Karl Marx - El capital II

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El Capital, tomo II

Karl Marx

capital fijo. Un buey, considerado como ganado de labor, es capital fijo. Si se le mata para comerlo, ya no actúa como medio de trabajo y deja de ser, por tanto, capital fijo. El destino que da a una parte del valor–capital invertido en medios de producción el carácter de capital fijo estriba exclusivamente en el modo peculiar como circula este valor. Esta modalidad propia de circulación corresponde a la modalidad propia de transferencia de su valor al producto por parte de estos medios de trabajo o en el modo especial como actúa en cuanto factor creador de valor durante un proceso de producción. Y, a su vez, éste responde al modo especial de funcionar los medios de trabajo en el proceso de éste. Es sabido que el mismo valor de uso que surge como producto de un proceso de trabajo entra en otro proceso de trabajo como medio de producción. Es la función de un producto como medio de trabajo dentro del proceso de producción la que lo convierte en capital fijo. En cambio, no tiene nada de capital fijo si ese producto surge, a su vez, de un proceso de producción. Así por ejemplo, una máquina, considerada como producto o como mercancía del fabricante de maquinaria, forma parte de su capital–mercancías. Sólo se convierte en capital fijo en manos de su comprador, del capitalista que la emplea productivamente. En igualdad de circunstancias, el grado de fijeza de un capital aumenta a medida que aumenta el grado de duración del medio de trabajo. De este grado de duración depende, en efecto, la magnitud de la diferencia entre el valor–capital plasmado en medio de trabajo y la parte de esta magnitud de valor que en los repetidos procesos de trabajo transfiere el producto. Cuanto más lenta sea esta transferencia de valor y los medios de trabajo transfieren valor cada vez que se repite el mismo proceso de trabajo–, mayor será la diferencia entre el capital invertido en el proceso de producción y el capital consumido en él. Una vez que esta diferencia desaparece, el medio de trabajo se agota y, al perder su valor de uso, pierde también su valor. Deja de ser un agente de valor. Y como los medios de trabajo, al igual que todos los demás agentes materiales del capital constante, sólo transfieren valor al producto en la medida en que pierden, con su valor de uso, su valor, es evidente que cuanto más lentamente pierdan su valor de uso, cuanto más tiempo permanezcan funcionando en el proceso de producción, más se prolongará el período en que quede plasmado en él valor capital constante. Si un medio de producción que no constituye un medio de trabajo en sentido Estricto, por ejemplo las materias auxiliares, las materias primas, los artículos a medio fabricar, etc., se comporta con respecto a la transferencia de valor y, por tanto, con respecto al modo de circulación de su valor, como los medios de trabajo, será también agente material, modalidad de existencia del capital fijo. Es lo que ocurre con aquellas mejoras de la tierra a que nos referíamos más arriba y que añaden al suelo ciertos elementos químicos cuyos efectos se extienden a varios años o períodos de producción. En estos casos, una parte del valor sigue existiendo al lado del producto en su forma independiente o en forma de capital fijo, mientras que otra parte de valor se transfiere al producto y circula, por tanto, con él. En tales condiciones, no se transfiere al producto solamente una parte de valor del capital fijo, sino también el valor de uso, la sustancia en que existe esta parte de valor. Prescindiendo del error fundamental –la tergiversación de las categorías del capital fijo y el capital circulante con las categorías del capital constante y el capital variable , la confusión que se advierte en el modo como los economistas vienen definiendo estos conceptos descansa primordialmente en los siguientes puntos:


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