Zorzalita - Revista de Poesía

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ZorZalitA- revista de poesía pájarosló 2013

(…)Consiguió al fin, la vista del ocaso el fugitivo paso y en su mismo despeño recobrada esforzando el aliento de la ruina, en la mitad del globo que ha dejado el sol desamparado, segunda vez rebelde determina mirarse coronada, mientras nuestro hemisferio la dorada ilustraba del sol madeja hermosa,

que con luz juiciosa de orden distributivo, repartiendo a las cosas visibles sus colores iba restituyendo entera a los sentidos exteriores su operación, quedando a la luz más cierta el mundo iluminado, y yo despierta.

SOR JUANA DE LA CRUZ del Primero Sueño


Alicia Saliva de Las veredas del agua Como salir de la tumba blanco y limpio Son ramas de almendro, las que más temprano despiertan en el año, inmediatamente al final del invierno, cuando ninguna yema ni renuevo dan todavía señales de vida. Franz Werfel, Escuchad la voz

antes de la fronda general del lila de los boulevares infinitamente primero llega el anuncio concentrado de sus yemas y el bien hondo, anterior, como de fondo marino en esas flores inundadas de blanco antes del mismo florecer de mi deseo renovación: un manojo de blancura entre el olor amargo de la almendra viene a recalar por mis alrededores

así de raro y resulta que me levanto hay momentos en los que no se puede callar y basta en que la voz es irremediable revienta de sol cada fruto la conciencia quema y reduce a ruinas nuestra nada


Valeria Melchiorre de Los Dictados de la Moda Un desecho, puro pútrido excremento de ballena que no pierde la esperanza de ser ave margarita o mariposa, y entre tanto es condenada, sueña un mundo de desastres desencuentros y derrumbes, pesadilla que la acecha y la confina al desamparo destilando vahos inmundos maloliente podredumbre y un aroma nauseabundo que se expande y se derrocha, contamina cuanta grieta cuanto vado o agujero, cuanta tregua hay en la tierra que otros llaman el vacío y que a veces es abono, como tal desencadena una nube gris viscosa, un enjambre de mosquitos, una fila de gusanos, una sarta de lombrices que las reglas de lo abyecto desacatan y a pesar del fango infecto, en la turba de los restos y las heces que no cesan su despliegue sucedáneo acontece otro imprevisto, corrupción de la materia que aquí no es sino revuelta

o el feliz descubrimiento de semilla grano o brote, de tubérculo y raíz, su pasión al desarraigo se desbanda y crece bosque, se desquicia en un desierto, descontrola y es la selva, la guarida o la salida de abedules y de víboras, de palmeras y de leones, de eucaliptos y de cactus, de panteras y de ciervos, de tarántulas y robles, lianas lobos liebres loros parlanchines repitiendo en seguidilla las palabras que en desorden desbarrancan y designan este insomnio permanente, cuanto emigra en el planeta, el recuerdo que fue acto, la montaña que fue roca, el incendio que fue chispa, el diptongo que fue letra, y lo perdido, lo que nunca es mencionado y no merece ni una huella y por eso es refractario a la desaparición, lo que niega, a pesar de su insistencia, la opulencia o desmesura


Juan Previgliano de El corredor aéreo (inédito) la lógica indiscreta mantiene atado al humano a las pasiones la módica intuición es más generosa ahora quiero trepar como un mono o un gato por el techo del patio por las medianeras agarrándome y pisando firme los desniveles del terreno vertical como los indios malabaristas que construyeron el Empire State así de simple pero sin sentido seguir trepando sin que sea un límite la vida, la calma o el corredor aéreo en la zapateada del recorrido en la tranquilidad de cada estiramiento no tengo tiempo para esa mentira que se llama pensar. duda, duda corderito tu mitad abandonada es la que vale no tengas miedo

hubiera sido igual en los canales de Venecia en las estepas de Tanzania había una mitad, sí y-aquel-algo-así ahora no duda busca estático su relación con la nada mantenerse en la danza de los ramales improvisando desde acá bailando desde allá corriendo a kilómetros por hora la maraña que llevo en el pecho electricidad destructora pacificadora y qué si solamente… disfruto de esto sin la complejidad narrada atravesar ese pasillo con la estática brotando de los dedos la circulación que acompaña la inspiración viscosa de la sangre, lenta y pausada el caparazón es un museo


Karina Cartaginese de Ellas * Ver a Eva bailar. Lumínica. Eva carne. Eva manzana. Eva emigrando todas las Evas. Entretejidas Aves. Ver su Paraíso, su sueño circular. Ver ese Paraíso migratorio. Escuchar, escuchar la voz de Eva. *

Eva Está

en los vértices de las aves de todos los vértices en la intemperie de su desnudez en el nido de sus poemas en el abrigo de los paisajes de sus letras en los ecos de su Paraíso migratorio en la boca y en la manzana

*

Eva

Eva sueña que alguien dibuja un rizo en la pared Eva es otra Eva el rizo no le enreda el sueño todo anónimo todo lleno de nombres Alguien la dibuja en un trazo espiralado de su sonrisa Eva entre guiños a través de un fino renglón de luz se escucha el tirabuzón de Eva Las palabras saltan hacia la boda de los versos sorteando la suerte del exceso y el caos Antena del principio y espiral espiral

en la voz del encanto en cada vez que nace Adán de ella

Eva es un rizo despierto de Eva


Celeste DiĂŠguez de La Capital toda la historia de la sociedad humana hasta nuestos dias es una historia de luchas de clases es decir hablando en terminos precisos toda la historia escrita hablando en terminos precisos es preciso hablar en terminos hablar comenzar hacerlo en terminos que principien dar termino de una vez terminarlo nombrar denunciarlo que termine comenzar principiar un termino un principio un fin terminar con todas estas pestes clase alta clase baja oligarquia la maldecida y maldita sea burguesia a la que uno pobre pobre raso latinoamericano adscribe sin ser mas que un burgues latinoamericano reducido a comportarse tan burguesmente como se lo indiquen los gobiernos y aunque uno descrea la clasificante no funcione definiendo sino borrando rasgos


expropiados terminos de otras latitudes y aplicados con descuido terminan no principiando mas que inutiles blasones y bambollas irritantes militancias patriciadas

un objetivo un final un punto de termino para toda esta historia de las clases toda esta historia como historia y como historia tambien mentira contada, escrita un termino preciso nomas uno que indique hasta que punto la lucha de clases puede poner termino y principiar al fin una historia que escrita oral o sea una historia en la que se haya luchado y ganado y puesto termino a los terminos lucha de clases opresion primer y demas mundos en los que estamos como termino del mundo como fin del mundo que empezase un dia de nuevo como principio


Claudia Díaz

inéditos

Casi siempre, la verdad reluce más en un espejo o cuando mira otro. Quieras o no. Las luces azules son solo un clisé que se expande representando el frio del invierno. El repliegue de una clavija musical, nuestros cuerpos tiritando en el lenguaje o en la cadencia de un collage que reserva su utopía, para desmontarse del plano y ser un espiral en el espacio de otra cartografía.

* Santa Teresa Enhebrando la persistencia, leve volviéndola cuadriculada cuadradita me embarco en los días de delirios de neón de temporada que brillan arriba de mi casa en la noche compostelaba yo voladitos en los vestidos de las nenas que tomaban helado que urdían arañando las baldosas antes de irse de pronto se hizo un hueco sublunar

en la intensa porosidad del nylon que envuelve el verano en la precipitación titilante de las lilas en el derrame de la lima en la calle de mandrágoras a la madrugada tu huida me pincha el velo de lentejuelas que había hecho para no ver la destreza enrarece el agua me suspendo en lo alto, aérea y puedo ver la velocidad de su corriente nacarada acá, la simpleza de las olas de cerca me sorprende camino de perlas tornasoladas de caracoles joyas que se estampan en la arena como nuestros cuerpos tatuajes de sal el espumoso frenesí de la orilla


me remolina en un acrílico de yodo, me deja junto a vos somos un ballet de libélulas dando rienda suelta al mar o al revés somos eso (solo eco) manatíes cenicientos, toninas nado hay un pulpo de porcelana dolido como yo atrapado en la trenzada red, en las lianas es como una escultura que revela los traicioneros filamentos de la mar pero la playa desboca en una luna acuática al final en su tersura, en las arrugas de las olas, allá el fondo está lleno de esquirlas y divinidades deidades marinas, un abanico de esperanzas diamantes, plumas, ópalos de fuego agua vivas de papel celofán ases, nudos para guiarnos dentro de tanta transparencia

es como una cascada estirada, es vértigo cada tanto se deja ver un corcel negro casi de charol que se parece a vos a lo lejos, trotando en la fiebre dorada o en la grisura que mece la lluvia las hélices del viento, sus aspas, un erizo de aire el cielo es un lago espejado que nos salpica de ambigüedad el águila anguila un embalse, un rio, un charco o todo eso dentro del gran vacío azul que se revierte cada vez que llegamos en la entrada hay un arco gigante, rosa para que podamos divisar nuestro abismo como un calidoscopio inmenso para mirar desde ahí.


Marimé Arancet Ruda de Y fue Troya (inédito) III Yo quería seguir escuchando tu voz ronca abrupta desafinada que vibraba sobre tierra. Desde lejos esperándote la oía mirándote cruzar la avenida cada día como si fueras a volver un 9 de julio de independencia a desvirgarme sin hacer declaración todo por una casita como la de Tucumán y fue Troya.

V Trabajadora constante legítima esposa buena nocturna ágil amazona que menstruaba atemperada regando difusa flor fui matrona veneranda con el tremolante casco con mis manos en tus muslos de guerrero cabalgando en amoroso consorcio como enseña Kama Sutra de Andrómaca posición ahora pensar luz intensa cuántas bocas necesité necesito para andar ir sin desmayo emprender marcha hacia el túnel viaje vagina hacia atrás galería anillada clavícula glotis tráquea para expeler deglutir salida o salvación.


Mariano Massone de Receta Solidaria (inédito) Alergia. Lo barato.

Benadryl por el culo van a darte.

Nueve pastillas en el día.

Este poema punk Roñoso Te cuenta que Benadryl van a darte.

Risperidona. Para no reírse solo (dicen que el que se ríe solo es porque está piantado) Zidovudina, más conocida como AZT Ecsitalopram. Para no llorar. Lamivudina. Kaletra (es el nombre comercial). Efectos adversos: Cambio en las deposiciones. Así dijo mi médica en vez de decir cagadera. Puede tener forma de puré o diarreica. Gusto metálico en la boca. “Es como chupar un clavo” No se qué hará los fines de semana la médica que me atiende. Yo chupo otras cosas. Nauseas. Hay cadáveres. Nueve pastillas al día y un consuelo: Unas ganas de que exista vacuna. Lo barato sale caro.

La cara hinchada toda amoratada La cara hinchada toda amoratada Vena vena Benadryl Van a darte Aprieta los dientes y mira los dementes Aprieta los dientes y mira los dementes Te veo a vos Te veo a vos MACRIL MACRIL MACRIL MACRIL MACRIL CORTICOIDE MACRIL CORTICOIDE


Natalia Romero La cima de la ola nos alcanza hasta un acantilado. El corazón late hace ruido hondo frío de lata, de hierro. En la cueva del sol en la planta del pie como chillido del viento entra el aire fresco bosteza el oso polar de madrugada la superficie de su boca nos devora. En el muelle no hay tiempo el agua es robusta las siluetas que dibujan los remos del barquito que nos lleva son del color de los peces nadamos hay pura cepa de luz. El río ora. En los surcos del agua una virgen vigila

de Leones de Agua (inédito)

la mesura de la noche. Un hilo fino titila bajo el muelle parece dejar salir de a uno, sus frutos todos de cáscara espesa. Sale la marea lava toda la orilla que tiene los restos de sus más bellos caracoles. Del fondo suben almejas se abren ofrenda de tesoros. Los caracoles pinchan la suela de los pies el cauce del río supera la sombra. Del cascarón de la serpiente quedan restos que crujen materia que no perece. Tiramos dentro de la olla todas las idas. Cae salvia de la punta del río la luna casi que chorrea.


Volvemos a nacer. Sobre la taiga se planta la estepa la tierra transpira tapa los techos nuestros. Brotan finas liras de sal rodea la tundra el oleaje. Se abre la cascada en medio de la montaña izada bandera de patria te habré visto pino alto atravesando el agua saliendo a la tierra con pies descalzos a la hora de la siembra. Sale fuego del punto enérgico tuyo mío. Surge la ninfa como sapo de estanque. No puedo pisar el suelo con la planta del pie entera. La ola fuerte irrumpe corta despacito nuestras pieles. Suena el canto de los grillos. El sonido refleja sobre la luna de planta grande de plata redonda. Habremos logrado alcanzar la punta del cometa. En el espacio como anillos

de planeta tu boca es ancha como una serpiente que devora. Del fondo del río brotarán tus voces que aún no oigo. Un león de garras finas punza el suelo. Me amarro a la tierra cabalgo. Como quien escarba por la borda del río se le hace un hueco al agua.

Se levanta hacia la orilla una pampa lisa, que es casi un río un oráculo que leo en el vientre. Se alza el cuerpo aliado la contingencia del día del deseo sereno brota nieve que enceguece. Se abre el cielo al despegue reúne halcones dorados. El minotauro abre su boca allá afuera el cielo sobre la tierra.


Valentina Bonelli (inéditos) Repetís sus frases como una letanía Adorás su imagen falsa En el altar de una caja de zapatos Cristalizás el gesto que fue tuyo Una muleta en tu memoria Monedas guardadas de un país que ya no existe Voy a ayudarte a transmutar Construir tu propia máquina de extrañamiento Para que viajes hasta hacerte otro En tu auténtica primera comunión Te regalo el horizonte Renuevo tu inocencia Te saco el callo de un pasado mentiroso Vas a ir al glaciar A encontrar las cuevas donde el azul nace Aprender el blanco Ahí donde los peces son también de nieve Peregrinar Por el camino de quien sea Borrá tu nombre de las hojas Esfumáte en el incienso de un rito dorado Abismáte en el borde de una letra movediza En la cumbre de un monte Hecho palabra por palabra

Cuando hayas perdido tu lenguaje El recuerdo será un médano informe El lastre será un polvo brillante Y verás que nunca nadie es Himalaya Chiquitolina Una vez al mes Sigue llegando el sobre Que me avisa que estás vivo Y sano Con una buena prepaga Y un digno sueldo de empleado público Es un fantasma de papel Que se escurre bajo la puerta Y recuerda tu antigua presencia En una casa que te olvida Sos vos mismo, minúsculo Saludando en la rendija Atacado por el gato Siempre viajando A mi tacho de basura


Lucila Bodelón de La Tarea (inédito-wip) … De la vida conservo poco. Las alianzas las fundo y hago un dijecito. Las voces de mis muertos las conservo en un frasquito. su ropa que vista a otros sus libros que ocupen otros ojos Abrupta aparición Ocasional encuentro colores delante de mí para mí que vi tanto este paisaje no me sorprende lo inesperado esta levitando cerca de mi, siempre ya lo se, y poco me importa. no levanto mi castillo desde alli. el poder recorre la sangre y es tarea sentir algo más sobre este asfalto. no se puede vivir de lo que nos dan cada cual teja su propio abrigo, su propio nido. Quién soy hoy, pregunto. en casa no hay espejos que me convenzan a todos les falta algo. aberración a la que me he acostumbrado de a poco

madre , padre, es hora de dormir. alejarse de la materia, hacer sus tareas, olvidar la tierra. Cuánto era lo que había destinado para mí? Cuál es la historia que había sido contada para que yo la interprete? Me desdoblé en tiempos presente continuo, de eso se trata, en todo momento continuar, hacerlo por deseo por obligación o voluntad propia soy la gran mezcla de mandatos y de todo lo que he robado por ahí non stop se me cierran los ojos mientras camino si bien pongo cara de culo este dolor corporal me gusta la cara es de otra época me cuesta cambiarla sori si no era lo que esperabas quisiera ser cirujana para ejercitar la indiferencia papá noel está tan abrigado y nadie hace nada al respecto esperar el colectivo puede ser un acto existencialmente aterrador la obligación de esperar por algo que no es ni lindo ni bueno


María Gutiérrez

de Punto que simula fijo (Río de la Plata) (inédito)

gira, gira, gira. mis pies en un piso que tiembla enciendo un cigarrillo y miro mis zapatillas que desconocen esos rumores. sirenas invocando algún resquicio del mar embravecido en una extraña noche donde un hueco en movimiento recorría todo mi ser.

el río corre, no miente y viaja abrazado a su destino de espera delta embarrado

Paris el sol brilla extrañamente no uno sino dos días el dorado de la cúpula se refleja en el vidrio del consumo

mantra derviche rondar, danzar, marear, calmar, emocionar, apabullar saludo gira, gira, gira saludo gira, gira, gira altar con copete blanco, traje y boina

el río acoge las barcas que navegan tranquilas puente del alma, del deseo, de la desgracia de la sorpresa monumental, antigua quedo en el tiempo un tiempo que asusta se hace presente en el trajinar dificultoso paso, algo ya fue.

gira, gira, gira, fe, sentido y devoción


Mónica Rosenblum (inéditos-wip) que ya no tengas miedo a nada que arrases con todo Esteban García, California (que el cielo existe)

con todo lo arrancado plante un parque de diversiones una feria de versiones un bosque un manantial una fuente de colores para dar de beber a otros arrancados con todo lo arrancado un parque voy a plantar un parque de diversiones versiones una feria el gérmen de lo arrancado detenido

y que al acariciar el pelo de alguien querido puedas sentir el olor a pino puedas te animes a entrar en el bosque y que te pierdas que te puedas perder que tu mano vaya sola mientras los pájaros despiertan rodeándote rodeándolos puedas te animes a prolongar un abrazo a quedarte ahí que te mezcles confiada sin llaves sin agenda y mientras seguís acariciando


María Battiti de A la Sombra (inédito-wip) La soledad se deshace en pequeñas mentiras cotidianas gotas de humedad que calladas bajan por las paredes sin hacer ruido discretas, tocan el piso y sin formar charco ahogan después de 1000 días, digamos. Sin resistencia, te encuentran abanico en mano en la tranquilidad sosa de saberte igual a todos.

A los locos hay que olvidarlos hacerlos al costado En el margen se anotan los secretos que nadie quiere develar Lo estándar es la neurosis el medio justo. Entre lo conocido y lo que se imagina hay un espacio fino en el que nos amontonamos. En la similaridad, reconocerse calma.

Parece fácil : sentarse frente a esta ventana ver la sombrilla balancearse al final del verano y dejar que entre el sol por los vidrios llenos de dedos. Todo esta marcado aquí. Estoy perpleja y acorralada en un rincón, lo miro hacer naturalmente, hacer: poner, sacar, guardar adentro de clasificar lo que para mi no puede separarse. La distancia es apenas una pregunta. Lo miro actuar y quisiera tener su determinación, el futuro no le pide certezas Alcanza con que la mesa quede menos lejos y que el banquito pueda arrastrarse hasta la cabecera Después, solo es cuestión de trepar.


Enrique Solinas

de Hoy estarás conmigo en el Paraíso (inédito)

Nido vacío El cuerpo, el poema Abre los cristales de su cuerpo, la memoria es un espejo que nunca se cansa de temblar. Aquí, hay un jardín espléndido donde no son posibles las despedidas. Aquí, el pasado, el presente y el futuro, permanecen unidos para siempre. Escribe la palabra tiempo y de repente el tiempo avanza sobre la historia. Escribe la palabra espacio y en un instante se encuentra en medio del jardín. Sabe que la soledad es buena compañera, que el poema es plegaria arrojada a su interior.

Sentado en la noche puedo ver un nido que pronto desaparecerá. Desde el poste de luz ha caído un pájaro hasta su cielo. El padre acompaña resignado al que no estaba listo para volar. Llama dos o tres veces, luego permanece inmóvil. Su cuerpo es esa nada que brilla; esa oración de olvido sin palabras; esa canción oscura al aire libre.

Ensaya, reza, apunta; intenta el canto.

Tengo frío en los pies, mañana alguien barrerá el cielo.

Escribe la palabra revólver y la poesía es un disparo de luz, contra la oscuridad.

¿Cómo es posible olvidar tanta belleza abandonada?, pienso. ¿Qué ha de ser de nosotros cuando nos suceda lo mismo?


Caro García de La Conquista (inédito) ¿Trata? Trafica, sí. Intenta, asirse de alguna niña ¿Lo logra? Lo malogra lo obra en el poste, si no peligra el puesto disimula el papelito en que la vió, la escoge la cree gratificante la degrada, deificando la edad de la nena la pormenoriza la porno grafica la va por no. No es para tanto, si es un ratito y es por lo bajo. Amedrentando amenaza ¿A la menor? Morena o blonda la ablanda la ablaciona no la deja hablar blandiendo sus piropos tan opíparos y opulentos que vuelve al pícaro tan potente piromaníaco. En el calor la mata, se aclimata. Se hace cliente. ¿Patriarcal? Petrifica sí. Petulante insiste alardea en el vapuleo Tan arcaica es la trampa del falo, aunque ha de falar afabeladas formas del desamor. Triste fábula se presta al rosa y al celeste, aún invisible violenta violácea al borde de las camas de los cuentos de los cuellos dromedarios y dominicales. Así lo crían al pequeño, le hincan la lengua la vuelven látigo de orgullosas protuberancias, se la hinchan al purrete, que repite los pasos exultantes en su cuerpo presto a la hendidura de lo viscoso, yermo y débil de todas las cosas. Poseyéndolas, no presiente la caída en dominó, el dominio endogámico. Sin gama ni degradé prefiere la degradación, la ignominia que sostiene al arca caudalosa y tintineante, zarandear autómata eyacula sobre el cuerpo corroyéndola, arqueada ella asqueada en una arcada que la recorre. Violada. ¿Barbarie? Sí, el instinto maternal se crea acariciando a la barbie, si se la viste con toca y bata de broderie, asoma la enfermera. Fémina bufada emerge hacia la conquista. Más madre es la mina y la Santa crece la Niña, harta por el sonrojo por el cerrojo de lo que no ha de ser la Pinta, a la muñeca la amputa se emputece porque no se le parece. Atiborrada

de Petetes enciclopédicos que la borran que le enseñan a lamer, a limar las asperezas. La inclinan la reclinan, la amoratan para que se introduzca en el seno ¿de la familia? De la famélica sed de encastrar. Malvada la madrastra no la tuvo en su vientre. No encaja, no cuaja. ¿Asia? Avanza penetrante la mirada del conquistador. Confina enquista ¡Qué fijación! Horizontal ¡Oriéntese! ¿Hacia dónde? Vaginales siempre, los puntos cardinales. ¿Y qué de lo inasible? Nace la noción. La nación, se hacen ajenas esas muecas indias. Se redondea el mundo, menoscabándolo se cava en busca de la especie. Apilación, tanto cuerpo desmembrado, sin nombrar. Esas muertas se desechan. Dilapidadas disimuladas ¿Y las hogueras? Constitutiva la higuera natal civiliza azota sarcástica miente. Manual. Mirada del ajeno cascabelear del sonajero. Se descubren las carabelas. Los cadáveres de ellas. O lo que no se quiere ver, resuena. ¿Queda lejos ese oriente tan medio? Arrecia galopante el buen mozo la moja en su vaivén. Salvando las distancias. La vanagloria la banaliza todas monas lisas se dice, que amenizan lo rudo del día como el mojito. Entonces a ojear. A cubrir de ocelos tanto cuerpo ¿descubierto? Occidental. Ojuelos horadantes en celo violonchelos perforadores en proliferación. Acoso del mirador, del centinela vigilante celoso que osa violentar. No es accidental. Ojos lascivos lacerantes. Ojo de proxeneta, de padre que dará la extremaunción, de jefe que ostenta su gallardía su pecho erguido sus erecciones a la hora de seleccionar. ¿Y qué del orzuelo dirigente? Cumple con el cupo y con la cúspide más no le cabe no le entra en sus cabales que la compañera le dispute el general. ¿Generacional? ¡Qué trasvasamiento! No de género.


Romina Freschi de Entre 2 Álamos (inédito) Entre álamos plateados, frente al sauce A Luisa. a Roberto Echavarren. No hay paraíso en la tierra. Sus maravillas, inmensas, son hostiles y en lucha con ellas gastamos fuerza, fé y voluntad. Sí, hay paz y éxtasis. Provienen, sin embargo del temporal -crisis de las condiciones pactadasdestructor más creador de los mundos manjares precarios, grandezas efímeras deletéreas, funestas de la tierra. 12/12/12

Ausencia de gorrión Entre álamos plateados, frente al sauce el árbol de las paltas es un monstruo desordenado sus hojas groseras y algo rojas- grosellas-

ellas resisten el viento, como un gigante montado en una percha endeble, espantapájaros en el que viven los pájaros catapulta sus frutos, cremosos que revientan en mi deseo de escapar a este mundo. El carancho despliega sus alas inmensas y caoba ha asesinado a los gorriones, mueren al costado de las ligustrinas sus restos desparramados perfuman el poblado de los humanos. Refleja lo peor del cemento Ausencia de gorrión, la tuya pequeña sombra que, a cierta hora del día se agiganta y confunde la resolana. Es el aire y es el viento. En esta área suburbana hay tesoros naturales que la ciudad no tolera y aquí, abrillantan la puesta de las luces. La conciencia es la misma, y luego del encandilamiento el viento que siento que reviento trae el mismo aroma húmedo del cemento, con el mismo insecto pero más grande, más oscuro, más nutrido mejor alimentado.


Bárbara Gallota iluminado lee

de Cosas Fascinantes (inédito)

O todo será distinto el poeta

en primera fila los padres desbordan luz que le sobra cabezas grises ahora plateadas relucen tenues, muy tenues la figura todavía joven del hijo se deforma al pasar por los lentes gruesos de los padres viejos el poema nombra: padre, madre, hijo y la escena que quizás nunca ahora los invoca zurciendo va con madre, padre con olvidadizo pequeños en la pantalla para siempre padre e hijo en la foto salen parecidos Escribo hacia adelante Todo sigue igual.

a través del prisma mil caras: la de niño, la de joven, la de hoy, la de mañana el poeta hijo lee las palabras que se imprimen en el aire, en las cosas, en los cuerpos los vidrios resbalan hasta la punta de la nariz, la de la madre lo dicho se instala en lo real la cadencia no se corta nada lo detiene y la escena que tal vez ahora la gramática devuelve perfecta si no cierta padres de ficción son la secreta confesión de lo que no fue el viento sigue nada lo detiene el poeta hijo se abre en el aplauso y en los ojos vidriosos de los padres cierra el libro


Roberto Cignoni Niño, ¡escúdate! la cesárea de mundo a tu nacimiento deslizó dolor a la boca que te besa, un silencio vigilante mientras dormías se hizo escoria bajo el tambor de voces. Orea los minutos. Disculpa al que serás. Voluble se volvió el corazón al roturar un libro de sentencias y una palabra, colocada de lado, condujo mundo por los espectros del tiempo. Niño, ¡respírate! nadie sigue el rayo de tus ojos hacia la más secreta noche cuando el claro de luna reúne vacío y follaje, y la insignificante criatura canta a coro con tu nombre. Disculpa al que serás. Avanza por nunca.

´´ En torno a la inexistencia hay también un aura, un puro consumirse delicadamente abierto, que en tanto nos volvemos a la muerte resplandece para nuestra inocencia y abre en el espacio una línea pura.

Este privilegio del final y este dejar encendido que no son todavía y tal vez por siempre, nuestra vocación pues llevamos delante de nuestras narices el anzuelo de cualquier vida y a la muerte sin pudor la instrumentamos para el desvío eterno y el escarpe de Dios.

En ti y en mí por la vida orgullosa y la muerte clara sigue hablando lo que no es, sigue hablando -y por la palabra invaginada se vuelve palpable como puro abismo y así somos cumplidos en la irrealidad y el abandono igual que la hierba y el animal, que al pasar cuidan el Sí sin ilusión.

¨ Esta voluntad de la nada que libra al árbol de convertirse propiamente en árbol, y que evitándolo de sí, brisa y follaje deja al mundo en lo incompleto que canta.


¿Pero cuándo, desrealizándose, cantará el hombre por lo que no es en las direcciones abiertas de las cosas y las criaturas que sólo hacen sentido abriéndose en lugar del sentido?

Ahora llega el pensamiento que no pensamos ni nos piensa y que en el cauce de su decisión ausente alarga la música de las cosas de la cual no somos sino sonidos sibilantes a los que sólo el sentido transforma en guerra.

La desdicha de querer ser y de ser ante todo y sobre todo hasta que el signo por el que acontecemos ya no alberga la nada, y el mundo posible se quiebra completamente realizado.

¨ Aún me hablas en la desaparición me dices menos que las cosas, aún labras por nosotros en el no de nosotros el margen de lo real y su álbea transparencia.

Esta nada que nos da la iniciativa para volver a comenzar en su infinito de imágenes donde los espacios se alcanzan por la vastedad del gesto y los sueños prematuramente oprimidos persisten en el claro que se abre hasta acoger.

Ustedes, que ante la estrella más visible quisieron retener la realidad en un símbolo aplastaron los ojos de un lenguaje extraño hasta que pudieran las cosas ser claras y vuestras.

Pero nuestro nombre ¿acaso no consiste en llegar a ser inconcebible? ¡Nombre! ¡Inconcebible! -Claros resultan entonces la fuente y el cántaro, la tierra y el surco, que se hermanan al ausente por su poder de inocencia.

Perdidos encuentran nuestros ojos, en la infancia original la luz del día servida al día en que un juego de fuerzas y de música desprevenidamente emprende el espacio total, y el mundo no hace más que hablarse a sí sin que tú o yo podamos interrumpirlo.


María Lilian Escobar (inéditos) (a Paul Celan) (a Nelly Sachs) Hermano donde pervive la morada del sonido de la horca hacia ese sitio cayó la palabra inmortal de estiércol erguido como una piedra

abismo de oro disipado de putas y perdidos en crucifixión cuánta saliva en la ventana rodeando la escala angélica y la tierra en sus volcanes Ojo de siete estrellas como silencio de palomas golpea el corazón: los pobres no pasarán

un exilio se alza con los perros en las abadías de pueblos peregrinos ligados en tu bitácora mandrágora que habita el aliento de un náufrago y el rayo las manos la mesa vigilia de miseria en Cracovia

De jardines mi-tu embajada ni el Cielo, ni el viento tan sólo las heridas del espíritu en la huida final de alguna mariposa oscura

aquel aliento de sodoma en la puerta ancestral y sagrada para todo éxodo en las celdillas de incontables letras

y Nínive germina en nuestra pupila el pentagrama de los gusanos invernales sobre el carnero con el rostro perdido de los vientos esta piedra bailarina concibe la lejanía pagana

resurrección del párpado en silencio con la simiente del instante


que fecunda en lo inaudito la única oración feliz hacia la infinita noche

(a Emeterio Cerro) pezones de hielo como ángeles dibujan una sonrisa que despide muriente y mansa como un fósil los pétalos de lechos acallados (a Jorge S. Perednik)

estoy royendo este hueso así aún en la hora de mi muerte todavía espero un ángel con una llave para éste su abismo

corriendo como un tranvía a la deriva de médanos y las moscas ahí:

(a Paul Celan) cuando cae la vida en la ventana unos breves tañidos alargan la tarde las comisuras del viento encuentran la perfección originaria aquella Ciudad sin ruido donde alguna voz lunar amanece y toda sombra cambia imagen y sentido

una moneda de plata flamea en tu boca extranjera emigra el gusano sobre las tumbas del tiempo abedul cesuras en el cuello de la anunciación algún árbol sólo uno cesuras en ciernes cesuras en las sienes del reino de los mudos inermes bordadores en la mesa de recuerdos cruzando los vaivenes del Danubio Azul del Río Oka hacia el final del verano

en su adagio terroso


alientos segados hablan cambio de aliento corroído por lo insoñado sobre las sílabas del cráneo el fueguino martillo de una bendición petrificada estigma de aire en un lenguaje vertical angosta garganta hacia arriba -urgente-

(a Juan L. Ortiz) brisas textuales son el dolor de la madera

plegaria de nuevo y nunca y otra vez plegaria corazón

plegaria y abandono semilla ingrata que te ofrezco no hay más sólo esta única ofrenda de río encadenado al océano que tiembla y se deja llevar debajo del ceibo canción profética de la Tierra plegaria y corazón pérdida y plegaria


Violeta Canggianelli de Los Blancos (inédito) La llegada de la nieve El increíble suspiro de supervivencia lo tuve en la nieve, de nuevo más agua mojando mis rulos y en esa tarde de hermanos, con mi panza de nueve meses sin enfriarse y a punto de traerme más verde en mi libre antojo. Un nuevo recorrido descalza y sin temerle a los bichos ni a la voz de mi hermana cantando en el agua. Su cara la tengo cerca de la sonrisa blanca de mi hija que nació en invierno para librarme. Su bondad me ayudó a esperar la llegada de la nieve, la llegada de la calma, la llegada de lo que nace y comienza. Ese invierno reapareció el alma de mi pez dios con más miel en mi destino y trajo frases, palabras y una voz para acercarme. Veo caer el chorro de agua escarchada que me congela: es su mano la que me falta cuando desaparece el sol y la nieve me desvela. Es esa piel oscura y arrugada que veo de golpe en algunas miradas frescas. De a poco me fui acercando a poder aceptar que el mar no me devolviera a Marina y es ella, la que me falta cuando ese frío me deja secas mis manos. Los pájaros supieron calmarme y me explicaron el por qué del veneno. El por qué de los pinches en los abrojos y de esa picadura escondida en el bosque de la plaza Alemania. Fue ese maldito y trágico herbario que mató mi sangre, mi mar, mi amiga y mi hermana. Tantas veces conmigo, tantas pisadas simultáneas y de gemelas, tantos días por el mismo camino: Un sendero de soles calientes que nos iluminaban el destino. El mismo sol que me iluminaba los rulos y que taparon con barro la picadura de la araña. Podía no tener una hermana, podía no haberla picado una araña, podía haber sido un sueño pero esa espina con patas quedó clavada en su piel y se quedó con la sonrisa congelada de un mar que mata.

De esos cinco años me quedaron las diapositivas, la luz de la imagen contra la pared de esa casa: algo parecido a lo eterno de creer en la caída del agua y de la brisa del verano. Como la ola que arrasa y no deja nada, salvo el amor incondicional de hijas o hermanas.

Pinches “En la tormenta hay islotes de silencio” Louise Bourgeois Son los pinches en el beso semi cerrado de su boca seca pero refrescante. Meterme en el reducto de una araña oscura que mueva sus pinches hacia mi libertad y mostrar mi falta de nuevo y libremente. La unidad que busco en el momento de meterme en un sueño es el relleno que necesito para completar otro elemento más de esta pesadilla. Convencerme de que no hay pares, hay faltas, hay cuerpos y lo que me falta, lo poseo y lo busco flotando en la flor plateada que miro cada vez que me siento a escribir la montaña de apuntes que tengo tomados de un gancho y que nacieron en las tardes de invierno. Mi garantía de cordura es ver mi alma plateada, traslúcida y algo apenas luminosa con una lupa que mire sólo en dos dimensiones. Quedarme ahí pero sin dejar de moverme, y pensar en la frase que vuelve cada vez “cuanto más hablo, peor escribo” ubicarme en esa hendija que permite sentir la ausencia y estar sola, completamente sola, como ese muchachito que descubre la noche y puede ver las estrellas y puede escuchar a las ranas y puede encender la noche porque apaga la llave de luz. Nosotras amábamos a Ray Bradbury de chiquitas y también nos quedábamos repitiendo esas palabras de La niña que iluminó la noche. Ese cuento y el cuento de Iris y su carretel de agua, de chorrito de agua que al perderse se hace mar.


Miro el nido desierto de mi pregunta en su voz ¿Qué me falta? ¿Son más pinches? ¿Más voces? ¿más verano?¿ más calor de hermanas en el paraíso? Son las charlas de nuevo y volver para tirar cartones y revistas viejas. Al tirar cajas, cajones, útiles y preguntas visibles, aparecen las botellas, los pasillos, el suicidio de la araña y más poemas chinos. Es caer a este paraíso de escribir y gastar sentido. Es calcar la inicial de su nombre en mi fuente de palabras. Algo de todo esto, así de borroso, tiene un tinte color rosa clarito y cumple la función de un volcán que, de noche, ilumina mi bosque. (….) Adoración El sentido que le di después a la palabra escrita fue muy distinto al que le había dado hasta ese momento, cuando el amor parecía algo pasajero y de playa. Adorar a un ser, adorar una oración y adorar sus palabras eran un rezo completo para mí cada mañana. Orar para adorar y adorar para orar. Tuve que mirar tres veces a la pared y detenerme a leer un recuadro. Era el cartel de los avisos de misa de esa capilla, donde pasábamos siempre caminando con algo en la mano. Mirábamos a los otros como muy de lejos. ¿Qué necesitarán los creyentes para tener que ir a misa o reunirse a decir una oración todos juntos? Nos preguntábamos nosotros que estábamos en un plan de adoración mutua.

Qué difícil focalizar en alguien más que nosotros mismos, metidos adentro de esa historia tan risueña y adorable para nuestros deseos. Disfruté esos años de estar sentada en una montaña del Sur. Observaba los cuerpos delgados de los parecidos a Itu como si todos fueran Itus en posiciones disímiles y extendidos. Un cierto día empecé también a evitarlo. Como si lo igual o lo distinto, a ese ser Itu, fuera siempre la vara para definir a los otros seres que se me acercaban. Traté de evitar por todos los medios esas sensaciones drásticas que se presentan en una separación o un corte. Pero igual viví la sensación de muerte. Itu, se encontraba más vivo y despierto que nunca. Pero yo sufrí el doble de que si, en realidad, se hubiese muerto ese día y listo. Las decisiones de frenarme y no seguir ahí parada eran inútiles. Como ir en auto por la ruta dos y decidida bajarme a caminar por el pasto como una opción válida para llegar más rápido. Cuanto más intentaba superar el trance, más me dolía, y se me venía la película entera de esa historia de amor en cámara lenta. En su casa de Quilmes, Itu tenía un jardincito de flores azules que me inspiraban para escribir y me hacían despertar feliz con mi melena de leona. Era mi corazón al sol en la posición correcta. Era donde hoy arrastro el vuelo lento de su piel y el viento y la sensación que, en mi panza, planeaba cuando él estaba.


Blanca Lema de Contradanza (novela inédita) “Que nunca se sepa si ha sido batalla… o danza.” Rimbaud La caída “¿Cómo voy a morirme hoy, si todavía tengo medio frasco de shampoo en la bañadera?” Cualquier argumento era bueno para creer que morir era un desperdicio. Sin embargo… yo bailaba con la ilusión que la danza me salvase de la lógica de las mitades. En la puerta de mi taller había escrito: “Bailo para tener un lugar donde ser débil, un privilegio que la vida externa me prohíbe”. Mis alumnos no lo disfrutaban. Ellos venían por técnica, por los secretos de alguien más experimentado. Querían de mí la fortaleza de la maestra de Butoh. El ejemplo del ave Fénix. No deseaban enfrentarse a ese feliz “no saber” en que cada movimiento debía ser extraído del vacío y devuelto intacto antes del primer gramo de luz. Decían cosas como: “ hasta Kazuo Ono escribió sus memorias” … a lo que yo contestaba con frases de Hijikata, sabiendo que ese duelo de japoneses no estaba en mi intención y no los conduciría a nada y lo hacía porque la mediocridad es pegajosa aún para quienes la tocan con guantes. A pesar de todo, eran clases relativamente aceptables pero terminaba enojada y sin energía. Para reponerme de ellas, me sentaba al borde de la ventana con las piernas hacia fuera, divirtiéndome con la idea que aquel que me estuviese viendo cinco pisos abajo pensaría que yo estaba a punto de saltar. En ocasiones, estando en ese balanceo trémulo, observaba como la ciudad se metía lentamente dentro de sí misma retrocediendo a un estado de marasmo en el que le resultaba imposible mantener una forma definida. Los afiches unos sobre otros, las grúas comiéndose entre sí... todo parecía dibujarse y borronearse al mismo tiempo. Ese era el momento larvario ideal para mirar a un transeúnte e imaginarlo enseguida como mi partener . Solían ser hombres contradictoriamente hermosos. Supuestos bailarines torpes y callosos que

podían revelarse como prodigiosos poseedores de una energía sutil. Vendedores de café, canillitas, oficinistas, o hasta cualquiera de los obreros de una cuadrilla asfaltadora podían resultar ser portadores de un gesto elegante, un plie febril, o una pirueta desconocida y cargada de pulsión. Fue así como un día, un hombre muy delgado y algo calvo a quien yo estaba escudriñando y del que sólo recuerdo haberlo hecho por el reflejo satinado de su cabeza, repentinamente cayó dentro de un pozo. Simplemente fue tragado, con traje y maletín incluidos, por el profundo agujero que había quedado de un arreglo de Aguas Sanitarias. Al parecer nadie lo había visto caer salvo yo. Pensé: “¿habrá pedido ayuda? Si hubiese gritado, hubiese hecho un sonido inusual recortado del resto del ruido taladrante de la calle. Tendría que haberse notado, así como se detecta el desgarro de un violín en medio de un ataque de trombones”. Deduje entonces que quizás el hombre ni siquiera habría gritado, que estaría deprimido y en silencio, como cuando se cae un bailarín en medio del escenario. Conociendo esa sensación, bajé a la calle casi sin darme cuenta que hacía dos años que no bajaba. Cuando estuve en la acera el piso me pareció mucho más blando que como lo recordaba, pero no quise distraerme de mi propósito y topándome por suerte con mi portero le pedí fijarse dentro del pozo. Él me hacía las compras desde hacía mucho, y por ese ingreso extra a sus finanzas como conserje, supuse que podía estar dispuesto a hacerme ese favor. Así fue, luego de un rato de inspección dijo que no había nada pero aún así yo confié en la mirada cenital que me daba mi apartamento. Varias veces, ese día, seguí bajando a la calle sólo para acercarme al hueco y tirar pequeñas providencias de auxilio: una banana, un bidón de agua, una aspirina, una bolsita de azúcar… hasta que, claro, dejé de hacerlo. Me conformé con un revuelo de moscas que empezó a danzar al atardecer y con la idea de poder seguir mirando el pozo desde arriba. Antes de abandonar la escena, al pie justo de una pequeña baliza de Aguas Sanitarias, dejé una nota que decía: “Hay algo que no estamos escuchando”. Setenta y dos horas después cumplí cuarenta y seis años y tocaron el timbre. ZorZalitA feliz2013!!!


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