Una perspectiva de desarrollo para Costa Rica

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compromisos más concretos, no han logrado provocar un camino hacia de compromiso práctico (con agenda y cronograma). [169] Si bien con base en la Agenda 21 de la Conferencia de Río, [170] y los compromisos de Copenhague, se ha podido ya trabajar, desgraciadamente, existe una contradicción entre el discurso general y la realidad práctica de los fondos internacionales para la colaboración (especialmente con la actitud de algunos de los principales países desarrollados). Como balance general: la Cumbre de Copenhague [171] demostró que la lucha por el desarrollo humano sostenible dio un primer paso [172] pero, también, que queda muchísimo por hacer. Demostró que no existen todavía consenso y voluntad políticas, o no existe el contexto económico apropiado, para darle a esta tarea el lugar que le corresponde en la etapa de la evolución de nuestro planeta. [173] Hay más indicadores que confirman nuestra percepción, como la cooperación oficial al desarrollo, "Asistencia Oficial para el Desarrollo" (AOD), que ha sido la contribución más estable del Norte hacia el Sur después de la Segunda Guerra Mundial. En los últimos años, ésta ha entrado en una encrucijada y no parecen existir muchos signos de que cambiará en los próximos años. Medida en dólares constantes de 1994, la AOD recibida por los países en desarrollo estuvo en el rango de 54.000 y 61.000 millones durante la década pasada. En el mismo periodo se pasó de un 0.33% a un 0.29% del PIB de los países donantes, el nivel más bajo desde 1973. [174] De hecho el Informe sobre Desarrollo Humano de 1997 consigna un 0,28%. [175] Hay algunas leves señales de recuperación: en 1997, 6 de los 21 donantes aumentaron su AOD (principalmente Canadá y Reino Unido). La disminución se debe en parte a problemas financieros en los países donantes pero sobre todo a un cambio en las prioridades del uso de recursos financieros y a un replanteamiento de la cooperación internacional. [176] Sobre esto último, ya sea debida a las dificultades económicas domésticas en los países del Primer Mundo (creciente competitividad), a los errores y al mal uso de fondos por países receptores o por nuevas filosofías de cooperación, esta reducción es un hecho de mucho significado. [177] ¿Conclusión? Podemos decir que el flujo de capital entre Norte y Sur pasará menos por estos canales oficiales y cada vez más por los directamente privados. Pero los canales privados de capital poseen reglas orientadas por la eficacia de la inversión, es decir, de la ganancia y no por aquellos de solidaridad social internacional. En el escenario mundial, ¿cuál es la consecuencia de este tipo de situaciones? Se vuelve más realista suponer un aumento de la polarización y de la violencia sociales en diferentes partes del planeta, procesos de pauperización sectorial, focalización de la miseria, fraccionamiento y división interna en regiones y países y un deterioro de la calidad de vida para muchas personas. En el largo plazo, tal vez, la colaboración internacional se colocará en un marco más amplio, probablemente más definitivo. Y puede que entonces tenga un impacto social positivo considerable, pero hasta ahora esta transición que vivimos teje demasiadas contradicciones. 162


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