No te escuchan… ¡Papaaaaaaa!
Pero nada. Las voces nuestras se perdían paulatinamente. La lancha se alejaba sin remedio...
Qué manera de buscar tiene la gente! ¿Es que creen que me van a encontrar ahogado y flotando en medio del lago?
¡Están paseando felices por el lago y ni se acuerdan de mí! Quizás vuelvan en un rato más…
Llamemos todos al mismo tiempo… quizás nos oigan.
Quizás funcione…
La lancha se perdió para siempre y yo me trepé en un árbol para verla hasta el último...
Vi hasta las olitas que dejaba atrás y creo que algunas gotas me salpicaron, porque tenía borrones en los ojos y como romadizo interior.