One Shoot Issue 25 by One Shoot Magazine

Issue 25:

Nathaly Arancibia, Rene Torres Escoto, Jaejin Hwang, Adrian Markis

Revista digital magazine issue: 25 One Shoot

LIBRE ALBEDRIO

LA MONCHIS

NATHALY ARANCIBIA Santiago de Chile, Chile http://nathalaif.tumblr.com https://www.facebook.com/ NathalyArancibiaVergara

RENÉ TORRES ESCOTO Cuernavaca, México www.renetorresescoto.com

JAEJIN HWANG Seul, Corea

ATLANTIDA CRIOLLA

http://cargocollective.com/ jaejinhwang

ADRIÁN MARKIS Buenos Aires, Argentina www.adrianmarkis.com

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NATHALY ARANCIBIA Santiago de Chile, Chile

LIBRE ALBEDRIO www.renetorresescoto.com http://nathalaif.tumblr.com https://www.facebook.com/NathalyArancibiaVergara

La fotografía comenzó a ser parte de mi vida, desde el momento que sentí la necesidad de transmitir vida, y para eso encontré que la mujer al desnudo en conexión con la naturaleza, creaban el complemento perfecto para lograrlo. Comencé a trabajar con la idea de crear un colectivo de mujeres dispuestas a experimentar algo nuevo, único y real, que transciendan en el tiempo y les de las herramientas necesarias para continuar su camino de forma consciente de quiénes son y cuanto valen. Tengo como finalidad capturar: esencia, belleza, pudor, vergüenza, vida, hermosura, desplante, locura, timidez, sutileza, pena, alegría, orgullo y todo lo que una mujer logra demostrar en su plenitud de ¡LIBERTAD! Lograr que cada mujer piense, crea y sienta: La creencia en el amor propio, ser libremente capaz de elegir y tomar las decisiones necesarias para ser feliz. Que vuelvan a su canal de origen, conectando su alma con la naturaleza, sintiendo sus fértiles cuerpos sabios y puros llenos de momentos únicos en plena confianza al desnudo. Lograr un complemento femenino que, sin ser sólo alimento para los sentidos, se vuelva nutriente para nuestro espíritu El vínculo de confianza que se creó en cada encuentro nos hizo vibrar y dejarnos llevar por el viento y la luminosidad del sol ante nuestros ojos. Siendo cada una dueña de sus decisiones, eligieron un lugar donde sentirse cómoda era lo esencial. Disfrutamos y compartimos vernos desnudas, donde lo físico pasó a un plano desconocido y nos reconocimos como templos sagrados y almas libres. Gracias Madre Tierra.

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Si eres fotografo y quieres publicarte con nosotros manda tus propuestas a oneshoot@rincon11studio.com Si quieres anunciarte oneshoot@rincon11studio.com

RENÉ TORRES ESCOTO Cuernavaca, México

LA MONCHIS

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Después de enterarse de que estaba embarazada, el único apoyo que su novio le ofreció fue conseguirle trabajo en el bar de su mamá. Desesperada decidió dejar la casa de sus padres en el campo para vivir en un pueblo dedicado a los ingenios de azúcar y a la prostitución. Sin embargo la Monchis no tardó en sentirse cómoda desnudándose en el escenario, aceptando bebidas por parte de los clientes, acostándose con ellos, y recibir dinero por eso. Descubrió una especie de afición a ganar la competencia por ser la chica más codiciada a pesar de no ser la más joven, ni la mas guapa. Sus clientes, trabajadores de ingenios de azúcar y narcotraficantes de bajo rango, llegan al bar preguntando por ella, si está ocupada escogen a otra chica y en la primer oportunidad convencen a La Monchis de fugarse con ellos unos minutos. Cuando le pregunté el porqué de su éxito, le brillaron los ojos, sonrió y me dijo “es un secreto”. La Monchis se siente afortunada de tener un trabajo con el cual puede mantener a su hija, ahorrar un poco de dinero, comprar ropa, hacer amistades y pasar un buen rato, pero al igual que su mejor amiga Jazmín, tiene seguro que dejará todo cuando aparezca el hombre indicado.

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JAJEJIN HWANG SeĂşl, Corea http://cargocollective.com/jaejinhwang https://www.tumblr.com/blog/jaejinhwang

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4. La historia de Villa Lago Epecuén. Villa Lago Epecuén se encuentra a 550 kilómetros al Sudoeste de la Ciudad de Buenos Aires. Epecuén pertenece a la cuenca endorreica del Sistema de Lagunas Encadenadas del Oeste, es la sexta y última de estas lagunas y no tiene salida al mar. Siempre funcionó como una “evaporita”, es decir que las aguas que naturalmente ingresaban a su poco lecho profundo eran por las lluvias y algunos arroyitos y esta agua eran evaporadas por el sol.

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El primer análisis químico de Epecuén se realizó en 1886, comprobando que la salinidad de las aguas era superior a la del mar en proporción de 10 a 1, ya que posee 340 g/L de sales y el mar tiene 32 g/l. Sus cloruros y sulfatos son tan elevados que, mediante procesos fisicoquímicos, producen óptimos resultados en enfermedades reumáticas, de la piel, anemias, diabetes, obesidad, inflamaciones y cicatrizaciones. A principios del siglo XX la laguna comienza a ser renombrada entre los pobladores dada las propiedades curativas del agua y el gobierno comienza a realizar campañas publicitarias ofreciendo terrenos a orillas del lago con el fin de desarrollar el turismo de salud.

El crecimiento se volvió frenético en pocos años. Se realizaron importantes obras, la estación de trenes, una usina eléctrica, se instalan industrias mineras, se construyen hoteles de alta categoría y grandes balnearios. Se crea el primer complejo Hidrotermal de Sudamérica, confiterías, lujosas residencias privadas, una escuela, la iglesia y todos los servicios de un pequeño pueblo. De a poco, comenzó a conformarse lo que sería una gran villa turística.

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Había un problema y este era la laguna en sí misma. Su caudal dependía principalmente del ingreso de las lluvias y éstas no eran constantes en la zona. Históricamente la laguna tenía escasa cantidad de agua y muy poca profundidad. El turismo con una laguna baja era imposible, pues al no estar diluida su masa salina se formaba una costra de 20 cm. que imposibilitaba el baño. Sin embargo entre 1914 y 1919, llovió más del doble de la media de la zona, que en esos años era algo menos de 600 mm., provocando que se duplicara la extensión de la laguna, por ello en 1921 se pudo inaugurar el primer balneario de Epecuén y comenzar una nueva era. En los años 30, la laguna, como hace miles de años atrás, volvería a achicarse y regresaría a su tamaño normal provocando que el turismo desapareciera ante la falta de agua, los hoteleros se sentían defraudados y comenzaron a reclamar por obras públicas que solucionaran le problema, pues todo lo invertido estaba condenado al fracaso si la laguna no era tal. Esta situación de incertidumbre duró 50 años y fue una clara traba para el desarrollo, todo funcionaba si en el transcurso del año llovía; de lo contrario, con la laguna seca, la temporada fracasaba. A principios de los años 70, aparece la solución hídrica construyendo el canal Ameghino, una importante obra pública de mas de 92 kilómetros de extensión, 30 metros de ancho y 2,5 metros de profundidad. Se canalizó el agua de varios arroyos de las zonas de las sierras, conduciendo su caudal hacía la cuenca de las Encadenadas y no hacía el mar como era su destino natural. La laguna aumento de tamaño nuevamente gracias al canal y esto provocó que vuelva el turismo y se reactivarán las inversiones. En los años 70 Epecuén logró posicionarse como la segunda ciudad turística más importante del país, recibiendo 25.000 veraneantes en temporada.

El problema de las escasas lluvias había terminado, dando lugar a uno mayor, el agua empezó a ingresar a la laguna sin obras de control hidráulicas que administrasen correctamente el nuevo caudal de la cuenca. No hubo previsión ni planeamiento de parte de las autoridades de Buenos Aires, se trajo agua a un sistema endorreico sin salida al mar, que es igual a dejar la canilla abierta sin cerrarla y pretender que el balde no rebalse.

ADRIÁN MARKIS Buenos Aires, Aregntina

ATLANTIDA CRIOLLA El agua podía ser eliminada solamente por evaporación o por absorción del suelo. El crecimiento de la laguna fue inmenso, debiéndose proteger a la ciudad construyendo un importante terraplén de 4 metros de altura que amurallaba a toda la ciudad resguardándola de sus propias aguas. Se realizaron algunos sistemas precarios de bombeo y algunas obras públicas que sólo consistieron en agregar más y mas bolsas de tierras y piedras al terraplén. Esto dio un aparente resultado durante algunos años hasta que el 10 de Noviembre de 1985, ante una gran tormenta sudestada que golpeó en toda la región, el precario terraplén cede ante la fuerza de los vientos y las tormentas y deja entrar el agua que en pocas horas destruye todo lo que se había construido en mas de sesenta años de historia Argentina. Villa Lago Epecuén se inunda en más de un 30% en tan solo 48 horas. La altura del agua alcanzó mas de 1,40 mts. provocando la evacuación forzada por el ejército. La ciudad quedó anegada completamente luego de una semana; no hubo victimas fatales. La gente quedó en la ruina; perdió sus trabajos, sus casas, sus raíces. Su historia quedó bajo el agua. Luego de diez años de juicios al estado, el gobierno los indemnizó precariamente. La gran mayoría nunca logró recuperar nada de lo que perdieron y tuvieron que reiniciar los que pudieron toda su vida de nuevo. Se construyeron algunas viviendas estatales para alojar a los damnificados, pero estos ya no tenían trabajo y su situación siguió empeorando. Muchos emigraron a Buenos Aires queriendo olvidar y prefirieron no volver más. Epecuén desapareció por la ineficacia y ambición del hombre. Se podía haber prevenido el desastre, todos lo sabían y ese es el peor remordimiento con que el se condenó a convivir a los ex habitantes de la Villa. Villa Lago Epecuén llegó a contar con mas de 5.000 plazas hoteleras declaradas. En el año 1985 eran alrededor de 250 establecimientos dedicados exclusivamente al turismo que en sus mejores épocas, es decir en los años setenta, sumaban 25.000 personas por temporada estival. Las perdidas económicas fueron enormes: 544 viviendas, 112 hospedajes, 10 restaurantes, 16 hoteles, 50 comercios, 4 lugares bailables, un centro Hidrotermal, el club deportivo Gauchos de Epecuén, la pista de carreras de 1400 mts. de largo, el cementerio, el matadero municipal, 46 calles de pavimento, la Terminal de ómnibus de 600 mts2, el camping con mas de 80 parrillas y un complejo turístico con una pileta de 3.000.000 lts. y 1600 mts2. Epecuén estuvo sumergido por mas de 10 metros durante los años ‘90. En la actualidad al año 2010, las aguas es están retirando cada vez mas de la ciudad, debido a que la zona atraviesa una gran sequía. A la fecha, no hay plan alguno del Gobierno para reconstruir la ciudad, todo es un museo de la destrucción, una Atlántida Argentina. El problema del cementerio aún continúa, la gran mayoría de los cuerpos no se han podido trasladar y continúan sumergidos. Los familiares siguen clamando por una solución, mientras tanto intentan reparar las tumbas del cementerio que hoy se encuentra completamente sin agua. El objetivo de mi trabajo fotográfico es que nos preguntemos si el progreso económico debe estar por encima de la Naturaleza. Si pensamos que lo que estamos haciendo no tiene consecuencias, que la destrucción que genera nuestro sistema de vida consumista no se tendrá que pagar muy caro. Quizás Epecuén sea una advertencia para el planeta, comprobable 100 %, real y concreta, a la vista de todos, un caso testigo para el mundo, una enseñanza para que todos nosotros aprendamos a respetar y cuidar nuestra casa azul. Adrián Markis

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¨La naturaleza nos pone a prueba con crueldad, sin anestesia¨ Roberto Hugo Laspiur (2005) ¨Cien días en la inundación de Epecuén¨.

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Algunos criticaban el mal ejemplo y le gritaban ¨perdedor al facha Fiorenza que tenía una bailanta en la calle de circunvalación al lago, el viernes, dos días antes del desastre ya cargaba todos sus muebles. Otros empezaban a sacar a cortafierro puertas, ventanas y techos.

Roberto Hugo Laspiur (2005) ¨Cien días en la inundación de Epecuén¨.

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Domingo 10 de noviembre de 1985, ¨Parecía un día normal, abrí el amplio ventanal y entro el sol con toda intensidad, el verde césped, los arbustos florecidos y el infaltable picaflor que me visitaba todos los días¨.

A la mañana siguiente, en su segundo viaje, en el restaurante ¨Hola que tal uno de los dueños, Nano Weiss, protestaba contra sus hermanas que cargaban el acoplado del camión con todo lo que pudiera entrar¨. Nano gritaba ¨Están todos locos... si no se va a inundar¨ unos días después sacaba desesperadamente hasta las chapas de los techos.

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¨Aquí hay gente que se va a quedar en la calle, gente que ahora se encuentra c que no tiene nada, pero no tiene nada no por siete días como en los otros pu blos inundados sino que no tiene nada de aquí para adelante y quizá de por vida

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Roberto Hugo Laspiur (2005) ¨Cien días en la inundación de Epecuén¨.

con María de Francisco siempre pensó que no había nada peor que un incendio. Eso fue hasue- ta el 10 de noviembre de 1985, el día que el agua venció el terraplén e inundó el pueblo. a¨. Cuatro días después todo el lugar ya había sido evacuado. La señora (de 73 años) y su marido tenían una mercería y tienda de ramos generales que estaba sobre la calle Mitre, la principal de Villa Epecuén. Sólo salvaron algunas cosas y se mudaron a Carhué. Con la indemnización que les dio la provincia, dicen que compraron una casa cinco veces más chica y de menos calidad que la que tenían.

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Según cuentan los memoriosos, nadie imaginaba lo que iba a pasar. “Por más que veíamos que día a día elevaban la altura de la defensa éramos unos ingenuos; vivíamos en el limbo”, recuerda doña María. Ricardo Zappia, de 46 años, era dueño de un hotel, junto con sus padres y sus hermanos. “¿Si era lindo? Para mí era hermoso”, dice.

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Aquel día que la defensa quedó superada, su papá y su mamá tomaban mate en la cocina. De pronto, los invadió medio metro de agua. Aunque algunos vecinos alcanzaron a salvar hasta los sanitarios y puertas y ventanas, ellos perdieron todo.”Nos ofrecieron 100 mil australes de indemnización y había una inflación tremenda.

Lo rechazamos y aún estamos en juicio”, comenta el hombre. De dueño de un hotel pasó a empleado de una pinturería de Carhué.

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Algunos creíamos que no iba a llegar a lo que llegó, en mi caso, el agua la teníamos a 100 mts. estaba en una parte alta... a mi me aseguraron que el agua no iba a llegar ahí y sin embargo en el transcurso de 30 días mi hospedaje empezó a crecer y en otros 30 días más yo tenía el agua a dos metros de altura, quise sacar algunas cosas y después dejé todo... Saqué lo que eran muebles pero dejé las ventanas, todo por que hay partes emocionales que eso también a algunos habría que decírselo y sepan lo que es el sacrificio de una persona, perdóneme pero es así.. Yo llevé los 6 chicos que trabajaban conmigo a sacar los marcos de todo, era todo nuevo, y cuándo empezaron arrancar... les dije ¨Muchachos paremos¨, y fuimos a ayudar a otros hoteleros, pero lo mío no se rompió, no creía que iba a llegar a esto. Los que no teníamos nada y aceptamos la propuesta de la Provincia que nos pagaron el 50 % de la tasación fiscal, agarrábamos eso, por que creíamos que no íbamos agarrar nada, por que acá en este país se dicen las cosas, se prometen y después no se terminan de cumplir, esa historia le queda a uno grabado cuando ver perder todo...

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Carlos Turrión Propietario de Camping en Epecuén y Carhué.

Los árboles (Eucaliptus en su amplia mayoría) han quedado inmóviles para siempre... las intrépidas aguas y la blanca sal los invadió por completo, les quitó su vida, su corteza y hasta la posibilidad de brindar esa frondosa sombra que en las cálidas tardes de la villa, nos permitían guarecernos de intensos y calcinantes rayos solares.

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Hubo muchos gestos solidarios en aquel momento crucial que no debieramos dejar de destacar, como el de José Luis ¨Pucho¨ Barrague, que no titubeó un instante en ayudar, el sábado por la noche, al enterarse de que Epecuén se inundaba, inmediatamente y con su tractor Zanello y un acoplado de tres ejes, con el agua a la altura del motor, ayudó a más de uno a salvar sus muebles, sabía que el salitre iba a destruir para siempre su herramienta de trabajo.

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Ya no existirán más llos ciento cuarenta hoteles y pensiones con capacidad para cinco mil plazas diarias. Ya no más el Hotel Plage, el Victoria, el Rambla, el Parque, el Venecia, Las Delicias, Villa Sauri, Radium, el Edén, el Apolo, ya no más los alfajores de Casa Lopez ni el castillo de la Húngara, ya no más el Bim Bam Bum, el recreo Bender, ni Oaxaca. Ni la escuela N 17, ya no más el centro Hidrotermal, ni el hotel del Ferrocarril Oeste, ni el Hotel Royal con sus ancianos. Ni el Club de Gauchos. Ni la obligada vuelta de todas las noches, ni los corsos, ni los festivales con el malón o las tropillas de un solo pelo.

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Roberto Hugo Laspiur (2005) ¨Cien días en la inundación de Epecuén¨

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Sobre las ruinas de un mundo creado y destruido por una Humanidad materialista, se levantará un nuevo mundo cuyos cimientos serán la experiencia y tendrá por finalidad el ideal de su elevación espiritual. San Juan, El Apocalipsis Me acuerdo de mi mujer que se iban en el tren; con los chicos, de mi viejo que tenía el auto en la cochera y decía que el agua no le iba a llegar a la casa, y el auto no lo quería sacar, pensábamos que nos íbamos y volvíamos a la semana. Hoy tengo un hijo de 24 y uno de 22 años y en 20 años la única vez que anduvieron en tren fue cuado se fueron evacuados de Epecuén, esa es una de las imágenes mas grabadas que me quedo.

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Daniel Bonjour Ex habitante Villa lago Epecuén

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Matadero Municipal Inaugurado el 3 de Diciembre de 1938, fue un emblema de la época, ya sea por la originalidad de sus diseños Art Decó como por la aparición de las nuevas industrias en el ámbito rural, como el faenado a gran escala con un sistema mecanizado, de análisis y de control de sanidad, que hasta el momento había sido muy rudimentario. Es obra del famoso Arquitecto de las pampas, Francisco Salamone, quién también diseñó el palacio municipal de Carhué.

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El funcionamiento del Matadero se prolongó hasta la década del ´80. Incluso se intentó seguir faenando pese a estar rodeado por las aguas.

Yo establezco mi pacto con vosotros: ninguna carne volverá a ser exterminada jamás. Yo pongo mi arco en las nubes como señal del pacto que hago entre yo y la tierra y las aguas no serán más un diluvio para destruir toda carne. La Biblia Génesis 9:11 / 16.

Fotografía de Pablo Novak, 80 años, único habitante en la actualidad de Villa lago Epecuén. ¨Tristeza en aquellos que vimos perderse bajo las aguas el sacrificio de nuestras vidas, las cosas mas queridas y la de las generaciones anteriores¨ Roberto Hugo Laspiur (2005) ¨Cien días en la inundación de Epecuén¨

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Venas de un dios difuso, tos del olvido sobre la mañana. Hebras de ruego gris soñando con la cópula del verde.

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Andrés E. Pierucci

En el medio del llano, un árbol seco su blasfemia alarga; un árbol blanco, roto y mordido de llagas, en el que el viento, vuelto mi desesperación, aúlla y pasa. Gabriela Mistral

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Carhué Auto Club El Carhué Auto Club fue fundado en 1971 para organizar competencias en esta pista que funcionaba desde 1967, aquí, en el camping N.E ¨Insúa¨. En 1974 se le dona el predio y cuatro años después logra el asfaltado de sus 1400 mts., dando un nuevo impulso a la actividad automovilística. Por su parte los campings N. Insúa y P.M Narbaitz poseían 60 y 40 has. respectivamente con todos los servicios indispensables.

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Carhué aún no ha podido reponer sendas pérdidas, que sin duda darían un gran apoyo a la actividad turística.

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Mirta Stoessel y su esposo, Carlos Ruberttone, tenían un complejo residencial con 22 departamentos. Durante 18 años, les fue muy bien, hasta el 10 de noviembre de 1985, cuando las aguas anegaron la mitad de ese pequeño pueblo. La familia de Rubén Besagonill, de 38 años, también tenía un hotel en la villa. Cuando se casó con Adriana, en 1983, se instaló en ese pueblo para abrir el complejo todo el año. Lo hizo hasta 1985. La inundación lo sorprendió en la Villa. La gente obviamente no quería dejar esto, nadie quería aceptar que se podía inundar, estábamos previo a una temporada turística, esperando que con el gran calor del verano se evaporara el agua. Comentaba Roberto Fernández, ex habitante de Epecuén.

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Estancia Vatteone Arturo Vatteone, llegó a Carhué alrededor de 1914 cuando adquiría una fracción de 2500 ha. a Agustina Roca de Marcó y que bautizó “La Fortuna”.

El casco de la estancia fue destruido por la inundación que azotó a Epecuén, y fue en sus mejores momentos un espléndido edificio de hermosas líneas que albergó a sus descendientes desde 1914 hasta finales de 1987.

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Es triste dejar sus pagos Y largarse a tierra ajena LlavĂĄndose la alma llena De tormentos y dolores, Mas nos llevan los rigores Como el pampero a la arena,

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JosĂŠ HernĂĄndez Martin Fierro

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