Editorial Las fechas estivales son especialmente proclives
SEGURIDAD contra el fuego Aunque absolutamente trascendental por sus cáusticos —y nunca mejor dicho— efectos, el fuego es a menudo «obviado» cuando se trata de exponer y profundizar sus innegables vinculaciones con la Seguridad (ordinaria y/o extraordinaria), entendida cuando la inseguridad de personas, empresas u otros bienes se miden por coordenadas de riesgo comunes y que habitualmente se producen en escenarios con muy distintos protagonistas, «atrezzos», tramoyas o decorados… Sin embargo, en fechas calendales tan proclives a generar todo tipo de riesgos de incendios, sobre todo forestales pero también factibles de producirse en muchos otros ámbitos vitales, prácticamente todos los años se enciende la luz de alerta en un país como el nuestro cuya peculiar climatología (seca durante gran parte del año en sus territorios peninsulares e insulares) contribuye a potenciar los peligros de siniestros. Pero, sin ningún género de duda, los riesgos de fuegos y sus tantas veces trágicas consecuencias no sólo se limitan a la esencial intervención del Cuerpo de Bomberos, Protección Civil e incluso Ejército…, sino que se trata de un tema cuyas derivaciones atañen y competen tanto a Administraciones públicas como asociaciones y/o empresas privadas ligadas a la Seguridad en la lucha contra las siempre insaciables y devoradoras llamas. Más vale prevenir que curar, se dice con indudable acierto diagnóstico, y esto es de lo que fundamentalmente se trata. Tal es la importancia concedida a tan graves y latentes riesgos de inseguridad, que pueden afectar —y, de hecho, afectan— a personas y bienes de todo género y concepción, que los pasados 8-9 de junio Tecnifuego-Aespi organizó en Madrid el Congreso Internacional de Seguridad contra Incendios (SCI 2009). El evento contó con más de 2.000 profesionales que asistieron a un ciclo de ponencias sobre protección pasiva y activa, así como a conferencias magistrales, donde se extrajeron numerosas e interesantes conclusiones generales y tecnológicas [véanse en páginas siguientes de este número]. Asimismo, y con anterioridad al SCI 2009, organizada por el Comité Sectorial de Detección de Tecnifuego-Aespi, tuvo lugar en Valencia y dentro del marco de Laboralia una mesa redonda que bajo el ampuloso título de «La detección de incendios: propuesta de eficacia y consecución de los objetivos, 360 grados de excelencia», profundizó en la importancia de los sistemas de prevención y detección de incendios para la protección, así como en la evolución de las nuevas tecnologías aplicadas, su integración al sistema de gestión central de edificios, y las ventajas de la conexión a Centrales Receptoras de Alarma (CRA). Es decir, la envergadura de las jornadas dedicadas a prevenir y, llegado el caso, combatir catástrofes de esta índole da idea de la preocupación que en el sector de la Seguridad se concede a tan preocupantes temas para «hacerlo bien». Y es que, como manifestó Rafael Sarasola, presidente del SCI 2009, «en épocas de crisis no nos podemos permitir el lujo de hacerlo mal». Todo un adagio. Pero también es sabido que, lamentablemente, el riesgo cero no existe; sin embargo ello no es óbice para que, utilizando todos los sistemas y medios que la avanzada tecnología actual pone al alcance de las empresas de Seguridad expertas en la prevención y detección de incendios, se intente minimizar al máximo las devastadoras derivaciones de tan latente riesgo… sobre todo en las especialmente proclives fechas estivales en que estamos. La conclusión no ofrece dudas: contra el fuego, SEGURIDAD. Antonio Rojas Director de Publicaciones J ULIO /A GOSTO -2009
C UADERNOS
DE SEGURIDAD /
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