Los recuerdos del porvenir

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los arboles para alcanzar los tejados y entrar a del hotel; otros trataron de forzar las puertas. entonces una algarabia que corrio pOl' todo Ixt Comandancia Militar llego la orden, que nadie de desalojar la plaza. Las puertas del cuartel s y dieron paso a la caballeria. Ante el empuje tes, la gente se disperso lanzando gritos; sobre quedaron aplastados los sombreros de petate cascos de los caballos se enredaron algunos mujeres. En el espacio luminoso de una manan so del padre Beltran y sus amigos se convirtio de Nicolas Moncada. El joven nos hizo olvidar y a los otros enjuiciados. El padre, Joaquin, Ju Charito, el doctor y su mujer pasaron a la categ comparsas en la tragedia de la familia Moncad de Ixtepec se fijaron en Nicolas y sus frases y atravesaron milagrosos las paredes del curato a la plaza para correr de boca en boca. Sabia joven rehusaba la comida que Francisco Rosas del hotel para los procesados y que no acepta limpia que Ie ofrecian los militares. PorIa noc cubeta que Ie llevaba uno de sus guardianes unica camisa. -iViva Nicolas Moncada! -gritaban mis calle dos. El grito se multiplicaba ahora, como antes caba "iViva Cristo Rey!", y llegaba hasta la sala PorIa noche, acurrucado en su catre de campa 10 escuchaba melancolico mientras buscaba las gestos que emplearia al dia siguiente delante de Se sabia en un callejon cuya sola salida era la m "Nos iremos de Ixtepec, nos iremos" ... ha el y sus hermanos desde ninos. Juan era el pr habia encontrado la salida; cuando se acerco a ba tirado boca arriba mirando para siempre a l

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