VAYA MALA PATA

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En mis veinticinco años que llevo jugando al fútbol había visto infinidad de lesiones, incluso había vivido en mis carnes una lesión bastante fuerte cuando me fracturé el temporal izquierdo por el impacto de un compañero con mi cabeza. Esta lesión me tuvo un año en el dique seco, y lo que es peor, me dejó marcado para los últimos años de fútbol de mi carrera. Hace unos días compañeros del trabajo decidimos reunirnos cada quince días para jugar unos partidos de fútbol 7 en el polideportivo de S. M. de Guía, parecíamos juveniles todos ilusionados por poder calzarnos las botas de nuevo, por una parte para matar el gusanillo y ya de paso practicar un poquito de deporte que siempre es saludable. El primer partido fue un éxito, a pesar de que muchos hacía tiempo que no jugábamos y estábamos fuera de forma. Con empeño e ilusión y mucho agotamiento dimos cuenta de este primer encuentro. No es de extrañar que muchos al día siguiente no pudiéramos ni caminar, y las famosas agujetas aparecieran después de mucho tiempo en nuestro cuerpo. Era normal pues el único deporte que hacíamos la mayoría era estar atrincherados en nuestros sofás haciendo zapping mientras nos tomábamos alguna que otra cerveza, pero bueno esta es otra historia. El compañero que más empeño puso en que volviéramos a jugar fue nuestro portero: Fran. Estaba como un niño pequeño, recuerdo que en este primer partido había estrenado todo el equipaje de portero, y encima nos sorprendió a todos pues demostró unas cualidades en la portería extraordinarias, rápido bajo los palos, reflejos de gato y una motivación para el partido que nos contagió a todos. A la semana siguiente Fran ya nos estaba llamando para disputar otro partido. En todos los grupos siempre hay alguien que suele organizarlo todo, y la insistencia de Fran hizo que nos reuniéramos otra vez para jugar un segundo partido. Y a las siete de la tarde estábamos otra vez allí todos los compañeros para disputar el encuentro. Todo iba con normalidad, pero por desgracia a partir del minuto cinco toda nuestra alegría daría un vuelco de 360º. En un balón dividido sin peligro Fran salió a cubrir la puerta y en ese momento se le quedó enganchada la pierna en el césped y se oyó como un crujido, el que os narra esta historia


se encontraba a escasa distancia de donde ocurrió el percance y oí a Fran decir textualmente “YA ME JODÍ” me acerqué a él y percibí su rostro desencajado, le dije “¿Qué fue un golpe, un esguince?, y él me contestó: “No me partí la pierna”, yo incrédulo le dije: “Eso es imposible”, me acerqué le cogí la pierna, y esa sensación no la olvidaré nunca, su pierna se tambaleaba entre mis manos, al notar como se le iba la pierna aún ahora se me ponen los pelos de punta. Se había fracturado la tibia y peroné el sólo al quedársele la pierna trabada en el césped, no había sido por ningún impacto con otro compañero, y menos mal por que seguro que si hubiera sido así hubiera sido doble dolor, el del lesionado y el del compañero, pues tendría que vivir con el remordimiento de haber lesionado a un compañero fortuitamente. Creo que en ese momento a todos nos recorrió un sudor frío por nuestro cuerpo, pero lo más asombroso de todo fue la entereza y la sangre fría que demostró Fran, en ningún momento se puso con nervios, y a pesar de los dolores que sentía aguantó el tipo de una manera increíble. Enseguida llamamos a la ambulancia y seguimos todas las pautas a llevar a cabo en este tipo de lesiones, recuerdo que no le solté la pierna hasta que llegaron los sanitarios y se la inmovilizaron totalmente. Sin duda esta lesión se debió a una serie de coincidencias y sobre todo a la mala suerte, el césped artificial a pesar de que estaba en buen estado, estaba muy seco, las botas del compañero Fran, quizás tenían los tacos muy altos para la superficie en la que jugábamos y por último el no estar bien físicamente hizo que no realizara el gesto adecuado para evitar esa lesión, pero claro eso son elucubraciones que me hago yo para intentar explicar como es posible que sin ningún tipo de impacto se pudiera fracturar la pierna. Está de más decir que a partir de ese día no hemos vuelto a reunirnos para jugar, se nos quedó a todos una sensación amarga, y creo que de momento seguirá así, a pesar de que sabemos que esto es muy difícil que se vuelva a repetir, pero la gente sigue muy sensibilizada y más adelante quizás olvidemos este mal trago y retomemos estos partidillos que tan bien nos lo pasábamos. Lo importante de todo es que la operación y la recuperación de nuestro compañero va por buen camino que es lo que importa, la narración va ilustrada con unas fotos del compañero Fran durante su convalecencia y de la lesión en sí. Toda esta experiencia vivida creo que me la resumió el mismo Fran el primer día que fui a verlo al hospital, me dijo “VAYA MALA PATA”. Desde Gáldar te deseamos una pronta recuperación. UN ABRAZO FRANCIS


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