujeres validadas en matrimonio. Esto es lo que resta en el fondo empañado de la novela: grandiosa Sumisión con una nueva vida en donde no se extrañará nada. Sumisión de Michel Houellebecq, Anagrama, Barcelona, 2015, 288 pp.


REVISTA DE LA UV

LA PALABRA Y EL HOMBRE, EN DEFENSA DE LA LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL ITZEL OLIVARES BRUNO

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ada vez, con más frecuencia, los estantes de las librerías y bibliotecas se llenan de libros con ilustraciones llamativas que representan lo mismo escenas extraordinarias como cotidianas, con el fin de ser atractivos para los niños al tiempo que les permiten aprender de sus contenidos. Encontramos que las ilustraciones acompañan un texto, o viceversa; el texto es sencillo en la mayoría de los casos pero no por ello está lejos de ser aburrido u obvio; tanto el contenido como la portada son una invitación a que el libro se mire, se lea, y, ¿por qué no?, se toque y se disfrute del olor de sus páginas nuevas. Al abrir uno de estos ejemplares estamos adentrándonos en la literatura infantil y juvenil (LIJ) que está cobrando una fuerza imparable y que llegó no sólo para quedarse, sino para ser investigada, estudiada y reflexionada por diversos especialistas desde distintas disciplinas, así como impulsada por múltiples casas editoras y autores convencidos de que los más jóvenes tienen también la palabra y la capacidad de lograr que esa palabra sea crítica y responsable gracias al ejercicio de la lectoescritura. La Palabra y el Hombre, revista de la Universidad Veracruzana (UV), hace notar que es uno de los espacios culturales que ya reconoce a la LIJ como medio indiscutible para acercarse a jóvenes y ayudarles a incrementar su capacidad de imaginación y creatividad, entendimiento y reflexión propios del acercamiento constante a la literatura, cualidades que no todas las disciplinas ni saberes otorgan. Así, el número 33, coordinado por Lino Monanegi, cuenta con la participación y la guía de artículos notables de Laura Guerrero Guadarrama, Marianela Hernández Páez, Esther Hernández Palacios, Luis Arturo Ramos y Guadalupe Flores Grajales, los cuales dentro del dossier de LIJ explican qué es, cuál es su importancia, cuándo surgió, cómo ha cambiado y por qué la LIJ es literatura en sí misma. Estas miradas breves y concisas pero igual de amenas y valiosas dan como resultado, más allá de un texto objetivo, una percepción personal y experiencia de cada uno al poner en práctica la teoría acerca de la LIJ. Al lado de estos textos se publican “Te miro desde aquí, Miguel” de Eugénio de Andrade y “Pequeño tú no dices nada” de Tasos Livaditis (poetas), con traducción a cargo de Jorge Lobillo. El punto de convergencia entre los dos textos es la mirada metafórica que un adulto dirige hacia un niño mientras éste crece y en la cual se basa el yo poético para reflexionar acerca del mundo en que se desenvuelve el infante. En “Te miro desde aquí, Miguel”, el miedo y las dudas se hacen presentes, desconfiando del caos en el que son capaces de vivir los seres humanos y el exceso de indiferencia al que pueden someterse. En “Pequeño tú no dices nada”, de nuevo aparece una completa alusión a las dudas e interrogantes, pero esta vez hacia algo que el adulto

piensa que podría formular el niño, concluyendo así que éste no pregunta nada porque “los astros te han enseñado todo”. Es notoria la diferencia de las cuestiones: mientras un adulto puede pensar lo peor porque conoce los altibajos de la vida, el niño, ensimismado en su juego, posiblemente se preguntaría “si las piedras no sufren / bajo las ráfagas del viento”. Así como en la literatura, en el terreno de la cinematografía las temáticas, personajes y sobre todo las técnicas de entretenimiento considerado infantil o juvenil avanzan a pasos agigantados. Ya es un hecho: la época contemporánea muestra un panorama muy amplio de posibilidades de abstracción para distintos gustos y edades. Si de hablar sobre cinematografía “infantil” se trata, es obligatorio admitir que la animación digital ha cautivado no sólo a infantes, sino a grandes de distintas latitudes. Luis Reséndiz comparte el texto “Cine infantil. Un panorama en mutación”, en el cual describe la travesía que han experimentado los estudios de la animación dominantes en la actualidad. Desde el exitoso y multi-reproductor de arquetipos Disney (en coproducción con Pixar), pasando por el menos renombrado –pero económicamente nada rezagado– DreamWorks, hasta llegar a proyectos más separados ideológicamente como los Estudios Ghibli o el incipiente Laika, el autor nos da un recorrido acerca de cómo estos diferentes imperios de la animación representan la infancia en la variedad de sus películas, así como el contenido y la forma de su tratamiento. Mientras que Disney continúa distribuyendo cintas como Enredados (la historia de Rapunzel) o Frozen, en las cuales los personajes se adhieren a un modelo ya preestablecido como el héroe o el antagónico, otros parodian los roles que cada personaje juega, mostrando cómo serían si formar parte de esa realidad literaria o cinematográfica no fuera objeto de seriedad por parte del espectador. Las cintas de Shrek (DreamWorks) conforman un ejemplo al cuestionar la función de cada personaje dentro del filme. De igual manera tiende a suceder en El increíble castillo vagabundo (Ghibli). Al mirar esta multiplicidad de historias en la pantalla grande (muchas de las cuales se han rescatado de la LIJ, por cierto), es notorio que existen inclinaciones hacia finales felices, aunque cada vez más se muestren tonos oscuros como parte de una “didáctica” dirigida hacia jóvenes. En el imaginario colectivo, al pensar en LIJ saltan a la mente dibujos animados, caricaturas, colores, texturas… en fin, escenarios que sólo podrían existir en la imaginación, en los sueños y que basta que haya un artista visual para que se transformen en ilustraciones. De eso se encargó Gabriel Pacheco al presentar imágenes extraordinarias que bien podrían reflejar la imaginación de los jóvenes e infantes al momento de realizar la

PERFORMANCEINTERPRETACIONESSOBREINTERPRETACIONES

lectura o ensayar un texto pero con la característica de que los colores fríos (azul, escalas de grises, verde) son los predominantes en las figuras de estos personajes, presentes en el imaginario infantil, que remiten inmediatamente a la fantasía: la sirenita y la bruja malvada; un bosque con ramas grises y coloridas flores enmarcando una figura humana en compañía de un gran oso; figuras humanas en solitario que simulan posar para las fotografías de un lente inexistente (que conformaría la mirada del espectador); criaturas y paisajes acuáticos de predominante azul y gris, etc. Todas estas ilustraciones incluidas en títulos de diversos autores como Octavio Paz, Rudyard Kipling, Véronique Granville y María Baranda, quien dedica un texto al dossier gráfico. Como es costumbre, la sección “Entre libros”, que dedica sus páginas a las reseñas, en cada número nos muestra gratas sorpresas acerca de las novedades literarias. Siguiendo el tema de literatura infantil y juvenil, encontramos las reseñas de Mallko y papá, de Gusti (a cargo de Diana Luz Sánchez); ¿Cómo nacieron las estrellas?, de Clarice Lispector (a cargo de Luis Pignatari); La artesana de las nubes, de Bianca Estela Sánchez (a cargo de Rebeca Martínez); Flora y Ulises, de Kate DiCamillo (por Yolanda Fernández Aburto); Buenas noches, Laika, de Martha Riva Palacio Obón (por Claudia Paola Beltrán) y El barco de los niños, de Mario Vargas Llosa (por Lino Monanegi). La sección “Miscelánea” cuenta con textos muy variados: Katia Escalante comparte un texto sobre Roal Dahl, escritor británico creador de famosos personajes como Matilda y Willy Wonka de Charlie y la fábrica de chocolate, conocidos debido a su traslado a la pantalla grande; con Marco Antonio López accedemos a la inmersión del casi emergente mundo de los denominados booktubers, esos jóvenes que acaparan y encabezan las pantallas de los monitores si de dar opiniones y reseñas literarias se trata; Mario Muñoz, en “Una autobiografía literaria”, recorre su exitoso trayecto a través de las letras, sus inicios y su inclinación por la literatura gótica y la relación de la literatura en general con el cine; Raciel D. Martínez nos adentra en el aniversario número 60 de Rebelde sin causa. Todo el número 33 de La Palabra y el Hombre podría subtitularse En defensa de la literatura infantil y juvenil, pues la revista se postula como un espacio de respeto e impulso hacia ese género. Algunos niños y jóvenes juegan e imaginan en el mejor de los casos o, desafortunadamente sufren vejaciones en el peor y no tienen oportunidades de desarrollar sus diversos potenciales; hay desigualdad en todos los lugares del mundo, así como la puede haber en muchas etapas de la vida humana, por lo que no está de más tomarse un poco de tiempo para reflexionar todo el juego, inocencia y perspicacia que los niños y jóvenes aportan al mundo de los adultos.


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EN LA CASA DEL LAGO UV

SEBASTIAN FUND PRESENTA TRES CUADRAS PARA UN BESO

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a Casa del Lago de la Universidad Veracruzana (UV) alberga, desde el 8 de agosto, la muestra gráfica de Sebastian Fund Tres cuadras para un beso, y que podrá visitarse de lunes a viernes de 9:00 a 15:00 y de 17:00 a 19:00 horas. Fund egresó de la Facultad de Artes Plásticas de la UV y es cofundador del taller de gráfica Médula Negra, en Xalapa. Destaca en la producción de colografía, técnica de impresión en la que se incorporan elementos que se adhieren a la plancha antes de entintar y pasar la imagen al papel, con lo cual se ocasiona una texturización del soporte. El extenso currículum de Sebastian refiere numerosas exposiciones individuales y colectivas, así como diversos reconocimientos. En cuatro ocasiones ha sido seleccionado en la Bienal Nacional de Artes Gráficas Shinzaburo Takeda. Obtuvo mención honorífica en la Bienal Internacional de Artes Gráficas José Guadalupe Posada de

Obras de la exposición de Fund

Aguascalientes, en 2013. Ha sido beneficiario de la beca Jóvenes Creadores del Instituto Veracruzano de la Cultura, en 2010 y 2012. Fund ha expuesto en 11 ocasiones de forma individual, entre las que destacan: Grafos, Espacio Cultural El Paliacate, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, 2010; Días

de tinta, Galería de Arte Contemporáneo, Xalapa, 2012; Piedra, papel y madera, Casa de la Cultura de Coatepec, 2012; Aff-Off, presentación con el Taller “Médula Negra”, Galería Thomas Flechel, México, 2012; Golem, recinto sede del Ivec, Veracruz, 2014; Periodo especial, Instituto de Artes Plásticas de la UV, Xalapa, 2014; 50 cucharas para

un postre, galería Ramón Alva de la Canal, Xalapa, 2014. En la muestra se pueden apreciar varias piezas de la serie Conspiración, la cual se desarrolla en un mundo onírico donde el personaje principal viaja por distintas escenas que lo modifican, no sólo en su contexto inmediato, sino también internamente.

EN EL TEATRO DEL ESTADO

ORTEUV PRESENTARÁ LAS MUERTAS, DE JORGE IBARGÜENGOITIA DEL 21 DE AGOSTO AL 13 DE SEPTIEMBRE

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a Compañía Titular de Teatro de la Universidad Veracruzana (Orteuv) anuncia la temporada de Las muertas, versión de Martín Acosta basada en la novela de Jorge Ibargüengoitia, del 21 de agosto al 13 de septiembre con funciones los viernes a las 20:30 horas, sábados y domingos a las 19:30 en la sala Dagoberto Guillaumin del Teatro del Estado. La entrada general será de 80 pesos, estudiantes e Inapam, 60 pesos. El texto cuenta una historia de crimen y corrupción basada en un hecho de la nota policiaca, la historia de Las Poquianchis, que retrata las miserias de la condición humana en una pequeña comunidad mexicana. Las muertas se estructura a partir de los testimonios ministeriales de quienes participaron directa o indirectamente en los hechos sangrientos, poniendo en evidencia la doble moral y la idea de justicia que determinaban en aquel entonces los

actos sociales. Lamentablemente, nada hay de anacrónico en este relato que habla de corrupción, lenocinio, ignorancia y ambición, así como también de amor, odio y locura. Imposible imaginar que han transcurrido 50 años desde el estupor causado por la noticia de unas hermanas que habrían cometido múltiples asesinatos en el estado de Guanajuato, destapando una red de intereses que terminaría con ellas en prisión. ¿Qué representan hoy Las Poquianchis? ¿Dónde está la frescura de este relato que desnudó los horrores de una época que creíamos muerta? Martín Acosta sugiere que en la posibilidad coral. Esta versión de Las muertas subraya la multiplicidad de voces que dan forma al acontecimiento, dotándolo de minucias escalofriantes. Las muertas no pretende, pues, contar la historia de unas criminales, sino animar la pista sonora de una sociedad que

Está basada en un hecho de la nota policiaca, la historia de Las Poquianchis.

a pesar del auge modernizador del medio siglo, ya mostraba los gérmenes de un Estado fallido. De allí venimos: de ese ambiguo compromiso ciudadano en el que aceptamos con sumisión las reglas que no vamos a cumplir. ¿Quién nos ha educado así?

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