Libro Colores De Venezuela

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fotografías de Jesús Ochoa

ColoresDeVenezuela



fotografías de Jesús Ochoa

ColoresDeVenezuela




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Retrato del artista Marco Mancera

Impresión Gráficas Acea

Digitalización Artmedia Alroy Mancera Studio

Diseño Gráfico Patty Álvarez

Corrección de textos Emergencias Creativas

Textos Cecilia Fuentes

Producción Jesús Ochoa. Colores de Venezuela

Concepto editorial Tomás Rodríguez Jesús Ochoa

Primera edición 1.500 ejemplares Caracas, julio de 2009

© Jesús Ochoa, 2009 Todos los derechos reservados

Hecho el depósito de ley Depósito legal: If2522009800988

Y a todas las cofradías mi eterno agradecimiento por permitirme entrar, sentir, degustar, estremecerme e inmiscuirme en lo más profundo de nuestra cultura popular, porque ellos inculcaron en mí el valor de lo popular.

A mi padre y a mi madre, por su apoyo incondicional desde el inicio de todo. A mi esposa Pierina, quien ha sido mi compañera en todo este recorrido visual y ha estado conmigo en numerosos viajes, ayudándome con la culminación de este libro de cualquier manera posible.

A la Familia Acea; en especial a Pastor Acea quien, antes de irse, me animó a hacer el libro grandote como yo quería.

A Alexis Pérez-Luna –a quien yo llamo mi último gran maestro–, quien me ayudó a armar la columna vertebral de la selección de las fotografías y a no perder el rumbo documental. A Tomás, que le dio estructura a todas estas imágenes recopiladas desde hace más de diez años. A Patty Álvarez, quien le agregó el diseño gráfico al libro y me ayudó a expandir mis ideas. A Gady Alroy, con quien pase días digitalizando y calibrando el color de las fotografías.

Un libro siempre es el fruto de una colaboración. Por eso quiero darle las gracias a CANTV por tener el valor de publicar esta obra. A Teresa Briceño, quien se enamoró del proyecto en ese lluvioso viaje al Amazonas. A José Vicente Borges y Dicsa Chacón, quienes desde CANTV confiaron en la promesa de un libro que diera color a la tradición.

Agradecimientos


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como manifestaciones populares para celebrar santos, vírgenes, símbolos católicos y etapas de la vida de Jesucristo que, con el transcurso del tiempo, han delineado las características propias de las fiestas venezolanas, su riqueza y variedad.

En los siglos XVI y XVII –ese período de la historia española conocido como Siglo de Oro–, la devoción mariana había alcanzado un extraordinario vigor que, como muchos otros elementos de la religión católica, también se afianzó en Venezuela con la catequización. Estas fechas coinciden con las primeras apariciones milagrosas de la Virgen María en diversas localidades americanas, Por nuestra ubicación geográfica, en Venezuela logrando que la devoción a las diferentes advono existen estaciones marcadas y los cambios caciones de la madre de Jesús tenga profundas no son tan visibles, pero este calendario de tan raíces en el pueblo venezolano. antiguas raíces fue impuesto durante el período colonial en paralelo al proceso de evangeliza- En muchas ocasiones la participación –individual ción que emprendieron las diferentes órdenes o colectiva– es parte del pago de promesas de religiosas encargadas de difundir la fe católica, los creyentes, quienes agradecen los favores primero a las etnias indígenas y posteriormente recibidos –o por recibir– a esos santos o símboa los hombres y mujeres que fueron traídos de los cristianos a los cuales se les rinde homenaje. África en condición de esclavos para trabajar en Danzas, indumentarias rituales, dramatizaciones, las tareas mineras, agrícolas y domésticas. oraciones, procesiones, cánticos, formas poéticas, uso de instrumentos musicales de distinto Durante ese lapso de más de tres siglos, en Vene- origen étnico, todo está presente en las fiestas zuela se arraigó y consolidó este anuario festivo, venezolanas: son manifestaciones de devoción y al igual que en el resto de América. Pero fue tam- fe popular. Además, los habitantes de las localidabién durante este largo período colonizador que des donde tienen lugar estas expresiones de fe, se permitió incorporar en los festejos y ceremo- cuando preparan los festejos, convocan también nias de la época varios aportes de los aborígenes a los nativos del lugar que residen en otras zonas y, tiempo después, de las poblaciones africanas del país para que vayan al terruño para participar de origen, precisamente para propiciar la parti- en las celebraciones. Algunas veces para pagar cipación de todos los sectores de la población. promesas, otras para cumplir con una tradición Gracias a esto es que se mantienen hasta hoy familiar, la fiesta se vuelve espacio de reunión.

Durante todo el año, en los pueblos y ciudades de Venezuela se realizan innumerables ceremonias rituales y manifestaciones festivas con gran participación de la gente. Esto siempre se ha hecho siguiendo un calendario establecido desde hace siglos, cuyas fechas están estrechamente relacionadas con los cambios que se producen por el movimiento anual de la tierra alrededor del sol. Desde los tiempos más remotos, los solsticios de invierno y verano y los equinoccios de primavera y otoño han estado asociados con ritos gracias a los cuales el hombre se conecta con lo religioso a través de los cambios de la naturaleza.

El nombre de Dios, las Vírgenes y los Santos

En el futuro, estos documentos gráficos podrán servir como referencia para atender a los cambios que, afortunada e inexorablemente, se van incorporando en cada una de estas manifestaciones, lo que pone en evidencia que son testimonios vivos de nuestra cultura popular.

Las fotografías que se compilan en esta publicación son imágenes recientes que reflejan los diferentes aspectos de una parte importante de los festejos, ceremonias y rituales que tienen lugar en diversos estados del país. Intentan registrar tanto la unión de lo sagrado y lo profano, como la presencia de los rasgos procedentes de las culturas indígenas, europeas y africanas que formaron el núcleo original de nuestra nacionalidad. Se ha considerado incluir algunas gráficas de los rituales que se llevan a cabo en honor de María Lionza –aunque no se encuentren relacionados directamente con la religión católica– por ser manifestación de un antiguo culto con raíces indígenas que involucran a la que se considera como una antigua deidad de los grupos étnicos que habitaron los estados Yaracuy, Lara y Cojedes.

Es importante resaltar que una costumbre tan difundida en nuestro país, como lo es danzar frente a altares con imágenes y símbolos sagrados, fue costumbre en España hasta el año 1777, cuando fue prohibida por disposiciones eclesiásticas, aunque esta orden no haya sido acatada en todos los lugares de la península (y menos en América). Aún así, en muchos lugares de España y de Iberoamérica en general esta prohibición sigue vigente.


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Entre el bien y el mal


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La indumentaria de traje y máscara que se emplea en la fiesta del Santísimo Sacramento –o Corpus Christi– es digna de resaltar, pues cada uno de los participantes en esta ceremonia, que se realiza para celebrar el misterio de la Eucaristía, personifica al diablo como la encarnación del mal con rostro grotesco, cuernos y rabo, tal como es representado desde la Edad Media. Las máscaras también pueden emular rostros de animales fantásticos (incluso en algunas poblaciones la indumentaria incluye un rabo), pero todas llevan cuernos. Además, los danzantes llevan cosidos al traje –o atados en la cintura– objetos sonoros de metal cuya función es espantar a los malos espíritus, aunque paradójicamente sean ellos mismos quienes encarnan a un ser maligno. Según las creencias populares, los portadores de trajes y máscaras de diablo deben ser adecuadamente protegidos, porque al estar representando a El Maligno pueden invocar su presencia y ayudarlo a incorporarse en las ceremonias dedicadas al Santísimo Sacramento para causar severos daños al danzante o a la comunidad. En todas las poblaciones donde se celebra el Corpus Christi existen numerosos relatos que narran la presencia del mismísimo Satanás haciéndose pasar por uno de los integrantes del grupo. Siempre es descubierto por su extraña actitud: no acercarse a la iglesia ni a los símbolos católicos, y hasta evitar compartir con los otros danzantes. En ocasiones, como cuentan, lo han hecho huir con el signo de la cruz, ante la cual huye despavorido.

En casi todas las sociedades de Diablos Danzantes, vestirse para la fiesta conlleva también todo un ritual de protección. Los trajes llevan frecuentemente cruces de palma bendita o de tela cosidas sobre las camisas, además de rosarios, medallas y otros amuletos. Después de colocarse cruces protectoras en pecho y espalda, los participantes van rezando oraciones a medida que se van colocando cada prenda: en todas está presente la cruz como protección, colocándola en algunos casos hasta en las plantas de los pies.

Son comunes los pasos en forma de cruz en la danza ritual que realizan ante la custodia. En ella se resguarda la hostia consagrada –el cuerpo de Cristo– y por eso bailan siempre de frente a ella, sin darle la espalda. Así simboliza a los representantes del mal siendo vencidos por el poder de Dios, personificado en la Eucaristía.

Para evitarles cualquier problema a los danzantes que pagan promesas, las máscaras –y, en algunas ocasiones, la indumentaria completa– deben ser bendecidas y así pueden ser utilizadas sin peligro en las ceremonias. Pero existen otros rituales de protección que deben ser puestos en práctica antes de la fecha, como santiguar a los danzantes con preparados de hierbas y agua bendita mientras se les rezan oraciones. Incluso, en algunos pueblos deben tomar baños purificatorios y utilizar reliquias previamente preparadas con materiales que varían según las tradiciones locales, con trozos de palma bendita entre sus componentes. Muchas veces estas reliquias se reciben como herencia.


Aragua 1997

Corpus Christi - Chuao,

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El miércoles antes del Corpus Christi la rutina del pueblo cambió: un centenar de personas vería la fiesta deambular por las tres calles de Chuao. A las nueve de la mañana la expectativa era grande. Los diablos estaban en la casa de María Tecla Herrera, pues allí realizan los últimos rezos secretos de protección, antes de los tres días de fiestas. Iban a salir pronto y la gente se aglomeraba en la puerta de la casa para ver salir a los diablos. “Mucha, mucha gente –pensé–. No voy a poder hacer bien las fotos”.

Desde la ventana de mi habitación podía ver los ensayos de las diferentes figuras que los danzantes practicaban para el día de Corpus Christi. Los pequeños diablitos, quienes bailarían por primera vez, escuchaban atentos a los mayores que los aconsejaban y repetían los pasos del baile ritual. Decidí quedarme unos días más en el pueblo para ver y fotografiar la fiesta religiosa más importante de Chuao.

Era el año 1998. Me encontraba en Chuao terminando un ensayo sobre el cacao que después titularía “Mujeres del Cacao”. El pueblo era pura alegría y la gente hablaba de la fiesta de Corpus Christi que se celebraría por esos días. Los fabricantes de máscaras no paraban de trabajar y, en la cháchara de la hacienda de cacao, las señoras hablaban de los trajes que estaban confeccionando y de lo bellos que estaban quedando.

Jesús Franco, el diablo y la iglesia

Estos son algunos retratos de esos momentos.

Dedicaría mi existencia, una y otra vez, a recorrer el país viviendo y fotografiando tradiciones, celebraciones: nuestra cultura. Estaré en la búsqueda de ese momento –de esa sensación– una y otra vez, como si fuese aquella primera vez en Chuao.

Jesús Franco bailaba tranquilo y sereno por las calles de tierra y estaba entrando a la plaza. En ese momento lo vi postrado frente al inmenso portón de la iglesia, como pidiéndole permiso al Santísimo Sacramento. Nadie más tocaba la plaza en ese momento: sólo él y yo. Lo entendí como un momento íntimo, me sentí honrado de poder estar allí, de formar parte de ese ritual y de estremecerme por la intensidad del momento. Tomé mi cámara e hice una foto –sólo una–, la primera de ese día. La primera de muchas. De manera inconsciente entendí que quería seguir viendo y viviendo ese momento mágico, perpetuarlo el resto de mi vida.

Al sonar el tercer repique de campanas, salió Jesús Franco: el primero de los diablos. Este hombre mayor, humilde y recio apareció ataviado con la indumentaria de capitán de la diablada, su traje de colores pintado a mano y una máscara que todos consideran una reliquia. No hay en Chuao una persona más respetable y sabia. Su salida hace que la gente grite, llore, aplauda y se emocione. Recibió unos ramazos de protección y continuó caminando hacia la iglesia. Por instinto sigo sus pasos y pienso por un momento en que me estoy perdiendo la salida del resto de los diablos, un momento muy esperado por todos. “No importa, después veré”. A veces el instinto es más importante que la lógica.



Aragua 2007

Corpus Christi - Cata,

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Carabobo 2007

Corpus Christi - Tinaquillo,

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Vargas 2003

Corpus Christi - Naiguatรก,

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Aragua 1998

Corpus Christi - Chuao,

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Vargas 2000

Corpus Christi - Naiguatรก,

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Aragua 2007

Corpus Christi - Cata,

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Aragua 2005

Corpus Christi - Chuao,

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Aragua 1998

Corpus Christi - Chuao,

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Corpus Christi - Chuao, Aragua 2005

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Corpus Christi - Chuao, Aragua 1997

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Aragua 2007

Corpus Christi - Cata,

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Miranda 2003

Corpus Christi - Yare,

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Aragua 1998

Corpus Christi - Chuao,

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Detrรกs de la mรกscara


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Desde tiempos inmemoriales, el ser humano ha utilizado atuendos especiales en sus prácticas rituales y festivas. Son indumentarias diferentes a la cotidiana, trajes y máscaras sólo para ser usados en circunstancias especiales y cumplir con diferentes propósitos, que varían según las tradiciones de cada sociedad. En algunos casos, tales atavíos han sido un intento para caracterizar personajes diversos en rituales o en dramatizaciones (secretas o públicas), cuyas características también varían en cada grupo social y en cada período histórico. También era necesaria la máscara para representar a seres sobrenaturales, reverenciarlos, invocarlos, combatirlos o para realizar acciones prohibidas aunque autorizadas por el anonimato que otorga la máscara.

El uso de máscaras en las fiestas tradicionales venezolanas es un rasgo común en diferentes manifestaciones. Son predominantemente de uso masculino, exceptuando las que se emplean en el carnaval que, por su carácter festivo, pueden ser llevadas por ambos sexos, siguiendo la costumbre de inversión de roles y cambio de identidad temporal. Pero el rostro también puede enmascararse con pinturas, y la más común en las fiestas del país es la que se prepara a base de carbón u hollín. Esta técnica de tiznado ha sido empleada desde algunas fiestas europeas en los antiguos tiempos precristianos hasta el uso aún vigente en varias regiones de Venezuela, como por ejemplo las ceremonias en las que se celebra a San Benito, el santo negro en los estados andinos.

Detrás de la máscara, las personas que ocultan su identidad en las fechas que marcan la tradición pueden adquirir poderes especiales al ser integrante de los cortejos festivos que acompañan las procesiones. Tal es el caso de los enmascarados del Día de los Santos Inocentes en Sanare, a quienes la gente les entrega los niños para que sean bailados frente a la imagen que encabeza la procesión y así pagar promesas por razones de salud o simplemente recibir la bendición y esa benéfica influencia que otorga el ritual.


BolĂ­var 2000

Carnaval - El Callao,

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Trujillo 2002

Romer铆a de Los Pastores - San Miguel de Bocon贸,

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MĂŠrida 2005

Locainas de Santa Rita - Pueblo Nuevo,

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MĂŠrida 2005

Locainas de Santa Rita - Pueblo Nuevo,

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Trujillo 2005

Romer铆a de Los Pastores - San Miguel de Bocon贸,

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BolĂ­var 2000

Carnaval - El Callao,

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BolĂ­var 2002

Carnaval - El Callao,

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San Benito - Mucuchíes, Mérida 2000

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Falc贸n 2003

Locos y Locainas - La Vela de Coro,

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Lara 2001

Zaragozas - Sanare,

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Trujillo 2002

Romer铆a de Los Pastores - San Miguel de Bocon贸,

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BolĂ­var 2000

Carnaval - El Callao,

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Falc贸n 2003

Locos y Locainas - La Vela de Coro,

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BolĂ­var 2000

Carnaval - El Callao,

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La devoci贸n del individuo


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Las cofradías, sociedades, asociaciones y hermandades son las organizaciones encargadas de velar por que se lleven a cabo, de acuerdo con lo establecido por la tradición, cada una de las etapas de las celebraciones tradicionales en honor del patrono del cual son devotos: vírgenes, santos y símbolos católicos. Sin embargo, que esto no lleve a la conclusión de que en estos ritos no En algunas cofradías los cargos directivos son han surgido cambios con el tiempo, pues esa hereditarios, en otros son electos periódicaevolución es propia de todo hecho social. mente por sus integrantes. Es frecuente que los directivos y miembros de las cofradías tengan Además de cumplir una labor admirable con to- distintivos que los identifiquen y revelen su posido el trabajo previo al momento de las ceremo- ción en la organización. Estas organizaciones son nias colectivas, estos grupos también se encar- siempre solidarias con los cofrades en casos de gan de trabajar arduamente durante todo el año enfermedad o muerte, hasta llegar a homenajear para lograr un mayor lucimiento, programando públicamente durante la fiesta a los miembros reuniones periódicas, estableciendo tareas y ve- fallecidos.

lando por cada detalle. Incluso, se encargan de recolectar fondos para financiar la programación de cada celebración, velan por la elaboración y el acondicionamiento de los atuendos especiales, el cuidado y transporte las imágenes sagradas en las procesiones y, en algunos casos, hasta las custodian en sus viviendas. También deben dirigir las danzas que forman parte del ritual, pueden aplicar sanciones a los miembros de su organización, conocen las oraciones secretas para protección y reconocen los momentos en los que hay que utilizarlas y hasta el tiempo durante el cual se deben pagar promesas individuales.

Es costumbre que, una vez concluidas las ceremonias en honor a sus patronos, las cofradías organicen una comida en común en la que participan sus miembros y el resto de la comunidad. En este momento se evalúan las diferentes etapas del evento y se refuerzan los lazos de solidaridad y hermandad entre los participantes. Muchas cofradías tienen una larga historia en cada población y, aunque son independientes de la iglesia, mantienen excelentes relaciones con las autoridades eclesiásticas. Con tantas responsabilidades, es evidente que sus integrantes deben ser personas honestas y respetadas por la comunidad, ya que su colaboración es voluntaria y responde a una devoción personal.


Mérida 1998

San Benito - Mucuchíes,

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Mérida 2004

Locainas del Niño Jesús - Pueblo Llano,

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Miranda 2009

La Burriquita - Marisapa,

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MĂŠrida 2004

San Benito - Pueblo Llano,

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Miranda 2006

Palmeros de Chacao - Chacao,

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Vasallos de La Candelaria - La Parroquia, MĂŠrida 1999

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Trujillo 2005

Reyes Magos - San Miguel de Bocon贸,

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Miranda 2006

San Juan Bautista - Curiepe,

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Miranda 2000

Parranda de San Pedro - Guatire,

84



MĂŠrida 2000

Vasallos de La Candelaria - La Parroquia,

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Zulia 2008

Virgen de Chiquinquirรก - Maracaibo,

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Aragua 2007

San Juan Bautista - Chuao,

90



Aragua 2008

Pastores del Niño Jesús - El Limón,

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Yaracuy 2003

12 de octubre - Sorte,

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Del espacio cotidiano al espacio sagrado


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En ocasiones, esta condición es magnificada con la instalación de altares con imágenes o símbolos sagrados en la calle, junto a ofrendas vegetales, banderolas de papel de colores y otros adornos por los trazados que habitualmente recorren las procesiones o en los que se realizan danzas rituales y representaciones vivientes de la Pasión. En estas fechas, los sitios que diariamente sirven para las actividades cotidianas de un pueblo se transforman temporalmente en lugares propicios para la expresión del sentimiento religioso.

Las calles, los lugares públicos cercanos a las iglesias –incluidos esos que algunos denominan Calvarios, por desarrollarse ahí el Vía Crucis durante la Semana Mayor– y hasta la intimidad doméstica de los hogares en los pueblos adquieren una condición diferente durante en las fechas que señala la tradición. Esas zonas se abren a la comunidad y allí realizan procesiones, danzas rituales, rezos de oraciones, pagos de promesas por favores recibidos y organización de actos de devoción familiar para unir al pueblo.

Una muestra de la transformación de los espacios cotidianos en lugares sagrados puede verse claramente en la población aragüeña de Chuao, donde el amplio patio que se encuentra situado frente a la iglesia –y en el que habitualmente se desarrollan labores de procesamiento de cacao– se convierte en el espacio para congregar a legiones de diablos en la celebración anual del Cuando se organizan los velorios de pagos de Corpus Christi, quienes se postrarán ante la hostia promesas a San Juan, San Antonio o al Santísimo consagrada en señal de sumisión y adoración. Sacramento, los altares son visitados por miembros de la comunidad para pedir y agradecer, En las celebraciones de los Pastores del Niño rezar y hacer piadosas entregas de exvotos o geJesús, la Romería de los Pastores, el Tamunangue nerosos donativos por los favores recibidos. en honor a San Antonio y las fiestas de San Juan Bautista de Curiepe, entre muchos otros, los En las multitudinarias procesiones encabezadas alrededores de las iglesias se llenan de altares por las imágenes de vírgenes veneradas en diimprovisados que también se convierten en si- versas regiones, todo el recorrido se convierte en tios sagrados durante la realización de las danzas un espacio consagrado por los devotos, quienes rituales y pagos de promesas. Lo mismo sucede avanzan portando velas encendidas, rezando y con los altares callejeros que se erigen en oca- entonando cánticos. Inclusos, algunos recorren sión de las fiestas de Corpus Christi, en los cuales largos trechos caminando de rodillas o con los se detienen las procesiones y para que sean ben- pies descalzos como parte de sus promesas. decidos por los sacerdotes que las presiden, así como los altares domésticos que por devoción se instalan en lugares principales de las viviendas de los creyentes.


MĂŠrida 2004

Navidad - Pueblo Llano,

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BolĂ­var 2000

Carnaval - El Callao,

100



Trujillo 2003

Reyes Magos - San Miguel de Bocon贸,

102



Lara 2008

Tamunangue - Sanare,

104



Aragua 2004

San Juan Bautista - Ocumare de la Costa,

106



Aragua 2004

San Juan Bautista - Chuao,

108



MĂŠrida 2004

Giros de San Benito - Pueblo Llano,

110



Lara 2009

Divina Pastora - Barquisimeto,

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Mérida 2004

Locainas del Niño Jesús - Pueblo Llano,

114



Miranda 2006

San Juan Bautista - Curiepe,

116



Zulia 2008

Virgen de Chiquinquirรก - Maracaibo,

118



MĂŠrida 2002

San Benito - Pueblo Llano,

120



Carabobo 2001

Pastores del Niño Jesús - San Joaquín,

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Mérida 2004

San Benito - Mucuchíes,

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Manifestaciones de fe


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Si bien muchos venezolanos no son católicos practicantes, la mayoría están bautizados (deben estarlo para poder participar en muchas de las ceremonias) y respetan a la iglesia como institución, aunque no concurran asiduamente a sus actos. No obstante, hasta los más incrédulos acuden a alguna devoción regional, familiar o personal cuando enfrentan situaciones de crisis para procurar su solución.

La religión cristiana tiene gran importancia y arraigo en el pueblo venezolano. Al observar el calendario festivo vigente en el país –más los asuetos que, año tras año, se dan a los trabajadores– muchos están relacionados con períodos que recuerdan hechos de relevancia religiosa: la celebración de la Navidad y la Semana Santa tienen rasgos similares en varias regiones. Y aunque el carnaval, aparentemente, no tiene ninguna significación religiosa, notables investigadores de las tradiciones populares lo consideran una fiesta cristiana, instituida en el período inmediatamente anterior a la Cuaresma para poder celebrar con excesos justo antes de un período de penitencia.

Las fotografías que han sido compiladas para esta publicación son un testimonio de las formas de celebrar y conmemorar que tiene nuestra población criolla en buena parte de los eventos –religiosos o no– que se llevan a cabo durante el año. En ellas pueden apreciarse las conmovedoras y variadas formas de expresar la fe y de pagar promesas y sobre todo –quizás lo más importante– la notable participación masiva y espontánea de la población, lo que demuestra su importancia como expresión de creencias compartidas y parte de nuestra herencia cultural.


Apure 2001

Nazareno de Achaguas - Achaguas,

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Trujillo 2003

Semana Santa - Tost贸s,

130



Trujillo 2003

Santuario de José Gregorio Hernández - Isnotú,

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Caracas 2007

Nazareno de San Pablo - Municipio Libertador,

134



Yaracuy 2003

12 de Octubre - Sorte,

136



Caracas 2007

Nazareno de San Pablo - Municipio Libertador,

138



Aragua 2007

San Juan Bautista - Chuao,

140



Zulia 2008

Virgen de Chiquinquirรก - Maracaibo,

142



Monagas 2001

Semana Santa - Caripito,

144



Nueva Esparta 2004

Virgen del Valle - Porlamar,

146



Nueva Esparta 2004

Virgen del Valle - Porlamar,

148



Yaracuy 2003

12 de octubre - Sorte,

150



Monagas 2001

Semana Santa - Caripito,

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Municipio Libertador 2007

Quema de Judas - Caracas,

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1997. Corpus Christi y San Juan Bautista. Dos manifestaciones rituales en la comunidad afrovenezolana de Chuao. Caracas: Fundación Bigott.

2006. Máscaras rituales y festivas. Colección etnográfica Fundef (1946-2006). Caracas: Fundación de Etnomusicología y Folklore.

1983. La Estación de amor. Fiestas populares de mayo a San Juan. Colección “La otra historia de España”. Madrid: Taurus. 1984. El estío festivo. Fiestas populares del Verano. “La otra historia de España”. Madrid: Taurus.

1992. Fiestas Tradicionales de Venezuela. Caracas: Fundación Bigott. 2002. Diablos Danzantes de Corpus Christi de Venezuela / Dancing Devils of Corpus Christi of Venezuela. Caracas: Instituto de Patrimonio Cultural y Fundación de Etnomusicología y Folklore. 2003. Calendario de Fiestas tradicionales venezolanas. Caracas: Fundación Bigott. 2003. Monagas. Cultura popular tradicional del estado Monagas. Caracas, La Galaxia, Caracas.

Fuentes, Cecilia y Hernández, Daría.

1979. El Carnaval. Colección “La otra historia de España”. Madrid: Taurus.

Caro Baroja, Julio.

Aveledo, Ana y Fuentes, Cecilia.

Alemán, Carmen Elena.

Bibliografía



Jesús Ochoa

Comunicador visual egresado de la escuela Pro-Diseño de Caracas. Con su primer ensayo documental, titulado “Mujeres del cacao”, inició el tránsito por las tradiciones y las costumbres de los pueblos venezolanos. Hoy, a diez años de esa experiencia, este camino ha logrado fusionar la esencia del color y el movimiento –tan presentes en las fiestas religiosas– con los personajes y roles que dejan ver a los sentimientos y las devociones en primer plano.

Colores de Venezuela acerca al fotógrafo con la cofradía para danzar al mismo ritmo que sus retratados. En la publicación que acá se presenta, la imagen deja de lado la visión antropológica y científica de lo popular para mudarse a un espacio personal, autoral y contemporáneo del legado cultural venezolano.

Su trabajo ha sido expuesto en Venezuela, Italia, Bélgica, Francia e Inglaterra. Ha sido merecedor de reconocimientos como las menciones honoríficas en el Premio de Fotografía Venezolana del Goethe Institut, la Bienal Latinoamericana de Fotografía, el Salón Nacional de Arte de Aragua y en el Premio Andrés Mata. Fue finalista del Premio Luces de América, otorgado por la National Geographic Society. En 2007, su trabajo hecho en India y titulado “Apuntes de Viaje” recibió la mención de honor en el reconocido Premio Martín Chambi y fue seleccionado entre los 100 mejores jóvenes fotógrafos del mundo para participar en el Premio KLM Paul Huff Award, en Holanda. Además, recibió el Premio Municipal de Artes Visuales Juan Lovera.

(Caracas, 1973)

A inicios del 2007, Jesús Ochoa publicó en la red el ambicioso proyecto coloresdevenezuela.com, un portal compuesto por más de 5.000 imágenes que retratan la geografía, arquitectura, fiestas y rostros de todas las regiones del país. Además, alterna la docencia con su trabajo como fotógrafo publicitario y documental para diversas empresas y fundaciones.

www.jesusochoa.com www.coloresdevenezuela.com


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