Encuentro n 25

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ice el refrán que «es de bien nacido ser agradecido» y, a través de estas líneas, quiero agradecer al Señor que me diera la oportunidad de ejercer mi ministerio sacerdotal, durante los cuatro primeros años del mismo, aquí en Villafranca de los Barros y en la Puebla del Prior. Quiero dar gracias al Señor por todas aquellas personas que trabajan pastoralmente en la Parroquia del Valle. Entre todos hemos intentado hacer una comunidad acogedora y abierta a la acción del Espíritu. Esta es nuestra tarea como cristianos: acoger a todos y dejar que el Espíritu nos transforme. Daros las gracias a todos por vuestra acogida y por el trabajo realizado en conjunto para dar a conocer el Evangelio de Jesús. También hay mucha gente que no desempeña ninguna tarea pastoral dentro de la iglesia pero que aporta su granito de

arena para ser una comunidad de creyentes. Me refiero a toda esa gente que simplemente son buenos cristianos, celebran los sacramentos y, con su presencia, participan de las actividades que propone la parroquia. A todos vosotros, gracias, por vuestra comprensión, acogida y amistad. Gracias, por confiar en mí para daros a conocer el mensaje de Jesús. Y, como no, dar las gracias también a todos los sacerdotes que formamos parte de este arziprestazgo de Villafranca de los Barros. Pero, de forma más especial, a Pepe. Del cual he aprendido un montón de cosas, sobre todo a ser un buen sacerdote. Espero que ahora, con la nueva etapa que empieza en Villafranca, cuidéis de Pepe (y de su madre) porque le va a hacer falta. Seguiré rezando por vosotros para que sigáis creciendo como comunidad; una comunidad activa y comprometida con los problemas del hombre. GRACIAS. Óscar Prieto Perero, Vicario Parroquial de Sta. María del Valle.


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e veía venir...» No hay sacerdotes. Este año, en nuestra diócesis, se han retirado siete y solo se ordenará uno. No hay sacerdotes. En nuestro Seminario de Badajoz hace varios años que no ingresa nadie. No hay sacerdotes. Se veía venir. En nuestra Comunidad Parroquial, a

partir de Septiembre sólo estará el sacerdote que les está escribiendo. ¿Qué hacer? En primer lugar nos tendríamos que preguntar por qué esta crisis de respuestas a la llamada de Dios, porque Dios sigue llamando. Las causas pueden ser muchas y variadas, pero no queremos ahora profundizar en ellas. Seamos concretos: ¿Por qué no nacen vocaciones en nuestras comunidades parroquiales?, ¿por qué no nacen vocaciones en nuestra comunidad parroquial de Villafranca de los Barros? No nos lamentemos por que cada día hay menos sacerdotes y se recortan el número de misas. NO. Lo importante, y lo que debe preocuparnos, es porqué de nuestra comunidad no surgen vocaciones.


En segundo lugar, como se dice entre nosotros, «hay que coger el toro por los cuernos», es decir, es la HORA DE LOS LAICOS. Lo que la Iglesia viene anunciando hace ya unos años, es hora de que lo llevemos a la práctica. Son los laicos los que tienen que tomar la responsabilidad en muchas tareas de nuestra parroquia. Y digo responsabilidad, no colaboración. En tercer lugar hay que ver la necesidad que tenemos de construir una parroquia más misionera y menos cultual. Entre nosotros hay pocas acciones evangelizadoras y mucho culto. Ante la «reducción de misas» que tenemos que realizar en Septiembre, es importante que todos hagamos el esfuerzo de celebrar nuestra fe allí donde se celebren las Eucaristías, aunque no sea «mi lugar», «mi iglesia», «mi capilla», «mi colegio»... Y entendamos que tenemos que trabajar, fundamentalmente, en aquello que es prioritario, es decir, en la evangelización. La misión del sacerdote es predicar el Evangelio, administrar los sacramentos y «acompañar»... todo lo demás corresponde a los LAICOS. José Cordero, párroco.


odemos dar todos los rodeos que queremos. Podemos seguir diciendo que tenemos un problema ecológico grave, que sigue creciendo la desigualdad y el hambre en el mundo, que han fallado los mecanismos de control del sistema financiero..., podemos seguir diciendo todo esto y muchas cosas mas, pero va siendo hora de que llamemos a las cosas por su nombre: No tenemos un problema ecológico, tenemos un problema con el hombre que se está cargando la naturaleza. No sigue creciendo la desigualdad y el hambre, estamos provocando que cada día haya más personas que mueren de hambre. No han fallado los mecanismos de control del sistema financiero, hay una pandilla de sinvergüenzas y corruptos que se han lucrado permitiendo el robo a mano armada que sufrimos la humanidad. Hace ya muchos, muchos años, la ONU tomó el acuerdo de que todos los países dedicaran 0,7% de su producto interior bruto para ayudar a los países pobres. Hoy, cuando estamos en el tramo final del año 2008, todavía no se ha cumplido, y los niños y mayores siguen muriendo de hambre y vergüenza. Sin embargo, con lo que han gastado en unos días, sólo en unos días, los gobiernos de la Unión Europea y el gobierno de los Estados Unidos en sanear la Banca habría dinero suficiente para erradicar el

hambre en el mundo durante cincuenta años. ¿Cómo aceptamos esto? Por una sencilla razón, porque el hombre ha perdido la vergüenza. Vivimos en una situación de «irresponsabilidad colectiva». Todos nos quejamos de todo pero nadie se siente responsable de nada. Pedimos a gobiernos y políticos que eliminen la pobreza, pero que no suban los impuestos ni pongan a los pobres cerca de nuestras casas. Pedimos a

las familias que tengan hijos, que los eduquen, que cuiden a sus mayores, pero hemos organizado el trabajo de tal manera que hemos roto todos los tiempos de la vida. Ha llegado el momento de una gran revolución social para que sea posible una gran revolución política que devuelva la primacía real al hombre y cree las estructuras necesarias para ello. Ha llegado el momento de asumir las propias responsabilidades. No podemos seguir pidiendo la erradicación de la pobreza si no hacemos


un hueco a los pobres en nuestra vida. No podemos seguir pidiendo honradez a los banqueros si hacemos trampas en la declaración de la renta. No podemos pedir a los políticos que solucionen problemas si no estamos implicados con otros en la solución de los problemas que tenemos en el trabajo, barrio, escuela, etc. Tenemos que implicarnos, asociarnos, complicarnos, crear un ecosistema humano en el que la avaricia y la desvergüenza no tenga cabida. Sólo así podremos recuperar la política como el ejercicio privilegiado de servicio al otro y a la sociedad que nos permite construirnos como humanos. Sólo así podremos recuperar la economía como ese arte que permite ajustar vida humana y utilización de bienes disponibles desde el respeto a todo hombre, a todos los hombres y a la naturaleza. No tenemos que refundar el capitalismo, tenemos que refundar al hombre, porque ya no podemos eludir la respuesta a la pregunta que Jesús nos hizo: «¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero a precio de su vida?» (Mt. 16, 26). Editorial de Noticias Obreras (HOAC).

ueridos amigos de Villafranca, las circunstancias que estamos viviendo de descristianización de la sociedad, nos debe llevar a descubrir que como creyentes es muy importante estar formados, para saber dialogar con la sociedad y dar a conocer las razones de nuestra esperanza. Los Obispos Españoles dicen “Es preciso sensibilizar a los cristianos –sacerdotes, religiosos laicos– sobre la importancia de la formación para conocer más plenamente y asumir más conscientemente sus responsabilidades como laicos militantes en la misión de la Iglesia; sobre la urgencia, especialmente grave en nuestro tiempo, de superar la ruptura entre fe y vida, entre evangelio y cultura y, en fin, sobre la necesidad de animar a todos a emprender –si no lo están haciendo ya– un proceso de formación integral, espiritual, doctrinal y apostólica, a fin de ser y vivir lo que confiesan y celebran, y anunciar lo que viven y esperan”. (C.E.E., LOS CRISTIANOS LAICOS. IGLESIA EN EL MUNDO, nº 72). También nuestro Sínodo Diocesano decía en el nº 45 y 47 de anunciar la Palabra “Es muy importante que descubramos todos la necesidad de adquirir una formación adecuada en los distintos campos de la fe y de la cultura cristiana, a fin de poder “dar razón de nuestra esperanza”. Para conseguir esto, se requiere: Una formación básica, común a los miembros de la Comunidad”. “Deben darse facilidades para que el Pueblo de Dios adquiera una formación teológica adecuada, de modo que no sean los conocimientos infantiles los que alimenten la fe de los adultos”.


En el Plan Pastoral diocesano, nuestro Obispo, D. Santiago, en relación a la formación de los creyentes, comenta “La actual situación cultural y religiosa exige la presencia de católicos adultos en la fe y de comunidades cristianas misioneras que testimonien la caridad de Dios a todos los hombres. El anuncio del Evangelio de la

esperanza comporta, por tanto, que se promueva el paso de una fe sustentada por costumbres sociales, aunque sean apreciables, a una fe más personal y madura, iluminada y convencida. Los cristianos, pues, han de tener una fe que les permita enfrentarse críticamente con la cultura actual; incidir eficazmente en los ámbitos culturales, económicos, sociales y políticos; transmitir con alegría la fe a las nuevas generaciones; construir una cultura cristiana capaz de evangelizar la cultura más amplia en que vivimos”. Es, por tanto, preocupación de nuestra Iglesia de Mérida – Badajoz la formación de nuestros laicos, la maduración de

su sentido eclesial, el crecimiento de su espiritualidad laical y su presencia activa en el mundo, ya que ellos son el «seno materno» de cada comunidad cristiana. Para responder a esta llamada de la Iglesia en nuestro arciprestazgo hemos instituido La Escuela de formación básica con dos sedes en Villafranca y en Fuente del Maestre, la cual pretende ser una ayuda para los laicos de nuestros arciprestazgos que están inquietos por tener una mejor formación y así hacer mejor su servicio evangelizador en la Iglesia y en el mundo. Nuestra escuela lleva ya funcionando dos años, la sede de Villafranca funciona semanalmente, todos los martes; la sede de Fuente del Maestre, quincenalmente, todos los lunes. Se imparten dos horas de clases por parte de los sacerdotes del arciprestazgo, algunos consagrados y algún laico que forman el claustro de profesores. Actualmente están matriculados 39 alumnos en el primer curso y 31 en el segundo curso. En esta escuela hay catequistas, cofrades, miembros de movimientos, voluntarios de cáritas, miembros de los grupos de liturgia, consagrados, un número grande de personas con interés de vivir una fe adulta y bien formada. En la clausura de este año, la valoración que los alumnos hacen de la escuela es muy positiva, ya que les está sirviendo para crecer como creyentes y así poder entender y compartir con otros ese don precioso que recibimos de Dios en nuestro bautismo, el tesoro de la fe. Como arcipreste os invito a participar en ella, a matricularos el próximo curso, merece la pena conocer más en profundidad a Dios, que es siempre sorprendente y nuevo, y saber presentarlo al mundo que lo necesita hoy más que nunca. Francisco J. Moreno Soltero.


Núm. 25 - Julio 2009

Núm. 25 - Julio 2009

Fotos: Laura Díez.


ño VI después de… da igual, la comparativa nace para intentar explicar la andadura de esta joven publicación que alcanza su número veinticinco pletórica y llena de vida. En aquellas Navidades de 2002 la idea surgió de manera paralela a una historia radiofónica que, aunque duró menos, también nos dejó buenos, buenísimos momentos para recordar. Pero eso es otra historia y ahora volvemos al papel. Durante estos veinticinco números de nuestra revista Encuentro, hemos pretendido trasladar a sus páginas la vida de nuestra comunidad, sus inquietudes y proyectos, sus hechos y realidades, hemos analizado el hoy y el ayer, poniendo las bases del futuro, siempre a corto plazo porque queremos tener los pies sobre la arena del camino. Muchos son los sacerdotes que nos han dirigido sus palabras a través de este medio, con mensajes de doctrina, con bienvenidas y despedidas, con reflexiones y llamadas de atención variadas, pero siempre desde el sentimiento de comunidad, tanto los propios como «extraños». Las páginas de Encuentro han repasado procesiones e itinerarios de Semana Santa año tras año, han esperado el Nacimiento del Niño Dios, han puesto de manifiesto las cifras económicas que maneja nuestra parroquia y sus colectivos integrados, en un claro ejercicio de información a la sociedad sobre la gestión de un dinero que no es propiedad de un colectivo en exclusiva, hemos animado a participar en numerosas actividades en nuestra parroquia y fuera de ella, que luego hemos contado a quienes no estuvieron. Vivimos la alegría de la canonización de Santa Ángela de la Cruz, la pérdida física o psicológica de compañeros de se fueron o cambiaron de destino, dimos la bienvenida al nuevo Arzobispo y a otros caminantes que se han ido incorporando a lo largo de los años, celebramos las Bodas de Plata en el sacerdocio de nuestro párroco, compartimos los pasos para conseguir un centro parroquial que aún no ha quedado en el olvido aunque estos tiempos de crisis nos piden una tregua, conocimos la situación de los que menos tienen de la mano de Cáritas, y la labor de la Iglesia en países de misión como Perú,… Son solamente algunas pinceladas de lo que ha intentado ser un verdadero Encuentro de la comunidad cristiana de VIllafranca consigo misma, de quienes nos seguían desde otros puntos con la Iglesia donde vivieron durante años,… un encuentro con Dios desde las experiencias y los mensajes, un encuentro cristiano desde las letras y la imagen.


ras las dificultades atravesadas por Cáritas desde el mes de Febrero, queremos dar las gracias a Dios por la generosidad de tantas personas de nuestra ciudad que han hecho suyo el problema de los más necesitados. Agradecemos profundamente la ayuda prestada por mucha gente anónima, colegios, asociaciones, Junta de Cofradías, cooperativas, Ayuntamiento, Partido Popular, pueblos cercanos y Cadena Cope. También de Agosto suspendemos todas las actividades que se retornarán el 1 de Septiembre. A partir de este día se llevará a cabo la formación de los voluntarios y la programación del curso. Para todos los que formamos el equipo de Cáritas en Villafranca es una satisfacción y

nos sentimos en deuda con CajaSol por su importante aportación para la obra que tenemos que realizar por no disponer de espacio para la ropa. Con todas estas contribuciones, Cáritas ha podido seguir desempeñando sus actividades con normalidad. En este sentido, todos los lunes atendemos aproximadamente a setenta familias rumanas y españolas con alimentos, ropa y calzado, así como prestaciones económicas para pagar la luz, el agua o el alquiler. Todos nos piden trabajo, lo que lamentablemente muchas veces no podemos dar. Como las tareas de albañilería se van a hacer por las mañanas, durante el mes de Julio, la acogida de los lunes se hará por la tarde, desde las 18 a 21 horas. En el mes

un enorme aliciente comprobar, una vez más, que no estamos solos, que nuestro proyecto es un proyecto de todos y que, por este motivo, lo que nos vamos proponiendo sale adelante. Por todo ello, muchas gracias. Consolación Gómez Delgado, Coordinadora.


eguro que recordarán que en anteriores números de la revista, venimos repasando algunas cuestiones relacionadas con los Sacramentos que más bien podrían llamarse «Sacra-mientos». Pues bien, en la última publicación hablábamos de las Primeras Comuniones, y de ellas seguimos hablando para cerrar este tema, ahora que están aún frescos en la mente los recuerdos de las celebraciones vividas en nuestra comunidad cristiana. «Sugerencia a los padres que quieren para sus hijos la Primera Comunión Estimados padres: Con cierta frecuencia vienen a pedir la primera comunión para sus hijos personas que no parecen tener contacto con la misa, ni con las celebraciones religiosas. En el diálogo con ellos encontramos que tienen cierta prisa por realizar la ceremonia y que les parece que la catequesis de preparación dura demasiado tiempo. Se nota que algunos niños asisten de modo irregular, unas veces con gusto, otras a regañadientes. Fácilmente encuentran motivos para no venir... Si invitamos a reuniones a los padres, muchos vienen a la fuerza, preocupados solamente de que no se les creen problemas cuando se trata de elegir la fecha o el modo de celebrar la fiesta. Debido a todo esto, se nos ha ocurrido una sugerencia. Pensamos que les puede facilitar la celebración de este acto que para ustedes tiene un fuerte valor social, aunque lo religioso quede un poco más olvidado. Nuestra sugerencia es, pues... Celebrar la comunión por lo civil Igual que ya hay celebración de matrimonios civiles, que no comprometen a

nada con la Iglesia, lo mismo puede suceder con la primera comunión o, simplemente, la «comunión», como suelen decir. Nos parece algo más sencillo. Les explicamos las características: 1. Los niños no tendrían que venir a la parroquia para la catequesis. 2. Tampoco ustedes serían convocados a reuniones de padres ni a pláticas ni sermones. 3. Podrían ustedes elegir el día que prefieran y la hora que más les convenga para el acto. 4. Llegado ese día, no es preciso que vengan a la parroquia. Ustedes eligen el lugar que más les conviene para la celebración. Puede ser una plaza o un parque bonito o un salón de ceremonias que ustedes alquilen... Allí llevan a sus hijos e hijas vestidos con los trajes que suelen utilizarse para estos festejos o vestidos de otra manera bonita y lujosa, sin necesidad de contar con los consejos y gustos de la parroquia. 5. Allí se reúnen con el niño o la niña. Le hacen los regalos, las fotos que deseen. Alguno de la familia, el abuelo, un tío o amigo que tiene facilidad de expresión, le dice unas palabritas aconsejándole que sea bueno... y ya está. 6. Luego se van a comer a un restaurante o a casa, y la fiesta sigue sin complicaciones. No tiene que depender de las condiciones que la Iglesia propone. Todo está hecho «por lo civil». Si ustedes tienen alguna inquietud religiosa, bueno, entonces pueden conectar con nosotros, con la comunidad cristiana, y dialogaremos sobre el sentido que tiene la comunión, la misa, la eucaristía, que es bastante distinto de lo que muchos piensan.


Proponemos esta sugerencia porque no queremos condicionarles a ustedes con exigencias ni que ustedes nos condicionen a nosotros. Nosotros pensamos que la parroquia no es un local de ceremonias, sino una comunidad que se reúne en nombre de Jesús y se plantea ser fiel a su palabra y a su vida. Eso es lo que marca todas nuestras celebraciones. Si ustedes lo ven de otra manera, nos parece muy bien que agasajen a sus hijos y que les celebren una fiesta sin que tengan que depender de la parroquia. Estamos a su disposición, y como vecinos de ustedes hasta les acompañaremos con gusto, pero sin que tengan que incluir en la fiesta el elemento parroquial. Deseando que ustedes elijan lo que es mejor para sus hijos, pero con todas las consecuencias que eso lleva, les saluda afectuosamente. Post data: Si ustedes, en cambio, quieren para sus hijos una celebración de la primera eucaris-

tía fiel a la propuesta de Jesús, les ofrecemos otra alternativa. A ver qué les parece: 1. El primer paso para preparar la primera comunión de sus hijos es el primer beso que ustedes les dieron recién nacidos y cuando lo abrazaron. En realidad, esa es su «primera comunión» con el nuevo hijo. 2. En su vida de esposos cristianos, el amor entre ustedes y su atención a quienes viven cerca..., la compasión hacia los que sufren, su atención a los problemas del país: el hambre, la justicia, la cultura, la paz... Esa es la primera lección que como catequistas de la familia pueden ofrecer a los niños para que vayan comprendiendo lo que significa vivir «en comunión». 3. Los auténticos catequistas no son los jóvenes o las señoras que se ofrecen en la parroquia. Son ustedes, los padres que les enseñaron a rezar y a hablar con Dios. Si los catequistas parroquiales tienen que empezar por enseñar a los niños el padrenuestro..., mala señal. 4. Cuando el papá o la mamá se acerca en misa a comulgar con el bebé en brazos y el pequeñín se queda mirando con asombro


lo que están haciendo, cuando abre su boquita como un pez o alarga el bracito para que a él también le den de eso, pensamos que es ya una primera comunión del niño. 5. Si, más tarde, el niño acude con los catequistas parroquiales, los padres están en contacto con ellos y comentan con sus hijos de qué han hablado en la catequesis, entonces la preparación va siendo seria. 6. El día de la llamada «primera comunión» no es necesario que sea un domingo especial. Todos los domingos son especiales. No hace falta vestir a la niña o al niño con ningún traje extraño. Puede ponerse el de todos los domingos. Ustedes no deben quedarse como espectadores. A los niños les gusta imitar a los adultos. Los mayores debemos comulgar, y luego los niños se acercan a hacer lo que hemos hecho los mayores. Si ustedes prefieren no acercarse a comulgar, pueden pedir a algún tío, pariente o amigo que vive la fe cristiana y a quien el muchachito admira que sea su acompañante de comunión. Lo importante es no dejar al niño que se acerque solo rodeado de adultos pasivos que lo contemplan pero que no le dan ejemplo. Que no sienta que la comunión es cosa de niños, sino que es algo propio de gente mayor que sabe lo que hace.

7. ¡Ah!, y eso no termina ahí con la «primera» comunión, claro. ¿Les parece a ustedes demasiado esta propuesta? Pues no se preocupen. Volvamos al principio de esta carta. La «comunión por lo civil» es una buena solución y no trae problemas. LA PRIMERA Y ÚLTIMA COMUNIÓN Observando: –¿Ha asistido usted a celebraciones de la primera comunión? ¿Qué sensaciones le quedaron de ellas? –Si conoce a las familias y a los comulgantes, ¿después siguieron viviendo su fe cristiana y su participación en la eucaristía? Reflexionando: Los sacramentos de iniciación son el bautismo, la confirmación y la eucaristía. Estos deben estar unidos con la iniciación fundamental, que es el conocimiento y el seguimiento de Jesús. Piense qué relación existe entre esos sacramentos y el encuentro con Jesús. Decidiéndose: ¿Puede usted hacer algo como catequista o como miembro de una comunidad para renovar la catequesis y la celebración de las primeras comuniones? www.juanjauregui.es


eflexionemos sobre un fenómeno que caracteriza ciertas vivencias del cristianismo en la actualidad. Por ejemplo, el síndrome del sarmiento separado y es lo que nos lleva a pensar que podemos ser cristianos por libre, uno por creencias, otros por los sentimientos religiosos, por las prácticas piadosas… pero sin creer en los curas, ni en la Iglesia, ni celebrar los sacramentos, tan solo ocasionalmente. Sin estar unidos con Cristo no podemos dar fruto en nuestra vida. Es una unión sacramental, estamos injertados a Cristo por el Bautismo, acogidos a Dios por el sacramento de la Penitencia, comulgamos con su presencia real a través de la Eucaristía, el Espíritu está en nosotros por el sacramento de la Confirmación… Si no aceptamos esta unión con Dios sacramental es como despreciar al Cristo encarnado y toda su obra, y preferir la imagen que nos hemos hecho de Dios. Ser cristiano no es tener un sentimiento religioso. Y otro síndrome más, el de que la fe es comprometerse, donde lo importante es el bien que hacemos a los demás, las obras, el compromiso. Se pone de manifiesto el compromiso humano, el esfuerzo, lo ético, sin tener en cuenta la gracia de Dios y todo lo que hace porque nosotros colaboremos con Él en crear un mundo mejor. Este modo de entender la fe como compromiso cuestiona hoy en día a la Iglesia y a los cristianos, si

ya hay ONG‘s que se ocupan de atender a los necesitados y son gente especializada, ¿para qué ser cristianos?, ¿para qué hace falta la Iglesia? Todo amor es bien acogido, todo bien hecho a los demás es digno de admiración, pero es necesario amar a los demás desde Dios, desde sus valores, es necesaria la gracia de Dios para no cansarse de amar desinteresadamente a los demás, es necesaria la fe para construir un mundo mejor, abierto a la otra vida. Y terminamos hablando de una fe espiritualista. Somos gente muy piadosa, que «consumimos» actos de piedad, que tenemos mucha fe, pero que no traducimos en

obras concretas. «No amemos de palabra ni de boca, sino con las obras y según verdad», nos recordaba el apóstol San Juan. Una fe sin obras es una fe muerta. Integremos pues el amor, la fe y la relación sacramental con Cristo. Son los ingredientes básicos para un buen cristianismo en nuestra sociedad actual.



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