Karl Marx - El capital II

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El Capital, tomo II

Karl Marx

Smith dice, en el libro II, cap. 2 de su obra: “La circulación en cualquier país debe considerarse dividida en dos ramas: la que tiene lugar entre los mismos comerciantes, y la que se efectúa entre negociantes y consumidores. Aunque las mismas piezas de moneda, bien sean de papel o de metal, pueden emplearse unas veces en una circulación, y otras en otra, como ambas están al mismo tiempo en movimiento, cada una requiere una cierta cantidad de una y otra especie para llevarse a efecto. El valor de los bienes que circulan entre negociantes, nunca puede exceder del valor de los que circulan entre negociantes y consumidores, puesto que cuanto compran los comerciantes no tiene otro destino sino la venta a los consumidores. Como la circulación entre negociantes afecta a las compras al por mayor, requiere generalmente una suma mayor para cada transacción particular; por el contrario, la que versa entre negociantes y consumidores, por tener lugar al por menor, necesita sumas más pequeñas, basta el punto de que a veces basta un chelín, y aun medio penique. Sin embargo, estas pequeñas cantidades circulan con mayor velocidad que las mayores. Por consiguiente, aunque el valor de lo que anualmente compran los consumidores es casi siempre igual al de las compras anuales que efectúan los negociantes, se realizan, no obstante, con menores sumas de dinero que las de éstos.” A propósito de este pasaje de Adam Smith, observa Th. Tooke (An Inquiry into the Currence Principle, Londres 1844, pp. 34–36 ss.): “No puede caber la menor duda de que esta distinción que aquí se establece es exacta, en cuanto al fondo del asunto... El intercambio entre comerciantes y consumidores incluye también el pago de salarios, que constituye el ingreso principal (the principal means) de los consumidores... Todas las operaciones hechas de comerciante a comerciante, es decir, todas las ventas del productor o importador, pasando por todos los grados de los procesos intermedios de la manufactura, etc., hasta llegar al comerciante al por menor o al exportador, pueden reducirse a movimientos de transferencia del capital. Pero las transferencias de capital no presuponen necesariamente ni llevan realmente aparejado, en la gran mayoría de las operaciones, un traspaso efectivo de billetes de banco o de monedas nos referimos a un traspaso material, no a un traspaso ficticio– en el momento mismo de realizarse... El importe global de los cambios realizados por los comerciantes entre sí tiene que determinarse y delimitarse en última instancia por el importe de Si la afirmación final apareciese desligada del resto del pasaje podría pensarse que Tooke se limitaba a consignar la existencia de una relación entre los cambios efectuados por los comerciantes entre sí y los realizados entre comerciante y consumidor o, para decirlo en otras palabras, una relación entre el valor de la renta global anual y el valor del capital con que se produce. Pero no es así. Tooke abraza expresamente la concepción de Adam Smith. Huelga, por tanto, detenerse a 2. Todo capitalista industrial, al comenzar sus negocios, lanza de una vez a la circulación el dinero necesario para todo su capital fijo, que sólo va sustrayendo gradualmente de ella a lo largo de una serie de años, mediante la venta de su producto anual. Empieza, por tanto lanzando a la circulación más dinero del que retira de ella. Este fenómeno se repite siempre que es necesario renovar en especie el capital total; se repite todos los años con respecto a un determinado número de empresas cuyo capital fijo ha de renovarse en especie; se repite fragmentariamente en todos los casos de reparación, de renovación puramente fragmentaria del capital fijo. Por consiguiente, si por una parte se retira de la circulación más dinero del que se lanza a ella, por otra parte ocurre a la inversa. En todas las ramas industriales cuyo período de producción (que se considera distinto del período de trabajo) abarca largo tiempo, los productores capitalistas lanzan constantemente a la circulación durante él cantidades de dinero destinadas en parte a pagar la fuerza de trabajo empleada y en parte a comprar los medios de producción necesarios; de este modo, sustraen al mercado de mercancías, directamente, una cantidad de medios de producción, así como también una cantidad de medios de consumo, en parte indirectamente, a través de los obreros que invierten su salario, y en parte directamente, por medio de los propios capitalistas, que no suspenden en modo alguno su consumo, sin que estos capitalistas lancen por el momento al mercado, simultáneamente, un equivalente en mercancías. Durante este pe dinero puesto en circulación por ellos, sirve para realizar el valor de las mercancías, incluyendo la plusvalía encerrada en él. Este aspecto es muy importante, dentro de la producción capitalista ya desarrollada, en empresas a largo plazo organizadas en forma de sociedades anónimas, etc., tales como la construcción de ferrocarriles, de canales y de puertos, de grandes edificios urbanos, de buques metálicos, el drenaje de tierras en gran escala, etc. 3. Mientras que los otros capitalistas, prescindiendo de las inversiones en capital fijo, retiran más dinero de la circulación del que lanzan a ella mediante la compra de la fuerza de trabajo y de los elementos del capital circulante, los capitalistas productores de oro y plata, si se prescinde de la cantidad de metal precioso que sirve de materia prima, sólo lanzan dinero a la circulación y sólo retiran de ella mercancías. 4. Por una parte, es cierto que circulan toda clase de mercancías que no se producen durante el año, tales como fincas, casas etc., y además productos cuyo período de producción dura más de un año ganado, madera, vino, etc. Con respecto a estos y otros fenómenos, es importante tener presente que aparte de la suma de dinero necesaria para la circulación inmediata, hay siempre una determinada cantidad que se encuentra en estado latente, no en funciones, pero


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