E
n la larga y angosta geografía de nuestro país, existen paisajes
que se han convertido en verdaderos íconos a nivel mundial. Desde las montañas y estepas patagónicas de Torres del Paine por el sur a las desoladas llanuras del Desierto de Atacama por el norte, un sinnúmero de tesoros naturales permanecen escondidos esperando que los descubras. La Selva Valdiviana (Valdivian temperate rainforest) constituye uno de estos tesoros naturales, un refugio de biodiversidad que se mantuvo aislado durante millones de años albergando especies únicas de flora y fauna, herederas de antiguos linajes que convivieron con los dinosaurios. Este bosque lluvioso templado se desarrolla bajo condiciones geográficas y climáticas muy especiales, que son únicas en Latinoamérica y muy raras en el resto del planeta. La existencia de un relieve de considerable altura, como es la Cordillera de los Andes, en un área de clima templado con una marcada influencia oceánica provoca un considerable aumento de las precipitaciones y una relativa estabilidad climática, con temperaturas frescas durante todo el año que favorecen el crecimiento de la vegetación. Bosque de olivillo costero en la Reserva Punta Curiñanco
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