Compromiso docente : ¿Vocación o trabajo?

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Leguizamón Laura Soledad

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oy en día es común oír la famosa frase “la juventud está perdida”, sin dudas tal afirmación se constituye en una creencia generalizada, para ser más precisa, se trata de una percepción que integra el universo de las representaciones sociales, éstas regulan el comportamiento de los sujetos que interactúan en el entramado social. En consecuencia, los docentes, en tanto sujetos sociales y actores institucionales, no se encuentran ajenos a dicha mirada. La tarea docente se caracteriza, tal como afirma Gimeno Sacristán (2006: Pág. 20)1, por un componente utópico, tiene como meta primordial lograr un aprendizaje que le resulte significativo al alumno. Sin embargo resulta paradójico creer en la posibilidad de lograr modificación alguna en un sujeto que ya no tiene retorno, en un “joven que no ve más allá de sus narices”. Resulta prudente entonces preguntarse con qué compromiso afronta un docente su práctica pedagógica si parte desde el preconcepto de que la juventud está perdida.

La labor docente A la hora de abordar esta problemática es preciso considerar la complejidad de la labor docente. La misma debe ser tomada con seriedad ya que atañe al proceso de formación de los sujetos, por lo cual un docente debe ser responsable a la hora de enseñar. Pero ¿cómo ser responsable y seguir los mandatos de la buena enseñanza ante un sistema que no considera las diferentes realidades, que no valora el trabajo docente, que no otorga recursos, en fin que hace oídos sordos a las demandas educativas en general?

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ARAUJO, SONIA. Docencia y enseñanza. Una introducción a la Didáctica. Cap. 1. Universidad Nacional de Quilmes. 2006

Editorial

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