La vida de fe fácil y de gracia | San Mateo 2:1-6

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03 de Septiembre de 2023

PRÉDICA DOMINICAL DEL PASTOR OCK SOO PARK
“La vida de fe fácil y de gracia"

Prédica dominical del pastor Ock Soo Park

¿Cómo están? Leamos la palabra de San Mateo 2:1.

1 Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos,

2 diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.

3 Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él.

4 Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo.

5 Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta:

6 Y tú, Belén, de la tierra de Judá, No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, Que apacentará a mi pueblo Israel.

Hasta ahí hemos leído. En la esquina de Keimyung estaba nuestro salón de culto. Por primera vez, yendo a Daegu, comprando el salón de culto hemos estado tan felices empezando la iglesia. Ahora, bueno, no viene a ser un salón de culto tan bello pero en ese entonces no hay alguien más feliz que nosotros, pensamos. También vendimos luego esa iglesia para poder ir a la iglesia de Seong-il. Nos pidieron 55 mil dólares. Yo fui.

—Nosotros no podemos comprar este salón de culto: no tenemos dinero. –Ellos dijeron:

—Si nosotros, bueno, le damos 40 mil dólares… –Yo le dije:

—Voy a pensar.

En ese entonces yo también era joven. Los ancianos tenían edad.

“La vida de fe fácil y de gracia”

—Ah, entren –me dijeron.

Entramos y nos dieron una taza de café; salí después de tomar una taza de café. De 55 mil yo decidí 5 mil. “Ay, fui engañado”, dije. El hermano que fue conmigo: “Wow, era de 65 mil y el pastor lo bajó hasta 5 mil” pero yo como que me enojé un poquito.

En ese nuevo salón de culto, bueno, era viejo pero hemos estado felices. El tamaño es de este tamaño y los hermanos estaban felices, felices, felices. En realidad allí, con todo el corazón juntaron el dinero para comprar el salón de culto y tener campaña. Rápidamente creció la iglesia; hemos estado agradecidos.

Una vez una hermana con empeño servía al Señor. “Qué bueno”, “Qué preciosa”, dije. Un día ella predicaba, predicaba y ya no podía. Trajo a un joven. Ah, bueno. Le predicamos, recibió la salvación y hoy me fijé que ellos estaban viviendo aquí. “Ah, en ese entonces ocurrió eso”. En fin, no sé cómo el coro supo y cantó la canción “Amor” y fue muy bello. En realidad en la vida de fe no hay algo que nosotros tengamos que hacer. La vida de fe toda por entero simplemente es aceptar toda la obra que Dios ya hizo. A la gente le parece difícil y cansada la vida de fe porque no sabe pero en la vida de fe, en sí, verdaderamente el Señor Jesús por nosotros toda salvación la cumplió; es simplemente recibir eso.

Cuanto más se inmiscuye lo nuestro, nos alejamos de la salvación y cuando se reduce lo que hacemos y cuando crece más la obra de Dios, la gracia aumenta; la gente no sabe bien eso, es engañada por Satanás. Con empeño tiene que orar, habla lenguas, profetiza, piensa que tiene que hacer algo. Nosotros no es que cumplimos algo sino que lo que ya se cumplió, con fe lo aceptamos.

Ustedes todos, no es que con empeño tienen que hacer algo sino que de antemano Dios ya había hecho la obra de que todo ya se se logre para que usted no pueda menos que recibir el perdón del pecado. Todo ya lo cumplió, de antemano lo cumplió, simplemente lo tienen que aceptar pero la gente no sabe.

Durante 50, 60 años no puede obtener el perdón del pecado aunque vaya a la iglesia. Está en medio del conflicto por el pecado: es porque no entiende bien la Biblia. Nosotros cuando leemos, leemos y leemos la Biblia: “Ah, esto es la palabra de Dios”. Estábamos muy agradecidos. En esta ocasión yo había ido a un lugar. Estaba una persona muy amiga y yo la invité a comer. Él me invitó a comer, yo fui y él me compró una como carne de oveja. Éramos 20. No se imaginan cómo era de deliciosa la comida, cómo quiero vivir allí; es tan deliciosa la carne de oveja. Luego, al día siguiente conocíamos a una persona muy amiga y a 30 personas invitamos.

En un restaurante era una fiesta de carne de oveja. ¿Es posible? Hasta ahora quiero comer eso, no se imaginan lo agradecido que me sentía. Por nosotros, ellos habían preparado la carne de oveja, ellos la habían cocinado muy bien y pidieron en el restaurante. Simplemente comimos, disfrutamos y felices hemos estado, luego volvimos. La vida de fe es como comer la carne de oveja a la que nos invitan y salir comiendo nada más. Él nos da su gracia, nos bendice el Señor. En esa realidad simplemente uno tiene que comer y ya. Realmente quería estar largo tiempo allí.

Me encontré con ministros, con rectores, con gente prestigiosa tuve comunión, les prediqué la palabra y era muy, muy feliz. Cuando yo veía, nada se logró porque yo haga bien las cosas sino que Dios todo lo ha cumplido. En esa salvación que ha cumplido yo no me inmiscuí, ni un dedo siquiera. Ah, esa salvación se cumplió, solamente tiene que decir ello; lo que el pastor hace es eso.

Jesús fue crucificado, lavó nuestro pecado: somos santificados, somos justificados, con eso basta. Es simplemente aceptar con fe ello pero hoy en día tenemos que hacer algo, tenemos que cumplir los 10 mandamientos, que desde un comienzo no podemos cumplir, no se puede. Dejando a un lado eso, el Señor Jesús murió en la cruz por nuestro pecado y el castigo por no poder cumplir los 10 mandamientos, ese castigo ya lo pagó. Realmente mediante la sangre de Jesucristo podemos obtener el perdón del pecado e ir al cielo aunque no miremos los 10 mandamientos. La gente no sabe bien y trata de hacer algo.

Me pongo a pensar. Nosotros, hagamos lo que hagamos, ni una pizca de lo que Jesús ha hecho podemos seguir: pagar los diezmos, ofrendar, prestar servicio, ser fiel. El Señor Jesús, que derramó su sangre por nuestro pecado, realmente es nada en comparación a ello. Esa salvación que se logra por nosotros, toda es falsa. ¿Amén?

Esa salvación que perfectamente Jesús logró, en el corazón la tenemos que aceptar. Por nuestro pecado Jesús murió derramando la sangre, murió por nuestro pecado y nuestro pecado ha sido perdonado, entonces con eso basta. Hoy en día muchas iglesias, por no saber esto, dicen: “Debemos ser fieles, debemos cumplir los 10 mandamientos”. No hay nadie que pueda cumplir los 10 mandamientos, ¿verdad que sí?

Sean sinceros. Yo les voy a preguntar: ¿No hay nadie entre ustedes que nunca mintió? ¿Por qué? Habrá. Alce la mano el que nunca mintió. Habrá alguien, sí. ¿No hay ni siquiera uno? Verdaderamente somos así. ¿Cómo es que nosotros podemos decir que cumplimos bien los 10 mandamientos? No podemos cumplir, no podemos perdonar nuestro pecado de por sí. Verdaderamente no hay nadie que no haya cometido nunca mentira.

Si decimos “No mientas”, todos vamos a la destrucción, vamos al infierno. Jesús dice: “No mientas” pero ahora él murió en lugar de nosotros por el castigo de haber mentido.

No es que tenemos que hacer algo sino que lo que Jesús hizo, nosotros en nuestro corazón tenemos que aceptarlo.

Fácilmente hablando: “Tengo hambre. Vamos a comer jajangmyeon en el restaurante”. Nuestros nietos están en Estados Unidos y ellos han venido hace poco por las vacaciones. Llevé a mis nietos al restaurante; en dos ocasiones los llevé. Comieron un plato, no se imaginan lo delicioso que ellos comían. Mi nieto: “Ah, no traje billetes coreanos”. ¿Ellos se preocupan? No, nadie se preocupa, simplemente comen, están felices y salen, con eso basta, ¿verdad que sí? Ah, el abuelito ¿será que habrá llevado al nieto sin llevar dinero? No.

¿Jesús realmente habrá cargado la cruz sin poder llevar el pecado de ustedes? No, perfectamente lo lavó, ahora basta y sobra. No es que algo tenemos que hacer sino que Jesús ha perdonado todo nuestro pecado en la cruz y ha sido castigado, solamente uno lo tiene que aceptar y con un corazón de agradecimiento, conmovido, tendría que alabar al Señor.

Uno trata de cumplir los 10 mandamientos, trata de recibir el perdón, uno trata. Bueno, si nosotros tratamos, Jesucristo no lo hará si lo logramos nosotros. Todo lo que Jesús debe hacer ni una pizca lo ha dejado de hacer, perfectamente lo ha cumplido sobre la cruz.

Por último ¿qué es lo que dijo en la cruz? “Consumado es”, dijo. Para el perdón de nuestro pecado vino, él perdonó nuestro pecado, él recibió el castigo en lugar de nosotros y dice: “Consumado es”; para siempre murió. En ese momento nuestra salvación se logró pero no conociendo aquello después lo conocemos y cuando lo aceptamos en el corazón, eso es la vida de fe.

Yo, después de recibir la salvación, si yo, haciendo algo, puedo obtener el perdón del pecado, tratando, haciendo lo bueno, sin mentir, ah, yo diría: “No puedo, mejor me voy al infierno” pero en la Biblia Dios, enviando a Jesús, hizo que muera en la cruz y en la última

ocasión dijo: “Consumado es”. Había consumado la obra de salvarnos, la obra del perdón de nuestro pecado. Jesús recibió el castigo en la cruz y nos dejó más blancos que la nieve. De antemano hemos sido lavados; eso, simplemente el creerlo viene a ser creer en Jesús. Si uno no puede creer en ello y uno trata de lavar el pecado, eso no es creer en Jesús. Sí, Jesús lavó todo nuestro pecado en la cruz. ¿Amén? Después de creer en ese Dios, Dios está conmigo.

“Ahora en todo lo que me va a llegar, el Señor me va a guiar, el Señor va a manifestarse”. Cuando uno tiene ese corazón no hay nada que tengamos que hacer nosotros. Una vez estaba en la casa de pino en Songu y yo estaba dentro del agua nadando. Pensé: “¿Habré llegado ya?” Estaba en medio del río.

“¿Qué pasa?” Me fijé. Había un arroyo fuerte pero al lado entraba otra corriente y había como un remolino de corrientes y yo estaba rondando dentro del agua. Ah, yo trataba tanto para despojarme. Yo nadaba fuertemente pero era tan fuerte el remolino. Yo no sabía nadar bien, yo no podía ganarle a eso. Varias veces quería despojarme y con solo despojarme yo tendría que salir pero descansaba y trataba, descansaba y trataba pero era fuerte el remolino.

“Ah”, pensé, “ah, así moriré, ahogado en el agua”. Había un bote al lado y yo comencé a gritar: “¡Venga para aquí, venga para aquí!” Los hermanos trajeron el bote. ¿Qué habrá pasado? ¿Yo habré pataleado otra vez? No, simplemente me subí, acabó todo y pasó el bote. En cada temporada hay mucha gente que muere ahogada. Cuando teníamos retiro, teníamos cautela. No ocurría nada de eso y estábamos agradecidos por ello.

Una vez, el misionero que trabajaba en Latinoamérica (estábamos reunidos) se estaba lavando el pie y su zapatilla se iba por la corriente. “Ah, puede que yo me ahogue” y allí se ahogó. Esta persona no sabía nadar; es totalmente una roca. No sabíamos pero una persona que estaba pescando: “¡Alguien se ahogó, alguien se ahogó!”, dijo el hombre.

Estábamos cenando y corrimos. El hermano se estaba ahogando. Un hermano que sabía nadar bien lo sacó. Luego abrió su ojo y dijo: “¿Aquí es el cielo?” Para nada sabía nadar pero cuando rescatamos al que no sabe nadar, sí, pudo ser salvado. Ahora en Sudamérica, en Argentina, él vive y sí, todavía parece que no sabe nadar.

Cuando vivimos en Jesucristo hay tantas cosas que tenemos que hacer: cumplir los mandamientos, pagar los diezmos y ser fieles. Jesús que aparece en la Biblia, ya que yo no puedo perdonar mi propio pecado, la cuestión del perdón del pecado, para ello carga todos nuestros pecados y cuando es crucificado, en ese momento todo el castigo del pecado que nos merecemos él lo recibe. Por último, cuando el Señor se aparta dice: “Consumado es” y dejó de respirar, ¿correcto? ¿Qué cosa? Toda condición para salvarnos por completo la cumplió y falleció, por lo cual por el Señor Jesús, en la cruz, todos nuestros pecados fueron resueltos. Por ejemplo, el pecado de haber mentido, todo, todo pecado acabó en la cruz.

¿Qué es lo que nosotros tenemos que hacer? El Señor Jesucristo fue crucificado y todos nuestros pecados fueron lavados por completo. Esa realidad, conociendo, simplemente tenemos que creer en ello. ¿Amén? Pero hoy en día uno piensa que ahora tiene que confesarse, hablar en lenguas.

Qué simpático. Sea quien fuera, nadie puede confesar todo el pecado que cometió, ¿verdad que sí? Ni se acuerda. Simplemente: “Todo mi pecado creo que usted lo perdona” porque con eso basta, porque todo castigo Jesucristo lo recibió en la cruz y así murió, por lo cual Dios de manera muy fácil lo dejó.

Los nietos en las vacaciones vienen a la casa y en el ascensor alguien puso una carta. Un abuelo llevaba una maleta pesada y nuestros niños se bajaron y llevaron esa maleta hasta la casa de ese abuelo. Este abuelo estaba muy, muy agradecido. “Hoy en día ¿cómo

que hay niños como ellos?” Escribió una carta larga: “Niños de tal casa que vinieron de Estados Unidos llevaron mi maleta”.

Hoy en día, cosas que no podemos ver; son niños tan preciosos. Yo también, escuchando eso, leí la carta; realmente me sentí agradecido. Después de tres días alguien sacó esa carta. Bueno, con dos días todos la habrán visto, por lo cual otra cosa: nuestros niños no son especiales sino que ya que están en Jesucristo, sujetando la maleta, llevando eso, se bajaron del ascensor, ordenaron todo y cuando se fijaron, el abuelo se conmovió en gran manera.

Entonces ¿qué es lo que hizo ese abuelo? Verdaderamente solo le costaba llevar esa maleta pero los niños la llevaron y le llevaron hasta la casa, trasladaron eso y ya, ellos hicieron todo lo que el abuelo debía hacer. Entonces sentía agradecimiento y por no poder expresar el agradecimiento escribió la carta en el ascensor para que todas las personas del apartamento la puedan ver.

Durante tres días se quedó, alguien la sacó y no sé si el padre de niños que no son así la sacó, quién sabe. Verdaderamente debemos creer en Dios. No nos salva porque lo hagamos bien o porque seamos buenos o porque no tengamos pecado sino que hemos cometido un pecado sucio.

Dios desde un comienzo hasta el final, perfectamente si no nos lava, el hombre, sea quien fuera, no puede despojarse del pecado, así somos nosotros los hombres, por lo cual toda la carga del pecado la recibe y toda cuestión acerca del pecado, el Señor Jesús perfectamente la ha resuelto en la cruz.

No hay nada que tengamos que hacer. Nosotros, si hay algo que tengamos que hacer, perfectamente lavó el Señor Jesús nuestro pecado, no hay nada que tengamos que hacer, simplemente con fe tenemos que aceptar en el corazón, es algo muy fácil. “Sí, tenemos que arrepentirnos, confesar, vivir de manera buena”; realmente Satanás ha hecho que el evangelio sea complicado y que sea un problema.

Detalladamente cuando leemos la Biblia, Jesús ya recibió todo castigo de antemano, ya ha sido perdonado el pecado. Por cuanto todos han pecado, han sido destituidos de la gloria del Señor, siendo justificados mediante la gracia del Señor. Hemos sido justos, dice. Ahora, siendo justificados gratuitamente, ya el Señor lo ha hecho así.

Si tenemos que hacer aparte algo, esto que dice “Siendo justificados gratuitamente”, esta palabra en sí no tendría realmente razón, no tendría sentido. Ya lo resuelve en la cruz y el pecado ha sido lavado. Hoy en esta noche, entre ustedes, no habrá nadie que dejó de cometer pecado, todos habrán cometido pecado.

El pecado que cometieron, ustedes no se acuerdan de todo, ustedes no se acuerdan pero Dios todo lo sabe y por todo el pecado de ustedes el Señor Jesús recibió el castigo en la cruz y todo pecado en la cruz fue resuelto; creer en esa verdad es creer en Jesús.

Uno tiene que creer en ello pero trata de lavar su pecado. Si tratamos de lavar nuestro pecado, ¿qué efecto tendría el que el Señor haya muerto por nuestro pecado en la cruz? Jesús ¿por qué razón tendría que morir en la cruz por nuestro pecado? Porque nosotros no podemos. Él, recibiendo el castigo y, en ese momento que murió, perdonó todos nuestros pecados. ¿Amén?

“Yo tengo mucho pecado; él perdonó todos nuestros pecados”. De manera simple, cuando uno acepta eso: “Ah, entonces mi pecado fue perdonado, Jesús recibió el castigo por nosotros, ya no hay pecado, quedé limpio y para siempre nos dejó perfectos, soy limpio”. De esta manera, el creerlo es creer en Jesús pero nosotros, ah, parece que tenemos que hacer algo, parece que tenemos que ser más fieles, eso no tiene nada que ver con el perdón del pecado. Como en el himno dice: Para lavar mi pecado, únicamente la sangre de Jesús. Jesús cuando murió en la cruz derramando la sangre, sea cual fuera el pecado que tengan, sea

cual fuera la maldad que tengan, sea cual fuera el error que tengan, por su sangre el pecado de ustedes ha quedado como blanca nieve.

Jesús por mi pecado, si murió en la cruz, nuestro pecado ha sido lavado, hemos quedado limpios, hemos sido santos. Creer de esta manera es creer en Jesús, por lo cual nosotros, verdaderamente, no lo hagamos con nuestro pensamiento. Vamos a detalladamente leer la Biblia, entonces en varios lugares Por cuando todos han pecado y están destituidos de la gloria del Señor, siendo justificados gratuitamente por su gracia mediante la redención que es en Cristo Jesús.

El Señor no es porque hayamos orado o porque hayamos tratado o porque nos hayamos arrepentido sino que por la redención que es en Cristo Jesús, porque el Señor perdonó todos nuestros pecados, por la gracia de Dios, no hemos hecho absolutamente nada pero nos dejó justos, hemos sido justificados. Dios, si nos dice justificados, somos justos. ¿Amén? Si Dios nos dice que no tenemos pecado, no tenemos pecado pero ahora decimos:

“Pecadores, buscando el pecado que existe y no existe”; eso no es de beneficio. Nosotros, cuando Dios nos ama… Entre ustedes, ahora los sanos, bueno, pueden arrepentirse, confesarse pero cuando uno está enfermo no puede hacer ello. ¿Qué es lo que Dios hace?

El Señor Jesús, cuando murió en la cruz, no murió porque haya tenido pecado sino que murió en lugar de nuestro pecado. En ese momento, de antemano todos nuestros pecados para siempre fueron lavados. Leí la Biblia: la sangre en la que fueron lavados en la cruz no la derramó en este altar sino que la había derramado en el altar del cielo.

Se logró la eterna redención porque en esta tierra estamos en el espacio del tiempo; hay pasado, presente, futuro pero en el cielo, ya que estamos en un lugar eterno, no hay pasado, no hay futuro, solamente existe el presente para siempre, por lo cual todo lo que se logra en el cielo debe ser eterno.

Cuando morimos, este cuerpo que tenemos no es un cuerpo de la eternidad, es del tiempo, puede envejecer, puede morir; debemos de cambiarnos de este cuerpo. Aunque pasen millones, ese cuerpo que no se enferma, ese cuerpo que no envejece, que no tiene dificultad, así nos cambia y nos cambia con un nuevo corazón, con un nuevo cuerpo.

Aunque tengan incomodidad en este cuerpo, aguanten un poco más, ya cambiarán, Dios les dará un nuevo cuerpo, es la fe de creer en ello. Dios nos ha dado la eterna redención. No es por cabra sino por su sangre había logrado la eterna redención, entrando una vez para siempre en el lugar santo, ¿correcto? La eterna redención la había logrado en la cruz. De nuestros pecados, porque no importa que vivamos para siempre, no es que tenemos que arrepentirnos uno por uno: no conocemos todos nuestros pecados pero el Señor Jesucristo murió por nuestro pecado y con solo aceptar esa realidad en el corazón, sea quien fuera, sea cual fuera el pecado que haya cometido, puede quedar libre y todo lo ha cumplido. ¿Amén?

Dentro de Jesucristo en el año 1962, obteniendo el perdón del pecado, verdaderamente yo estaba afligido por el pecado y leí Levítico 4. En Levítico 4 aparece la manera en la que uno recibe la ofrenda por el pecado cuando el sacerdote comete pecado, cuando toda la congregación comete pecado, cuando el jefe de la tribu comete pecado; se divide en cuatro.

Yo soy un hombre común, leí lo del hombre común. Dice: “Si alguna persona del pueblo pecare por yerro, haciendo algo contra alguno de los mandamientos de Jehová en cosas que no se han de hacer, y delinquiere; 28 luego que conociere su pecado que cometió, traerá por su ofrenda una cabra”. Es como Jesús morirá por nuestro pecado; somos perdonados por el pecado.

Matando a la cabra, a la oveja, daban la ofrenda por el pecado y el Señor Jesús en adelante vendría derramando su sangre y nuestro pecado habría sido perdonado para siempre, nos explica aquello. Cuando Jesús muere en la cruz nuestro pecado es perdonado para siempre. ¿Amén? Todo ese pecado, ahora que se olvidaron, no hace falta que traten de arrepentirse y pidan perdón; no es uno o dos.

El Señor dice: “Una vez para siempre”, “habiendo obtenido eterna redención”. El Señor Jesús, cuando fue crucificado, para siempre lo ha lavado. Después de 10, 20 años, millones de años, había obtenido la eterna redención, entró una vez para siempre en el lugar santo; es increíble.

Yo, en el año 1962, entendí esta realidad y obtuve el perdón del pecado. Obteniendo el perdón del pecado, yo trataba de anunciar esto. En ese momento, cuando terminé el servicio militar, fui a Boeun de Daejeon. En Boeun de Daejeon ¿qué había ocurrido? En el internado de la universidad Chungnam, en la carrera de enfermería, las estudiantes recibieron la salvación, me invitaron y cada sábado iba a la carrera de enfermería para estudiar la Biblia, cada noche.

En ese momento teníamos la iglesia presbiteriana de Boeun y la hija de un anciano recibió el perdón del pecado. Esta hermana se llamaba Kim Hye Kyung. Fue en busca de su padre. Dijo: “Padre, hay un expositor muy bueno. Vamos a realizar una campaña” y en esa iglesia realizamos una campaña. Era una iglesia presbiteriana en donde estaba el pastor. Fui para realizar la campaña.

El pastor dijo que estaba ocupado y se fue a un lugar. Durante una semana realicé la campaña y todos los miembros recibieron el perdón del pecado, casi la mayoría; estábamos felices. Yo, las veces que tenía tiempo iba, juntaba a los miembros para hablar de la Biblia; en una, dos, tres ocasiones, así. Pasó como un año, por ahí. Ellos eran salvos, habían recibido el perdón del pecado.

Había algo raro. “¿Qué pasa? ¿Qué pasa?” Estaba angustiado, luego me di cuenta de que por estar bajo un pastor que no ha obtenido el perdón del pecado, continuamente él les dice que hagan algo. No hay nada que tengamos que hacer por el pecado porque Jesucristo acabó todo, solamente tenemos que creer que fuimos perdonados del pecado. “Ah, es así”, dije. ¿Qué pensé?

Por eso mi hija en el año 1972… Viene a ser el 25 de enero. Pasando un año, el 25 de enero, terminando su cumpleaños, de Gimcheon nos mudamos hasta Daegu. Empezamos la escuela misionera allí. Empezando la escuela misionera, aunque era difícil, en el año 1976 empezamos el seminario bíblico. Al comienzo eran dos estudiantes mujeres, tres estudiantes hombres; éramos como 25 miembros. Dijimos que empezaríamos el seminario.

—¿Qué es el seminario?

—Donde tenemos que formar a los misioneros.

—¿Dónde lo hará?

—En la iglesia –la iglesia era pequeñita.

—¿Qué comerán?

—Arroz.

—Usted no tiene ni qué comer. ¿Habrá comida?

Empezamos nosotros la escuela misionera; en el año 76 empezamos. Ahora en cada lugar, erigiendo iglesias, hemos predicado el evangelio para la salvación. Luego empezamos a enviar misioneros al exterior: a Alemania, a Estados Unidos enviamos. Ellos fueron para predicar el evangelio y había gente que recibía la salvación. Dentro de Estados Unidos tenemos más de 60 iglesias nuestras y alrededor de todo el mundo serán miles, serán miles de misioneros que sean enviados para predicar el evangelio.

A donde vayan todos dicen que tienen que arrepentirse, hacer algo, que nosotros tenemos que hacer algo. Poco a poco en el mundo entero ahora saben que el evangelio que

anunciamos es correcto. Mucha gente que nos critica dice que somos secta, hay de que hay pero una vez me enojé. Una persona dijo que éramos secta y los hermanos la denunciaron. Estábamos realizando la campaña en Jamsil. Alguien se arrodilló delante de mí y me pidió perdón.

—No importa, no importa –le dije.

—Discúlpeme, discúlpenme.

No sabía ni quién era. Era un joven, era un pastor. El pastor dijo que no importa. Los hermanos dijeron:

—No, usted tiene que ser castigado.

Pagó la multa, fue castigado. Luego cuando alguien dice que somos secta, así hemos vivido; estábamos agradecidos ante Dios. ¿Por qué? El Señor Jesús por su sangre perdonó nuestro pecado para siempre, eso está escrito en la Biblia. Hoy en día la gente dice que tiene que arrepentirse. Sí, arrepentirse del pecado. Cierto, no es que uno tiene que confesarse nada más, arrepentirse nada más, tiene que…

Sí, Jesús recibió el castigo por nuestro pecado, eso es el evangelio. Por nuestro pecado no hay nada que tengamos que hacer sino que el Señor Jesús todo lo que hizo él fue crucificado y es aceptar con fe. Eso es el evangelio verdadero, ¿entienden?, con eso es suficiente para que uno vaya al cielo, con solo creer, ¿entienden?

Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria del Señor, siendo justificados gratuitamente por su gracia mediante la redención que es en Cristo Jesús. Dios, por su gracia; si nosotros pagamos la paga, no es gracia. A una persona que no hizo absolutamente nada: “Tú eres justa”, Dios le dice así. ¿Amén? Entonces si Dios le dice justo, sí es justo. Cuando uno lo cree de esa manera, con eso basta.

Mediante la gracia del Señor aquí dice que hemos sido justificados. El que haya sido justificado significa que no tiene pecado. “No, yo cometí mucho pecado”. No tiene pecado porque Jesús lo cargó en la cruz; lo acepta, lo cree de esa manera, entonces nos despojamos en nuestro corazón del pecado. En el año 1962, obteniendo el perdón del pecado, este evangelio hasta hoy en día vamos predicando.

Hoy en día muchos pastores han venido hacia nuestro lado, muchos países del mundo entero regresan hacia este evangelio y dicen que esto es la verdad; estamos agradecidos. Bien no sé pero la mayoría de las personas que están aquí, todos habrán obtenido el perdón del pecado. Si hay entre ustedes quien no obtuvo el perdón del pecado, no traten de hacer algo para obtener el perdón del pecado sino que ya se ha recibido el castigo por el perdón del pecado. “Ya he sido perdonado, entonces fui lavado”; creer de esa manera basta. ¿Amén? Alce la mano el que todavía es pecador. Hermano, quería levantarla y después la bajó.

Señores, Dios cuando nos salva para que no hagamos nada y con creer nada más se logre así lo hizo pero así, aunque lo haga así, hay mucha gente que no puede creer. Simplemente tenemos que creer que Jesús lo perdonó en la cruz, así lo dejó él. Claro, hay carencia, deficiencia, así somos nosotros pero no por eso el pecado dejó de lavarse.

El Señor ha pagado toda la paga por el pecado en la cruz y ha logrado la eterna redención “no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención”. Simplemente, si hay algo que quieran hacer, agradezcan a Jesús por lavar todo el pecado de ustedes porque no nos dejó nada de pecado, nos dejó limpios.

El creer en ello es la verdadera fe. Entre ustedes: “Ah, no sé si mi pecado fue lavado sí o no”. No piensen de manera difícil. Si en la Biblia dice que fuimos lavados, hemos sido lavados. En la Biblia si el Señor dice que no se acuerda de nuestros pecados, significa que no se acuerda. Por la sangre del Señor Jesús fuimos lavados.

Dejando todo a un lado, si en la Biblia está escrito de esa manera, nuestro pecado ha sido lavado, ¿entienden? “Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”. El Señor hoy nos dice: “Hermano, tú eres justo; hermana, tú eres justa, tú eres limpia”. Si el Señor nos dice justos, tenemos que creer simplemente; el Señor nos dice justos, entonces es cierto que somos justos.

El Señor dice que el pecado fue lavado, entonces fue lavado. No oír la voz de Satanás, no decir otra cosa sino que si Dios me dice que me lavó, Dios me dice que soy justo, Dios me dice que me dejó limpio, entonces yo soy limpio. Simplemente sí, ustedes lo tienen que creer y ya. Hoy esta noche el coro ha venido y nos ha dado una música tan bella. Todavía Satanás nos engaña: “Pero igual tú tienes que seguir haciendo algo, tú tienes que hacer lo bueno”. No me refiero a que no hagan cosas buenas pero el obtener el perdón del pecado no lo logramos por cosas buenas sino únicamente por la sangre de Jesucristo, con eso es suficiente porque la derramó por nosotros.

En el corazón de ustedes, de ahora en adelante, anunciando este evangelio… En muchas iglesias hoy en día dicen que son pecadores. Cometiendo pecado es obvio que le digan pecador; es obvio que somos pecadores porque cometimos pecado pero Jesucristo ya fue castigado y hemos sido lavados pero si decimos que somos pecadores significa que él fracasó. La cruz de Jesús no fracasó: nuestro pecado ha quedado más blanco que la nieve. ¿Amén?

¿Todos ustedes son limpios? ¿Todos son santos? ¿Quién los dejó así? Amén. Ni una pizca de algo hemos hecho. No debemos tratar de hacerlo nosotros, solamente Jesucristo lo ha hecho. Creyendo en ello quiero que vivan en medio del resplandor.

Por alguna equivocación puede que ustedes cometan pecado, por eso el Señor Jesús dice: “Y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención”. El Señor Jesús había lavado nuestro pecado para siempre. ¿Amén? No se preocupen, regresen a su casa en descanso por favor. No quieran suicidarse porque quieran ir rápido al cielo. Vayan al cielo cuando el Señor les llame. El Señor estará feliz.

Vamos a orar. Dios, Padre amado, Satanás nos engaña y nos da a entender como que tengamos que hacer algo, nos hace sentir que tenemos que lograr algo para sentir satisfacción pero, es maravilloso: el Señor, crucificándose, nos dejó blancos como la nieve de nuestros pecados. Señor, estamos agradecidos porque estamos dentro de este evangelio.

En Seúl hay mucha gente que sufre por el pecado. Señor, queremos anunciar el evangelio a ellos, abra el camino. Aceptando este evangelio, ahora queremos que puedan despojarse del pecado y que puedan obtener la bendición eterna, el perdón del pecado.

Señor, le agradecemos porque nos rescató del pecado; ante el Señor que ha logrado la eterna redención en la cruz, le agradecemos. Estaremos de manera momentánea en la tierra y luego iremos al cielo. Queremos alabar al Señor.

A todos los hermanos que están aquí queremos que les dé la bendición y les dé la gracia. Todos nosotros, anunciando este evangelio, en medio del pecado que no haya nadie que sufra. Queremos que nos ayude. Glorificamos al Señor. Oramos en el nombre del Señor Jesús. Amén.

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