bien alicaído, muy parkinsoniano (le habían administrado Haldol, para tranquilizarlo, mientras esperaban los últimos análisis del fluido espinal). Le pedí de nuevo que dibujase la figura, y esta vez la hizo copiándola sin gracia, correctamente, y un poco más pequeña que el original (la «micrografía» del Haldol), y sin ninguno de los primores y complicaciones, de la animación y la imaginación, de las otras (figura D).
—Ya no veo «cosas» —dijo—. Parecía tan real, parecía tan vivo antes. ¿Todo parecerá muerto con el tratamiento? Los dibujos de pacientes con parkinsonismo, cuando se los