nº 30-cuaresma 2009

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PARROQUIA de San Nicolás Cuaresma 2009 (nº 30)

Cuaresma de la conversión Con la imposición de la ceniza iniciamos el tiempo de Cuaresma, cuarenta días en los que estamos llamados a la conversión de nuestro corazón a Dios y a su amor, siguiendo a Jesús que nos dice: ¡Convertíos y creed en el Evangelio! (Mc 1, 15). Los hombres necesitamos convertirnos, porque continuamente nos apartamos de la senda de la vida verdadera, la que Dios nos ofrece: vivir en el amor a Él y a los demás. Ese alejamiento de la voluntad de Dios es lo que llamamos pecado en sus múltiples expresiones: odios, envidias, mentiras, discordias, materialismos, infidelidades,… La maravilla de la fe cristiana es que Dios nunca nos deja abandonados en esa situación de pecado, sino que sale a nuestro encuentro,nos acoge, nos escucha y nos perdona. Eso es lo que celebramos en el sacramento de la penitencia. Cualquier situación por la que atravesemos tiene remedio, si nos acercamos con humildad al Señor para recibir su misericordia y perdón. Por eso, en esta Cuaresma la Iglesia nos invita a recibir el perdón. El pecado nos destruye, pero Dios es más fuerte y nos salva. En la parroquia encontraréis el perdón de Cristo en los sacerdotes que os esperamos en cada confesonario para deciros: ¡Vete en paz, tus pecados están perdonados! Vuestro párroco

INTERIOR: MENSAJE ÍNTEGRO DEL PAPA PARA LA CUARESMA 2009: "EL AYUNO COMO AYUDA PARA SACIAR EL HAMBRE DE DIOS". Gran colecta contra el hambre, a pesar de la crisis: 22.000 € ¡Muchas gracias!


FALLECIÓ DON CIRIACO ALDAVE, el confesor de San Nicolás El Señor lo llamó el pasado 6 de febrero. Tenía 80 años. Nació en Muruzábal el 18 de diciembre de 1928. Era el cuarto hijo de Andrés y Saturnina, de un total de siete hermanos. Realizó todos sus estudios en el Seminario de Pamplona, donde fue ordenado sacerdote el 19 de septiembre de 1953. Pasó por numerosos destinos parroquiales: Ripa-Latasa, Armañanazas, Añorbe, Murillo el Fruto, Funes y Yesa, hasta recabar en nuestra parroquia como jubilado en 1998. Llegó a San Nicolás tras una larga hospitalización; vivía ya en el Retiro Sacerdotal. Parecía que su ministerio activo se había acabado. Sin embargo, Dios le había preparado otros planes, que sólo se explican desde su Providencia amoEl ministerio del confesionario le entusiasrosa. maba y nunca le faltaban penitentes. Cada A los pocos días mil confesiones hacía una fiesta. de su incorporación al confesionario de San Nicolás creyó estar viviendo un sueño. Al año ya había confesado a 3.422 penitentes. En estos últimos diez años la cifra de penitentes atendidos por D. Ciriaco se ha acercado a los 30.000. El ministerio del confesonario le entusiasmaba y nunca le faltaban penitentes. Cada mil confesiones hacía una fiesta. En su confesonario de San Nicolás revivió la alegría del ministerio y mantuvo su salud hasta el último momento. Su última eucaristía en la parroquia fue el día de Navidad. En verdad, podemos aplicar a su sacerdocio las palabras del mayordomo de las bodas de Caná: “Señor, has guardado el vino mejor para la última hora”. El bien que Don Ciriaco ha hecho en este ministerio sólo lo saben Dios y los penitentes reconciliados, pero estamos seguros de que ha salvado infinidad de situaciones humanas necesitadas de misericordia. Las palabras de Juan Pablo II, “cada confesionario es un lugar privilegiado y bendito desde el cual, canceladas las divisiones, nace nuevo e incontaminado un hombre reconciliado, 30.000 penitentes fueron un mundo reconciliado” se han cumplido atendidos por D. Ciriaco en Don Ciriaco. Durante su enfermedad ha estado muy acompañado por voluntarios de la Parroquia. Sus funerales en Muruzábal estuvieron presididos por el Sr. Arzobispo. Al día siguiente, se celebró una solemne Eucaristía por su eterno descanso en San Nicolás, en la que estuvieron presentes los párrocos jubilados, junto a una decena de sacerdotes y cientos de fieles que abarrotaron el templo.


MENSAJE DEL PAPA PARA LA CUARESMA 2009 "Jesús, después de hacer un ayuno durante cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre" (Mateo 4, 2) Benedicto XVI propone el ayuno como ayuda para saciar el hambre de Dios ¡Queridos hermanos y hermanas! Al comenzar la Cuaresma, un tiempo que constituye un camino de preparación espiritual más intenso, la Liturgia nos vuelve a proponer tres prácticas penitenciales a las que la tradición bíblica cristiana confiere un gran valor: la oración, el ayuno y la limosna, para disponernos a celebrar mejor la Pascua y, de este modo, hacer experiencia del poder de Dios que, como escucharemos en la Vigilia pascual, "ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes, expulsa el odio, trae la concordia, doblega a los poderosos" (Pregón pascual). El sentido bíblico del ayuno En mi Mensaje cuaresmal, este año deseo detenerme a reflexionar especialmente sobre el valor y el sentido del ayuno. La Cuaresma nos recuerda los cuarenta días de ayuno que el Señor vivió en el desierto antes de emprender su misión pública. Leemos en el Evangelio: "Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de hacer un ayuno durante cuarenta Las Sagradas días y cuarenta noches, al fin sintió hambre" (Mt Escrituras y 4, 1-2). Al igual que Moisés antes de recibir las toda la tradiTablas de la Ley (Ex 34, 8), o que Elías antes de ción cristiana encontrar al Señor en el monte Horeb (1R 19, enseñan que 8), Jesús orando y ayunando se preparó a su el ayuno es misión, cuyo inicio fue un duro enfrentamiento una gran ayucon el tentador.

da para evitar

Podemos preguntarnos qué valor y qué el pecado y sentido tiene para nosotros, los cristianos, pritodo lo que varnos de algo que en sí mismo sería bueno y induce a él. útil para nuestro sustento. Las Sagradas Escrituras y toda la tradición cristiana enseñan que el ayuno es una gran ayuda para evitar el pecado y todo lo que induce a él. Por esto, en la historia de la salvación encontramos en más de una ocasión la invitación a ayunar. Ya en las primeras páginas de la Sagrada Escritura el Señor impone al hombre que se abs-


tenga de consumir el fruto prohibido: "De cualquier árbol del jardín puedes comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio" (Gn 2, 1617). Comentando la orden divina, San Basilio observa que "el ayuno ya existía en el paraíso", y "la primera orden en este sentido fue dada a Adán". Por lo tanto, concluye: "El ‘no debes comer' es, pues, la ley del ayuno y de la abstinencia" (Sermo de jejunio). Puesto que el pecado y sus consecuencias nos oprimen a todos, el ayuno se nos ofrece como un medio para recuperar la amistad con el Señor. Es lo que hizo Esdras antes de su viaje de vuelta desde el exilio a la Tierra Prometida, invitando al pueblo reunido a ayunar "para humillarnos delante de nuestro Dios" (8, 21). El Todopoderoso escuchó su oración y aseguró su favor y su protección. Lo mismo hicieron los habitantes de Nínive que, sensibles al llamamiento de Jonás a que se arrepintieran, proclamaron, como testimonio de su sinceridad, un ayuno diciendo: "A ver si Dios se arrepiente y se compadece, se aplaca el ardor de su ira y no perecemos" (3, 9). También en esa ocasión Dios vio sus obras y les perdonó. En el Nuevo Testamento, Jesús indica la razón profunda del ayuno, estigmatizando la actitud de los fariseos, que observaban escrupulosamente las prescripciones que imponía la ley, pero su corazón estaba El verdadero ayuno lejos de Dios. El verdadero ayuno, repite tiene como finalidad en otra ocasión el divino Maestro, consiste comer el "alimento más bien en cumplir la voluntad del Padre verdadero", que es celestial, que "ve en lo secreto y te rehacer la voluntad del compensará" (Mt 6, 18). Él mismo nos da Padre (Jn 4, 34) ejemplo al responder a Satanás, al término de los 40 días pasados en el desierto, que "no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mt 4, 4). El verdadero ayuno tiene como finalidad comer el "alimento verdadero", que es hacer la voluntad del Padre (Jn 4, 34). Si, por lo tanto, Adán desobedeció la orden del Señor de "no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal", con el ayuno el creyente desea someterse humildemente a Dios, confiando en su bondad y misericordia. La práctica del ayuno está muy presente en la primera comunidad cristiana (Hch 13, 3; 14, 22; 27, 21; 2Co 6, 5). También los Padres de la Iglesia hablan de la fuerza del ayuno, capaz de frenar el pecado, reprimir los deseos del "viejo Adán" y abrir en el corazón del creyente el camino hacia Dios. El ayuno es, además, una práctica recurrente y recomendada por los santos de todas las épocas. Escribe San Pedro Crisólogo: "El ayuno es el alma de la oración, y la misericordia es la vida del ayuno. Por tanto, quien ora, que ayune; quien ayuna, que se compadezca; que preste oídos a quien le suplica aquel que, al suplicar, desea que se le oiga, pues Dios presta oído a quien no cierra los suyos al que le súplica" (Sermo 43).


El sentido actual del ayuno En nuestros días, parece que la práctica del ayuno ha perdido un poco su valor espiritual y ha adquirido más bien, en una cultura marcada por la búsqueda del bienestar material, el valor de una medida terapéutica para el cuidado del propio cuerpo. Está claro que ayunar es bueno para el bienestar ayudarnos a físico, pero para los creyentes es, en primer mortificar nueslugar, una "terapia" para curar todo lo que les tro egoísmo y a impide conformarse a la voluntad de Dios. En abrir el corazón la Constitución apostólica Pænitemini de 1966, al amor de Dios el Siervo de Dios Pablo VI identificaba la necey del prójimo, sidad de colocar el ayuno en el contexto de la llamada a todo cristiano a no "vivir para sí mismo, sino para aquél que lo amó y se entregó por él y a vivir también para los hermanos" (Cap. I). La Cuaresma podría ser una buena ocasión para retomar las normas contenidas en la citada Constitución apostólica, valorizando el significado audar unidad a la persona, cuerténtico y perenne de esta antipo y alma, ayudándola a evitar gua práctica penitencial, que el pecado y a acrecer la intipuede ayudarnos a mortificar midad con el Señor nuestro egoísmo y a abrir el corazón al amor de Dios y del prójimo, primer y sumo mandamiento de la nueva ley y compendio de todo el Evangelio (Mt 22, 34-40). La práctica fiel del ayuno contribuye, además, a dar unidad a la persona, cuerpo y alma, ayudándola a evitar el pecado y a acrecer la intimidad con el Señor. San Agustín, que conocía bien sus propias inclinaciones negativas y las definía "retorcidísima y enredadísima complicación de nudos" (Confesiones, II, 10.18), en su tratado La utilidad del ayuno, escribía: "Yo sufro, es verdad, para que Él me perdone; yo me castigo para que Él me socorra, para que yo sea agradable a sus ojos, para gustar su dulzura" (Sermo 400). Privarse del alimento material que nutre el cuerpo facilita una disposición interior a escuchar a Cristo y a nutrirse de su palabra de salvación. Con el ayuno y la oración Le permitimos que venga a saciar el hambre más profunda que experimentamos en lo íntimo de nuestro corazón: el hambre y la sed de Dios. Al mismo tiempo, el ayuno nos ayuda a tomar conciencia de la situación en la que viven muchos de nuestros hermanos. En su Primera carta San Juan nos pone en guardia: "Si alguno que posee bienes del mundo, ve a su hermano que está necesitado y le cierra sus entrañas, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?" (3, 17). Ayunar por voluntad propia nos ayuda a cultivar el estilo del Buen Samaritano, que se inclina y socorre al hermano que sufre (Deus caritas est, 15). Al escoger libremente privarnos de algo para ayudar a los demás, demostramos concretamente que el prójimo que pasa dificultades no nos es extraño. Precisamente para mantener viva esta actitud de acogida y


atención hacia los hermanos, animo a las parroquias y demás comunidades a intensificar durante la Cuaresma la práctica del ayuno personal y comunitario, cuidando asimismo la escucha de la Palabra de Dios, la oración y la limosna. Este fue, desde el principio, el estilo de la comunidad cristiana, en la que se hacían colectas especiales (2Co, 8-9; Rm 15, 25-27), y se invitaba a los fieles a dar a tomar conciencia de los pobres lo que, gracias al ayuno, se la situación en la que había recogido (Didascalia V, 20, 18). También hoy hay que redescubrir esta viven muchos de práctica y promoverla, especialmente nuestros hermanos durante el tiempo litúrgico cuaresmal. Lo que he dicho muestra con gran claridad que el ayuno representa una práctica ascética importante, un arma espiritual para luchar contra cualquier posible apego desordenado a nosotros mismos. Privarnos por voluntad propia del placer del alimento y de otros bienes materiales, ayuda al discípulo de Cristo a controlar los apetitos de la naturaleza debilitada por el pecado original, cuyos efectos negativos afectan a toda la personalidad humana. Oportunamente, un antiguo himno litúrgico cuaresmal exhorta: "Utamur ergo parcius, / verbis, cibis et potibus, / somno, iocis et arctius / perstemus in custodia - Usemos de manera más sobria las palabras, los alimentos y bebidas, el sueño y los juegos, y permanezcamos vigilantes, con mayor atención". Queridos hermanos y hermanas, bien mirado el ayuno tiene como último fin ayudarnos a cada uno de nosotros, como escribía el Siervo de Dios el Papa Juan Pablo II, a hacer don total de uno mismo a Dios (Veritatis Splendor, 21). liberar nuestro Por lo tanto, que en cada familia y comunidad corazón de la cristiana se valore la Cuaresma para alejar todo esclavitud del lo que distrae el espíritu y para intensificar lo pecado para que que alimenta el alma y la abre al amor de Dios se convierta cay del prójimo. Pienso, especialmente, en un da vez más en mayor empeño en la oración, en la lectio divina, "tabernáculo en el Sacramento de la Reconciliación y en la viviente de activa participación en la Eucaristía, sobre todo Dios" en la Santa Misa dominical. Con esta disposición interior entremos en el clima penitencial de la Cuaresma. Que nos acompañe la Beata Virgen María, Causa nostræ laetitiæ, y nos sostenga en el esfuerzo por liberar nuestro corazón de la esclavitud del pecado para que se convierta cada vez más en "tabernáculo viviente de Dios". Con este deseo, asegurando mis oraciones para que cada creyente y cada comunidad eclesial recorra un provechoso itinerario cuaresmal, os imparto de corazón a todos la Bendición Apostólica. Vaticano, 11 de diciembre de 2008-BENEDICTUS PP. XVI-


Benedicto XVI nombra obispo auxiliar de LIMA (Perú) a Raúl Chau, sacerdote colaborador en San Nicolás El pasado viernes 30 de enero, Benedicto XVI nombró a Raúl Chau, nuevo obispo auxiliar de Lima. Raúl se encuentra en Pamplona desde hace dos años, realizando la Licenciatura en Teología en la Universidad de Navarra. El nombramiento episcopal lo sorprendió cuando culminaba dichos estudios, en la especialidad de Moral y Espiritualidad. Durante este tiempo ha ejercido su ministerio sacerdotal en nuestra parroquia, en la que celebra misa y confiesa. Raúl nació en Lima el 15 de setiembre de 1967. A sus 41 años, es el quinto obispo más joven del mundo. Sus padres son Don Raúl Chau y Doña Alejandrina Quispe. Es el mayor de cinco hermanos. Contador Público por la Universidad de Lima, fue ordenado sacerdote el 16 de julio de 1998 en dicha ciudad. Ha desempeñado su labor en esa diócesis como Secretario de la Curia Arzobispal, Maestro de Ceremonias de la Catedral, Vicario en la Parroquia Santa Rosa en Lince y responsable de las actividades de ayuda humanitaria de Cáritas Diocesana. El nuevo obispo presidió la Misa solemne de la Fiesta de San Blas, disfrutó bendiciendo los alimentos a lo largo de todo el día y compartió la comida con todos los sacerdotes y seminaristas de la parroquia, que de ese modo festejaron su nombramiento.

Primeras Confesiones El pasado 16 de febrero los 21 niños que próximamente recibirán su Primera Comunión, celebraron su primera confesión acompañados de sus padres y catequistas. Recibieron un crucifijo de recuerdo y al final tuvieron una merendola juntos, como en la parábola del hijo pródigo. Así festejaron la alegría del perdón.


Programa de Cuaresma TODOS LOS DÍAS (de lunes a viernes) LAUDES: 9:40 h. VÍA CRUCIS: 11:45 h. VÍSPERAS cantadas: los JUEVES a las 19:30 h.

EJERCICIOS ESPIRITUALES EN SAN NICOLÁS

LA CONVERSIÓN EN SAN PABLO Temas: 1. Alianza, pecado, conversión. 2. La oración. 3. La obediencia de la Pasión. 4. La fuerza de la Resurrección. 5. La eucaristía, actualización del Misterio

Del 2 al 6 de marzo (de lunes a viernes), a las 18:00 h. en el templo, a cargo de Don Félix Mª Arocena (Prof. de Liturgia). RETIRO ESPIRITUAL: Sábado 7 de marzo, en las Marianistas de Huarte (ABIERTO A TODOS) HORARIO: 10:00 h. salida desde la Parroquia. Incluye comida. 17:00 h. Conclusión PONENTE: Don Santiago Cañardo. INSCRIPCIONES: Sacristía y Despacho. JAVIERADA PARROQUIAL: SÁBADO, 14 de marzo Dos posibilidades. 1) Salida a las 9:00 BUS Pamplona – Loiti (para los que quieran ir desde allí a pie: 20 kms.) 2) Salida a las 12:30: BUS del Pº Sarasate. Comida, 15:00 Vía crucis. 17:00 Eucaristía presidida por el Arzobispo. Al finalizar: Regreso a Pamplona en el BUS, todos juntos. INSCRIPCIONES: Sacristía y Despacho (Tel. 948221281). Próximos bautizos: Sábado, 11 de abril (Vigilia Pascual)


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