Campus Cultural Magazine No. 24

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REVISTA ELECTRÓNICA

JULIO 1, 2012. AÑO 2 NÚM. 24

Campus

TECNOLÓGICO DE MONTERREY

GUSTAV KLIMT HERMAN

HESSE

LAS OLIMPIADAS

fiesta deportiva de la humanidad CONTEMPOTEC

Juan Jacobo ROUSSEAU La Cristiada La Democracia Precursora

NEO MEXICAN ISMOs


La Revista Campus Cultural está conformada por el siguiente Comité:

Cultural CAMPUS

Patrimonio Cultural

Revista electrónica mensual gratuita, distribuida durante los períodos académicos regulares dentro del Campus Monterrey. Las opiniones expresadas en la editorial y artículos, son responsabilidad de quienes los firman.

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Depto. de Lenguas Modernas Programa Académico de Música Depto. de Estudios Humanísticos Lic. en Lengua y Literatura Hispánicas Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño


Directorio Dr. David Garza Rector de la Zona Metropolitana de Monterrey Dr. Humberto Cantú Director de la Escuela de Negocios, Ciencias Sociales y Humanidades

Editorial Los cursos de verano han concluído y se abre un espacio para las vacaciones estudiantiles y el receso académico. Aunque con un ritmo menos intenso que en los periodos semestrales, continúa el desarrollo de las actividades culturales en nuestra comunidad.

Dra. Lucrecia Lozano Editora

En el campo del deporte, que envuelve una dimensión cultural y de convivencia social, el mundo entero se apresta para presenciar las Olimpiadas de Londres, en las que cientos de atletas de todo el mundo competirán en una justa deportiva cuyo espíritu alienta a la superación de las marcas olímpicas, pero también a la interacción y la construcción de una cultura de la paz

Cristina Ibarra Coordinadora Editorial

En este número también se hacen presentes tres emblemáticas figuras de la cultura universal:

Paul F. Martínez Norma Galindo Diseño Editorial

Juan Jacobo Rosseau, el filósofo político francés que profundizó sobre el tema del gobierno democrático y desarrolló, entre otros, la idea moderna de ciudadanía, cuyo espiritu ha trascendido el tiempo y el espacio y continúa teniendo una singular vigencia en nuestros días.

María de Alva Miguel Angel Arreola Consejo Editorial

Herman Heese, el escritor y humanista de origen alemán que fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1946 y cuya obras, como El lobo estepario o Siddartha, ofrecen una visión del mundo que, no obstante el paso de los años, sigue atrayendo a jóvenes y adultos.

Dr. José Ruiz Valerio Carlos E.Flores Tavitas Gerardo López Castillo Daniela Bravo Martha Sañudo Eloisa Olivia Heredia Daniel Sanabria Felipe Cavazos Betty González Canales José Luis Ramírez Vargas Colaboradores

Gustav Klimt, el pintor austriaco que rompió con los cánones formales de su tiempo y aportó una visión del arte y la figura humana que lo inscribe dentro de las grandes tendencias del modernismo de principiios del Siglo 20. Patrimonio Cultural y Biblioteca Cervantina nos ofrecen una interesante mirada sobre varios documentos históricos resguardados en esos espacios en torno al hecho histórico de la Guerra Cristera, conflicto armado que conmocionó a la región del centro-occidente de México conocida como El Bajío (estados de Guanajuato, Michoacán, Jalisco y Querétaro). El programa de Pasión por la Lectura nos invita a leer los libros electrónicos que ofrece Biblioteca y cuyos títulos han ido creciendo de la mano con el compromiso institucional de alentar la lectura de la literatura entre nuestra comunidad Lucrecia Lozano Editora Portada: Fragmento de "El beso" de Gustav Klimt, 1907.


“Retrato de Adele Bloch-Bauer” (1907)


Betty González Canales, maestra de la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño

Situémonos en el año de 1862. Sigmund Freud tenía 6 años; Leon Tolstoi inicia la publicación de la novela Guerra y Paz; Víctor Hugo lleva a la luz su obra Los miserables; Dominique Ingres pinta el cuadro titulado El baño turco; Louis Pasteur descubre las bacterias anaerobias y la elección de Abraham Lincoln desata la Guerra de Secesión en los Estados Unidos, a un año de haber sido proclamada la abolición de la esclavitud. Es en este tiempo de cambios importantes cuando nace en la entonces capital del arte, Viena, quien sacudirá los pilares estéticos y sociales de la época.

Gustav Klimt nace en Austria, en el seno de una familia pobre, formada por cuatro hermanas y dos hermanos, un padre grabador de oro y una madre con aspiraciones truncadas de ser cantante. Una de sus hermanas muere a la edad de 5 años, así que la angustia y depresión por esa pérdida y las precarias condiciones de vida afectan la vida de Gustave, quien después pierde también a su padre, por un derrame cerebral, y a su hermano.


“Hope II” (1908)


Klimt crece rodeado de la tristeza de su madre y sus hermanas, entre grabados de oro, retazos multiformes de la costura de una de sus hermanas y estampas japonesas, de donde toma sus principales influencias, mismas que lo llevarán a fundir iconografías y simbolismos en sus pinturas, asi como a mezclar estilos y colores de maneras no acostumbradas. Mientras sus contemporáneos optan por imprimaturas basadas en temas clásicos de literatura y teatro, Gustav Klimt decide crear imágenes que no necesitaban depender de otras historias para subsistir, vivían por sí mismas comunicándose en la metáfora vibrante con un espectador curioso. Muchas historias comienzan o terminan con un beso, y es así como de manera fortuita podemos apreciar la famosa escena del pintor, en la que en una superficie de 1.80 x 1.80 metros aparece un hombre coronado con una fresca guirlanda, vestido con relumbrantes túnicas, sobre una alfombra de flores besando a una mujer en medio de un tórrido abrazo, rodeados de brillantes puntos de tonos dorados. Nadie sabe si apenas la mujer será besada, o si tal vez este beso es fin o parte de un episodio amoroso. Sin embargo, al observar la calidez con que descansan sus parpados, los labios sin abrir para pronunciar palabras, una mano suave sobre otra que se perfila poderosa, "El beso” (1907)


“Hope II” (1907)

pero gentil, en la fémina mejilla, podemos sentir, como si estuviéramos apenas ahí, sin hacer ruido, el placer con el que se entregan los amantes. Gustav Klimt desafía con sus temas y expone el auge de la burguesía europea, documentando sáficas costumbres, como el tema de su obra “Las amigas” (1916 – 1917), donde afronta explícitamente el entonces tan escabroso tema. En “Vida y muerte” (1908 – 1911), Klimt retoma el beso y logra otra composición llena de simbolismo: la muerte pintada en colores fríos en oposición a los cálidos tonos del grupo de hombres que representa la alegría. El himno y el amor que vencen a la muerte.

La obra “Retrato de Adele Bloch-Bauer” (1907) forma parte de su período de oro, en donde aparece la mujer con un vestido intensamente decorado que se funde con el sillón en el que está sentada, como si fuera una capa, perdidos en la inmensidad dorada del fondo. Sus obras fueron observadas por el grupo de artistas del grupo El Jinete Azul, liderados por Wassily Kandinsky, quienes veían en Klimt una anticipación de sus investigaciones poéticas y los primeros trazos abstractos. Este año de 2012, en Austria y el mundo entero se celebra el 150 aniversario del nacimiento Gustav Klimt, uno de los más importantes exponentes de la pintura modernista.


Su obra más conocida: “El beso”, puede ser apreciada en los festejos de este aniversario en el hermoso Palacio de Belvedere, en Viena, edificio construido por el príncipe Eugenio de Saboya como residencia de verano en el sitio que en aquel entonces estaban las puertas de la ciudad. El Palacio de Belvedere alberga actualmente el arte austriaco, desde la época medieval hasta el presente. Ligas de para accesar a los museos donde ese encuentran las obras de Gustav Klimt: www.belvedere.at www.secession.at www.khm.at www.burgtheater.at www.mak.at

“Tree of life” (1909)



LAS OLIMPIADAS FIESTA DEPORTIVA DE LA HUMANIDAD

José Luis Ramírez Vargas, Jefe de Desarrollo de Colecciones de la Dirección de Biblioteca

¿Sabías que los anillos del símbolo olímpico representan los cinco continentes entrelazados? ¿Que el peso promedio de un corredor velocista es de 76 kgs. mientras que el de un maratonista es de 55 kgs.? ¿Que en el salto de longitud en la actualidad se está llegando a los 10 metros? ¿Qué el levantamiento de pesas, o halterofilia, nació en el Reino Unido en 1950? ¿Qué el judo tiene su orígenes en las escuelas Jiu Jitsu de los Samurais

japoneses de la Baja Edad Media? Las respuestas a estas y a otras preguntas similares nos llevan a la consideración que las Olimpiadas constituyen un evento cultural de primera importancia para Humanidad entera, ya que en su realización se conjugan el desarrollo del humanismo, la tecnología avanzada, el progreso humano, además de que en ellas se dan cita los países del mundo entero rompiendo las ataduras de la enemistad y los muros de los distanciamientos políticos.


Como todas las grandes expresiones culturales en Occidente, también el deporte olímpico tiene raíces religiosa: Para entenderlo hay que remontarse a la historia de la Antigua Grecia, en donde los Juegos Olímpicos fueron llamados así porque se llevaban a cabo en el santuario de Olimpia en el Peloponeso, en honor de Zeus, y comenzaban con ceremonias y sacrificios. Los primeros Juegos Olímpicos se llevaron a cabo en el año 776 a.C., y la primera competición consistió únicamente en una carrera de 185 o 190 metros de longitud; el vencedor fue Coroebo de Élida. Posteriormente se fueron añadiendo carreras más largas, luchas y el pentatlón, que comprendía lanzamientos de disco y jabalina, salto de longitud y lucha libre. El lanzamiento de disco fue también una de las primeras pruebas de los juegos olímpicos antiguos. La escultura “El discóbolo", obra del artista griego de Mirón de Eléuteras hecha en 450 a.C. es un testigo de cómo la influencia del deporte olímpico llegó inclusive hasta permear el arte.


Existieron otros juegos como los ístmicos, los píticos y los nemeos, sin embargo fueron los olímpicos los que perdurarían. Celebrados cada cuatro años, durante su realización se paralizaban los conflictos bélicos, logrando la unión de los distintos pueblos griegos en esas ocasiones.

El primer Maratón ocurrió cuando en 490 a.C. el soldado Filípides recorrió 40 kilómetros para anunciar la victoria de Milcíades sobre los persas en la batalla del mismo nombre. El primer premio para el ganador de los antiguos juegos fue sólo una corona de olivo sagrado. El historiador y geógrafo Roman Pausanias escribió en el año 170 a.C. la primera programación olímpica con motivo de una visita que realizó a Olimpia. La conquista de Grecia por los romanos en el siglo II a.C. trajo un decrecimiento relativo de los juegos, aunque éstos finalmente se mantuvieron pero abandonando


paulatinamente su carácter religioso y adquiriendo la característica de espectáculo en el sentido moderno de la palabra, ya que se llevaban a cabo con esclavos y prisioneros, con luchas a muerte entre gladiadores. En el año 393, el emperador Teodosio abolió los Juegos Olímpicos pues la concepción cristiana consideró como inmoral una cierta idolatría del cuerpo humano y porque incluían la muerte de personas, pero también

porque el nuevo imperio marginalizó todas las expresiones marcadas con el sello de la antigua religión grecorromana. Los Juegos Olímpicos desaparecieron de la historia y ni siquiera la época moderna del racionalismo y la Ilustración resucitaron esa expresión, tan acorde a sus principios. Tal vez hubieran sido un antídoto contra las guerras de religión, las guerras napoleónicas y otras más. El sueño de la “La paz perpetua” del filósofo Emanuel Kant (1724-1804) se hubiera visto en parte realizado. Tal y como los conocemos hoy en día, los Juegos Olímpicos fueron establecidos por el barón francés Pierre de Coubertín (18631937), principal impulsor de la educación física en Francia, con la intención de recuperar los ideales deportivos de la Grecia Clásica. A él se debe la frase: "Lo importante no es ganar sino competir".


La Primera Olimpiada de los Juegos Modernos tuvo lugar en 1896 en Grecia, con la participación de 311 atletas. El rey Jorge I pronunció en ese año por primera vez las palabras: “Declaro abierto los Primeros Juegos Olímpicos Internacionales de Atenas”. En año 1900, en la ciudad de París se contó por primera vez con la inclusión de mujeres atletas, y en los Juegos Olímpicos de Londres (1908), cada país participante tuvo la posibilidad de desfilar con su respectiva bandera. En los años siguientes las dos guerras mundiales

impidieron la celebración de los juegos. La primera llama olímpica se encendió en los juegos realizados en Ámsterdam en 1928, y fue trasladada por corredores de relevo. Los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 fueron los primeros en ser transmitidos por televisión. Fue hasta 1960, en Roma, que el primer africano de color, Abebe Bikila, ganó una medalla de oro en la carrera del Maratón. Ese mismo año, también en Roma, se celebraron las primeras olimpíadas para discapacitados. Primera Medalla Olímpica, 1896


El récord de la carrera lo obtuvo en silla de ruedas la atleta francesa Louise Sauvage. El 5 de septiembre de 1972 en Munich, el mundo contempló horrorizado el atentado terrorista del grupo palestino “Septiembre Negro” que asesinó a sangre fría a once atletas integrantes de la delegación israelí.

los juegos. Entre sus reglas está el no permitir ningún tipo de discriminación entre los participantes. Las competiciones se consideran de carácter individual, no nacional, aunque la participación de algún país se haya prohibido en razón de su situación política. En 1968, México fue el primer país latinoamericano en celebrar los Juegos Olímpicos en su territorio. En estos tiempos de conflictos bélicos, crisis financieras, crecimiento y globalización desigual, los Juegos Olímpicos son una llamada de la humanidad a no perder el rumbo y la búsqueda de la concordia, de la competencia leal, del premio al esfuerzo. Fiesta, diversión, celebración, espectáculo que conjuga lo formal y lo lúdico, eso y más son las Olimpiadas.

En la actualidad, es el Comité Olímpico Internacional el encargado de regular

¡ Unámonos a la fiesta!


Los XXX Juegos Olímpicos se celebrarán entre el 27 de julio y el 12 de agosto de 2012 en la ciudad de Londres, Inglaterra.

Para saber más sobre los Juegos Olímpicos, consulta estos libros en Biblioteca:

Ésta será la primera ciudad en ser sede de las Olimpiadas en tres ocasiones habiendo sido anfitriona en 1908 y en 1948 respectivamente.

Confidencias de una olimpíada: México 68 / Roberto Casellas. - México: Editorial Jus, c1992. Clave: GV 722 1968 .C36 1992 El gran libro de los deportes olímpicos / [coordinación editorial, Osvaldo Leboso]. - España: Editorial de Servicios de Obras Literarias, S.L. México, D.F.: Value, Grupo Financiero: Grupo Reforma, 2004. Clave: GV721 .G7 2004 Oro Olímpico / Michael Payne; prólogo de Juan Antonio Samaranch. - México: LID Editorial Empresarial, 2007. Clave: GV T21.5 .P318 2007


Art Warriors / Deviantart


LA VIDA DE

HESSE

Daniela Bravo, alumna de la licenciatura en Lengua y Literatura Hispánica.

Desde que tengo memoria, mi padre siempre me ha platicado sobre algunos títulos de la obra de Hermann Hesse, como Siddharta, Demian, Bajo la rueda, El lobo estepario, etc. Y aunque desde entonces se remonta mi curiosidad por este escritor, fue hasta hace poco que lo comencé a leer. El resultado ha sido el descubrimiento de un autor influenciado en gran manera por las filosofías occidentales, china e hindú, que logró proyectarlas en obras literarias con una visión única de la vida y el mundo. Herman Hesse nació el 2 de julio de 1877 en Alemania, y murió el 9 de agosto de 1962 en Suiza. Su padre era originario de Estonia,

una república báltica situada en el noreste de Europa, mientras que su madre nació en Basilea, una población de Suiza. Sumada a esta mezcla de culturas, su niñez la vivió en Cawl, pequeña ciudad alemana situada en la selva negra, y después en Basilea. Esto permitió adquirir una vasta experiencia sobre ambas culturas. Internados y monasterios fueron los lugares en donde se desarrolló su primera educación, caracterizada por el estudio del latín. Al terminar sus estudios latinos ingresó a un seminario evangélico, pero escapó de este por causa de su inquietud de ser poeta.


“Seré poeta o nada”, afirmó Hesse en esa época. Así comenzaron sus empleos en librerías y tiendas de antigüedades en Tübingen y Basilea. Fue en esta época en la que comenzó su actividad como escritor, publicando poemas en diversas revistas y algunas novelas, como Peter Camenzind. El gran éxito que tuvo su obra le permitió casarse con Maria Bernoulli en 1904. Durante los inicios de la Primera Guerra Mundial, en 1912, Hesse instó a los intelectuales alemanes a no caer en las polémicas nacionalistas ni a incitar a la violencia. Esto le provocó ataques por parte de la prensa alemana, amenazas de sus compatriotas y grandes problemas políticos. Al terminar la guerra, volvió a tener

renombre, pero sus trabajos, destruidos por el emergente Partido Nacional Socialista (nazi) no se volvieron a publicar. Pese a ello, escribió Siddharta en 1922, obra en la cual proyectaba su gusto por la cultura y filosofía hindú, la cual había adquirido en sus viajes a la India. En 1923 adquirió la ciudadanía suiza debido a la remanencia de los problemas en su natal Alemania. Durante esta época escribió Le curiste (1925), Viaje a Nüremberg y El lobo estepario (1927). Así continuó en su rol de escritor, hasta que en 1931 comenzó el gran proyecto de El juego de los abalorios, su última obra.


Al precipitarse la Segunda Guerra Mundial, Hermann Hesse se opuso nuevamente a las ideas nacionalistas de los nazis y se convirtió en uno de los autores que defendió a los artistas judíos y a los perseguidos por el régimen nazi. Esta vez ningún periódico alemán quiso arriesgarse a publicarlo. No obstante, continuó escribiendo, lo que le permitió recibir en 1946 el Premio Nobel de Literatura por su trayectoria literaria. Las obras de Hermann Hesse están influenciadas por los viajes que realizó y las culturas que conoció y abrazó. De la filosofía occidental se vio influenciado por Platón, Spinoza, Schopenhauer, Nietzsche y Burckhardt. Sin embargo, fueron las filosofías

china e hindú las que más incidieron en él. Una muestra de ello es su novela Siddharta. A 50 años de su aniversario luctuoso, conocer la obra de Hermann Hesse es conocer más allá de la cultura occidental. Es también descubrir a alguien que defendió sus ideas con fuerza y que a pesar de que se le quiso silenciar, logró plasmar en su literatura todo aquello por lo que vivió.

Fuentes Nobelprize.org. Autobiography of Hermann Hesse. http://www.nobelprize.org/nobel_prizes/ literature/laureates/1946/hesse-autobio.html



CONCIBIENDO FILÓSOFOS

HERMANN HESSE IN MEMORIAM Martha Sañudo, maestra del Departamento de Filosofía y Ética

---“¿Qué es la filosofía?” Me pregunta mirándome a los ojos un muchacho de unos 18 años. Respondo entusiasta: ---“Es una forma de ir por el mundo, de ver la vida, de pensar que vale la pena detenerse a reflexionar sobre muchos aspectos que a todos los humanos interesan, pero que muy pocos se dan el tiempo para averiguar a fondo”. ---“¿Cómo qué aspectos?”, rápidamente el muchacho.

me

replica

Yo también miro ahora fijamente al muchacho y comienzo a discernir en mi cabeza si me voy

en mi conversación por el índice del librito introductorio de filosofía de Thomas Nagel, o por el tipo de preguntas que se hacen en las distintas ramas de la filosofía. Decido por Nagel. ---“Cuestiones como la forma en que mi cabeza crea ideas sobre el mundo y si eso que voy teniendo como verdadero lo es en realidad, o son sólo imposiciones de otros como algo verdadero; o si lo que yo entiendo del mundo lo puedo compartir con otras mentes o es solamente mío e incomunicable porque soy única y sólo yo tengo acceso a mi mente; o cómo averiguar qué es lo bueno, para elegirlo en una situación compleja; o si todo lo que me entusiasma es absurdo porque de todas


formas voy a morir y en pocos años nadie va a recordarme; y en fin, cuestiones tales como si después de haber reflexionado mucho le voy a poder dar mayor sentido a mi vida o voy a ser una persona ridícula y pedante”. Después de mi listado me doy cuenta que tal vez se me pasó la mano y me dejé llevar por su mirada intensa y el que no me interrumpiera. Se produce un intervalo de silencio que no parece incomodarle, al final del cual el muchacho reanuda la conversación: ---“¿Dónde y cómo se estudia todo eso? ¿En un curso, o en un libro? ¿Por dónde se empieza?” Ahora sí me sorprendo, pues ya me ha hecho cinco preguntas en lugar de arrojarme una afirmación poco alentadora como las que estoy acostumbrada a escuchar, afirmaciones que me cierran de un golpazo la plática tales como “Pues qué rollo”, “Está bien loco”, “Ay, qué flojera”, “Que interesante, bueno, gracias”. Pero no, este muchacho no afirma: inquiere. Además no hace preguntas para quedar bien

con una maestra; ni siquiera parece estar interesado en su interlocutor ni en el entorno, sino en dar con una manera accesible de recorrer un camino interior que él ya ha palpado, que le atrae pero al que a la vez teme, por ser terra ignota. Después de varias idas y venidas sobre los qué y los cómo, el muchacho me pregunta, con un tono de complicidad, si conozco un libro intitulado “Siddhartha”. Entonces sonrío y me doy cuenta que el joven frente a mí es uno más de los filósofos que Hermann Hesse ha traído al mundo. Los escritos de Hesse, como los de Nietzsche, tienen la peculiaridad de abrir el espíritu de los jóvenes a la reflexión filosófica. Los de Hesse ofrecen la ventaja de trasmitir cierta humildad de espíritu, en donde no cabe la arrogancia y la fácil desacreditación. Hesse crea en sus novelas situaciones extraordinarias que inducen en el lector un anhelo porque algo similar le ocurra a él mismo; como si ese mundo espiritual y místico que Siddhartha descubre, y al que Demian invita, pudiera


revelarse sólo al discípulo entrenado, al que estando consciente de su soledad, tenga la mente alerta para reconocer hilos sueltos que con aguzada conciencia pueda hilar, tejiendo para sí la certeza de que su camino es el correcto, que es la vía para alcanzar la visión prometida del todo.

la Segunda Gran Guerra sus novelas Demian (1917), Siddaharta (1922), y El Lobo Estepario (1935), circulaban profusamente entre el estudiantado, y unos años después, su obra cumbre, El Juego de los Abalorios, prolongaría su presencia espiritual en las universidades de los años 50.

Rememorando a Hesse, también tomo conciencia de mi Siddhartha(*); en la paz que me dieron compañeros de búsqueda que fueron mis Govindas(*), en los muchos senderos que recorrí tras “el maestro”; y en el escalofrío que siento al constatar que estoy siendo una escucha atenta, un Vaseduva(*), para el joven que está frente a mí y se interesa por la filosofía.

¡Cuánto conviene sostener el vigor de su presencia! Era de Nagel el manojo de ideas que arrojé al muchacho, pero la pasión con que lo transmití, la exaltación que esas ideas siguen provocando, el arrebato que se experimenta cuando se penetra tácitamente en un misterio... Eso es lo que Hesse impregnó en nuestro espíritu.

Como a varios de mi generación, Hesse nos cautivó en la adolescencia y en muchos casos nos modeló la vocaciónnuestros maestros vivieron el apogeo de su pensamiento. El Premio Nobel de Literatura que le otorgaron a Hesse en 1946 lo catapultó de tal modo que sus obras se pusieron de moda en los campus universitarios de medio mundo. Al finalizar

Al paso de las décadas, Hermann Hesse continúa concibiendo filósofos. (*) Siddahartha es el joven protagonista de la novela a la que le da nombre, y la cual describe el camino del joven para encontrarse a sí mismo y a su iluminación. Govinda es el amigo fiel que lo acompaña en su búsqueda de la Verdad. Vaseduva es el barquero que lo escucha y lo alberga durante su último estadio de renacimiento y redención.



Siddharta Herman Hesse

Siddharta, el agraciado hijo del brahmán, el joven halcón, creció junto a su amigo Govinda al lado de la sombra de la casa, con el sol de la orilla del río, junto a las barcas, en lo umbrío del bosque de sauces y de higueras. EI sol bronceaba sus hombros brillantes al borde del río, en el baño, en las abluciones sagradas, en los sacrificios religiosos. La sombra se adentraba por sus negros ojos en el boscaje de mangos, en los juegos de los niños, en el canto de su madre, en los sacrificios religiosos, en las enseñanzas de su padre y sus maestros, en la conversación de los sabios. Ya hacía

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mucho tiempo que Siddharta participaba en las conferencias de los sabios. Con Govinda se entrenaba en las lides de la palabra, en el arte de la contemplación, de saber ensimismarse. Ya podía pronunciar quedamente el Om, la palabra por excelencia. Había conseguido decirlo en silencio, aspirando; aprendió a enunciarlo calladamente, espirando, concentrando su alma y con la frente envuelta en el brillo de la inteligencia. Ya sabía entender el interior de su atman indestructible en el mundo material.



LA CRISTIADA Un apunte bibliográfico

Daniel Sanabria, Director de Patrimonio Cultural y Biblioteca Cervantina

La etapa de la historia nacional en la que se desarrolló el movimiento armado de los llamados cristeros, también conocido como La Cristiada (1926-1929), es un momento difícil, oscuro y poco tratado en la bibliografía mexicana, por lo menos hasta los años ochenta del siglo pasado. Eso hace que se aquilate con mayor fuerza aquella bibliografía conservada de períodos previos (algunas veces publicada fuera del país), donde el asunto generaba enconos de todo tipo y donde la historia ‘oficial‘ prefería no ahondar más allá de la versión oficial sobre el propio conflicto, causas, desarrollo y consecuencias.

A continuación pasaremos a describir algunas de estas obras existentes en fondos de la Biblioteca Cervantina del Tecnológico de Monterrey: La obra más contemporánea a los terribles hechos sucedidos en torno a dicha guerra es un folleto publicado en 1928 en italiano por La Civiltà Cattolica sobre la ejecución del padre Agustín Pro (no vinculado al movimiento armado): “Nel messico martoriato: fine gloriosa del P. Michele Agostino Pro de. C. de G. e Compagni fucilati a Messico, il 23 novembre 1927”.


“Héctor o los mártires del siglo XX (novela histórica de ambiente mejicano)”, es una narración de Jorge Gram que se enmarca durante el conflicto, siendo la primera obra que salió a la luz luego del conflicto. Publicada originalmente en 1930, en Marpha, Texas, en Biblioteca Cervantina se conserva un ejemplar de la edición española de 1936, editada en Madrid y no fácil de conseguir, por cierto. En el mismo año 1936, Editorial Cvltvra publicó en la Ciudad de México “Los cristeros y José de León Toral”, de María Elena Sodi de Pallares, una obra polémica en torno al asesino material del presidente electo Álvaro

Obregón (1880-1928) y su juicio. Editorial Jus, desde los años cuarenta del siglo pasado, fue la primera casa editora mexicana que publicó sobre el tema varias obras de divulgación, con un apoyo decidido al bando no oficialista. Una de ellas reproduce la obra publicada en italiano, en Chieri (Turín), por el jesuita Monetti, bajo el seudónimo de Spectator. Escrita originalmente en español fue editada bajo el título “Fede di popolo, fiore di eroi: Scene storiche messicane” en 1933.


Jus la publicó en su idioma original con el título “Los cristeros del volcán de Colima: Escenas de la lucha por la libertad religiosa en México, 1926-1929”, en 1942, en 2 tomos. En Biblioteca Cervantina se conserva un ejemplar de la 2ª edición de esta obra en español, fechada en 1961. En 1954, Jus publicó “Prisionero de callistas y cristeros”, del sacerdote jesuita J. Andrés Lara, otra obra interesante en la que se narran las peripecias de este sacerdote capturado por los federales para ir a persuadir a los cristeros (que lo hacen prisionero) que se rindan ante la fuerza de los contrincantes.

Otra de estas obras es “Los cristeros eran así...”, del padre Heriberto Navarrete, también jesuita, asistente del general cristero Enrique Gorostieta, antes de ingresar a la Compañía de Jesús. Esta obra, publicada en 1968, tiene interesantes ilustraciones con fotos de la época. La escasa bibliografía sobre el asunto en cuestión hace de estos ejemplos un bagaje importante para informarse y darse una cierta idea de lo que sucedió en torno a esta rebelión armada -única en su fondo y forma-, acaecida en el México del primer tercio del siglo pasado. Por último, son textos impresos que cobran su valor con el paso del tiempo para el investigador, el historiador y el estudioso.



Rousseau

y la ciudadanía femenina Eloisa Olivia Heredia Escorza, Profesora del Departamento de Relaciones Internacionales y Ciencia Política

El 28 de junio de 1712 nació en Ginebra, Suiza, uno de los más importantes y reconocidos pensadores de la filosofía política. Se trata de Juan Jacobo Rousseau (1712-1778), autor de obras como El contrato social y Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres. En una línea de diferente también es reconocido por su obra Julia o la nueva Eloísa y Emilio o de la educación. “Los hombres llegan a ser iguales por convención y no por derecho”, afirmó Juan Jacobo Rousseau en el contexto de la Europa del siglo XVIII, el llamado “Siglo de las Luces” y en pleno apogeo de la Ilustración. La vida de Rousseau, a juzgar por lo que plantea Sabine (2010) plena de una intensa actividad intelectual, social y sentimental,

dejó una huella importante en el sentido y el significado de ser ciudadano desde de un determinado modelo de ciudadanía. La construcción del contractualismo dentro de la filosofía política implicó el arribo de la modernidad y el abandono de la barbarie.


Ser ciudadano implica, a partir de Rousseau, ser miembro de una comunidad única de ciudadanos, una comunidad por la cual se adquieren en todo su potencial las facultades inherentes del ser humano. Este pensador ginebrino produjo algunas obras en distintas líneas de pensamiento, y es el campo de la filosofía política el que mayor arraigo a través del tiempo ha tenido para la construcción del sentido que se da en el imaginario, al ser ciudadano. Libertad, igualdad, fraternidad, los tres grandes ideales que impulsaron los cambios revolucionarios de su tiempo, tuvieron

significados distintos según la pluma del pensador que la esgrimía. Para Rousseau, la facultad de asociarse con otros e intercambiar intereses, el derecho a la propiedad, el derecho a pactar, fueron algunas de las prerrogativas otorgadas al ciudadano contemporáneo cuando somete su voluntad individual a la voluntad general, característica del naciente Estado moderno. Es dentro de la dinámica de las grandes ciudades europeas, con todas sus luces y sombras, que el ideal del ciudadano contemporáneo se fue dibujando entre sus calles. Para muchos de estos escritores, la


silueta dibujada de este ciudadano era una figura masculina, citadina, propietaria, blanca y educada. Imágenes distintas a estos rasgos simplemente no podían ingresar a la nueva configuración del territorio de la ciudad y sus ciudadanos.

¿Qué es lo que hace que para muchos de los que hoy reconocemos como grandes pensadores y a quienes reconocemos como gigantes en la historia de la humanidad, haya permanecido invisible el lado femenino de la civilización humana en tanto ciudadana?

En especial la silueta femenina es la que entra en ese cuadro de una manera tardía en las páginas de la historia. Si se toma como referente el derecho al voto, es decir, uno de los principales rasgos de la ciudadanía contemporánea, entonces hubo que esperar a que llegara el siglo XX para que pudiera reconocerse en varios países en todo el globo.

Hoy, en el siglo XXI que nos toca construir, ¿estamos tejiendo de un modo distinto la historia?. Eso tendrán que responderlo y valorar las generaciones actuales que están construyendo su propia historia. Quizás esta tarea se esté haciendo de manera distinta.

Así, en Francia, cuna de una de las revoluciones más importantes de la historia, se tuvo que esperar más de un centenar de años después de la Revolución y de que fueran cimentadas las bases para el surgimiento del Estado moderno, para que las mujeres tuvieran acceso pleno a la ciudadanía. Lo mismo sucedió en otros países europeos como de América Latina. Pero es en el caso de Suiza, la ciudad que viera nacer a Rousseau, y a la cual dedicara su famoso discurso sobre el Origen de la desigualdad entre los hombres donde llama más la atención que el acceso de las mujeres a la historia a través del derecho al voto no llegara sino hasta muy avanzado el siglo XX, en 1971

Referencia Sabine, G.(2010) Historia de la Teoría Política. México, Distrito Federal: Fondo de Cultura Económica.



La democracia precursora Un pequeño homenaje a Jean-Jacques Rousseau

Dr. José Ruiz Valerio, profesor del Departamento de Derecho y Análisis Político de la EGAP (Escuela de Gobierno y Política Pública del Tecnológico de Monterrey)

El 28 de junio se cumplen 300 años del natalicio de Jean-Jacques Rousseau, un pensador de referencia en la historia de la teoría política. Lejos de dormir en el letargo venerable de los clásicos, el nombre de Rousseau, a tres siglos de su nacimiento, sigue generando tanta polémica y pasión como en su época. El motivo de la controversia es que el ginebrino logró crear una visión propia de la sociedad y de la política, en la que se expone con claridad meridiana muchas de las contradicciones que habrían de caracterizar a la modernidad y a la democracia moderna. Justamente, en este artículo quiero rendir homenaje al pensador visionario, original y polémico de la democracia, partiendo de algunas de las contradicciones y controversias que genera su obra.

Comienzo señalando que Jean-Jacques Rousseau piensa una sociedad unanimista, como diríamos hoy, sustentada en la unanimidad y no en la mayoría, nada apta para quienes aprecian la seguridad que debería surgir del equilibro institucional. Lejos de las visiones liberales que imaginan a la democracia controlada, encorsetada y sometida a límites estrictos, él vislumbra a la democracia como el gobierno de la voluntad general, en el que el pueblo es a la vez soberano y legislador. La voluntad general, que reside en el cuerpo político formado por todos los integrantes de la sociedad de manera igualitaria, es soberana, indivisible, intransferible, por lo que el pueblo no puede estar representado siquiera en el Parlamento (sí en el Ejecutivo, pero no en cuanto legislador), sino que es su titular directo.


Sin embargo, a pesar de estar integrada por personas individuales, los actos de la voluntad general no pueden estar motivados por intereses particulares ni pueden tener por finalidad objetos particulares, lo que genera un desafío mayúsculo. La voluntad general, expresada a través de leyes, sólo puede tener como meta el bien general de la comunidad, la utilidad pública, por lo que la voluntad general no puede errar nunca, ya que los hombres no podrían volverse nunca contra sí mismos. Sin embargo, cabe establecer de inmediato una aclaración: no todas las decisiones públicas revisten el carácter de leyes. Éstas reúnen tanto la universalidad de la voluntad como la del objeto. Como todas las formas de gobierno no son aptas para cualquier pueblo, Rousseau sigue manteniendo la división clásica entre democracia, aristocracia y monarquía. Cada una de ellas supone una sujeción gradual de la voluntad popular a la del gobierno: desde la democracia, en

la que el gobierno y el soberano coinciden, hasta la monarquía, donde la voluntad particular del gobernante se impone a las demás. El objetivo del gobierno deja de ser la felicidad pública (propia del ideal democrático), para convertirse en el dominio absoluto del gobernante (en la monarquía). La advertencia es clara: en la medida en que aumenta la distancia entre el pueblo y el soberano, se reduce la probabilidad de que el pueblo resulte beneficiado. De todas formas, cabe señalar que Rousseau no piensa en una democracia signada por los partidos políticos, la cual podría ser fuertemente mayoritaria pero seguramente alejada de la voluntad general en la medida en que busque impulsar los intereses particulares del partido y no de la comunidad.


Surgen de inmediato algunas preguntas. Si el cuerpo político en una democracia está compuesto por los ciudadanos, ¿cómo separar los intereses particulares de la voluntad general? Más aún, ¿cómo hacer para que los ciudadanos no adopten decisiones colectivas basadas en su utilidad personal? Dicho claramente: ¿cómo evitar que la democracia resulte mezquina, egoísta y poco solidaria? Por otra parte, en la medida en que el gobierno se distingue cada vez más del cuerpo político, desde la democracia a la monarquía, ¿cómo hacer para que la voluntad general no resulte engañada, burlada o tergiversada por las autoridades? ¿Cómo reconciliar a la voluntad general con el gobierno, más aún

cuándo este es de origen popular? Rousseau es conciente de este problema: la voluntad general no puede errar, pero los hombres no siempre la pueden reconocer, porque no siempre saben lo que desean. “El pueblo quiere siempre el bien, pero no siempre lo ve”1. Esta contradicción entre las virtudes de la voluntad general y al mismo tiempo, su miopía para ver el camino que más le conviene, al punto de necesitar la figura de una “gran legislador” que le señale el rumbo, será otra contradicción difícil de explicar de forma convincente. A su vez, la idea de la voluntad general, en la medida en que ésta resulta unánime, enfrentará a partir de la obra de los

1. Rousseau, J. (2000). El contrato social o principios de derecho político. Madrid, Técnos, p. 38


Federalistas americanos un nuevo flanco de críticas: el temor al despotismo mayoritario, la “tiranía de la mayoría”. La voluntad general sin cortapisas sigue desvelando aún hoy a los teóricos garantistas, de forma tal que la solución propuesta llegará a convertirse en el máximo oxímoron* de la democracia liberal: la democracia sometida a controles contra-mayoritarios. En efecto, aunque la democracia es el gobierno del pueblo, se teme tanto a los deseos de la mayoría que se diseñan mecanismos garantistas tendentes a mitigar, controlar y, llegado el caso reparar los efectos de la mayoría (por ejemplo, el veto del Poder Ejecutivo a las iniciativas del Legislativo, la revisión judicial o la necesidad de reunir mayorías especiales para aprobar determinadas propuestas). Esta visión fuertemente unanimista, en la que el mismo Rousseau aclara que “quien se niegue a obedecer a la voluntad general será obligado por todo el cuerpo: lo que no

significa sino que se le obligará a ser libre…”2, muchas veces ha sido cuestionada con dureza, al extremo de considerar a su autor como autoritario e incluso, totalitario. Sin embargo, como aclara Mouffe, frente a la tradición democrática–liberal, que imagina a la democracia como el gobierno de la ley, los derechos humanos y el respeto a la libertad individual, existe otra tradición centrada en la igualdad, la identidad entre gobernantes y gobernados, y la soberanía popular 3. A ésta última responde la visión de Rousseau. Lo importante de destacar, y creo que Mouffe acierta en su observación, es que fuera del marco liberal, existen otras articulaciones posibles (aunque poco exploradas) de los valores democráticos. Rousseau es un claro ejemplo de esto. La visión alternativa de la democracia que ofrece Rousseau ha servido de base para que algunas experiencias de gobiernos populares (o “populistas”, aunque el concepto es lo suficientemente complejo como para usarlo

2. Rousseau, op. cit. nota 1, pp. 18-19. 3. Mouffe, C. (2000). The Democratic Paradox. Londres, Verso, pp. 2-3. * oxímoron: figura retórica literaria que une dos conceptos con sentido opuesto (ej.: “un instante eterno”).


sin precauciones), difíciles de encuadrar como democracias liberales, sean entendidas por algunos autores en términos de democracias “a la Rousseau”. Este uso de las categorías roussonianas, evidentemente echará más gasolina a la hoguera y aumentará la polémica que acompaña a nuestro autor desde hace 300 años. Sin embargo, detrás de este debate reside un hecho innegable: la capacidad que tiene Rousseau para pensar a la política desde una posición propia, siempre original. Por ejemplo, es un contractualista, pero no en el sentido de Hobbes o Locke. Entre el estado de naturaleza y la sociedad contractual, política, él vislumbra un estadio intermedio inexistente en los otros autores: la sociedad civil, signada por la aparición de la propiedad privada. Si en los autores mencionados el estado de naturaleza es violento, y el hombre se transforma en “lobo del hombre”, no

ocurre lo mismo con Rousseau, que imagina al hombre en estado natural desde una concepción positiva. Será la sociedad civil la que detone los sentimientos egoístas y la violencia. Lo mismo ocurre con su visión del contrato social y los valores que preserva. Si en Hobbes el objetivo central es garantizar la vida, y en Locke la propiedad, en Rousseau los valores fundamentales a proteger son la igualdad y la libertad. Más aún: el contrato se convierte en el gran artificio para generar una igualdad jurídica y política reparadora de la desigualdad moral o política, consistente en los privilegios de algunos sobre los demás, y que es de creación humana (frente a la desigualdad natural o física).


Esta originalidad de la obra roussoniana y las lecturas alternativas que ha generado4, lo convierten en un clásico de la teoría política. Norberto Bobbio señala que un autor clásico reúne al menos tres características: 1) se le considera intérprete auténtico y único de su tiempo; 2) siempre es actual, por lo que cada época siente la necesidad de leerlo, releerlo y reinterpretarlo; 3) construye teorías–modelos que empleamos para comprender la realidad, incluso realidades diferentes de aquella que la generó5.

De acuerdo a estas premisas, estamos frente a un pensador clásico, pero completamente actual. Por ejemplo, el modelo democrático que Rousseau imagina aún puede servir para reinterpretar algunas experiencias populares, fuertemente mayoritarias (aunque poco liberales, por cierto), que ocurren en América Latina, con mayor o menor grado de aceptación. Sin embargo, la polémica sigue abierta. Justamente, uno de los mayores méritos de la obra de Jean-Jacques Rousseau, además de su elocuencia, de la que resulta sumamente difícil sustraerse, reside en la capacidad

4. Sobre las lecturas alternativas que permite la obra de Rousseau, ver especialmente a De Man, P (1990). Alegorías de la lectura. Lenguaje figurado en Rousseau, Nietzche, Rilke y Proust. Madrid, Lumen. 5. Bobbio, N. (1985). Estudios de historia de la filosofía. De Hobbes a Gramsci. Madrid, Debate, pp. 257-258.


reveladora para adelantar y vislumbrar los alcances y los desafíos del gobierno democrático (aunque no siempre pueda aportar soluciones eficaces ante aquéllos), llevado a tal extremo de participación que sigue resultando provocativo, incluso en la actualidad. A pesar de los avances realizados en materia de participación social, desarrollo de la sociedad civil y reconocimiento de derechos fundamentales, nuestras democracias parecen avanzar cada vez más hacia los diseños institucionales contra-mayoritarios. Si antes se hablaba de “tiranía de las mayorías”, hoy se alude a “cotos vedados” a la decisión popular6, “áreas de lo indescidible”, cuyas finalidades son proteger a la propia democracia de “los excesos de un poder de

mayoría ilimitado”7. En conclusión: aún hoy la visión democrática de Rousseau resulta precursora, excesiva. Quiero concluir este breve artículo con una invitación a los lectores. El mejor homenaje que se puede hacer a un pensador es leer su obra. En el caso de Rousseau, el consejo debería sobrar. Es mucho más que un autor de referencia: es un pensador indispensable para entender la democracia desde sus propias contradicciones y desafíos. 6. Garzón Valdés, E. (1989). “Algo más acerca del ‘coto vedado’”. En Doxa, Cuadernos de filosofía del derecho, 6, 209-213. 7. Ferrajoli, L (2003). “Sobre la definición de ‘democracia’. Una discusión con Michelangelo Bovero”. En Isonomía, 19, 227-240, p. 233.


Pasión por la lectura digital en Biblioteca Felipe Cavazos, Feria del Libro y Programas Comunitarios

En el Reino Unido, durante el año 2011, la venta de libros electrónicos aumentó 366%, mientras que en los Estados Unidos, en el primer trimestre del 2012, se vendieron 50 millones de dólares más en ebooks que en los impresos llamados hardcover. Si bien en América Latina los mercados no están así de desarrollados debido a la brecha digital y los hábitos lectores, comienza a mostrarse una tímida tendencia al alza para la lectura en dispositivos digitales. Biblioteca, ante estos escenarios, ofrece el servicio de préstamo de 50 nuevos lectores electrónicos conocidos como e-readers. Se trata de 35 Kindles de Amazon y 15 Nooks de Barnes & Noble, que se suman al servicio de préstamo de iPads que inició el año pasado. Estos dispositivos, con una capacidad de almacenamiento de hasta 3 mil libros, son compatibles con algunos de los más de 20 mil libros electrónicos que Biblioteca posee en sus colecciones. Uno de los principales objetivos detrás de esta tecnología es fomentar el hábito de la lectura. Es por ello que los lectores electrónicos tienen precargados 41 títulos de la lista de


100 lecturas recomendadas por el programa Pasión por la Lectura. Con estos libros se cubren gustos diversos: los hay para los amantes de los clásico, con obras como La Odisea, Hamlet, La divina comedia, Don Quijote de la Mancha y Los miserables, y para los que buscan obras más cercanas a nuestro tiempo, como Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago; Fahrenheit 451, de Ray Bradbury; y La tregua, de Mario Benedetti. La lista de Pasión por la Lectura también incluye títulos mexicanos para entender a nuestro país a través de sus letras. Los Kindles y Nooks contienen algunas muestras, como la obra Los de abajo, de Mariano Azuela; Balún Canán, de Rosario Castellanos; Suave Patria, de Ramón López Velarde; y El Zarco, de Ignacio M. Altamirano. Para consultar estos lectores o las obras cargadas en ellos, el catálogo de Biblioteca ofrece la opción de buscar tanto por el nombre del lector electrónico (tecleando Nook o Kindle) como por el título del material. En este último caso, si el título está incluido en los dispositivos se mostrará en los registros como si fuera un libro tradicional de papel.

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50 nuevos e-readers para préstamo en Biblioteca

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Viena por

CONTEMPOTEC Carlos Eduardo Flores Tavitas, alumno de la licenciatura en Administración Financiera

El jueves 7 de junio, la Compañía de Danza Contemporánea del Tecnológico de Monterrey presentó “Viena”, espectáculo basado en las tendencias estéticas de los artistas plásticos Gustav Klimt y Egon Schiele, con un enfoque en el tema del movimiento conocido como la Secesión Vienesa de finales del siglo XIX. El evento fue puesto en escena

en el auditorio Luis Elizondo del Tecnológico de Monterrey por veinticinco jóvenes participantes, quienes mostraron un gran control de sus habilidades frente al desafío que representó la naturaleza esotérica de sus rutinas. El programa de cincuenta y cinco minutos consistió de diez diferentes interpretaciones que, aunque mostraron variaciones en el estilo, reflejaron de manera fiel los ideales de un conjunto de talentos austriacos que rompieron con los esquemas sociales de su tiempo. El


erotismo franco, la obsesión artística con la figura femenina, la distorsión de los cuerpos tradicionales, las mezclas de líneas fuertes y la vivacidad esporádica de los colores hicieron acto de presencia en cada paso ejecutado por los intérpretes, dando vida al espíritu de rebeldía que liberó a una comunidad perdida en la mentalidad colectiva de eras pasadas. En el espectáculo de danza “Viena” destacó la impecable dirección de Sunny Savoy, veterana en el campo dancístico, con más de 30 años de experiencia y una de las principales promotoras de las artes interpretativas. Savoy logró montar una danza de fuertes impresiones pese a las aparentes limitaciones del escenario, algo singular en un contexto inesperado. Cabe también destacar el buen desempeño de la compañía, factor que se volvió determinante para el éxito del espectáculo. Los participantes exhibieron una madurez más allá de sus años e ilustraron cuestiones controversiales de una manera por

demás elegante. Cristina Dávalos Bichara, Paulina Quiroz Gómez y Alejandra Uriegas Elizondo, primeras solistas en la obra, condujeron dichos esfuerzos de manera implícita y dejaron claro que el excelente potencial que CONtempoTec ha alcanzado en sus cinco años de vida es solamente el inicio de lo que se perfila como una destacada trayectoria.


El Burlador de Sevilla Carlos Eduardo Flores Tavitas, alumno de la licenciatura en Administración Financiera

El 12 y 13 de Junio se presentó la puesta en escena de “El Burlador de Sevilla”, de Tirso de Molina, en el auditorio Luis Elizondo del Tecnológico de Monterrey. La obra, dirigida por Gerardo Dávila, sirvió como oportunidad para que alumnos integrantes de Difusión Cultural demostraran que su talento como actores es de una calidad tal que es posible exhibir uno de los dramas de mayor intriga del teatro moderno.

La obra en tres actos gira en torno a los viajes del famoso Don Juan Tenorio (Luis Carlos Galván Ávalos), un hombre de integridad moral dudosa que dedica su vida a la seducción indiscriminada a través de la manipulación. La pieza teatral también presenta las vidas de aquellos que son tocados por sus acciones. La historia se mide y se desarrolla a través de sus conquistas; la Duquesa Isabela (Marisol


Martínez Montemayor), Tisbea (Carolina Zavala Ortiz), Doña Ana (Nancy Zhou Ruan) y Aminta (Carmen Tijerina Velázquez). Las mujeres del grupo, consideradas por el protagonista poco más que un hatajo de cuerpos cálidos, sufren las consecuencias de rendirse ante falsas promesas de matrimonio de Don Juan, ya que bajo la ideología imperante en España en ese periodo, se conceptualizaba de manera implícita que su honor había sido violado de manera imperdonable. Sin embargo, en la obra el antihéroe eventualmente sufre las consecuencias de su vida de indiferencia a manos del fantasma de Don Gonzalo de Ulloa (Luis Andrés Canedo Estrada). La muerte del protagonista, si bien representa una clase de justicia divina incompleta, sirve como vehículo para la entrega del mensaje de Tirso de Molina: la noción fatalista de que la naturaleza del destino responde a las acciones del curso que lleva a este. La presentación contó con actuaciones de Carlos Talavera Hidalgo, como Don Pedro Tenorio; Gerardo Alonso Escamilla García, como el Duque Octavio; Luis Eduardo Córdoba Flores, como Catalinón; Gerardo Gutiérrez López ,como el rey de Nápoles; José Vélez Herrera, como Don Diego Tenorio; Omar Moreno Silva, como el Marqués de la Mota y Jonathan Machado Durán, como Batricio.


Graciela Iturbide. Nuestra Señora de las Iguanas, Juchitán, México. 1979


NEO MEXICAN

ISMOs

Gerardo López Castillo, alumno de la carrera de Licenciado en Negocios Internacionales

Del 3 de febrero al 27 de mayo, el Museo de Arte Contemporáneo MARCO de Monterrey, exhibió la muestra de artes plásticas titulada “«¿NEOMEXICANISMOS? Ficciones identitarias en el México de los ochenta”. Los neomexicanismos tienen una definición y una interpretación diferentes dependiendo de la persona y su percepción. El término se creó con base en la crítica del arte que intenta

describir a “los nuevos mexicanos”. La muestra de arte de la exposición que ofreció MARCO consistió en escenas plásticas e imágenes que representan estereotipos históricamente relacionados con lo mexicano y lo nacional. Las imágenes intentan representar una ficción haciendo burla o sátira de cuestiones políticas, culturales, sociales y económicas de los años ochenta en México.


Elena Climent. Iglesia en Tequila. 1997. Óleo sobre tela.

Artistas como Enrique Guzmán, Georgina Quintana, Alejandro Colunga, Dulce María Núñez y Julio Galán retomaron los iconos característicos de la época y los símbolos sociales más importantes para crear sus obras y de esta manera lograr que su trabajo esté lleno de reflexiones críticas y estéticas, ironías, burlas e irreverencias. La muestra presentó cinco secciones: “La religiosidad y el Guadalupanismo”; “La Identidad del Mexicano”; “Los Símbolos Nacionales”; “El Cuerpo y la Sexualidad” y “La Influencia de Frida Kahlo”. Contextualizando ciertas cuestiones y movimientos de la época, éstos se dividen en tres secciones: la social, la política y la económica.

México es un país cuyas creencias religiosas son muy fuertes; es el segundo país a nivel mundial en donde hay más personas católicas. El símbolo de la virgen es representativo de nuestra cultura, es por ello que varios neomexicanismos están enfocados en la religión, especialmente en el ícono de la Virgen de Guadalupe y en los santos católicos. Dentro de la sección “La religiosidad y el Guadalupanismo”, se encuentran dos obras interesantes: “Imagen Milagrosa”, de Enrique Guzmán, y “Piedad”, de Dulce María Núñez (Brading: 2002).


La homosexualidad y la promiscuidad también son temas de los neomexicanismos. Esto se debe a que los artistas de este movimiento intentaba ir en contra de lo que la sociedad consideraba “normal”. Debido a ello, muchos creadores utilizaron el concepto de la homosexualidad para demostrar su presencia y reprobación en la sociedad. Muchas de las obras hacen referencia al sexo, a los excesos, al deseo por personas del mismo género, a las enfermedades de trasmisión sexual, a las orgías entre hombres y mujeres, a la bisexualidad, etc. Esta temática es una pieza clave para comprender la situación de la época, ya que fue en los años ochenta

cuando se incrementó en México el número de personas infectadas por el Sida (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida), lo que causó malestar social, pues se asociaba esta terrible enfermedad con los homosexuales. La homosexualidad, hasta el día de hoy, es mal vista en la cultura mexicana. En la exposición de neomexicanismos, podría asegurarse que el artista que hace más referencia al tema homosexual es Nahúm Zenil. Sus obras son irreverentes y rebeldes frente a muchas instancias e instituciones culturales. En su trabajo plástico, Zenil propone la apertura de nuevos discursos estéticos con respecto al contenido y la

Julio Galán. Me quiero morir.1985


Enrique Guzmán, Amistad (1974)

temática, partiendo del autorretrato como eje y referencia de todas sus pinturas (Durán 2007). Entre las cuestiones políticas y económicas que se representan en los neomexicanismos están la construcción de la identidad mexicana, la noción de la patria y el concepto de nación. En esta sección se hace énfasis en la reconstrucción de las tradiciones, los acervos prehispánicos y los símbolos indígenas. Muchas de las obras que forman parte de esta muestra retratan los cambios ocurridos en el país, como la devaluación del peso mexicano, el terremoto de 1985, el nacimiento del rock en español o el mundial de futbol de 1986 en México. En ese entonces, la matanza de Tlatelolco (1968) tenía tiempo de haber

ocurrido, sin embargo aún se la recordaba y se reprobaba el hecho. Dentro de los neomexicanismos también se encuentra una amplia gama de géneros artísticos, entre los que destacan las obras gráficas, el cine de culto y el arte publicitario. El cine de culto es un ícono característico de la cultura popular mexicana. Sus películas abordan temas controversiales o tabúes. En la mayoría de los casos son fracasos taquilleros. Las películas de culto usualmente poseen iconos y características culturales muy marcadas. Los filmes usualmente reciben críticas poco favorables, sin embargo, existe una minoría que gusta de ellas y esto hace que se eleve su valor.


En México, el cine de culto surgió en los años ochenta, cuando las películas del luchador El Santo y el “cine de ficheras” comenzaron a ser populares entre ciertos grupos. En Europa, las películas de El Santo (“el Enmascarado de Plata”), se consideran tan interesantes que se las ha denominado con el género de “cine surrealista mexicano”. En estas películas encontramos elementos culturales como las artesanías, los trajes típicos, las canciones populares, etc., características presentes en la vida cotidiana de los mexicanos (Charles 1998). El arte publicitario también estuvo presente en los neomexicanismos. Este tipo de publicidad empleada en los años ochenta muestra iconos mexicanos utilizados en el consumo. También se emplea el arte chicano, como una necesidad de reflejar la combinación de culturas, mientras que el arte oaxaqueño sirve como modelo para ciertos productores. Mucha publicidad de esta época contenía elementos culturales mexicanos que hacían que la venta de ciertos productos fuera más extensa, lo que representaba una estrategia de ventas significativa para muchas empresas. Entre los elementos que encontramos en el arte publicitario están los colores de la bandera, así como características de los símbolos patrios, cuestiones sociales de relevancia en esa época, caricaturas de ídolos y colores llamativos (Charles 1998). La obra gráfica es un trabajo de arte realizado con la intervención directa de un artista sobre distintos tipos de soporte como madera, metal, piedra o seda. Dentro de los


neomexicanismos podemos observar que las obras gráficas están presentes y la temática de las mismas está relacionada con todos los temas anteriormente señalados. Este tipo de género artístico utiliza distintas técnicas artesanales, por lo que tiene mayor valor al momento de plasmar algo en ellas. Para pintar una obra gráfica el artista necesita de mucha sensibilidad y de plasmar su sentido del humor, su alegría por vivir, su deleite por la forma o por los colores, su visión de lo que le rodea, su tristeza existencial, su temor a la muerte, su fascinación por el cielo o la tristeza por la mediocridad (Moles 1989).

La exposición de neomexicanismos es una muestra de arte basado en muchas realidades sociales mexicanas. El artista más interesante y polifacético es Nahúm Zenil (Veracruz, 1947), quien representa la mayor cantidad de aspectos culturales en cada una de sus obras, además de imprimrles un toque íntimo y personal, lo cual da a su trabajo un valor agregado muy importante. Nahúm Zenil, propone en su obra la apertura de nuevos discursos estéticos en relación al contenido y la temática, partiendo del autorretrato como eje y referencia para todas sus pinturas. Zenil es provocador,


luchador, imaginativo, soñador, introvertido y creativo. Sus creaciones contribuyen de forma esencial a la construcción de referentes históricos, sociales, culturales, políticos y económicos en los acontecimientos del México contemporáneo que se distingue por la diversidad y riqueza de los lenguajes artísticos (De Jesús 1998). La exposición de neomexicanismos revela una amplia gama de temas de importancia social y cultural. Los mexicanos vivimos ligados a la religión y a los valores, sin embargo, hoy en día la libertad de expresión y los amplios criterios están empezando a manifestarse en magnitudes considerables. Los neomexicanismos parecen la forma perfecta de dar a conocer a la sociedad aspectos de ella que deben cambiar y/o desarrollarse. Aunque desde los años ochenta han ocurrido cambios, aún hay mucho por hacer con respecto a la igualdad de género y a la discriminación, por ejemplo.

Fuentes Consultadas Brading, D.A. La Virgen de Guadalupe: imagen y tradición. México: Taurus, 2002. Charles, Ramírez Berg. "Poster Art from the Golden Age of Mexican Cinema." The Chronicle of Higher Education 44.34 (1998): B64. Web. 3 Apr. 2012. De Jesús, Douglas. "The Colonial Self: Homosexuality and Mestizaje in the Art of Nahum B. Zenil." Art Journal 57.3 (1998): 14-21. Web. 29 Apr. 2012. Del Conde, Teresa. Historia del Arte Mexicano. México, D.F.: ATTAME Hermanos Ediciones, 1994. Duran, Anne, et al. "Perceptions of Sexual Orientation: A Hierarchically Restrictive Trait." Sex Roles 57.9-10 (2007): 763-73. Web. 3 Apr. 2012. Moles, Montserrat Medina. "Historia Del Cine En Películas (1980-89)." Comunicar 17.34 (2010): 219-. Web. 3 Apr. 2012.



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