La Ramona 30 mayo 2010

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nº 266

cochabamba, 30 de mayo de 2010

papirri, virgüetti, espinoza, laguna, fernández, cultural, moye y rodríguez


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Comentario de la última película de Jean-Luc Godard, Film socialisme, estrenada en Cannes

El

según Godard

PabLo VirGüETTi burDEoS

DESDE

J

ean-Luc Godard acaba de presentar su nueva película, Film socialisme, en la sección Una cierta mirada del Festival de Cannes. Antes de pasar a la película conviene comentar un dato que no se puede dejar de lado y que ilustra muy bien la voluntad experimental de Godard: la versión que están pasando ahora los cines franceses tiene una diferencia con la versión presentada en Cannes. Esta diferencia son los subtítulos. La película está fundamentalmente en francés, pero también tienen pequeñas apariciones una buena media docena de idiomas. Para los que fuimos a verla al cine, la película no tiene subtítulos y los que no saben inglés, español, árabe, hebreo, ruso o alemán están condenados a perderse algunos detalles. Por algunas críticas que leí, que se balancean entre la alabanza y el desconcierto, supe que en Cannes los subtítulos están en inglés, aparecen solamente en ciertas partes de la película y no cumplen su papel tradicional; más bien, son textos que no tienen relación con los diálogos de la escena. Film socialisme, por lo demás, es un manifiesto del pos-modernismo radical que pregona el septuagenario cofundador de la Nouvelle Vague. La palabra que podría definir la película es quizá superposición. El cine es, ya de por sí, una superposición de elementos, pero en Godard esta superposición pareciera acelerarse al límite en una licuadora gigante y provocar un Big-Bang que nos hace

llegar el producto final en una forma caótica que toca a cada uno deconstruir o descifrar o interpretar. Por eso cuando unos gatos abren la boca producen sonidos de pájaros. Por lo mismo un personaje hace callar a una voz en off o un ruido técnico no permite escuchar una respuesta aparentemente importante. Por lo mismo hay textos grandes con fondo negro que rezan: “Des choses comme ça”, o “Kiss me stupid” o “Access denied”. Si una de las principales características de nuestra era es la informática, con su alfabeto binario y su interpretación del mundo a lo Matrix, creo que el segundo concepto aplicable es aleatoriedad, pues los idiomas, los personajes, los diálogos, y hasta los planos y el montaje están

En el *EL PaPirri

S

orpresiva llegó la invitación: el Papirri de Bolivia invitado por el Ministerio de Cultura de Ecuador y el ALBA Cultural para tocar el 1ero de mayo de 2010, en el Festival Latinoamericano y del Caribe “Canto de Todos”, con aire ochentero trovadoresco. Supe entonces que tocaría con Vicente Feliú de Cuba, Pancho Villa de Chile, Ricardo Flecha de Paraguay, Hugo Idrovo de Ecuador, Cecilia Todd de Venezuela y Pueblo Nuevo de Ecuador. Todos sumábamos 600 años de edad y seguíamos en escena. Se removió el recuerdo siempre calido y digno de Vicente Feliú, histórico trovador cubano, autor de la hermosa “Créeme”, quien tuvo algunos pasos por Bolivia, uno de ellos dramático en febrero de 1980, gracias a García Meza and company, cuyos detalles me preguntó Silvio Rodríguez el 2007 en Madrid, en el homenaje a Noel Nicola, pero esto merece dos crónicas aparte. Una mala: no pagaban la llegada de mis músicos; estos mich’as aprovechaban la estadía del Papirri en Ecuador para invitarlo al Festival. Entonces el organizador del evento me dio el fono de un músico ecuatoriano llamado gravemente Stalin Gonzáles, que podría ayudarme y con quien tuvimos un primer encuentro en su estudio, todo fuera de horario de oficinas por si acaso. Stalin era un rastra parecido al Willy Claure que tocaba el bajo. Toda mi querida mañana del sábado escribí las partituras que el cuate empezó a leer a primera vista en la tarde, luego pulsó la gui-

dominados por la dictadura de la aleatoriedad. La utilización de imágenes no filmadas por Godard y de otros géneros ajenos al cine de ficción, de personajes casuales que no vuelven a aparecer más que una vez, de textos de Beckett y LeviStrauss introducidos en los diálogos, de orquestas sinfónicas, jazz, gritos y ruidos, todo esto da muestra de una intención de hacer del montaje un ejercicio de selección del banco de datos del universo. Gran parte de la película fluctúa principalmente alrededor de un viaje en un crucero de lujo que navega por el Mediterráneo. Dicho crucero hace escala en lugares como Egipto, Odessa, Hellas (uno de los nombres de Grecia, rebautizada Hell ass), Nápoles y Barcelona. Más que lugares físicos, éstos son nociones simbólicas que representan cada destino y que atraen a su vez a otros significantes. El problema está en que esta proliferación semiótica a ratos cansa y parece más una sucesión de videoartes. La parte más floja de la película gira en torno a una estación de servicio, donde llega una reportera y su camarógrafa, con la intención de filmar a una particular familia que tiene una llama y un asno como mascotas. Al final se regresa a la temática del transatlántico. Los diálogos pseudo-intelectuales y el lujo de las discotecas y los casinos se interpolan, y ahí se puede leer una alegoría de la alienación. Las cámaras de seguridad con una música de fondo tenebrosa nos transmiten la sensación de que esa masa regodeándose en la suntuosidad no es más que un monstruo flotando a

la deriva. Y de rato en rato se nos recuerda que este sinsentido está aislado en el océano, entre las olas embravecidas, con Patty Smith tocando como sonámbula, viejos millonarios caminando con jovencitas, apariciones relámpago de Hitler y Stalin y hasta de Iniesta (sí, usted leyó bien, el jugador del Barcelona), porque en el crucero de la inmensurable postmodernidad todo tiene cabida. Más allá de alguna que otra discusión histórica (principalmente se habla varias veces del dinero robado por la Unión Soviética a España durante la guerra civil de esta última) y de homenajes como el ya mencionado a Eisenstein, si hay socialismo en esta película, es un socialismo del lenguaje cinematográfico. Es eso, y nada más que eso, lo que nos intenta decir Godard. Un socialismo según la libre interpretación de Godard, claro está, donde todos los elementos del lenguaje cinematográfico están redistribuidos, participan por igual, a su manera, y también huyen como huyeron los revolucionarios de las escalinatas de Odessa, en desbandada. Si este socialismo es bueno o malo, ya es una cuestión más peliaguda, pero a Godard le podemos aguantar muchas cosas. Habrá que buscar la respuesta en la frase que más me quedó de la película, que si no me equivoco pertenece a Ionesco y se podría traducir más o menos así: “Lo que nos hace parecidos no son nuestras ideologías, sino nuestras pesadillas”. Pesadillas no terroríficas sino simplemente caóticas. punkyrabbit@hotmail.com

¿Qué pueden hacer los maestros para ganar más dinero? Enseñar más, protestar menos. Pepe Ser dirigentes de fútbol. Carlos Deberían tener más conciencia y dejar de hacerle el juego a la derecha que quiere rearmarse. Álex Dedicarse a sembrar coca o dedicarse a la política. Ambas dan demasiada plata. Fico Opción a: volverse

“Canto de Todos” fue ovacionado. La venezolana Cecilia Tood resultó ser una sugestiva cantante y cuatrista con sus acompañantes, haciendo aquella rítmica imposible. Luego ingresó Hugo Idrovo con su guitarrita, interesante trovador ecuatoriano con voz de aguardiente y versos certeros. Entonces entramos con todo, arrasamos con nuestros aires andinos, con los coros en “Qué tal metal” y la seguridad de aquellos músicos excelentes. Al salir de escena me quedé a admirar a un Vicente Feliú intacto, con voz ronquita y precisión en la guitarra. Y el público siempre atento: nunca vi algo así considerando que eran miles y costeños. Prontamente vino el agasajo que se prolongó toda la mañana del domingo en la costa, con un ceviche delicioso. Y llegar directo a apoyar la actuación del Grupo Arawimanta que logramos participe en la Bienal de Músicas del Mundo. Las chicas hacían tronar sus sicus y tarkas en pleno centro histórico de Quito. Cerramos un domingo glorioso tocando k’antus en mi departamentito hasta que los vecinos timbraron. Fueron 8 meses de espera para un fin de semana como los de antes. Por fin algo penetrante en este Quito de cartas, neblinas, médicos y llovizna. Es que ahora soy oficinista, sobrio, monógamo, cuasi vegetariano y estas rarezas se las aprecia muuucho más.

no han superado el 4to. de primaria. Opción b: publicar los salarios de los del ministerio de educación. Chico Santo Capacitarse. Obvio

Pregunta de la semana ¿Por qué la gente lincha a los policías?

*”El Papirri” es el popular cantautor paceño Manuel Monroy Chazarreta, quien desde Ecuador continúa sus crónicas.

Ramona ha creado este espacio semanal para una interacción amena y reflexiva con los lectores. Sugerencias sobre próximas preguntas o respuestas a las mismas pueden enviarse al correo electrónico:

papirri@hotmail.com

ramona_opinion@yahoo.com

PRESUNTOS IMPLICADOS editores: santiago espinoza, andrés laguna y sergio de la zerda la troupe: adriana campero, rodrigo mita, ricardo bajo, javier y luis rodríguez dibujos: diego lópez

?

del MAS y probar que

Desde el ombligo del mundo

tarra tocando “La Catedral” de Barrios Mangore: me dejó cojudo. Se iba a Asunción al día siguiente, el Festival “Canto de Todos” esa semana se llevaba a cabo allí. Me contó que mis cumpas del Dúo Negro y Blanco representarían a Bolivia, les mandé saludos. Nos despedimos mientras me facilitaba los teléfonos del charanguista y del quenista. Una noche nos reunimos con Víctor Murillo y Oscar Velázquez. El primero agarró el charango y principió con “Bien le cascaremos” como si lo conociera, luego pulsó la guitarra tocando “My Spanish Heart” de Chick Korea. Uy cará. El segundo, de nacionalidad colombiana, comenzó a tocar mis melodías en quena, luego las traspaso a zampoña, luego a clarinete. Súper. Entonces ya estábamos viajando el sábado 1ero de mayo en un minibus stronguista a Santo Domingo de los Tsachilas, una ciudad a 4 horas de Quito, rumbo a la costa ecuatoriana. Llegamos directo a un hotel tropical a almorzar arroz con mariscos ardientes y limonada helada. Por fin ensayamos los cuatro en mi habitación, dirigiéndonos luego a la prueba de sonido: un aparataje de última tecnología florecía en el escenario gigantesco. La prueba fue mala, la lluvia reventaba el techo del coliseo, nos desanimamos y nos fuimos al hotel a descansar un poquitín. Cuando volvimos, el coliseo estaba repleto con 4.000 ecuatorianos bien sentaditos. Entonces llegó el abrazo esperado con Vicente Feliú, los besos con el Panchito Villa y ver todos sorprendidos en la pantalla gigante al paraguayo Flecha, un gordito tenor de voz prodigiosa que

PREGUNTITA

fotografía: luís brun webmaster:javier rodríguez colaboradores: marcia mogro, bartolomé leal, benjamín santisteban, xavier jordán, javier velasco, manuel monrroy y giovanna rivero

diseño: andrea guardia armado: bladimir rocha vicenty


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Entrevista al autor peruano, invitado al Vi Encuentro iberoamericano de Escritores

Diego Trelles: “Me gusta

y asustarme cuando leo”

SanTiaGo ESPinoza a.

no creo que haya nada interesante que pueda escribirle a nadie de manera diaria. El Internet, por otra parte, no sólo está cambiando radicalmente la pirámide laboral en el mercado editorial, sino que, además, es una fuente inagotable que está reformulando la manera de pensar y producir la literatura. El problema principal que veo es el de la calidad. El exceso de oferta conspira contra la buena producción. A mí no me entusiasma ni un poquito el libro electrónico. Lo siento frío. ¿Cómo se podría dar un cálido autógrafo en uno de estos aparatos? Es como estar firmando luego de pagar con una tarjeta de crédito, ¿no? No me importa que me llamen anticuado: el libro es un objeto sagrado para mí. Leo con la vista, con el tacto y con el olor. Me gustan las carátulas. Me gusta la forma en que se ordenan los libros en mi biblioteca.

a

Diego Trelles Paz (Lima, 1977), uno de los seis autores invitados al VI Encuentro Iberoamericano de Escritores, el hecho de integrar la delegación internacional más “numerosa” del evento (abanderada por Alfredo Bryce Echenique), le provoca una reivindicación futbolera antes que una reflexión estrictamente literaria. “Ganarle a Argentina 2 a 1 es casi un sueño realizado”, afirma, en un guiño al único cuadro porteño del encuentro que organiza el Centro Simón I. Patiño del 7 al 10 de julio, Juan Terranova. “En el fútbol, los peruanos vivimos del recuerdo. En la literatura algo está cambiando”, remata el más joven de los escritores invitados a Cochabamba, autor de los libros El círculo de los escritores asesinos y Hudson el redentor (y otros relatos edificantes sobre el fracaso), conocido en Bolivia por haber editado, seleccionado y prologado la antología El futuro no es nuestro. Nueva narrativa latinoamericana, lanzada al mercado local por la editorial La Hoguera. Además de revelar su cultura futbolera, el apunte en torno a la ventaja peruana sobre la argentina habla muy bien del sentido del humor del escritor, una cualidad para nada desdeñable, menos aún, si se tiene en cuenta que el tema central del VI Encuentro Iberoamericano de Escritores es el “humor y la literatura”. En esta entrevista contestada en tiempo récord desde Nueva York, ciudad en la que reside y trabaja, Trelles Paz no sólo analiza la presencia del humor en su obra, sino que se lanza a un diagnóstico de las letras peruanas, recuerda los “cuentos urbanos” de Bryce, realza el trabajo de sus contemporáneos bolivianos y hasta dispara contra algunos artificios tecnológicos que pretenden reemplazar al libro y transformar los modos de producción y consumo de literatura. “A mí no me entusiasma ni un poquito el libro electrónico”, asegura sin tapujos. “No me importa que me llamen anticuado: el libro es un objeto sagrado para mí. Leo con la vista, con el tacto y con el olor”. -¿Cuál es la relación entre humor y literatura en su obra? Diría que es una relación vital. El humor de mis libros suele ser incorrecto, cáustico, aspira a dar miedo o a que la gente se ría de nervios. En ese sentido, un escritor como el mexicano Jorge Ibargüengoitia es un referente muy importante, aunque yo llegué un poco tarde a él y esa influencia es poco perceptible en lo publicado. Me gusta reírme y asustarme cuando leo. Mi proyecto narrativo busca generar lo mismo en otros lectores. -Después de bolivia, Perú es el país más representado en el Vi Encuentro iberoamericano de Escritores. ¿Cree que esto hable del lugar privilegiado que han tenido y tienen aún las letras peruanas en el panorama literario latinoamericano? Bueno, pero sólo hay tres escritores que vienen desde fuera. Es algo así como quedar segundo en un concurso de tres, ¿no? Por otro lado, ganarle a Argentina 2 a 1 es casi un sueño realizado (en el 69 empatamos 2-2 pero ellos quedaron fuera del Mundial). En el fútbol, los peruanos vivimos del recuerdo. En la literatura algo está cambiando. Nadie, nada, podrá superar la obra de César Vallejo. ¿Y la de Martín Adán? En la narrativa: Arguedas, Ribeyro, Vargas Llosa, el mismo Bryce, Reynoso, Gutiérrez. Cosa curiosa: no existe en Perú algo parecido a un Encuentro Iberoamericano anual. No hay suplementos culturales, ni revistas que el gobierno apoye desinteresadamente, ni becas nacionales que le permitan a un narrador o poeta, escribir. Y, sin embargo, más allá de la ignorancia generalizada del gobierno, como siempre algo pasa, algo se mueve, respira, palpita. -¿Cuál es su valoración del estado actual de la literatura peruana? La literatura peruana está como partida en dos y, por momentos, es extremadamente politizada. No sé si esto la haga más competitiva; debería ser al revés. Hay un cierto furor de novedad que yo observo de manera muy positiva: editoriales independientes con catálogos cuidados, narradores jóvenes y con talento que leen y producen y no tienen que estar alabando cual achichincles a los elefantes eternos de la jungla (regla de oro para todo nuevo escritor: no lamas ni lustres zapatos, no hagas lobbies literarios, produce como si el mundo fuera a acabarse). La nueva promoción peruana de escritores, en su disparidad, es interesante: ha incorporado nuevos soportes y mira con ojos abiertos las amplias posibilidades que brindan otros géneros artísticos. Si quieres nombres, date una vuelta por la selección electrónica de El futuro no es nuestro que está en la revista Pie de página y es alegremente gratis para el mundo entero.

-además de la nacionalidad que los une y la brecha generacional que los separa, ¿qué rasgos en común y qué diferencias halla entre la obra de bryce Echenique y la suya? Bryce Echenique tiene una obra; yo, sin humildad, o con una humildad tramposa, diría que tengo un proyecto serio. Desde luego, como todos los peruanos que leen (o sea como el 10%), crecí leyéndolo. Los cuentos urbanos de Bryce, aquellos en los que aparece expuesta esa clase alta limeña racista/opusdeista que ahora está más radical que nunca, son mis predilectos. En términos de prosa, Bryce tiene una cadencia muy suya, un ritmo reconocible, una voz. -En bolivia es, sobre todo, conocido por la antología El futuro no es nuestro. ¿Cómo nació y se forjó este proyecto? ¿Qué le permitió descubrir sobre la narrativa contemporánea latinoamericana este trabajo? Nació a través de un contrato con editoriales latinoamericanas que no llegó a buen puerto por diferencias irreconciliables en el planteamiento. Se forjó por mi testarudez, porque, al renunciar, junto a un grupo de escritores comprometidos cual aguerrido equipo de fútbol, el proyecto pudo renacer con más fuerza. Lo que descubrí fue la vitalidad literaria del continente y un nivel muy alto en la calidad tanto de narradores como de narradoras. Desde el principio fue un proyecto 100 por ciento latinoamericano porque así lo planteé. La idea era que se publique de a pocos, país por país, y luego saliera desde el seno de la región al mercado extranjero. La idea era captar lectores, exponer nuestro trabajo desde un terreno propio, invitarlos a compartir lo literario más allá de las imposiciones y condicionamientos de los grandes conglomerados editoriales. -al margen de los autores bolivianos incluidos en la antología, ¿qué conoce usted de la literatura boliviana y cuál es su criterio al respecto? Gracias a mi labor de antólogo he podido descubrir el estupendo trabajo de escritores como Rodrigo Hasbún, Giovanna Rivero, Wilmer Urrelo y Maximiliano Barrientos. También he leído con alegría a Liliana Colanzi. Todos se mueven dentro de una onda distinta y eso, de arranque, habla bien del escenario local. Uno de los problemas con la literatura boliviana (como con la paraguaya o la ecuatoriana) es que les cuesta el doble la difusión porque está injustamente aislada del mercado internacional. Eso está cambiando. En ese sentido, lo que hace Edmundo Paz Soldán para promoverla afuera me parece valiosísimo. No creo, en todo caso, que Edmundo hubiera podido hacerlo si no existiera talento y calidad. Otros escritores que conozco son Víctor Montoya y Homero Carvalho. -usted tiene ya un par de libros publicados; sin embargo, es también muy conocido por lo que escribe y publica en la red. ¿Qué papel le otorga al internet y, en general, a las nuevas tecnologías en el contexto literario actual? ¿Cómo cree que el internet y las nuevas tecnologías están afectando las formas de producción y consumo de literatura? Tengo sólo dos libros (que seguirán siendo dos si el tercero me vence o me mata). La red es una herramienta instantánea y poderosa de difusión. Yo la uso pero no abuso de ella: no tengo un blog diario porque soy flojo y porque

-además de su participación en el Encuentro de Escritores, usted ha sido invitado por el Centro Patiño para dictar un ciclo dentro del ciclo “Taller Literatura y arquitectura”. ¿Qué es lo que prepara para este evento? ¿a qué remite el título de su ciclo “Lima: dentro y fuera”? ‘Lima: dentro y fuera’ remite al espacio de mis dos libros: Hudson el redentor y El círculo de los escritores asesinos. En el primero, que ocurre enteramente dentro de los confines de Magdalena, el barrio capitalino de mi infancia, y que se desarrolla durante la época de la dictadura fujimorista con la que crecí, el espacio funciona como un lugar opresivo para los personajes que lo habitan. Magdalena es un microcosmos que reproduce toda la podredumbre moral y social del gobierno. Es un barrio abierto que, sin embargo, tiene algo de hermético porque nadie puede abandonarlo. El segundo tiene una estructura de road movie policial. Los protagonistas salen huyendo de Lima a distintas partes del mundo y, sin embargo, Lima sigue presente por donde vayan: la arrastran como una procesión que va por dentro.

Taller y coloquio sobre bryce Echenique El Centro Pedagógico y Cultural Simón I. Patiño organiza dos actividades importantes en torno a la obra de Alfredo Bryce Echenique, con el objetivo de difundir y motivar la lectura de la obra del insigne escritor peruano, invitado especial al VI Encuentro de Escritores Iberoamericanos. El VI Encuentro Iberoamericano de Escritores tendrá lugar en Cochabamba entre el 7 y 10 de julio próximos. El acontecimiento, organizado por el Centro Simón I. Patiño, girará en torno al tema “Humor y Literatura”. El autor de mayor renombre de esta versión es, justamente, Bryce Echenique, al que se sumarán como invitados especiales el argentino Juan Terranova, el peruano Diego Trelles Paz, además de los bolivianos Ramón Rocha Monroy, Manuel Vargas y Eduardo Scott. Taller El primer taller, denominado “Bryce que nunca pudo ser Bryce”, será dictado por el filósofo y crítico literario, Benjamín Santiesteban, que hará un recorrido analítico por la obra del escritor peruano Alfredo Bryce Echenique. El taller está dividió en dos partes. La primera parte del taller, que se desarrollará el lunes 7 de junio desde las 19:00, lleva por título “Bryce adopta al loro de Flaubert”. La segunda parte se dictará el martes 8 de junio, a la misma hora, con el título “El Bryce que nunca pudo ser Bryce”. En este espacio, se abarcará la noción de “vivir lo escrito”, que se ejemplifica en las novelas La vida exagerada de Martín Romaña y El hombre que hablaba de Octavia de Cádiz, que componen el díptico Cuaderno de navegación en un sillón Voltaire. Las sesiones se llevarán a cabo en la Sala de Cursillos del Centro pedagógico y cultural Simón I. Patiño, adonde el ingreso será completamente libre previo registro al mail: c.literaturaboliviana@fundacionpatino.org Coloquio En coorganización con la Facultad de Humanidades Ciencias de la Educación de la Universidad Mayor de San Simón, el Centro Patiño prepara un Coloquio denominado “Miradas sobre la obra de Alfredo Bryce Echenique”. El evento tendrá lugar en el Aula Magna de la Facultad de Humanidades de la UMSS (Plazuela Sucre) el día viernes 18 de junio a Hrs. 18:30. Participarán los escritores y académicos Elena Ferrufino, Benjamín Santiesteban, Xavier Jordán y Claudio Ferrufino Cocqueniot. El ingreso será completamente libre.


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El último adiós a Lost, la serie televisiva más revolucionaria del último tiempo

La tailandesa Uncle Boonmee who can recall his past lives triunfó en Cannes

El sueño ha terminado sAntiAgo EsPinozA A.

F

ueron las cuatro horas y media más intensas que produjo (¿y producirá?) la televisión en mucho tiempo. La noche del martes pasado, el canal de cable AXN transmitió para América Latina el último capítulo de Lost, un episodio –titulado “The end”- de más de dos horas de duración (incluidas pausas comerciales) que se venía esperando desde hace mucho tiempo y cuyas repercusiones aún reverberan en el mundo entero. El último capítulo de la sexta temporada, precedido por un especial de dos horas, con entrevistas a los creadores y protagonistas de la serie, y una recapitulación didáctica de toda la saga, puso punto final a un fenómeno sin precedentes en la historia de la televisión y, por qué no, de la industria del entretenimiento. Convertida en la serie televisiva más descargada de todos los tiempos, en la única que ha creado una comunidad global de seguidores proverbialmente activos y solidarios (que se daban a la tarea de colgar y subtitular los episodios, entre otras tantas tareas desinteresadas) y en el fetiche massmediático más adictivo del último tiempo, la serie -creada por J.J. Abrahams, Carlton Cuse y Damon Lindelof- se ha ganado el tan grandilocuente y sofisticado título del mayor fenómeno transmediático del nuevo milenio. Sin embargo, para los que entablamos con los náufragos del vuelo Oceanic 815 una relación más genuina que la advenediza fascinación erudita por el fenómeno transmediático, lo importante va por otro lado. Tras 121 capítulos repartidos en seis temporadas, Lost nos ha dejado huérfanos. Huérfanos de la última gran mitología popular que supo cifrar nuestros más recónditos miedos, dudas y desconciertos. Huérfanos de los entrañables náufragos y de los no menos entrañables no náufragos que nos descubrieron esa fantástica isla extraviada en medio del océano y, a en su periplo por ella, sus extraordinarias historias personales. Huérfanos de los más crípticos misterios que decíamos querer ver resueltos, aunque, en el fondo, anhelábamos que permanecieran inaprensibles por el resto de los tiempos.

Así pues, la expectativa por el desenlace de Lost tuvo más de miedo que de morbo. Y no miedo a que sus creadores no supieran cerrar cabalmente la retorcida historia de Jack, Locke, Kate, Sawyer y compañía, sino a que su desaparición del horario estelar de la televisión nos dejara un vacío insalvable, una orfandad destructiva. Por fortuna, los últimos minutos de la serie legaron un cierre ilusoriamente complaciente a quienes hacemos parte de su leal séquito, a

la vez que inteligentemente desconcertante para sus insufribles detractores. Entre la resolución armoniosa de las historias personales y la catástrofe inminente de la isla y sus misterios sin resolver, el desenlace de la historia nos instaló en un territorio acaso más inestable que el pedazo de tierra que habitamos los últimos seis años: el limbo esquivo en el que la frontera entre la dicha y la resignación es imperceptible, ahí donde la felicidad se torna incómoda.

Más allá de toda la parafernalia narrativa y discursiva que hizo tan memorable a la serie, el relato supo enhebrar en sus últimos momentos, cual Jacob en su telar, un ensayo abrumador sobre la pérdida, esa palabrita tan presente en estos años pero comúnmente desapercibida. Lo que nos queda de Lost es, pues, la certidumbre -¿la única?- de que el único monstruo con el que cabía y cabe luchar habita en nosotros mismos, pues no es otro que el de la resignación a la pérdida de todo aquello que amamos y odiamos. Lindelof y Cuse parecen sugerirnos que sólo asimilando el haber perdido a alguien o algo, estaremos en condiciones para asumir nuestra propia pérdida. La pérdida que, no está demás decirlo, tiene en la muerte su estado más cabal. Se trata de una verdad desoladora, ni duda cabe, pero que los demiurgos del universo lostie han sabido matizar con un gesto sublime para con todos nosotros: la pérdida/muerte es un calvario que sólo se hace llevadero con la pequeña ayuda de nuestros amigos. “Vivir juntos, morir solos” rezaba el título de un capítulo profético de la serie, cuando los náufragos atravesaban uno de sus momentos más críticos. “Vivir juntos, morir juntos” es el título que no se animaron a acuñar Cuse y Lindelof para un desenlace cuyo espíritu se resume en esa máxima. Un desenlace que no sólo rinde homenaje a la comunidad que habitó en la isla durante los últimos seis años, sino a todos aquellos que formamos una comunidad virtual pero inquebrantable alrededor de la isla. A todos quienes redescubrimos el primerísimo primer plano del ojo derecho de Jack parpadeando con vista al cielo A todos quienes contemplamos, azorados y al borde del llanto, el fuselaje del avión de Oceanic desparramado por la costa, mientras desfilaban los créditos finales. El mismo ojo y el mismo avión donde comenzamos a perdernos irremediablemente 121 capítulos atrás. Lost ya fue. El sueño ha terminado… Igual, siempre tendremos la isla. santi.espinoza@gmail.com

sobre el misticismo en la serie

Camino a la redención Para mi inquebrantable compañera en este perdido viaje Andrés LAgunA

s

e acabó Lost. El momento que, al mismo tiempo, queríamos y no queríamos que llegue se nos vino encima y nos dejó con sentimientos encontrados, esperando que los extras de la edición en DVD de la sexta temporada contengan algo más de la serie a la que fuimos adictos durante años. Muchos terminamos felices y satisfechos, conmovidos y, a final de cuentas, complacidos. Pero, como no podía ser de otra forma, hubo muchas quejas, para muchos el final fue un fiasco, dejó mucho que desear, no aclaró gran cosa. Formados en la tradición racional de occidente, muchos buscaron que Lost sea coherente, que el final contenga las respuestas a todas las preguntas que planteó. Pero no entiendo por qué tenía que hacerlo, si en esta serie, una y otra vez el creer, la fe ciega, siempre se impuso al saber lógico. Jack, el memorable personaje principal, es la gran encarnación del peregrinaje del hombre de ciencia escéptico que se transforma en un hombre religioso, en un creyente. Si me lo preguntan, creo que el gran éxito de la serie está en que contuvo un sin número de grandes secretos, de grandes misterios inalcanzables, ininteligibles, que nos conducen a creer sin tener pruebas de la realidad de los hechos. Casi siguiendo el camino de los fieles de las grandes religiones, los seguidores de Lost acompañamos a sus protagonistas incondicio-

nalmente, haciéndonos preguntas, pero sin cuestionar la veracidad de lo que veíamos y sentíamos, nos mantuvimos enganchados sin plantearnos la posibilidad de la falsedad de la serie. Sí, como Jack, el exitoso cirujano, que aplicaba la duda cartesiana casi todo el tiempo, que estaba dispuesto a sacrificarlo todo por sus principios y verdades, nos dejamos seducir por lo desconocido, por lo que está más allá de lo evidente. Sí, creo que el éxito de Lost está en que apeló a nuestra fe. Por tanto, no son gratuitas todas las referencias místicas y religiosas, desde los nombres bíblicos, los guiños a los mitos cristianos, egipcios y budistas. No en vano, en los últimos momentos de la serie, cuando Jack por fin se encuentra con su padre, el lugar

en el que hablan, el salón de un templo, está lleno de la iconografía de casi todas las religiones importantes del mundo, el catolicismo, el islamismo, el budismo, el zoroastrismo, entre otras. Aunque se diga que vivimos en tiempos en los que nadie cree en nada, los seres humanos todavía buscamos que los grandes misterios nos seduzcan. Lo que no debemos olvidar, es que los grandes misterios jamás se revelan, pero en cada sistema religioso siempre se plantea la posibilidad de la trascendencia, del paraíso, del cielo y/o de la iluminación. Siguiendo la misma línea, Lost termina con el reencuentro, con la posibilidad de la redención, con la posibilidad de la felicidad y de la plenitud. El final feliz religioso, que no es el final feliz que nos ha ven-

dido occidente y su salvaje capitalismo. Jack termina sacrificándose por los otros, enfrentándose a la oscuridad para que prevalezca la luz, se enfrenta al mítico monstruo de humo, que ha tomado la forma del hombre de fe por excelencia, John Locke. Vence, con la enorme ayuda de su amada, la siempre maravillosa Kate, asistido por la fuerza del amor incondicional. Uf. Todo suena muy mesiánico, muy cristiano, muy religioso. Justamente, creo que de eso se trataba. No está demás mencionar, que Jack es herido fatalmente en la batalla final. No gratuitamente, la lesión mortal recuerda a la herida del Cristo crucificado, en el lado derecho, cerca de las costillas. Jack se sacrifica por los que ama. Los misterios no se revelan. Pero la dicha y luz es el destino de los que estuvieron perdidos. Es casi imposible resumir el argumento de Lost, todo comenzó con el accidente de avión y con un grupo de supervivientes intentando sobrevivir en una extrañísima isla, valga la redundancia. Pero, después todo se hizo mucho más interesante con los viajes en el tiempo, con la abolición de toda lógica espacio-temporal, con la reinvención narrativa, con la manifestación de nuevos misterios y con la aparición de sorprendentes personajes. Entonces, uno concluye diciendo que Lost en una serie sobre el destino y la posibilidad de redención. Creo que, como muchos lo sospechaban, los sobrevivientes del vuelo 815 de Oceanic, fueron a parar al purgatorio, pero que el purgatorio no es sólo la isla, sino la vida misma. Lo interesante está en que se nos abren las puertas de la redención,

después del accidente todos los personajes pueden y deben reinventarse, volver a nacer, llegar a ser lo que realmente debían haber sido, sin dejarse engañar por las falacias de un mundo sensible u superfluo. La genialidad de J. J. Abrams, Damon Lindelof y Carlton Cuse, estuvo en romper los esquemas de la televisión clásica, se atrevieron a retar al espectador, a no dar respuestas fáciles, a narrar de manera ingeniosa, a hacer guiños a la cultura erudita, a no considerar a los televidentes como meros imbéciles y, agradecidos. Por su fe en nosotros, nos hicimos adictos a su creación. El otro gran acierto de los creadores de Lost, curiosamente, estuvo en no romper algunos de los moldes de la narrativa clásica, construyeron todo en torno a la lucha entre el bien y el mal, otra cuestión religiosa, y lo que es más importante, crearon personajes inolvidables e innovadores basándose en arquetipos clásicos. Lost no es una serie del todo coherente, no respondió a los grandes misterios que planteó, argumentalmente no recorre lugares totalmente nuevos, a veces se sacrificó para generar tensión y misterio, tendió muchas trampas a los espectadores. Pero, eso no tiene mucha importancia, nos llenó de placer y siempre consecuente con su precepto fundamental: jamás perder la fe. Nosotros, los fieles, tampoco la perdimos. Que así sea siempre. Amén. andres.laguna@gmail.com

una Palma de oro en lucha contra la censura

Apichatpong Weerasethakul, el director de cine ganador en Cannes, asegura que por las restricciones políticas mide qué puede o no contar en cada filme. ELsA FErnándEz-sAntos EL PAís

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na noche en París, a Apichatpong Weerasethakul se le apareció una mujer vestida de blanco mientras dormía. “Mi cama era esponjosa y transparente y yo le pregunté a la mujer que qué hacía ahí”, recuerda el cineasta. Aquella aparición, añade, está en la raíz de Uncle Boonmee who can recall his past lives, la película que el domingo por la noche obtuvo el premio más importante del 63º Festival de Cannes. Una Palma de Oro que el siempre sonriente y menudo Apichatpong recogió, precisamente, vestido de inmaculado blanco. La película de Apichatpong Weerasethakul (Tailandia, 1970) bebe del folclore y la tradición del norte de su país, donde nació y se crió este hombre que se graduó en arquitectura hasta que decidió que quería hacer cine. Fue entonces cuando viajó a Estados Unidos, concretamente al Art Institute de Chicago, para estudiar sobre unas películas que jamás había visto. Su memoria está anclada en la televisión de los setenta, el cine popular de su país y los tebeos sobre espíritus y fantasmas. Curiosamente, cuando se le pregunta a Apichatpong (apodado Joe por sus seguidores occidentales) por la película que cambió su vida declara sin rubor que fue En busca del arca perdida, la primera de la saga de Indiana Jones. “La aventura, la magia, los efectos especiales, me volvió literalmente loco. Fue gracias a ella que empecé a ver cine, vi en vídeo todo el cine de Hollywood”. Miembro del Free Thai Cinema (una asociación que ha intentado sin demasiado éxito frenar los efectos de la censura), Apichatpong reconoce que su trabajo está sujeto a las restricciones políticas: “Escribo y filmo limitado por la censura. Pienso constantemente en lo que puedo o no puedo hacer. Siempre ha sido así. Nos dicen que no hagamos películas que puedan alterar el orden del país y en Tailandia es difícil sortear algo tan vago como eso”. Aunque no se nombre, el clima político forma parte del oscuro paisaje de una película que narra el regreso (para morir) de un anciano a su pueblo. Allí se reencuentra con los fantasmas de su mujer fallecida y su hijo desaparecido. Y allí empiezan también esas fábulas sobre la reencarnación de los muertos en las que tanto cree el cineasta. “El fondo político estaba desde el principio, lo que no estaban eran las ensoñaciones. Este largometraje forma parte de un proyecto llamado Primitive proyect, que incluye videoinstalaciones, cortos, fotografías... La película ha sido el último elemento. Es sobre la memoria de los

pueblos del norte del país, donde la represión anticomunista fue brutal”. Coproducido por el español Luis Miñarro, el filme ganador en Cannes es fruto, según su director, de la confianza de unos productores que no pidieron explicaciones. “Por desgracia”, añade, “cineastas como Steve McQueen o yo mismo tenemos que buscar dinero en el mundo del arte”. Apichatpong dice que su voz y la de su protagonista, el tío Boonmee, se vuelven poco a poco la misma en un filme que habla de la reencarnación en búfalos (su animal preferido) o princesas y en la que la selva (eso que es “mucho más hermoso que Brad Pitt”, según ha dicho alguna vez el cineasta tailandés) respira como un personaje más. “Quería enfatizar esa unión que hay entre cine y reencarnación. Para ello necesitaba cierta abstracción, pero también necesitaba dejar un espacio para que el público entrara”. Sobre los espíritus que acompañan al viejo tío Boonmee, cuenta: “La película tiene que ver con la televisión de los años setenta y con los fantasmas de los tebeos que leí de crío, en los que los espíritus y los monstruos convivían con la realidad. También con el cine popular tailandés, que hoy me parecería una basura pero que quería rescatar como parte de mi memoria” Los fantasmas de la película están filmados con el viejo sistema del espejo, porque para Apichatpong la idea de un mundo en extinción recorre su película. “Y esa es una manera de hacer cine que también se acabó”. “El reto”, continúa, “era hablar de la muerte en relación con la infancia. Creo que cuando uno se muere no es cierto que pierda la memoria, sino al contrario; se vuelve mucho más viva, pero hacia el territorio de la primera juventud. Y yo quería unir esas dos memorias. Las de los fantasmas, los monstruos, y la de la muerte. Hacer creíble sin resultar pretencioso esa idea de la muerte y la memoria infantil”.


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Martin Scorsese habla de La isla siniestra, su última obra, en cartelera local

“busco personajes que ver cómo se enfrentan al

forma fascinante en que se comportan los secundarios”, una ambigüedad moral que traslada de forma explícita a la galería de tenebrosos “malvados”, de Ben Kingsley como doctor Cawely a Max Von Sydow pasando por una corte de enfermeros siniestros. Scorsese cita también los filmes de terror producidos por Val Lewton y dirigidos por Jacques Tourneur a principios de los años 40 como La mujer pantera (1942) o Yo anduve con un zombie (1943), a los que adjudica “unos títulos horribles pero grandes dosis de poesía”. Y el director proyectó a su equipo, en sesiones nocturnas, más títulos que debían servirles de guía: Laura (1944), de Otto Preminger; La casa encantada (1963), de Robert Wise, o el documental Titicut Follies (1967), de Robert Wiseman.

En esta entrevista, el director de películas como Taxi Driver, Toro Salvaje y Uno de los nuestros habla de las características de su nueva película, La isla misteriosa (Shutter island), un thriller psicológico con homenajes al cubismo de braque y Picasso y al mundo literario de Kafka, Camus o Poe. EL CuLTuraL

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maginar la filmografía de Martin Scorsese (Nueva York, 1942) supone adentrarse en uno de los universos artísticos más fascinantes de las últimas décadas. Gran padrino del cine estadounidense junto a Francis Ford Coppola y Steven Spielberg, Scorsese ha dirigido algunas de las mejores películas de la historia del cine: Taxi Driver (1976), Toro Salvaje (1980), Uno de los nuestros (1990) o Gangs of New York (2002) por citar sólo algunos de sus títulos más destacados. El director regresa ahora a las pantallas tras haber obtenido un abrumador éxito, y su único Oscar, con Infiltrados (2006). Se estrena su nuevo encuentro con Leonardo DiCaprio, su actor fetiche, y el resultado es Shutter Island (estrenado en el país como La isla misteriosa, en cartelera de los cines Norte y Center), un thriller psicológico basado en la novela de Dennis Lehane con el que pretende repetir la misma jugada maestra de su filme sobre policías y ladrones: cultivar un género popular y trascenderlo. El director aparece un gélido sábado de enero con su estampa característica de intelectual enjuto de Manhattan: traje ceñido, gafas de pasta y ojos escrutadores. Tranquilo, aunque con las manos inquietas, Scorsese se muestra cortés. Habla de sus películas en plural, como si además de suyas fueran de muchos otros que colaboran con él, a veces desde hace años. También lo hace con una cierta distancia e ironía, como si no fuera consciente de su importancia en el imaginario colectivo. De hecho, en un momento de la entrevista, dice: “Nunca vuelvo a ver mis películas. Hacerlas lleva como mínimo un año; no sólo las dirijo, también las monto. Uno realmente vive en ellas durante mucho tiempo. Por ello, cuando terminamos el proceso, se acabó. De todos modos, nunca pienso que están terminadas. Creo que viven en mí. Pienso en ellas todo el tiempo, las tengo muy presentes. Por eso detesto verlas como unas obras acabadas, que es lo que en realidad son”. Los demonios del suspense Con Shutter Island Scorsese se aparta sólo de forma aparente de lo que quizá muchos esperan que sea una película de Scorsese. Hay policías, empezando por el propio protagonista, Teddy Daniels (DiCaprio), y hay suspense, pero en esta ocasión las fuerzas de la ley no luchan contra mafiosos ni el suspense tiene que ver con una amenaza externa como en El cabo del miedo (1992), sino con los demonios del propio protagonista. Daniels es un hombre torturado por un pasado que el filme sólo irá avanzando de forma progresiva y que acabará dando una nueva interpretación a una trama que hace del misterio su santo y seña. “Lo que más me interesaba de este proyecto era la idea de la percepción. La forma en que una misma realidad es vista desde ángulos completamente distintos”, explica Scorsese con ciertas dosis de filosofía. Así, Teddy Daniels-DiCaprio pasa a formar parte de la larga lista de personajes en el abismo que han sido una de las marcas autorales más relevantes del maestro. Del psicópata enamorado de Taxi Driver pasando por los rasgos obsesivos y paranoides del mismo De Niro en El rey de la comedia (1983) hasta llegar a su demoledor biopic sobre el multimillonario Howard Hughes en El aviador (2002), Scorsese es un especialista retratando a hombres desequilibrados. Una querencia que el cineasta resuelve de forma concisa: “Sencillamente, busco a personajes que sufren para ver cómo se enfrentan a ese dolor”.

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- Hay algo en el filme que remite también a autores como Kafka, Camus o Poe. - Desde luego. Eso se ve muy claro en la novela de Lehane, que yo no conocí hasta después de leer el guión. Teddy Daniels tiene una conexión obvia con el Mersault de El extranjero, y la referencia a Kafka es ineludible cuando manejas un material como éste. Estamos ante una historia gótica teñida de romanticismo, puro Poe.

En esta ocasión, la impresión de ahogo existencial se ve enfatizada por el paisaje de esa ‘Shutter island’ del título, una pequeña y siniestra isla en la costa de Boston donde están recluidos los criminales con problemas mentales más peligrosos de Estados Unidos. Todo sucede, además, en los años 50, época en la que la psiquiatría seguía rigiéndose por parámetros siniestros, la guerra fría estaba en su apogeo y muchos hombres, como el protagonista, seguían en estado de shock por su participación en la II Guerra Mundial. El cubismo en el cine - Tanto la estructura de la película como la propia composición de las imágenes recuerda a la pintura cubista... - Ésa ha sido la principal fuente de inspiración. Hay un excelente documental reciente, Picasso and Braque go to the movies, de Arne Glimcher, en el que se explora la influencia del cine primitivo sobre el cubismo. Desde que leí el guión, he visto las imágenes de esa manera. Sobre todo, a Braque. Este es mi homenaje al maestro. - al mismo tiempo que hay una indagación formal, la estructura y el tono remiten al thriller clásico. - Es un acto de equilibro constante entre la parte emocional de la historia y ese marco formal. Ha sido un verdadero reto integrar esas influencias y, al mismo tiempo, que la película respirara. Además del cubismo, hay otros referentes que surgen del propio argumento. Ahí está esa casona en medio de una isla inhóspita. Todo ello te conduce hasta la literatura del siglo XIX y hacia lo gótico. Eso, sumado a la tortuosa trayectoria psicológica del protagonista, te lleva al expresionismo alemán. Me vino a la cabeza en seguida El Gabinete del Doctor Caligari. Esta película, al final, habla de emociones muy básicas como la culpa o nuestra incapacidad para enfrentarnos a los hechos. Ecos de Polanski, Kafka, Camus Scorsese, uno de los directores de cine con un bagaje audiovisual más sólido, asegura haber revisado muchas otras películas para este trabajo: de La semilla del diablo de Polanski explica haberse fijado en “la

- Siguiendo con los referentes pictóricos, también hay algo de Magritte. Esa isla grotesca parece a ratos una construcción de la imaginación del protagonista. Desde luego, el tono no es realista. - Esta es una película sobre la que resulta difícil hablar. Lo que estamos haciendo es mezclar el paisaje con el interior emocional del personaje. Y hay más ángulos, como el doctor Cawley. Todo eso lo trabajamos mucho desde el diseño de producción. ¿Es realmente la isla tan pedregosa? ¿Existen las verjas? ¿Es el despeñadero tan alto? Desde luego, yo no tengo ni idea. Elogio de los actores - Es su cuarta colaboración con Leonardo DiCaprio tras Gangs of New York (2002), El aviador (2004) e Infiltrados (2006). - Fue a partir de la segunda película, cuando supe que Leonardo era el actor que estaba buscando. Hay una escena en El aviador, en la que está solo en una sala de proyección y comienza a hablar consigo mismo. Allí me di cuenta de que estábamos llegando a ciertos lugares interesantes. Creo que Shutter Island es nuestra mejor película. Lo bueno de Leonardo es que es muy valiente. Cuando le pides que vaya a algún sitio insospechado, lo hace sin dudarlo. Claro que algunas veces también tienes que pedirle que vuelva. Nos entendemos muy bien. Ben Kingsley y Max von Sydow son dos incorporaciones ilustres al reparto. El actor británico borda su importante papel como enigmático doctor y el segundo presta al filme su habitual carácter intimidatorio. Scorsese trabaja con los actores de una forma especialmente estrecha, dejándoles una enorme libertad para que sean ellos mismos quienes también le hagan comprender la dinámica interior de la película: “El amor y la compasión del doctor Cawley es algo que aprendí con la interpretación de Ben Kingsley. Mi primera impresión de ese personaje fue muy confusa: ¿Quién es ese hombre? ¿Qué es lo que quiere? Uno aprende mucho con los actores...”. Sobre Sydow también se deshace en elogios: “Max es uno de los mejores actores del mundo. Quiero trabajar con él desde El séptimo sello o Las fresas salvajes. Siempre he sentido una gran afinidad con el cine de Bergman y la sensibilidad escandinava. Creo que es parte de la historia del cine, un icono. Lo más sorprendente es que no cambia absolutamente nada de expresión cuando se enciende la cámara. No mueve un solo músculo, sigue siendo exactamente él mismo”.


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La Fecha Toromona… 1

Para vivir en nuestra Transcribimos la carta pública y personal escrita por pobladores del Territorio indígena Parque nacional isiboro Sécure (Tipnis) al presidente del Estado Plurinacional de bolivia, a propósito del proyecto de carretera de Villa Tunari a San ignacio de Mojos 2. Fue escrita originalmente en idiomas Mojeño, Chimán y Yuracaré y transcrita para “La Flecha Toromona” por sus dirigentes. Hermano presidente Evo Morales ayma: Usted y nuestros antepasados nos han enseñado que los pueblos indígenas sin tierra y sin territorio no somos libres. Los pueblos Yuracaré, Mojeño y Chimán del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis) sentimos esas palabras como nuestras, ya que, para nosotros, vivir bien es vivir en nuestra casa grande que es el territorio donde hemos nacido y nos criamos. Eso es vivir en libertad. También sentimos como nuestras sus palabras, cuando usted defiende los derechos de la Madre Tierra, fuente de vida y convivencia de todos los seres, junto a los derechos de los pueblos indígenas que hemos sabido guardarla y cuidarla de los permanentes afanes destructivos del capitalismo, que siempre nos ha excluido de las decisiones sobre el destino de los países y el mundo. Ésos son los grandes responsables por el grave malestar que hoy aqueja a la madre tierra, que ahora todos le llaman cambio climático. Desde los inicios del proceso de cambio que usted ha impulsado en el país como el primer presidente indígena, hemos apoyado desde nuestra casa, el territorio del Tipnis -tanto en los momentos difíciles como en los de celebración-, las grandes propuestas de su gobierno que son también las nuestras, que hoy están consolidadas en la Constitución Política del Estado. Por todo ello le expresamos nuestro profundo agradecimiento, por habernos permitido incluir y reconocer nuestros derechos como pueblos indígenas del nuevo país plurinacional, por permitirnos mantener lo último que nos queda de nuestro territorio cuando nos entregó el título de Tierra Comunitaria de Origen (TCO) hace dos años, por ayudarnos a ser ciudadanos libres y vivir según nuestra cultura; es decir, por la oportunidad de comenzar a vivir bien de verdad. Usted bien sabe, hermano Presidente, que nuestros padres y hermanos indígenas, al igual que usted, han contribuido también en esta lucha por los derechos, desde la Marcha por el Territorio y la Dignidad del año 1990, que tuvo en las comunidades del Tipnis sus principales gestores y protagonistas. Por eso nos emocionó tanto que el vicepresidente Alvaro García Linera lo reconociera públicamente en el aniversario de la marcha, el año 2009, al decir que ella es “el padre y la madre” de la actual autonomía indígena y de los de-

Libro “La eternidad del deseo. Cuentos eróticos”, nuevo libro del escritor René Rivera Miranda, será presentado, el miércoles 2 de junio a las 19.00 horas, en el Centro Simón I. Patiño (avenida Potosí No. 1450), a donde la entrada es libre. Festival El V Festival Internacional de Narración Oral Escénica “Cochabamba... Cuento contigo” se llevará a cabo del 31 de mayo al 5 de junio. Participan elencos de Colombia, Perú, Chile y Bolivia, que ac-

rechos de los pueblos que hoy están en la CPE. Por todo esto, que es la historia reciente que juntos caminamos, es que durante los últimos meses nos hemos sentido muy confundidos y preocupados, porque no podemos comprender todavía, cómo es que justo ahora que estamos en pleno proceso de cambio, de derechos de los pueblos reconocidos y defensa de la madre tierra, es que se quiere construir una carretera que amenaza con invadir nuestra casa grande, partirla por la mitad, para luego dejarnos desprotegidos y sin lugar donde vivir. ¿Por qué hasta la fecha nadie nos ha consultado ni llamado para conocer lo que pensamos los dueños de casa y habitantes de esta tierra que es parte del territorio plurinacional? No logramos entender cómo su gobierno, que ha sido y es el gran impulsor y defensor de nuestros derechos, apruebe esta carretera que nos dejará sin territorio. Porque, la verdad, hermano Presidente, esta carretera no nos beneficiará en nada a los indígenas. Todo lo contrario, destruirá la última casa que tenemos para mantener nuestra cultura en el nuevo país Plurinacional para que en ella ingresen madereros, ganaderos, loteadores, productores de coca ilegal y todos aquellos que desde los tiempos del neoliberalismo siempre han intentado hacerlo. Quizá los únicos que se beneficien serán esos pocos ganaderos que quieren expandir su ganadería por la selva, los madereros tan ansiosos de cortar lo último que queda de los bosques o también los hermanos colonos que sólo quieren extender ilegalmente sus cocales. Y como de costumbre, estarán aquellos que siempre se enriquecen a costa del país: las empresas transnacionales que construirán la carretera, las transnacionales del transporte y los recursos de la madre tierra; en fin, todos aquellos que sólo buscan depredar tuarán en la Transportadora de Electricidad TDE (calle Colombia Nro 655 entre Costanera y Falsuri), con espectáculos infantiles a las 19:30 y para todo público a las 21:00; en la Sala de Teatro Hecho a Mano y en el Café Bar Kitsch. Reservas e información al los teléfonos 4529790 – 76421667. Teatro El Baúl Teatro (Santa Cruz) presenta la pieza “Passport”, del 3 sl 5 de junio a las 19.30 horas, en el mARTadero (calle 27 de Agosto esquina Ollantay, Ex Matadero Municipal), a donde la entrada tendrá un costo de Bs 20 y Bs 10. Informes al teléfono 4588778. Taller La Alianza Francesa y Bodegas Casa Grande

: el territorio lo último que queda de la Amazonía, que, en su mayoría, no tienen interés por lo nuestro o no son parte del país. Entonces, ¿qué será del Estado Plurinacional si tres de las naciones que están reconocidas en la CPE pierden su territorio como consecuencia de esta carretera? ¿Qué será de la cultura del país Pluricultural con la identidad desconocida o fragmentada? ¿Qué será de la selva de la Madre Tierra, con sus ríos y habitantes que nos albergan y alimentan? Queremos ratificar en esta carta, hermano Presidente, nuestro compromiso con el cambio, dejando claro que no estamos contra el desarrollo del país, ni nos consideramos un obstáculo, como algunos funcionarios nos acusaron a los pueblos indígenas. Sin embargo, nunca nos explicaron la clase de desarrollo al que se refieren, mucho menos nos preguntaron sobre las propuestas de desarrollo que nosotros planteamos como pueblos indígenas. Somos parte del proceso de cambio que usted lidera y del desarrollo que esto representará para los pueblos. Pero insistimos en que este desarrollo no puede venir sólo de arriba o de afuera, mucho menos imponerse, sino que debe salir del diálogo con la comunidad y su experiencia de vida, desde la gente que conoce su territorio, que también sabe y tiene propuestas para aportar en esto que nos hemos propuesto juntos: el VIVIR BIEN para cumplir con aquello que usted siempre lo reafirma: gobernar obedeciendo. Para finalizar, hermano Presidente, queremos dialogar con usted directamente en persona, ya que, hasta la fecha, sentimos que no hemos sido escuchados por los que debían hacerlo y empezamos a sentirnos de nuevo excluidos; pero sabemos que usted sabrá oír nuestras preocupaciones y podrá comprender nuestras propuestas, porque somos parte del mismo territorio Plurinacional que es esta Bolivia que nos cunde. Por la Subcentral del Tipnis, firma adolfo Moye ________ 1 La Fecha Toromona atraviesa la amazonía cerca de los andes por territorios sin límites ni dueños, cargada de sustento, alimentando el vivir y la dignidad de los pueblos. Los Toromona decidieron vivir su vida en la profundidad de la selva del norte amazónico, sin los sistemas ni las tribulaciones de la “civilización”. 2 Esta carta tuvo su gestación en el Encuentro de Corregidores del Tipnis, la máxima instancia de decisión de los pueblos Yuracaré, Mojeño y Chimán, quienes son los titulares de la Tierra Comunitaria de Origen (TCO) y Parque Nacional Isiboro Sécure. El Encuentro se realizó los días 16, 17 y 18 de mayo en la comunidad de San Miguelito, con la participación de las 64 comunidades indígenas que son parte del territorio. Fue pensada en idioma Mojeño y Yuracaré, transcrita ahora al castellano para ser compartida con el pueblo boliviano.

efectuarán un Taller de Enología, a cargo del ingeniero enólogo François Thorez, los días 15 y 16 de junio a las 19.00 horas. Informes al teléfono 4525771. Teatro Teatro La Maga presenta la pieza “El último momento”, los días sábado 29 y domingo 30 de mayo, a las 20.00 horas, en el espacio mARTadero (calle 27 de Agosto esquina Ollantay), a donde la entrada tendrá un costo de Bs 20 (adultos) y Bs 10 (estudiantes). Cine En los ciclos “Lunes de Película”, mañana se proyectará la película “El limpiabotas”, de Vittorio de Sica. La función se inicia a las 19.00 horas en la calle Baptista No. 110, casi Heroínas.


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Rock inglés, la superioridad de una especie

El imperio británico salvará al mundo The Drums, The XX, The big Pink, beak>, Pet Shop boys y gran parte de la armada inglesa (además de Panda bear de animal Collective) se estarán presentando en el Festival San Miguel Primavera Sound 2010 de barcelona. La próxima semana “La ramona” les traerá, en exclusiva, una completa crónica del más importante festival de rock del sur europeo. JaViEr roDríGuEz C.

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o es humillante que el mejor fútbol del mundo se practique tan lejos de los que lo inventaron? Podremos discutir que los brasileros juegan mejor (más vistosa, efectiva y trascendentalmente) que los argentinos, pero dudo que alguien se atreva a romper una lanza por el fútbol inglés. O, hablando de su Premier League, consiga ignorar las legiones de extranjeros que son su sangre y alimento. Algo parecido pasa con el rock’n’roll. Si nos ponemos a preguntar cuál es la mejor banda de todos los tiempos, es muy probable que 85% de las respuestas apunten a una banda inglesa. Sin intentar definir lo que es mejor o peor música, un sencillo ejercicio de estadística nos debería dejar claro que el rock más vistoso, efectivo y trascendente (ja!) lo practican los ingleses, y no así sus “inventores” estadounidenses. Por muy difícil que parezca arrebatarle el cetro a Nueva York o San Francisco, Londres es y ha sido uno de esos inevitables vórtices de creatividad artística global; más aún, aunque Brooklyn siga comandando la avanzada del indie rock actual, son bandas inglesas las que han puesto los cimientos de ese desarrollo: desde los obvios Joy Division, New Order, The Jesus & Mary Chain y The Cure hasta los hace poco redescubiertos The Field Mice, Orange Juice, Young Marble Giants o Lush. Ni hablar de la máquina de hype –y legítimo hacedor de tendencias– que es el New Musical Express, capaz de decirnos qué banda hay que escuchar, con un poder todavía superior al del mismísimo Pitchfork. Por tanto hoy, aunque los despojos brit-pop no paren de patalear (Oasis se separa, Blur vuelve, etc. etc.), el Imperio Británico domina el mundo. Si habría que entregarle el trofeo de mejor nueva banda inglesa a alguien, la víctima no podría ser otra que The Drums. Cierto que ese cuarteto, de pop tan lánguido como bailable, nació en Williamsburg, pero su actitud y sonido están indiscutiblemente ligados a la estética Smiths, al parloteo superficial de The Aztec Camera y hasta a una milimétrica imitación del look de los primerísimos Haircut 100.Así, a nadie debería sorprenderle que la NME se deshaga en elogios por ellos (a veces dignos de la groupie más fervorosa) y la banda se consolide globalmente a golpe de hype. Si nos ponemos rigurosos con lo geográfico, el trío londinense de The XX también califica para el premio –considerado su estupendo debut del año pasado–, con un sonido igualmente inglés, por cuanto se mira en The Cure, Cocteau Twins, Durutti Column y el hip hop para construir su identidad. The Big Pink, otra de las sensaciones del año pasado, también se crió en el más puro estilo de la inglesa 4AD, practicando un sonido sedoso, electrónico pero sensual. Lo curioso es cómo estas bandas consiguen hermanar un relativo éxito comercial con la adoración crítica y el favor del tan voluble como testarudo público indie. Un prodigio que echan en falta bandas norteamericanas en su propio país, pero que a veces sí disfrutan cada vez que llegan a “las Islas”. Entonces, ¿cuál es la causa de este fenómeno, por qué han

podido los ingleses integrar la matriz evolutiva del rock como arte en un marco –todo hay que decirlo– comercial? Entre las peculiaridades de la realeza europea (incluida por supuesto la del Reino Unido), nos encontramos con sus facciones y maneras, decididamente poco ordinarias. Y no es una consecuencia de la presumible “sangre azul” de príncipes y majestades, sino que se trata del efecto de docenas de generaciones de hibridación endogámica. ¿Qué quiere decir eso? Como la realeza sólo podía casarse con la realeza, las posibilidades de estar procreando con tu prima segunda eran escalofriantemente reales. De ahí que hoy tengamos reyes cabezones, larguiruchos y pálidos, con orejas enormes, calvos, etc. Al rock en Estados Unidos le ha pasado algo similar. No ha conseguido asimilar en su genoma la evolución de esta forma de arte y han sido rupturas generacionales pronunciadas las que lo han venido empujando hacia el futuro. Así la generación del boom de Elvis fue sustituida por la surgida tras la British Invation, que sería a su vez desbancada por el tsunami punk, etc. Particularmente después del punk es que se observa el primer “defecto hereditario” en el rock yanqui: el rock de estadios decide dejar de mirar más allá de sus fronteras estéticas y comienza a reproducirse endogámicamente. El resultado lo conocemos todos. Los hijos con cola de lagarto y desordenes cromosómicos llevan el nombre de Aerosmith, Bon Jovi, Stone Temple Pilots, Creed, Everclear, etc. Independientemente del maquillaje estilístico, todas esas bandas son variaciones del agotado rock de estadios, una derivación del viejo hard rock que ha llevado al rock mainstream estadounidense a la ruinosa situación que atraviesa hoy. En el Reino Unido, en cambio, pasaba todo lo contrario, y a la incorporación de cada nueva variante rockera surgida a uno u otro lado del atlántico, se le suman mutaciones “locales” como el northern soul, twee pop, shoegaze, etc. Si bien es cierto que el rock inglés tiene su enorme parcela de héroes olvidados o no totalmente integrados a la matriz mainstream dominante (Kevin Ayers, Throbbing Gristle, etc.), una mirada a los “peces gordos” del rock inglés debería revelarnos la naturaleza rizomática de su manifestación rockera. Las bandas de éxito actual no son clones de U2, Coldplay o Radiohead;

ni siquiera se parecen entre sí (Florence and the Machine, Keane, Kasabian, Artic Monkeys, The Libertines, Gorillaz, The Horrors e incluso Kings of Leon –americanos cebados para el mercado brit– tienen poco o nada en común). Todas, seguro, han tomado elementos de esa institucionalizada ética artística llamada brit-pop (el equivalente inglés al rock alternativo), pero también ha sabido incorporar en su lenguaje las exploraciones electrónicas (con Gary Numan de comandante), el post-punk (Wire, The Fall, Gang of Four, etc.) y hasta del longevo electro-kitsch de Pet Shop Boys. Hasta inventos puramente ingleses como el trip-hop, se regocijan en la deformación y expansión de sus articulaciones originales; vaya de prueba lo que hizo Geoff Barrow con su reciente proyecto Beak>, con el que el “gurú trip-hop” se adentraba en terrenos cuasi post-rock, con un registro más crudo, que cambiaba el aterciopelado toque ambient por un dejo cuasi Velvet Undergroundesco (¡Carburando a potencia Motorik Beat!). Así, cuesta imaginar que al rock inglés le vaya a nacer un hijo jorobado, pues hasta lo más mainstream de su catálogo reviste algún elemento innovador, mientras en Estados Unidos lamentan que cada generación se acerque más y más a los personajes de Todd Browning. O de David Lynch. Aunque es cierto que la banda artísticamente más influyente de nuestros tiempos es Animal Collective, la importancia cuantitativa y cualitativa de una Inglaterra que exporta hasta 200 grupos al año (¡Con apoyo estatal!), no puede ignorarse. No hay que olvidar, claro que estamos hablando de una aparente ventaja en lo que a rock “comercial” se refiere, por mucho entrecruzamiento indie que se termine dando. Es igualmente ejemplar la capacidad desarrollada por los ingleses para promover un discurso artístico que integra las aspiraciones populares con los “gustos adquiridos”, que consigue poner sobre un mismo escenario a viejas glorias (¡Vuelve The Pop Group en 2011!) con lo más fresco de nuestros días (o la próxima gran banda, NME dixit). A la espera de las ramificaciones de largo plazo que tendrá el boom indie que experimentamos desde hace cinco años, Inglaterra ya ha dado el primer paso hacia la construcción de una cultura rock sostenible y (en apariencia) perdurable. Por esto, hoy más que nunca: ¡Rule Britannia!


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