mus-A 12 "La comunicación y el Museo"

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El lenguaje corporal puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso en la mayoría de las exposiciones verbales.

y los criterios estéticos personales, que tienen como objetivo la definición del estilo de un personaje concreto. Una anécdota sobre cómo evolucionan los criterios estéticos la tenemos en el uso del sombrero masculino. Hasta la primera mitad del siglo XX el sombrero era el complemento ineludible de cualquier hombre considerado bien vestido, junto con el traje, la camisa y la corbata; una norma no escrita que se rompió cuando el día de su toma de posesión como presidente de los Estados Unidos, en 1961, John F. Kennedy prescindió del sombrero, imponiendo una nueva pauta estética como imagen del hombre elegante aunque moderno. Hoy día estamos viviendo una situación muy similar con la corbata masculina, que empieza a ser prescindible ya en muchos contextos. Si el cuerpo es nuestro instrumento debemos intentar que su aspecto exterior sea el adecuado en cada escenario y cada situación concreta para conseguir los objetivos de comunicación que nos hayamos marcado, por ello es una buena estrategia dedicar un tiempo mínimo a diseñar la que será nuestra imagen exterior en función de las distintas variables de comunicación en las que vayamos a hablar: espacio físico del discurso, tipo de auditorio, tipo de discurso, condicionantes sociales y culturales. Es imposible establecer una fórmula mágica de cómo tiene que ser la imagen del hombre o de la mujer a la hora de hablar en público porque no hay dos situaciones de comunicación idénticas, aunque sí hay algunas recomendaciones que podemos seguir: – En el caso masculino, si la situación de comunicación es formal, el traje y la camisa confieren seriedad y seguridad en uno mismo y hay que evitar las camisas de rayas finas o de cuadrados pequeños ya que provocan el efecto moiré ante las cámaras de televisión. Si la presentación es distendida podemos relajar el atuendo, pero no se recomienda nunca utilizar zapatillas deportivas. – En el caso femenino, la moda es infinita, de ahí que se recomiende utilizar colores lisos, nunca estampados, para conferir seriedad, y colores intensos, como el rojo o el azul, para denotar seguridad. Los complementos y joyas deben ser discretos para no distraer la atención del público y el maquillaje natural para trasmitir sinceridad. Si se trata de una comunicación ante televisión, en un formato que vaya más allá de la rueda de prensa, hay que tener en cuenta detalles como llevar una prenda que facilite la colocación del llamado “micrófono de corbata”. La mirada al auditorio La importancia del contacto visual con el auditorio a veces está subestimada en la presentación oral de un discurso. El efecto de contacto visual debe perseguirse siempre puesto que constituye la situación comunicativa más eficaz de todas las posibles. La mirada debe mantenerse directa y sin variaciones, nuestro rostro debe expresar una actitud tranquila y segura. Debemos alternar la mirada sobre el auditorio posando nuestra vista sobre personas diferentes del público, evitando fijarnos exclusivamente en un personaje concreto, ya que con ello conseguiríamos incomodarnos y perderíamos el control sobre el resto del auditorio. Se trata de hacer partícipes a todos los presentes con nuestra mirada. Podemos apoyar visualmente nuestra mirada en los papeles de estructuración de nuestro discurso como fórmula para descansar la vista, para ejecutar una pausa o para tomar fuerza antes de remarcar un elemento importante de nuestro discurso. Si casualmente desviamos nuestra vista de una manera brusca sobre un objeto o elemento en movimiento sólo conseguiremos distraer la atención del auditorio que, de manera instintiva, girará su cabeza hacia el punto de atención que nos atrajo a nosotros.


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