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Bautizados & enviados

La Palabra de Dios

en la Misión

María Hilda Oliva Alvarado, mla

Querida familia misionera, Padrinos y Madrinas, soy Misionera Laica Asociada (mla) a Misioneros de Guadalupe y tuve la oportunidad de trabajar tres años en Pucallpa, Perú, desde agosto de 2018 hasta julio de 2021. Fue una experiencia inolvidable; a mi regreso a México, estuve cinco meses, y nuevamente, por gracia de Dios, salí a Misión el 6 de diciembre de 2021, ahora, a Brasil.

Misioneros de Guadalupe tenía una Misión en Perú y otra en Brasil, pero cuando se llevó a cabo el XI Capítulo General del instituto, se visualizó tener una sola misión, inspirados en la Exhortación Apostólica Querida Amazonia. Este año, con la bendición de Dios, se dio inicio a la nueva Misión de la Amazonía el pasado 19 de marzo, conformada por algunas parroquias del Vicariato Apostólico de Pucallpa, en Perú, y otras del Vicariato de San José del Amazonas; y en Brasil, por otras parroquias de la Diócesis de Alto Solimões. Fui nombrada para trabajar en la región de Tabatinga, que pertenece a la Diócesis de Alto Solimões, sede del obispo, donde se encuentra la Catedral de los Santos Ángeles Guardianes. El territorio abarca 143 970 km2 y se divide en ocho parroquias.

Este año, del 3 al 8 de enero, estuve compartiendo la segunda reunión general de la Pastoral Ticuna, una reserva indígena considerada la mayor del país, con más de cinco mil habitantes de esa tribu. Fueron cinco días de compartir y escuchar los desafíos de cada población.

La Iglesia de Brasil trabaja con sus directrices generales de acción evangelizadora y éstas fueron la base de la reunión pastoral: la Palabra de Dios, el pan, la caridad y la acción misionera.

Gracias a Dios, contamos con la participación de más de 204 personas, provenientes de 27 comunidades indígenas ticunas. Asistieron diferentes servidores: ministros de la palabra, catequistas, agentes del diezmo, coordinadores de grupos, caciques y jóvenes en general.

La Palabra de Dios es un pilar para la labor misionera, y los coordinadores del encuentro hacen énfasis en su importancia. Fue un trabajo intenso durante toda la semana y la comunidad ticuna cuenta con su propio dialecto, y aunque algunos de los participantes hablan español y portugués, la mayoría sólo practica esa lengua, lo que fue un enorme reto. Pero esa barrera del lenguaje no me impidió constatar el gran amor, cuidado y, sobre todo, las ganas de querer aprender de la Palabra de Dios y el gran respeto que le tienen.

La Palabra de Dios logra convertir corazones, es el motor de nuestra Iglesia y de nuestras vidas.

Este septiembre, considerado mes de la Biblia, los invito, Padrinos y Madrinas, a dedicar un momento especial a diario para encontrarse con ella, ¡ya verán cómo cada día aprenderemos algo nuevo!