Cuando Marte Era Azul by Pablo Llanos

Cuando Marte Era Azul

Pablo Llanos / Kanif Beruna (Basado en una cr贸nica de Jos茅 Saramago)

ubo una vez un hombre que hizo un viaje de toda una noche a Marte. Pasó allí diez años. Si la noche dura seis meses en los polos de la Tierra, no debe extrañarle a nadie que en una noche marciana quepan diez años. En Marte tomó muchas notas sobre la vida que allí llevan sus habitantes. Aunque se comprometió con los marcianos a no divulgar sus secretos, faltó a su palabra. El viajero se enorgullecía de pertenecer a la humanidad y quería contribuir a su progreso.

Esto es muy, muy importante ya que él espera que si algún día los marcianos vienen a pedirle cuentas por revelar su existencia, los no se sabe cuántos billones de mujeres y hombres que viven en la Tierra acudan todos a su defensa. Todos.

Lo primero que le contaron aquellos seres al viajero es que cada marciano es responsable de todos los marcianos. No estaba seguro de haber entendido bien qué significaba esto, pero durante los diez años que permaneció en aquel planeta, nunca vio que un marciano se encogiera de hombros o mirara hacia otro lado ante un problema común.

Otra cosa que le gustó de Marte es que no había guerras. Nunca las hubo. Los marcianos no supieron explicarle cómo se las arreglaban, quizás porque él no fue capaz de aclararles qué era una guerra. Cuando el viajero les señaló dos animales salvajes luchando con grandes rugidos y grandes dentelladas, le respondieron que los animales son animales y los marcianos son marcianos. Acabó dándose por vencido.

Algo que le desorientaba en Marte era no estar seguro nunca de qué era campo y qué era ciudad. Le resultaba extraño ver un gran hospital o un gran museo o una gran universidad en lugares para él inesperados. Cuando pedía explicaciones, los marcianos le daban la misma respuesta una y otra vez: el hospital, la universidad y el museo estaban allí porque eran necesarios.

Tantas veces le ocurrió lo mismo que acabó aceptando con naturalidad, por ejemplo, la existencia de una escuela con diez profesores marcianos en un sitio donde había un solo niño. “¿Pero esto no es un desperdicio?”, dijo el viajero. Los marcianos le respondieron que cada profesor enseñaba una asignatura diferente y que, por tanto, la cosa era lógica. Lo mismo ocurrió cuando se encontró con un hospital en un lugar donde apenas vivían un puñado de ancianos: “Si hay vidas que cuidar, tiene que haber quién lo haga. ¿No crees?”

En Marte les impresionó saber que en la Tierra hay siete colores fundamentales de los que se pueden sacar millones de tonos. Allí lo veían todo en un color rojizo de un tono pardo, con diferentes gradaciones pero sin variedad. Sin embargo siempre habían sospechado que debían de existir más colores. Fue entonces cuando el viajero les explicó a los marcianos más cosas de la Tierra. Les habló de la belleza del verde de los bosques, del amarillo de los campos de trigo y del naranja de los atardeceres. Los marcianos le respondieron que si fueran capaces de ver todos esos detalles estarían cerca de la felicidad absoluta. Y aunque le hicieron jurar que no hablaría de lo que por allí vio, el viajero estaba seguro de que cambiarían todos los secretos de Marte por el proceso de obtener un azul.

Cuando partió del planeta, le dijeron que no pensarían en viajes espaciales hasta que no conocieran todos los colores. Él se quedó extrañado. Podría llevarles un pedazo de azul (un jirón de cielo o un retazo de mar), pero “¿Y después? Seguro que se vienen aquí”, pensó, “y es probable que nuestro planeta, con sus guerras, sus peleas en las escuelas y sus museos con guardas de seguridad, no les guste.”

Ya en la Tierra, no podía dejar de pensar en cómo ayudar a los marcianos. Consultó con un científico y se enteró de que los ojos disponen de dos tipos de células: los conos y los bastones. Los bastones sirven para detectar el movimiento, pero no distinguen los colores, que es la labor de los conos. Pensó que, tal vez, si los marcianos no percibían los colores era debido a que no tenían conos en sus ojos.

Con la colaboración de un banco de ojos, que a diferencia de los bancos que manejan el dinero, fueron considerablemente generosos, envió a sus amigos extraterrestres un correo electrónico con millones y millones de conos. Los marcianos los utilizaron para completar su sistema ocular. ¡Funcionó! El efecto físico fue el esperado y la escala de colores que conocemos los humanos se abrió ante los ojos remendados de los marcianos.

Lo primero que les sorprendió al descubrir los colores, fue que ellos mismos no eran iguales. Se distinguían en dos grupos, unos marcianos azules y otros marcianos rojos. Hasta entonces no lo habían sospechado, pues en la escala monocromática no había diferencia. Sin embargo, lejos de encontrar la felicidad, fue empezar a distinguir los colores y dejar de ver la vida de color de rosa.

No tardaron en dejar de sentirse todos responsables de todos, pasando a sentirse solo responsables de los de su mismo color. Las normas que antes cumplían seguían siendo las mismas, pero separadas en dos comunidades. Empezaron a surgir algunas rencillas: Los rojos ponían verdes a los azules, mientras los azules hacían de los rojos el blanco de sus iras.

Surgió la desconfianza entre las dos comunidades, de tal forma que comenzaron a relacionarse solo entre iguales. Por ejemplo, las chicas rojas solo buscaban su media naranja entre los chicos rojos y las parejas mixtas las pasaban moradas.

Todas estas, y algunas más, sirvieron para hacer realidad la palabra que nuestro viajero fue incapaz de explicarles al principio de su viaje: guerra. Muy a su pesar, había conseguido que los marcianos entendieran qué era la guerra.

La situación comenzó a ponerse al rojo vivo y era inminente el estallido de un conflicto grave. Los marcianos tuvieron que inventar palabras nuevas, y en algunos casos, usar para ellos mismos algunas que hasta entonces solo habían utilizado para los animales. Eran palabras nuevas y tristes como raza, xenofobia, restricción, racismo o frontera.

Fue por aquella época cuando recibió un correo electrónico de vuelta desde Marte en el que sus habitantes le devolvían los conos y le contaban sus experiencias. Al leer toda esta historia, nuestro viajero decidió convertirse en un cronista marciano y dar a conocer a todo el mundo los secretos de los habitantes de Marte. Y es que, como hombre que era, deseaba contribuir en la medida de sus fuerzas, al progreso de la humanidad.

Mientras tanto, los marcianos siguen sin pensar en viajes siderales y están ocupados en reverdecer los viejos laureles de una ciudadanía ejemplar. El viajero espera recibir en el futuro más correos electrónicos desde Marte en los que le cuenten buenas noticias. También espera que en la Tierra, la humanidad tenga en este testimonio de colores, la posibilidad de evitar cualquier futuro gris. FIN

Pequeño Diccionario de Palabras Marcianas

se producen acuerdos y relaciones amistosas entre los pueblos o sus gobiernos.

Ciudadanía: Se dice que una persona goza de ciudadanía cuando pertenece a una determinada comunidad. La ciudadanía otorga a esa persona una serie de derechos y obligaciones que se deben respetar. La ciudadanía da derecho a votar y elegir a las autoridades que van a gobernar y a disfrutar de cualquier bien que se derive de la participación comunitaria. Las obligaciones pueden resumirse en el cumplimiento de las leyes y las normas de la comunidad.

Compromiso: Se utiliza para describir una obligación que se ha contraído. Por ejemplo: “Mañana a las cinco de la tarde paso por tu casa, es un compromiso”. A veces, un compromiso es una promesa o una declaración de principios, como cuando un hombre con cargo político afirma: “Mi compromiso es con la gente” o “He adquirido el compromiso de solucionar esta cuestión en el transcurso de la semana”. Una persona se encuentra comprometida con algo cuando cumple con sus obligaciones, con lo que se ha propuesto o con lo que le ha sido encomendado. Es decir, que vive, planifica y actua de forma adecuada para conseguir sacar adelante un proyecto, una familia, el trabajo, sus estudios, etc. Para que exista un compromiso es necesario que haya conocimiento. Es decir, no podemos estar

Comunicación: Esta preciosa palabra ya la usaban los romanos, para los que significaba “compartir algo, poner en común”. Por lo tanto, la comunicación consiste en que los seres vivos compartan algo. A través de la comunicación, las personas obtienen información respecto a su entorno y pueden compartirla con el resto. Cuando la comunicación lleva al entendimiento

comprometidos con algo si desconocemos las obligaciones que supone. Honradez: Es la cualidad con la cual se define a las personas que actúan y piensan de forma justa. Las personas honradas respetan las normas que se consideran correctas y adecuadas en la comunidad en la cual viven. Por ejemplo: “Mi abuelo me enseñó que la honradez es lo más importante a la hora de los negocios”; “El gerente fue despedido por su falta de honradez”; “Encontré mil martólares en la calle y los llevé a la comisaría: mi honradez impedía que me quedara con aquello que no es mío”. (El martolar es la moneda de Marte, se puede aplicar la misma frase en la Tierra con dólares, euros o yenes)

realidad a Constituye intelectual curiosidad progreso y cosas.

fin de que la conozcamos mejor. un estímulo para la actividad creadora. Ayuda a desarrollar una creciente y además contribuye al a desarrollar una visión crítica de las

Solidaridad: La solidaridad es saber comportarse con la gente. Son los lazos que unen a los miembros de una sociedad entre sí y la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común. Es decir, es la preocupación por el bien de todos y cada uno, ya que todos somos responsables de todos. La solidaridad implica olvidarse de uno mismo y entregarse a los demás.

Investigación: La investigación es una actividad orientada a conseguir nuevos conocimientos y utilizarlos para resolver problemas o interrogantes de carácter científico o social. La investigación ayuda a establecer contacto con la 24

Libertad: A veces se dice que uno es libre cuando han acabado las clases y sale a jugar. Pero la libertad es algo más, es la capacidad que tienen las personas para poder actuar según su propia voluntad a lo largo de su vida. Alguien libre es aquel que es responsable de sus actos y es capaz de decidir llevar a cabo o no una determinada acción según su inteligencia o voluntad.

Respeto: El respeto es la consideración de que alguien o algo tiene un valor por sí mismo. El respeto es un valor que permite que el hombre pueda reconocer, aceptar, apreciar y valorar las cualidades del prójimo y sus derechos. Es decir, el respeto es el reconocimiento del valor propio y de los derechos de los individuos y de la sociedad. Comprensión y respeto: Eso es lo importante para convivir con los demás y sobre todo ¿sabes qué? No creer que uno es mejor que nadie.

Cooperación: Es la acción de colaboración en conjunto con un fin común. La cooperación es el trabajo en común llevado a cabo por parte de un grupo de personas o entidades hacia un objetivo compartido. Estas personas que cooperan utilizan métodos también comunes, en lugar de trabajar de forma separada en competición.

Nuevo Pequeño Diccionario de Palabras Marcianas ¿Has encontrado alguna palabra que parece que no es de este mundo? Anótala en el espacio sideral que hay debajo para que no se pierda _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________

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