pdf

Page 224

Antología de textos: La novela histórica Hoy cumplo diecisiete años. Tirana me despierta con un ramillete de violetas perfumadas. Me levanto y toda la casa huele a flores frescas. Han adornado los dinteles con guirnaldas de laurel y en las columnas del atrio cuelgan ramos de acebo. Tirana me viste con una túnica dalmática, regalo de Lucano, y Ruth me peina con unas trenzas altas. —Deberías estar contenta. Sí, debería estar contenta, pero la alegría ha huido de mi vida. Buenos días, funestos Hados. Buenos días, Erinias que acosáis a los mortales. Buenos días. Pronto hará un año del incendio y de las espantosas matanzas de cristianos. Séneca se ha esforzado en consolarme: «Marcia, no cultives la tristeza, es una pasión perniciosa». Y Lucano... Lucano me recita los versos de Horacio: No seas loca, filtra tus vinos Y adapta al breve espacio de tu vida Una esperanza larga. Mientras hablamos, huye el tiempo envidioso. Vive el día de hoy. Captúralo. No fíes del incierto mañana. —Carpe diem, pequeña. Hay que apurar la vida —me dice. Yo me esfuerzo. Me esfuerzo en comprender, esperando el devenir del tiempo, ése que, según Séneca asegura, retorna los sentimientos a su justo lugar. Me esfuerzo pero no puedo alejar las pesadillas. Tengo un sueño que se repite en formas diferentes, un sueño nefasto que siempre me devuelve al infortunio: Claudia es una antorcha ardiendo que ilumina a Pomponia Plautia, a Pomponia destrozada por los perros. Me despierto sudando, Tirana me moja la frente y los resecos labios, y yo vuelvo a dormirme para ver a Josué conduciendo un carro de colores azules. Es de noche. Roma arde y el anciano judío Simón Pedro apaga las llamas con una copa de sangre. Éste es el sueño, el sueño que se me repite y me deja un sabor a hiel y a almendras amargas. Estoy tan sola. Cuando tenía quince años y me sentía sola, Paulina me decía que eran cosas de la edad. Hoy cumplo diecisiete años y lo único que siento es el infortunio de mi soledad. Ruth me perfuma el cabello con sándalo y Tirana anuncia: —El tribuno ha venido a visitarte. Te espera en la fuente de Diana. Corro hacia el bosquecillo. Fabricio está aquí. Corro mientras el corazón me golpea. Hace dos meses que no lo veo. —Felicidades —me abraza—. Estás preciosa.

Antología de textos

Lola Gándara, La oscura luz del Tíber.

222 © grupo edebé


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.