NUMERO 1

Page 18

CLOSE-UP

La escena me fascina, me conmueve y me siento tan emocionado que, como he dicho antes, me produce escalofríos, como si estuviera viviendo un momento prodigioso y casi mágico. Reconozco que la incomodidad viene después, cuando al analizarla fríamente veo que no hay magia por ningún lado: Tirrell es un personaje en todo momento antipático que no persigue ninguna causa justa, y que cegado por el rencor es capaz de conducir a otros a la muerte; su capataz y sus secuaces son como marionetas manejadas por su jefe a su antojo, hombres que hacen gala de la sumisión más humillante y sin reservas ante un tirano que con unas burdas dotes de psicología (le basta con llamarles “cobardes”) consigue apaciguar cualquier conato de rebelión. Tirrell ni siquiera es un valiente, porque está cegado por su odio, es un temerario que sólo quiere vengarse o morir en el intento… Y a pesar de que veo todo esto, a pesar de que no veo el hechizo y la fascinación por ningún lado, no puedo dejar de sentirlos cada vez que contemplo la escena. La habilidad con la que un viejo amargado manipula y obliga a sus hombres a obedecerle me maravilla y a la vez me disgusta, y es esa mezcla absurda la que inevitablemente me desazona y me hace sentir incómodo. Pero, siendo sincero, tampoco me preocupa mucho todo esto, y al salir del cine, lo he olvidado con una facilidad pasmosa. Y quizás lo único de la película que durante unos minutos permanece insistentemente en mi memoria sea la música, una música portentosa que es capaz de decir, con unos pocos acordes, que la aventura está a punto de empezar.

OjO de buey

16


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.