Niebla / Miguel Herrera C.

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Miguel Herrera C.

Opalina Cartonera 3


Miguel Herrera C. Opalina Cartonera 2015 Edición a cargo de Jhon Bacanalés Diseño por Juan Canales Foto de Portada: Berni Parada Impreso en Santiago de Chile por Opalina Cartonera Primera edición

“Colección Poesía Inalámbrica” Contacto autor: skcore157@hotmail.com Este libro se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercialSinDerivadas- 3.0 Unported Se permite la reproducción parcial o total de la obra sin fines de lucro y con autorización previa del autor

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Prólogo

Tocar la mano del padre muerto, entre la niebla. Abrazar a la madre y al chaleco. Las chifladuras de la hermana. Cuadros de un entorno difuminado en la mirada melancólica del caminante que aprehende la realidad en sentimientos puros. Lo que uno espera en poesía. Niebla realza aquello que está presente y no somos capaces de asimilar por el eclipse mediático. La belleza se encuentra en lugares cotidianos. En la locura del transeúnte que se detiene a paso lento, escucha y mira lo que alcanza a descifrarse entre la bruma, en lo espeso del andar. Paso aguantable sólo en vino y palabras, palabras... Miguel en estos poemas revela un pedazo de su país oculto. Un largo y angosto camino geográfico en la huella de sus zapatillas y con banda sonora de mar punky. La puesta de sol vuelve a ser personal. Eso es precisamente lo que destaca de estos versos, la capacidad de encontrarse a sí mismo en la ceguera, niebla. Cómo a través de las siluetas se manifiesta el viaje: nuestro infierno, un cielo impersonal del que somos círculo. La naturaleza y la ciudad molusca se derriten en cargas eléctricas como cuadros a un pincel, desde el ojo a la caeza. Y un cortocircuito de alcohol irriga el cuerpo del lector. …En este momento usted está sentado en una cuneta en Niebla. Frente suyo, en la otra orilla, una nube gruesa se

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acerca, blanca con todo ese resto de color, a ras de suelo, en la copa de los árboles. Luces de un hombre que escapó y se encontró. Poeta que escupió un holograma en el fuerte de la mapu.

Jonathan Araya Díaz

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I

Aspiro niebla y me abrazan ovillos de oveja entrelazados por mi artesana madre. El sol y la lluvia son tan amigos y ambos dan calor, Abrigan. Miro la basura: moluscos. Todo es tan húmedo y provocativo tan húmedo como el amor de pareja. Todo tan fértil que ni el cemento molesta, más bien ayuda. Los policías ríen y todo parece tan lento. Los barcos se mueven como los caracoles en la tierra y la brisa, helada y penetrante como mala madre que dice no te detengas que si lo haces morirás de frío y hambre.

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II

¿Has visto cosa mas fascinante que prender fuego en la casa? ¿O has visto como los dedos de fuego abrigan y abrazan? Sino fuese por las paredes creo que el moho ya se me hubiese trepado por los pies. Si no fuera por el vino las distancias serian el doble y el olvido más largo. Tiembla Chile entero, pero sólo temen los brutos. La marejada les habla a los pescadores y ellos, como buen amante, en silencio sólo obedecen. El vino se derramó como niño haciendo una rabieta, el fuego prende a ratos mientras mi hermana pronuncia cosas que sólo ella entiende. Así pasan los minutos callados en un silencio necesario y bueno. ¿Te fijas que la madera húmeda al fuego parece que fumara? Afuera corre un viento penetrante Y yo escribo un poema al que exculpo con alcohol. 11


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III

Fumar en niebla no se compara a fumar en algún otro lugar. El tabaco, como la vida, se humedece y se torna violentamente amable. El humo espeso no molesta y la voz ronca se afina al tronar del viento. El fuego despierta y se duerme constantemente y el papal humo blanco que huye de todas las chimeneas parece ser el telón de fondo de todos los acuerdos, el espíritu de los muertos que deambula por todos lados obligándote a llevar su ritmo, ese ritmo lento del caminante Sureño.

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IV

He conocido lugares donde he llegado de la mano. Puestas de sol, quizás sean incontables. Pero hoy, frente a ti, inmenso mar el sol se va a dormir, comienza a descansar. Niebla susurra en mí calmas olas del Pacífico y su fuerte parece contradecir al océano exquisito. El sol se va y tu espíritu a mi lado se queda. El sol tiene un amigo, y ya no está, el calor. Atardecer en Niebla. Llorarte a mares es poco frente a este inmenso mar, peroaún así te lloro, mientras me canta al oído como diciendo: calma, ya todo pasará. El día aún no termina, sólo comienza la oscuridad, el cobre del cielo sólo queda en el horizonte, hay tantas palabras que brotan palabras que creía olvidadas al azar. 15


Porque en mĂ­ no cabe misa para recordarte sino tierra para enterrarte y no hay rezo para llorarte sino viento para que tĂş me hables.

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V

Hoy desperté con un sueño en la mano tenía ojos italianos inmensos y tenues, un pelo negro como el crin del caballo y una boca misteriosa que no habla sólo esboza. Lo retuve en mi memoria cuanto fue posible y mi reposo pasó de descanso a engaño. Esos ojos inmensos hicieron salir el sol, pero al igual que tu mirada, en un momento retrocedió. Pasa la mañana y sólo queda el recuerdo el sueño y sus ojos en mis manos descansan mientras brinca el olvido, juega con mi memoria. el día vive por pocas horas y hay que saber administrarlo. Recuerdo haber escrito sobre un papel: ¿y si todo esto fuera un sueño? Lo miré detenidos momentos y lo lancé al fuego con ello se fue mi pregunta, la realidad y el posible sueño. ¿Qué importa si al fin del día he olvidado todo? ¿Qué importa si mi descanso es en vano? Sólo sé que tuve un día con un sueño en la mano.

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VI

Yo me creía en el cielo. pensé que el campo y los ríos eran mi sonrisa y que la distancia del mundo era la distancia que yo tenía con ellos. pura verdad hecha poesía, la distancia me hacía querer más aquello que no quiero jamás. Me miro en un cerro mirando cerros, o arriba de un árbol mirando árboles y el cielo que mira mi cielo, y el mundo que mira mi mundo. No es mi mundo que es tan rotundo: Converso conmigo mientras desespero pero, no hay nadie delante de mí, hablo solo y la soledad es mi mundo te miro tan lejos que te quiero. pero, no es el deseo de hablar el que habla ni mi habla cuando habla. El acertijo de mi voz es tu enemigo y yo, enemigo, me hago amigo. Hablo porque hablo Y digo porque digo Y ni yo me entiendo, y hablo sin fin Y estoy aquí, sin más que mi círculo sincero Y me callo cuando muero Y me muero cuando no quiero Y estoy aquí Sólo para ti 19


Y heme aquí, escribiendo algo que no quiero mostrando el miedo más miedo de los miedos. Y heme aquí, sólo, con mi poema entre los dedos Y mis dedos en frío se vuelven tontos Y yo tonto me pongo tonto Y tonto te digo… La poesía es tan poesía como la poesía digo adiós, Borracho y Poeta, adiós, El adiós de un amigo.

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de Miguel Angel Herrera Castillo se termin贸 de imprimir en el mes de octubre del 2015 en los talleres de editorial Opalina Cartonera www.opalinacartonera.blogspot.com

Tiraje inicial de 32 ejemplares

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Los libros de la editorial opalina cartonera SON OBJETOS DE ARTE COMPLETAMENTE ARTESANALES - fabricados con nuestras patas delanteras todos hechos con dedicaci贸n, delicadeza y amor

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