OSHO: El Libro De La Mujer

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Capítulo 7

Relacionarse ¿Por qué es tan difícil relacionarse?

PORQUE todavía no eres. Hay un vacío interno y el miedo de que, si te relacionas con alguien, tarde o temprano descubrirán que estás vacío. Por eso parece más seguro mantener una cierta distancia de la gente; al menos puedes fingir que eres. No eres. Aún no has nacido, eres sólo una oportunidad. Todavía no eres una plenitud, y sólo dos personas plenas pueden relacionarse. Relacionarse es una de las cosas más grandes de la vida: relacionarse significa amar, relacionarse significa compartir. Pero antes de poder compartir, debes tener. Y antes de poder amar debes estar lleno de amor, desbordante de amor. Dos semillas no pueden relacionarse, están cerradas. Dos flores sí pueden relacionarse; están abiertas, pueden ofrecerse su fragancia mutuamente, pueden bailar al mismo sol y al mismo viento, pueden tener un diálogo, pueden susurrar. Pero eso no es posible para dos semillas. Las semillas están completamente cerradas, sin ventanas, ¿cómo se van a relacionar? Y esa es la situación. Cuando nace, el hombre es una semilla; puede llegar a ser una flor, puede que no. Todo depende de ti, de lo que hagas contigo mismo; todo depende de si creces o no. Es tu elección, y hay que afrontar la elección a cada momento; cada momento estás en la encrucijada. Millones de personas deciden no crecer. Permanecen como semillas; permanecen como potencial, nunca se hacen realidad. No saben lo que es realizar el propio potencial, no saben lo que es la autorrealización, no saben nada sobre ser. Viven completamente vacíos, mueren completamente vacíos. ¿Cómo van a relacionarse? Será exponerte a ti mismo, tu desnudez, tu fealdad, tu vacío. Parece más seguro mantener una distancia. Incluso los amantes mantienen una distancia; sólo llegan hasta un punto, y permanecen alerta para ver cuándo retroceder. Tienen límites; nunca cruzan los límites, permanecen confinados en sus límites. Sí, hay una especie de relación, pero no es la de relacionarse, sino la de la posesión. El marido posee a la mujer, la mujer posee al marido, los padres poseen a los hijos, y así sucesivamente. Pero poseer no es relacionarse. De hecho, poseer es destruir todas las posibilidades de relacionarse. Si te relacionas, respetas; no puedes poseer. Si te relacionas, hay una gran reverencia. Si te relacionas, te acercas muchísimo, estáis muy, muy cerca, en profunda intimidad, en imbricación. Sin embargo, no interferís en la libertad del otro, que sigue siendo un individuo independiente. La relación es de tipo «yo»-«tú», no «yo»-«eso» superponiéndose, interpenetrándose y, a la vez, en cierto sentido independientes. Khalil Gibran dice: «Sed como dos pilares que sustentan el mismo techo, pero no empecéis a poseer al otro, dejad al otro indepen56


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