Escuela Voz Medicina y Psicología Transpersonal: Puntos de Encuentro Autor: Lorenzo Hughes
“Estoy aquí cantando, el viento me lleva. Sigo las pisadas de aquellos que se fueron. Los del infinito me han hablado. Las pisadas de los que se fueron están aquí” (Lola Kiepja, Chamán Selk´Nam) Introducción El presente escrito constituye el “trabajo final” del proceso de formación en la Escuela Voz Medicina experimentado por el autor a lo largo del año 2014. En éste, se describen algunas características de la formación realizada en dicha Escuela para luego observarlos desde los planteamientos de la Psicología Transpersonal.
Contextualización La Escuela Voz medicina se plantea como “un camino de vuelta” hacia el poder olvidado que hay en la voz como herramienta de transformación en cuanto a su potencialidad para trascender el individualismo y conectarse con la consciencia colectiva, siendo un puente de reconexión y sanación de memorias antiguas que muchas veces bloquean dicha conexión. Ésta deriva de las cosmovisiones nativas de América en donde el conversar, el hablar, el escuchar y el compartir en círculos sagrados se transforman en la medicina que permite ir recordando y reconociéndose en el “ser esencial”. A través de la voz, los propios sonidos, el trabajo corporal y otras herramientas que los facilitadores han integrado en sus propias vidas, se va configurando un puente hacia el reconocimiento de la voz y los sonidos sagrados como dimensiones originarias del ser, desarrollándose la sensibilidad que permite una comunicación más profunda con uno mismo y los demás, el acercamiento hacia los ritmos orgánicos y la creatividad. De esta manera, se realiza un trabajo grupal desde una perspectiva vivencial, en donde el énfasis está puesto en el proceso de descubrimiento y transformación a nivel personal y colectivo de los participantes a través de tres temáticas fundamentales: linajes ancestrales, identidad sagrada y camino sagrado. En cuanto a la Psicología Transpersonal, ésta nace a fines de la década de los 60 a partir del gran movimiento del potencial humano del cual fue pionera la Psicología Humanista, planteando una visión más amplia que la de los humanistas. Los experimentos con técnicas meditativas y las experiencias con psicodélicos abrieron los horizontes de investigación y exploración interior, mostrando posibilidades que trascendían el condicionamiento
individual: vivencias y percepciones de trascendencia, unidad cósmica, identificación con diversos aspectos de la naturaleza o con su totalidad, entre otras, fueron fenómenos desde los que se ponía en cuestión el que cada individuo se hallase separado del resto, lo cual hasta ese entonces era la visión que daba por hecho el paradigma científico de aquellos tiempos. Junto con esto, el acceso a la sabiduría de las tradiciones espirituales de oriente permitió corroborar que todas estas experiencias de trascendencia ya habían sido descritas muchos siglos antes por el Budismo, el Zen y el Taoísmo, por ejemplo. De esta manera, lo transpersonal alude a aquello que se halla más allá (trans) de la persona, del ego o máscara, es decir, el ser en lo esencial, que es lo que existía antes de adquirir las estructuras del condicionamiento e identificarse con ellas. Puntos de Encuentro: Ir hacia la esencia, ser canales y entregar la música en servicio. Uno de los temas principales que se trabaja durante el curso tiene que ver con conectarse con el centro-esencia de sí mismo y desarrollar la existencia desde esa dimensión. Así, a través de diversas prácticas como meditaciones, visualizaciones, escucha receptiva en la naturaleza y la medicina amazónica del rapé, se promueve el que cada uno acceda a ese plano que está “más allá del ego o pequeño yo”, permitiendo que desde ahí fluya la voz de cada cual como manifestación de esa esencia. Dentro de esto, se plantea como clave el cultivo del “silencio interno” y la conexión con la corporalidad, trascendiendo la mente condicionada que está constantemente describiendo y enjuiciando la experiencia de una manera repetitiva y limitada. Esto se condice con lo planteado por la Psicología Transpersonal en cuanto a que “en cada uno de nosotros existe un nivel...practicamente ignorado en su sentido más profundo por todo nuestro sistema cultural: lo que podríamos llamar realmente “divino”, nuestra esencia, ese nivel que en nosotros es y representa el origen mismo” (Celis, 2001) Además, el mismo autor enfatiza la importancia de elegir activamente poner atención al presente y a las claves sensoriales en vez del hábito de brindarle atención durante prácticamente la vida entera a los pensamientos en su forma de monólogos mentales repetitivos. De esta manera, el ser humano tiene la posibilidad de acceder a un estado más amplio de consciencia desde el cual desarrollar su existencia de una manera más armónica, amorosa y saludable. Junto con lo anterior, durante el Curso se fomenta una actitud de servicio hacia el planeta, la naturaleza y todos los seres (humanos y no humanos), siendo la música-voz una herramienta propicia para la sanación. Para esto, es fundamental lo anteriormente dicho respecto al cultivo del “ser canal”, ya que, tal como dice la doctora Elizabeth Kubler-Ross, “El sanador debe actuar como canal, es decir como conducto de una entidad o fuerza sanadora, llámese Dios, Cristo, maestro interno o como se quiera. Para poder convertirse en tal canal, el sanador debe tener absoluta confianza en su poder de sanación, además de fe en que él será capaz de canalizarlo, amor y humildad”.
Sobre la consciencia de interrelación y la práctica de la gratitud. Dentro del curso Voz Medicina desde el primer día en que asistí estuvo presente una apertura hacia el “tejido de la vida”. Habitualmente, antes de comenzar cada sesión se nos invitaba a entrar en un espacio de silencio interior y los facilitadores iban invocando a distintas energías sutiles o “invisibles” tales como maestros, guías, ancestros, direcciones del mundo y elementos de la naturaleza. Junto con esto, fue común realizar ejercicios de conexión con los sonidos y el canto en entornos naturales: a la orilla del mar, montañas, cerros, bosques y ríos. En ellos se nos invitaba a conectarnos con la naturaleza, a “escuchar su voz” y desde ese sentir interior dejar que emergiera el canto. En relación a esto, la Psicología Transpersonal conjetura la posibilidad de que la consciencia no sea sólo un atributo humano, o aún sólo de los seres vivos, sino un atributo inherente al Universo, afirmación sustentada en una revisión de las religiones comparadas y en los hallazgos de las investigaciones en estados no ordinarios de consciencia. De esta manera, se concibe al ser humano como parte de una amplia red ecológica que comprende a todo el Universo, entendiendo que el individuo ocupa un lugar en el cosmos siendo miembro de sistemas humanos sucesivamente mayores (familia, comunidad, nación, especie) que son a su vez subsistemas del reino animal, el cual a su vez se halla en interrelación con el reino vegetal, mineral, con el agua y los gases del planeta, constituyendo en conjunto la biósfera del planeta tierra que está dentro del sistema solar ubicado en una de las galaxias de la vía láctea. Más aún, esta interrelación resulta ser a un mismo tiempo, aunque en distintos niveles, física, química, biológica, social y espiritual: todo está unido con todo: somos parte del Todo: Todo es Uno. (Cerda, M., 2012) Otro aspecto que también se enfatizó durante el curso tiene que ver con la “práctica de la gratitud”. Habitualmente, en los distintos momentos compartidos tales como al principio de una actividad, al compartir la comida y al finalizar una jornada, se daban gracias por la oportunidad de estar ahí, de estar vivos, de estar juntos como grupo, etc., lo cual creo que contribuyó a ir cultivando una consciencia de estar agradecidos por detalles de la vida que desde el condicionamiento habitual no somos capaces de ver. Al mismo tiempo, esto fue favoreciendo una apertura y contacto con la bondad incondicional de la vida. En este sentido, desde la Psicología Transpersonal se sabe que uno de los condicionamientos de la mente tiene que ver con estar constantemente enjuiciando, criticando y en disconformidad con lo que hay en el presente, percibiendo “la mitad del vaso vacío en vez de la mitad del vaso lleno”. De esta manera, se plantea como un punto importante para el trabajo de expansión del ser humano el “revertir nuestro patrón de queja y comenzar a agradecer por lo que tenemos. La gratitud es sin duda un motor sorprendente en su efecto: con sólo agradecer cotidianamente aquellas cosas que normalmente damos por sentadas en nuestra vida...el corazón se abre y el mundo se ve diferente. (Celis, A., 2003)
Sobre las “prácticas sagradas” para la vida cotidiana. Desde un principio, durante el curso se fomentó la práctica de diferentes técnicas de trabajo corporal, purificación y meditación, de manera de que cada uno de los integrantes las fueran integrando a su vida cotidiana. De esta manera, dentro de las mismas sesiones realizamos varias prácticas que luego podían ser replicadas por cada uno, recibiendo la guía e instrucciones claras y detalladas, al mismo tiempo que el apoyo y seguimiento constante por parte de los facilitadores respecto a los descubrimientos que cada cual iba experimentando al aplicarlas. Dentro de éstas encontramos los ejercicios con la energía kundalini, la recapitulación, la limpia de hígado y algunas recomendaciones respecto a la alimentación cotidiana. Dichas prácticas siempre fueron dispuestas a modo de invitaciones y sugerencias hacia quienes estábamos en el curso, respetándose la libertad y los ritmos de cada uno en cuanto a querer o no experimentarlas. En relación a esto, uno de los principios planteados en la Psicología Transpersonal tiene que ver con la posibilidad de integrar prácticas espirituales a la vida cotidiana, entendiendo por éstas a técnicas que permiten ampliar la consciencia. Esto se comprende dentro de la complejidad de la vida moderna en que se suele vivir en un constante estado de inquietud e impaciencia, buscando nuevos estímulos para satisfacer una serie de necesidades ficticias. De esta manera, desde lo transpersonal se promueve el ejercicio de una disciplina no coactiva referida al desarrollo personal y espiritual que puede involucrar por ejemplo el realizar la misma práctica por un período largo, fortaleciendo la paciencia y la perseverancia. (Cerda, M., 2012) Sobre la actitud y el rol de los facilitadores. Dentro de los puntos de encuentro entre el curso Voz Medicina y la Psicología Transpersonal, el que aquí se menciona es, a mi juicio, uno de los más relevantes. Esto porque la práctica de dicha disciplina, y en particular, de la psicoterapia, desde esta perspectiva tiene que ver mucho más con la transmisión de una actitud que con las técnicas que se emplean, y en este sentido, los facilitadores del curso han tenido una actitud que pudiera llamársele “transpersonal”, la cual se condice con su modo de sentir, ver y vivir la vida. En gran parte, han sido modelos de una actitud amorosa y aceptadora de la vida, poniendo como centro la búsqueda de la consciencia y del amor en cada proceso vivido, promoviendo el desarrollo de las capacidades humanas que apuntan al bienestar, trascendencia de las limitaciones del ego y del desarrollo evolutivo espiritual, sin negar los aspectos del ego que al mismo tiempo existen en cada uno y que nos generan sufrimiento. En ellos ha primado una actitud compasiva y empática hacia los otros, calidez, aceptación positiva incondicional y una profunda autenticidad, lo cual ha promovido encuentros humanos más allá de las barreras habituales producto de las convenciones sociales y del ego o identidad común. En este sentido, de alguna manera se ha apuntado hacia una “comunión espiritual” como la posibilidad de unirse desde un plano superior con los otros y con toda la humanidad. (Cerda, M., 2012)
Comentarios Finales. Los puntos anteriormente expuestos son solamente algunos puentes que el autor fue conectando entre el curso de Voz Medicina del cual participó y ciertas bases de la Psicología Transpersonal. En este sentido, creo que el presente trabajo puede ser una contribución a modo de “traducción de lenguajes”, entre lo que se ha realizado en el curso y la disciplina descrita, viéndose que son, desde mi perspectiva, muchos más los puntos de encuentro que de desencuentros entre ambos. Al mismo tiempo, este breve escrito deja abierta la puerta para seguir explorando con mayor profundidad estos y otros paralelos que puedan ir apareciendo en el futuro. Siento que queda para una próxima investigación la pregunta sobre los aportes que podrían tener algunos elementos del curso de Voz Medicina a la Psicoterapia Transpersonal, lo cual a primera vista intuyo que son bastantes y creo que permitirían enriquecer un proceso de psicoterapia. "Todos los mundos son uno sólo todo está hecho de lo mismo: los dioses, los espíritus, las estrellas, las plantas, las piedras y las gentes. Todo cambia y se mueve pero no se muere; nuestro espíritu es como un árbol: nace, crece, florece y da semillas. Nunca terminamos de vivir porque sólo cambia la cáscara de la semilla" (Yerpun)
Referencias Bibliográficas
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Celis, A. (2001): “Lo natural, lo auténtico y lo espontáneo”, artículo publicado en revista Uno Mismo N°137, Santiago de Chile.
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Celis, A. (2003): “La dimensión espiritual en la vida cotidiana”, artículo publicado en revista Uno Mismo N°157, Santiago de Chile.
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Cerda, M. (2012): “Psicología humanista y psicología transpersonal: similitudes y diferencias”, Capítulo 1 del libro “Cielo azulado. Psicoterapia y psicología humanista y transpersonal”, Cerda, M. (Ed.), Editorial Universidad de La Serena, Chile.
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Chapman, A. (2005): “Fin de un mundo. Los selk´nam de tierra del fuego”, Editorial Pehuén,
Santiago de Chile. •
Escuela Voz Medicina (2014): “Textos Módulos I y II, Afinación Interna y Recalibración”, No Publicado, Chile.
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Hughes, L. (2014): Apuntes de clases Curso Formación Canales de Canto Sagrado Escuela Voz Medicina, No Publicado, Con-Con, Chile.
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Kubler-Ross, E. (1989): “Los cuatro pilares de la sanación”, en libro “La nueva Salud”, Calson, R. y Shield, B. (Ed.), Editorial Kairós, Barcelona.
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Mora, Z. (1992): “Yerpun. El libro sagrado de la tierra del sur”, Editorial Kushe, Temuco, Chile.